La doble vida de la señora Miravete 03

LECHE PARA LOS CORN FLAKES...: Qué ricos los cereales con leche...

CAPÍTULO 3º

LECHE PARA LOS CORN FLAKES

A nuestra caliente protagonista le encanta viajar y alojarse en hoteles de lujo, de cinco estrellas.

Hoy la tenemos en el Sheraton de New York en una de las suites más lujosas de todo el hotel, dándose un relajante baño de espuma en la amplia bañera del cuarto de la habitación cuando suenan unos golpes en la puerta y una voz masculina y juvenil llega desde el otro lado en inglés.

*-¿Señora Miravete? Aquí tiene lo que encargó.

*-¡Voy, voy! –Replica ella saliendo de la bañera y cubriendo apenas su escultural cuerpo con una breve toalla de baño.

Un instante después, abre la puerta y sonríe al jovencísimo y apuesto botones, invitándolo a pasar.

*-Espera, por favor –pide usando su tono de voz más meloso y sensual mientras examina de arriba abajo al imberbe muchacho-; necesito que me hagas un pequeño favor. ¿No te importa, verdad? Te daré una buena propina.

*-Yo… No sé… -El botones parece dudar, pero sonríe al ver como la hermosa señora Miravete saca de su bolso un billete de cien dólares.

Tras guardárselo en la  cartera, y todavía con la sonrisa bailándole en los labios, el joven ordenanza inquiere dirigiéndose a nuestra protagonista.

*-¿Qué puedo hacer por usted?

El pobre queda blanco cuando Claudia estira una mano y le acaricia el paquete en tanto que con la otra se desprende de la toalla, dejando al descubierto su bellísima anatomía, todavía húmeda: Sus tetas, de tamaño perfecto y firmes y rotundas, de pezones pequeños y oscuros, sus caderas, deliciosamente torneadas, y su largo y precioso cabello negro, cayendo suavemente sobre sus tostados hombros mientras una dulce sonrisa curva sus sensuales y apetecibles labios.

*-¿Te gusta lo que ves? –Susurra la señora Miravete al oído del joven encargado del hotel sin apartar su mano de la cada vez más dura y abultada entrepierna-. ¿Te gustaría pajearte mientras yo también lo hago? Quiero que me des tu leche para mis “Corn Flakes”. ¿Qué me dices?

*-Y-yo… -El botones vuelve a vacilar pero luego asiente con la cabeza cuando Claudia le toma una mano y la pone sobre una de sus rotundas y perfectas tetas, sobre su pequeño y oscuro pezón ya duro y enhiesto.

*-¿Cómo te llamas? –La dulce y sensual voz de nuestra protagonista vuelve a acariciar el oído del tembloroso botones antes de dejarse caer, totalmente abierta de piernas, sobre la cama y empezar a acariciarse el coñito con su mano derecha, al tiempo que emite ahogados gemidos de placer.

*-J-James… Me llamo James –logra balbucear el muchacho mientras se saca la polla, y excitado por la visión de tan rotunda y caliente, se empieza a masturbar muy, muy despacio.

*-MMM… ESO ES, JAMES…. –Gime la señora Miravete incorporándose y acariciando con sus dedos el morado e hinchado capullo del joven ordenanza-. MASTÚRBATE PARA MÍ… HAZTE UN BUEN PAJOTE Y DAME TU LECHE RICA Y CALIENTE…

*-¿QUIERES MI LECHE, ZORRA? –Jadea James estirando su mano libre y pellizcando, primero uno y después el otro, los dos duros pezones de la caliente mujer, que ríe y vuelve a echarse para atrás, para seguir masturbándose muy despacio, metiéndose dos dedos en la húmeda rajita, y acariciándose el hinchado y palpitante clítoris con la yema de los mismos.

*-UFFF… ESTOY MÁS CALIENTE QUE UNA PERRA EN CELO… -Suspira la respetable señora Miravete mientras el joven botones sigue pajeándose cada vez con más furia, más rápido, más rápido, hasta que…

*-¡ME CORRO, SEÑORA, ME CORROOO!

*-MMM… SÍ… CUÁNTA LECHE… -Suspira Claudia mientras James eyacula sobre su tazón de “Corn Flakes”, previamente preparado-. ASÍ, MI AMOR, ASÍ…DÁMELA TODA.

Luego, y ante la atónita mirada del botones, la señora Miravete engulle los cereales, paladeando gustosa el sabor dulzón de su esperma recién ordeñado.