La entrenadora personal
Una pequeña crisis matrimonial, un gimnasio y una entrenadora personal de infarto fueron demasiada tentación.
La entrenadora personal
Estoy casado desde hace 4 años, y en total con mi mujer llevo 12 años de relación. Como persona me llena, jamás me han cuidado tanto y se han preocupado tanto por mi. Además me gusta, me pone, tiene un bonito culo.. pero llevamos un tiempo que no me deja follárselo. Desde que la conocí fue mi obsesión, un culo perfecto y un morbo extremo en la mirada.
Como todas las relaciones pasan por rachas, la mía no iba a ser menos.
Antes de proseguir no voy a decir mi nombre ni mis características físicas. Estoy harto de los relatos que dan toda clase de detalles acerca de uno mismo o una misma. No hablaré de pollones ni nada por el estilo. Pretendo con estos relatos fomentar la imaginación que sintáis al protagonista como si fuerais vosotros mismos. Con lo cual solo daré breves pinceladas dejando el resto a la imaginación. Al resto de protagonistas sí los describiré.
Volviendo al tema de nuestra pequeña crisis, diré que no tenemos hijos, pero sí que hay ganas de tenerlos. Últimamente tenemos un problema de falta de libido. Creo que todo se junta, las ganas de ser padres, de tener sexo para ello, de no conseguirlo, y de la pescadilla que se muerde la cola.
Estoy algo bajo de forma, así que ella me animó a apuntarme al gimnasio. La verdad no me disgusta y antes hacía mucho deporte, pero lo tenía un poco abandonado por motivos de trabajo. Ella me dijo que fuera dos días por semana, y con un entrenador personal para aprovechar más el tiempo. De ea forma se entrena mucho mejor, y se obtienen antes resultados. La hice caso como en casi todo lo que me sugiere.
Así que allí llegué. Era mi primer día en el gimnasio. Pregunté a la preciosa chica de recepción (es evidente que en ese mundillo la imagen es vital) por los servicios de un entrenador personal. Me comentaron que en ese momento estaban todos los entrenadores ocupados, y que sólo estaba disponible Alejandra. Una entrenadora personal de la que me hablaron muy bien. Estaba claro que me querían vender el servicio de una forma u otra. Yo tampoco estaba por la labor de decir que no, evidentemente a nadie le amarga un dulce. Así que supuse que una entrenadora personal sería una chica bastante atractiva y pensé : pues así me alegro la vista un poco
Alli estaba con mis zapatillas, mis pantalones cortos y mi camiseta de running recién estrenados; y dispuesto a conocer a Alejandra
Cuando la vi la verdad es que me sorprendió bastante
-Hola que tal? Yo soy Alejandra
-ehh, hola..
Nos estrechamos la mano y sentí la tersura de su piel. Lo que me hizo quedarme un poco absorto. De por si ya soy un poco tímido, y Alejandra era una chica de unos 40 años muy atractiva, cosa que intimidó más si cabe. Tenía una mirada muy seductora, penetrante que se diría. Piel blanca, labios delgados pero sensuales, una bonita coleta estilo colegiala que era tremendamente erótica…y un señor cuerpazo. Ni una gota de grasa, bonito pecho y un trasero que llevaría a naciones a la guerra. Además tenía un acento del río de la Plata de estos que te erotizan cuando alargan las palabras.
-Bueno, venga vamos a lo nuestro que creo que tienes poco tiempo
-La verdad que sí, 45 minutos 2 días a la semana
-Perfecto, ya te he diseñado un plan exprés. Si lo combinas con un poco de dieta, en 2 meses perderás el peso que quieres, y recuperarás la forma.
Ella siguió hablando pero yo había perdido ya un poco la noción de lo que me decía, y no podía evitar fijarme en su pecho. Habíamos entrado a una sala con el aire acondicionado más alto que en la recepción, y como es habitual el frío hizo que sus pezones se pusieran en pie de guerra. No sabría decir si las tenía operadas o eran naturales, pero eran más que apetecibles.
La imaginé desnuda bajo la ducha, tras una dura sesión de entrenamiento y como sería poder enjabonarle la espalda.
-YA¡¡
Me sacó de mis fantasía con un grito, porque a todo esto yo estaba en posición de carrera. Debía hacer el movimiento de carrera sin moverme del sitio.
