La directora del Opus encuentra su horma.
El negocio se amplia y con ello su base de clientes
Tercera parte de Directora de cole del Opus se folla a un señor y directora del Opus cobra por follar. Es mejor leérselos antes aunque los títulos lo dicen todo…
Aunque sinceramente me escandalizaba cuando la subdirectora me traía para firmar expulsiones de alumnas por el hecho de ser vistas morreándose con sus novietes en algún lugar de la ciudad yo empezaba a tener un nombre dentro del sexo duro de la ciudad y cada día recibía mayor numero de llamadas para verse conmigo. Al principio fueron padres de alumnos a los que ya conocía, posteriormente empezaron a llamar padres nuevo con lo que no había tenido el gusto y últimamente me llamaban personas totalmente ajena a mi vida.
Me encantaba sobre todo quedar con repetidores, aquellos que venían fuertes y que después de ver lo que una tira me dejaban baldada a pollazos y vejaciones. Obviamente me gustaba mucho recibir a un cliente nuevo lo cual me provocaba un continuo orgasmo solo por imaginarme como serian sus pollas y que me harían con ellas.
Ganaba dinero a espuertas. Sinceramente no sabía que hacer con él. Sinceramente no lo hacía por dinero. Me ponía el coño más mojado ver como dejaban el dinero encima de la mesa que lo que podía hacer con él. Era una puta, pero una puta cara, muy cara.
La verdad es que había tenido clientes martes y jueves, estaba un poco cansada y quería descansar el fin de semana entero. Estaba recogiendo mis cosas en el despacho del colegio cunado sonó mi móvil. Me gustaría decir que soy la típica mujer que puedo dejarlo sonar, pero no. Lo cogí como siempre hacía cuando estaba sola.
- ¿hola? – oí decir a una voz varonil.
- ¿si? – contesté.
- Hola me llamó Andrés, no me conoces, me ha dado tu teléfono un amigo.
- Si.
- Estoy de paso y necesito a alguien que me acompañe a una cena de negocios y luego si a ambos nos apetece tomarnos algo.
- Si, mira Andrés… la verdad es que pensaba descansar el fin de semana. Ha sido una semana larga y estoy muerta.
- Bueno, la verdad es que me han hablado muy bien de ti.
- Ya, lo siento. Pero estoy segura que para una cena hay miles de chicas que estarán encantadas de acompañarte.
- La verdad es que es una cena muy importante.
- Lo entiendo
- Y me han dicho que eres una tía que sabe estar, culta y con una belleza madura.
- ¿Una belleza madura?
- Si, de mi edad, no una cría de 22 años.
- Ja j aja. Me viene fatal, de verdad.
- Bueno, si no quieres conocer a Andrés Iniesta.
- ¿El futbolista?
- Ex futbolista y empresario.
- ¿De verdad?
- De verdad.
Quedamos a las 9 de la noche en la recepción del hotel Meliá. Casi se me quedo sin habla cuando lo vi. Alto, guapo, de sonrisa de anuncio, bien formado y mil cosas más.
Se me presentó con dos besos me condujo al bar donde sin pregúntamelo pidió dos vinos tintos. Hablamos durante un buen rato y enseguida me hizo sentir como que nos conocíamos de toda la vida. Se me pasó una hora volando. Mis bragas chorreaban.
Cruzamos la ciudad hasta el restaurante donde en un reservado nos encontramos con Andrés Iniesta y su mujer. Una pareja encantadora. Hablamos primero de arte, después de cine y por ultimo de política. En los tres campos nuestros comensales se sabían defender. Los dos Andreses hablaron de negocios durante una hora. Ni su mujer ni yo participamos pero sinceramente parecía interesantísimo lo que hablaban. Los dos se entendían de maravilla y me pareció darme cuenta para cuando cambiaron de tema y nosotras pudimos volver a incorporarnos estaban a un paso de cerrar el acuerdo. Me encantó la cena, parecíamos amigos de toda la vida, opiné de cosas con un talante conservador no radical, hice chistes que nunca hubiera soltado en otro ambiente y disfrute de la compañía de personas inteligentes y abiertas de mente.
