La educación zoofilica de mi vecina
De como las cuestiones del sexo tienen que tener una serie de pautas para que este sea confortable, y el aprendizaje zoo es todo un arte
La educación zoofilica de mi vecina
Llevaba viviendo en aquella solitaria casita de campo casi tres años, al cabo de los cuales, alguien decidió que aquel lugar podría compartirse, y así empezó la construcción de un nuevo chalet enfrente del mío.
La verdad es que mi trabajo de traductor literario por Intenet me permite trabajar en casa de una forma relajada, y aunque durante un tiempo fue interesante la experiencia, cada vez me pesaba más la estancia en aquella solitaria casa.
Solitaria por dos razones, una porque en este bello paraje no hay más viviendas y otra porque mi compañera sentimental, ejecutiva de pro, se va por la mañanas y no viene hasta bastante tarde o simplemente se queda en la ciudad o cuando estaba de viaje.
Con lo cual mi vida es bastante solitaria cuestión que rompo con la navegación en Internet, buscando no solo trabajo sino también compensaciones que me motive a seguir delante del ordenador. Aunque noto que cada día más abandono el trabajo profesional de traductor por el de buscador de sexo en la Red.
Esa búsqueda me llevó hace ya tiempo a las paginas de zoofilia o bestialismo, que quedaron impresas en mi retina, tanto es así que terminé contactando con una antigua pagina de contactos zoofílicos, hoy desaparecida, y que estuvo a punto de calmar una apremiante fantasía de ver como se lo montan en vivo y en directo una mujer con un perro. Puesto que lo vídeos que compro, aparte que son algo aburridos en las tomas, suelen estar muy alejados de lo cotidiano.
Durante tiempo estuve buscando la posibilidad de convencer a mi mujer para que se lo hiciera con un perro Labrador que terminé comprando, pero lo más que obtuve fue que esta se dejara mamar un día su longilíneo chocho y algún que otro lengüatazo en su precioso culito, y poco más. Por lo cual el perro pronto pasó a las dependencias anexas de la finca, donde yo lo rescataba alguna que otra vez para alguna que otra orgía, pues a estas altura he de decir que si me he dejado calzar por Guerrero nuestro perro guardián
Si alguno de mis lectores masculinos, no lo ha probado, que lo haga pues ser calzado por un perro de tamaño medio y hacerse una paja a la vez mientras el animal todavía te culea es uno de los mayores orgasmos que hasta hoy tenido, no se lo que pasa en ese corto escenario entre el ano, los testículos y la polla, no será si será la posición, pero la experiencia es inenarrable.
Como les decía al principio en el ámbito de mis predios construyeron una linda casita, de esas llenas de cristaleras que permitían ver casi todo lo que sucedía en la casa, así fue como conocí a mis nuevos vecinos. Una pareja ya madura, ella rondando los 40 de buen ver, baja y rellenita y con volúmenes apetitosos en nalgas y tetas, de cara agraciada y de finos modales muy de su profesión de Experta en Protocolo, aunque ahora está en paro, y es una gran amante de las plantas tal vez por eso su nombre Begoña; él es Jacinto López Manager Senior de DUPONTE , larguirucho y con una pierna más corta que otra, y muy parlanchín a la vez que gran amante de la música clásica y de enormes libros sobre Naturaleza que pueblan casi toda la casa.
Al concluir la casa-mansión, como únicos vecinos cercanos fuimos invitados a la inauguración junto con una decena de sus amigos o compañeros, que nunca habíamos visto alrededor de la casa, a los propietarios ya nos unía una más que apreciable amistad pues les habíamos prestado algunas herramientas en algún fin de semana que se acercaban a la casa para ir componiendo a su antojo y capricho los mil y un detalles, terminando por quedarse a dormir en nuestro pequeño chalet, por aquello de no viajar por la noche rumbo a la ciudad.
