La dulce piruleta
Porque muchas veces aquello que aparenta ser amargo, resulta ser lo más dulce del mundo.
Era una tarde gris de principios de invierno. Una tarde de frío en la que él, por primera vez, me vino a recoger al trabajo con su coche. Aquel coche negro, deportivo, elegante y con los asientos tapizados en cuero que tanto decía de él.
Subí al coche, nos miramos e inmediatamente surgieron las primeras sonrisas sin ninguno de los dos pretenderlo ni esperarlo. Sonrisas cómplices que aunque lleváramos días sin vernos, afloraban sin ser buscadas. Porque cuando estábamos juntos era como si el tiempo se parara. Según él me decía, yo alteraba todos sus cinco sentidos, al oír mi voz, al oler mi perfume, al observar mi rostro, al presentir el sabor de mis labios y el tacto de mi piel. Para mí, al tenerle cerca todos mis miedos desaparecían, pues él me aportaba la valentía y la inconsciencia necesarias para disfrutar de la vida como siempre había querido.
El recorrido que nos separaba de nuestro destino era corto, pero en más de una ocasión recuerdo que debí de advertirle para que no apartara su mirada de la carretera. Y es que no podíamos dejar de compartir risas y de emborracharnos el uno del otro. Perdiéndose él por momentos en mis ojos, en mis labios, en mi escote y en como yo le miraba con toda mi ternura.
Durante el trayecto, no pudo contenerse y empezó a acariciar suavemente mi pierna, subiendo de forma peligrosa por el espacio existente entre mi carne desnuda y el vestido corto que yo llevaba aquel día. Sus dedos moviéndose lenta y canallamente hasta el hueco de mi entrepierna. Buscando el tesoro que yo allí albergaba, cual corsario ávido de saquearlo. Sin decir nada, comenzó a masturbarme, sujetando el volante con su otra mano, al tiempo que intentaba mantener la compostura y no apartar su mirada de la carretera. Al yo sentir sus dulces caricias, empecé a humedecerme.
Le miré apasionadamente al notar como uno de sus largos dedos se adentraba en mi interior haciéndome estremecer. Volviéndome loca por momentos. Humedeciéndome más y más ante aquel tierno contacto ...
¡¡Uixxx!! Como siempre te dejo a medias. Y es que si quieres seguir leyendo como continua este relato o los otros que tengo publicados, solo debes ir a mi Blog. Encontraras la dirección o el link directo en mi presentación de perfil de la NinyaMala.
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