La dura señora Leclerc 13ª parte
Patricia prepara la fiesta para su perra
LA DURA SEÑORA LECLERC
13ª PARTE
Cerraron la puerta del jaulón y quede sola con el gran danés. Muerta de miedo me senté en el suelo arrinconada, lo más lejos posible de él, con las piernas encogidas y mi cara apoyada en mis rodillas. Aun temblaba por lo sucedido en el salón, cuando a la vista de todos, el perro me hizo suya, pero mas temía ahora, cuando despertara y me viera ahí.
En eso, abrieron la puerta y entraron dos tipos que me sacaron del jaulón, dejándolo a él encerrado. Tuve un suspiro de alivio, al ver que lo dejaban encerrado. Me levaron al sótano de la casa y me metieron en una jaula, muy comprimida. Prácticamente tenia que estar de rodillas permanentemente. Se fueron luego de dejarme comida y agua.
Dormía como podía en cuatro apoyada en los barrotes de la jaula. Como nadie venia para sacarme a hacer mis necesidades, forzosamente las hacia en la jaula. Esa pequeña jaula paso a ser mi comedor, dormitorio y baño por varios días. Nadie venia a limpiar, solo tiraban la comida y el agua y se iban. Era infernal el olor no solo alrededor de la jaula, sino el que tenia encima yo.
Para colmo sentía ruidos las 24 horas en la habitación de planta baja que daba sobre el sótano. Esa era una habitación, que mientras yo era la dueña nunca le di un destino para nada. Siempre la mantuve cerrada. Ahora parecía la estaban reformando. Pasaron varios días y un día por fin me sacaron y llevaron a un patio, donde abrieron la canilla a 60 cm. del suelo para que me bañara con un pan de jabón para lavar ropa. El agua estaba fría, pero la disfrute igual porque pude sacarme toda la suciedad que tenia. Después me entere que en el sótano había estado 7 días.
Después de bañarme, me pusieron al sol para que me secaran. Me sacaron el collar, poniéndome otro más grueso, con una cadena atada a un poste. Asi estuve un par de horas. Uno de los tipos me puso un bozal, que prácticamente no podía mover la boca para nada. En eso apareció Patricia, envuelta en una blusa blanca con bordados en el pecho, pantalón jean y botas. En su mano tenia una fusta. Me dio un fustazo en la nalga derecha que me hizo casi llorar.
PATRICIA: hola perrita, como estas. No sabes la cantidad de mail que recibí con propuestas con un nombre para ti. Al final elegí un nombre, creo el adecuado, “sucia leclerc”
A propósito vi hoy a tu macho, el gran danés, que se llama Atila y no sabes como te extraña. Desde que te cogió, no lo hizo con ninguna perra mas, mira que encanto, que fiel no. Cuando te vea van a tener mucho para hacer.
Mientras decía eso toco mi concha y vio estaba mojada
PATRICIA: bueno, bueno, parece que vos también lo extrañas.
Juntando todas mis fuerzas quise pararme y agarrarla del cuello, pero sola la rasguñe y rompí su blusa de seda, porque el que había tomado la cadena me tiro al suelo y piso con su pie la cadena, inmovilizándome.
PATRICIA: puta, más que puta, mira lo que has hecho rasguñaste mi cuello y rompiste mi blusa. Ahora vas a ver.
Yo inmovilizada en el suelo, la vi con una teta afuera, enarbolar la fusta y empezar a descargarla sobre mi cuerpo. Pegaba donde quería, tratando no en el mismo lugar para evitar marcas. Pero me dio en todo el cuerpo y yo no podía moverme.
PATRICIA: atenla bien al poste, que no pueda pararse y déjenla toda la noche, mañana a la mañana la visitare
Pase la noche sola en ese patio. Después de la 4 de la mañana hacia mucho frio. Tipo 10 de la mañana volvió Patricia
PATRICIA: calmaste ya tu agresión hacia tu Ama. Sino lo haces será peor, no sabes lo que puedo hacer contigo si sigues ese camino. Ahora lo importante es vayas con tu macho en la nueva casa que tendrán. Más espaciosa. Ahí serás feliz sucia leclerc, como nunca lo fuiste alquilándome los machos. Debes ir adaptándote a tu nueva vida de perra. Tienes que coger como perra, comer y beber como perra, pensar como perra y saber que tienes un macho que te protege.
Me sacaron del patio y me llevaron a la habitación que había acondicionando para mí. Tenía 20 m2. Era como un canichero. El piso era de arena y en partes mezclada con césped o yuyo. Estaba dividida en dos partes iguales, por una reja. El algunos lugares había algunas plantitas y al algún árbol enano. Me ingresaron a uno de los dos compartimientos. Las paredes que daban al comedor y al jardín, habían sido cambiadas por rejas. Las otras dos eran de material. En un rincón de mi jaula estaban los recipientes para la comida y el agua, para llenar estos, no hacia falta entrar al jaulón, directamente con una manguera gruesa enviaban la comisa y con otra mas fina el agua. Estaba temerosa trajeran al gran danés y lo ubicaran conmigo. Si era en la otra parte de la celda, no importaba porque estaba separada de la mía por rejas.
