La dulce Olga 1/3

¿Donde termina la devoción y empieza la obligación? Para Olga quedo claro que no se puede separar y que sexo es sexo, aunque no sea del tipo que esperabas

Este fin de semana estaré sola y no tendré que dar ninguna explicación, por su trabajo Juan marchó el jueves y no regresara hasta el martes, en cuanto llegue a casa me daré un baño y después me arreglaré para salir de caza, me apetece follar con varios esta noche, follar hasta que los deje rendidos.

Todo esto lo iba pensando mientras llegaba a casa, después de terminar mi jornada en la clínica donde trabajo como enfermera, solo con la perspectiva del fin de semana ya me notaba húmeda.

Nunca he necesitado una excusa para hacer lo que he querido, Juan esta tan enamorado de mí que lo hago bailar como quiero, cuando he “necesitado” que me hiciera fotos o algún video, para enviar a quien he querido, con decirle que me apetecía que viera lo “guarra” que puedo ser, ha sido suficiente y si se trata de quedar con alguien, con decir que voy a una despedida de soltera (

él sabe que no es cierto

) todo solucionado y he pasado la noche fuera, follando como una desesperada.

Abrí la reja con el mando y deje el coche frente a la puerta del garaje, no lo guarde pues pensaba salir al rato, cuando entré en el chalet que tenemos a las afueras de la ciudad, más que chalet casa de campo, el vecino más cercano está a unos quinientos metros, me fui desnudando camino del baño, la idea era que se fuera llenando la bañera y mientras tomar una copa, pero solo una, ya que tenía que conducir otra vez y lo último que me apetecía era dar positivo en un control.

Al llegar al salón a por la copa totalmente desnuda, me quede helada, en el sofá había un tipo sonriéndome, cuando trate de salir vi a dos más uno a cada lado de la puerta, trate de gritar y un puñetazo en el estómago, dado con una fuerza inmensa me lanzo sobre el sofá, sin aliento y retorciéndome de dolor junto al que allí se encontraba, que me dijo poco más que en un susurro.

Somos amigos de “Raúl” y hemos venido a visitarte en su nombre.

Me quedé helada, tardé en pensar con claridad y cuando lo hice reflexioné, eso no podía ser, el tal Raúl está en la cárcel y es uno de mis entretenimientos favoritos, es un delincuente sexual que alimenta mis fantasías de ser violada, fantasía que estoy segura, por lo hablado con alguna de “mis amigas”, muy frecuente entre las mujeres, fue el tipo que tenía al lado quien me saco de dudas aclarando.

Me llamo Max, y estamos aquí para haceros felices, bueno más a Raúl que a ti, me dio todo lo necesario para encontrarte, y como en los próximos cinco años al menos, no podrá venir en persona, me ha enviado para que actúe en su nombre y después se lo cuente ¡A! y tú también le tendrás que contar como te ha ido con nosotros, si hemos dado la talla o nos hemos quedado cortos.

Doblada aún por el dolor del fuerte impacto trate de preguntar, pero al ir a abrir la boca me cruzo la cara con un par de guantazos, que me giraron la cabeza a derecha e izquierda y entre brumas oí que decía.

Esa boquita que tienes, no la emplearas a partir de ahora, más que para lo que te digamos en cada momento.

Eso me hizo desistir, al tiempo que mostraba el panorama real, y como habían cambiado mis planes en instantes, quizás sí que follaría mucho pero no según mis reglas, seria según las suyas y eso no me hacia ninguna gracia, poco después Max que era el único que había hablado hasta el momento me dijo que me pusiera de pie frente a él, instintivamente me cubrí el pubis con las manos, pero oí su autoritaria voz que decía.

¡Los brazos a los costados!

en cuanto lo hice bajando la cabeza, pues a pesar de que no era la primera vez que estaba desnuda ante varios hombres, si era la primera que no era por mi gusto.

Unos potentes brazos me rodearon, un puño quedo sobre mi ombligo y la otra mano sobre su muñeca, apretaba como si quisiera incrustarlo en la columna, eso me dolía horrores, al tiempo con su barbilla sobre mi hombro, evitaba que pudiera doblarme hacia delante, entonces el tal Max lentamente se levantó y se dedicó a rozar mis pezones, en lo que imagine que sería el principio de una “fiesta”, solo pretendía que se endurecieran, para poder pinzarlos bien entre sus doblados dedos “índice y medio” que a modo de tenazas los apretaron con fuerza, para tironear de ellos hasta hacerme llorar de dolor, mientras decía ¿

Te vas enterando de quién manda

? Como si no se notara.

Ordeno al tercero de los individuos que “cerrara el agua de la bañera”, cuando creí que me desmayaría de dolor dijo con una voz burlona.

