La educación sexual familiar de Marcos
Acercó su boca, sacó su lengua y sin dejar de menear el pollón de su padre, comenzó a pasar la lengua por aquellos grandes cojones peludos.
Un día antes de que Marcos cumpliera los 18 años su padre lo llamó a su estudio y tuvo una conversación que marcó el futuro sexual del joven.
- Escucha Marcos, ahora que vas a cumplir los 18 años hay algo que debes saber y sobre lo que tendrás que tomar una decisión.
- ¿A qué te refieres papá? preguntó Marcos intrigado.
El padre se sentó en su sillón delante del escritorio y con aire solemne comenzó a explicarle a su hijo.
- Verás hijo, debes saber que en nuestra familia practicamos y vivimos el sexo de una forma totalmente liberal y unida. Todos los miembros mayores de edad de la familia mantenemos relaciones plenas entre nosotros ya sea por parejas o en grupo.
Marcos quedó totalmente descolocado, no sabía qué hacer y mucho menos qué decir. No entendía muy bien qué era lo que estaba pasando y qué quería decirle su padre exactamente.
- Pero, no entiendo acertó a balbucear- ¿por qué me dices esto? ¿es una broma? El joven no salía de su asombro.
Su padre adquirió un aire solemne y le volvió a explicar:
- No Marcos, es la forma en que los adultos de nuestra familia entendemos la sexualidad pero de ninguna forma pretenderíamos imponérsela a ninguno de los otros miembros. Es por esto que te hablaba de que deberías tomar una decisión continuó explicando- Como te decías, ahora mismo todos y cada uno de los miembros adultos de la familia vivimos la sexualidad de esta forma pero no ha sido algo impuesto por nadie, todos lo aceptamos así voluntariamente y disfrutamos de ello sabiendo que en cualquier momento si alguien lo decide puede abandonar esta filosofía de vida.
Marcos continuaba perplejo:
- Pero dices que todos hacéis sexo juntos ¿tú y mamá? ¿Mis hermanos y hermanas mayores?, ¿los abuelos?
- Sí Marcos, todos y ahora que vas a cumplir los dieciocho años te toca a ti tomar la decisión. No tendrás que tomarla ahora mismo, sino que podrás pensártelo bien hasta mañana por la tarde. A las 10 de la mañana, tu madre y yo estaremos esperando en nuestro dormitorio para conocer tu decisión. Si decides que no quieres vivir una sexualidad familiar como hacemos nosotros, simplemente no vengas. Nosotros entenderemos y respetaremos tu decisión de manera que seguiremos viviendo nuestra sexualidad familiar como hasta ahora sin que tu tengas que enterarte de nada más. A continuación prosiguió- Pero si por el contrario, después de meditarlo decides que tú también quieres formar parte de nuestra sexualidad, que quieres ser uno más en ella, sólo tendrás que acudir para reunirte con nosotros en el dormitorio a la hora que te he indicado, eso sí una vez que entres comenzará tu proceso de aprendizaje de nuestra filosofía del sexo. Al menos durante 15 días deberás hacer todo lo que te vayamos indicando, absolutamente todo. Finalizado ese periodo deberás de nuevo ratificar tu decisión o renunciar definitivamente a ello.
Marcos aun no salía de su asombro, pero comenzaba a asimilar lo que su padre acababa de explicarle. Su padre se levantó del sillón del escritorio y con un gesto le indicó la salida del estudio.
- Bueno Marcos, ya sabes algo importante sobre tu familia y ya sabes que tienes que tomar una decisión importantísima, recuerda en cualquier caso, que tomes la decisión que tomes nosotros la aceptaremos y respetaremos.
Marcos salió del estudio y se retiró a su dormitorio. Aquella noche la pasó dándole vueltas a la cabeza y tratando de asimilar aquello que su padre le había contado. En su cabeza daban vueltas las palabras de su padre y en su fantasía no paraban de correr imágenes de su familia practicando sexo: sus padres con sus hermanos, con sus hermanas, sus hermanos y hermanas entre ellos, los abuelos con sus hermanos, todos juntos Era una mezcla de perplejidad, inquietud, extrañeza pero sobre todo, algo que le llamaba la atención, mucha excitación.
Sólo de imaginar escenas de sexo con su familia le hacía permanecer excitado, con el miembro completamente erecto. Estuvo tanto tiempo con esos pensamientos y con esa situación de excitación que tuvo que masturbarse en la tranquilidad de la noche y en su cama para acabar descargando una buena lechada. No recordaba haberse corrido tanto en alguna de sus pajas. Desde luego aquella noticia lo había impactado bien.
Después de aquella paja de caudal enorme de leche terminó de tomar la decisión: aceptaría la propuesta de su padre e iría al encuentro de la sexualidad familiar al día siguiente.
Cuando se levantó, Marcos todavía no estaba seguro del todo de su decisión, pero recordando la excitación de sus fantasías imaginando a su familia follando y la tremenda curiosidad que le producía aquello se dirigió desnudo hacia el dormitorio de sus padres.
Al llegar a la puerta del dormitorio respiró profundamente, contó hasta tres y lentamente accionando el tirador de la puerta la abrió lentamente y entró.
