La educación sexual de Alberto I
Paloma se situó a gatas sobre el sofá junto a Alberto, y continuo machacándosela arriba y abajo, abajo y arriba. Mientras él empezó a jugar con sus melones, a imprimir la huella de las yemas de sus dedos en las enormes tetazas de Paloma,jugando con sus durísimos pezones entre su indice y su pulgar.
Paloma y Carlos vivían en el segundo anillo de la gran ciudad. Carlos trabajaba en el departamento de ventas de una empresa de maquinaria internacional y Paloma era cajera en una gran superficie comercial.
Tenían treinta y cinco años y llevaban casados seis años. Llevaban una vida normal y satisfactoria de casados, se encontraban con amigos, entraban salían, hacían algún que otro viaje.
El grupo de amigos era muy distendido y se conocían casi todos desde la adolescencia, por lo que había mucha confianza de esa que da asco.
- La que es tetona es tetona Paloma, y tu eres una tetona, hija!
Le dijo aquella tarde hablando entre risas, Marisa una de las amigas del grupo de siempre a Paloma.
La verdad es que Paloma era la “tetona” del grupo. En todo grupo de amigas siempre hay una que es la tetona, y que es como la miel que atrae las moscas, en este caso mejor dicho los moscones. Y en este grupo ese cántaro de miel era Paloma.
Paloma no era especialmente guapa, de 1,65, tenía unos ojos negros pequeños y redondos, una nariz rectilínea normal, unas sonrosadas mejillas y unos labios perfilados y apetitosos, de rostro era más bien normal, con las cejas hechas en la esteticista en forma de curva perfecta, un poco de rímel en las pestañas, algo de colorete en las mejillas y pintalabios húmedos en tonos carmesí o rosa y a la calle. Tenía una melena bien cuidada lacia y sedosa, peinada con raya al medio y cuyas puntas le llegaban a la mitad de la espalda, su color natural era el castaño oscuro, pero se lo teñía desde los dieciséis años de rubio beige, el color de pelo favorito de Carlos.
Pero como ya hemos dicho el punto fuerte de Paloma eran sus enormes tetazas que llenaban una talla 100 y una copa H de sujetador, en forma de gotaza de lluvia, desbordándose por los costados como si estuvieran a punto de desprenderse del pecho de Paloma y aplastar a quien estuviera debajo de ellos y que a pesar de darle el pecho a la niña no habían perdido absolutamente en nada su turgencia y lozanía, y cuando colgaban libres tenían sus pezones erectos mirando al frente.
Paloma era la tetona del grupo y los tiempos de los celos entre las chicas ya habían pasado. Además en el pasado golfo y salidor del grupo antes de tener todas novio, los wonderbras de una y hasta dos tallas menos de Paloma, combinado con sus generosos escotes, le daban a Paloma un aspecto explosivo y los grupos de chicos las merodeaban como hienas hambrientas.
La única con la que había cierto pique era Raquel, “la loba”, como la llamaban las demás. Era la más alta del grupo midiendo más o menos 1,72 cm, con unas piernas de locura, pelo castaño claro, preciosos ojos azules, y labios muy sensuales, tenía un gran ego. Se vestía siempre muy sexy, trabajaba en una perfumería del centro y tenía el record de ser la chica que más hombres atendía de la perfumería, de lo que ella presumía arrogantemente. Con apenas una talla ochenta de sujetador, sus pechos siempre la habían acomplejado frente a Paloma , así que ahorro durante un tiempo y se operó los pechos, poniéndose una talla 95. Las demás amigas lo consideraron “unfair”, eso y su forma de vestir siempre impecable, siempre sexy y provocador sin importar la circunstancia, hizo que Marisa, que era la más calavera y callejera de las amigas la rebautizase en su propia cara como “la loba”, ante las explosiones de risa de las otras cuatro amigas.
Entonces comenzó la sana competición entre las chicas por ver cual tenía el mejor culo.
El punto álgido de esta competición fue un fin de semana que pasaran las cinco parejas en una casa rural, mientras los chicos estaban viendo un partido de futbol, ellas pasadas de gin-tonics se quedaron en tangas y bragas y empezaron a desfilar una por una delante de las otras. El tema del culo estaba muy reñido. Las cinco amigas tenían unos bonitos culos, Laura y Sonia, que eran las más normalitas del grupo, se entrenaban duro en el gimnasio donde las cinco se habían apuntado y hacían grupito, Marisa era un poco la más desaliñada y poco sacrificada del grupo. Aun así el hecho de que las cinco tomaban de 3 a 5 horas de clases de spinning, aerobic o cualquier otro curso de cardio arrastraba a Marisa a tomar parte en esos entrenamientos. De esa manera las cinco tenían unos culos soberbios, firmes duros, sin celulitis ni piel de naranja.
Pero el ego de la “loba” era demasiado alto y estaba demasiado herido por la atención que los hombres siempre dispensaban a las mamazas de Paloma, por lo que necesitaba que su amigas declarasen su culo como el mejor, por lo menos de entre los suyos. Pero el ego de la “loba” era algo que repateaba a las otras cuatros mujeres. Paloma que sabía de la rivalidad y la enjundia hacia ella de Raquel, intentaba ponerse al margen. Pero las otras mujeres guiadas por el carisma de Marisa decidieron para retorcido castigo de Raquel “la loba” que el mejor culo era el de Paloma.
- Perras, que sois unas perras, sobre todo tu Marisa!
Les gritaba Raquel, al tiempo que le arrojaba a esta su vacío vaso de plástico.
- Estoy seguro que los hombres, que son los que de verdad tienen que decidir no tendrían duda de cuál es el mejor culo.
Les inquirió Raquel despechada.
- Si, seguro “loba”! Cuando vieran ese equipo perfecto que hacen el culo y las tetas de Paloma, tu pasarías más desapercibida que una colilla en la acera.
Contesto Marisa.
- Zorra, más que zorra!
Le chillo Raquel a Marisa llena de rabia y abalanzándose sobre ella para agarrarle los pelos. Pero Laura se interpuso entre ellas, separándolas y haciéndolas callar:
Callaros, callaros, locas. Esa es una buena idea, Raquel. Porque no hacemos que los hombres opinen?
Si, si, que sean los hombres los que decidan cual de nosotras tiene el mejor culo, y veréis perdedoras!
Profirió Raquel encarándoseles desafiante.
- No creo que a Antonio le haga mucha gracia que salga delante de sus amigos en tanga, chicas.
Dijo Sonia segura e incrédula respecto al juego que había pensado Laura.
- Pensaron durante un rato hasta que Paloma pregunto:
Nenas os habéis traído leggins?
Las otras cuatro mujeres afirmaron con la cabeza. A Paloma le encantaba ponerse en el buen tiempo los leggings y hacer como que no escuchaba las salvajadas, que le decían los más atrevidos sobre sus glúteos de granito, sus firmes muslos y sus labios delanteros y las miradas de deseo que le arrojaban desde los tobillos a la cintura.
- Siiiiii!!!!.
Respondieron todas la unísono con entusiasmo beodo.
Después vestidas con sus leggins fueron al comedor donde el partido acababa de concluir y propusieron a los hombres el concurso del “mejor culo”. Al principio estos no supieron cómo reaccionar, se miraban unos a otros y a veces intercambiaban medias sonrisas picaras. Ellos también iban bien cargaditos de cerveza.
Las chicas habían pensado en todo, para garantizar la imparcialidad el “concurso” y que los hombres no estuvieran condicionados por sus parejas se iba a celebrar en el pasillo, donde frente a una puerta había una ventana, de forma que utilizarían los cierres enfrentados para sostener sabanas y mantas, y dejar una obertura a la altura de la cintura por donde las chicas expondrían su culo a través de sus leggings, el pasillo estaría a oscuras y pondrían música muy alta. Las chicas andarían sobre tacones y Marisa le asignaría a cada culo un número para que desfilase antes de empezar la música y los hombres apuntarían con sus linternas al hueco para no perderse detalles de sus culos. Cada hombre era un voto y el campeón debía ser por unanimidad.
Todos reían divertidos, cuando Marisa los llamó al orden, grito el número uno, puso la música en marcha y se dirigió al hueco del pasillos. Moviendo sus caderas desafiante, se dio la vuelta pegando sus nalgas al hueco, se agacho como para tocarse los pies mostrando toda la redondez de su nalgas, después subió una pierna y se dio una palmada en la nalga elevada, y después hizo los mismo con la otra nalga, y después colocando su culo completamente sobre el hueco empezó a agitar rítmicamente las nalgas al ritmo de la música, se alejaba balanceando sus caderas y sus glúteos y luego volvía a agitar sus nalgas frente a los hombres.
- Woooooooowwwww!!!
Grito uno de ellos ante el espectáculo mientras los otros silbaban y aplaudían al ritmo de la música y las chicas explotaban en risas escandalosas.
Así pasaron una tras otra, agitando rítmicamente los glúteos, masajeándose sexy y lentamente sus nalgas, lanzándose cachetazos en ellas y balanceando las caderas y el culo al ritmo de la música ante las luces fijas de las linternas de los hombres, que excitadísimos estallaban entre ellos en risas de entusiasmo, afirmando la buena idea de las chicas mientras no dejaban de lanzar tragos a sus cervezas.
Después de dos pasadas empezaron las votaciones. La votación quedo muy reñida entre el culo 3 y el 5. Así que Marisa hablo en voz alta desde el otro lado del pasillo:
- Como el asunto está empatado y muy reñido, las chicas volverán a bailar, pero ahora en tanga. Aquí nos conocemos todos y hemos ido muchas veces juntos a la piscina y la playa , y no hay diferencia entre un tanga y la parte de abajo del bikini. Entendido.
El silencio incomodo reino por unos momentos tras la proposición de Marisa. Hasta que uno de los hombres aulló y los demás le acompañaron con palmadas y gritos, mientras las chicas estallaban en carcajadas, al tiempo que las chicas de los culos 3 y 5 se quitaban los leggings, la 3 llevaba un tanga de encaje negro y la 5 blanco de lycra. Después la música volvió a sonar y Marisa volvió a nombrar por su número y por turnos los esplendidos culos.
