La dulce Olga y su hermana-2

De donde menos se espera salta la liebre.

A continuación me mostro el colofón. Los dejaron solos en mi dormitorio, (allí hay una de las cámaras para controlarme) donde Oscar le pedía perdón a Sonia, por no poder impedir que esos desalmados hicieran con ella lo que pretendían y que desconocía, la muy ladina le hizo prometer que nunca le preguntaría que le habían obligado a hacer, tan solo que fuera lo suficientemente hombre, para entender que eran un equipo para todo y si ahora le tocaba a ella sacrificarse por la felicidad de ambos se lo permitiera, sin hacerla sufrir rememorando lo que fuera que se viera obligada a hacer.

Después de eso Max me dijo.

Tu hermana ha resultado ser un filón de oro. Ella no podía contarte nada esta mañana porque así se lo ordené, mañana cenareis juntas y con detalle te lo contara todo.

Dime una cosa, ¿eres enfermera titulada, o siempre has trabajado en clínicas “pijas” como en la que estas ahora?

Orgullosa le contesté que si era titulada y con mucha experiencia. Anteriormente había trabajado en urgencias de traumatología, donde se trataba con pacientes de verdad, con dolencias y heridas verdaderas, que había que enyesar coser o entablillar, quizás eso me facilito perder buena parte de mis remilgos. Sonrió satisfecho ante la respuesta y después de besarme nos separamos.

Llegue a casa minutos antes que Juan, justo el tiempo de desnudarme y saludar a cámara en el salón, me puse una camisola por encima y cuando entro Juan, me dio un beso y me dijo que estaba cansado pero contento, al parecer los resultados de la reunión del sábado en Paris habían sido satisfactorios, me preguntó si había hablado con Sonia y le dije que no había podido contactar con ella, pero que la llamaría a casa cuando pusiera en marcha la cena, me dijo que ya se encargaba él y la llame.

Lo primero que me preguntó es si ya había hablado con Max, le dije que si, pero que si Oscar estaba en casa mejor no nombrar a Max, me dijo que estaba en la terraza, que ese lunes no había ido a trabajar porque se encontraba raro, pero que ella estaba la mar de bien y que tenia mucho que contarme, y dijo.

Lo principal era que Oscar se sentía “culpable”, cuando al dejarme el domingo de madrugada en vuestra casa, llevaba un sobre que dejé sobre la mesa, cuando me desperté estábamos solos en la casa, habían marchado todos, pero fuera del sobre estaban los 3200€ que contenía, y que yo ya había contado, Oscar me dijo que no pensaba gastar nada de ese dinero.

Le dije, que ese dinero era solo dinero, y que nos vendría muy bien para llevar la vida que nos interesaba llevar, al menos el tiempo que ellos me dejaran libre y que teníamos que disfrutarlo como mejor viéramos, eso lo tranquilizo lo suficiente y ahora le diré, que mañana cenamos juntas pero que no se apure si regreso a casa sin ti, espero que se dé cuenta que ya no es necesario controlarme tanto. Quedamos donde siempre y disponte a escuchar, porque no te dejaré hablar Jajajajaja.

Le di a Juan recuerdos de Sonia y después de cenar, me dijo que estaba muy cansado y si no me importaba se acostaría enseguida para dormir, le recordé que la noche siguiente llegaría tarde porque cenaba con mi hermana, dijo que ya se prepararía algo, me beso en la frente y se acostó solo. Esa noche trate de imaginar algo de lo que me contaría Sonia, aunque la primera parte ya la conocía a grandes rasgos, gracias a lo contado y mostrado por Max esa misma tarde, el día siguiente se me hizo largo, y cuando por fin salía de la clínica, después de darme una ducha y vestirme con la ropa que había llevado para la cena, me mire en un espejo del vestíbulo y vi a una preciosidad muy provocadora.

No se me notaba la ropa interior, básicamente porque Max había insistido que a pesar de lo incomodo que resultara acostumbrarse, al menos debía prescindir de bragas tangas o culotes siempre, de forma que el coño fuera fácilmente accesible, y que los sujetadores, solo los empleara cuando fueran estrictamente necesarios, por ejemplo mientras trabajaba si lo consideraba oportuno, pero no así para salir, cuando le pregunté el motivo y no por discutir, solo por curiosidad me lo aclaro, sonriendo como siempre.

No conoces a las personas que te han tenido en sus manos, pero ellos a ti si.

Estés donde estés, si oyes que alguien mirándote a la cara te dice sin más “

Tegucigalpa

”, no lo dudes y ponte a su disposición de inmediato, ellos o ellas no lo harán nunca en presencia de terceros, para no comprometerse ni comprometerte, pero considera esa palabra como una orden mía y respétala como tal, en su momento serás recompensada por ello.

