La dinámica de la máscara
Como hacer para que el trauma de ver a tus padres follar cuando eras solo un niño y que te ha perseguido hasta tu juventud sane.
La Dinámica de la máscara
Algunas personas dirán que una máscara es solo un pedazo de material usado sobre la cara cuyo único fin es servir a un particular para representar en alguna obra de teatro figuras espirituales o legendarias.
Para mí una máscara es mucho más que eso. Una máscara es un rostro artificial con el que los hombres cubren su rostro natural, para ocultarse, transformarse o representarse como algo distinto. Una máscara es una segunda cara, que oculta al que somos por el que queremos ser. O mejo dicho: cubre nuestra apariencia para revelar nuestra imaginación y nuestros deseos. Una máscara es ocultamiento y es revelación.
Es cierto que toda persona puede usar una máscara pero en cada persona las máscaras revelan algo distinto.
Me llamo Jorge y tengo una familia pequeña, ya saben papá mamá y una hermana menor que yo por un año de nombre Natalia.
Desde pequeño fui un chico tímido y muy reservado. En la niñez me costo mucho trabajo hacer amigos recuerdo muy bien que tanto en pre escolar como en primaria las maestras siempre se quejaban con mi madre diciendo que yo era muy retraído y que nunca quería participar en sus actividades, que no me juntaba con nadie y que ningún niño estaba tan callado como yo.
Todo esto por supuesto que tenía una razón de ser, y es que no cualquier niño logra sorprender a sus padres en plena cogida. Si así como se lo imaginan, los cache en plena sesión de sexo.
Era una noche en la que había tormenta, como imaginaran cuando uno es niño le asustan este tipo de situaciones y en mi caso no era la excepción. Camine de mi cuarto hacia el de mis padres para meterme en medio de estos como solíamos hacerlo mi hermana y yo cuando había tormenta pero en esta ocasión mis padres se encontraban en plena sesión de amor. Gire la perilla y abrí la puerta puesto que a mis padres en esta ocasión se les había olvidado echarle cerrojo a la puerta y fue así como sucedió lo inesperado.
Mi madre cuyo nombre es María se encontraba con las tetas al aire gimiendo mientras cabalgaba con fuerza a mi padre, hacía un sonido muy extraño algo así como: Hmmmm oooohhh. Se agarraba fuertemente del pecho de mi padre y este con sus dos manos la tomaba de las caderas mientras la subía y la bajaba a lo largo de su duro pene que para mis ojos parecía enorme comparándolo con el mío que por ese entonces debía ser una hormiga en comparación al suyo, en una de esas mi madre miró hacia la puerta y vio a su pequeño hijo que tenía los ojos sin parpadear y rápidamente se apresuro a cubrirse con la cobija mientras decía: .-Ramiro el niño!
Mi padre como regresando de trance se apresuro a ponerse algo de ropa y salió a platicar conmigo en la sala. Intento explicarme que lo que había visto era una cosa que los papis hacen cuando se quieren mucho y que no debía volver a entrar sin avisar a su cuarto cuando me levantara en la noche porque no estaba bien que un niño de mi edad viera este tipo de cosas, en fin intento hacer lo mejor de si con tal de que su hijo no se fuera a traumar ni pervertir con lo que había visto.
Sin embargo trauma o perversión a mi esa imagen se me quedo grabada por el resto de los días. Desde esa noche se podría decir que mi vida cambio, comencé a dejar de poner atención en la escuela por el simple hecho de pensar en lo que había visto esa noche, los juegos de los niños de mi edad yo ya no los encontraba interesantes, a mi mamá me daba miedo acercarme, sentía que ella estaba enfadada conmigo por lo que había hecho, incluso en un momento dado llegue a pensar que papá le hacía daño por las noches a mamá y ella no decía nada por nosotros o por miedo a papá, desde ese entonces también a papá le tuve miedo, años después entendí que los quejidos de mi madre no eran de dolor si no de puritito placer. Con el transcurso de los años se suscitaron un sin número de tormentas más sin embargo jamás regrese a pedir refugio en los brazos de mis padres, solamente me cobijaba en mi cama esperando a que la tormenta cesara, mi hermana en cambio varias veces visito a mis padres reclamando protección, yo solamente deseaba que nunca le llegara a pasar lo que a mi me había sucedido.
