La Dulce Crystal 2ªparte
Juegos y perversión que harán sonrojar a la misma cristal
Cristal terminó de enjabonarse, disfrutando del ultimo rato de soledad del que dispondría en lo que restaba de día. Salió de la ducha y secó su cuerpo con delicadeza y seguidamente lo hidrató, le gustaba el contraste que la crema solía hacer con su cuerpo al salir de la ducha. Salió del baño y entró en la habitación, allí estaba Cristopher tan guapo como siempre, peleándose con el nudo de la corbata y con su melena despeinada, Ella se acercó y lo ayudo a terminar con el nudo, se puso de puntillas, le dio un sutil beso, le revolvió la melena y se dispuso para vestirse.
-Cristal, ahí encima de la cama-Cristopher señalaba el lado donde ella dormía. Había preparado un vestido rojo precioso, unas medias negras con dibujo y unos zapatos del mismo color que el vestido. Encima de la mesilla había dejado un juego de pendientes collar y un anillo de color negro que él mismo la había regalado al poco de empezar y que la sentaba muy bien. -Dejo a tu elección la lencería, te espero abajo. – decía Cristopher mientras salía de la habitación y terminaba de preparar las cosas para que estuviese todo listo cuando Cristal bajase, porque, la verdad, se les había echado el tiempo un poco encima.
Al poco rato apareció en la escalera, estaba deslumbrante. El vestido rojo le queda justo por encima de la rodilla y tenía una abertura en el lado derecho que insinuaba un precioso muslo que invitaba a pecar, el brillo de aquel vestido congeniaba de una forma espectacular con su sonrisa siempre tan deslumbrante y los complementos la hacían lucir perfecta. Cristopher se acercó y la colocó el abrigo, puso el bolso sobre su hombro y la empujo levemente para que empezase a caminar. Salieron de casa y subieron al coche, tuvieron un viaje tranquilo, con una charla distendida y miradas cómplices.
Al llegar al restaurante les atendió como siempre su camarero de confianza Luigi. El sitio era ideal, con una decoración vintage, en mesas preparadas para no más de 4 comensales, con unas lámparas que colgaba elegantemente del techo y un papel pintado que haría las delicias de cualquier amante de lo clásico. Luigi los dirigió hasta su mesa habitual, retiro la silla para que cristal se sentase y les recogió los abrigos. Cristopher pidió una botella de vino y unos panes con diferentes ingredientes, ella seguía su conversación, pero a la vez le daba vueltas al hecho de no haber pedido directamente.
Charlaban sobre lo que harían después de la cena cuando de repente unas manos taparon los ojos de Cristal y una risa picará descubrió la sorpresa, se puso en pie casi de un salto y abrazo con una enorme alegría a su amiga se dijeron lo mucho que se habían echado de menos los 3 meses que llevaban sin verse y seguidamente abrazo y beso a Paul. No podía creerlo allí estaban los 4 después de 3 meses sin verse y ella era inmensamente feliz. Tomaron de nuevo asiento y pidieron la cena que transcurrió entre risas y puestas al día de la vida de los 4 amigos.
Casi habían terminado con el segundo plato cuando Cristopher puso su mano sobre el muslo de Cristal y la miro fijamente, la acarició el pelo y mirando a sus amigos dijo:
-Cristal cariño, ¿te importaría agacharte y abrocharme el cordón del zapato, por favor? – Su cara era un poema, ¿enserio le estaba pidiendo eso allí? Aunque bien pensado la mesa tenía un mantel de color beige que llegaba hasta el suelo y al menos nadie la vería. – Cariño necesito tu ayuda, ¿No iras a decirme que no? – Ella sonrió de medio lado, le pellizco una mejilla y le dijo:
- Por supuesto que no amor, ¿para qué estoy yo si no es para ayudarte? – Lo miro deseosa, aunque algo avergonzada y se agacho bajo la mesa. Para su sorpresa el botón del pantalón ya estaba desabrochado, la cremallera bajada y parecía que alguien se alegraba de verla.
Cristal comenzó a jugar con la polla de Cristopher primero con las manos, despacio, acariciándola toda entera, para que lo sintiese bien, para que disfrutase de lo que acababa de pedir… la mano de él se posó sobre la muñeca izquierda de ella que estaba apoyada sobre su muslo. Enseguida recordó izquierda no, derecha sí y mientras los amigos decidían que iban a tomar de postre, Cristal le estaba haciendo una mamada a su Amo, complaciendo y haciéndole disfrutar. Mientras tanto Rachel de vez en cuando colaba la mano por debajo del mantel y acariciaba a su amiga, la tocaba el pelo o los hombros, a ella le encantaba sentir el contacto con su amiga y la hacía humedecerse aún más. Cristal aumento la velocidad con la que le comía la polla a su Amo pues no quería perderse el postre y la oportunidad de continuar hablando con Paul y Rachel. De pronto una mano presiono levemente de nuevo su muñeca izquierda. “Cristopher quería que parase, pero de eso nada yo quiero que termine y que termine en mi boca” pensaba Cristal ansiosa por recibir su premio. Por segunda vez la apretó la muñeca, pero esta vez con más fuerza.
-Cristal ¿te has enredado con los cordones? Ya puedes salir cariño – y una carcajada salió de su garganta seguida de la risa de Paul y el rostro sonrojado de Rachel.
Cristal salió de debajo de la mesa y no sabía dónde meterse, su rostro se había tornado en un precioso color rojo debido a la vergüenza y jugueteaba con sus manos. Cristopher la agarro la barbilla la levanto la cara y la limpio la boca, la acaricio suavemente el pelo y la dio la enhorabuena por lo bien que lo había hecho.
Los 4 amigos volvieron a su conversación anterior mientras tomaban el postre y concretaban los planes para continuar la noche. Al terminar, Luigi les trajo los abrigos y los chicos se adelantaron al salir. Rachel cogió a Cristal del brazo la detuvo, la beso y la dijo:
-Enhorabuena amiga, lo has hecho genial, yo no sé si hubiese podido – La abrazo y salieron juntas del restaurante.