Al llegar al restaurante Sonia ya estaba allí, nos besamos pero en esta ocasión fue en los labios, al parecer estaba recobrando algunas buenas costumbres y eso me alegro, en cuanto nos sentamos juntas en lugar de una frente a la otra comenzó a contarme.

Fue sensacional, esperaba alguna seña por parte de Max o su gente, pero al parecer quisieron que TODO fuera una sorpresa para los dos. Al llegar a tu casa el sábado por la mañana, le dije a Oscar que metiera el coche en el garaje, pero me dijo que ya lo haría después, nos pusimos ropa de baño y salimos a la piscina, serian poco más de las once y había ya un fuerte sol, le pedí que me pusiera crema, me quité el minúsculo bikini y después de ponerme por la espalda comenzó a meterme un dedo en el culo, imagine que vendría a continuación, el susto fue cuando aparecieron de entre los rosales del jardín tres tipos, entre ellos “el yayo” y solo nos hicieron callar con un dedo sobre sus labios, cuando Oscar fue a hablar, le mostraron una pistola y se acabó el cuento.

Nos hicieron entrar en la casa y Max que apareció después que ellos, tomo la palabra para decirnos,

habéis tenido suerte,

mala pero suerte a fin de cuentas

, cuando Oscar intentó hablar le dio un bofetón que rodo por el suelo, entonces le dijo que para hablar primero levantara un dedo, cuando lo hizo, uno de los que tenia detrás se lo retorció diciendo que

TOMABA NOTA

, entonces me ordenaron hacerle una mamada a Oscar, la verdad es que no entendía que es lo que pretendían.

La interrumpí diciendo que había visto los videos y que ya sabía como lo habían doblegado. Pero ella continuó diciendo.

En los videos, seguro que no ves como después de mamársela y que me dejara echa una pena, nos dejaron descansar y después le ordenaron que me enculara de forma salvaje, a Oscar le encantó la orden a juzgar por el empeño que puso, a pesar de que nos estaban mirando, se sacó el bañador, me dobló sobre el respaldo de una de las butacas y me la metió sin pestañear de un solo empujón hasta el fondo, me dio dos o tres violentos caderazos, hasta que sonó un “

SUFICIENTE

”. Era Max que entró en escena y como si tal cosa dijo.

Bueno, ahora ya sabemos que te gusta en el sexo, las mamadas y las enculadas, lo haremos al revés y primero te encularemos para que entres en calor y después harás una buena mamada.

Lo colocaron como el a mi en la butaca y lo sujetaron fuertemente los otros dos, mientras el yayo le metió un consolador que le hizo soltar un alarido impresionante, después le fue dando hasta que se cansó, sin soltarlo emplearon lo que después oí que llamaban el chafa huevos y le dieron un par de apretones, fue entonces cuando comenzaron a filmar lo que tu viste, que seguro solo fue una parte.

Después de eso nos separaron, a mi me metieron en tu habitación, junto al salón y pude oír claramente como le explicaban a Oscar como serian las cosas, y que no podía hacer nada por evitarlo, empezó Max hablando con su habitual calma.

Habéis tenido la suerte que habéis tenido, en realidad hemos estado observando a unos vecinos vuestros, unas casas más allá en este mismo camino, que las casas estén tan separadas es una ventaja, hoy teníamos que estar haciendo esto con ellos, pero por pura casualidad hemos llegado y no están, cuando ya marchábamos con intención de regresar otro día, al pasar frente a la vuestra hemos visto el coche y por eso hemos parado a echar un vistazo. Ni niños ni más gente, hemos esperado un poco y al ver que os poníais a tontear, hemos deducido que no esperabais a nadie más.

Al parecer Oscar trato de decir algo, porque oí un par de guantazos y a Max continuar.

Desde el momento que hemos entrado aquí sois nuestros, y si tienes alguna duda a los hechos me remito, tenemos los medios para hacer lo que queramos, pero no somos solo nosotros, y aún en el caso que llegarais a poder hacer una denuncia y nos detuvieran, alguien se encargaría de que no pudierais testificar en un juicio, no seria la primera vez que sucede, si te preguntas que pretendemos, te lo aclaro en unos instantes.

La putita que tienes por esposa me gusta, y seguro que a la gente para la que trabajo también, tu no estoy seguro de si das el perfil, pero como poco podrás convencerla y serás un buen aliciente para que haga cuanto le pidamos, tan solo hay un par de cosas que quiero que hagas como un favor personal.

No se te ocurra preguntarle detalles, que es lo que le hemos hecho hacer ni con quien, y no la obligues a tener sexo contigo, pues recibirá instrucciones al respecto, y sabremos si alguna de las dos cosas no las has cumplido.

