La empollona
-La capital es ¡Badajoz!- -Muy bien señorita Galinda, no me falla usted nunca-
-Profesora.Ramirez: ¿cual es la raiz cuadrada de 576?
-Galinda: ¡yo lo sé señorita!
-Ramirez: dime Galinda.
-Galinda: ¡24!
-Ramirez: muy bien señorita Galinda, no me falla usted nunca.
En el mismo momento en que la señorita Ramirez me felicita, veo como Andrea y Leonarda susurran algo entre ellas. Deben de estar echándome pestes, ja ja, como soy la que más estudia de la clase todas mis compañeras me tienen una mezcla de envidia/rabia.
-Ramirez: en premio a su atención, señorita Galinda, puede usted librar el resto de la hora. Puede dirigirse al patio o a la biblioteca, donde usted desee. Confío en que, como acostumbra usted, no va a hacer otra cosa que estudiar más y dar con ello ejemplo al resto de la clase.
-Galinda: ¡gracias señorita Ramirez, adiós!
Tomo mi libro de geografía y salgo de la clase para dirigirme de inmediato a la biblioteca. Una vez allí, contemplo que está practicamente vacía. Tan solo hay, como siempre, el señor Gutiérrez, el bibliotecario.
-Galinda: (susurro) buenos días señor Gutiérrez.
-Gutiérrez: buenos días Galinda, no hace falta que susurres pues no vas a molestar a nadie.
-Galinda: gracias señor, la señorita Ramirez me ha dado la hora libre, como ha hecho otras veces. Como soy tan buena en clase muchas veces me deja venir aquí.
-Gutiérrez: lo sé Galinda lo sé, no solo me encargo de ordenar los libros sino de controlar un poco quien está aquí y porqué.
-Galinda: bueno pues, si me lo permite usted, me pondré a estudiar geografía.
-Gutiérrez: adelante señorita, tome usted el asiento que quiera.
Con la calma que me otorga el poder hacer lo que quiera durante toda la hora, me siento en el lado más próximo a la ventana, mirando hacia ella. Como no tengo muchas prisas por hacer nada, me distraigo un instante mirando hacia fuera. Como el patio está vacío, hay un pequeño grupo de pájaros que están picando de un trozo de pan que alguien debe haber desechado del almuerzo a la hora del recreo. El panorama se vé lindísimo, como para pintar un cuadro. Pero ahora que lo pienso, difícil que los pájaros se estén quietos el tiempo suficiente como para pintar la obra. Una foto como mucho, pero eso sí, una foto artística. Estoy navegando aún por estos parajes de la inmaginación, cuando noto que una mano se posa en mi hombro y oigo una voz que me pregunta.
-Gutiérrez: ¿qué estudias Galinda?
-Galinda: uy, nada importante, geografía. Ahora estamos en la lección de los países del este de Europa. Pero como tienen unas fronteras que cambian casi constantemente, es un poco difícil.
-Gutiérrez: sí claro, de echo cuando yo tenía tu edad, esto no lo estudiábamos, porque todos estos países estaban dentro de un conjunto que llamábamos unión soviética, y no estudiábamos nada más.
-Galinda: uy que suerte, nada más estudiar un nombre y ya tenían toda esta lección aprendida.
-Gutiérrez: sí bueno, tampoco te creas que era tan fácil, porque estudiábamos muchas cosas que ahora ya no estudiáis vosotros. Por ejemplo la lista de los reyes godos, nos teníamos que aprender los nombres de todo los reyes que reinaron en España después de los romanos. Y eso ya te digo que no es moco de pavo, porque todos tenían unos nombres rarísimos.
-Galinda: ¿y porqué no lo estudiamos nosotros?
-Gutiérrez: pues mira, el mundo está cambiando continuamente. (dice sentándose a mi lado) Hay cosas que ganan importancia y otras que la pierden.
-Galinda: oh, es fabuloso, usted sabe muchas cosas. De grande me gustaría ser bibliotecario como usted.
-Gutiérrez: mmm, admirable por tu parte. Pero te advierto que es una tarea difícil. Tienes que saber muchas cosas y conocer muchos libros. ¿Te gusta leer?
-Galinda: sí, mucho. Ya lo ve usted que me ve aquí muy a menudo.
-Gutiérrez: sí, bien, pero esto es solo el principio. Esto es una cosa que se estudia cuando seas un poco más grande y vayas a la universidad. De momento lo mejor que puedes hacer es estudiar bien lo que hacéis toda la clase, e irás avanzando.
-Galinda: gracias por el consejo señor Gutiérrez. Me está gustando mucho hablar con usted, ¿le importaría que charláramos un poco más y explicarme como llegó a ser bibliotecario?