Ya te puedes bañar, creo que tendrías que relajarte un poco y el baño te hará bien.

El que estaba detrás de mí me soltó del impresionante y doloroso “abrazo” y me sujeto por la nuca, pero no nos movimos, entonces vi cómo Max, y el tercero que era bastante más mayor, posiblemente más de sesenta se desnudaban, dejando la ropa sobre una silla cada uno, de esa guisa nos encaminamos los cuatro al baño, el que me sujetaba me indico que me metiera en la bañera y vi como el viejo se arrodillo a los pies, mientras Max se sentaba en una banqueta a la altura de mi cabeza, pude observar que tenía una buena verga y que en otras circunstancias, seguramente la habría gozado.

Cuando creí que iba a disfrutar de un relajante baño, note la mano del viejo en mi entrepierna, metió su pulgar en mi vagina sin apenas mirarme, tan solo el dedo dentro y con el índice recto pegado al “perineo” subiendo y bajando, separe las piernas para facilitarle la labor, imagine que pasaría un buen rato y que después se encargarían de follarme, ilusa de mí, note una mano de Max en mi cuello y la otra en mi cabeza para sumergirla en el agua, al tiempo que el viejo, colocaba su puño en mi vientre para que no me elevara, además eso me provoco un fuerte dolor e hizo que tratara de tomar aire, agua fue lo que trague y bastante.

Cuando Max tiro de mis cabellos y pude respirar oí que decía.

Poco me importa que vivas o mueras, estoy aquí para cumplir un encargo y solo quiero que tengas clara una cosa, tenemos como ves medios para castigarte y no dudaremos en hacerlo si nos das motivos, sin ellos ya has conocido alguno, ahora el viejo, te ayudara a secarte y después vendrás al salón, donde comenzara el juego de verdad ¿Lo has entendido?

Tan solo afirme con la cabeza, no podía hablar, aún tosía cuando le vi salir del baño, el viejo me saco de la bañera me coloco un albornoz y me seco, sin contemplaciones de ninguna clase cuando ya estaba prácticamente seca, abrió el albornoz y con uno de los faldones seco mi vagina y culo, como si fueran “platos”, así como la parte baja de los pechos, los alzo como si fueran “jarrones” para quitarles el polvo, puso especial atención en el cabello murmurando “

A Max no le gusta el pelo mojado

”, cuando estuve presentable, me empujo hasta el salón, donde me esperaban los otros dos, Max y el tipo enorme, Max me dijo con una sonrisa.

Imagino que cada vez que folles por ahí, lo harás con condón ¿verdad?

Me apresure a responderle que sí, que siempre lo hacía con condón, incluso con mi marido, pues con los “de fuera” no quería sustos, ni un embarazo sorpresa con mi marido y el con voz socarrona respondió.

Tienes suerte, nosotros también solemos emplear siempre condón, menos en ocasiones señaladas, y esta lo es.

Eso me aterró, sí, es cierto que tomo la píldora, pero correr el riesgo de que me pegaran algo, aunque el tal Max, creo que a pesar de ser “

un hijo de puta

” de tonto no tenía un pelo y no se arriesgaría porque sí, me saco de estas cavilaciones cuando dijo.

Ahora, es cuando has de empezar a hacer las cosas que más te gustan, según le dijiste a “Raúl” en las cartas que le mandabas, al natural las tetas se ven algo más pequeñas que en las fotos, pero comenzaremos con una “cubana”.

Me arrodille frente a él, y tome conciencia del “tamaño real” de la polla que gastaba el tal Max, al menos diecisiete Cm. de largo por unos cuatro de diámetro, la rodee con mis tetas, que aún me dolían por los golpes que me habían dado, comencé con el sube y baja, cada vez el capullo aparecía más rojo, y aprovechaba para lamerlo, notaba como la verga estaba más dura por momentos, comencé a chuparle el capullo quedándomelo en la boca un poco cada vez, hasta que me sujeto la cabeza y sin más me la metió hasta la garganta mientras resonaba en mis oídos un.

Cuidado con lo que haces y como.

Me follaba la boca con rabia y no se detenía ni cuando me daban arcadas, solo la retiraba de vez en cuando para que no me atragantara, pero volvía a la carga enseguida, cuando creí que se correría paró y llamo al otro, que sin mediar palabra, me llevo a la habitación y de pie delante de mi hizo que lo desnudara, entonces se tendió cruzado en la cama, con las plantas de los pies en el suelo y me dijo.

Arrodíllate sobre la cama y fóllame con ganas.

