La esclava de Roma - La mazmorra

La venganza de César sobre su esclava.

César se llevó a Lucrecia, desnuda y encadenada, a la casa de Domine. Claro que antes de todo eso debería pasar por casi toda Roma.

La gente se reía y la miraba con deseo, se sentía exhibida por su dueño...bueno, por César.

Lucrecia, todavía con la cabeza gacha, dirigió su mirada hacia César ; sus ojos estaban llorosos.

-Existe un motivo por el cual no acepté ser su sumisa, señor-se excusó Lucrecia

-Cuando oir ese motivo me complazca en algún aspecto, te lo pediré. Hasta entonces, permanece con la boca cerrada-César mantuvo silencio durante unos segundos-esclava.

Llegaron a la casa de Domine, y la mirada de Lucrecia mostró el terror en sus ojos.

-¿Qué? ¿Con Domine? No, por favor.

-Demasiado tarde para súplicas.

Domine se acercó con mirada de odio e indiferencia, y se llevó a rastras a Lucrecia, quien miraba suplicante a César.

César se fue de ahí, y Lucrecia intentó con todo su aliento gritar :

-¡César! Mi motivo es el amor. Estoy enamorada de alguien.

Él la oyó, pero le fueron indiferentes sus palabras.

Lucrecia fue llevada a rastras a la mazmorra de la casa de Domine, y fue atada con cadenas (brazos y piernas abiertas).

En Roma, si más no en esa época, el vicio era lo más poderoso que tenía un cuerpo humano. Después del poder en la arena, claro. Un gladiador era tratado como

un Dios, y Lucrecia había tratado al mejor de ellos como a un perro, y lo pagaría...de forma inimaginable por su mente inocente.

Fue atada mirando hacia la pared, si entraba a alguien debería intuirlo por el olor o por el ruido. No por los ojos.

Estaba temblando ; hacía un frío horrible en esa época. Y de pronto, para su sorpresa, fue vendada de ojos.

Quien le puso la venda, empezó a masturbarla con el dedo índice y corazón, acto seguido metió el pulgar en su culo.

Ella intentó quejarse, pero solo oyó risas.

-Por favor, pare, se lo suplico señor.

-¿Señor?-rió la voz

Era claramente una mujer, Lucrecia nunca había pensado en hacerlo con una mujer.

Fue arrodillada, y quien la estaba masturbando la obligó a aplastar su cara contra el coño húmedo de esa mujer.

A pasar de las lágrimas que tenían los ojos bajo la venda, Lucrecia empezó a lamer el sexo de esa hembra en celo. Su risa sádica demostraba que haría lo que

quisiera con Lucrecia.

De golpe sintió una buena polla dentro de ella ; no solo una mujer iba a forzarla esa noche.

Fuera, las estrellas, observaban desde lo más alto la miseria de Lucrecia.

El hombre que la estaba poseyendo era César, pero Lucrecia creía que era la polla de Domine quien la penetraba.

El extrangero se corrió dentro de ella, y se fue.

La mujer le dio un golpe en la cara, cariñoso pero de superioridad, y se fue riéndose sádicamente.

-Duerme, zorra. Quizá mañana despiertes con un coño en la boca y una polla en tu tripa. Quizá muerta. Quizá siendo masturbada o escupida por miles de hombres.

Lucrecia pasó casi toda la noche llorando, pero no tuvieron piedad con ella ; ordenaron a una esclava empezar a masturbarla, luego cambió y fue otra de las

esclavas, y así durante 24h. Fue el peor día de su vida ; el sexo forzado era asqueroso, pero aquello era cruel.

Despertó siendo masturbada, pero no por un desconocido, si no por su hermana. Lidica. La mujer que se fue de casa siendo pequeña.

-Lo siento, hermanita. Me obligan a masturbarte.

Lucrecia tuvo un orgasmo increíble a menos de su hermana, quien besó su húmedo sexo y se fue con la expresión facial nula.

Su hermana desapareció, y nunca más volvió a verla. Fue decapitada por traición.

Una nota se encontraba en la mazmorra donde vivía ahora Lucrecia, al cual decía : "No debo ser tu dueño para joderte, zorra, te seguiré atormentando el resto de

tus días".