Entonces se hizo el silencio y al poco lo metieron en la habitación, donde me dijo parte de lo que ya había oído, e insistió en que

hiciera TODO cuanto me ordenaran por el bien de los dos

, poco después se lo llevaron arriba y a mi me sacaron al salón, ninguno de los cuatro me hizo nada, tan solo me miraban y fue Max quien me dijo que tenia que comer y hacer una siesta, esa misma noche tenia mi primer trabajo, me pusieron algo de comer, pero la verdad es que ni recuerdo de que se trataba.

Me sentía extraña acostada sola en tu cama, con un tipo al que no había visto nunca sentado en una silla junto a la ventana, para que no se me ocurriera escapar, pero por fin me dormí y tuve sueños húmedos, me despertaron pasadas las siete de la tarde, me ayudó a ducharme el yayo, que al parecer es un experto en esas lides, te trata como a un trapo pero no se olvida de ningún detalle, después me dio un vestido de seda roja y me ordeno que no me pusiera nada, ni rímel ni carmín y mucho menos perfume, sequé mi corto cabello y con el vestido que me quedaba como una segunda piel y sin ropa interior salí al salón, donde me dieron unos zapatos de mi numero también rojos.

Me subieron al coche y me cegaron como hicieron contigo, llegamos a destino en un tiempo indeterminado, porque Max puso un concierto de música clásica, quizás para despistarme o porque le gusta, cuando llegamos me entregó a unas mujeres que me llevaron hasta una sala grande, a juzgar por como sonaba una música de fondo y un continuo murmurar, me sacaron el vestido y un murmullo de aprobación me subió la autoestima, entonces mientras unas me ataban las muñecas a unas argollas, otra me coloco una mordaza con una bola en la boca, eso no me lo esperaba y lo que siguió mucho menos, lo primero fue colocarme un succionador en el clítoris y otros dos en los pezones.

Al principio suponía que se trataría de algo semejante a lo que me contaste que hicieron contigo, para mi sorpresa noté antes que el ruido, la quemazón que me produjo el primero de una serie de fustazos en las nalgas. Continuaron con un látigo de múltiples tiras que restallaban contra mi piel, que a esas alturas estaba mojada por el sudor, la temperatura corporal había subido bastante, en parte por los succionadores que me estaban excitando sobremanera y también porque no decirlo, a pesar del dolor que me proporcionaba “el o la sátira” que estaba al cargo del castigo, se trata de una de mis fantasías, algo con lo que he soñado, desde que vi la película “SM Rechter, El juez” donde un matrimonio practica el sado maso, siempre me ha atraído la idea pero estaba segura que Oscar no la aprobaría, pero lo cierto es que no le di esas pistas a Max el día de la prueba.

Desconocía esa faceta de mi hermana, pero no me extrañaba lo más mínimo.

Después de dejarme, los brazos, la espalda y muslos doloridos, se dedicaron a jugar con los succionadores, primero le dieron caña al del clítoris, que notaba como si quisiera arrancarse pero me enloquecía. Cuando comenzaron a manipular los de los pezones, jugando con la depresión y haciendo que se relajaran y dilataran, en un par de ocasiones me fallaron las piernas, cuando los retiraron del todo imaginé que la fiesta se había terminado, entonces comenzaron a retorcerme los pezones diversas manos, imaginé que se trataba de alguno de los invitados, cuando retiraron el del clítoris la cosa se animo aún más, lo golpeaban con algo semejante a un lápiz, pero cada golpe hacia que mis piernas fallaran y una oleada de placer me inundara, como punto final me soltaron las manos de las argollas, pero no los tobillos, entonces me ayudaron a arrodillarme y sujetaron mis manos a la espalda sacándome la mordaza, y me colocaron un artilugio para mantener la cabeza atrás y la boca abierta.

Noté capullos en los labios, dedos hurgando mi boca y de pronto la primera corrida en la cara, fue un BUKKAKE impresionante, mientras que un sinfín de individuos se corrían en mi rostro, notaba una vasija bajo mi barbilla, para que no se perdiera nada de lo que soltaban, supe que termino el ultimo porque sin darme opción, me acercaron la vasija a los labios y comencé a tragar esa mezcla heterogénea de semen diverso, trate de evitar saborearlo pero me resultó imposible, acostumbrada como estaba a saborear antes muchos más, y últimamente solo el de Oscar y el del tipo de mantenimiento del trabajo, lo cierto es que no me resulto desagradable.

Ya estaba, mi hermanita había entrado en el juego, y como me había dicho Max, era “

un

filón de oro

” y eso era bueno para todos, incluso para mí, ya que había pasado su prueba con nota. Me sentía orgullosa de ella, permanecimos en silencio hasta que salimos del restaurante, en la puerta nos dimos la mano y fuimos hacia mi coche.