Nos tomamos una copa en la mesa y nos despedimos con la promesa de volver a salir juntos. Gente encantadora.
- bueno, ahora, ¿quieres que te deje en tu casa?
- ¿Y si nos tomamos algo? – le dije yo.
- Pensé que estabas muerta
- Lo estoy, pero un algo no me vendría mal.
- Bueno, ¿y a donde llevas a tus clientes? – aquello de clientes me sentó un poco mal, pero bueno, en el fondo lo que soy es una puta.
- La verdad es que no llevó a clientes a ningún lado.
- Bueno… pues elige algún sitio.
Paramos un taxi y le di las direcciones. Fuimos a un pub tranquilo, la verdad es que yo nunca había sido mucho de salir. El sitio era muy agradable. Hablamos hasta que cerraron. ¿Bebimos?, bastante, pero bien. Cuando nos echaron del pub paseamos un poco y finalmente insistió en acompañarme hasta el portal de mi casa.
Cuando llegamos. Hablamos un poco más en la puerta del portal hasta que me atreví y le propuse que subiese a tomar algo. Como respuesta me besó suavemente en los labios.
Literalmente era el primer hombre que llevaba a mi casa en mi vida.
No tenía nada que ofrecerle de beber por lo que le senté en el sofá, entré en mi habitación me quité el vestido y salí con mi conjunto de ropa interior. Se quedó impresionado con mi cuerpo, no le sorprendió que llegase de esa guisa y tampoco que me agachase ante sus rodillas, se las abriese y empezase abrir la cremallera de su pantalón.
- para, para, para.
- ¿algo esta mal? – le pregunté mirándole a los ojos.
- Bueno, no se, muy brusco. Así, me la chupas sin más.
- ¿Y que esperas?
- No se, es la primera vez que contrato a una profesional, esperaba un poco menos de lo que siempre he pensado un tema de estos – me quedé petrificada.
- ¿Y que esperas?
- No sé, un poco de jugueteó anterior – y me agarró la cabeza por la nuca, tiró de ella y me besó metiendo su lengua en mi garganta.
Empezamos a devorarnos como adolescentes, íbamos cruzando barreras, sacó mis pechos, los sobó, pasó una lengua por mis pezones, después bajó su mano a mis bragas y apartando la tela que cubría mi coño empezó a sobarlo. Para cuando me quise dar cuenta estaba desnuda en mi sofá con Andrés haciéndome el mejor dedo de mi vida y yo sobándole el paquete mientras gemía y me acercaba a un fuerte orgasmo. André me penetró mirándome a los ojos y con sus dos manos en mis tetas pellizcándome los pezones.
Follámos duro hasta el amanecer y le rogué que regase mi cara de lefa al correrse. Nos quedamos dormidos en el sofá.
Por la mañana desperté sola. Había parecido en mi cama, en la mesita de noche seguía la foto de Escrivá de Balaguer, junto al retrato 10.000 euros y una nota. Gran noche decía. Me jodió que se hubiese ido pues en algún momento de la noche fantaseé con la posibilidad de pasar con él el domingo. Me ruboricé por el dinero.
Me masturbé varias veces pensando en él. Ni siquiera sabía si volvería a verlo, pero me ponía pensar en él.
Seguí con el negocio entre mis piernas en el que me daban lo que quería. Me gustaba ser usada y mis clientes sabían como hacerlo. Me volvía loca cuando era sodomizada atada en la cama de un hotel y me tiraban del pelo para que subiese el tronco mientras de mis pezones colgaban unas fuertes pinzas, adoraba el que inmovilizasen y follasen mi boa hasta provocar mi arcada y era la mujer más feliz del mundo mientras fornicaban mi coño mientras azotaban mi nalga.
Mi vida civil seguía igual. El colegio me ocupaba la mayoría del día. Mis obligaciones religiosas. Mi madre me llamaba de vez en cuando. Últimamente me insistía que Andy el hijo de mi tía, ósea mi primo se venia a vivir a la ciudad que le atendiese.
