La ecuación perfecta
Gracias amo. Puedes seguir azotándome. Yo seguiré llorando. Es la ecuación perfecta.
LA ECUACION PERFECTA
Mi nombre es Sara. Tengo 38 años y vivo en Barcelona. Estoy casada y soy madre de dos hijos (uno de doce y otro de nueve). Trabajo de 8 a 15 en el despacho de una editorial. Soy una buena madre, una atenta esposa y una sumisa a tiempo parcial. Mi amo no es mi marido y no por ello me siento mal. Mido 1,57 y peso 52 kilos.
Mi pelo es corto, rizado y castaño. Mis pechos son medianos y están algo caídos pero son naturales. A mi amo le gustan, a mi marido también. Todas las personas que aprecio /y aun viven) los han utilizado: mis hijos durante la lactancia., mi marido mientras hacemos el amor y mi amo cuando los pinza durante las sesiones.
Todos utilizan mis pechos menos yo misma. Pero eso no es algo nuevo. Estoy más que acostumbrada a que me utilicen. Mis hijos y mi marido diariamente. Mi amo esporádicamente. Conocí a mi amo en un chat de relaciones D/s. Lo primero que me llamó la atracción de el es que no era el típico tipo que te pregunta por tu edad, de donde eres o si eres sumisa. Simplemente mantuvimos una distendida conversación y con el paso de los días primero me conquistó la persona y después el amo. Se que suena a excusa pero si mi marido hubiese accedido a atarme, a escupirme o a abofetearme yo no habría salido a buscarme otro hombre. Se que suena a excusa pero no lo es. Bueno, no lo es exactamente. A veces pienso que necesitaba tener otra persona donde descargarme. Alguien ajeno a mi "autentica" vida. Un oasis donde llorar y gritar. Un lugar donde recibir amor y dolor en partes iguales.
Una persona que auténticamente valore mi esfuerzo. Un amo. Solemos quedar los miércoles por la tarde. Los niños tienen piscina y después música y mi marido va a jugar a fútbol con los amigos. Así pues estoy libre desde mediodía hasta las ocho. Suelo llegar a casa de mi amo a las tres y media. El me ha preparado una comida exquisita, por costumbre.
Hablamos de cosas triviales, de aquello que me angustia. Simplemente dos amigos compartiendo un plato de comida. Sonreímos, flirteamos y después el me lleva a la habitación y me desnuda lentamente. Me ata a la cama y entonces comienza a enumerarme que es lo que hice mal en la última sesión. Pero no es una bronca, es una simple lista de cosas que debo mejorar y a cada reproche lo acompaña de un golpe de fusta. Es necesario. El dolor me hace aprender más rápidamente. Aunque quizás no sea eso. A lo mejor es solo que merezco ser castigada.
Debe ser eso. Su fusta es suave y cuando me golpea duele gracias a un rápido movimiento de su muñeca. Pero nunca me deja marcas. Tampoco me deja marcas las gotas de cera que caen por mi cuello, por mis pechos, en mis pezones, en mi vello pubico, en mis labios vaginales. No me dejan mascas sus golpes con una toalla mojada en mis pechos o mis piernas. No me dejan marca su polla entrando lentamente en mi ano. Nunca dejaría que mi marido me sodomizara pero cuando lo hace mi amo aprieto los dientes e intento que de mi boca no salga ni un solo quejido. Mucha gente no podría entender eso.
Es lógico. Yo hasta hace poco tampoco lo habría entendido. Aunque también hasta hace poco no sentía ganas de ser hermosa para alguien, de esforzarme por alguien que reconoce mi esfuerzo. Puede que suene algo machista que una mujer en pleno siglo 21 deba reconocer que para sentirse "plena" debe sentirse guapa delante de un hombre. Me es indiferente. Yo no me siento mas mujer siendo hermosa. Me siento mas persona haciendo feliz a mi amo.
Quien no quiera entender eso se está perdiendo una gran parte de si misma. Cuando mi amo me llena la boca de su semen yo sonrio y lo trago para mi es un regalo. Cuando veo su cara perlada de sudor y sus manos temblando inmediatamente después del orgasmo me digo yo soy la culpable de esto.
Y es entonces cuando puedo volver a mi casa. Es entonces cuando puedo besar a mi marido y dar de cenar a mis hijos. Y lo repito: quien no quiera entender eso se está perdiendo una gran parte de si misma. La vida es simple y terrible al mismo tiempo. Un equilibrio de momentos alegres y momentos no tan alegres. Ser dominada es como concentrar todos esos momentos, todas esas emociones, en un espacio mínimo de tiempo. Mínimo en comparación con nuestra vida entera.
Yo necesito concentrar esos momentos de placer y dolor para después poder sobrellevar los momentos de placer y dolor cotidianos. Necesito tener un estimulo para levantarme cada mañana, un estimulo menos "normal" que el educar a mis hijos. A veces veo a mi amo haciendo cosas en mi cuerpo y no puedo evitar ponerme a llorar, el me mira y sonríe, y me limpia la lagrima con su lengua. Porque sabe que no estoy llorando de dolor sino de alegría.
El nunca me dice lo que tengo que hacer, yo he de saber como satisfacerle. El solo me marca cuando me equivoco. Como escribió Edgar Allan Poe su modo "de nier ce qui est, et dexpliquer ce qui nest pas" (su modo de negar lo que es y explicar lo que no es). Debo aprender a vivir a su modo para después poder vivir el resto de mi vida a mi modo.
He aprendido muchas cosas todo este tiempo pero la mas importante es que solo se vive una vez y que negarte todo cuanto desees por un problema moral es vivir en una moralidad que te es ajena. Gracias amo. Quizás vista desde fuera sea menos persona, quizás muchos me tilden de "infiel", "sucia", "mentirosa", "rara" etc. Pero yo creo que soy mucho mejor ahora que antes por el simple hecho de que ahora estoy haciendo aquello que siempre he querido hacer. Necesidades y miedos. El día que nuestras necesidades superen a nuestros miedos habremos encontrado la felicidad. Gracias amo. Puedes seguir azotándome. Yo seguiré llorando. Es la ecuación perfecta.