La esclava de Esther (3) y ultimo

Cuando ya el pitillo se acababa, se acerco a Carmen y con una mano le obligo a abrir la boca, clavándole sus largas uñas en la piel de la cara, mientras que con la otra apagaba el cigarrillo en la lengua de su esclava. En la hermosa cara de Esther se dibujaba una cruel y sádica sonrisa de placer.

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LA ESCLAVA DE ESTHER (3) último capitulo

Habían pasado algunos meses, Esther era ya una cotizada modelo internacional, en el mundo de la moda y las pasarelas era conocida por su arrogancia y soberbia además de por su extremada belleza. Sus ingresos habían aumentado sustancialmente, era muy rica y famosa, esto hizo que tuviera de contratar los servicios de un guardaespaldas que la acompañaba a todos partes.

Carmen había olvidado por completo a su madre y dedicaba todas sus energías en satisfacer los crueles deseos de su amada Diosa.

Esther hacia numerosos viajes a las grandes capitales de la moda para participar en los desfiles que allí se organizaban, siempre llevaba consigo a Carmen para que fuera ella la que la atendiera en las lujosas suites de los grandes y caros hoteles en los que se hospedaba.

En la pasarela, Esther era admirada, envidiada i deseada. En los camerinos temida por su despótico carácter. Algunas veces se hacia acompañar por Carmen para que fuera ella la que le sirviera sus caros caprichos, como hacerse traer ostras acompañadas de champán francés o autentico caviar ruso, llenar el camerino de flores o de caros perfumes.

El resto de personal, maquilladoras, modistas etc... , solían compadecer a Carmen cuando la hermosa modelo la insultaba y humillaba en público.

Para Carmen llego el día de la prueba definitiva de su sumisión y entrega hacia Esther.

Esther invito a cenar a su casa a un amante, un chico joven como ella, musculoso y totalmente rasurado, era un modelo que trabajaba en la misma agencia que ella.

Esther se había hecho vestir por Carmen con un sugerente y sexy mini-vestido dorado que le dejaba los hombros y gran parte de la espalda, hasta donde empieza la rajita del culo, al descubierto y por la parte delantera hacia que resaltaran sus perfectos y redondeados pechos. Como siempre en ella llevaba calzados unos altísimos zapatos de tacón aguja, dorados también como su vestido.

Carmen les servia la comida, en esta ocasión llevaba puesto el uniforme de doncella.

Durante la cena los dos modelos se daban largos besos en la boca y en diferentes partes de sus preciosos cuerpos, ante la atenta mirada de Carmen que empezaba a sentir celos del amante de Esther.

Los dos continuaron divirtiéndose y riendo juntos, ignorando por completo la presencia de Carmen, si no era para mandarle servir alguna cosa, ella no perdía detalle de los juegos que su Ama realizaba con su amante.

Ya en los postres, Julián, que era como se llamaba aquel fornido modelo, saco una pequeña cajita que regalo a Esther. Era un anillo de brillantes, Julián pidió entonces a Esther que alzase su hermoso pie, lo despojo del zapato, le puso el anillo en el dedo índice del pie y lo beso y lamió largo rato.

Carmen reaccionó de una forma totalmente desesperada, como haría cualquier amante celosa. Dejo caer una bandeja de nata y fresas encima de Julián. Esther, furiosa, le propino una tremenda bofetada a la vez que le gritaba.

Inútil!, estúpida!, ya estas limpiando esto inmediatamente!.

Mientras Julián se despojaba de su ropa manchada. Los dos, Esther y Julián, se retiraron a un cómodo sofá de piel negra donde continuaron con las caricias y los besos. Esther ordeno a Carmen que les trajera otra bandeja con nata, fresas y champaña.

Cuando Carmen vino con la nueva bandeja la hizo desnudar y ponerse de rodillas a su lado aguantándola, mientras ellos dos ya casi desnudos jugaban poniéndose fresas con nata en diferentes partes de su cuerpo que luego chupaban y lamían.

Luego Esther hizo poner la bandeja que aguantaba Carmen en el suelo, agarro la botella del caro champaña y se lo derramo en el pie en que lucia el anillo. A lo que Julián no dudo ni un instante en lamérselo.

Los dos amantes se susurraban cosas al oído mientras se reían y miraban de reojo a Carmen. Esther se levantó y tirando de la cadena del collar que llevaba puesto le acerco la cara hasta la polla de Julián.

Entonces le dijo.

-Veamos perra, que tal se te da lamer pollas!.