Esta vez el baile era mucho más lento y picante, las chicas agitaban los glúteos sexymente al ritmo de la música libres y firmes en su movimiento, se apretaban las nalgas con fuerza, y se lanzaban palmetazos elevando las piernas y para subir más la temperatura hacían tentativas de bajarse el tanga cogiéndolo por el lateral con su finos dedos con sus cuidadas uñas y bajándoselos hasta el final del arco de las nalgas para volvérselos a subir a su sitio lentamente, lo hacían con el culo pegado al hueco a mitad de camino cuando balanceabas las caderas al ritmo de la música inclinándose levemente para exhibir más la firmeza del culo. Los tíos gritaban entusiasmados, ardiendo como un volcán y llevándose de vez en cuando la mano a la bragueta.
Finalmente hubo un campeón, el culo del tanga negro de encaje, que se llevó los cinco votos. El culo número 3. Que era como no, el culo de Paloma! Ni siquiera el otro finalista era el culo de Raquel, sino el de Sonia. Raquel silenciosa y vencida, con la mirada perdida, se puso detrás de su marido Alberto, permaneciendo en silencio, Marisa le lanzo una mirada pero no quiso hacer sangre.
No se podría decir al cien por cien que el mejor culo era el de Paloma, pero al no ser alta, 1, 65 cm, sus torneadas piernas y sus perfectas y anchas caderas le daban a su culo una preciosa esfericidad, destacando un culo completamente redondo con unas nalgas curvas y duras, algo increíble con aquel estomago liso y duro como una tabla que tenía, y aquellas ubres apetitosas.
Al acabar el concurso todos los hombres se refregaban cachondos y borrachos contra el cuerpo de sus parejas. La fiesta acabo ahí, y todas las parejas fueron a sus respectivos cuartos entre arrumacos y besos.
A la mañana siguiente las chicas bromeaban paseando alrededor de la casa, comparando cuál de sus maridos les había echado el mayor número de polvos aquella noche.
Así transcurría la vida de Paloma, entre el trabajo, su vida con Carlos y su círculo de amigos. Hasta ese septiembre, en el cual había aparecido Alberto en su vida.
Alberto era el hijo del padrino de Carlos. Un chico de dieciséis años, serio, delgado y moreno, tímido y muy buen estudiante, sobre todo de temas tecnológicos.
En la ciudad donde vivían Carlos y Paloma se encontraba uno de los mejores institutos tecnológicos del país, el lugar ideal para que Alberto completase el bachillerato antes de pasar a la universidad. El problema era que su padre, el padrino de Carlos, era un agricultor del pueblo y no podía permitirse pagar el mantenimiento en la ciudad de Alberto. El padrino de Carlos, lo era porque en algunos malos momentos económicos de su familia en el pasado los había ayudado mucho, casi sostenido. Además Carlos y él se llevaban muy bien, se tenían mucho afecto.
Todos estos argumentos le había dado Carlos a Paloma, cuando le comento la situación, y le pregunto si podía proponerle a su padrino que Alberto viviera con ellos mientras estudiaba en el instituto tecnológico. A Paloma no le hizo mucha gracia, por la intimidad de la pareja y todo eso. Es verdad que tenían una habitación que podía ocupar el chico, pero a ella le incomodaba. Carlos y el chico apenas se saludaban. Alberto era bastante tranquilo e introvertido un chico de esos que siempre parece que no está. Y para Carlos y su familia poder hacerle ese favor a su padrino tenía mucho valor. Así que Paloma accedió, y el chico fue con ellos al empezar el curso en septiembre.
Pero ahora era en algunos aspectos un fastidio, le comentaba a Marisa, mientras tomaban un café a media tarde sentadas en un bar:
- Si el chico es muy bueno, disciplinado, ordenado, limpio, callado, etc.. Pero no tenemos la misma intimidad que antes. Hay que tener cuidado con lo que llevas y cuando lo llevas, ya me entiendes.
Le dijo Paloma a Marisa. Marisa sonrió maliciosamente y dio un sorbo a su café antes de contestar:
- Vamos que no puedes pasearte en pelotas por la casa, ni follar en el salón si os apetece a ti y a Carlos, por si aparece el niño? No!
- Jajajaja, que animal eres Marisa, jajaja!
Respondió Paloma estallando en carcajadas.
- Yo no suelo ir en pelotas por la casa. Ya soy bastante famosa en la escalera por mis tetas y mi culo, como para provocar que algún vecino me espié o incluso me grabe, andando desnuda por el piso. No es eso, es que ya sabes que me gusta andar cómoda por casa y claro Alberto, será introvertido y todo lo que quieras, pero no deja de ser un hombre, y además en la edad en la que esta!
Aclaro Paloma con expresión de fastidio.
La verdad es que a Paloma le gustaba ir muy cómoda por casa, sin sujetador con camisetas ajustadas o de tirantes, que dejaban a la vista sus enormes melones balanceándose en el vacío o con blusas holgadas y medio abotonadas, con mayas de gimnasia, leggings, shorts o boxers, donde se marcaba su maravilloso culo y sus perfectos muslos, sobre todo cuando volvía de trabajar y se quitaba el uniforme.
- Así que imagínate, cuando me pongo así. Los ojos del chaval se le salen de las orbitas, se queda como petrificado, siguiéndome con la mirada allá por donde me muevo, parece un perro famélico delante de un sabroso jamón.
Comento Paloma a Marisa.
- Seguro que se mata a pajas pensando en esas tetazas y ese culo tuyo. El camarero casi nos tira encima el café solo para echarle un mejor vistazo a tus globazos a través de la apertura del escote de la blusa de tu uniforme. Jajajaja.
Contesto descaradamente Marisa.
- Y el chico no dice nada, o se queda como un pasmarote. O agacha la cabeza y se aleja. Y en la mesa habla conmigo sin mirarme, tranquilo y tenso a la vez. El peor es Carlos, que me reniega, me pide que ponga un batín, o alguna ropa más holgada. Cuando sabe que mis tetazas ni con la más holgada de las camisetas o de los jerséis se pueden disimular.
Dijo Paloma en tono reivindicativo.
- Jajajajaja. El chico calladito y tímido que debe estar en su habitación cada noche pelándosela como un loco soñando con tu cuerpo. Jajajaja. Te imaginas toda esa fuerza joven. Ese semen nuevo y potente en tu boca, perraza. Jajajaja.
Apunto Marisa acercándose a Paloma en un tono lujurioso y lascivo.
- Jajajaja, calla Zorra loca. Si solo es un niño y más corto que las mangas de un chaleco. Encerrado en sus libros y su ordenador, que hay que sacarle las palabras con sacacorchos….huuuumm aunque probar semen joven…. Huuuumm suena tentador….jajajaja.
Respondió provocativamente Paloma al tiempo que cogía con su dedo índice una nube de crema de su café con leche y se chupaba el dedo con la punta de la lengua muy promiscuamente.
Lo cierto es que las dos amigas tenían cierto fetichismo por el semen masculino. Al principio habían rechazado incluso hacer felaciones a sus parejas, era algo asqueroso y las pollas olían a orina. Pero una noche pasada de copas y poseída por la lujuria Marisa le había hecho una mamada a su entonces pareja e incluso se había bebido el semen del chico, ante su excitación y su entusiasmo. Así había convencido a Paloma a que hiciera lo mismo. A partir de entonces las amigas habían compartido sus experiencias sobre los tipos de semen y los diferentes sabores del mismo.
Incluso una noche un médico que ligaba con ellas, les convenció incluso enseñándoles recortes de estudios etc… de que el semen llevaba sustancias antidepresivas y muy nutritivas. Marisa y Palomas hicieron ver que aquello les resultaba repulsivo. Al final de la noche le pidieron al médico que les llevase a casa en su coche. Le ataron y le hicieron dos mamadas cada una, seguidas, bebiéndosele hasta la última gota. Al médico no le quedaron fuerzas ni para irse a su casa, y paso la noche en el coche.
- Si ya conozco tus gustos perra. Bien dulce y bien denso, como si fuera leche condensada…jajajaja.
Exclamo Marisa, sin dejar de reír.
- Y te repito no puedo decir nada malo de Alberto. Pero Carlos preocupado por que pensara, y porque no se dé cuenta de que estamos follando, cuando lo hacemos, siempre esta distraído. Tapándome la boca para que no se oigan mis gritos, preocupándose de que no hagamos ruido, concentrándose para no gritar y acabar pronto. Incluso lo hacemos menos que antes.
Protesto airada Paloma.
- No me digas Nena hasta ahí hemos llegado!
Dijo Marisa sorprendida.
- Y repito no puedo quejarme del chico…aunque…jajajaja… el otro día salí a cenar con Carlos. Lo estaba esperando y decidí ponerme el vestido de tubo negro de lycra, con el escote en pico, minifalda y tacones negros….
- Si, si, el vestido “tumbabarcos”, ese vestido que parece que las tetas te van a explotar, que te las eleva y te las redondea al máximo y deja ver casi dos terceras partes de ellas. Que hace que todos los tíos a tu alrededor monten la tienda de campaña.
Interrumpió Marisa a Paloma.
- Si, si, ese mismo, jajajaja….sali con él al comedor y allí estaba Alberto. Abrió tanto la boca que la mandíbula le llegaba a los tobillos….jajajaa. Se quedó pasmado de pie ante mí y como si hablase solo dijo algo así como que era la mujer más sexy del universo. Jajajaja.
Acabo de explicar Paloma.
- Jajajaja pobre chaval ahora vive con una buenorra mejor que todas las que pueda encontrar por internet. Jajajaja…tienes que vigilarle las manos, las debe tener superencallecidas de tanto pajearse pensando en ti…jajajaja
Se burló Marisa.
- Calla Zorra….jajajaja Lo peor es que Carlos se cabreo por el vestido. Y poco más que me acuso de provocar al chico. Eso ya fue el colmo. Tuvimos una pelotera enorme, como si no tuviera bastante con aguantar a todos los babosos de mi curro, jefe, compañeros, vigilantes, y clientes. Como para que además tuviera que aguantar que voy provocando en mi propia casa. En más de una ocasión le dije que el chico salía esa misma noche por la puerta de casa. Al final transigió y conseguí ir por mi propia casa como me dé la gana, no habrá más reproches, se relajara y asumirá que Alberto es nuestro invitado, que es nuestra casa y que deberá convivir con nuestras costumbres y hábitos de comodidad. Después echamos un polvo de reconciliación, pero él seguía tenso y preocupado de que Alberto se diera cuenta de que estábamos follando, y yo aunque no disfrute, grite como una perra, en parte indignada. Pero en fin…Además, Marisa! El chico no se ha quejado en absoluto, no ha dicho ni un pero a nada.
Explico Paloma.
