La educación adecuada

Las vecinas y mi madre me enseñan, yo aprendo a obedecerlas

Mientras me duchaba no podía quitarme de la cabeza a Hortensia, no había nada bonito en ella, ni tetas ni cara, pero ella me había pajeado yo no tenía expresión solo sus manos en mi mente, desnudo ante ella no pensaba en otra cosa.

Me sequé con una erección tremenda otra vez y me puse mi camisa, cuando fui a ponerme mi pantalón lo dejé encima de la lavadora, mi madre me había dicho que no me lo pusiera y no me lo puse. Algo había cambiado en mi, quería que Hortensia me viera. Salí al pasillo para ir a la cocina, en el rellano se veía a Hortensia que no paraba de hablar, se dio cuenta y me vió, pero no dijo nada.

Yo tomé agua y volví al pasillo ahora en dirección al salón, iba lento, sabía que ella me observaba, yo llegaba al salón estaba unos minutos haciendo nada, y volvía a cruzar el pasillo. Ahora de frente ella me miraba y yo en caminar movía mi pene de un lado a otro, esto me hacia sentir bien, una mujer me miraba y me gustaba.

Cuando pensaba seguir con el juego, ella a voz en grito dijo

-          Parece que al niño le ha gustado que lo regañen

-          ¿Por qué? Dijo mi madre

-          Oh, no hace mas que pasearse por el pasillo para que lo vea, me parece que le va, ser exhibicionista

Que hija de puta, se había chivado, yo inocente pensaba que era como mi novia o algo así. El grito de mi madre no se hizo esperar.

-          ¿Pero tu no aprendes? Ven inmediatamente ¿Qué eres un niño chico?

-          Yo…mo mama, mis brazos cubriendo mis partes otra vez, era mi posición innata cuando mi madre me hablaba

-          Yo creo que si eres un niño pequeño, ¿a que si chicas?

Varias cervezas y mucha charla la hacían hablar mas de la cuenta. Mi madre todo hay que decirlo le gustaba entonarse, era cuando mas basta y buscona se volvía.

-          Y a los niños se les pega en el culito

-          Como tu haces siempre mama

-          ¿Y me contestas?

Y me tomó del brazo muy fuerte y me empujo hacia ella cayendo en sus rodillas boca abajo. Yaya me agarraba de los brazos, mientras animaba a mi madre a enseñar a un hombrecito a comportarse. Mi pequeña estatura no me permitía zafarme y mi madre que no llegaba a coger su zapatilla, me daba con la mano, una en cada cachete

Esto le gustó a Amparo, que ya jubilada, se quitó su zapato de monja, y dijo que mejor como ella hacía en el colegio a las alumnas díscolas, con el tacón.

Yo lloraba de dolor, a cada golpe de tacón y cada palmada, mi fuerza se fue debilitando, ya no intentaba soltarme ni levantarme, mis llantos fueron dejando paso a una respiración agitada hasta que cesaron los golpes.

Unas suaves caricias empezaron, a la vez que un habitual sermón de que debo obedecer siempre, siempre y siempre. Mientras mi madre me hablaba ahora con voz dulce. Yaya que sujetaba mis brazos, los acariciaba, llegaba hasta la espalda y vuelta. Esto me relajaba mucho, yo miraba a un lado y veía a “mi novia” Hortensia, que se había chivado” coser ganchillo sin prestar atención.

No sé en qué momento, pero me encontraba bien, sentía mis partes justo en medio de las piernas de mi madre y el tacto de su falda, mi polla se fue hinchando y apretando mas. Yaya seguía con sus caricias, yo miraba a Hortensia que me ignoraba. Ahora Amparo ayudaba y me acariciaba los pies. Era una lección que tendría habitualmente palo y zanahoria.

-          Ma..  drm…… fmmm…mff… .to

-          No te oigo Silvio habla mas alto

Mi polla seguía empujando con insolencia y desvergonzada juventud, ella lo notó y fue abriendo un poco sus muslos, mi polla creció dentro de ellos. Mi madre los volvió a cerrar y yo quedé tomado por mi madre

-          Mam….lo…s….o….yo….lo..siento mucho…..mmmfff

Estaba muy empalmado, ya había aceptado la voz de mi madre, con estar desnudo. Si ella me había pegado es porque me lo había merecido.

-          Mama te perdona, pero se obediente y no hagas cochinadas de pasearte desnudo luciéndote, eso lo harás cuando yo lo diga ¿queda claro?

