La entrevista del tren. Parte 3
Celia sigue con sus aventuras con Enrique y Fernando. Las partes se pueden leer de forma independiente pero para conocer mejor los personajes entrad en mi perfil.
18/05/2015
Al llegar a casa no dejaba de darle vueltas a lo que había pasado en la oficina, tenía un gran lio en la cabeza. Debería coger el trabajo y seguir con lo que Enrique tuviera en mente o dejarme de tonterías y centrarme en mi carrera profesional. Pero en este caso mi carrera profesional va de la mano de mi carrera sentimental. Tengo un cacao mental que realmente no tengo ni idea de qué camino tomar.
19/05/2015
Anoche soñé con el imbécil de mi ex. Supongo que volver a conectar con alguien en el terreno íntimo tiene mucho que ver con que me acuerde de él, aunque sea para mal.
Me engañó dos veces con dos mujeres diferentes y lo perdoné sí, porque en ese momento los puntos positivos de la relación superaban a los negativos a pesar de que me hubiera engañado, mis sentimientos hacia él eran muy fuertes. Lo peor de engañar a una persona no es el engaño en sí, sino el que esa persona no tenga el valor de decírtelo de frente y te acabas enterando por terceras personas, también duele mucho la posterior desconfianza que hace que la relación se vaya resquebrajando ya que a cada llamada o mensaje que recibe la otra persona te da lugar a pensar con quien estará hablando. Pero definitivamente lo peor de que te engañen es como te sientes como mujer. Piensas que no vales para nada y lo peor de todo es que muchas veces intentamos buscar una explicación dentro de nuestra relación para ver qué es lo que ha fallado, y ahora que ya lo veo todo desde fuera tengo que decir que no es culpa nuestra sino del que es infiel que en lugar de aceptar los problemas y solucionarlos busca la salida fácil.
No quiero recordar esa parte de mi vida que ya dejé atrás y no porque yo quisiera realmente sino porque estuvo a punto de engañarme de nuevo hasta que lo pillé, ese fue el momento en que decidí dejarlo y dar un rumbo nuevo a mi vida.
Voy a coger el trabajo, tengo que cogerlo, quiero que mi nueva vida comience en esa empresa y por supuesto quiero seguir de la mano de Enrique, no solo en el plano sexual que ya hemos conectado muy bien sino también en el profesional, es una gran oportunidad.
Posiblemente esta será una de las últimas páginas de mi diario, quiero dejarlo todo atrás y mirar solo hacia delante. Para eso voy a llamar Enrique y voy a aceptar el trabajo.
Hoy es mi primer día de trabajo, voy realmente nerviosa. No quiero que pase nada con Enrique al menos de momento y menos en la oficina en la que vamos a trabajar, los rumores se extienden muy pronto. Aunque no dejo de pensar en todo lo que ocurrió con él en el despacho y se me mojan las braguitas al recordarlo.
Tengo que volver a coger el metro ya que me pilla algo lejos de casa, a pesar de que el último día me dijo que no volveríamos a vernos en el vagón y que iba andando al trabajo, no pude evitar imaginar que me lo encontraba allí. También pensé en bajarme una parada antes de la mía para ver si me lo encontraba y conseguía entablar una conversación normal en la que no acabáramos revueltos y sin ropa. Pero parecería que estoy un poco obsesionada y no es así. Si quiere algo que venga él a mi. Voy a ser la persona más profesional que ha conocido y no voy a rebajarme a mis instintos más básicos… esta es la teoría a ver cuánto dura en la práctica.
Al llegar a la oficina me presentan a Margarita la que va a ser mi secretaria.
-Celia, soy Margarita. Ven por aquí te voy a enseñar tu despacho. Aquí somos como una gran familia y pronto tú serás parte de ella. No te preocupes por nada yo estoy aquí para ayudarte a que te adaptes y para explicarte todas las funciones que tienes en este departamento.
-Gracias, espero estar a la altura de mi antecesora.