- Como se va a quejar Alberto, si no le hace falta recorrer internet para encontrar con que pajearse. Solo necesita esperar a que tu llegues a casa te pongas una camiseta de tirantes y un short de rizo marcando culo y mostrando el bamboleo de tus domingas, para tener con que masturbarse…jajajaja
Se burló de nuevo Marisa.
- Que salvaje eres perraca…jajajaja
Contesto Paloma, al tiempo que levantaba la mano para pedir la cuenta. Pagaron, se dirigieron a la puerta, se dieron un beso y cada una se fue a su casa.
Al llegar Paloma se recogió su preciosa y sedosa melena rubia beis en una coleta y quito los zapatos y se puso unas cómodas sandalias en forma de mocasín, después se quitó su uniforme y se puso una malla de gimnasia azul y una camiseta de tirantes roja dejando caer libremente sus tetazas dentro de la camiseta.
Salió al salón justamente cuando por allí pasaba Alberto. El chico tiro el cuello hacia atrás como si hubiese visto un aparecido, al tiempo que habría mucho los ojos como casi siempre que se encontraba de esa manera a Paloma. Paloma no había acabado de contar la verdad a Marisa. Ella se encontraba muy cómoda con la turbación que provocaba en el chico, le daba mucho morbo. Sabía que haya por donde iba mostrando su cuerpo todos los hombres babeaban, pero aquello era distinto, aquel chico tan joven, callado, tenso y sudoroso, cada vez que ella se presentaba ante él, viviendo bajo su techo, le daba un morbo especial.
- Hola que tal ha ido hoy en el instituto, Alberto?
Pregunto inocentemente Paloma.
- Muy bien, muy bien ahora me dirigía a mi cuarto a seguir estudiando. Tengo que preparar un trabajo con Paco y Ángel, los chicos con los que me encontré en la puerta, el día aquel que nos coincidió el camino y me acompañaste hasta e instituto, recuerdas?
Respondió Alberto.
- Si, si, ya me acuerdo.
Respondió Paloma. Claro que se acordaba, como se acordaba de los comentarios de los otros chicos, que también la recibieron con los ojos abiertos como platos, para contemplar su culo grande y perfecto en su falda de tubo de uniforme y su blusa de gasa donde sus tetas parecían dos enormes y maduros melones, como babeaban y como oía ella disimuladamente los comentarios obscenos y a la vez inteligentes sobre sobre su cuerpo de diosa de playboy, y sobre la suerte de Alberto de estar bajo el mismo techo.
- Lo prepararemos por Skype en multiconferencia.
Le comento Alberto.
- Ah pues muy bien! Cenaremos a las 21:00 y luego me gustaría que me ayudaras con algo, te parece bien?
Pregunto Paloma poniendo morritos sensualmente al concluir la frase.
- Si, si, perfecto.
Respondió Alberto al tiempo que tragaba saliva y no podía reprimir fija la mirada en sus enormes y preciosas mamas.
Se sentaron a cenar uno frente al otro, y Paloma se soltó el pelo de la coleta muy sensual y lentamente, sin dejar de sonreír al chico. Carlos estaría de viaje de negocios desde ese jueves hasta el próximo miércoles.
Durante la cena Paloma dejaba que indistintamente los tirantes de su camiseta le cayeran de los hombros volviendo a subírselos con sus finos y preciosos dedos con aquellas perfectas y arregladas uñas, en incluso se inclinaba o movía dejando a la vista toda la redondez de sus tetazas, así como la enormidad de su areola y la turgencia de sus pezones. El chico tragaba saliva y se volvía loco por la turbación sin saber hacia donde mirar.
Una vez acabada la cena Paloma le pidió ayuda a Alberto para colgar la colada. Cuando estaban en espacios reducidos Paloma probaba de rozarse con Alberto sobre todo con su culo. En una ocasión le había parecido percibir un enorme bulto en el pantalón del chico, y le mataba la curiosidad. Quería saber si era acertada su apreciación o sus ojos la habían engañado.
Por eso jugaba a provocarle una erección. Además por naturaleza Paloma era muy promiscua, y con todos sus complejos y precauciones, Carlos la tenía un poco por debajo de su satisfacción. Lo que hacía que todo aquel morbo aún la excitase más.
Junto al balcón de la galería donde colgaban la ropa, Paloma se acomodaba la melena sensualmente, mientras le pedía a Alberto que le pasase la ropa que había que tender. Entonces tembloroso Alberto le paso un tanga.
- Sabes Alberto, las tangas no son lo más cómodo, pero son las que hacen mejor culo, sobre todo con prendas ajustadas, no crees?
Pregunto Paloma a Alberto al tiempo que cogía el tanga y le daba vueltas en sus manos como examinándolo.
- Huuuummmm. No sé que decir, supongo que sí!
Dejo el chico intentando mantener la compostura, mientras tragaba saliva.
- Mira, mira bien mi culo, a través de las mayas azules a que no se nota que llevo el tanga, no crees que es mejor así?
Le provocaba Paloma, mientras tendía el tanga. El chico no sabía cómo actuar Paloma se daba cuenta y sonreía maliciosamente.
- Pero dime, que te parece mi culo con tanga?
Siguió provocándole Paloma juntando y agitando sus nalgas.
- Si, si, si, tienes razón el culo se ve así, mucho mejor!
Respondía Alberto tartamudeando mientras una gota de sudor, recorría su frente.
- Pásame eso, por favor!
Le dijo Paloma a Alberto señalándole un enorme y precioso sujetador rosa de lycra. El chico lo cogió mirando asombrado majestuoso tamaño de sus copas y se lo paso a Paloma como si quemara.
- No creas que es fácil encontrar sujetadores bonitos con mi talla. La variedad de sujetadores son para las chicas con poco pecho. Que te parece este sujetador?
Le pregunto Paloma a Alberto sonriendo provocativamente. El chico no dejaba de tragar saliva, rojo por la turbación y movió los hombros como indicando desconocimiento.
Paloma se acercó y coloco su muslo en la entrepierna del chico al tiempo que divertida le colocaba el sujetador por sombrero.
- Jajajaja, Alberto mis tetas son tan grandes como tu cabeza, jajajaja!
El chico estaba inmóvil intentando sonreír. Y entonces Paloma sintió su erección sobre su maya azul, grande y fuerte, aquel paquete era enorme.
El chico se retiró un poco alterado.
- Tengo que irme a acabar mi trabajo de mañana.
Se excusó Alberto.
- No te preocupes, Alberto ya acabo yo esto, y después me daré una ducha y me meteré en la cama.
Le respondió Paloma mientras el chico desaparecía por el pasillo trastabillándose, y provocando la sonrisa burlona de Paloma, que mordiéndose la yema de su dedo índice se preguntaba cuán grande podía ser la polla del pobre chico introvertido.
Paloma colgó mientras se dirigía al baño a ducharse. Había vuelto a pelearse al teléfono con Carlos. Últimamente se peleaban por todo, primero había sido por Alberto, ahora por esta forma de promocionar pasando tantos días fuera de casa, incluidos algunos fines de semana. Además de la ausencia el sexo últimamente estaba siendo bastante malo.
Paso cariacontecida por la puerta del cuarto del chico camino del baño:
- Alberto me voy a duchar, dejare la puerta entre abierta, grítame si necesitas algo.
Dijo en tono despreocupado Paloma, sin esperar la respuesta del chico.
Entro en el baño dejando la puerta entre abierta un palmo. Se cogió el pelo en una coleta y empezó a desvestirse sacándose primero la camiseta de tirantes dejando balancearse en el vacío sus enormes mamazas y después se sacó lentamente su malla de gimnasio azul que llevaba, dejando a la vista su raja depilada con maquinilla que necesitaba un repasito, y su perfecto y esférico culo.
Se dirigía hacia la ducha cuando por el rabillo del ojo le pareció ver algo. Entro en el plato de la ducha y abrió el agua, observando disimuladamente. Vaya, vaya, el correcto e introvertido Alberto le estaba espiando. La gravaba mientras se duchaba, con un palo de selfie ubicado entre la puerta y su marco sostenía su móvil enfocando el espejo del baño, que enfrente del plato reflejaba toda la escena de la ducha de Paloma, y el móvil con su palo apenas podían verse reflejados en la ranura del cristal del baño, y allí era donde Paloma lo había visto.
Paloma miro disimuladamente al suelo y sonrió picaronamente. Le iba a dar al chico un espectáculo que no olvidaría fácilmente.
Dejo abierta la puerta de la ducha y tomado la alcachofa de la ducha empezó a mojarse todo el cuerpo al tiempo que tarareaba dulcemente, acompañando al agua que caía desde la alcachofa sobre su cuerpo como si se acariciara, desarrollando todo esto frente al espejo.
Cuando estuvo completamente mojada, roció sobre su vulva abundante espuma de afeitar y empezó a afeitarse su monte de venus, haciéndolo todo muy despacio y sin parar de tararear una melodía dulce y suave, al tiempo que movía ligeramente sus hombros cada vez que se agachaba a rasurarse el pubis, balanceando sus enormes globos frente al espejo. Cuando hubo acabado volvió a mojarse con la alcachofa, y después paso a enjabonarse, lentamente, sin dejar de tararear, extendiendo el jabón con sus muslos, por sus nalgas siempre colocándose de la mejor forma posible para mostrarse frente al espejo del baño. Mostrando su raja, sosteniendo sus melones con ambas manos, dedicándose delicadamente primero a uno y su areola y luego al otro, levantándolos con ambas manos y luego dejándolos caer al vacío, extendiendo su mano enjabonaba por su vientre plano y sus deliciosas caderas, hasta llegar a su raja.
Mientras Alberto sostenía el palo de selfie al tiempo que gravaba a Paloma en máxima tensión, atento a no descubrirse, y sin dejar de tragar saliva y respirar aceleradamente, evitando las tentaciones de llevar su mano a su bragueta para frotarse su enorme erección que quería escapar del pantalón.
Paloma salió de la ducha después de enjuagarse. Sin dejar de disimular su sonrisa, aquello aún no había terminado, pensó para si divertida y algo cachonda, porque negarlo. La situación le encantaba, y el morbo que le provocaba aún más. Se secó con una toalla que tenía a mano, y se ajustó la toalla a la altura de la cintura dejando suspendidas en el aire húmedo del cuarto de baño sus enormes tetazas. Cogió una crema hidratante y se situó sobre una alfombra de baño a la distancia suficiente para dar un buen plano en el espejo del baño.