-          Si mama

-          Ahora levántate y ….pero mira como estas (lo sabia perfectamente) otra vez empalmado, válgame el cielo, pero ¿vas a estar siempre así? No te ha bastado con las tortas, ¿es que quieres mas?

-          No….mama…no.,.. ya me voy

En eso Amparo se levantó y me cogió la mano, como yo soy el mas pequeño de todos también en altura, parezco un niño al lado de cualquiera de ellas.

-          Antes de que te vayas cochinito, ven conmigo para que te lleves la aspiradora que me prestó tu madre (enseguida viene Pompi, gritó)

-          Vale, vale, mi madre entró ya a la casa, ya había bebido suficiente.

Amparo me hizo cruzar el pasillo y llegar el salón, señalándome a la esquina me dijo que allí estaba, ella me seguía detrás. Yo cuando me incliné para cogerla, noté como su mano me agarró los huevos desde atrás que empezó a masajear

-          Te vas a hartar, de aprender, cochinito, ¿mmm veo que estas calentito? Yo si te voy dejar calentito, súbete a esa silla

Y ella se metió una mano al sujetador y primero una y luego otra se sacó sus grandes tetas que me mostró, yo quede atontado mirándolas y ella empezó a chuparme la polla. Yo no lo podía asimilar había pasado del nada al todo. Mi primer día de sexo, ya notaba como me dolía mi pene cuando ella chupaba, pero no quería que parara, ella seguía chupando y yo tenía mis manos en sus hombros.

Después de unos minutos, note un ardor otra vez, aaa…..ah..me..me viene…me…..ay….

Ella abrió la boca como la ordinaria que es y recibió mi descarga que chupo y hasta me pareció notar que tragaba. Con su mano se puso a limpiarme y a relamerse, cuando consideró que había terminado, me dio una nalgada y me dijo,

  • Anda baja, llévate la aspiradora y acuérdate lo que te digo, lo vamos a pasar bien ya veras y volvió a nalgearme.

Yo fui a mi casa con la aspiradora, solo quedaba Hortensia que seguía cosiendo, no la miré cuando fui a cerrar la puerta, oi como me decía – Hasta mañana pollita linda. Cerré muy colorado y perdido.

Mientras dejaba la aspiradora en la solana, pensaba como había pasado de intentar masturbarme a en el mismo día, haber sido manoseado por todas las vecinas. Me puse muy excitado, si esto era lo que me esperaba estaba encantado, quería mas.

Me levanté a media mañana descansado y con una erección muy fuerte, mi cuerpo se ponía en marcha, bajé de la cama y sin pantalones me dirigí al baño. Allí estaba mi madre, orinando con un cigarro en la mano, me miro y me dijo

-          ¿Qué haces sin pantalones, guarro? Vistete como un hombre y no como un bebe. No te confundas lo de ayer, era fiesta, que el alcohol es mal vecino. Y lo que te hicimos fue para que dejes de hacerlo no pienses que vas a ponerte en bolas cuando quieras

En un minuto había pasado de sentirme todo un macho, a sentirme como un don nadie, justo como le gusta a mi madre.

-          Esta bien mama, ya voy

Pasé la mañana jugando a la consola, una “digamos prestada” que por poco dinero, uno del barrio me vendió. Miraba la pantalla pero solo pensaba, en la mamada que me había hecho Amparo, en la paja de Hortensia, en cuando Yaya me sujetó las manos, en mi madre acariciándome el culo.

Tirado en el sofá, mi polla empalmada me molestaba en mis manos agarrando el mando, ni siquiera prestaba atención, cuando….

-          Silvioooo, vete a casa de Yaya y que te presente un poco de sal, para la tortilla de patatas, rápido

-          Voy

-          ¿Me oyes?

-          Ya voy

Salí con mi vestimenta habitual, pantalón deportivo, camisa de baloncesto y chanclas de playa. Toque en la puerta (hasta la tarde no sería la timba, cartas, radio, y cualquier cosa que se les ocurriera a las 4)

Yaya me abrió, tenia puesto una camiseta de una marca de zumos una talla menos seguro y un delantal que apenas podía amarrarse con esas tremendas tetas que yo con disimulo intentaba no dejar de mirar.

-          ¿Qué?

-          Mi madre que si me dejas un poco de sal

-          Sal, claro pasa cierra la puerta que salen los olores, estoy friendo sardinas

Yo entré y cerré camine detrás de ella a la cocina, la vista era impresionante, un culo igual de ancho que sus tetas que desde atrás rebosaban por ambos lados del delantal, se notaba perfectamente.

