La dura señora Leclerc 2ª parte

Le ataque de él

LA DURA SEÑORA LECLERC

2ª PARTE

Nos quedamos los dos tirados uno al lado del otro tomando un respiro. Mi mente trabajaba a mil. Que macho, pensé, es un semental. Encendí un cigarrillo le di unas pitadas. El al verme fumar me lo saco de la mano y dio unas pitadas devolviéndome con el filtro húmedo. Lo aplaste contra el cenicero que había en la mesa de luz.

ANIBAL: se ve que vives bien, a todo lujo.

DIANA: por ello trabajo todos los días.

ANIBAL: que haces?

DIANA: tengo una empresa de servicios

Luego que lo dije me arrepentí de haberlo dicho. No tenia porque saber que hacia o dejaba de hacer, pero bueno fue un error que nunca cometo.

Creo que él se percato de mi error y cambio la conversación hábilmente.

ANIBAL: siempre pedís a la agencia hombres.

DIANA: (tratando de no informar mucho sobre mí) no, de tanto en tanto pido.

ANIBAL: no tienes un macho fijo

DIANA: si tengo (mentí)

ANIBAL: entonces es un cornudo

DIANA: si tú lo dices, pero yo también creo soy cornuda.

ANIBAL: crees o lo sabes

DIANA: (me había metido en una conversación escabrosa) creo. Y tú tienes una mujer?

ANIBAL: si, tengo una

DIANA: hijos?

ANIBAL: no eso no quiero. Traen problemas. Vos?

DIANA: no, no tengo.

ANIBAL: porque?

DIANA: como porque?

ANIBAL: yo te dije que no quería tener. Vos porque?

DIANA: no se dio y me divorcie hace 8 años.

La conversación empezaba a molestarme con tantas preguntas y el se dio cuenta de mi fastidio. Se dio vuelta y con su boca en mi oído murmuro.

ANIBAL: bueno que te parece si me la chupas y la tomas

DIANA: (molesta) oye vamos a aclarar las cosas. Yo soy la cliente y tú el servicio. Yo la que pido las cosas y tu cumples.

No me gusta chupar pijas y menos tragar el semen. No te olvides, yo pago por lo que quiero hacer y me hagan y no por lo que quieres tu que yo haga. Entendido

ANIBAL: si, esta bien, no te pongas mal. Me dijeron que tenías un carácter bravo, pero no creí tanto. Además pensé que en la intimidad no era brava de carácter. Pero debo reconocer que cuando te enojas era mucho más bella.

DIANA: soy así de dura en todos los momentos de mi vida.

ANIBAL: que quieres hacer ahora, porque si te digo el culo me matas.

DIANA: esta loco vos? Quiero coger como recién.

Comenzó él a trabajarme, sus manos producían en mi cuerpo como electricidad. Respondí a sus cari cias con las mías.

Su mano en mi concha me producía calentura apenas me tocaba. Yo tocaba su inmenso miembro que comenzaba a ponerse erecto y él me alzo en sus brazos y me puso, como si fuese una pluma, sentada sobre su pija. Me incorpore un poco y la puse en mi vagina. Comencé a galopar, mientras él apretaba mis tetas y pellizcaba mis pezones. Enseguida tu un orgasmo no muy grande.

Seguí galopando, buscando saciarme con él. Parecía que galopaba desbocada hasta que juntos los dos acabamos, quedando mi torso sobre el suyo y la pija en mi concha. Respiraba agitada, hasta que fui normalizando la respiración. El se levanto y comenzó a vestirse.

DIANA: que haces, porque te vistes, aun no termino la noche.

ANIBAL: no eran dos y listo. Estoy cansado te debo uno para el otro.

Y se marcho sin pronunciar otra palabra. Me quede perpleja. Mañana hablare con Patricia y le diré de este.

Al día siguiente fui a la oficina satisfecha por como me cogió pero contrariada por su actitud de irse.

Apenas me senté en el escritorio, entro mi secretaria y la saque corriendo de la oficina, a los gritos y que no vuelva hasta que la llame.

Tome el teléfono y llame a Patricia y le conté todo, sin escatimar palabras.

PATRICIA: si se ve que es poco osado y caradura. Bueno no te hagas problema amiga, no te lo mando más.

DIANA: si mejor, manda a buscar el cheque-

PATRICIA: bien ahora mando al cadete.

Seguí con mis tareas como siempre a los gritos con todos. Cuando termine fui a casa y me bañe. Luego de comer algo me acosté.

Yo cuando llevaba a alguno a casa, les daba franco a las dos del servicio domestico, al chofer y a los de vigilancia, quedando sola en la casa.

Como Patricia no había mandado a buscar el cheque, no se porque fui yo a llevarlo. Al entrar lo vi y me saludo con una inclinación de cabeza nada más. Que mierda se cree ese que me saluda como a una desconocida, cuando el día anterior retozaba conmigo en mi cama. Vino Patricia y me hizo entrar

PATRICIA: hoy iba a mandarlo a buscar. Que raro vos por acá

DIANA: si quería hablar contigo

PATRICIA: me alarmas, que pasa

DIANA: no, lo que pasa que tome un poco de temor que vayan a casa. Como bien sabes esos días les doy franco a todo el personal y me quedo sola a propósito. Pero este preguntaba tanto que decidí no llevar más a mi casa e ir algún hotel o apartamento privado.