En esas noches de cena, les sondeé acerca del tema sexual, pero enseguida tanto mi compañera como yo nos dimos cuenta de que en ese tema eran un poco pacatos, Jacinto pasaba de todo, porque lo de él, era el intelecto, la creación, los proyectos y Begoña aunque no mostró mucho interés si que cierta mirada en sus verdes ojos dejó al descubierto había conocido..., pero que ahora era una auténtica sombra.
Cuestión que comprobé en la cena de inauguración sonsacando a amigos y compañeros/as del matrimonio los cuales al unísono me dejaron claro que Jacinto pasaba tanto de sexo que prácticamente o era un monje o les gustaban los hombres puesto que siempre estaba rodeado de ellos y algunos de ellos con estilo de querubín. De ella se decía que tenía algo de sexy pero que no parecía haber salido aún de las cáscara, aunque alguna amiga más íntima comentó que alguna vez que había bebido un poco más de la cuenta se ponía tremenda.
Así fue como se fue haciendo realidad en mi cabeza el proyecto de ir abriendo al mundo del sexo a mi vecinita, esa misma que tantas horas pasa solas al igual que yo. Era una tarea lenta pues no podía correr el peligro de echarlo todo a perder por echarle un polvo aquel mundo de redondeces, sino que tenía que prepararla para hacer realidad mis fantasías.
Comencé montando un observatorio en mi estudio con la excusa de observar las estrellas y así poder controlar y admirar las evoluciones de mi vecina por los amplias habitaciones de la casa que dado el alcance de mi teleobjetivo y las inmensas mamparas de cristal de su casa podía observarla casi hasta en el propio WC. Para ser unos pacatos sexuales, eran todos unos exhibicionistas . Mi vecina tras la marcha de su marido andaba por la casa en braguitas y con una trasparente blusa que deja ver casi perfectamente sus peonzonas tetas, que bailoteaban a la par que sus glúteos cuando les daba de beber a sus plantitas, más de una mañana la perdí espiando sus movimientos, hasta llegué a verla un día en pleno sillón orejero releyendo una revista y empezando de forma inconsciente a tocarse el chochito.
Otras veces aparecía por la casa en bolas como quien dice pues se cubría con uno de esos transparentes camisones que insinuaba más que enseñaba y que me ponía a cien, lo que terminaba en un pajoteo frenético a la salud de mi vecina.
Como sabía que utilizaba Internet, un día de visita me hice con su dirección y comencé a enviarle algunas sugestivas fotos eróticas, acompañadas de breves relatos de encuentros fortuitos, todo ello muy “suave “ de contenidos Eran más bien confesiones que otra cosa, así fue como mi vecina cada día se iba pasando más ratos ante su ración diaria de sexo, primeramente borró los archivos sin mirarlos, luego empezó a leerlos y luego ya los imprimía , así era como yo iba notando sus evoluciones desde mi atalaya.
Empecé a estar seguro de que estaba preparada, cuando empecé a observar que con los folios en la mano se acurrucaba en su sillón favorito y como si de forma predeterminada se tratara empezaba a tocarse...
Aunque esto lo cuente así , puedo jurar que fueron sesiones, meses enteros preparando las fotos de pollas rubicundas, de suaves penetraciones, de confesiones, de rojos cuentos e historias que fueron despertando la tenue luz sexual de mi vecina hasta alumbrar con fuegopropia, cuestión que comprobaba cuando iba con mi compañera a cenar a su casa, no sé si ella se imaginaba algo, pero empezaba a medio coquetear conmigo, puedo decir que hubo algún roce en el trasiego de la recogida de platos.
A partir de ese momento empecé a enviarle de forma siempre anónima , no ya cuentos y fotografías sino alguna nota que otra, comentando lo buena que estaba y lo que haría con ella, al principio n o contestó y luego ya insultaba y amenazaba a su comunicante anónimo con denunciarlo, pero sin embargo seguía imprimiendo todo lo que le enviaba.