Empezó extendiéndose y frotándose los brazos con la crema hidratante, continuo con los brazos y sus finas y preciosas manos. Después bajo al pubis, a las piernas y los muslos donde se detuvo, extendiéndose la crema cuidadosamente, luego se concentró en las nalgas. Lanzándose severos palmetazos a las nalgas poniéndose de perfil y ofreciéndole a Alberto un perfecto plano de aquel culo tonificado y sin rastro de piel de naranja, ni de celulitis, que temblaba ferozmente sexy como un trozo de gelatina firme ante cada palmetazo de Paloma. Finalmente extendió varios chorros sobre sus esféricos y perfectos globos en forma de gota de lluvia, y empezó a masajeárselos al tiempo que gemía calladamente, extendía sus manos por toda la superficie de sus mamazas extendiendo la crema, para después tomándolas desde abajo, apretarlas cerrando las manos sobre ellas, y a continuación empezar a frotárselas violentamente, como si estuviese haciendo una cubana a una paja imaginaria. Con tanto jueguecito la raja de Paloma estaba empapada.
Alberto intentaba contener los jadeos, cerrando la boca, y aguantaba como podía firmemente el palo de selfie para que no temblase y temblase así la imagen. Con su otra mano ya no podía evitarlo y no dejaba de frotarse la ardiente polla por encima del pantalón. Que espectáculo, mejor que cualquier video en internet.
Paloma se cogió los pezones con los dedos índices y corazón y empezó a acariciárselos y a pellizcárselos, hasta que se pusieron inertes y duros como piedras. Estaba cachondisima, y Alberto ya había tenido más que suficiente para pajearse. Dejo caer la toalla y lentamente se dirigió hacia la puerta con ademán de cerrarla. Alberto con rápidos reflejos dejo de frotarse la entrepierna, y rápida y sigilosamente retiro el palo de selfie y el teléfono, casi al mismo tiempo que Paloma acompañaba la puerta suavemente con la mano.
Maldita sea pensó Alberto, aquella puerta no tenía cerrojo a través del cual poder mirar, cuando los jadeos de Paloma atravesaban la puerta. Se estaba masturbando. Alberto no lo dudo más, reflejo de un pudor contenido todas aquellas semanas, miro hacía ambas partes, y después se sacó la polla del pantalón y empezó a masturbarse salvajemente estimulado por los gemidos y jadeos de Paloma y no tardo en correrse entre gemidos sordos, contra la puerta del baño empapándola toda, se limpió como pudo, y sacándose unos pañuelos de papel del bolsillo, limpio la puerta rápidamente, ya estaba por irse, cuando los grititos de placer de Paloma atravesaron la puerta, ella también se había corrido.
Paloma contemplaba fijamente a Marisa, mientras esta se destornillaba de risa, sentada junto a la mesa de la cafetería donde solían reunirse las dos amigas.
- Jajajaja, asi que el santo y modosito Alberto, aprovecho la ocasión para espiar a la diosa tetuda con la que comparte casa y tener material con la que machacársela. Jajajaja, jajajaja…. El introvertido…..jajajaja
Decía Marisa riéndose.
- Bueno yo tampoco se lo tengo tan en cuenta. Esto es lo normal esta en esa edad, por mucho que vaya por ahí de calladito y mirando para otro lado. Es una olla a presión de hormonas. Además a mí me sirvió de preliminares, me puse tan cachonda que me corrí espectacularmente. Como hacía meses que no me corría.
Contesto Paloma poniendo expresión de suficiencia.
- Como que como hacía meses que no te corrías? Nena pensaba que estabas más que satisfecha con Carlos.
Expreso con sorpresa Marisa.
- Últimamente las cosas no van muy bien en la cama con Carlos. Lo de que le cohibía la presencia del chico, creo que era una excusa. No sé creo que la rutina, el estrés en el curro. Las cosas no son como hace unos meses en la cama…. Y tú ya sabes que yo soy muy promiscua y necesito sexo con mucha regularidad.
Dijo esto último Paloma susurrando con disimulo.
- Jejejeje….tu y yo somos un buen par de ninfómanas, aunque tú lo disimules más y mejor que yo, jejejeje.
Contesto burlonamente en voz baja Marisa, mientras Paloma esbozaba una sonrisa cómplice.
- Bueno este fin de semana me quedo sola con Alberto, menudo planazo!
Expreso con fastidio Paloma mientras le daba un sorbo a su cortado.
- Le darás otro espectáculo cachondo de tu cuerpo explosivo? Jajajaja….
Se reía burlona Marisa.
- Nooo! Ni en sueños, si me grabo, ya tiene material con el que matarse a pajas. Este fin de semana que deambule por casa como siempre, como un fantasma asustadizo tratando de hacer ver que no está.
Contesto Paloma.
- Jajajaja, que cabrona eres Paloma, jajajaja.
Respondió Marisa. Al poco tiempo se levantaron y se marcharon, no sin antes saludar al dueño que las conocía como clientes habituales y no por ello dejaba de mirarlas de arriba abajo desnudándolas con la mirada cada vez que estaban en su local.
Aquella tarde de viernes se había sorprendido a si misma coqueteando con uno de los guardias de seguridad de los grandes almacenes donde trabajaba. Retirándose sensualmente con sus finos y femeninos dedos su cabello sedoso y lacio rubio beige mientras hablaba con él, con su voz suave de niña buena, con una falda negra de tubo entallada que se ajustaba a su magnífico culo y le acababa unos dedos por debajo de las rodillas, y su blusa blanca de uniforme, llevaba puesto un wonderbra blanco liso de licra, que se cerraba y abría por delante y que sostenía y cubría solamente la mitad de su pecho. Aquella tarde había habido problemas con el aire acondicionado, por lo que hacía más calor del habitual y Paloma llevaba la blusa desabotonada por arriba más de lo normal dejando a la vista gran parte de sus tetazas de copa talla H.
Al principio se había acercado a preguntarle una nimiedad, pero luego cuando vio la expresión en los ojos de Paco, el seguridad, completamente abiertos como platos, había seguido hablando con él sin importar el tema, el tiempo, la última película que habían visto con su voz melosa y dulce, cruzando los brazos bajo sus enormes melones, casi exponiéndoselo al seguridad, que estaba literalmente babeando sin saber a donde dirigir la mirada. Como le había calentado. Una llamada al walkie, le había obligado a despedirse de ella, no sin antes lanzar una última mirada. Ella se había puesto tan caliente que se lo habría follado allí mismo si hubiera seguido la conversación cinco minutos más.
Ahora estaba en casa y era viernes por la noche. Se había pajeado en su cuarto en cuanto llego a su casa. Pero aquello no era suficiente.
Con un short blanco y una camiseta de tirantes rosa con un dibujo de comic justo debajo de un escote que era como un enorme balcón. Aquella era una de las prendas más escotadas que tenía, se veía un 60% de sus preciosos globos, el resto estaba comprimido por los laterales de la camiseta de tirantes dándole una mayor volumen y redondez.
Así y con sus sandalias se dirigió al sofá y pasar la velada viendo una peli en la tele. Alberto cenaba fuera de casa.
Apenas había empezado la película cuando se abrió la puerta y apareció Alberto. Muy mono él con su pelo engominado una camisa de manga larga y unos vaqueros.
- No estabas cenando?
Pregunto sorprendida Paloma.
- Si pero ya acabamos de cenar y tengo mucho que hacer mañana así que he preferido volver.
Respondió tímidamente Alberto intentando dirigir la mirada hacia otro lugar que no fuera el escotazo salvaje de Paloma.
- Bien, bien…. Te apetece ver la película conmigo.
Pregunto desinteresadamente Paloma dirigiendo su mirada al frente, el chico estaba muy mono así vestido, pensó Paloma retorciéndose en el sofá donde se encontraba sentada con ambos piernas sobre él.
- Qué película es?
Pregunto tímidamente Alberto.
- Lo mejor que hay hoy en la tele es esta de terror, la estrenaron hace un año en el cine, así que podríamos decir que es una novedad en televisión. Vamos Alberto mírala conmigo, no me dejes verla sola, que me cago de miedo.
Le dijo Paloma lanzándole con una expresión de lastima en la mirada.
- Vale la veo contigo.
Contesto Alberto esbozando una sincera sonrisa.
El chico se sentó en el sofá, solo un bol con palomitas que había traído de la cocina Paloma los separaba. Paloma se recompuso en el sofá ofreciéndole palomitas a Alberto y agitando sus enormes tetazas al hacerlo. El chico con la vista fija en aquellos preciosos y gigantescos melones respiro hondo, para satisfacción de Paloma.
Paloma sobre el sofá con las piernas dobladas seximente saltaba con cada sobresalto de la película de terror, balanceando seximente sus enormes globos, Alberto más relajado seguía la película con la mirada, y sin desviar la misma metía la mano en el bol para coger palomitas. Paloma se dio cuenta y solo metía la mano en el bol para coger palomitas, cuando la mano de Alberto estaba dentro con el objetivo de rozarse y provocar que instintivamente la mirara, sin poder evitar lanzarle una mirada fija y lasciva a sus tetazas allí para él expuestas. Ella quería ponerlo cachondo, eso la ponía a cien verlo sufrir y tragar saliva, lanzándole esas miradas de borrego contenido y lujurioso, y después como el otro día en el baño un poco de aceite lubricante y se destrozaría con su dedo.
El bol de palomitas no tardo en acabarse. Lanzando una mirada y una sonrisa pícara a Alberto retiro el bol, y se acercó al chico hasta que se agarró a su brazo incrustando sus tetazas contra su brazo.
- Joder esta peli, da mucho miedo deja que me coja a ti, Alberto.
Musito Paloma lastimeramente apretando sus pechotes aún más fuerte contra el chico, que permanecía sentado, con todos los músculos del cuerpo en máxima tensión, respirando acompasadamente mientras sentía el roce de los pezonazos de Paloma.
Cada escena inesperada o de terror extremo, Paloma se abrazaba más fuerte a Alberto hasta llegar a colocar su brazo más cercano entre sus tetazas, que daban enormes respingos en todos y cada uno de los sobresaltos, saliendo en más de una ocasión completamente del amplísimo balcón de su escote, para volver agitadamente a ponerse dentro de la camiseta de tirantes. El chico totalmente tenso respiraba aceleradamente sobre todo cuando Paloma completamente abrazada a él ponía su otro brazo o peor aún su cabeza sobre su pecho, tapándose la vista. Que bien olía pensaba Alberto, ese perfume tan sensual y femenino que siempre desprendía, ella y toda su ropa. Se le estaba poniendo la polla muy burra.