Al entrar la atraje hacia mi, nos liamos en un morreo recordando viejos tiempos en que practicábamos entre nosotras, para saber como comportarnos cuando comenzáramos a salir con algún chico, después también compartíamos lo experimentado con ellos y era gratificante, cuando me di cuenta que Sonia tenia dos dedos dentro de mi vagina, y yo uno de sus pechos en mi boca, comprendí que estábamos salidas del todo, por lo acaecido recientemente, por lo contado, por lo que se avecinaba, pero lo cierto es que lo estábamos pasando como cuando éramos poco más que adolescentes, con la salvedad que ahora las dos teníamos una vasta experiencia.

Quedamos, en vernos en mi casa alguno de los días del siguiente fin de semana, si no teníamos que “trabajar” ninguna de las dos. Aunque ya no era necesario, la acompañé a su casa y salude a Oscar como siempre, reiterando la invitación para el fin de semana.

Llegue a mi casa tarde y Juan ya estaba acostado. Pero como no dormía tuvimos sexo hasta avanzada la madrugada, y la verdad es que cada vez me gustaba más como nos iba en ese terreno, no se le ocurrió en ningún momento preguntarme ni por Sonia, ni por como habían pasado el fin de semana en nuestra casa, ni tan siquiera por la cena, tan solo se dedico en cuerpo y alma a satisfacerme y yo a él, de todos modos y cuando ya nos disponíamos a dormir, le comente como de pasada, que ese fin de semana vendrían Sonia y Oscar, ellos estarían en nuestra casa incluso en el caso de que tuviéramos que ausentarnos la una o las dos en algún momento, ya que colaboraba en mi proyecto.

Juan me beso en la frente y solo me dijo que no había inconveniente por su parte, si las cosas iban a continuar como hasta el momento, poco después le oí roncar. Estaba donde Max quería, satisfecho con la nueva situación y consciente que para que eso durase, tenia que concederme un poco de independencia, algo que hasta el momento me había tomado sin contrapartidas, y que al menos ahora si las tenia en forma de NINGUN disgusto, y buen sexo, variado y abundante.

Al día siguiente a media mañana, me llamo Max y quedamos para comer. Al vernos me beso en la puerta de la clínica y de la mano caminamos hasta su coche, dentro me mostro en el portátil una filmación con imágenes muy distorsionadas, tomadas con una cámara gran angular y apenas se apreciaba nada, me aclaro que era el original y me mostro otra filmación diciendo que ese era con las imágenes tratadas, y se veía claramente, que era lo sucedido la noche anterior entre Sonia y yo, filmado desde el retrovisor de mi coche, le miré indignada pero su sonrisa me tranquilizo. Más aun cuando me dijo.

Por lo que vemos aquí, no habrá un conflicto añadido si trabajáis juntas, se nota que os entendéis bien y que no es de ahora, además ha sido una buena jugada invitarlos a tu casa a pasar el fin de semana, saldréis las dos seguramente juntas el viernes noche, y de regreso tenéis que emborrachar a Oscar, hasta que cuente parte de lo sucedido y consintáis en que Sonia se folle a tu marido, no así tu a Oscar, de momento eso queda totalmente PROHIBIDO, aún no se lo ha ganado.

Salimos del coche y fuimos a comer, el restaurante estaba poco concurrido pues era temprano aún para la zona donde estaba situado, le dije que iba al baño y con un gesto indico al camarero que esperase un poco, me acompaño y en cuanto entramos en una de las cabinas comenzó tirar de mi vestido hacia arriba, tal y como me había indicado no empleaba ropa interior, por eso le fue fácil ensartarme de una sola y diestra estocada, que me hizo soltar un profundo suspiro, ya me había acostumbrado a silenciar mis explosiones de jubilo, me gustaba más como lo hacia antes, pero esto tenia sus ventajas.

Sus continuos y potentes embestidas me llevaron a un orgasmo que le agradecí infinito y por el que hacia días suspiraba, no me permitía terminar pues siguió manchando hasta que se vació por entero en mi, entonces quedamos abrazados, yo con el vestido arrollado al cuello y él con los pantalones en el suelo, cuando me aparté fue para sentarme en la taza del váter y meterme su polla en la boca, quería hasta la ultima gota que pudiera extraerle y estuve masajeándole los huevos y sorbiendo hasta que no quedaba nada, entonces, como estaba más cerca del suelo, le alcance los pantalones que se abrocho y se quedo mirando como con esfuerzos conseguía mear.

Salimos de la cabina y se apoyó en la puerta para que no entrase nadie, mientras yo me lavaba el chorreante coño, porque al no emplear bragas, seguro que habría dejado un rastro de leche y jugos, al salir los dos del baño de señoras, una que se cruzo con nosotros nos miro con la mirada seria, cuando salió ella, solo veía mi cara y me guiño un ojo.

Continuara

.