Empecé a entrenar, y bueno conseguí concentrarme en lo que hacía. Me dio mucha vergüenza tener esos pensamientos. No quería ser el típico tío baboso del que ella estaría harta de ver y escuchar en su trabajo. Así que me puse a entrenar a tope.
Tras ese primer día simplemente me hizo chocarle la mano en plan NBA. Y me felicitó.Me fui al vestuario sin poder evitar girarme para admirar una vez más ese increíble culo.
Al llegar a casa mi querida mujer me preguntó qué tal con el entrenador personal. Simplemente dije “bien”, y me quité de en medio. No sabía si decirle si era una entrenadora o mentirle. Afortunadamente como estábamos algo distanciados, ella no volvió a preguntar.
Los días de gym fueron pasando, Alejandra cada día llevaba un modelito nuevo. Y siempre sentía esa punzada de erotismo. Sus pechos se marcaban, sus pezones, también sus labios vaginales apretados contra sus mallas…Era puro erotismo, pero me prometí a mi mismo no darle ni una sola muestra de deseo.
Y no lo conseguí
A medida que pasaba el tiempo, la confianza se iba estrechando. Me ponía rutinas cada vez más duras. Algunos días las superaba y otros no.
-Vamos, vamos, sólo un minuto para el final-me gritaba
Tenía un recorrido tipo militar, y debía hacerlo 5 veces seguidas en menos de 3 minutos. Me estaba esforzando al máximo.
-10…5, 4, 3—
Llegué justo a tiempo.
-Bien¡¡¡ mi niño, bien
En ese momento por la ilusión que me hizo le di un fuerte abrazo y la cogí en volandas por la cintura, con lo que mi paquete le presionó a la altura de su entrepierna. Ella se sorprendió pero se rió a carcajadas. Yo me azoré un poco al notar la opresión en mi paquete, y la bajé rápidamente.
Ella no pareció notarlo o al menos no se molestó, porque me dedicó una gran sonrisa
-Muy bien mi niño, muy bien en serio. Te estás esforzando mucho. Ya sólo queda un mes más del plan exprés, y después podrás seguir por tu cuenta-
El hecho de que llamara “mi niño” supongo que era propio de su personalidad, que no sería al único al que se lo llamara, así que no me lo tomé de ninguna forma especial. Pero el acento “uruguasho” sí que me ponía cardiaco.
-Pues te voy a echar de menos jefa-así es como le llamaba desde el principio y a ella pareció gustarle.
-Jajá, y yo a ti mi niño, pero no te preocupes. Todavía nos queda un mes y muchas cosas por hacer.
En ese momento me guiñó un ojo, pero no le di mayor importancia. Me volví a despedir de ella, esta vez dándole dos besos y como siempre me volví a girar para verle su precioso culo. Sólo que esta vez ella también se giró y me volvió a guiñar el ojo. No sé porqué reaccioné así, pero le tiré un beso con la mano. Ella rió.
Me fui a la ducha con una buena película montada en mi mente. Me ponía mucho Alejandra. Me erotizaba por completo, lo tenía todo. Pero no quería cagarla. Podría estar malinterpretando ese guiño y esas sonrisas. Estaba más confundido que Dinio en la noche madrileña.
Estaba solo en los vestuarios, me desnudé y no sé porqué me miré al espejo. Y pude admirar mis progresos. Había perdido gran parte de la tripa que traje, y había empezado a marcar algo de tableta; me toqué los bíceps y comprobé que había ganado masa muscular. Y no sé porqué pero me toqué la polla. En ese momento pensé en Alejandra y en lo cerca que había estado mi miembro de sus zonas íntimas.
Me puse cachondo, se me empezó a empalmar y no sé porqué comencé a masturbarme.
-Limpiezaa¡¡¡
Joder, la señora de la limpieza iba a entrar. Me dio el tiempo justo a salir corriendo y meterme en la ducha. Y lo de la ducha fría en este caso fue un tópico al que recurrí.
Mientras me duchaba me reía de mi mismo por la gilipollez que acababa de hacer. Pringao¡¡ Me dije.
Me sequé y me dispuse a irme a casa. Cuando salía del vestuario me crucé con Alejandra que entraba al suyo.