Al llegar a un intermedio Paloma se levantó dulcemente y dirigiéndose al mueble bar puso una botella de licor de melocotón en la mesa junto al sofá. Al tiempo que se dirigía a la cocina a buscar hielo y le pedía a Alberto que sacase dos copas.
- Voy un momento al baño, Paloma.
Dijo Alberto tras dejar las copas junto a la mesa del sofá.
- Bien pero no tardes mucho, la peli casi está acabando y estoy acojonada. Ven enseguida o me enfadare.
Le grito autoritaria Paloma ante la cara de intimidación de Alberto entrando en el baño. Paloma quería así evitar que el chico se hiciera una paja y se relajase.
Cuando la película volvió a empezar el chico estaba puntual junto a Paloma que dio un largo trajo a su copa de licor y se volvió a aferrar a Alberto, incrustándole sus enormes mamazas nuevamente, el chico volvió a tensionar todo los músculos del cuerpo. Su erección empezaba a hacerse notable bajo los pantalones vaqueros, y Paloma lo percibió en un par de ocasiones que escondió su cabeza en el pecho del chico y lanzo miradas curiosas hacia abajo, percibiendo un bulto increíble, debía ser la penumbra del salón, aquello no podía ser, era enorme.
Alberto daba pequeños sorbos a su copa y grandes resoplidos. Al acabar la película, a Alberto aún le quedaba un culín de licor de su primera copa, pero la botella estaba a la mitad., mientras Paloma no había parado de rellenarse su copa. La combinación del alcohol y de tanto roce y refregón, la tenía ardiendo, además había conseguido que el chico a pesar de la tensión y la vergüenza, se le quedase mirando fijamente por largos momentos sus enormes melones, que se habían puesto aún más duros y turgentes si era posible, con los pezones erectos como dos flechas, todo esto la ponía a punto de entrar en erupción como un volcán. Y su entrepierna empezaba a palpitar ya bastante humedecida.
- Pero donde vas si aún es muy temprano y además queda media botella.
Le dijo a Paloma a Alberto, mirándole con sus negros ojos brillando por el efecto del alcohol y el calor interior.
- Pero Paloma si no he salido con mis amigos porque mañana tengo cosas que hacer.
Contesto el chico lastimosamente, sin apartar la mirada fija en su escote.
- Venga un poquito. Déjame que te enseñe a bailar algo latino. Alberto aún no tienes novia porque no sabes bailar bachata, salsa, esas cosas nos encantan a las tías, nos pone muy calientes.
Dijo Paloma al tiempo que se incorporaba sobre sus sandalias y ponía con el mando de la tele un canal de música latina. Alberto estaba petrificado frente a ella, sudando por la tensión y con mirada fija en Paloma, que empezaba a contonearse sexy en su dirección, balanceando las caderas y el culo y moviendo acompasadamente los hombros haciendo que sus tetazas se agitasen arrebatadoramente.
- Bi-bi-bi-en, pero, pero, pero solo un ratito.
Contesto balbuciendo Alberto. Mientras Paloma lanzándole una sonrisa pícara y maliciosa lo tomaba con sus preciosas y delicadas manos y lo atraía hacia ella, llevándole hacía el centro de la sala.
Llevo las manos de Alberto a su cintura, el chico a sus dieciséis años ya media 1,80, espigado y algo delgaducho, con su camisa y su pelo engominado, parecía otra cosa, además se había puesto colonia de hombre, observo mentalmente Paloma divertida. Si, lo pondría aún más cachondo al mismo tiempo que ella se ponía y después todos a la cama a masturbarse.
El chico seguía tensísimo, como un tronco sin balancear nada el cuerpo con las manos en la cadera de Paloma, que no dejaba de restregar sus pezones erectos contra su pecho sin dejar de lanzarle miradas lascivas acompañadas de medias sonrisas viciosas.
- Vamos relájate Alberto, tú también has de mover las caderas, arquea las rodillas y mueve los pies adelante y atrás.
Le decía Paloma divertida al tiempo que levantando la mano del chico daba una vuelta sobre si misma para volver a apretar su cintura a la del chico. Entonces fue cuando la sintió rozando su muslo, ahora allí de pie muy cerca del resplandor de la pantalla de la televisión puro contemplar el enorme bulto en el pantalón vaquero, además de haberlo sentido hacía un momento.
Paloma estaba asombrada había estado muy cerca de demasiados paquetes a los que había puesto al rojo vivo como para saber distinguir, y nunca había visto algo de aquel tamaño, aquí había gato encerrado, se preguntó entre cachonda y divertida. La canción paro se sirvió otra copita de licor que se bebió de un trago y pensó en subir la temperatura aún más del chico, para comprobar si aquella “cosa” palpitaba.
Otra canción empezó a sonar en la televisión, Paloma se aferró aún más violentamente a Alberto, pegando aún más su cuerpo, frotándose en el chico arriba y abajo colgada de su cuello restregando sus enormes globos al tiempo al tiempo que le lanzaba miradas lujuriosas, estaba ardiendo como una loba en celo.
- Tienes que ser más atrevido, no basta con que tires un pie adelante y otro atrás y te balancees, Alberto.
Dijo Paloma tomando las manos de Alberto de su cintura y bajándolas a sus duras, esféricas y suaves nalgas. El chico sin dejar de mirarla abrió mucho los ojos.
- Ahora acaricia mi culo mientras bailamos, venga!
Le susurro dulce y lascivamente Paloma. Alberto aumento el ritmo de la respiración mientras acariciaba las redondas y perfectas nalgas de Paloma, casi las masajeaba, mientras ella no dejaba de mover sus caderas y frotar todo su cuerpo contra el de Alberto. El alcohol la estaba haciendo inhibirse demasiado, además su muslo que no paraba de buscar la entrepierna de Alberto muy, muy ajustada a esta no paraba de notar la incipiente palpitación de aquel bulto. Aquello era real, el tanga de Paloma estaba empapado.
- Te gusta mi culo Alberto, te gusta?
Pregunto Paloma al chico con aquel tono de susurro dulce y lascivo nublada por el deseo y el alcohol.
- Si-si-siiii….
Tartamudeaba Alberto que parecía que iba a hiperventilar en cualquier momento.
- Y mis tetas, te gustan mis tetas, no les sacas el ojo de encima, ehh?
Volvió a preguntarle Paloma con aquel tono tan lujurioso y dulce.
- Si, si, si…so, so, son maravillosas.
Paloma no pudo reprimirlo más y subiendo sus manos de la nuca a la cabeza del chico, le bajo esta y le lanzo un morreo desesperado metiendo su lengua en la boca del chico.
Alberto reacciono sorprendido y asustado, retirándose para atrás y cayendo de bruces al suelo. Entonces Paloma intento recuperar el control de si misma, aunque su libido ya había estallado como un volcán en erupción.
- Ay, perdona, perdona, Alberto, te has hecho daño?
Pregunto Paloma disimulando como si no hubiera pasado nada. El chico se arrastró hasta el sofá y se subió a él como pudo, echándose mano al pubis.
- Pero te encuentras bien, que te duele?
Le volvió a preguntar Paloma entre interesada y preocupada.
- Aaahh, auuuuhhh, uuuuhhh,me duele, me duelen mucho no puedo ni tenerme en pie.
Respondió Alberto con gesto muy dolorido sin apartar sus manos de su pubis.
- Pero que es lo que duele concretamente?
Volvió a preguntar alarmada Paloma.
- Los testículos, los huevos paloma, me duelen tanto que no puedo ni andar, voy a tener que dormir aquí.
Paloma sonrió burlona mientras el chico seguía gimiendo y quejándose dolorido. Le había calentado tanto y tanto, que tenía las bolas a reventar de semen y apenas podía moverse. Pensó de nuevo Paloma riendo divertida.
- No preocupes no voy a dejar que duermas aquí en el sofá.
Contesto Paloma de manera complaciente, se giró y se sirvió otra copa de licor, su libido seguía en ebullición, más controlada pero en ebullición, y su curiosidad era gigantesca, quería ver el tamaño real de la “cosa” de Alberto, se moría de ganas por verla. Se bebió de un trago la copa de licor, y una idea cruzo por su mente, además ella era la responsable del estado de Alberto, en cierta forma se lo debía al chico, pensó autojustificándose y esbozando un gesto de zorra lujuriosa
- Vamos a ver Alberto yo sé lo que te pasa, y tú también me parece. Solo hay una mejor manera de solucionar esto.
Dijo Paloma.El chico la miraba sin acabar de comprender.
- No hace falta que Carlos se entere de esto, será nuestro secreto entre tú y yo. Además solo lo voy a hacer para que puedas ir a dormir a tu cama y para acabar con tus dolores.
Apunto Paloma entre divertida e instructiva. El chico seguía mirándola sin comprender con gesto de dolor y agonía.
- Venga bájate los pantalones te voy a vaciar los testículos con la mano para que dejen de dolerte.
Dijo Paloma entre divertida e impaciente. Alberto abrió mucho los ojos y la boca como si acabase de despertarse. Pero Paloma no espero, y se dirigió a los botones del pantalón del chico y empezó a desabrocharle, sin dejar de sonreírle esta vez dulce e inocentemente. Alberto se movía torpemente, completamente enmudecido, levantado el culo y ayudando a Paloma a que le bajase los pantalones. Una vez fuera Paloma los tiro a un lado, le pidió un cojín a Alberto que se lo pasó como si fuera un autómata, sin pronunciar palabra, y se puso de rodillas entre las piernas de Alberto. Dirigiendo sus finos y preciosos dedos al bóxer de Alberto sin dejar de sonreír como una niña traviesa.
- Jooooder, jooooder, jooooder, jooodeeeerr, es increíble, Dios mío es increíble, increíble, increíble!
Exclamo Paloma en voz alta con tono de extenuada sorpresa sentada sobre sus rodillas, con sus preciosos ojos negros y su boca muy abiertos dibujando en su rostro una expresión de admiración eufórica.
- Que, que, que, queeee, queee que está mal!
Contesto Alberto avergonzado bajando la cabeza e intentando cerras la piernas.
- Nada está mal, cariño, nada, todo está esplendido, más que esplendido esto es una maravilla de la naturaleza!
Exclamo Paloma al tiempo que le separaba las piernas para contemplar su enorme pedazo de carne. La tranca de Alberto era más grande que la de Carlos, sobrepasaría los 20 centímetros, pero lo que realmente era prodigioso era su grosor, era infinitamente más gruesa que la de su marido y de la de cualquier otro hombre que había conocido. Casi tan ancha como el antebrazo de Paloma.