Me coloque como dijo, guié su polla que nada tenía que envidiar a la de Max, a la entrada del coño y me ensarte de una vez, creí que sería así como lo deseaba. Después de darle cuatro o cinco viajes, fue el quien me sujeto por las caderas, para tener el control y ser él quien me follara, note una mano en los riñones, mire de reojo y vi al viejo detrás de mí, con una polla descomunal, algo que no pensé que fuera real, me pareció mayor que el consolador que le habíamos regalado a mi hermana meses antes, en su despedida de soltera, en plan de broma y que media unos veintiocho Cm. de largo por siete de diámetro.

Sin ningún tacto, note como me introducía un “espéculo metálico” en el culo impregnado de “gel”, iba a protestar pero recordé lo que me habían hecho esos animales porque si, solo imaginar lo que harían conmigo si les daba algún motivo, me hizo desistir y apretar los dientes hasta que me dolieron las mandíbulas. El viejo manejaba el especulo, como un verdadero especialista, lo metía, lo expandía y permitía que se cerrara, antes de girarlo para comenzar otra vez, en varias ocasiones note como por el interior fluía más “gel” mientras el otro me iba dando enérgicos caderazos.

Cuando el viejo retiro el espéculo, me sujete con más fuerza a la ropa de cama, apunto su gruesa polla a la entrada del hasta entonces estrecho culo ya bastante dilatado, y fue empujando hasta que oí un ploffff, como si descorcharan una botella, cuando el capullo logro entrar, entonces me sujeto también por las caderas, su compañero paso sus enormes manos a mis tetas que cubrían por completo y las apretaba con una mirada rabiosa, en cada nuevo caderazo que me propinaba, esperaba que se corriera en cualquier momento, pero lo que hizo fue quedarse quiero y esperar.

Hasta que el viejo no llego al fondo, abriéndome las entrañas a su paso, con esa enorme verga e hizo un par de lentos recorridos, desde casi salirse hasta darme con la pelvis en los cachetes, su compinche no reanudo la actividad, con los ánimos más enardecidos, entonces me levanto el mentón Max, quien viendo mi cara de sufrimiento, por el tremendo castigo al que me estaban sometiendo sus hombres me dijo con voz socarrona.

Parece que os entendéis bien, mejor, porque pasareis muchos ratos juntos.

Eso de “

muchos ratos juntos

” me sonó muy mal, pensaba, que esa gente había entrado en mi casa, para robar y ya que llegué violarme, tras lo cual los perdería de vista, aunque la mención de “Raúl” me indicaba otra cosa que no quería ni imaginar, oí gruñir al que tenía debajo de mí, mientras se corría de forma salvaje, dándome unos últimos caderazos que me llegaban al cérvix, en cada caso provocándome un dolor tremendo, cesaron esos pensamientos, cuando con un último empellón me dejo “clavada” como una mariposa con un alfiler, le vi una mirada que solo se podía calificar de “maligna”.

Poco después me “desclavo” quedándose unos instantes quieto, mientras el viejo, seguía con su metisaca que me estaba “

matando

” ya no me sujetaba por las caderas, se había vencido sobre mi espalda, rodeando mi cuerpo con sus peludos brazos, apretando fuertemente el vientre, cada vez que llegaba al fondo, me parecía notar como su capullo y el brazo chocaban, seguro que solo era la sensación, pero llegue a creer que en algún momento, asomaría su capullo por el ombligo como un “

alien

”.

El grandullón se recolocó para cogerme de las orejas y hacer que le limpiara la polla, la engullí pues no me quedaba otra, la fui lamiendo y tragando todo lo que encontré, con la esperanza de que entre lo que me hacia el viejo y la falta de aire, quizás me desmayara y así se terminaría la fiesta, pero no hubo suerte, Max siempre vigilante lo evito, con un simple “

Vasta

”, que hizo que el grandullón me soltara la cabeza, para que siguiera a mi “ritmo” y respirara cuando lo necesitara.

Cuando el grandullón se dio por satisfecho, el viejo siguió un buen rato, no era capaz de entender como podía aguantar tanto y a ese ritmo, que se había convertido en algo infernal, cuando por fin oí un sonoro gruñido, que fue acompañado de la primera descarga, me sorprendió por la inmensa cantidad que soltó y que inundó mis entrañas.

A esa siguieron otras, cada una parecía más abundante que la anterior, en realidad no sé cuantas fueron, solo cuando termino y me soltó el vientre, antes de retirarse note como mis tripas se retorcían, cuando salió de mí, me dejaron que fuera al baño “corriendo” y con una mano en el culo, para permitirme llegar, allí saque una mezcla de “residuos” donde predominaba el semen, pero había restos de “gel” y sufrí como el efecto de una purga, quedando los intestinos vacíos del todo.

Al rato apareció el viejo y me indico que me metiera bajo la ducha, me lavo como a un muñeco, sin importarle lo más mínimo nada que no fuera la higiene, cuando me secó y me hizo salir al salón otra vez, Max me hizo sentar a la mesa, donde había embutidos y refrescos, vi que eran casi las dos de la madrugada, llevaban allí unas cinco horas y parecía que no tenían intención de marchar, el grandullón estaba tomando una cerveza de las que hay en casa para mi marido, mire a Max sin atreverme a preguntar, pero me dijo.