Así pase el resto de mi niñez siendo serio y reservado.
Mi madre una mujer de 40 años por aquél entonces pensó que con el paso del tiempo yo cambiaría mi forma de ser y que cuando me convirtiera en un muchachito sería todo lo contrario a lo que era ahora y tendría muchos amigos y amigas con quienes salir y pasar mi adolescencia sin embargo no fue así. Lo único que cambio fue mi físico, de ser un niño bastante chaparrito de 1.52 me convertí en un joven gigante de 1.88 mts, complexión delgada y una voz bastante masculina, a decir verdad era el único cambio que tuve porque de lo demás seguí igual de "anti social". Note un gran cambio en mi pene, de ese pene pequeño y delgado no quedaba nada. Ahora poseía un majestuoso pene grande y gordo me sentía a la altura de cualquiera que pudiese presumir un buen paquete, lo comparaba con el pene de mi padre y me llenaba de dudas por saber cual era más grande, si bien no recordaba con exactitud su tamaño si recordaba que era bastante grande y grueso también.
Por parte de mi madre al ver que mi conducta para nada parecía cambiar y ahora me convertía en el joven que pasaba largas horas en su cuarto encerrado sin salir con nadie, sin recibir una llamada telefónica y sin mostrar interés en las chicas mostró cierta preocupación hacia su único hijo varón. Me cansaría de mencionarles la cantidad de visitas que hice al psicólogo con la intención de que me convirtieran en un joven "normal", terminando siempre en que los psicólogos terminaban rindiéndose y tomarme por un caso sin remedio. La verdad yo era feliz con mi vida a diferencia de lo que los demás podrían llegar a pensar pero en fin siempre terminaba asistiendo a las terapias por suplicas de mis padres que querían lo mejor para mi y estar encerrado en mi cuarto disfrutando de la soledad parecía no ser lo mejor.
En una de las tantas visitas al psicólogo llegue a tener terapia con una ex compañera de la preparatoria de mi madre, las dos asistían a la misma prepa y fue ahí donde se hicieron amigas. Después fue que tomaron caminos distintos, mi madre se fue por la carrera de medicina y su amiga opto por estudiar psicología. Hace algunos días se reunieron en el famosos "cafecito" y fue ahí cuando mi madre después de contarle sobre mi decidió que ahora probara suerte con su amiga.
La primera cita fue la de la introducción ya saben la amiga de mi madre cuyo nombre es Cecilia se presento ante mi me contó de su familia, me cuestiono de la mía, me pregunto si era feliz y todos esos rollos que se avientan los psicólogos en una primera cita. Era una señora bastante atractiva, era alta más o menos de 1.75, morena de pelo largo y brilloso, sus piernas eran bastante largas y bien torneadas, sus caderas pronunciadas y un culito bastante grande y parado. Vestía mini falda con tacones de punta larga con lo que se hacía ver más alta de lo que era, le gustaba usar escotes y el color rojo parecía ser su favorito puesto que la gran mayoría de faldas, vestidos y demás que ella usaba eran de ese color.
No fue si no hasta la tercer cita que empecé a mostrar un mayor interés por las terapias. Y es que la verdad la psicóloga estaba dejando de ser eso para convertirse en mi amiga digamos que jamás había tenido tanta confianza con nadie como la estaba teniendo con ella claro que sin llegar a tenerle la confianza necesaria como para decirle que aun no olvidaba la escena de mi madre montada sobre mi padre, ni si quiera con mis padres había tenido esa confianza hasta esos momentos.