En una de esas noches de verano en que fuimos invitados, Begoña, Bego para los amigos, bebió lo que quiso y más que yo le arrimé, ese día me presté voluntario para ayudar a servir la cena y recoger los cubiertos, y entre ida y venida y el calor de la cocina, la Bego se dejaba medio hacer, estaba caliente hasta las cachas, sus arrimadas y sus quedadas de ojos asi lo hacían patente. En uno de esos viajes a la cocina mientras yo metía los platos en el lavavajillas ella medio descarada por el vino me pellizco las nalgas, a la vuelta de uno de sus viajes le arreé en plenos morros un beso mientras le hacía llegar uno de mis largos dedos hasta el chumino, ¡menuda salsa¡, casi pierdo hasta la mano de cómo estaba aquello de pringoso. La besé y lamí cuanto puede por la cara y sus preciosas y abundantes tetas, que pronto se llenaron como botas de vino, la estaba obligando a bajarse hasta mi pilón, cuando sentimos a nuestros respectivos parteners dando vueltas, y con ello todo se vino abajo.
No obstante al otro día , cuando estaba sola me presenté en casa con el nabo a reventar dispuesto al polvo de nuestras vidas, pero me rechazó de inmediato y volvió a encerrarse en su caparazón sexual, había llegado el momento de ir preparándola para mi deseos y fantasías y de esa manera hacerla mía, tenía que hacer que sintiera el deseo sexual hasta hacérselo con cualquiera y a partir de ahí tendría mi juguete sexual.
Para ello me valí de dos cuestiones, potenciarle más los envíos con contenidos más fuertes e introduciéndole algunas fotografías de relaciones zoofílicas, y la otra cuestión era adiestrar a mi perro Guerrero para que pudiese hacer suya a la damita en cuestión. El perro tomó la costumbre de perderse por el jardín de los pacatos vecinos , cierto es que mis Euros me costó, pues por las mañanas antes de soltarlo tiraba en las cercanías de la casa de mis vecinos unas viandas para que el perro se quedara a husmear por la zona en busca de más comida, así fue como Guerrero se pasaba más horas en casa de los vecinos que en la suya propia, hasta llegue a verle dormitar a los pies de mi vecinita, había logradocon tal estratagema introducir el mortal arma que era mi perro en la vida de mi vecinita.
La siguiente cuestión era interesar al dócil perro labrador en las cuestiones femeninas en las que era un total inexperto, pues cuando lamió el chocho de mi señora era aún cachorro y tan solo fue una cuestión de segundos. El estaba acostumbrado a mamar mi polla, al sabor del semen y a veces por eso buscaba la bragueta de Jacinto, aunque este le repudiaba aún antes de que se acercara.
Tenía pues medio entrenada la culiada, que dicen los latinoamericanos, pues conmigo jodía de vez en cuando, aunque supongo que para él no debía ser lo mismo clavármela a mí en elculo que joderse a una buena damita, todo era cuestión de que lo probase, y viendo lo obsesivo y pertinaz que era no tardaría en lograr tal objetivo .
Para entrenarle a buscar chochos de damas, ya que estaba más habituado a culos y pollas, tuve que ingeniármelas comolograrlo, durante semanas intenté varias maniobras , como medio cascársela y dejarle que fuera con la polla colgando hasta la casa de Bego, pero siempre terminaba en medio de las dos casas lamiéndose la rojiza polla. Mi vecina aunque le tocaba el lomo y alguna vez le acariciaba todo su talle, tampoco iba más allá.
Un día metiendo las ropa de mi señora a la lavadora noté que unas de sus bragas olía de forma potente, era cuando nos apetecía follar durante un par de días sin apenas lavarnos y poder así chuparnos y olernos, ví que aquello podía ser un buen comienzo, llamé a Guerrero y le di a oler aquella braga lo cual le hizo recular, dado el fuerte olor, hube de mézclarselo con mi semen para que pasara su lengua en busca del preciado manjar.
