La entrevista de mi mujer (2ª parte)

Mi mujer, para tener el trabajo que quería, tuvo que someterse al acoso de su futuro jefe.

La segunda parte del relato «La entrevista de mi mujer», sólo que no es una continuación, sino que esta vez el narrador soy yo.

Mi mujer llevaba mucho tiempo queriendo cambiar de trabajo, estaba en una empresa que parece no haberse dado cuenta que la esclavitud se abolió hace a

ños

. No sólo afectaba nuestra vida personal como pareja y para con nuestra hija, sino que además afectaba seriamente su salud. Yo le decía que me daba igual que no le saliera bien, pero que tenía que

intentar

buscarse otra cosa y ver si había suerte.

El problema es que ella siempre ha sido muy “poco femenina”, siempre va con pantalones vaqueros, camisetas muy sencillas, en invierno de vez en cuando algún vestido pero con mallas tupidas… vaya, que no se dejaba ver ni en verano. Una vez se fue con vaqueros y un jersey a una entrevista en una empresa que tenía muy buena pinta y obviamente la descartaron, no porqué no fuera capaz de desempeñar las funciones exigidas, sino p

or la presencia. Nos guste o no a todos nos importa tener una buena sensación al conocer a una persona y el aspecto físico influye. En el caso de las candidatas femeninas, no es porqué deban ir siempre enseñando el ombligo, pero en un primer encuentro has de desplegar todos tus encantos para que se fijen en ti. En una ciudad donde el trabajo escasea, todo vale para conseguir lo que quieres.

Luego está el que yo también quiero que mi esposa se vista sexy, no extremadamente sexy, sino que luzca su cuerpazo de forma elegante y sugerente. Llevaba mucho tiempo animándola a cambiarse el vestuario y poco a poco iba consiguiendo mi propósito. Un vestido corto, una falda tejana, una camiseta escotada, etc. Por fin,

cuando salíamos los dos solos empezaba a vestirse sexy. Yo me quedaba embobado al verla y me ponía muy cachondo cuando los hombres que nos encontrábamos por la calle se la quedaban mirando con cara de deseo. Y es que para sus 41 años está como un queso, se cuida, tiene unas piernas preciosas y unas tetas grandes, tiernas, con unos pezones gordos que te apetecen saborearlos nada más verlos.

Cuando llegamos de las vacaciones la llamaron para hacer una entrevista en una empresa muy cerca del colegio de nuestra hija, para un puesto que ella le gustaba, con lo que no dudé en ponerla en alerta para que fuera con todo para conseguir el puesto:

  • Que bien! Llegamos de vacaciones y puedes empezar curro nuevo, tienes que darlo todo cariño.

  • Si, ojalá y me salga bien.

  • Ya sabes lo que siempre te he dicho, dales toda la información de tus estudios y experiencia, pero también debes destacar el aspecto físico.

  • Lo sé, se que más de un puesto me ha costado el no ir un poco arreglada.

  • Es un hombre quien te hace la entrevista?

  • Si, por? No empieces…

  • Pues ya sabes lo que tienes que hacer.

-

Es que no estoy cómoda y me da mucha vergüenza.

  • Pero si muchas mujeres se visten con falda asiduamente para ir a trabajar, lo que tienes que hacer es dar una buena imagen en tu primer día y enseñar un poco de chicha y si te cogen, después vístete como te de la gana

,

pero hoy tienes que lucirte. Además, a lo mejor ni se fija, pero la buena sensación ya la has dado.

  • Tienes razón, a ver que me pongo…

Me fui con ella al vestidor y elegimos la ropa, una faldita negra a medio muslo, una blusa blanca un poco entallada y sus zapatos con un poco de tacón. Cuando se entró a la ducha le dije que se pusiera braguitas blancas, que eso me pone a mil. Ella sabe que me enciende el pensar que otro hombre le pueda ver las bragas y si son blancas mejor, es una debilidad que tengo.