PATRICIA: pero te robo o algo por el estilo

DIANA: no solo preguntas, si vivo sola, si tengo macho, si soy cornuda, si tengo marido o no. A que me dedico. No me gusto, solo lo quiero para coger, tú lo sabes.

PATRICIA: si lo se. No te hagas problemas, me dices adonde los mando y listo. En cuanto a Aníbal, hablare para decirle cual es su función cuando lo contratan.

DIANA: bueno Pato, me voy, y recuerda ese nunca mas.

Salí a la calle y me lo tope en la puerta del edificio. Pase a su lado y lo saluda, por educación y ni siquiera me contesto. Pero quien se cree ese tipo. Porque tiene un buen miembro hay que tirarse al suelo para saludarlo.

Fui a la oficina y descargue toda la bronca en mi personal, como siempre.

Dos días después llame a Patricia que me enviara un hombre a un determinado lugar.

PATRICIA: bien, te mandare a Juan, ya lo conoces. A las 22 hs?

DIANA: si esta bien

A las 21,45 estaba esperando a Juan en la esquina acordada, sentada en mi coche. Se sentó a mi lado y arranque hacia un hotel. Estuve casi toda la noche y fui a casa. Juan era un buen amante, pero yo aun sentía en mi piel como al negro. Otra ves intente con otro, pero un amigo del club, pero me paso lo mismo.

Pasaron varios días y una noche antes de salir de la oficina llame a Patricia y le pedí

PATRICIA: bien, a ver a quien te puedo mandar

DIANA: mándame al negro Aníbal

PATRICIA: como si no lo querías más

DIANA: mándamelo por favor. En la misma esquina de siempre.

Yo misma me extrañe haberle pedido a Patricia por favor. A las 21,45 hs estaba en mi coche en la esquina aludida.

Eran las 22,15 y ya me estaba por ir al no verlo llegar. Que habrá pasado o no quiso venir o se equivoco de lugar. En eso lo vi llegar. Abrió la puerta del coche y se sentó adelante. Salí rumbo a un hotel (iba a distintos hoteles, porque al ir con distintos tipos iban a pensar que trabajaba de prostituta.)

DIANA: que paso, llegaste media hora tarde.

ANIBAL: tuve que hacer unas cosas para mí

DIANA: pero primero es tu trabajo y atender a las clientas es tu deber

ANIBAL: si no te gusta me bajo y listo

DIANA: ahora quédate

Entre a un hotel y fuimos a una habitación, que lógicamente pague yo. Entramos nos desnudamos y nos tiramos unos buenos polvos.

Salí con él varios días mas, era el único que me satisfacía cogiendo.

Un día, tipo 18 hs se retiraba el personal y quede sola en la oficina, tenia que terminar unos presupuestos nuevos, cuando sentí el timbre de la puerta principal de la oficina.

Me acerque y pregunte quien era. Aníbal contesto

Abrí la puerta sorprendida y entro

DIANA: que haces acá? Como supiste la dirección?

ANIBAL: la dirección la se por una tarjeta tuya que en el escritorio de Patricia. En cuanto a que hago acá, vine porque tenía ganas de cogerte.

DIANA: no pedí a nadie hoy

ANIBAL: no entendiste bien, dije que vine porque  yo tenía ganas de cogerte

DIANA: esta loco o lo haces para no pagarle porcentaje a Patricia y quedarte con toda la plata.

ANIBAL: lo hago por el gusto de cogerte y como tenía ganas, acá estoy. Desnúdate!

DIANA: que?

ANIBAL: (mas fuerte) desnúdate y arrodíllate!

DIANA: estas loco voy a llamar a vigilancia que te saquen a patadas.

Recibí una cachetada en mi mejilla derecha que me dio vuelta la cara. Cuando me enderece, su otra mano golpeo mi otra mejilla. Caí al suelo con los ojos llorosos por el castigo. Me tomo de mis cabello y hizo levantar al tiempo que me daba la tercera cachetada. Volví a caer al suelo y me levante sola, antes que me agarre de los pelos. Temblando quede parada delante de él

ANIBAL: y?

DIANA: que?

ANIBAL: no seas estúpida, desnúdate por las buenas.

Al ver que no lo hacia, comenzó a tirar de mi ropa, hasta dejarme completamente desnuda ante él, pese a mi resistencia y horror. Cada defensa mía sea con golpes o rasguños, seguían golpes de él, cada vez mas intensos.

Luego apoyo sus brazos en mis hombres y presionando hacia abajo me hizo poner de rodillas.

Mientras con una mano me sujetaba de mis rubios cabellos, su otra mano sacaba fuera de su pantalón a su enorme pija.

ANIBAL: ahora si la vas a chupar y beberla toda. Nadie oso rechazar mi semen.