Tres meses después de aquello, José Miguel, el padre del colegio que me había recomendado a Andrés me escribió un whatsapp.
- ¿como tienes el sábado? – Lo cierto es que el sábado lo tenía libre y también lo cierto es que estaba cachonda y con ganas de polla.
- Hola, lo tengo libre, ¿por?
- Te quiero ver.
- Por mi muy bien.
- Espérame en el Meliá, habitación 215 a las 18:00 desnuda, a cuatro patas, esposada con las muñecas a las espada, con plug en el coño, unas pinzas en los pezones, un antifaz y mi ano dilatado con una crema relajadora pues quería darme por el culo sin previos – no me extraño porque la gente pagaba mucho dinero por utilizarme y yo así lo aceptaba.
- Esta bien, la tarifa habitual.
- OK.
Pasé la semana sin novedad, el viernes por la noche descasé en casa después de unos ejercicios espirituales con una copa de vino y una película de aventura. Me levanté tarde el sábado y después de comer ligero me eché una siesta. Llegué sobre las 16:30 horas al hotel. Subí directamente a la habitación. Abrí con la aplicación de móvil usando la clave que me había pasado por whatsapp. Me duché, me sequé, me puse una copa, me puse la crema dilatante en el ano, me encantaba el calorcito que proporcionaba. A las 17:50, me puse las pinzas en los pezones, el antifaz el plug en mi ya encharcado coño y finalmente las esposas. Quedé a arrodillada encima de la cama a disposición de quien entrase.
Mi cliente fue puntual. Como a mi me gustaba no tardó mucho en hacer coincidir su polla en el interior de mi cuerpo con el plug. Me penetró el culo hasta el fondo y de una única estocada. Creí morir de placer. José Miguel me cogió de la cadena de las posas estirando mis brazos y empezó a penetrar mi ano duramente y sin piedad. Yo iba de un orgasmo a otro. Me dio la vuelta sin llegar a correrse y sacó con fuerza el plug de mi conejo. Cambió de agujero y empezó a hacer una de las cosas que más me gusta, intercalar agujeros, sé que es una locura, pero me gusta tanto que no me importa.
Me soltó las esposas y me hizo levantar. Llevábamos más de dos horas de sexo y se aproximaba la traca final. Me hizo apoyarme contra el espejo que cubría el armario. Mis manos apoyaban contra él mientras mi cliente me fornicaba duro desde detrás. Estaba en la gloria cunado sin avisar me quitó el antifaz y por encima del hombro pude ver que era Andrés quien me follaba. Me corrí del golpe. Dejé que me follase un rato más, cuando sin pensarlo demasiado, me di la vuelta le agarré a su cuello, me volví a meter su suba y empecé a besarle.
- ¿dónde has estado estos meses?
- Como tu, trabajando.
Follamos en esa postura hasta que ambos nos corrimos juntos. Fue maravilloso.
Como pudimos nos tiramos en la cama, yo con mi cabeza sobre su pecho. Mientras le hacia dibujitos con mi dedo en su pecho me quedé adormecida y solo desperté cuando su gran polla entraba y salía en mi ano que seguía dilatado después de la crema maldita. Me dio por el culo durante un rato corto, aquello era un llamado quicky y no tardó en correrse en mis intestinos cayendo sobre mi.
- lo siento, me moría de ganas de volver a correrme en ti
- me ha encantado.
- Tengo otra cena con Iniesta.
- ¿De verdad?
- Si, de hecho es una cena que me da de bienvenida.
- ¿Y eso?
- Me vengo a vivir aquí una temporada.
- Ósea que el negocio salió.
- Eso parece.
Tuve que pasar por casa a pesar de que me temblaban las piernas. Había llevado pinzas para los pezones, antifaces, esposas y plugs, pero no ropa para salir a cenar.
Siguiendo su petición me puse una falda sin bragas, por primera vez en mi vida no las llevaba por la calle.