-Ya te duchaste
-Sí, joe estaba empapado. Demasiada caña me das
-Y más que te voy a dar-esta vez no me guiño el ojo, pero no pude evitar mirarla fijamente y notar algo en sus ojos. Reí estúpidamente
-Bueno, voy yo a la ducha que también estoy empapada
-Claro todo el día dale que te pego
Empezó a reírse a carcajadas
-Bueno no tanto, las apariencias engañan.
En ese momento decidí entrar al juego y probar suerte.
-No me lo creo, pero bueno.
-¿qué no te crees?
-que las apariencias engañen
-Perdona me he perdido
-Da igual déjalo
.No, ahora me lo cuentas.
-no ahora no, dúchate y tomamos un caña
-nooo-dijo cambiando el gesto de su mirada alegre y entornando una mueca seria.
Se hizo el silencio y me quedé cortadísimo
-No podés beber cerveza, y menos tras el entrenamiento.
Me sonrió
-Espérame en el bar, y tomamos un aquarius, dale.
Sonreí, asentí y caminé dirección al bar, no sin antes girarme para repasar su trasero. Lástima que ya no estaba al alcance de mi visión.
Llegué al bar mandé un mensaje a mi mujer
-Cariño, me he encontrado con un amiguete del barrio que hacía tiempo no veía, vamos a tomar algo y me retrasaré
El estado de mi mujer pasó de estar inactivo a activo, pero no respondía.
Mientras esperaba la respuesta pedí un aquarius. Estaba muerto de sed y nervioso
Finalmente, mi amada esposa respondió con un simple icono con el pulgar hacia arriba. Ni una pregunta sobre mi supuesto amigo.
Alejandra no tardó demasiado en llegar, miró donde estaba sentado. Me sonrío, se dirigió al camarero
-Una caña
Llegó a mi mesa y empezó a descojonarse ante mi cara de estupor
-No pasa nada por una cerveza de vez en cuando hombre.
Empezamos a reírnos animosamente. Ella seguía vestida de sport, pero el pelo mojado y el olor que emanaba, sí, las chicas recién duchadas emanan un olor muy especial, le hacía estar tremendamente erótica
Comenzamos a hablar de cosas del gimnasio, del entrenamiento, pasamos a charlar de cosas de mi trabajo. Le confesé que actualmente trabajaba como fotógrafo de moda
-Vaya, así que rodeado siempre de mujeres-
-Bueno, lo normal, igual que tú de hombres
-Ciertoo, hombres sudorosos que te miran como carneros degollados—
-Jajaj
-Tú no mirarías a las modelos así, no?
-Pues claro que..SI
-Ey-me dio un golpe en el hombre. No seas pervertido
-Yo soy un santo, si fuera un pervertido tendría hijos repartidos por todo el mundo
-Vaya con el semental
Me pilló dándote un trago al refresco y me atraganté de la risa. Me empezó a dar una tos que no se iba y me estaba asfixiando. Ella al darse cuenta, me levantó los brazos, me cogió por detrás y empezó a manipularme el vientre. Yo estaba algo nervioso pero consciente de lo que ella hacía, poco a poco se me fue calmando la tos gracias a su ayuda y fui consciente de la opresión que hacían sus tetas sobre mi espalda. La verdad es que me tranquilicé, pero me puse un poco nervioso al notarla tan cerca. Sin despegarse de mi espalda, asomó la cabeza hacia delante y me preguntó como estaba. Giré mi cabeza y mi boca quedó a escasos milímetros de la suya. Me encantaba su boca. Me moría de ganas de besarla en aquel momento. Pero solo pude asentir.
Seguimos charlando animosamente; curiosamente ambos lo estábamos pasando mal en nuestras relaciones, y en ese momento además de lo mucho que me ponía empecé a sentir cosas. No podía ser, me estaba pillando por esa chica y no quería, no podía ser.
-Bueno, deberíamos irnos es tarde ya-dije, la verdad es que habían pasado casi dos horas
-El jueves a la misma hora, ok-me dijo
-Aquí estaré jefa-y la fui a dar dos besos en las mejillas, pero ella acercó demasiado la comisura de sus labios.