Paloma alargo su precioso y fino dedo índice, como quien tiene curiosidad de descubrir algo con un primer contacto del tacto. Apenas puso su yema sobre su glande y la verga de Alberto se irguió aún más lanzando un respingo.
- Oooaaooohhhh, oooooooh…
Gimió de placer Alberto agarrándose al sofá.
- Es la polla más grande que he visto nunca, nene, y he visto unas cuantas en mi vida, unas cuantas!
Le dijo Paloma con voz de perra lasciva, incorporada sobre el cojín y lanzando miradas fijas y de deseo al chico, con su entrepierna chorreando como una fuente de manera que no solo el tanga, sino también su short estaba empapado, fruto de la lujuria, el alcohol y la visión de aquel falo bestial.
- Relájate y disfruta, cariño!
Le dijo Paloma a Alberto con una voz sexy y dulce. Al tiempo que intentaba abarcar con su mano todo el grosor de su verga y aferrándose a ella empezaba a mover su piel arriba y abajo, abajo y arriba acompasadamente.
- Oooohhh, ooohhhh, oooooooh!
Gemía y jadeaba Alberto arqueando su cuerpo sobre el sofá, sin dejar de resoplar y respirar acompasadamente con la mirada fija en la expresión lasciva y lujuriosa del rostro de Paloma.
Paloma creía que el chico se correría pronto, si aumentaba el ritmo de la fricción, pero ella quería seguir sintiendo en su mano la palpitación de aquella enorme verga que parecía que estaba viva, por eso no iba rápido, y paraba de vez en cuando el frote, para sosteniendo su tranca, masajear dibujando círculos con su dedo pulgar el glande el glande de Alberto, que en esos momentos cerraba los ojos y aumentaba el ritmo de los jadeos.
- Ooooooooooooooooooohhhh, oooooooooohhhhh.
Que cachonda la estaba poniendo aquel niño de 16 años con la mayor polla que había contemplado nunca. Paro un momento y sin dejar de mirar fija y lascivamente a Alberto, empezó a lanzarse lengüetazos lentos y salvajemente sexys para lubrificarse la palma de la mano derecha. Después con su mano derecha empezó a masajear los huevos de Alberto, al tiempo que volvía a pajearlo arriba y abajo, abajo y arriba.
- Te gusta nene, te gusta?
Pregunto de nuevo Paloma sexy y dulcemente sin dejar de mirar a Alberto fieramente.
- Siiiiiiii!! Es, es, eeeeesss increíble.
Paloma aumento el ritmo de la paja, pero la verga de Alberto increíblemente crecía y crecía, pero él no se corría. El chico torpemente abierto de piernas, parecía que quería decir algo, entre gemido y gemido de placer, lanzaba miradas suplicantes a Paloma.
- Si dime cariño, quieres decirme algo?
Pregunto de nuevo dulce y sexymente Paloma. El chico trago saliva y volvió a lanzar esa mirada tímida y suplicante.
- Venga nene, no tengas vergüenza, que quieres preguntarle a Paloma?
Volvió a preguntar Paloma.
- Po, po, po, podría tocarte, tocarte, tocarte las tetas.
Dijo el chico tragando saliva y con la mirada tímida y avergonzada. Paloma sonrió, soltó la verga de Alberto, se puso de pie, se acomodó sensualmente la preciosa y sedosa melena rubio beige, y lenta y seximente dejo caer primero uno y luego otro los dos tirantes de su camiseta, sacándosela por abajo sin dejar de sonreír ante la cara de asombro y fascinación de Alberto que se quedó con la boca muy abierta, exclamando de admiración.
A esas alturas Palomas ya no recordaba que estaba casada con Carlos ni siquiera quien era Carlos.
Paloma se situó a gatas sobre el sofá junto a Alberto, y continuo machacándosela arriba y abajo, abajo y arriba. Mientras el chico empezó a jugar con sus melones, a imprimir la huella de las yemas de sus dedos en la enorme esfera de las tetazas de Paloma, a jugar con sus durísimos pezones entre sus dedos índice y pulgar.
- Así, así, así, Nene lo haces muy bien, lo haces muy bien, aprieta más fuerte, aprieta, aprieta…
Paloma mantenía el ritmo y los masajes circulares en el glande de Alberto con su pulgar. Estaba completamente fuera de control. El chico guiado por el instinto, relegada ya la vergüenza, desplazo su mano derecha a la espalda suave y sedosa de Paloma acariciando su espalda, imprimiendo la huella de sus yemas en sus preciosas caderas. Y al llegar a la cintura empezando a probar de bajarle los shorts. Paloma reacciono enseguida y le ayudo a deshacerse de sus shorts. Alberto volvió a lanzar un “oh” de admiración, ante el estaba el precioso y escultural culo de Paloma con su tanga de encaje blanco. Alberto empezó a pasar la mano por las nalgas y pellizcar y apretar fuertemente.
- Si, si, si, así Nene , así aprieta, aprieta, y dame palmaditas, dame palmaditas.
Le ordenaba con su sexy y dulce voz Paloma a Alberto. Que empezó a darle torpes y suaves azotes en el culo.
- Mas fuerte cariño, más fuerte, sin miedo!
Le exigió lascivamente Paloma. Alberto empezó a lanzarle palmadas más fuertes, al mismo tiempo que pellizcaba y apretaba sus nalgas.
- Siiiii, siiiii, nene, asi, asi, asiiiii. Saca la lengua, saca la lengua, cariño y mantenla fuera todo el tiempo.
Le pidió desesperadamente Paloma a Alberto, que saco la lengua torpemente, entre gemidos. Paloma se irguió y empezó a enroscar su lengua en un maravilloso beso francés con Alberto, al tiempo que con su mano derecha aumentaba el ritmo de la masturbación del chico y con la izquierda empezaba a jugar con su chico. Al tenerla enfrente el chico tomo con ambas manos los preciosos globos de Paloma y empezó a magrearlos apretándolos fuertemente y pellizcando los pezones de granito de Paloma. Que estaba completamente fuera de sí, frotando su clítoris como una loca.
Un flash de cordura paso por su mente embotada por el alcohol y la lujuria. Y se dio cuenta que si no recuperaba el control se follaria al hijo del padrino de su marido. De repente dejo de jugar con su clítoris y de besar a Alberto.
- Vamos a acabar ya, vamos a acabar ya!
Dijo Paloma bajando de nuevo al cojín entre la piernas de Alberto, escupiéndole dulcemente al troncazo de la verga enorme de Alberto e incorporada junto a él, comenzando a frotarle la piel arriba y abajo, abajo y arriba de forma frenética, con toda su fuerza.
- Oooooooooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhh.
Aullaba de placer Alberto agarrándose como podía al sofá.
Paloma sintió como el pulso de la tranca de Alberto crecía y crecía, y crecía, hasta que en un inesperado momento.
- Aaaaaaaaaaaaaooooouuuuuuuuuuuuuuuuhhhhh!
El chico exploto como una fuente frente Paloma, la primera ráfaga de densa y caliente leche cruzo el rostro de Paloma de arriba debajo de la frente a la barbilla, la segunda más abundante todavía le cubrió la mano y rego todas sus enormes tetazas, pero aun vino una tercera ráfaga tan abundante como la segunda, que empapo su cuello y la parte superior de su pecho, y una cuarta ráfaga que volvió a impactarle en la cara nariz ojos boca. El chico seguía allí con las piernas abiertas lanzando gritos ahogados de placer, y los preciosos y finos dedos de Paloma seguían ordeñándolo sin parar de subir y parar, lanzando sus últimas ráfagas para empapar sus antebrazos.
Allí estaba Paloma empapada en aroma y el sabor de la cálida y abundante leche de Alberto que la recubría, corría por su pechos y sus tetazas recubriendo sus pezones como si fuera la cubertura de nata de una tarta, caía por el rostro de Paloma que abría la boca dejando que su lengua degustase la templada leche del chico, pasándose la lengua por los labios para relamerse y a la vez recoger cuanta más semen que le había caído en la cara mejor. Y acabando chupándose los antebrazos, las palmas de las manos y los dedos, para poder deglutir cuanta más semilla de Alberto mejor
- Ooooohhh Diooooss, esto es maravilloso!
Exclamo Paloma al acabar totalmente aturdida, por el alcohol y el aroma del sexo que la envolvía y poseía.
Se levantó del suelo y obviando la presencia de Alberto que seguía gimiendo levemente estirado en el sofá con la espalda sobre el asiento y las piernas abiertas, tambaleándose se dirigió a su habitación, al llegar al marco de la puerta del salón, torpemente se quitó el tanga blanco de encaje dejándolo caer a su lado mientras enfilaba el pasillo en dirección a su habitación.
- Ooooohhh!
Exclamo admirativamente Alberto cuando Paloma se sacó el tanga dejando completamente libres aquellas perfectas y esféricas nalgas esculpidas en granito, sin rastro de celulitis, ni de piel de naranja.
El rabo de Alberto que había perdido unos segundos la verticalidad volvió a ponerse firme como el palo de una bandera, ante la contemplación del culo libre, firme y redondo de Paloma. El chico perdida toda vergüenza y guiado por la dictadura del deseo, se levantó también del sofá, tambaleante pero no tanto como Paloma, se acercó al marco de la puerta y recogió el tanga de encaje blanco de Paloma, estaba empapado con sus fluidos, Alberto lo acerco a su nariz y absorbió los olores íntimos de Paloma mezclados con su perfume tan sexy.
Alberto prosiguió por el pasillo hasta la puerta de la habitación de Carlos y Paloma, que estaba cerrada.
- Ah- aaaaahh- ah- aaaaaah.
Oía Alberto gemir a Paloma a través de la puerta de la habitación. Con su enorme polla erecta como un misil, Alberto dio una vuelta indeciso, y después temeroso y casi resignado volvió al salón, vio encima de la mesita lateral junto al sofá la botella de licor, se acercó a ella y se vertió una copa, respirando hondo la tomo con una mano y la apuro de un trago, notando el efecto amargo ardiente del licor al descender por su garganta. Volvió a respirar hondo y volvió a enfilar el pasillo hasta la habitación de Carlos y Paloma.