Al encontrarnos las dos parejas todo fueron abrazos y risas. Pasamos una noche muy agradable y después de una ronda de copas en el restaurante nos despedimos citándonos para pasar una tarde en la casa del ex futbolista.
Subimos de nuevo a la habitación de hotel y Andrés me folló por tercera vez. No deje de correrme a cada envestida de mi cliente.
Me desperté con él aun durmiendo. Sobre la mesita había de nuevo 10.000 euros. No sabía que hacer, o coger el dinero o irme o esperar a que se despertara. Le comí la polla hasta que esta se puso dura en mi boca y acabó corriéndose en ella.
Pasamos el domingo juntos, fuimos al cine, cenamos en un restaurante romántico y cuando me dejó en casa le propuse subir. Con monseñor Escrivá de Balaguer acabé corriéndome con la polla de Andrés en mi recto. Me despedí de él con un beso en la boca y metiéndole su dinero en el interior de su chaqueta.
El martes me entró una propuesta de un cliente, un amigo de un padre del colegio, dude en decir que si, pero finalmente lo hice. Quedamos para el miércoles. Por primera vez cancelé a un cliente que debía llevar las ultimas horas con la polla como una roca pensado en lo que me iba a hacer. Andrés me escribió el miércoles por la noche para cenar conmigo. Necesitaba un consejo femenino sobre un piso que iba a alquilar.
Me recogió en el colegio con un precioso Mercedes, me llevó a un precioso dúplex en la calle principal de la ciudad, la chica de la agencia inmobiliaria no dejaba de tratarnos como si de una pareja fuésemos. Mis bragas se mojaban.
Cenamos en un maravilloso restaurante donde nunca me había atrevido a entrar. Bebimos champan, nos tomamos una copa.
- ¿qué te pago?, hoy no puedo follar, mañana tengo un consejo y me es imposible acostarme tarde.
- ¿pero tu que te has pensado que soy?
- Pues hasta lo que yo se, una directora de colegio de una orden religiosa radical, con fotos de Escriba en su habitación y que es prostituta de superlujo en sus ratos libres.
- ¿Me estas llamando puta?
- Hombre… parecer lo pareces…
Le di una bofetada y me alejé de él hasta la calle, pasaba un taxi y lo paré. Subí a él envuelta en lagrimas.
Follé como una descosida los siguientes meses. Me hice de oro, pero eso no me importaba, lo que me importaba era ser follada duro y olvidarme de aquel cabrón que me había hecho sentir apreciada por algo más que mi coño.
Mi madre insistía en que conociese a mi primo que acababa de venir a vivir a la ciudad. Me dio tanto la lata al final me comprometí a pasar un fin de semana a una finca que tenía mi primo José a 30 km del centro y que acababa de alquilar.
Parecía mentira que a mi edad estuviese yendo en mi coche a pasar un fin de semana con una gente que no conocía de nada y que encima corría el riesgo que acudiese alguno de mis clientes con sus mujeres o lo que es peor sin ellas.
Respiré tranquila cuando entré en la finca y me recibió un chico. Me explico que todo el mundo había salido a dar una vuelta por la finca y que volverían en una hora. Aparqué mi humilde utilitario al lado de cochazos 4x4. El chico resultó ser muy simpático y me contó que todos eran de Madrid y habían venido a ver como era la finca de su amigo y para no perder el contacto.
Me fui a mi habitación y me cambié de ropa y leí un poco. No baje hasta que por los ruidos me di cuenta que la casa estaba llena. Bajé con un poco de respeto y me fui presentando a los chicos y chicas que me fui cruzando. Se me heló la sangre cuando vi que Andrés estaba al fondo en la cocina. El me miró y sonrió.
- Dale un beso a tu primo – me dijo sonriendo y acercándose a mi.
- ¿Y como que mi primo?
- Si, tu primo, me enteré la semana que viene. Mi madre me dio mucho la lata y no le hice ni caso hasta que me dijo tu nombre y tu ocupación.
- La oficial.
- Esa.
- En fin… chicos esta es mi prima – dijo dirigiéndose al respetable.