-No por favor Alteza, no me obligue ha hacer esto, suplicaba Carmen. Pero Esther estaba dispuesta ha humillarla y ha castigarla por su rebeldía.

Mientras le decía.

-Creo que te deje claro que yo podía mantener relaciones cuando y con quien me diera la gana verdad, estúpida?, mientras tú te debes a mí completamente.

-Por favor Majestad perdóneme, seguía suplicando Carmen.

Pero Esther la obligo a tragar la polla de su amante, mientras le decía

-Chupa perra, lubrica la polla que me va a dar placer.

Cuando estimo que Julián ya la tenia lo bastante dura aparto a Carmen con violencia y de una patada le mando arrodillarse ante ellos.

-Perra! contempla como follan los Dioses, porque tú jamás podrás hacerlo, jajaja, se rieron los dos modelos.

Mientras follaban y jadeaban de placer, Esther acerco un pie a la boca de su esclava y le ordeno que se lo lamiera y besara. Carmen saboreaba con pasión los bellos dedos del pie de Esther, recorría con su lengua el empeine, la planta y volvía a sus perfectos dedos.

Esther y Julián alcanzaron un orgasmo simultáneo, Carmen también estuvo a punto de correrse pero se reprimió porque su dueña no le había dado permiso para ello.

Exhaustos saborearon entonces un trago de Champaña. Esther llevo a Carmen a una columna que había en una esquina del salón, le ato las manos a unas anillas que salían de ella y le encasto en la cabeza una muy ajustada capucha de látex en la que había un pequeño orificio para los ojos y otro para la boca pero no para la nariz, que le quedaba completamente tapada. Entonces se la ofreció a su amante para que la azotara.

Julián agarro un látigo corto de cuero que Esther había adquirido hacia pocos días y azoto la espalda de Carmen, que no le hacia nada de gracia que fuera él y no su Diosa la que la castigara. Esther los contemplaba sonriente sentada cómodamente en un sillón mientras encendía un cigarrillo.

Cuando ya el pitillo se acababa, se acerco a Carmen y con una mano le obligo a abrir la boca, clavándole sus largas uñas en la piel de la cara, mientras que con la otra apagaba el cigarrillo en la lengua de su esclava. En la hermosa cara de Esther se dibujaba una cruel y sádica sonrisa de placer.

Después de una tanda de treinta azotes, Julián, que se había vuelto a excitar enormemente, pensó que ya había castigado suficientemente a Carmen, pero Esther agarro el látigo y continúo azotándola ordenándole que a cada latigazo le diera las gracias.

La piel de la espalda de Carmen estaba muy roja a punto de brotarle la sangre. A causa de la capucha respiraba con dificultad, ya que lo tenía que hacer por la boca y a la vez dar las gracias a su Reina.

Julián pidió a Esther que cesara el castigo para no lastimarla demasiado, pero ella, muy excitada le contesto que el castigo debe aplicarse hasta un poco mas del límite aconsejado. Y así lo hizo, hasta que la espalda de Carmen quedo completamente marcada y con unas trazas de sangre.

Carmen fue desatada y cayo exhausta al suelo, con una voz muy tenue suplico que le dieran agua, Esther le quito la capucha y se sentó encima de su boca y le ordeno que le limpiara el coño del semen de Julián.

Una vez se corrió en la boca de Carmen, le dijo.

-Abre bien la boca esclava! vas a tragar el mejor champán de tu vida, acto seguido orino dentro de ella lanzando una enorme carcajada.

Julián se manoseaba la polla viendo aquella morbosa escena y cuando también estaba a punto de correrse, Esther agarrando la cabeza de Carmen le obligo a tragarse nuevamente la polla de Julián que esta vez sí se corrió en su interior.

Los días siguientes fueron muy monótonos, Carmen se encontraba muy magullada debido al castigo que le había aplicado su Ama.

Esther tuvo que viajar a varias ciudades para hacer pases de modelo.

Debido a la mala alimentación, los castigos y los pocos cuidados que Carmen tenía de ella misma mostraba un aspecto demacrado, había adelgazado considerablemente y aparentaba ser mucho más mayor de lo que era en verdad.

-Esclava! esta semana tengo que ir de viaje pero no vas a venir conmigo, me avergüenzo de llevarte por lo fea y vieja que eres, me das asco, entiendes?.

Esther escupió en la cara de la pobre Carmen, esta saco su lengua y lamió con devoción la saliva de su Diosa.

Jajaja, que patética eres, esclava. No te has visto en el espejo que cara mas asquerosa tienes?

-Pídeme perdón por darme asco estúpida!.