-          A ver lo tengo por aquí, no, espera,…como yo no tomo sal por la hipertensión….Ah esta aquí arriba, espera me quito el delantal

Se lo quitó y me lo tiró, yo me lo puse en las rodillas y gracias porque la vista era magnifica. Ella subida a una banqueta, buscaba en el altillo, sus camisa subia poco a poco de su cintura, descubriendo parte de sus pechos, inmensos, ella estaba sin sujetador, era…increíble

En un instante, estaba empalmado, apretando con el delantal para que no se notara, volví a mirar, ella bajó con una mano sujetando la sal, su camisa media subida, yo le di el delantal, pero ella lo puso en la encimera, no se ajustó la ropa, solamente golpeó la mesa con la sal, me cogió de la camisa, me hizo levantar y me dijo

-          ¿Hay otra cosa que te apetezca?

-          Yo….eh…yo…(estaba a escasos centímetros de que notara mi polla en su falda)

-          Se como son los chiquillos como tu, siempre salidos, siempre mirando, siempre pensando en lo mismo

-          Bueno, usted es muy guapa

-          Jajaja, una vieja como yo. Pues si que me ves con buenos ojos. Y dime que ves guapo en mi (me acariciaba la car)

-          Yo….no se..to..todo

-          Jajajaja, algo habrá mas, ¿no?

-          Bueno no sé, yo me tengo que ir

-          Ah, no, tu no te vas de aquí sin que me lo digas o ¿quieres que le diga a tu madre que has intentado tocarme?

-          ¿Yo? Eso es mentira y usted lo sabe

-          ¿Importa eso? Que es lo que ves mas bello en mi, te lo pregunto otra vez

-          Sus…t…tetas

-          ¿Estas?

Y se levantó la camiseta, mostrándomelas enteras, blancas, muy tersas (se notaba que era virgen), pero para serlo era bastante zorra desnudándose

-          Tocalas, hace muchos años que nadie me toca y tu eres un niño muy obediente, tócamelas, chupa, anda….

Yo bese un pezón, luego otro, luego mis manos las agarraban seguía besando y me intentaba abrazar a ella

-          Quiero que te corras para mi, para mi, ayer lo hiciste para Hortensia, hazlo para mi, dámelo (y me pellizcaba la polla)

-          Yo ahora, no se, no puedo , déjame por favor

-          Que te corras para mi, venga, me bajó los pantalones y con sus largas uñas, me tiraba y pellizcaba

-          Me hace daño

Me aparté, subí los pantalones y cogí la sal y salí rápido de allí, por el pasillo la oia decir que ya lo haría ya…

Llegue a mi casa mi madre preguntaba que porque había tardado tanto, le dije que no encontraba la sal, comí sin decir nada. Luego recogí la cocina mientras mi madre se acostaba a echar la siesta, yo iba a aprovechar para ir al baño a masturbarme.

No había pasado ni media hora, cuando sonó la puerta de la casa, eran las vecinas, ya con las sillas puestas, la radio encendida y dispuestas a alegar de lo que fuera.

Yo desperté a mi madre, que primero me soltó un bofetón por sacarla de un sueño bonito, luego otro porque ya no se acordaba de lo que había soñado. Fue a su tocador, un par de pinzas en el pelo, en bragas se puso una bata de seda de los chinos y salió.

Yo mientras abría la ventana del cuarto, ya que todavía olía a alcohol, pensaba que cuanto mas sexo yo buscaba, me parecía notar a mi madre, mas basta, mas ordinaria ya hacia tiempo que aunque a mi me persiguiera cada vez que iba al baño, ella no le importaba estar en casa sin camisa, solo con esa bata usada, que deja ver mas de lo que esconde.

O yo me estaba volviendo loco, o ella me provocaba pero no me dejaba. Por otra parte, no quería salir al rellano para nada, después de lo del día anterior, no las podía ver igual.

Pensaba que podría meterles mano a cualquiera de ellas cuando quisiera pero mi madre lo dejó muy claro, luego me habían usado, yo me sentía violado, yo buscaba besos y sexo y ellas solo me habían utilizado.

Quería salir, enseguida soñé con conocer gente, tener una novia con ella haría el amor, me iría lejos, muy lejos, y tendría mi propia vida porque yo soy todo un hombre ya y…

-          Silvioooo ven, que vengaaas

(La cara de valentía de Silvio, cambio a la habitual, un rostro de resignación y costumbre), salió al rellano

-          Dime mama

-          Mira lo que me está diciendo Yaya, mira lo que me esta diciendo (y se fue alterando y alterando, se puso de pie, se quito su zapatilla), ¿tu la intestaste tocar?