Ahora dormiremos y mañana le daremos una sorpresa a Raúl.

Eso me asusto y ante mi mirada inquisitiva añadió, más para su placer al ver mi desasosiego, que por satisfacerme.

Creo que ya tienes claro que es lo que te espera en el futuro, eres nuestra porque así lo has “querido”, cuando le hacías proposiciones a Raúl, quizás pensabas que se trataba de un juego, pero en ese juego, se llega a las últimas consecuencias, ahora dormiremos todos aquí y mañana, que es el último día que “cierto funcionario” estará en condiciones de colaborar, entraras a mantener con él un “bis a bis” en la prisión donde está, con esta documentación “que hemos preparado” pasaras por su mujer sin problemas, ella “no puede ir” este fin de semana, también hace lo que Raúl

le sugiere

.

Cada palabra se clavaba en mi cerebro como un alfiler, pero prosiguió.

Puedes denunciarnos si quieres cuando estés dentro, antes de llegar a la sala del “encuentro”, pero ¿te imaginas lo que pasaría después?, Somos muchos los amigos de Raúl y aunque estemos los tres detenidos (por poco tiempo) alguien te visitara y a tus dos hermanas también, para hacerte pagar por no cumplir tu parte del juego.

Unas lágrimas me habrían venido bien, pero no fui capaz de llorar, al tomar conciencia de lo seria que se había vuelto mi situación, termine de comer y me acompañaron a la habitación, me hicieron cambiar la ropa de cama y me ordenaron acostarme, cuando estaba ya cubierta con una sábana, aunque totalmente desnuda, el grandullón, metió una mano por debajo de la ropa y me coloco un grillete en el tobillo que sujeto por la otra punta al somier y me dijo.

Si por la noche necesitas ir al baño, despiértame, estaré junto a ti, pero procura no roncar.

Dejó la llave sobre el tocador, muy lejos de donde podía llegar desde la cama, se tendió a mi lado y en unos instantes se quedo dormido

No podía creer que “eso” me estuviera sucediendo, pero entonces recordé como había comenzado todo,

Mi actitud tan diferente, respecto a “mis padres” primero y al que fue mi marido después, ante ellos era la hija perfecta, casi una santa y con juan, hasta hacia unos años también había sido una “reprimida”, pero fue el quien me animo a descubrir cosas nuevas, y en cuanto comprendí el “poder” que tenía sobre él, hacia lo que me apetecía, con y cuando me apetecía.

Recuerdo aquella tarde de verano en la playa, éramos unos cuantos entre parejas y amigos, mis hermanas y yo decidimos ir a pasear por la orilla,

las tres en toples levantábamos la mirada y algo más

de algunos de los que encontramos por el camino, vi como un chico con un gran “paquete” entraba en el agua y les dije a mis hermanas que siguieran, ya las alcanzaría después.

Nadé hasta donde estaba el chico y le pregunte

.

¿Estás solo o con tu pareja?

Un tanto perplejo me respondió que con su mujer y fue cuando le dije.

Lástima que no me puedas follar, estaba dispuesta si tú querías.

Mientras, me colocaba la braga del bikini a modo de “gorro”, se me acerco un poco y vi cómo se había bajado el bañador hasta las rodillas, como imaginaba, al tocarlo pude comprobar que tenía una buena polla, sin decirnos nada me abrace a su cuello y rodee su cintura con mis piernas, el guió con destreza la polla a la entrada del coño y me dejé caer de golpe, con lo que entro hasta el fondo de un solo empellón, me agarro salvajemente las nalgas y me subía y bajaba con frenesí, pensé que tenía “prisa” por terminar, pero

NO

era eso, simplemente es que resultó ser un tipo muy fogoso que tardo más de veinte minutos en correrse, después de que yo alcanzara tres orgasmos en ese tiempo.

Cuando nos separamos, ni nos despedimos y cuando llegue junto a los demás me pregunto Juan  ¿

dónde había estado

? hacía rato que mis hermanas habían regresado y yo le respondí delante de todos.

Donde iba a estar, follando con el primero que he encontrado, y fíjate las marcas que me ha dejado en el culo con sus manazas.

Todos quedaron en un tenso silencio, que rompí añadiendo.

¡No os encontraba!, he dado varias vueltas, incluso me he sentado en aquellas piedras que hemos visto al llegar y ahí me he hecho estas marcas.

Todos reímos incluso Juan, que al estar más cerca, podía distinguir con claridad que eran “dedos” lo que habían quedado marcados en mis nalgas.