Mi mujer, con esta nueva situación, vio incrementados los polvos que tanto le gustaban de arrancarle las sucias bragas, que se ponía dos o tres veces seguidas para mayor disfrute como perra callejera , y así fue como mi fiel perro empezó a querer participar de aquel intenso olor, que aquella primavera amenazaba con hacerle perder sus estribos, pues era darle a oler aquella prenda impregnada de hembra salida y de semen y volverse loquito, cuando empecé a notar que Guerrero empezaba a querer asaltar a mi mujer en busca de su preciada esencia creí el momento de atacar la otra parte del plan.
Esperé pues a la cena de despedida de mi mujer que se iba durante unos días a casa de su madre, motivo por el cual invitamos a Jacinto y Bego, y aproveché como en anteriores ocasiones para asediarla y ponerla a tono. En plena cena y teniendo la vecinita ya más vino del que la ocasión requería, y habiéndose presentado a cenar con sus ropas de tenis, aproveché su corta faldita para por debajo de la mesa ir abriéndole las piernas con mi pie desnudo y buscando su chocho que se dejaba palpar por encima del fino tanga. Cuando me ayudó a llevar los platos, y se me echaba encima para la regañina por la situación me metí sin dudarlo un instante bajos sus faldita y en santiamén le pegué dos lamidas de campeonato en pleno vulva, lo que la dejó desconcertada y cogida a la meseta de la cocina, sus pirando más y más.
Nuestros respectivos congéneres estaban a lo suyo, lo cual en otro viaje aproveché que Bego estaba inclinada buscando unas balletas en el cuerpo bajero de los armarios de cocina para meterle un poco más allí la cabeza y bajándole las diminutas braguitas meterle un poco el nabo por enter los labios a la vez que le masuñaba el agujero del culo que se abría como una espora, si hubiera querido allí se hubiera producido el polvo del siglo a costa de que nos hubiesen descubierto, amén de que mi plan se vendría abajo. Opté pues por darle un par de manubriazos de mete y saca con el pollón en ristre y cuando empezaba a delirar de placer la deje compuesta y sin polla. Ese era el estratagema ponerla cien para poder luego tirármela a capricho y realizar de paso mi fantasía.
A la mañana siguiente mi mujer se marchó y nada más avistar que Jacinto se iba , me dejé caer por la casa de Bego una vez hube comprobado que ésta aún dormía y que se levantaría en camiseta y bragas, el chasco fue grande puesto, que me abrió la puerta en esas trazas y me invitó a tomar café y comentar algunas cosillas de la noche anterior, pero mis avances fueron directamente rechazados. Me fui como se dice con el rabo entre las piernas.
Durante todo el día estuve dándole vueltas a como atacar el morbo de mi vecina se aviniera a mis caprichos, como estaba solo y Jacinto se iría durante unos tres días a unos viajes de negocios, me invitó a cenar y aproveché para volver a enardecer a mi vecinita, cosa que pude lograr a medias, pero aunque no había bebido estaba ,”más suelta” al rollo d de los toqueteos, casi diría que los buscaba. Al marchar le susurré que al día siguiente la llamaría.
Así fue como me parapeté en mi observatorio y con el teléfono en ristre, llamé a Bego, diciéndole todo aquello que se me ocurría, acerca de sus tetas, del cojonudo chocho que tenía y como rezumaba a poco se lo estrujasen, etc. La veía evolucionar por la casa poniéndose a punto caramelo, al final de la tarde me las ingenié para que pudiera ver por su viedo-televisor unas pelis pornos que tenía preparadas, con lo cual por la noche sonó el teléfono invitándome a pasar por su casa, cosa que excusé puesto que esa misma tarde había invitado a unos amigos a pasar unos días y no era cosa de plantarlos.
Por la mañana seguí enviándole algunas otras pelis, y a su puerta le deje algunas revistas y entre ellas algunos relatos zoofílicos, dejé pues que se acomodara en su sillón preferido y se pajeara , enseñándome ya directamente su chochito, una vez que le confesé que la espiaba y que veía todas sus acciones en la casa. La muy descarada la veía ya fuera de madre, lamiéndose los precisos globos mamarios y las puntas de sus dedos que anteriormente había pasado por sus bajos. A la tarde vino pues la puesta en escena final, pues la educación sexual de mi vecina ya estaba en marcha.