Me seguía negando y el golpeo mis tetas con el puño cerrado. Mis lágrimas caían a mares

ANIBAL: miren a la dura Sra., Leclerc, si parece una corderita a punto de entrar al matadero.

Tomo de mi escritorio una manito (acá se llaman así, son broches duros y metálicos que cierran tanto uno como muchos mas, llamados también aprieta papeles) y lo coloco en mi pezón izquierdo, haciéndome aullar de dolor. Sin soltarme, busco en mi escritorio, dentro de cajón un más grande. Temblé al verlo porque supuse lo iba a poner en mi otros pezón, pero no lo puso en mi nariz cerrándola. Solo podía respirar por la boca.

ANIBAL: (gritando en mi oído) bien ahora TE ORDENO, que chupes.

La puso entre mis labios, la sentí en mi boca y tenia una sensación de asco. La movió con su mano golpeando mi boca por dentro y no tuve mas remedio que hacerlo, pese a lo repugnante que me resultaba. Mientras lo hacia pensaba en una salida a esta situación, pero no había. Había elegido el momento justo, estaba sola, sino  en el edificio pero si en mi piso, para atacar. Se ve estudio mis movimientos diarios.

Mientras entre ahogaba con eso chupando, sacándola él cuando consideraba que respirara y volviendo a meterla enseguida, acabo en mi boca, llenándola de semen, la mayor parte la trague y la otra caía sobre mis tetas.

ANIMAL: así estuvo mejor. Ya te acostumbraras a mi leche y la pedirás de rodillas.

Me había sacado la manito de la nariz y para terror mío la puso en el pezón libre. En medio de la tos por el ahogo rio a carcajadas. Yo estaba en el suelo. Trate de sacarme las cosas de los pezones y me tomo del pelo

ANIBAL: quien dijo que las sacaras?

Mi intención quedo a medio camino. Tirada en el suelo a sus pies, llorando me miro

ANIBAL: miren a a la Sra. Leclerc, la dura Sra. Leclerc, pidiendo compasión de que no le hagan nada, cuando ella ríe cuando otros se lo pedían a ella y se reía o los humillaba peor.

Tomo de mi escritorio una cámara que no supe como la puso ahí, ni cuando la activo. La retrocedió y comenzó a aparecer en la pequeña pantalla todo lo sucedido. Un escalofrió invadió mi cuerpo viéndome golpeada, chupando su miembro y con manitas en mis pezones.

ANIBAL: esto lo llevare de recuerdo de tu primer día

Salió de la oficina llevando también consigo toda mi ropa destrozada y mi celular. Me levante a duras penas y quise llamar por teléfono y no había línea. En eso siento pasos en la puerta, corrí con mis desnudeces a ponerme detrás de una silla. La puerta se abrió y era él que volvía. La poca estima que me quedaba quedo destrozada.

ANIBAL: algo para decirte, ahora ve a tu casa así como estas en tu coche, báñate y acuéstate pensando en todo esto. Mañana bien temprano me mandas un mail, explicándome lo que sentiste y que piensas ahora.

Cerró la puerta y oí sus pasos alejarse.

Me levante y desnuda como estaba busque algo con que cubrirme. No podía salir así, tomar el ascensor desde el piso 22 hasta el tercer subsuelo en que estaba mi coche, toda desnuda. Podía verme algún ocasional y tardío empleado o integrantes de una reunión o lo peor, integrantes de seguridad. Volví a intentar con el teléfono para llamar a casa por ropa y seguía mudo.

No me quedaba otra que salir o esperar al día siguiente. Pero me verían todas y seria el hazmerreir de ellos. Me arriesgue corrí hasta el ascensor y espere nerviosa que llegara y por favor vacio. Tardaba y yo parada en mi piso, mirando para todos lados con el temor que alguno apareciera. Llego el ascensor y oprimí el 3ª subsuelo rogando no parara en ningún piso. Al llegar al tercer piso me topo con la Sra. de la limpieza que había ido a buscar sus trastos para comenzar su tarea. Me miro de arriba abajo estupefacta, no pudiendo creer verme a mi así desnuda. Corrí y me metí en el coche. Lo puse en marcha y salí raudamente hacia la calle para rumbear a mi casa. Maldecía a Aníbal por lo que hizo, mientras conducía. Trate de serenarme manejando, bajando la velocidad, no vaya a ser que me parara la policía y me viera así desnuda.

Llegue al portón y el guardia al ver el coche lo abrió. Lo deje en la puerta de mi casa, sin llevarlo al garaje y entre velozmente en ella. Subí las escalera corriendo, tratando no me viera algún sirviente y cuando llegue a mi cuarto, abrí la puerta, entre y la cerré. Quede varios minutos tratando de recuperar el aliento. Una vez logrado fui al baño y me bañe refregando todas mis partes con una esponja dura, como queriéndome sacar toda la suciedad de mi cuerpo. Lave mis dientes con mucha pasta e hice gárgaras con bicarbonato para eliminar cualquier vestigio de semen. Me seque el pelo con un secador y me acosté en la cama a llorar. Llorar yo, la dura Sra., Leclerc. Me dormí pensando en mi revancha con él.