Una tarde en la que llegue a terapia me encontraba esperando a que diera la hora de mi cita en la sala de estar de su consultorio cuando de adentro comenzaron a oírse gritos y amenazas, al instante me preocupe por Cecilia pero horas más tarde salió de su interior un hombre bastante enfadado gritándole: quiero el divorcio Cecilia! Esta vez ya lo he decidido y quiero divorciarme.
Al instante imagine que se trataba de su marido, al salir Cecilia noto mi presencia en la sala y me pidió que por ese día canceláramos la terapia, que no se sentía en condiciones de verme y que la perdonara. Sin más me regrese a mi casa triste por no haberme podido desahogar de mis problemas y más triste aun por no haber estado con Cecilia esa tarde. La siguiente cita no era si no hasta la próxima semana y vieran que se me hizo eterno el día en que la volvería a ver.
Ahora ya no pensaba en otra cosa más que en estar con Cecilia y platicar con ella como lo hacíamos en cada terapia. El día llego y desde media hora más temprano de mi cita yo ya me encontraba en su recibidor dispuesto a iniciar con mi terapia.
Cecilia llegó tarde, disculpándose por los problemas personales que en su vida acontecían. La terapia dio inicio y esta vez profundizamos más.
Cecilia: Bueno Jorge, esta vez realizaremos una dinámica, sabes lo que es eso?
Jorge: creo imaginarme Cecilia en la escuela hemos hecho varias dinámicas pero ninguna me ha llamado la atención como para participar en ellas.
Cecilia: Bueno Jorge pero esta es diferente a las demás. Esta llamará mucho tu atención ya lo verás. Se trata de la dinámica de la máscara.
Me sonó bastante interesante al momento en que Cecilia lo decía sacaba de una caja una máscara de plástico de color gris.
Jorge: y en que consiste?
Cecilia: Mira vez esta máscara? Te voy a pedir que te la pongas.
Hice lo que Cecilia me dijo más que nada por la curiosidad de saber que era lo que pretendía.
Cecilia: Ahora quiero que sepas que nadie te puede ver. Por el momento eres invisible. Quiero que te sientas libre, que sepas que nadie te va juzgar por lo que digas o por lo que hagas mientras tengas la máscara puesta y sabes porque? Porque Jorge no existe en estos momentos, en estos momentos eres otra persona completamente distinta, en estos momentos eres el hombre de la máscara gris.
La idea de la dinámica comenzaba a gustarme bastante, me hacía sentir muy bien.
Cecilia: Ahora quiero que contestes a cada una de mis preguntas sin pensar en su respuesta. Estas dispuesto a seguir con la dinámica?
Jorge: Si
Cecilia: Bien. Ahora dime como te llamas?
Realmente la idea de sentirme otra persona me estaba gustando.
Jorge: no tengo nombre, soy el hombre de la máscara.
Cecilia: Cuantos años tienes?
Jorge: No tengo edad.
Cecilia: Que es lo que más te gusta en la vida?
Jorge: Mis terapias.
Cecilia: que es lo que menos te gusta?
Jorge: Las tormentas.
Cecilia: Cual es tu color favorito?
Jorge: el rojo
Así prosiguió con la serie de preguntas y respuestas hasta que llego a una
Cecilia: que es lo que más deseas en la vida?
Jorge: A mi madre.
Me quede pasmado la respuesta había salido de mi boca sin pensarla. Trate de regresar el tiempo para ver si era cierto lo que había dicho, lo que más deseo en la vida es mi madre? Como podía ser
Cecilia guardo silencio y yo me quite la máscara.
Jorge: Cecilia yo
Cecilia: No digas nada Jorge, recuerda que con la máscara eres otra persona completamente distinta no tienes nada de que preocuparte.
Su respuesta me daba alivio pero el tan solo recordar la contestación a la pregunta me llenaba de incertidumbre. Cecilia que iba a decir que yo era un depravado? Momento ni si quiera yo creía ser un depravado, nunca antes imagine que mi madre fuera lo mas deseado.