A eso de las cuatro se fueron a dar una vuelta mis amigos, y teníamos previsto su vuelta como para las seis , así que media hora antes de su llegada me fui hasta casa de Bego, a la cual ya encontré en mejor disposición y pronto se dejó hacer entre arrumacos , caricias y demás... ya pasaban cinco minutos de las seis cuando me saqué la polla y empecé a embadurnármela con mi saliva y los caldos de la vecina, a la vez que untaba todo ello por mis calzoncillos, estaba en pleno bombeo cuando sentimos tocar el claxon y llamarme para que abriera a mis amigos, ese era el momento, dejarla allí de nuevo abierta y sin su bombón.
Fui para casa y les comente a mis amigos Lisa y Esteban que probablemente podríamos montarnos toda una juerga con mi vecinita incluida y como Lidia no se cortaba un pelo , pues les expliqué el plan , que consistía en que una vez yo me calzase como dios manda a la vecina, podían venir a echar más sal y pimienta al tema.
Llamé a Guerrero y le dejé cebarse en las bragas de mi señora y mis calzoncillos, éste se puso a cien, lo cual aproveché para darle un buen meneo a su polla y ya fuera de sí lo envié a casa de Bego, ésta empezaba a tener la costumbre de cuando se quedaba sola abrirle al perro y que este le acompañara hasta casi la hora de irse a dormir.
En cuanto Guerrero picó con su patita en la puerta y Begoña le franqueó la puerta , a este le llegaron los efluvios de la dueña de la casa, y mediatizado por la técnica de Paulov, pues pronto quiso abrirse camino entre la faldas de Begoña, para catar aquellos manjares que empezaba a conocer. Tras varios intentos, Begoña lo rehusó y de dedicó a preparar una excelente cena para las 11 de la noche para mí y mis amigos, Guerrero la perseguía como un lazarillo sin dejar de atisbar la ocasión de hacerse con su presa, viendo que la cosa evolucionaba de forma regular, opté por llamar a Begoña y sugerirle que encendiera su espléndida chimenea del salón y se tomara unas gotitas del elixir que a ella tanto le gustaba, a los pocos minutos el calor de la casa era el suficiente y el interno de la interfecta era el ideal como para que el perro se pusiese a tono y la dueña de la casa más, tras haberla requerido que se tumbara en la gran alfombra del salón con sus piernas al aire y sin bragas, si de verdad quería un polvo esa noche.
Así lo cumplió, tomé el teléfono y desde mi observatorio le indique que pusiese el vídeo, para así llevarla al extremo de su calentura, ya estaba totalmente entregada y le ordené ponerse a cuatro patas sobre la alfombra y se pajease, para poderla ver yo desde mi observatorio, pues la postura era de lo más excitante.
Pronto dejé el observatorio pues ya sabía lo que iba a acontecer, crucé el jardín de ambas casas y me colé en la casa, Guerrero aunque debió oírme u olerme y prefirió apoderarse del bombón. Cuando llegaba a la puerta del salón vi como la vecinita entraba en el delirio de su paja, Guerrero al ver tan espectacular pose, no sé quedó quieto y las lamidas desde el chocho al nacimiento de la espalda fueron tan intensas y pertinaces que Begoña se dejó hacer.