La gente era encantadora. Todos de Madrid. Se sorprendían que Andrés, José para ellos, tuviese una prima viviendo allí. Les conté que era directora de un colegio y después de hablar salió el tipo de cole. Eran cuatro chicos contando Andrés y tres chicas.
Andrés y yo nos fuimos a pasear después de cenar y antes de ponernos copas.
- ósea que tengo una prima que todo el mundo piensa que es lo más parecido a una monja y en realidad es puta.
- No soy puta.
- Bueno que cobra por follar duro, y cobra mucho.
- Bueno, lo del dinero es secundario, surgió. En realidad todo surgió.
- ¿Cómo?
- Bueno yo no es que fuera virgen, pero casi. Me acosté con el típico chico que estaba cantado que me iba a casar y al final se fue con otra. En realidad desde joven siempre me gustó aquel juego que se daba en todos los colegios de retorcemos los pezones entre las chicas mientras dabas tres marcas de leche, me imagino que opusina pero siempre muy sexual.
- ¿Y?
- En cierta ocasión en un seminario de trabajo y después oír a los de al lado fornicar como posesos, descubrí que como yo eran dos directores de centros de nuestro grupo. Me masturbé cada noche oyéndoles. En ese viaje me quedé colgada en Alicante, tuve que pasar la noche en otro hotel y ahí conocí un chico con el que acabé en la cama. Hice un trio.
- ¿La primera vez?
- Si, no fui consciente hasta que tenía dos pollas en mi cuerpo.
- Ya veo.
- Seguí viendo a este chico un largo periodo de orgia en orgia, la verdad es que descubrí una vida que no conocía y me encantaba. Un día me enteré que el chico cobraba por mi. Me dio mucho rubor pero me dio mucho placer saber.
- Y un día cobraste tu…
- Exactamente un día vino un padre a verme al despacho del colegio. Habíamos follado antes, no era la primera vez que pasaba, unos padres que venían y yo me había follado al marido, pero este vino sin su mujer. Me folló de los lindo sobre mi mesa. Me corrí como nunca, el riesgo, el morbo. Todo. No fue por dinero. Después de aquello me di cuenta que follar duro, que ser usada, que abusasen de mi me ponía, pero que ¿por qué iba a cobrar Rubén mi dinero?
- Y un día te sentiste atraída por uno que no solo te usó para joder.
- ¿Se notó mucho?
- Pues bastante la verdad.
- ¿Y te sentiste atraído por mi?
- Eso lo veras esa noche
- ¿A pesar de ser primos?
- Eso tenias que haberlo pensando antes.
Entramos en la casa y estaban ya poniendo copas. Estuvimos dos horas dándole zurras al riñón, me preguntaba quien follaría esa noche con quien, porque se respiraba un ambiente muy sexual. A ratos cuando Andrés hablaba con otras me ponía celosa, pero al rato venía a hablar conmigo.
Con un gestó me pidió que me acercase y me susurró al oído que le esperas en su cama, desnuda y a cuatro patas. Fui la primera en retirarme.
Llegué al cuarto principal de la casa y me desvestí. Abrí la cama retirando sabanas y colcha y me coloqué en posición.
Andrés me folló durante horas. Me dio por el culo, me rompió el chichi, me hizo comerle el rabo y finalmente me regó de esperma. Cuando se quedó dormido oí los gritos de placer y gemidos provenientes de todas las partes de la casa.
Me levanté temprano pero la gente no empezó a aparecer hasta el mediodía. Nos tomamos todos un vermut sin comentar la noche de sexo que la mayoría habíamos tenido. Obviamente todos sabían que yo me había pasado por la piedra mi propio primo, yo me preguntaba quien había follado con quien.
Paseamos por el campo después de la siesta. Yo llevaba las bragas mojadas pensando que mi primo me volvería a montar pero se encerró en su cuarto y debió aprovechar para descansar. Durante el paseo me comentó que quería darme caña de verdad esa noche. Casi le pido un adelanto ahí mismo.