-          Yo…nooo….yo…fue ella

-          ¿Qué?

Yaya me miraba sin decir nada, con una sonrisa de zorra, cuando notaba que mi madre la miraba, entonces se tapaba con su rebeca como una desvalida para a continuación volver a sonreírme.

Mi madre caminó hacia mi, zapatilla en mano, las otras solo decían – dale fuerte

Yo sabia lo que tenia que hacer. Me volví me bajé los pantalones y me puse a cuatro patas en el suelo.

Las risas de todas ellas se escuchaban en todo el edificio, los vecinos de abajo ajenos a este juego indecente de estas cuatro salidas mandaban a callar.

Mi madre con sus mano, hizo bajar la voz, detrás mia, empezó a pegarme, una, dos, tres, cuatro…. Yo contenía las lagrimas y perdí al cuenta. En un momento dado paró, pensando que cambiaba de mano, escuché

-          Yaya, tengo un hijo que es un salido, lo siento mucho, merece que lo castigues tu, dale como si fuera tuyo

-          Bueno Pompi pero yo estoy mayor para estar de pie, dile que se ponga aquí en mis rodillas

No basto mas, me levanté, pero Amparo dijo – No, no, no a cuatro patas camina hacia ella, aprende disciplina

Así lo hice, mientras caminaba hacia Yaya, veía su risa de zorra, me la habia jugado bien, y encima me iba a pegar. Yo no podía ni rebelarme ni negarme, mi madre guardaba celosamente la sentencia por la que estuve dos años en un reformatorio por un delito y siempre me ha amenazado que de no ser un buen chico me encerrarían otra vez.

Cuando estuve delante de Yaya ella con sus manos me indicaba que me pusiera encima. Tenia su zapatiila en la mano. Yo esperaba el primero, pero la soltó y cayó al suelo, en su lugar con la palma de su mano, comenzó a darme cachetes en el culo

Primero fuertes, pero cada vez posaba mas la mano en mi trasero y tardaba mas en levantarla, esto me daba un momento para recuperarme del ardor. En un momento dado que mi madre fue al baño, ella posando la mano en mi culo, me hablo al oído

-          Esto te pasa por no correrte para mi. La próxima vez espero que te portes mejor

Y moviendo sus dedos, fue centrándolos en el canal de mi ano, que ahora pasaba de arriba abajo, cada vez mas profundos y cada vez mas lento, hasta que introdujo un dedo en mi recto.

Yo me moví un poco, pero no dije nada, no quería que las demás viesen lo que ocurria y quisieran practicarlo, las otras dos estaban muy atentas a la radio mientras cosían.

Yaya se dedicó a pasarlo bien, metiendo un  dedo en mi recto una y otra vez, yo al principio asustado, deje de hacer presión y cada vez lo recibía con mas confianza, casi me gustaba, sentía el poder de su mano, el poder de Yaya entrando en mi y eso me excitaba. Yo estab en poder de aquellas cuatro mujeres, y estaba aprendiendo muy deprisa.

Cuando consideró que había terminado me hizo levantar, pero poco a poco, girándome hacia ella y casi por instinto le dije

-          Perdón, Yaya

-          Así me gusta

Y puso su dedo frente a mi boca, yo comprendí y lo chupe, hasta que ella considero que había quedado limpio.

Justo en ese momento mi madre regresó, algo no le había sentado bien, yo fui caminando hacia ella muy sumiso y…

-          Mama ¿puedo irme?

-          ¿A donde?

-          A mi cuarto

-          Si Yaya considera que si, por mi puedes irte

Camine sumiso ante Yaya, lento con las manos cubriendo mi cuerpo.

-          Si puedes, pero antes ¿me das un besito?

Me incline para besarla, ella tomo mi barbilla, acercó su boca a la mia y sacó su lengua, que paso por mis labios.

Yo me levanté y me fui rápidamente no quería empalmarme otra vez, Amparo y Hortensia ni me prestaron atención. Estando en mi cama repasé todo lo sucedido, no entendía como Yaya siendo virgen era tan salida. (Aunque de eso me enteraría con el tiempo, cuando me contaron que había sido prostituta, eso cuadraba las cosas.)

Pase la tarde tonteando en la soledad de mi cuarto sin hacer nada, esperando una llamada de mi madre, un azote de ella o un castigo de las mujeres que me tenían controlado y obligado.

Nuevamente me puse a pensar en marcharme de allí, pero mi madre era muy capaz de denunciarme y me encerrarían. Tenia que pensar como sacar provecho de la situación no quería seguir así mas tiempo.