.- Así perrito mío, dame gusto, ya que ese cabrón de tu amo me deja a medias
El perro que ya desenvainaba el fino estilete, no lo dudó dos veces y empezó a querer acaballarse, sin que esta acertara a saber muy bien lo que pasaba, finalmente se montó encima de ella, pero la polla de Guerrero no acertaba con el agujero, y se colón por entre la abundante masa de pelo abriendo a ambos lados, dos gordonzuelos labios vaginales sobre los que pasaba su fino estilete, Begó echó una mano por debajo y atrapó el mojado mástil lo cual la puso aún más a cien. Guerrero que la tenía super-atrapada entre las patas delanteras la aplastaba con su peso sobre el suelo. En una de estas, en plena faena de culieo del perro y con toda la zona chorreando de fluidos vaginales y de los del can, el pito de animal fue a incrustarse directamente en el culo de Begoña, la cual lo sintió llegar como un dardo fino, que se colaba sin dificultad alguna , ella pensaba como luego me comentó, que según había leído en algunos relatos la polla del perro se pondría gorda antes de meterla, por lo cual podría manejarla mejor, .- teoría errónea, porque a los perros al principio su polla es un fino estilete para así poder calzarse a cualquier perra o perrilla, luego eso sí una vez dentro crece de forma desmesurada y más el bulbo del animal, el cual tampoco se siente es algo que se cuela con todo el mandurrio como un granito..., y que luego allá dentro crece. .- Así fue como Begoña sintió como aquel fino espadín se le trasponía más allá de su peludo ano, y tras calarse hasta los tuétanos, con los distintos vaivenes sentía como aquello crecía de forma desmesurada, hasta quedar atorado por el bulbo del perro en el potente culito de Begoña.
Empezó a llorar de placer y dolor, esa mezcla tan rara de ver que estas gozando pero que a la vez sientes como aquella tortura no va a acabar nuca y terminarás con un perro colgado de tu culo, porque si no quieres ser desgarrada es difícil sacarse tan brutal aparato, salvo que uno reciba de forma cotidiana por ahí, de la vagina ya es más fácil pues al dilatar tanto la mujer por lo partos es más fácil salirse.
Guerrero había cumplido con su misión antes de los previsto, cuestión que yo no me esperaba, y en vez calzársela por el chocho le polvo fuera más bien anal, el perro habiendo dado por cumplida su misión de echarle todo su siembra seminal a la hembra pasó la pata por encima de su polla y allí quedaron culo con culo ambos pretendientes. Tiré mis ropas al aire y polla en ristre me acerqué a la sumisa vecinita, a la cual calmé por aquella bastarda situación para una damita como ella, tras ello le día chupar mi polla, a la vez que le iba diciendo que tendría que estar así durante una media hora por lo menos, sino quería sufrir irreparables daños.
Tiempo y situación ideal para que mis amigos se pusieran las botas desde mi observatorio y yo para darme un goloso polvo, tenía previsto otra cosa filmar como así hice el polvo tras el cual encalomarme yo a la vecina, pero la equivocación del perro me vino de perlas. Cuando ya tenía la punta perladita de saliva y a mi vecina totalmente entregada me metí bajo su cuerpo que chorreaba barriga abajo todo un condumio de fluidos, así fue como tras meterme bajo ella fui introduciendo la polla en aquel ansiado nido que ahora me estaba dando unos inesperados masajeos, pues Guerrero al notar que algo le culebreaba también por su polla quería salirse, y entre ese vaivén del can por salirse de aquella extraña situación , Begoña que no le quería dejarle ir por temor a ser desgarrada y tener que dar extrañas explicaciones por tal rotura, me facilitaban la labor para ir metiendo hasta los mismo cojones mi polla que se veía recompensada por unas enrevesadas lamidas de Guerrero y las bolas de sus cojones que también chocaban contra los míos. Mi orgasmo fue tan grande y profundo que de un tirón Guerrero se salía de mi vecina dejando ver una tranca del demonio que pronto fue aprovechada por Lidia que ya estaba en la casa dispuesta a dejarse ensartar por donde hiciera falta.
Yo me llevé en pleno despegue a mi ansiada Begoñita, a la cual bombeé lo que quise y más mientras mi amigo Esteban la preparaba darle de nuevo gusto a su culo esta vez de una forma menos brutal.
Así fue como mis amigos, mi mujer y perro encontramos nuestro mejor juguete sexual que demanda con más asiduidad nuestros servicios mientras educamos a Jacinto para ser el eterno voyeur .
Gervasio de Silos