Cené nerviosa y me tomé la primera copa aceleradamente, estaba como loca por recibir la orden de que me fuese arriba.
La orden se retraso, Andrés estaba disfrutando de las copas y por un momento pensé que me iba a quedar sin la ración de sexo salvaje que esperaba.
- Sube a mi cuarto. Hay unas tobilleras unidas con unas cadenas a unas esposas. Póntelas y espérame desnuda y con un antifaz puesto. – mi coño chorreó.
Subí después de despedirme de la mayoría con la absurda excusa que estaba cansada.
En la habitación estaban las esposas, en el suelo una maleta cerrada que no pude resistirme a abrirme a mirarla. Estaba llena de juguetes.
Me desnudé. Doble la ropa y esperé esposada sentada con las manos por delante y la cadena que bajaba hasta las esposas que atenazaban mis tobillos.
La puerta se abrió pero no se cerró.
- Levántate – me dijo Andrés.
Andrés me empezó a atar con una cuerda, primero una especie de corsé que dejaban mis tetas aplastadas, después pasó a las piernas, caderas y finalmente tumbándome en la cama trabajó la espalda. No era la primera vez que me ataban, pero jamás con tanta dedicación. MI chocho era un torrente. Me puso unos auriculares con música estridente a todo trapo. No oía nada de lo que fuera pasaba.
Una tensión en las cuerdas me anunció que mi cuerpo estaba siendo colgado de una de las vigas de la casa. El que en mi boca entrase la polla de Andrés me dejo claro a la altura en la que estaba colgada. Me dejó chupar un poco hasta que retiró su polla de mi boca. Me dejó en suspenso un rato hasta que un varillazo se estrelló contra mis tetas. Mis pezones se pusieron duros. Otro golpe siguió a otro y otro más. Eran golpes no muy fuertes que provocaban en mi una mezcla de dolor y placer. Con la vara fue cubriendo mi cuerpo. Coño, culo, tetas, espalda, cara, y así una y otra vez. Dejó de pegarme justo antes de volver a meterme la polla en la boca. Al fin podía yo actuar. Empecé a mamar como si el mundo se fuese a acabar. Estaba viendo que se venía cunado en mis abierto coño entro una polla. Como por arte de magia la polla que tenía en la boca se retiró y una nueva entro en mis fauces. Me dieron por el culo, por el coño y me hicieron comer polla durante horas, cuando al fin me quitaron el antifaz pude ver a mi primo Andrés tumbado en un sofá de su habitación con una de las chica botando sobre su coño, al mirar para detrás mía lo poco que las cuerdas me dejaban pude ver como de cuclillas otra de las chica me comía el conejo y enfrente mía como dos de los chicos hacían una doble penetración a la chica que faltaba, tuve que dejar de mirar cuando Juan, el chico que me quitó el antifaz me clavo su polla en mi boca.
No oía nada con los auriculares, pero a pesar de tener una polla en mi boca a cada rato si podía hablar. Rogué a gritos que me soltasen, cosa que hicieron al rato. Estuvimos follando los ocho en una inimaginable orgia en la que comí coños por primera vez en mi vida. Me gustaron.
Me jodió un poco que la ultima corrida de Andrés fuera para Gema, aun así yo dormí con mi primo y echamos uno despacio y sentido antes de quedarnos dormidos.
Hace años de esto. Poco de después de aquello mis andanzas llegaron hasta los oídos de la dirección de la cadena de colegios quien me puso en la calle sin miramientos. Desde entonces vivó de mis polvos y no vivo nada mal. A mi primo le veo de vez en cuando y pasa por caja como cualquier hijo de vecino. Me gusta follar con él porque no solo me da sexo del bueno sino porque antes y después de joder disfrutamos de nuestra compañía.
NINGUN NOMBRE, ORGANIZACIÓN O NADA DE NADA ES LO QUE PARECE ESTE ES UN RELATO 100% INVENTADO Y NADA DE LO QUE SE CUENTA DEBERÍA SER NI SIQUIERA CERCANO A ALGO REAL…