Carlos era el ahijado de su padre, pero siempre le había hecho el vacío, lanzándole cuanto apenas algunos comentarios superficiales, ni una sola vez se había sentado con él a hablar de algo. Incluso ahora que estaban bajo el mismo techo solo lo obtenía de él era fría cortesía y superficialidad, estaba muy claro que no le tenía aprecio de ninguna clase, lo tenía en su casa por compromiso hacía su padre. Y Paloma, Paloma era la reina de su pajas desde que empezó a masturbarse, ella y Carlos no venían mucho por el pueblo, pero cada vez que estaban allí, todos los machos del pueblo se volvían locos con aquellas tetazas, aquel culo divino y escultural, y los modelitos que siempre llevaba remarcando al máximo nivel posible sus voluptuosas curvas, con unos escotazos y unas prendas ajustadas, que hacían que los hombres del pueblo perdieran los ojos ante su paso.
Alberto cerraba los ojos pensando en Paloma y se machacaba su gran pollón, campeón de tamaño entre los chicos del pueblo. Llevaba a cabo incontables búsquedas por internet buscando una actriz porno de cualquier tipo, en especial le gustaban las amateurs, o una chica de webcam o cualquier otra que mostrase su cuerpo y habilidades por internet. Pero nunca había encontrado a ninguna mujer que tan morbosa y cachonda como Paloma, a pesar de no ser muy alta, aquel vientre plano, aquellas ubres gloriosas, aquel culo de perfecta redondez, aquellas piernas esculturales, sus labios turgentes y su preciosa melena rubio beige sedosa, sus modales tan femeninos y que desprendían sensualidad por los cuatro costados, era inigualable.
Por eso cuando su padre le dijo que iría a vivir con Carlos y Paloma a la ciudad, se le acelero el pulso, iba a vivir con la hembra de su obsesión, en su casa bajo su techo, el y su enorme complejo y timidez. Lo que parecía que podría ser algo maravilloso se convirtió en una tortura sin igual. En su casa Paloma era aún más atractiva y vestía extremadamente exhibicionista y lasciva. Se masturbaba varias veces al día solo para poder calmarse y concentrase en los estudios. Desde el día que ella le había acompañado a la escuela, algunos de sus compañeros lo acosaban a preguntas y burlas, quien era aquella diosa, si vivían en la misma casa con ella porque no se la había follado ya, etc… Incluso cuando grabó el video de Paloma en la casa pensó en enseñárselo para fomentarles la envidia, pero luego se lo pensó mejor, a lo mejor aún sería mayor su desprecio.
Por eso ahora , en la situación que había creado Paloma, aunque se notaba que ella no quería llegar tan lejos, Alberto pensó, que tendría que dar un paso adelante, con el fin de follarse a Paloma y dejar de ser virgen, con la mayor musa de sus pajas. Que se joda el gilipollas de Carlos!
Envalentonado por el alcohol empezó a abrir levemente la puerta de la habitación de Carlos y Paloma, no sabía lo que haría luego, pero eso no importaba, lo más importante era dar el primer paso.
- Ah- aaaaahh- ah- aaaaaah.
Seguía gimiendo Paloma, cuando Alberto empujo la puerta suavemente con la palma de su mano izquierda, mientras su enorme verga se mantenía inerte como una vara.
Solo la luz de la mesita de noche iluminaba la estancia, sobre la cama con la cabeza y los hombros apoyados en los cojines acomodados contra el respaldo de la cama, con las piernas abiertas y los ojos entornados Paloma se masturbaba plácidamente frotando su clítoris con sus preciosos y finos dedos índice y corazón.
- Ah- aaaaahh- ah- aaaaaah.
Alberto comenzó a respirar más aceleradamente conforme se acercaba avanzaba hasta el borde de la cama. Al llegar al mismo boquiabierto comenzó a masturbarse lentamente. Paloma estaba tan concentrada con su propio placer que no sintió la presencia de Alberto. Alberto tímidamente empujo el colchón de la cama con sus piernas, un primer empujón suave, un segundo más fuerte. Paloma salió de su ensimismamiento, y con el rostro demacrado por el placer giro los ojos entornados hacía Alberto.
- Alberto, que haces aquiiihh, aaahhh, que haces aquí?
El chico trago saliva, asustado sin saber que decir, tomo aire y respiro hondo.
- Po, po, po, por favor déjame masturbarme mientras te veo hacerlo a ti.
Se atrevió a decir.
- Está bien, aaahh, aahh, está bien.aaahh, aahhh.
Contesto Paloma con su voz dulce y sexy entre gemidos.
Paloma estaba completamente poseída por el deseo sexual, había alcanzado tal grado de deseo, que unido a su nivel de frustración de las últimas semanas y el alcohol de aquella noche, no la dejaban razonar adecuadamente, por ejemplo Carlos había desaparecido prácticamente de su mente. Su marido era prácticamente una sombra en su mente. A pesar de ello el pudor social la llevaban a intentar mantener la situación bajo control, Alberto era solo un adolescente veinte años menor que ella, debía haber límites.
El chico estaba junto a ella completamente desnudo frotando su enorme y ancha vara arriba y abajo, con su mirada fija en ella. Mirada ardiente como el fuego que la atravesaba como un rayo de fuego lleno de deseo sexual por ella. Y que grande era su polla, era enorme, la tenía hipnotizada aquel enorme y grueso aparato del chico, toda la situación era jodidamente excitante, su raja parecía un mar y ella se frotaba su clítoris a un ritmo salvaje.
No podía quitar los ojos del chico, que se había deshecho de la camisa y completamente desnudo ante ella se masturbaba lentamente jadeando pausadamente. Que grande era su verga, era la más grande que había visto nunca a centímetros de ella había una polla, joven y vigorosa, la más gruesa y grande que había visto nunca y ella estaba allí con sus dedos, cuando podría tener ese pollón que ni los actores porno solo para ella. Poco a poco su mente iba desterrando los últimos prejuicios que le quedaban y el deseo por la tranca de Alberto la iba poseyendo.
- Huuuumm, que grande es, es enorme, enorme, monstruosa, y firme..aaaahh, huuum
Dijo Paloma a Alberto lanzándole miradas de perra en celo al tiempo que se chupaba sexymente los finos y preciosos dedos de la mano que le quedaba libre.
Alberto trago saliva y se acercó con su tranca inerte a la altura de la cara de Paloma.
- Te, te, te gustaría volver a tocarla?
Tartamudeo tímidamente Alberto.
Paloma asintió con la cabeza sin dejar de mirarlo lascivamente, y acerco sus preciosos dedos húmedos al glande de Alberto dibujando con la yema de los mismos círculos sobre el glande de Alberto, que lanzo un aullido de placer.
El deseo envalentono a Alberto.
- Tú, tú me has ayudado antes a masturbarme, me gustaría ayudarte a ti ahora.
Pregunto entre inocente e indeciso, temeroso por recibir una respuesta negativa. Paloma con los ojos entornados le lanzo una sonrisa entre aprobatoria y deseosa.
- Está bien , nene, lo vas a hacer con tu enorme polla.
Respondió Paloma en un tono empalagoso y más sexy aún si era posible, mientras se desplazaba del respaldo al borde de la cama, abriendo las piernas ante el chico, que se dirigió a ella torpemente con el pollón en ristre, como si fuera una lanza preparada para ensartar a alguien.
- Ven aquí, pon tu enorme verga aquí sobre mí la línea de mi coñito, así así.
Le indicaba Paloma tomándole la tranca y colocándosela entre sus empapados labios vaginales. Casi todas las barreras habían caído en la mente de Paloma, pero aún quedaba alguna, además el frote de aquel pollón sobre su clítoris podía hacer el trabajo mucho mejor que sus dedos.
Alberto se dejó colocar la verga entre los labios de la raja de Paloma, moviéndose torpemente sin saber dónde colocar las manos, Paloma estaba abierta con las piernas dobladas y los talones apoyados en el borde de la cama.
- Apóyate en mis rodillas cariño y empieza a frotarte contra mi raja balanceándote adelante y atrás, nene.
Alberto empezó a hacerlo torpemente, lanzo como un bastonazo al clítoris de Paloma con su enorme pollón.
- Aaahhh, con cuidado cariño!
Exclamo Paloma dando un respingo de dolor.
- Pe, pe, perdón!
Contesto Alberto rojo por la vergüenza y atemorizado, empezando de nuevo lentamente, muy poco a poco y a bajo ritmo a frotar su enorme pollón contra la raja de Paloma, adelante y atrás, atrás, adelante y atrás.
- Ooohhh, aaaahh, así nene, así muy bien, primero lento y delicado, ooohhh, aaahh.
Gemía Paloma sin dejar de lanzar miradas lascivas a Alberto al tiempo que rodeando con sus preciosas manos toda la circunferencia de sus tetazas se las apretaba fuertemente.
Animado por el éxito inicial y apoyándose firmemente en las suaves rodillas de Paloma el chico empezó a mecerse con más rapidez, adelante y atrás, atrás y adelante, su enorme polla palpitaba y crecía al mismo tiempo, emanando un montón de líquido pre seminal que se mezclaba con los fluidos de Paloma.
- Así está bien, está bien?
Preguntaba Alberto.
- Siiiii, aaaaaahhhh, aaaaaahhh, siiiiiiiii, Nene, siiiiiii, lo haces fenomenaaaal.
Respondía Paloma aullando de placer y retorciéndose como una zorra en celo, pellizcándose los pezones de sus gigantescas tetazas con fruición.
- Si, más fuerte, si, si, si, siiiiiii, aaaaaahhhh, más fuerte nene, más fuerteeeee.
Siguió aullando Paloma. Alberto apretando los dientes empezó a frotar su enorme y grueso tronco con auténtica desesperación y un ritmo infernal. Sintió que algo empapaba su pecho y regaba su cara cuando contemplo a Paloma convulsionarse sobre la cama con los ojos en blanco y lanzado la cabeza hacía atrás con las manos cogiéndose fuerte a las sabanas, tensionando todo el cuerpo y lanzando el más agudo grito de placer de su vida.
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh.
Como se había corrido, pensaba Paloma, su clítoris se había convertido en un surtidor que había duchado al chico, nunca en su experimentada vida sexual había tenido un orgasmo clitoriano de aquellas proporciones. Y todo lo había hecho el grueso y gran rabo de aquel chico.
Alberto sonrió satisfecho, envalentonado por el orgasmo que había producido en Paloma y en un acto de audacia poco reconocible en su carácter, tomo por las caderas a Paloma, que seguía jadeando recuperándose del monstruoso orgasmo que había gozado y tenía su mente todavía completamente en blanco, y acerco la punta de la cabeza de su gruesa polla colocándola entre los labios de la raja de Paloma.