-Seguro que sí, hemos oído hablar muy bien de ti. Pasa por aquí te enseño tu despacho. Como puedes ver el despacho de la izquierda es el de Enrique, dentro tenéis un baño común que comunica los dos despachos. Por lo que si lo utilizas recuerda cerrar el pestillo de su puerta para que no pueda entrar.
-Lo tendré en cuenta.
-Esta mesa de aquí es la mía, cuando quieras contactar conmigo solo tienes que pulsar la tecla 1 del teléfono y podrás contactar conmigo. La primera campaña que tenemos prevista y por la que hay que luchar es por conseguir es muy importante ya que será la primera vez que la empresa quiere aparecer en televisión por lo que si conseguimos que les guste la campaña los tendremos durante muchos años más, se trata de la editorial Minotauro. Así que sin entretenerte más, te dejo los informes sobre tu mesa y para cualquier cosa que necesites me avisas.
-Gracias Margarita, me pongo a ello. Sabes si ha llegado Enrique, me gustaría preguntarle si ha comenzado ya o si tengo que empezar a llamar a la empresa.
-No aún no ha llegado, pero en cuanto llegue le digo que se ponga en contacto contigo.
Me siento frente al escritorio y me pongo a mirar antiguas campañas para ver el estilo que tiene la empresa. Después de mirar el reloj tres veces y con Enrique que aún no ha llegado, me entran ganas de ir al baño.
Voy al baño del despacho y cierro el pestillo de la puerta. Estoy mirándome al espejo y retocándome los labios cuando se abre la puerta del baño, en ese momento me quedo blanca ya que había cerrado el pestillo de la puerta, al mirar la puerta que se ha abierto me doy cuenta de que he cerrado el pestillo que no correspondía, tendría que haber cerrado el de su puerta y no el de la mía.
-Celia, que temprano ha llegado. No le han dicho que debía cerrar el pestillo para que yo no pudiera entrar.
-Realmente quería que entrara -por el amor de dios, que acabo de decir-.
-Así que quería usted que entrara al baño y podría decirme el propósito de que la pillara aquí en el baño pintándose los labios.
-Quería preguntarle por la campaña que tenemos entre manos y…
En ese momento me da un beso en los labios.
-Y que más señorita Álvarez.
-Pues quería ver que estrategias vamos a usar para conseguir la campaña -otro beso más y además me agarra el trasero para arrimarme a él-.
-De acuerdo entonces pasemos al despacho para hablar de estos temas, creo que el baño no es un lugar apropiado para esto.
Esta vez soy yo la que coge la delantera y cierra el pestillo de su puerta, él me mira desde el otro lado de la estancia con una media sonrisa y con una gran erección que ya se le nota a través del pantalón.
-Venga aquí, y siéntese sobre el lavabo.
Hago lo que me dice y empieza a besarme. Sus besos me recuerdan nuestro anterior encuentro y con solo imaginármelo me empiezo a poner muy caliente. Quiero que me lo haga allí mismo quiero correrme para él y sentir como se corre dentro de mi.
Sentada sobre el lavabo quedo a su merced para que haga conmigo lo que quiera, esta vez llevo un pantalón ya que mi intención era que esto no ocurriera. Me desabrocha el pantalón y mientras me sigue besando va tocando mi sexo por encima de mi ropa interior.
-Hoy me lo está poniendo difícil Celia, pero nada que no podamos solucionar.
Me desabrochó el pantalón y me lo bajo junto a mi ropa interior hasta los muslos, se agachó y se metió entre mis piernas y el pantalón. Al llegar a la altura de mi sexo, empezó a devorármelo como solo él sabe hacerlo, en menos de dos minutos me vine en su boca.
Al estar entre mis pantalones y yo la distancia que nos separaba era mínima por lo que al besarme notaba toda su erección que seguía aprisionada por su bóxer, tiré de ellos hacia abajo y su polla salió como un resorte apuntándome.
-Qué esté así solo es culpa tuya así que tendremos que hacer algo para remediarlo. Que me aconsejas.
-Por favor métemela ya, me estas volviendo loca.
Empezó a rozarse con mi entrepierna sin llegar a penetrarme.