Al ser verano la puerta del lavabo la tenía abierta y no dejaba de mirar de reojo para ver como se bañaba, como se frotaba esas tetas con las esponja enjabonada, como el agua caía por sus piernas, me daban ganas de irrumpir y follármela ahí mismo, sobretodo porqué nuestra hija hoy estaba con los abuelos.

Cuando terminó, la vi y estaba para comérsela, la falda le quedaba a una altura aceptable para estar sexy pero no de forma grosera. Ella me dijo que la veía un poco corta, pero yo le contesté que es por la falta de costumbre. Sólo de pensar que en un rato otro tío podría estar mirando las piernas de mi mujer

si él quería,

me estaba poniendo la polla bien dura.

Salimos a la calle y le di un beso con deseo de lo caliente que estaba, la vi subir al coche desde la calle y al sentarse se le vio todo, por un lado me puso a 100, ella me miró y sonrió pero en el fondo temía que se arrepintiera de la ropa escogida. Pero no, se puso en marcha y le desee suerte.

En ese momento me quedé i

maginando

l

o mucho que

me gustaría ver como le iba, si pod

r

ía observar como otro hombre la mira

ba

con deseo. La lujuria

empezó a invadir mis pensamientos, conocía la empresa, sabía que tenía una especie de patio exterior donde los trabajadores iban a tomar un descanso y estaba a pie de calle, no tenía mucho problema para acceder. Antiguamente trabajó un amigo mío allí y muchas veces quedábamos para algún tema breve. Sabía que ese patio tenía una ventana q

ue daba a

la sala de reuniones y puede que allí estuviera mi mujer. Porqué no? A la hora que era el encuentro no había nadie ya que la plantilla estaba en hora de trabajo. Decidí que iría a echar un vistazo para ver si podía observar alguna cosa.

De camino me iba poniendo nervioso, salí poco después que mi esposa y esperaba que no se percatara que estaba allí. Aparqué un poco retirado y entré en la empresa, disimulando, no había vigilante y el patio estaba justo a la entrada, pero la ventana estaba en un recoveco que no se veía desde l

a calle

. Me asomé con cuidado y allí estaban, de pie, justo acababan de acceder a la sala. Me quedé escondido mirando desde un rincón donde no se darían cuenta que estaba. Vi a mi esposa, que sexy, que buena está… la hizo sentarse en unos sillones que ha

y

delante de la ventana, piensa mal y acertarás, el hombre que le hacía la entrevista quería estar justo delante de ella para verle las piernas y lo que pudiera sin ningún obstáculo. Ya se me estaba poniendo bien dura, mi mujer sentada justo delante de ese tío con una falda más bien cortita, se le veía nerviosa, incómoda, normal, a ella no le gustan nada esas situaciones, pero a mi me pone muy, muy cachondo.

L

a entrevista seguía y mi mujer estaba más pendiente de no enseñarle las bragas al jefe de la empresa que no de la propia entrevista, en cierto modo la cosa iba bien, había topado con un individuo que

le había molado mi esposa y ya tenía muchos números para que la contratase. De pronto mi mujer cogió la carpeta que tenía apoyada en su regazo y la abrió buscando algún papel, pero se le cayeron más de la mitad al suelo, en ese momento hizo el gesto divino que ambos estábamos deseando que hiciera,

al agacharse

par

a impedir la inevitable caída, despegó las rodillas y se le vieron las braguitas blancas que llevaba puestas. Yo tenía tal calentón que empecé a tocarme por encima del pantalón, el señor se levantó para ayudarla y también para no desperdiciar la ocasión y verla más de cerca, lo cuál me sobrecogió y de que manera ya que mi esposa se había percatado que se le estaban viendo

las bragas

pero no hacía ningún gesto por taparse, la tía se estaba exhibiendo ante ese baboso!

El accidente en este caso no fue provocado, pero al ver que ahí seguía, abierta sensiblemente de piernas, me di cuenta de que ella también estaba aprovechando la operación “descuido” tal y como le sugerí, sólo que

nunca me la había imaginado accediendo a hacerlo, que suerte haber decidido venir a verlo in situ!