Me separé bastante nervioso, y al darme la vuelta para irme ella me dio un azote en el culo
-Hasta pronto mi niño- se despidió mordiéndose el labio
Era indudable que había algo. Y no sería yo el que diera el primer paso, pero el dilema moral me corroía.
Llegué a casa y mi mujer estaba tumbada en el sofá. Se había dormido viendo la tele. Yo venía cachondo perdido por culpa de la entrenadora personal, así que besé a mi mujer y empecé a meterla mano. Ella se despertó sobresaltada
-¿qué coño haces?-me soltó al tiempo que me empujaba
-cariño, pues qué voy a hacer?
-déjame anda
Se levantó y se fue a la cama dejándome allí de rodillas en el suelo mendigando un polvo. Me fui a dormir con el rabo entre las piernas, nunca mejor dicho, pensando en mi erótica entrenadora personal. Tenía que hacer algo, no dar el primer paso pero propiciar que ella lo diera.
El siguiente día de gimnasio fue todo un espectáculo. Las miradas y los roces con Alejandra no pararon en ningún momento. Esta vez fui yo el primero en darle un cachete en el culo
-oyeeee, esas manos-su boca decía una cosa, pero sus gestos otros
La proximidad entre ambos cuerpos era cada vez más evidente, me cogía para asistirme en las dominadas, tocándome el culo descaradamente. Yo no me cortaba y en el siguiente ejercicio, pegué el paquete a su trasero, ella no lo rechazaba, así que se me puso la polla bastante dura. Ella siguió con el culo pegado a mi paquete, explicándome el ejercicio, curiosamente era una sentadilla. Afortunadamente no había casi nadie en el gym, además la sala estaba apartada, era difícil que nos pillaran, pero el peligro estaba ahí.
El caso es que ella siguió y yo no pude resistirme y la cogí de la cintura. Y empecé a frotarme con descaro. Ella se giró y me sonrió, volviendo a morderse el labio, se separó un poco y acercó la mano a mi polla.
-Este músculo también habrá que ejercitarlo
La cogí con fuerza y la besé, ella me correspondió, pero acto seguido se separó de mi. Se acercó a mi oído y me susurró
-Al salir espérame en la puerta
Se separó de mi y se volvió a morder el labio con una cara de vicio que jamás olvidaré.
-Ahora a terminar el entrenamiento
Los 5 minutos que faltaban de entrenamiento se me hicieron eternos. Que íbamos a follar parecía claro, pero ¿cómo¿ ¿dónde? ¿daría la talla con esa pedazo de mujer? ¿podría soportar la culpa de ser infiel? Estuvimos serios, muy serios, sin ningún roce ni sonrisa
Cuando terminó el entreno nos quedamos en silencio, nos miramos, bajé la mirada no se la aguante.
-Esto…sigues queriendo que te espere a la salida-dije bastante cortado.
Ella me miró muy seriamente, miró hacia la puerta, se acercó hasta mi, volvió a mirar a la puerta y acto seguido cogió mi mano se abrió la malla y me metió mi propia mano hasta llegar a su coño.
-¿A ti que te parece?
Me quedé paralizado con la mano tocando su suave entrepierna, era de esperar que no tuviera ni un solo pelo. Las personas que se cuidan tanto el cuerpo por regla general se depilan todo. Pero no por esperarlo fue menos agradable. Estaba mojada. La verdad no sé si era sudor, o flujo vaginal.
Tras unos segundos con la boda abierta sin saber qué hacer, le cogí su mano y me la puse en el paquete. Ella me lo agarró con fuerza
-A esta le parece bien.
Sonrió y se volvió a morder el labio, ella sabía que a mi eso me encantaba
-no tardes, me dijo antes de darme una buena sacudida y marcharse.
Me fui al vestuario a toda prisa, me duché y miré el móvil. Dos mensajes de mi amada mujer.
-Si no estás cuando llegues no te preocupes, me he quedado a tomar algo con la gente del curro. Un beso
-Lo mismo me quedo a dormir con Elena ¿te importa?
La verdad es que era mi puto día de suerte, así que no pude evitarlo y sucumbí.
-Me parece bien, disfruta la noche
Justo en ese momento contestó con un icono de beso.
Yo sí que la iba a disfrutar.
Estuve esperando en la puerta más de media, hora. Nervioso, ansioso, cachondo. Pregunté a la recepcionista si había visto salir a Alejandra. Me contestó que no.