Cecilia: Bueno Jorge creo que es hora de terminar con la terapia por hoy. Te espero la siguiente semana.
Jorge: si Cecilia y una vez más creo que te debo una disculpa.
Cecilia: Pero porque Jorge ya sabes que no tienes nada de que avergonzarte, te espero la próxima semana no faltes por favor tenemos mucho en que trabajar, y no te preocupes lo que dijo el hombre de la máscara gris solamente tu y yo lo sabemos.
La semana pasó lenta intentando saber el porque de mi respuesta en la terapia, aunque sabía que Cecilia no contaría nada de lo sucedido en la terapia ahora ya no podía ni mirar a mi madre a los ojos.
El día de la terapia llego y esta vez un poco más avergonzado que de costumbre asistí a la terapia.
Cuando llegue a penas y pude quitarle los ojos de encima a Cecilia. Esa tarde vestía una minifalda de color rojo, con un escote que dejaba ver la mitad de sus enormes senos y unos tacones de aguja que la hacían ver como una verdadera prostituta. Aunque nunca había estado con una varias veces veía en documentales como era que vestían y esta vez Cecilia no estaba lejos de parecérseles.
Cecilia: Pasa Jorge, espera un momento voy por la máscara, esta tarde continuaremos con la dinámica.
Al momento regreso con la máscara y me indico que me la pusiera, en ese instante para mi dejo de existir Jorge. Se sentó frente a mi con sus piernas cruzadas y rápido mi mirada se poso en lo desnudo de sus piernas bien torneadas.
Cecilia: Ahora hombre de la máscara gris hablemos de tu madre y de tu padre. Dime con quien de los dos te llevas mejor?
Jorge: Con ninguno de los dos.
Cecilia: y eso a que se debe?
Jorge: No lo se
Cecilia: Será a caso que no te dan un buen trato?
Jorge: No no es eso
Cecilia: Entonces a que se debe?
Jorge: no lo se.
Cecilia: La vez pasada me hablaste de las tormentas como lo que menos te gusta, supongo ese desagrado viene desde que eras pequeño no es así?
Jorge: Si así es
Cecilia: Bien dime que era lo que hacías cuando había tormenta y tu eras pequeño?
Jorge: Al principio me iba al cuarto de mis padres, después me quedaba en mi cama, cerraba los ojos y me agarraba de mi almohada esperando a que la tormenta terminara.
Cecilia: Porque razón dejaste de ir a la habitación de tus padres?
Jorge: porque vi algo que no debía haber visto y creo que mamá se enfureció conmigo.
Cecilia: que fue lo que viste?
Cecilia comenzaba a notarse un poco inquieta y cambiaba de pierna cruzada a cada rato.
Jorge: Vi a mamá en una posición no muy deseada.
Cecilia: en que posición la viste?
Jorge: La vi sobre mi padre montada en su mientras este la sujetaba fuertemente de las caderas haciendo que mamá usted sabe
Cecilia: y tus padres se dieron cuenta de tu presencia?
Jorge: Si lo hicieron.
Cecilia: y que fue lo que te dijeron?
Jorge: Mamá no me dijo nada pero mi padre platico conmigo, me dijo que eso era normal que los padres que se querían lo hacían para demostrarse cariño pero yo creo que eso no es cierto, siento que mi padre maltrata a mamá y ella no dice nada por temor hacia mi padre, por eso es que no me llevo bien con mi padre.
Cecilia: En verdad crees que tu papá pueda hacerle algún daño a tu mamá?
Jorge: Si
Cecilia comenzaba a respirar un poco agitada y su voz se entre cortaba.
Cecilia: Que sabes acerca del sexo?
Jorge: solo se que los hombres tenemos usted ya sabe y las mujeres no.
Cecilia: en la escuela nunca te han enseñado nada de sexo?