-Vuelve a pedírmelo.
-Métemela ya por favor.
De un golpe me la metió entera y hasta el fondo, sin quererlo se me escapó un gemido de placer que él acalló con un beso. En ese momento volvió a sacarla y dejaba solo la puntita dentro mía.
-Más – solo acertaba a decir eso-.
De otro golpe volvió a llegar al fondo, otro gemido más mío y un pequeño gruñido de él. Repitió la misma operación, la sacó y me dejo solo la punta de su miembro dentro. Yo sabía lo que quería que le dijera y no me hice de rogar.
-Más.
Como un autómata respondió a mi petición y me ensartó con su miembro los dos nos fundimos en un profundo beso para acallar nuestros gemidos. Me agarró los pechos y me miró con una sonrisa pícara.
-Más.
Me respondió, pero esta vez no la sacó para que yo le pidiera más sino que empezó un bombeo constante y rítmico que hacía que me volviera loca estaba a punto de llegar al orgasmo cuando sonó su teléfono móvil. Oí de fondo como alguien le decía algo.
-No se preocupe Margarita, ya estoy reunido con ella, se le olvidó cerrar la puerta del baño y nos hemos puesto manos a la obra con la campaña, muchas gracias.
Mientras mantenía esa conversación por teléfono no paraba de bombearme, yo no sabía como acallar mis gemidos y el parecía que estuviera realmente en una aburrida reunión y no jugando con su polla en mi sexo.
Nada más colgar el teléfono me besó la oreja y me iba comiendo el cuello a la vez que ganaba ritmo en sus embestidas, como siempre antes de correrse unos gruñidos que salen de su garganta me avisaron de que su clímax estaba próximo a llegar. Empezó a correrse y se dio cuenta de que mi orgasmo aún no había llegado por lo que alargó sus embestidas hasta que conseguí correrme.
-Entonces quería usted que yo entrara al baño, pues avísame siempre que quiera que entre.
-Señor, no sé muy bien porque le dije eso, simplemente me equivoqué de pestillo y cerré el de mi puerta en lugar de el pestillo de la suya.
-Bueno yo no tengo problema en dejar ambos pestillos abiertos para nuestras diferentes necesidades, igual la próxima vez soy yo el que lo deja abierto para usted. Tengo que decirle que me gusta usted mucho.
-Si le gusto tanto podríamos dejar de llamarnos por nuestros apellidos y empezar a tutearnos.
-Me parece bien Celia, ahora vuelva a su trabajo cuando tenga alguna idea para conseguir la campaña pásese por mi despacho y las ponemos en común. Y si quiere usted, perdón, si quieres almorzar conmigo házmelo saber. Nos vemos luego.
Así sin más sale del baño y me deja allí con las piernas temblonas, no puedo evitar salir del baño con una gran sonrisa.
Me pongo con la campaña y a investigar sus libros para saber más sobre ellos, hay un par de libros que he leído y otros cuantos que me he puesto en la lista de pendientes. Pegan en la puerta, es un operario de mantenimiento, me informa que ha recibido órdenes del director de quitar el pestillo de mi puerta y de la suya, quiere saber si estoy de acuerdo con ese mandato, con una gran sonrisa le digo que proceda a hacer la tarea que se le ha encomendado y que ya hablaré yo con el director de la empresa para ponerle la pertinente queja.
Después de lo que ha pasado en el baño de la oficina no puedo concentrarme en mi trabajo, tengo en mente al señor Martínez, decido salir a comer con una amiga, por lo que tengo que coger el tren.
-Margarita, voy a salir a comer con una amiga. Volveré sobre las cuatro de la tarde. Si el señor Martínez pregunta por mi hágaselo saber. Gracias.
Me subo al vagón del metro, cuando yo entro sale ese hombre con el que estuve hace poco en su apartamento, el me mira y yo lo miro, pero cuando va a decir algol, se cierran las puertas del tren y se pone en marcha.
En el camino no puedo dejar de recordar lo que pasó con Fernando y como sin saberlo descubrí una parte de que no sabía que tenía.