Entre sollozos Carmen suplico a su Diosa que la perdonara por darle asco.

  • perdón Alteza Real por darle asco.

Esther se complacía humillando y vejando a su esclava. Mientras seguía suplicando y lamiendo los zapatos. Esther le comunico.

  • Te vas a quedar aquí, pero no pienso dejarte correr por mi casa a solas. Te quedaras encerrada en tu habitáculo hasta que yo vuelva, mientras tanto comerás arroz hervido, verduras y comida para perro que te he comprado, jajaja.

Las salidas de Esther se hacían cada vez mas frecuentes, Carmen desesperaba encerrada en su cuartucho hasta que un día Esther le dijo.

-He decidido prescindir de ti.

Aquellas palabras se clavaron en el corazón de Carmen como una daga.

-Pero Alteza, por favor, que no le sirvo bien?

Esther le dio unos azotes por hablar sin su permiso, y luego le dijo que se fuera de su casa inmediatamente.

Ante las dudas de Carmen Esther llamo a su guardaespaldas y le dio la orden de echar a Carmen inmediatamente y sin contemplaciones.

Carmen conmocionada se hecho a llorar, pero ante la indiferencia de Esther y la fuerza de su guardaespaldas no tubo mas remedio que abandonar el domicilio.

Ando horas, sola por la calle, al final fue a casa de su madre, pero allí había otra gente. Los vecinos le contaron que su madre había muerto hacia unas semanas, como no la habían podido localizar, los dueños del piso lo alquilaron a otras personas.

Carmen estaba destrozada y desorientada, era invierno, hacia frió, tenia hambre y rebusco en las basuras, volvió a casa de Esther dispuesta a suplicarle, a rogarle que la acogiera otra vez.

Llamo al timbre, pero nadie respondió. Esperó en la calle, pasaron horas, al final vio que se paraba un Rolls Royce y el chofer abría la puerta, Carmen vio bajarse a Esther, la acompañaba una chica joven cargada de paquetes y con la cabeza rapada, comprendió entonces que era su nueva esclava.

Esther se la veía pletorita como siempre, llevaba puesto un abrigo de cuero negro que le llegaba hasta los tobillos en conjunto con unas largas botas de cuero negro y brillante que le llegaban hasta mas encima de las rodillas, de taco metálico alto y muy fino. En una de ellas lucía un collar de brillantes.

Carmen corrio a postrarse de rodillas frente a Ella, le beso las botas y le suplico que la volviera a acoger. El guardaespaldas de Esther la quiso apartar pero la bella modelo se lo impidió y dejo que Carmen se humillara a sus pies mientras Ella la observaba sonriente y complacida.

  • Veo que no has perdido la costumbre de adorarme!

La gente que pasaba por la calle se quedaba mirando aquella morbosa escena, aquello agradaba enormemente a Esther y acrecentaba mas su soberbia y vanidad.

  • Me he quedado sola, no tengo nada ni ha nadie, mi madre murió. Estoy dispuesta ha hacer cualquier cosa Majestad, aun que sea arrastrarme todo el día a sus pies lamiendo y besando el suelo donde pisa.

Esther se rió de ella.

-Ya te dije que yo no era de ninguna entidad benéfica, ni soy alma caritativa para recoger indigentes piojosas y pestulientes como tú.

Aparta asquerosa!.

De una fuerte patada en los labios que la hizo sangrar la aparto de su camino.

Carmen grito.

-Por favor mi Diosa! si no me acoge me quito la vida!.

A lo que Esther contesto

-Muérete perra! Jajaja

El taconeo de las botas de Esther se fue alejando. Durante unos metros Carmen siguió arrastrándose a cuatro patas tras ella y suplicando piedad, pero la bella Esther hizo caso omiso de sus suplicas.

Desorientada deambulo por las calles, pidió caridad y con el dinero pudo comprar unas botellas de alcohol. Delante del edificio donde vivía Esther se roció el líquido y se prendió fuego, nada se pudo hacer para salvarle la vida.

Entre sus escasos pertrechos se encontró un mensaje.

"Por mi Divina Reina"

Esther, supo que lo había hecho por ella, se sintió todavía más Diosa si cabe, sonrió orgullosa y satisfecha. Ni un gramo de compasión ni de arrepentimiento, al contrario, Esther pensaba que había personas como ella que habían nacido para ser servidas y adoradas por gente como Carmen que existían para cumplir sus deseos.

Mientras pensaba en ello, se excito y llamo a su nueva esclava para que le hiciera sexo oral, Esther alcanzo un delirante orgasmo como jamás lo había tenido antes.

FIN