-Gutiérrez: sí, porqué no. Pues te contaré que; yo no estudié mucho para llegar aquí. En mis tiempos las cosas se hacían diferente. Y lo que hice es venir mucho a la biblioteca. Y conocí al que entonces era el bibliotecario y bueno..es muy largo pero basicamente es esto.
-Galinda: oooh es fascinante. ¿Y ha escrito nunca un libro?
-Gutiérrez: pues no, hay gente que sí le gusta escribir. Pero a mi tan solo me gusta leer, y escribir lo he intentado alguna vez pero no me sale nada.
-Galinda: pues a mi sí me gusta escribir, un montón. Me encanta cuando la señorita Ramirez nos pone hacer una redacción como deberes, porque escribir es para mi como un juego.
-Gutiérrez: oh que enternecedor, ¿te gustaría que escribiéramos una redacción entre los dos?¿tienes alguna ordenada por la profesora?
-Galinda: ¡pues sí! precisamente tenemos una ordenada para dentro de un més. Aún no la he echo porque queda mucho y esperaba que me llegara un día la inspiración. Pero ahora que me lo dice usted puede resultar excelente escribirla juntos.
-Gutiérrez: pues venga, espera que tengo aquí una libreta grande y vamos a escribirla en ella. ¿De qué tema os dijeron que tiene que tratar?
-Galinda: pues el tema en concreto es una pregunta; ¿qué es más peligroso, la energía nuclear o la clonación?
-Gutiérrez: de acuerdo, toma el bolígrafo tú porque tiene que ser tu letra.
-Galinda: vamos a ello, ¿qué cree usted que es más peligroso?
-Gutiérrez: pues te hago un pequeño esbozo en que; la energía nuclear actualmente está en des-uso. Los países evolucionados ya han comprovado su falta de rentabilidad económica y ambiental. Y periodicamente se cierran centrales pero no se abren de nuevas. Por contra hay países subdesarrollados que sí abren nuevas centrales nucleares pues creen aún en su utilidad. Pero unicamente lo hacen para obtener el uranio residuo de ellas y usarlo entonces como arma nuclear. Entonces el peligro de la energía nuclear es potencial porque en malas manos puede causar desastres.
-Galinda: vale, vale, espere un momento que lo escribiré en mis palabras y lo alargaré un poco.
-Gutiérrez: bien, ya me avisarás.
Escribo lo que me ha inspirado el señor Gutiérrez y la cosa se alarga 5 minutos, pues aprovecho al máximo la idea prestada.
-Galinda: ya está señor.
-Gutiérrez: mm a ver, déjame ver -léo- mm sí, maravilloso. Ni yo lo hubiera hecho mejor. Ahora vamos al segundo tema, la clonación. Dime qué te parece a ti ello.
-Galinda: pues lo malo que reside en ello es puramente ético/religioso. Que si prejuicios basados en la bíblia, prejuicios morales, de viejo cascarabias, etc..
-Gutiérrez: mm ¿viejo cascarabias? yo tecnicamente soy un viejo cascarabias y no me opongo a la clonación.
-Galinda: ¡uy! perdone usted! no lo decía para referirme sino para decirlo de alguna manera. Que son los que se oponen, mentes estancadas en el pasado y en viejos valores.
-Gutiérrez: claro claro, no me enojo por supuesto. Pues te doy mi opinión. Yo creo que es de forma lejana, el futuro de la industria. De aquí quizá 100 años las fábricas serán operadas por quizá 1000 personas, que todas se llamarán Pedro, por decirlo de alguna manera. Que todas provendrán de la misma génesis y por tanto no habrá ni enfrentamientos, ni disputas, ni nada parecido, sino que todos trabajarán en beneficio de todos.
-Galinda: mmmm creo que lo entiendo, es complejo pero creo entenderlo. Voy a escribirlo y después usted le pega un repaso y me dice qué le parece.
Así es, me entrego a la hoja de papel que, mientras don Gutiérrez se dedica a sus tareas, yo me regalo con el bolígrafo. Esta vez se alarga un poco más y termino en 15 minutos.
-Galinda: ¡ya está!
-Gutiérrez: a ver, déjame ver -léo- -léo- léo- mmm parece que te hayas metido dentro de mi mente. Porque veo aquí todo lo que tenía dentro de ella sin habérte confesado nada más que una pequeña introducción.
-Galinda: pues sí, je je, ya le he dicho que me gusta mucho escribir.
-Gutiérrez: ven aquí preciosa.
Entusiasmado el señor Gutiérrez se inclina y me da un beso en la cabeza.
-Gutiérrez: eres divina, nunca había conocido un alumno tan hábil como tú.
-Galinda: gracias de nuevo señor Gutiérrez, yo nunca había conocido un bibliotecario tan bueno como usted.