Jorge: si varias veces han ido a hablarnos del tema sin embargo yo opto por salirme de clases, no me agrada escuchar ese tema.
Cecilia: Pero es algo normal, verás tu madre y tu padre efectivamente hacen eso por amor.
Jorge: y entonces porque mi madre se queja
Cecilia: No se queja más bien disfruta del placer que tu padre le brinda y es por eso que emite esa clase de quejidos.
Jorge: No lo creo, no creo que no lastime a mamá mi padre con lo grande que tiene su pene. Siento que le ha de doler mucho.
En eso la psicóloga comenzó a pasar una de sus manos por sus piernas mientras seguía preguntándome:
Cecilia: en serio tu papá tiene un pene tan grande?
Jorge: si, bueno no lo se jamás he visto otro que no sea el mío y el de mi padre.
Cecilia: Y comparándolo con el tuyo que tan grande es el de tu padre?
Jorge: Grande o mas bien pequeño. No recuerdo muy bien el tamaño del suyo pero yo jamás penetraría a mamá ni si quiera con un pene como el mío.
Cecilia: Crees que la lastimarías?
Jorge: si mucho
Cecilia no paraba de acariciar sus piernas, sus mejillas estaban coloradas y su voz delataba su excitación.
Cecilia: me mostrarías tu pene?
Jorge: No para que?
Cecilia: Quiero ver que tan grande es tal vez así sepamos si en verdad tu padre lastima a tu mami o le da placer .
La situación me puso bastante nervioso sin embargo mi pene tenía una sensación pocas veces experimentada. Era esa sensación con la que en las noches me levantaba, o que al estar viendo una película con una escena caliente me provocaba. Sin decir nada Cecilia se inclino ante mí y sin pedir mi autorización desabrocho mi cinturón y mis jeans, me pidió que me levantase un poco y al hacerlo bajo mis jeans hasta las rodillas.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y el bulto en mi bóxer era más que notable. Mirándome a los ojos Cecilia tomo de el y lo bajo dejando salir como resorte a mi verga que se encontraba bien parada. De inmediato un gesto de admiración apareció en su rostro y me dijo:
Cecilia: Que bonita verga tienes sabes, con esto eres capaz de hacer gozar hasta a una ballena
Sin decir nada poso sus labios sobre mi pene y me lo comenzó a besar.
Cecilia: Muah
Después de besarlo por todo lo largo comenzó a lamerlo como si de una paleta de hielo se tratase.
Cecilia: Hmmm
Yo ya estaba perdido fuera de mí, jamás había sentido tanto placer. Cecilia cada vez me lamía más rápido el tronco, llegaba hasta los huevos y se metía primero el izquierdo y luego el derecho en su boca mordiéndolos levemente mientras me arrancaba gemidos de placer.
Cecilia: Hmmm
Jorge: Aaaaahhh
Cuando menos lo acordaba me encontraba yo gimiendo como lo hacía mi madre aquella ocasión, si esto era lo experimentado por mi madre, si esta era la razón de ser de sus quejidos pues que equivocado había estado yo en todos estos años.
Cecilia: Te gusta?
Jorge: mucho no pares por favor sigue
Cecilia ya tenía bien metido todo lo que le cabía de mi verga en mi boca subiendo y bajando haciendo que la mitad de mi tronco desapareciera en su boca y luego volviera a aparecer. De pronto se puso de pie y me pidió que me sentara en la silla.
Subió su minifalda un poco y bajo su tanga hasta los tobillos para después sacarla y depositarla en mi bolsillo derecho de mi pantalón que se encontraba en mis tobillos.
Cecilia: quiero que guardes esto como recuerdo de cuando te hiciste hombre.
Se subió la minifalda hasta la cintura y se acomodo sobre mis piernas, tomo mis manos y las poso en sus nalgas mientras con una mano dirigía mi verga hasta su entrada. Una vez posicionada mi verga, se sentó metiéndose casi todo lo largo de mi verga de un solo golpe.