Paloma sintió como Alberto estaba intentando penetrarla lenta y torpemente, esto la saco de la ensoñación que le había producido el orgasmo, y adelantando las manos hasta el pecho de Alberto intento separarlo. Alberto al sentir la resistencia guiado por la desesperación y el deseo le clavo violentamente el pollón a Paloma dilatando su coño como nunca antes nadie lo había hecho.
- No, no, no Alberto, no….aaaaaaaaaahhhh, aaaaaaaahhhhh, Albertooooooo, neneeee…..
Grito Paloma al sentir aquella brusca penetración del adolescente, a pesar de estar completamente dilatada y lubricada, el grosor de Alberto había ensanchado su raja inesperadamente.
El chico saco la mitad de su verga y empezó a balancearse lentamente adelante y atrás, atrás y adelante dentro del coño de Paloma.
- Por favor Paloma, por favor déjame perder la virginidad contigo, eres la musa de todas mis pajas desde siempre, eres la hembra más cachonda y buena del mundo, más que las mejores actrices porno de internet.
Le rogo el chico implorándole con la mirada. Paloma se sentía muy halagada por lo que le había dicho el chico, con la espalda sobre la cama estaba en la gloria, acababa de tener el mejor orgasmo clitoriano de su vida y ya sentía subir el cosquilleo del orgasmo vaginal, aquel pollón era lo mejor que le había pasado nunca.
Devolvió una mirada dulce, sexy y complaciente al chico y acariciando sus cabellos afirmo con la cabeza abandonándose completamente a sus deseos más primarios y eliminando las ultimas barreras y prejuicios en su mente.
Alberto se abalanzo sobre ella morreándola y enroscando su lengua en la de Paloma al tiempo que Paloma, arrastraba su cuerpo sobre el colchón y Alberto sin separarse de ella seguía bombeando adelante y atrás, atrás y adelante.
- Muy bien, cariño, así cariño, poquito a poco que se acostumbre mi coñito a tu pollón, aaahhh, ahhhh, siiiii.
Alberto aumento el ritmo del bombeo, mientras con su lengua lamía el cuello de Paloma, besaba su mentón, sus hombros, lanzándose finalmente a devorar sus magníficos melones.
- Me vuelven loco las venas que recorren las venas de tus tetas y estos pezones tan enormes que tienes, no dejaría de morderlos, de chuparlos de mamarlos.
Intercalaba Alberto mientras lamía y relamía cada centímetro de los enormes y preciosos globos divinos de Paloma.
- Así muy bien nene mamalos, mamalos, nene, succiona con fuerza mis pezones como si fueras un bebe que quisieras beber de ellos….aaaahhh, diooooosss, aaahhhh, que bien se siente tu polla, aaahhhh, es increíble.
Contestaba Paloma retorciéndose de placer. Aquella enorme sensación de placer y jubilo, la voz sexy y dulce de Paloma deseándolo, aquellas enormes y soñadas tetas en su boca. Era demasiada excitación para Alberto, que aumento el ritmo del bombeo frenéticamente. Paloma nunca había sentido nada semejante, estaba a punto de alcanzar las estrellas.
- Aaaaaaaahhhh, Nene, nene, neneeee, me corrrooooo, me corrroooooo, ooooooaahhh!
Se retorcía Paloma clavando sus dedos en los hombros de Alberto. Que sentía como las paredes del coño de Paloma se ajustaban con fuerza a su enorme tronco.
Alberto paro retirando su verga y dejando solo la cabeza dentro del coño de Paloma, contemplando los espasmos del cuerpo de Paloma víctima del orgasmo y sonriendo orgulloso sabiéndose causante de ello.
- Entonces lo he hecho bien, lo he hecho bien?
Pregunto Alberto sonriente.
- Si, si, divino, divino.
Respondió Paloma extenuada, al tiempo que arrebatada por el deseo se lanzó al cuello de Alberto atrayéndolo para sí. Alberto cayó sobre ella volvió a introducir de un golpe toda su verga en Paloma, al tiempo que sacaba torpemente su lengua, ante los intentos de Paloma de besarle, que enseguida entendió que al chico le había gustado el beso francés. Y empezó a darle un beso francés arrebatado mientras se aferraba a su cabello moreno con sus preciosos dedos masajeándole la cabeza.
Alberto había vuelto a bombear dentro de ella, sin dejar de jugar con su lengua con deseo y desesperación, el chico era inexperto pero estaba respondiendo muy bien, se nota que se moría de deseo por ella, y además tenía toda la fuerza y la revolución hormonal de la adolescencia.
- Podemos intentar otra postura para que yo también acabe.
Pregunto desinhibido Alberto, había una postura que encantaba a Paloma y con la que obtenía gran placer.
- Bien, cariño, vamos hasta el borde de la cama, me pongo abierta con mis pies sobre tus hombros y tu bombeas ya verás que placentero.
Le respondió Paloma. El chico salió de ella y se puso al borde de la cama. El vacío que sintió en su coño asusto a Paloma, mientras se acercaba como desesperada hasta el borde de la cama donde estaba Alberto, se podría volver adicta a aquella polla.
Paloma coloco sus pies sobre los hombros de Alberto, que les lanzo un lengüetazo a ambos por los tobillos, ante la sonrisa cómplice de Paloma. Y sin previo aviso coloco su verga en la entrada de Paloma y la penetro de un golpe, Paloma dio un respingo acompañado de un gemido de placer. Alberto se asió por parte de atrás de los preciosos y marmóreos muslos de Paloma y empezó a bombear frenéticamente, adelante y atrás, atrás y adelante, ensartando el raja de Paloma violentamente
- Si, si, si, follame, nene, foooollame, por favor, follameeee, asi, asi, asi.
Gritaba eufórica y extasiada Paloma agarrándose con todas sus fuerzas a las sabanas de la camas, estaba a punto de desmayarse de placer, nunca había sentido nada igual.
- Follameee, follameee, follameee.
En este mundo y en este momento solo había dos cosas para Paloma, ella y la polla de Alberto, cualquier otro pensamiento estaba borrado de su mente, estaba alcanzando niveles de placer que nunca antes había experimentado.
- Siiiii, siiii, Nene, me corro, me corro, me corrooooo otra vez, follame, follame , follame, si piedad.
Seguía gritando como una loca histérica Paloma.
- Ooooohhh, oooohhh, si, si, si, si, esto es un millón de veces mejor que cualquier paja, yo también voy a correrme también, también…
Contesto jadeando y gimiendo el muchacho.
- Noooo, aaahhhh, dentro no, nene, que no sé si es un día seguro, aaaaaaahhh!
Replico Paloma en un flash de cordura en medio del éxtasis sexual.
Alberto actuando insospechadamente de forma dominante, empezó a sacarla y meterle de forma seca y violenta, al tiempo que decía:
- Entonces paro, paro no sigo, verdad, si no puedo correrme dentro, paro!
Paloma completamente dominada por el deseo de aquella polla y al borde de su tercer orgasmo segundo seguido, algo que no había vivido nunca, perdió absolutamente y completamente todo control posible.
- No, ooohh, no, ooooohh, noooo,.. préñame, préñame, préñameeeee, neneeee!
Empezó a gritar Paloma moviendo salvajemente las caderas de forma absorbente como si intentase retener dentro de ella el pollón de Alberto.
Alberto volvió a bombear aún más fuerte adelante y atrás y atrás delante de forma brutal.
- Aaaaaaaaaahhhhhh!
Exclamo el chico inundando el útero de Paloma con su ardiente y pegajosa semilla.
- Diooooooosss, me corrooooooooo…. Aaaahhh! Me corroooooo.
Aulló Paloma al tiempo que echaba para atrás la cabeza abriendo mucho los ojos y clavaba fuertemente los dedos en las sabanas. Se estaba corriendo por segunda vez, y además seguida, nunca en toda su experimentada vida sexual nadie la había hecho gozar de aquella manera.
Alberto bajo las piernas de Paloma a la cama una a una, no sin antes besar la preciosa y sedosa piel de sus gemelos. Y se tendió sobre la cama junto a Paloma, que se giró lentamente hacia el chico jadeando todavía y recuperando el aliento, la mezcla de sus fluidos y el semen de Alberto salían lentamente de su coño, cayendo por su piernas y manchando las sabanas de la cama. Dirigió grácilmente uno de sus dedos índices a su raja y lo mojo en el semen del chico como si de una salsa se tratase, llevándoselo a continuación a la boca y degustándolo lascivamente mientras mantenía la mirada al chico que la observaba con una expresión feliz y victoriosa.
- Huuuummmm, te has corrido mucho cariño, me has rellenado como si fuera un bollito con tu crema, jajaja.
Dijo sexy y divertida Paloma mientras el chico se abalanzaba sobre ella y la morreaba mientras con las manos se apretaba sus compactas y firmes tetazas.
- Bueno, bueno, nene, vamos a parar por hoy, que me tienes exhausta. Venga vamos a dormir, que mañana es otro día.
Dijo Paloma mientras se separaba de Alberto al tiempo que le acariciaba el pecho. El chico sonrió confirmado y se levantó de la cama.
- A dónde vas?
Pregunto sorprendida Paloma.
- Pues, pues, pues a mi cama, no?
Respondió Alberto dubitativo.
- Que a tu cama! Tu hoy duermes conmigo, que te lo has más que ganado. Además mañana pienso seguir instruyéndote para que seas el amante perfecto.
Expuso Paloma con su voz dulce y sensual al tiempo que se colocaba debajo de las sabanas y se las abría al chico. Que eufórico volvió de un salto a la cama colocándose bajo las sabanas y pegando el cuerpo a Paloma, en posición de cuchara, mientras Paloma estirando el brazo apagaba la luz de la mesita de noche, sintiendo en la oscuridad el beso ardiente de Alberto en su cuello detrás de su oreja y como el chico pegado a su cuerpo tomaba en su mano izquierda uno de sus pechos.
Un escalofrió de placer recorrió la espalda de Paloma cuando sintió a la altura de sus nalgas el enorme aparato en reposo de Alberto. Aquella era la mejor polla que había conocido nunca y aquel adolescente rebosante de energía y de hormonas, estaba allí como puesto en bandeja para ella, que estaba más cachonda y lujuriosa de lo que lo había estado nunca, y algo así no se podía desaprovechar, y a Carlos que le fueran dando. Pensó Paloma mientras cerraba los ojos y se acurrucaba contra el muchacho y el bicho de su entrepierna, poniendo su delicada mano sobre la que el chico tenía sobre su precioso melón y tomaba delicadamente pero con fuerza como si fuera lo más valioso del mundo.