Nada más entrar notó que el dormitorio no estaba como siempre lo había visto. Había juguetes sexuales apilados en rincón y lo que más le asombró y a la vez excitó: Su madre estaba semidesnuda, con unas braguitas negras, ligueros y medias del mismo color y unas botas de cuero hasta la rodilla. Se encontraba de pié a un lado de la cama luciendo su escultural cuerpo de mujer madura.
Al otro lado de la cama, sentado en un sillón se encontraba su padre, desnudo y con unos brazaletes de cuero en ambas muñecas y en los tobillos que le daban un excitante aire de autoridad.
- Enhorabuena por tu decisión tronó la voz varonil de su padre- Verás como no te arrepientes de ello. Ven acercate aquí.
Marcos, todavía titubeante se acercó a su padre. Le impresionó ver por primera vez la enorme polla que emergía aún flácida entre sus piernas y unos enormes huevos peludos que mostraban una gran autoridad de macho.
- Vamos, Marcos, arrodíllate aquí delante ordenó su padre.
El joven sin dudarlo se arrodilló justo delante de su padre desnudo y se quedó mirando aquella enorme polla y aquellos huevazos.
- Vamos a comenzar despacito en tu educación sexual en familia. Ve haciendo todo lo que yo te diga y nada más que lo que yo te diga. Explicaba con aire de superioridad y de maestro al mismo tiempo- Para empezar con tu mano agarra mi polla y comienza a meneármela muy despacio, sin prisas.
Marcos obedeció sin rechistar y comenzó a menear la polla de su padre muy despacio. Era una polla bien gruesa y conforme la iba pajeando comenzaba a aumentar de tamaño. Le estaba excitando aquello de pajear a su padre, nunca había mantenido relaciones sexuales con hombres pero aquello, sin dudas, le molaba.
Mientras continuaba con su parsimoniosa paja, su padre le acariciaba la cabeza con cara de satisfacción.
- Bien, lo haces muy bien, Marcos, tienes buenas manos para pajear. Sigue así no pares de meneármela. Sigue haciéndolo despacio, no cambies hasta que yo te lo mande. Aprobaba su padre.
Su madre mientras se había subido a la cama y observaba la escena acariciando sus pechos que de vez en cuando humedecía con sus dedos ensalivados.
- Mmmmmm, que gusto, Marquitos disfrutaba su padre- ahora, sin dejar de meneármela acerca tu boca y comienza a darme lametazos en los huevos, ensalivalos bien.
Marcos era como un zombi, en ese momento no tenía voluntad, sólo quería seguir dando placer a su padre. Acercó su boca, sacó su lengua y sin dejar de menear el pollón de su padre, comenzó a pasar la lengua por aquellos grandes cojones peludos. En aquella situación, el olor y el sabor de los huevos y la polla lo estaban embriagando.
Su madre se había acercado al borde de la cama cercano a ellos y con una pequeña fusta estaba acariciando el culo de Marcos mientras éste chupaba los huevos de su padre y continuaba con la paja a aquella magnífica polla.
- Asi es, Marcos, lo estás haciendo muy bien susurró su madre- sigue pajeando a tu padre y lamiéndole los huevos.
¡¡Zassss¡¡ Un pequeño golpe con la fusta en el culo de Marcos que no causó dolor pero si una extraña sensación de sumisión hizo que Marcos acelerara los movimientos de su mano en la polla de su padre.
- Bien, Marcos dijos su padre- ahora menéamela bien rápido sin dejar de lamerme los huevos que voy a correrme. Va a ser la primera vez que me ordeñes y saques la leche de mis huevos. Vamos menéamela con las dos manos, bien rápido.
Marcos aceleró definitivamente los movimientos de su mano y con la otra mano acariciaba los huevos completamente ensalivados por sus lengüetazos. Mientra lamía aquellos huevazos peludos y meneaba aquel pollón comenzó a notar como su padre se estremecía, lo agarraba fuerte de la cabeza apretándolo contra sus cojones.
- Sí, Marcos, sí, vas a hacer que suelte toda la lechada gritaba su padre- Vamos, este será el principio de tu educación.
La madre se había situado detrás de Marcos que estaba arrodillado ante el pollón de su padre y estaba lamiendo el culo a su hijo. Marcos notaba la lengua de su madre en su culo y cómo lo acariciaba mientras continuaba lamiendo aquellos enormes huevos y pajeando a su padre.
Apenas aguantó la situación medio minuto más, en ese momento notó como a su padre lo recorría un escalofrío por todo el cuerpo y de aquel pollón comenzaban a salir grandes chorros de semen.
- No pares, sigue, perrito, sigue lamiendo los huevos hasta que me saques toda la leche con tu mano!!
Marcos continuaba borracho de excitación mientras no paraban de salir esos chorrazos de leche de la polla de su padre, jamás había visto unos lechazos tan grandes salir de una polla. Él continuaba meneando aquella polla por la que resbalaban los lechazos que iban a parar a los huevos que se afanaba en limpiar con la lengua.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! Sí, qué gustazo terminó por gritar su padre derrumbándose en el sillón-. Vamos a pasarlo muy bien todos contigo, hijo.
Había sido el inició de la educación sexual familiar de Marcos. Ni mucho menos fue el final de aquella primera lección, aquello se prolongó con más sexo y vicio durante todo el día pero creo que por hoy es bastante, si les gustó la historia y quieren saber más de cómo siguió aquello háganmelo saber y les desgranaré poco a poco la historia de la educación sexual familiar de Marcos.