La enfermera

Serie de varios relatos de corte erotico.

LA ENFERMERA

Las noches eran todas iguales para mí, acostado boca arriba en la cama de un hospital, en un lugar que no conocía, esperando a que la enfermera de turno viniera.

Tenía ambos brazos con yeso, era dificultoso para moverme.

A veces, una de las enfermeras me ayudaba a estar más cómodo, masajeándome un poco la espalda.

Llevaba……..no se cuantos días! (ya había perdido la cuenta)… todo por mi pie derecho que se negaba a cicatrizar del corte en la planta…..estaba harto!!!

Harto de comer ayudado por una beata, harto ya de estar en ese lúgubre hospital de pueblo, harto de esperar una llamada de mis "amigos".

Harto de que el oficial a cargo me preguntara una y otra vez quien era la mujer que yacía al lado de mi auto, volcado a la vera de la ruta.

Yo solo sabía que estaba ahí, con mi cuerpo maltrecho, con mi bolsillo exiguo y aun peor, sin amigos cerca. Amigos, lo único que me queda en esta perra vida .Mi mujer me había abandonado, mi trabajo estaba por vencerme…. Solo podía pensar en recuperarme cuanto antes de esta y seguir en la brecha que me había propuesto.

Empezar de nuevo con nuevos horizontes, con nuevos clientes, con gente nueva bah!

Así estaba hasta que una noche se arrimó a mi cama una enfermera nueva.

-Soy la reemplazante de Berta- me dijo con una sonrisa.

Su cuerpo era exuberante, alto, de piel morena, con el pelo recogido aunque dejaba ver una cabellera larga. Sus senos pretendían saltar por encima del uniforme. Noté que no llevaba faldas debajo. Parecía no tener sostén, aunque la gravedad no los afectaba para nada.

  • Ella tomo vacaciones y se fue a la Capital a visitar a unos primos- agrego muy suelta.

-Me llamo Natalia…..pero me conocen como Naty

-OK -le dije tratando de sonreír.

Me preguntó cómo estaba del dolor de espaldas y si quería me ayudaba a aliviarme. Agrego que Berta había dejado claras instrucciones sobre mi tratamiento. Confieso que estaba bastante bien, pero es tan linda que mentí para sentir sus manos sobre mi piel.

Comenzó los masajes en forma tosca, sus manos eran muy calientes, pero a medida que paso el tiempo sentí un profundo placer, tanto fue así que sentí como algo pujaba por salir de mis calzoncillos. Creo que Naty se dio cuenta de ello y dejo automáticamente de darme ese placer. Sin decir nada se fue a seguir con su rutina. Yo no sabía como disimular mi excitación. Me quede solo de nuevo y con una trempera que no podía controlar.

No se que hora era, quizás las cuatro de la mañana, estaba profundamente dormido y una mano que ya había conocido me despertó. Era Naty que frotaba suavemente su mano por mi abdomen. Mi sorpresa era grandísima y ella solo atino a hacerme el gesto de los cuadros de hospital, para que me quedara en silencio.

Su mano comenzó a bajar por mis muslos y rozaba suavemente mi entrepierna. Yo solo podía mirar y quedarme quieto, gozando de las caricias. Mi pene pujaba por salir de mi calzoncillo, Naty lo veía y dejaba rozar sus dedos por encima de la tela.

Una sonrisa se veía en su boca carnosa y por el escote podía escudriñar lo que luego tendría en mi cara. Naty llevo su boca cerca de la mía, me rozo los labios y con una sonrisa me susurro que no hablara y que me limitara a gozar. Abrió su chaqueta y me puso sus voluptuosas tetas en mi cara con sus pezones erguidos en busca de caricias. Con mi boca chupe una de ellos y ella soltó un suave gemido, al tiempo que mi pene luchaba por salir a admirar esa belleza morena que estaba a su lado.

Yo en verdad no sabia si estaba soñando o estaba lúcido, pero no intentaba nada para despertarme. Estaba en un verdadero mar de placer y no quería perdérmelo por nada del mundo.

Sus manos sacaron mi pene del apretujo en que estaba, y sacándome su pecho de mi cara comenzó a lamerme la piel de mi vientre. Yo no podía con mi asombro, ella acariciaba con fruición y lamía muy suave mi piel, hasta que llegó a mi pene, sacó su lengua y comenzó a lamer como si fuera un helado, cuando lo humedeció por completo se lo metió en la boca, comenzando a moverse muy despacio al principio….para luego sacudir la cabeza con locura. Sabia muy bien lo que estaba haciendo y de vez en cuando me miraba a la cara como preguntándome si estaba gozando.

Yo no soportaba más ese ritmo así que le pedí que parara y muy obediente lo hizo.

-Como puedo pagarte esto?- le pregunte.

-No te preocupes –contesto.

-Ya vas a pagar, dulce.

Y comenzó a sacarse la braguita que tenía puesta, que a esa altura estaba mojada. Me puso delante de mi cara su conchita depilada por completo. Veía como sus jugos salían de su rajito, que parecía muy apretado. Se montó sobre mi cara y con un movimiento que pareció de ballet, estaba ella con mi pene en la boca, y yo, lamiendo su cosita que se estremecía a cada lenguazo mío. Se notaba que hacia mucho tiempo que nadie había proporcionado ese placer, por que su clítoris estaba tan sensible que solo rozarlo con mi lengua se estremecía. No habían pasado ni cinco minutos y ella empezó a mover sus caderas sobre mi cara pidiendo que la penetrara con mi lengua, hacia lo que podía!...de repente sentí una catarata de sus jugos en mis mejillas y el movimiento que cesaba, para comenzar de nuevo al segundo cada vez mas fuerte y enloquecido.

Mi pene estaba al borde del estallido y empecé a sacudirme, ya no sentía dolor alguno. Naty se lo metió todo en su boca y mi descarga fue como un aluvión, no podía dejar de estremecerme. Eché toda mi simiente en su boca de un golpe y quede como si me hubieran asestado un golpe en la nuca. (¿Cuánto hacía que no sentía semejante placer?)

Luego de relajarme se dedicó a limpiarme con su boca todo mi pene además de lamer mis huevos, hasta no dejar rastros de mi semen. Yo no podía moverme de la relajación que había tenido, y estaba en un sopor, mi cabeza daba vueltas y vueltas, y ni siquiera sentía una pizca de dolor!. Era el mejor calmante que había tenido en días!. No había inyección que lo mejorara.

-Te sentís bien?- me pregunto, con cara de preocupada.

  • Nunca me había sentido mejor-le respondí. -Siempre sos así??- indagué.

-No solo con los que me gustan y que además, son reservados…Mañana voy a probar tu cosa en mi rajita, si es que esta tranquilo como hoy.

–¡¡¡Eso espero!!!- conteste.

No había terminado de vestirse cuando una chicharra estridente sonaba con insistencia.

-Ves?-me dijo-ya me tengo que ir –abrochándose la chaqueta, al tiempo que salía caminando.

-Mas tarde vuelvo – susurro guiñándome un ojo con picardía.

Yo me quede solo de nuevo muy relajado y tranquilo, esperando que Naty volviera, pero no fue así…..pero lo que sigue es parte de otro relato que contare otro día….