Después de cada uno haber dicho su entregada frase, nos quedamos ambos mirándonos a los ojos. No sé si soy yo que me voy acercando a él, o él a mi, pero la visión de haze cada vez más próxima. Nos vemos nuestras propias caras más grandes cada vez, cuando no están creciendo sino aproximándose. La aproximación peró, tiene un límite, cuando nuestros labios se juntan demostrándonos que los dos queríamos lo mismo. Aún está él derecho ante la silla en que yo me siento, pero podría parecernos que estamos dentro del mar, bajo el agua, pues el fervor que supura de nuestra relación bucal, expande una densa y húmeda atmósfera.
Sin dejar de besarme, el señor Gutiérrez me toma de la mano y me levanta. Para, casi a su altura, tomarme contra la ventana y besarme con lujuria. Sus manos desabrochan mi blusa y liberan mis principiantes pechos. Un suspiro sale de boca cuando él coge ambos y los amasa con vigor.
-Galinda: ooooooooh.
-Galida: ¿no vendrá nadie?
-Gutiérrez: no, tranquila. Ahora viene la última hora de la mañana, y no tengo notificado que ninguna clase tenga que venir a la biblioteca.
Lo celebro, y más lo celebro cuando toma uno de mis pechos y lo mama cual lechón. Mientras me mama uno, aprieta el otro con una habilidad que sé solo entrega dios a unos pocos. Mientras me hace esto, yo tampoco pierdo el tiempo y lo he descamisado también. Me excita horrores palparle los pechos mientras por sus manipulaciones manuales, sus músculos pectorales se entumezen. Su mano es la primera que se atreve a internarse en zona prohibida. Se mete bajo mi falda y dejando caer mis braguitas me mete el dedo en la vagina.
-Galinda: oooooooh señor Gutiérrez, por favor.
Como si hubiera entendido lo que le pido, se pone de rodillas y mete su cabeza dentro de mi falda. Para meter después su lengua en mi vagina.
-Galinda: oh oh oh oh oh oh.
Don Gutiérrez me come el sexo un buen rato, en el que yo vivo el cuento de las mil y una noches. En que me tiene -suya- se levanta y me mira fijamente.
-Gutiérrez: ¿quieres que te lo haga?
-Galinda: sí, por favor...
-Gutiérrez: pero vamos a manchar un poco de rojo donde lo hagamos, tendré que tender un mantel.
-Galinda: no, no tema, no soy virgen.
Don Gutiérrez me mira un instante sorprendido pero no hace ninguna pregunta. Me da la vuelta cara a la ventana y manipula en mi raja para penetrarme.
-Galinda: ¡oooooooh!
Una vez echo el principio el resto sale sólo. Me coge un ratito conmigo sujetada al marco de la ventana, y me hace vivir el cuento del país de las mil maravillas. La relación se hace divina, tanto por la situación como por el vigor del señor Gutiérrez. Mientras aullo de placer, sigo viendo los mismos pajaritos que vi nada más entrar, que siguen picando algunas cosas que hay en el suelo del patio, o revoloteando a todos lados.
-Gutiérrez: mmmm, Galinda, ponte encima la mesa.
-Gutiérrez: lo que usted diga.
Una vez me tiene sentada, mirando hacia él, encima la mesa. Me vuelve a penetrar otro largo rato. Esta vez es diferente porque ambos nos podemos ver los ojos, y a la vez que hacemos el amor, conversamos con la mirada.
-Galinda: oooh oooh oooh oooh señor Gutiérrez, mmf mmff.
-Ringgggggggg-
Oh, maldita sorpresa, es el timbre de la 1:30. El día está terminando y todo el mundo abandonará el colegio, por lo que quizá nos ven.
-Gutiérrez: ven, metámonos en el lavabo de la biblioteca.
-Galinda: sí, rápido.
Una vez dentro de los aseos, nos metemos en la ducha. Conmigo cogida del grifo, me vuelve a penetrar otro tiempo que se hace más estimulante por la excitación del peligro.
-Gutiérrez: me corro hijaaaa..
-Galinda: aah aah tranquiloo, puedes correrte dentro.
-Gutiérrez: ooh ooh ooh ooh oooh.
Siento potentes chorros de semen que riegan mi utero. Ello mismo me hace vivir una nueva pasión más que saboreo con perversión mientras noto que me escupe dentro. En acabado nos separamos. Ambos nos volvemos a vestir con la ropa que habíamos olvidado encima de la mesa de la biblioteca, y nos despedimos con la mano cogida y un pico. Llego a la parada de autobuses justo en el momento en que este llega. Dentro me siento todo lo hacia delante que puedo, pero no puedo evitar sentarme al lado de de Andrea y Leonarda.
-Andrea: mirala, la empollona, ¿te lo has pasado bien estudiando?
Este relato va dedicado a ti SELENEG "SELU", elogios como el tuyo no abundan :D