Cuando ya me estaba empezando a bajar la bragueta, la cosa mejoro hasta niveles extremos, el muy cabrón empezó a manosear a mi mujer! Lo tenía ahí delante acariciándole las piernas y yo sólo pensaba en masturbarme al ver ese espectáculo.

Inmediatamente le comentó algo y empezó a desnudarla, le quitó los botones de la blusa y le sacó los pechos y luego le subió la falda y le sacó las bragas.

Empezó a tocarle el clítoris mientra le chupaba l

os

enormes pezones,

en ese momento me vine descargando toda mi lefa en la pared del recinto.

No puedo describir el placer que estaba sintiendo ver a otro hombre masturbar a mi esposa.

La cosa siguió, se agachó y empezó a mamarle el coño, mi mujer se moría de gusto, no tardó en correrse también.

Como era de esperar, le tocaba “

mi amigo”,

se sacó su verga delante de l

a cara de mi querida esposa

, sin dudarlo,

ella

la empezó a chupar con deseo, yo ya la volvía a tener dura y seguía tocándome. Antes de

que

acabar

a

la mamada

la

puso en pie,

la echó para delante dejando su orificio

presto y dispuesto

y culminó mi fantasía completa empezando a penetrarla, no sin un ademán de no consentirlo por parte de ella, cosa que aun me produjo más e

xcitación. S

e la estaba follando delante mío, con el culo en pompa, apoyada en el sillón donde se sentaba,

j

usto en el momento

en

que me volví a correr, el tío hizo lo mismo dentro de mi mujercita, la muy puta había recibido la leche de otro hombre y lo había visto absolutamente todo!

A

l poco rato empezaron a recomponerse y yo aproveché para volver a casa para que no se diera cuenta que había estado allí, viendo como se había vendido como una guarra a ese hombre. Al verla allí totalmente sumisa y dominada

había hecho realidad mi más ardiente fantasía sexual. Cuando llegué a casa me fui directo al baño y me la volví a pelar, estaba totalmente excitado todavía.

S

obre los treinta minutos o así llegó mi esposa, yo disimulando mi excitación:

  • Que ta vida? Como te ha ido?

  • Hola, puessss, bien…. Muy bien, empiezo en dos semanas.

  • No me digas! Enhorabuena! (yo metiendo cizalla a ver si soltaba algo…) Ves como el ir atractiva te ha servido?

-

Si, tenías razón..., necesito ir al baño, ahora te cuento.

La verdad es que se le vía muy nerviosa, yo sabía porqué, supongo que no querría ni saber mi reacción si me contara la verdad de lo ocurrido, que el ahora su jefe se la había follado. Cuando salió del baño preparamos la comida y me fue explicando como era la empresa y lo que iba a hacer, nada más. Parecía que poco a poco volvía a la calma.

Al terminar de comer me tiré sobre ella y la empecé a sobar, yo todavía estaba muy c

aliente

, ella en cambio no tenía nada de ganas, no me extraña, pero hizo un cambio repentino y me tiró en el sofá, empezó a chuparme la polla y se quitaba la ropa, luego se puso encima y empezó a cabalgar. No se le veía disfrutar como a mi, más bien se le veía preocupada e impaciente, en eso que se me pasó por la cabeza lo que podía pasar, al haber recibido una buena dosis de semen ajeno, cabía la posibilidad de que la podría haber dejado preñada, eso es lo que le ocurría.

Yo sólo de pensar que podría estar embarazada de su jefe me hizo correrme de inmediato.

Aquellas semanas tuvimos una actividad

sexual

un poco

más alta de lo normal, ella buscaba cubrirse las espaldas

y yo disfrutaba de lo lindo, sobretodo pensando en aquel glorioso día

. Llegó la semana de tener el periodo, pero este no

hizo acto de presencia.

Que haré si finalmente está embarazada?