Apareció nuevamente Patricia
PATRICIA: hola perra, veo te han instalado ya. Pronto te traerán tu macho. Ese gran danés que parado en dos patas es mal alto que vos. Tiene un genio terrible. Por lo general el gran danés es noble, bueno, cariñoso, pero este es todo al revés. Fue criado atado, golpeado con hambre y se puso medio loco. Lo había traído para tenerlo en mi casa pero al verlo asi, no lo quiero, luego surgiste vos y bueno es una pareja ideal. Va a ser bueno para bajarte los humos que tienes. Bueno que lo disfrutes y a él le vendrá muy bien mucho sexo.
Se marcho y quede sola con lo que dijo: lo había traído para su “casa” pero al verlo tan agresivo, dijo mejor seria para mi. Claro atado, golpeado y hambre y vaya a saber que mas, se torno agresivo y belicoso.
Uno de los cuidadores vino y desde afuera, ya no tenía ningún contacto humano, como debía hacer con mis necesidades, que nadie limpiaría la jaula. Bueno el orín lo absorbía el suelo arenoso y lo demás debía hacer un pozo con mis manos y enterrarlo.
Estaba malhumorada, temerosa con nunca en mi vida, caminaba por el jaulón de lado a lado. Mire la reja que separaba la otra mitad y vi tenia una cerradura eléctrica, poniéndome mas nerviosa, pues seria manipulada de afuera.
La gente de Patricia, incluidos los de servicio domestico, pasaban por las rejas de jardín y miraban para adentro a ver que hacia yo.
Esa noche me acosté tratando de no pensar y disfrutar mi soledad, hasta cuando pudiera.
Pasaron uno o dos días más y estaba mas contenta por estar sola, de Atila no había ni noticias. Pensé que a lo mejor lo habían llevado a otro lado.
Cualquiera que pasara por el jardín o el comedor de la casa, parecía tener orden de no escucharme si algo decía. No se parecería que quisieran volverme loca. Yo escuchaban lo que decían, los veía y ellos parecían no escucharme pero si verme. Probé saludando a todo el que pasaba y nada, silencio absoluto.
Si, no había duda que no me veían como humana, para todos yo era la perra de la casa.
Esa noche Patricia recibió gente, 4 personas, que venían a jugar al póker, cosa que me encantaba jugar y lo había hecho muchas veces con invitados e inclusive Patricia. Mi lugar estaba permanentemente iluminado, ya sea de día con luz natural o de noche. La gente podía mirar permanentemente mi celda. Jugaron hasta la madrugada y antes de irse, se acercaban a los barrotes y me escupían. Para colmo esa noche tenia ganas de ir de cuerpo y esperaba se fueran, pero no aguante y tuve que hacerlo delante de todos. Luego enterrar el excremento con mis manos mientas me sacaban foto y se reían. Me sentí más humillada que si me cogían.
Quede sola y me tire a dormir. Como a media mañana sentí ruidos de puerta que se abrían y vi traían a Atila al jaulón de al lado.
Sentí temblar mi cuerpo del miedo a que me lo largaran a mí. Mis piernas estaban flojas del miedo y me senté en el rincón más lejano a los barrotes que dividían el jaulón. Después de un rato Atila despertó y comenzó a recorrer su parte de prisión, olfateando y orinando en todos lados. Yo estaba mas acurrucada, tratando de pasar más desapercibida que nunca. El me vio y busco la forma de pasar al otro lado y no podía. Luego se lanzaba contra la reja, como queriéndola empujar y acercarse a mí. Por suerte para mi era imposible que pasara. Las horas de la mañana pasaban y tiraron la comida a cada uno. Fui y como siempre atenta a lo que podía hacer él. El resto del día siguió todo igual. Más o menos 22 hs vinieron invitados y se sentaron en el comedor a jugar al póquer. Yo observaba como jugaban y a Atila constantemente. Jugaron al póquer del desnudo. El o los que perdían la mano, se iban sacando ropas, hasta casi quedar desnudos todos.
Luego, asi como estaban, me miraban a mi y vi que parecía hacían apuestas. Intrigada me puse a observar y no podía captar nada. Luego de un rato de apostar se escucho la voz de Patricia.
PATRICIA: bueno, ya podemos cerrar las apuestas o quieren seguir.
APOSTADOR 1: un poco más
PATRICIA: cinco minutos y cierro.
APOSTADOR 2: esta bien cerra ya
PATRICIA: las apuestas entran cerradas. Cierro 10 a 1.
Se paga uno si es forzoso o 10 si hay entrega.
En ese momento escuche que la reja que separaba mi lugar del de Atila se abría y corrí a tratar, inútilmente de cerrarla. Las apuesta de esa gente era que si me entregaba o era forzosa a ser de Atila.
Desesperada trataba de buscar una salida, al ver que Atila empezaba a levantarse y sacudirse la modorra. Pronto se daría cuenta que la reja no existía y vendría a atacar y yo no tenia ninguna defensa