Me disponía a marcharme y justo en ese momento apareció.
Se la veía calmada, seria, distante.
-Creo que se nos ha ido un poco de las manos, tú tienes pareja, yo también
Me quedé serio, y un tanto decepcionado. Bajé la mirada
-mirá, si quieres tomamos algo aquí en el centro comercial y luego vamos al cine. Vamos a conocernos, vale?
-Estás segura
-si dale, hace mucho que no salgo y que voy al cine. No tengo ánimos para una marcha…, pero un cine siempre apetece
Nos levantamos y fuimos a tomar algo. Había una calma tensa, charlamos del entrenamiento. Volvimos a hablar del tema de las parejas, ella me confesó que su marido había salido dos días de viaje, que era algo habitual. Yo le dije que mi mujer salía hoy de marcha. Ella sonrió y pareció que algo le recorriera el cuerpo, porque su actitud cambió
-Dale, vamos al cine
-Vamos
Me animé bastante y nos dirigimos al cine. Estaba dentro del propio centro comercial. Para mi sorpresa, ella me agarró del brazo en plan pareja de viejecitos. La miré y nos sonreímos.
Llegamos a las taquilla para ver las películas que había disponibles y no había nada que nos convenciera hasta que dije
-Nymphonaniac
-La última de Von Trier
Me dio un vuelco al corazón, literal. Esa hermosa chica con ese hermoso cuerpo era aficionada al cine de Lars Von Trier, y encima íbamos a ver una película con alta carga erótica. Nos miramos y volvimos a sonreírnos, no hacía falta decir nada.
Entramos, y curiosamente había bastante gente en la sala. Yo la esperaba bastante vacía, pero bien es cierto que la acababan de estrenar. Nos sentamos en la última fila, la otra opción sería estar muy adelante. Estábamos sentados entre dos parejas. Quedaba todavía para que empezara la película y ella quiso ir al baño, le hice hueco como pude para que pasara pero no sé si con intención o sin ella puso su precioso culo muy cerca de mi cara. Dirigí mi mirada hacia la suya pero no me correspondió, seguí mirándola y cuando llegó al final de la fila y comenzaba a bajar las escaleras me miró y me sonrió.
Tenía que acostarme con ella, en ese momento se esfumaron los remordimientos. Iba a hacer todo lo posible para que ocurriera.
Volvió del baño y volvió a acercarse mucho a mi cara, en ese momento volvía a estar envalentonado y la rocé el culo descaradamente con las manos. No dijo nada
Comenzó la película, las escenas eróticas no tardaron en llegar. La miré, ella no me correspondió. Pasó el tiempo y ella deslizó sus piernas hasta tocarse con las mías. Nadie rehusó el contacto. Hacía algo de frío porque estábamos debajo de la salida de aire acondicionado, así que ella me pidió taparse con mi una chubasquero que traía. Con mucho gusto se lo puse sobre su cuerpo y en ese instante la cosa tomó tintes pornográficos.
Tanto en la pantalla como en la vida real. Se recostó sobre mi pecho. Afortunadamente los brazo de los asientos eran muy estrechos. Por lo que me atrevía a rodear sus hombros con lo que el contacto de su espalda con mi pecho era prácticamente total. En esta postura su mano estaba ya tan cerca de mi pierna que solo tuvo que moverla ligeramente para posarse sobre ella.
Las escenas eróticas fueron in-crescendo en la pantalla y mi mano comenzó a rozar su brazo izquierdo acariciando su brazo. Ella hizo lo propio con mi pierna, así que el siguiente paso mío fue acariciar la cara externa de su pecho. Ella cogió el chubasquero y me tapó la pierna y por consiguiente el paquete. Subió su mano hasta el mismo y comenzó a rozarlo por encima del pantalón. Mi polla no tardó ni dos segundos en crecer de una forma alarmante. Y la correspondí acariciando su pezón izquierdo, que tampoco tardó demasiado en endurecerse. La pareja que estaba a mi lado se marchó. La película tenía su aquel y si no sabías bien a lo que iba a suceder era complicada. Pero no pudo venirnos mejor. Al otro lado la pareja que había estaba en una posición similar a la nuestra, quizá haciendo lo mismo? El caso es que no miraban estaban de espaldas. Alejandra metió la mano como pudo debajo de mi pantalón y de mi slip. La postura era incómoda, así que me levanté para bajarme los pantalones hasta las rodillas.