Lucrecia era incapaz de comprender por qué ese hombre quería su desgracia, ella solo quería volver con él. Era peor la casa de Domine que la de César, más que nada

por las compañías.

Al día siguiente se celebró una cena importante, en la cual asistiría toda Roma. Solo los que representaban algo importante en ella, claro.

Lucrecia fue desnudada y usada como esclava durante toda la cena ; la gente dejaba las copas encima de su espalda obligandola a estar a 4 patas, la azotaron con un

látigo cuando se le cayó una de las copas encima (se mojó, y tuvo frío, pero era una simple esclava). Domine quiso calentarla, así que le metió un hielo en el coño,

otro en el culo, y otro en la boca.

Le ató una cuerda en el cuello y empezó a masturbarla.

Ese momento fue, aunque era violación, verdaderamente excitante, incluso para Lucrecia fue algo excitante.

Lucrecia perdió la dignidad en el momento en el cual la desnudaron y la empezaron a golpear miles de hombres, y ella se limitó a llorar en el suelo.

Una mujer la obligó a abrir su pequeña boca, y dejó caer saliva dentro : si no se la tragaba tendría un castigo de mil latigazos, así que obedeció sin rechistar.

Ahora entiendo porqué debía de ser sumisa de César.

Lucrecia fue llevada de vuelta a la mazmorra, y encadenada. Domine apareció detrás de ella y empezó a golpearla con la palma de la mano en el coño.

-Se te cayó una copa, y eso te quitó puntos. ¿Que debería hacer contigo? Ya sé. Dormirás desnuda, abierta al máximo de patas, y te comerán el maldito coño durante TODA la noche-dijo Domine, remarcando la palabra TODA

Así fue como se durmió Lucrecia ; siendo lamida, consiguió dormirse. Y de la misma forma despertó. Eso era una verdadera tortura.

Domine ató a Lucrecia en una cruz de metal, y empezó a pegar su espalda y su culo perfectos con un látigo.

Le dejó dolor en las nalgas, pero eso a él le era indiferente.

-¿Por qué este castigo, Domine?

-Te vas. Quiero que tu marca quede en tu puto y asqueroso culo.

Domine pasó la lengua por toda y cada una de las partes del cuerpo de Lucrecia, y al terminar le dio una palmada en el culo.

-Puedes marcharte.

Lucrecia salió al patio de la casa, desnuda, delante de esa fuente, esperando a alguien.

César apareció detrás de ella, la empezó a ahogar del cuello, y se desmayó.

Despertó atada y desnuda, pero esta vez fue entre la paja de casa de César.

-Mastúrbate-oyó sin todavía ver del todo bien

Abrió bien los ojos, y vio a César mirandola fijamente. Empezó a masturbarse.

-Mientras te masturbas, ¿Por qué no quieres ser mi sumisa?

-Amo a alguien. No puedo ir por ahí siendo sumisa de nadie.

-Maldita zorra...Encima vas de romántica.

-Pero quiero ser su sumisa. Le suplico ser su sumisa. Quiero ser humillada por usted.

César vio por primera vez sinceridad en los ojos de Lucrecia.

-Veo que ya no eres una necia, empiezas a comprender algunas cosas-añadió él-.A partir de hoy, te doy el privilegio de llamarme amo. Pero no te confundas, para mi sigues siendo escoria. Una esclava a la que follarme. Por cierto, tu amo vuelve a la arena. A partir de hoy eres la sumisa del mejor de los gladiadores. Pero no dudes que si algún día deseas librarte de tu esclavitud pienso usar mi espada contra tí, ramera.

Lucrecia tuvo que dormir con las piernas en la pared y la espalda en el suelo : la posición más incómoda jamás vista.

Pero era el castigo...su castigo.

El castigo por amar a alguien.

Lucrecia era una sumisa, y nada más que eso. Y ahora tenía a alguien a quien llamar amo.

Una sumisa vive para servir. Pero Lucrecia...Lucrecia servía para vivir. Y vivía para servir. Un círculo que la convirtió en sumisa total de su AMO.

Continuará....

[ Acepto consejos de cualquiera de ustedes, gracias :) ]