No decíamos nada, tan sólo suspirábamos. Ella comenzó a masturbarme de una forma sensual, delicadamente. Yo estaba completamente empalmado, y me moría de ganas de tocarle a ella, pero era complicado por la postura. Aún así me las ingenié para meter mi mano bajo su camiseta y acariciar sus pechos por dentro. Se había quitado el sujetador y puede acariciar suavemente tus pezones ya completamente erectos. Su piel no era de este planeta. Completamente suave y aterciopelada.
En aquel momento la cogí la barbilla, le giré la cabeza y la besé. Fue un beso tremendamente erótico en el que nuestras lenguas lucharon por imponer su fuerza sobre la otra. Noté sus húmedos labios contra los míos, y mordí los suyos suavemente a lo que ella me respondió con un mordisco aún mayor. Nos miramos, ella se giró mientras cambió de mano para masturbarme. Puso su pecho contra el mío dejando el culo expuesto a la otra pareja. La apreté contra mí, y mi mano derecha se coló entre sus mallas. Llegué hasta su entrepierna y el minúsculo tanga que llevaba no fue un obstáculo para mis dedos. Acaricié su monte de venus completamente rasurado de nuevo
-Puf. Como te lo voy a comer-le susurré
-mm, y yo a ti
Le besé y seguí mi camino hacia su coñito. Ya había empezado a lubricar pero su clítoris estaba seco, con lo que bajé todo lo que la postura me permitió hasta sus labios vaginales y recogí el flujo que empezaba a emanar. Lo subí hasta su clítoris y comencé a lubricarlo. No era suficiente, así que saqué la mano de entre sus piernas y llevé los dedos a mi boca, los chupé mientras la miraba. Ella cambió su gesto aún más, la lujuria rezumaba de sus labios y yo me moría de gusto saboreando sus fluidos.
Volví a bajar hasta su entrepierna y humedecí más su clítoris que ya había crecido a su punto de no retorno. La masturbación mutua que nos estábamos regalando combinada con el sabor de sus labios cuando nos besábamos, las escenas de la pantalla y el ambiente prohibido en el que estábamos me tenían al borde el éxtasis.
No nos importaba nada y comencé a besar su cuello, ella emitía ligeros gemidos, más aún cuando mi dedo hacía círculos sobre su clítoris completamente hinchado. Círculos, eses, lo frotaba con los dos dedos de lado a lado…Ella acariciaba mis testículos, volvía a coger todo el tronco de mi ya durísima polla y a masturbarlo con frenesí. Nos miramos, estábamos incendiados. Conseguí bajar un poco más y penetrarla con dos dedos, estaba completamente chorreando. Volví a subir a su clítoris y a jugar de nuevo. Ella arqueó su cuello hacia atrás, no la quedaba mucho para correrse. A mi menos. Volví a penetrarla con mis dedos y ella me mordió la barbilla
-Siii, frótame el clítoris vamos, dale
Dicho y hecho, volví a frotar su clítoris con la velocidad adecuada, en ese momento ya usaba toda mi mano. Ella hacía lo mismo con mi polla y casualidades de la vida en la pantalla empezaron a escucharse tremendos alaridos de placer por parte de los protagonistas, así que al menos ella no se cortó
-Síii joder me corro joderrrrr
Yo sólo pude emitir un bufido cuando eyaculé sobre su mano. Hacia tiempo que no me masturbaba y el esperma fue bastante abundante. Me maché los pantalones, su mano, su camiseta… Nos miramos de nuevo y sonreímos
Nos besamos apasionadamente
Terminamos de ver la película, y aunque me gustaba no le presté mucha atención. Me apunté mentalmente volver a ir a verla.
Justo al terminar ella me susurró al oído
-Esto ha sido muy romántico. Ahora vamos a ir a mi casa y me vas a follar como a la protagonista
Me miró con una cara llena de lujuria. La mordí literalmente el labio inferior y ella lamió mi barbilla.
Nos recolocamos como pudimos y nos fuimos a su casa. Pero eso ya es otra historia...