Cecilia: Diosss de mi vidaa!!!
Comenzó a saltar sobre mi verga primero de manera lenta y después a paso veloz.
Cecilia: es así como viste a tu madre montada sobre la verga de tu papi?
Recordar la imagen de mi madre con las tetas al aire cabalgando a mi padre y compararla con lo que estaba viviendo en estos momentos hizo que mi excitación creciera aun más.
Jorge: si así fue como la vi
Cecilia: pues no dudes que la golfa de tu madre se haya dado una gozada igual o mejor que la que me estoy dando yo aaahhhh
Pase mis manos de sus nalgas hacia sus caderas e imitando lo que hacía mi padre con mi madre comencé a subirla y bajarla con fuerza sobre mi verga.
Cecilia: Aaaahhhh pero mira que rápido haz aprendido!! Dame más mi hombre de la máscara gris!! ohhh
No pude evitar que se me escapara un:
Jorge: Aaaahhhh Mamáaaa
Cecilia: eso es imagina que soy tu madre aahhhh imagina que es a tu madre a quien te follas y no a mi
Jorge: Aaaahhhhh
Comencé a moverme como una bestia feroz y termine por llenarle de leche el interior después de unas cuantas sacudidas.
Cecilia: ooohhhh delicioso!! Como se nota que nunca te habías corrido en una mujer condenado chamaco soltaste mucha leche
Jorge: Lo siento no era mi intención.
Cecilia: Bah no te preocupes por mi mejor, al rato me tomo una píldora porque con la leche que me soltaste seguro me haces hasta trillizos.
Terminamos y Cecilia se bajo de mí, me limpio la verga con su boca y me beso en los labios.
Cecilia: Quiero que nunca olvides que fui yo quien te hizo hombrecito, nos vemos la próxima terapia, descansa que te quiero bien enterito
Jorge: esta bien.
Cecilia: A una cosa más, la próxima terapia quiero que sea acompañado de tus padres. Yo hablo con ellos para acordar la cita.
Acompañado de mis padres como resultaría esa terapia. La semana fue de mucho nerviosismo. Sin embargo la relación con mi padre comenzó a mejorar, ahora yo sabía que el no era la persona mala que yo creía que era. Con mamá comencé a verla con otros ojos, la veía cada vez con más deseo e imaginaba como sería su cuerpo desnudo en la actualidad.
Como siempre el día de la terapia yo llegue antes de lo acordado. Mis padres quedaron en que llegarían media hora después por dificultades de horario con su trabajo. Ese día Cecilia me recibió de una forma muy decente, nada que ver con el vestuario de la vez anterior en el que parecía estar con una prostituta y no con mi psicóloga. Esta vez llevaba un vestido negro cerrado y los tacones eran de poco tamaño.
Jorge: Hola Cecilia como estas?
Cecilia: Bien mi hombre de la máscara gris espero hayas venido bastante descansado.
Jorge: Si Cecilia, por cierto mis padres van a tardar en llegar media hora puesto que se les complico la agenda de trabajo.
Cecilia: si no te preocupes, mejor así nos dan chance de irnos preparando.
Jorge: Y si no es molestia, me gustaría preguntarte a que se debe ese cambio tan drástico en tu forma de vestir?
Cecilia me sonrió y dejo salir una pequeña carcajada.
Cecilia: Vaya con los jóvenes de hoy en día, y dime como te gusta más que vista así o como siempre lo hago
Jorge: Para ser sincero me gusta mucho más la otra forma de vestir, así parece que saliste un convento.
Cecilia: ey tampoco es para tanto jovencito eh? Bueno el cambio se debe a que hoy a mi no me toca participar en nada.
Jorge: como?
Cecilia: no comas ansias mi hombrecito todo a su tiempo, todo a su tiempo.
A los 45 minutos llegaron mis padres. Mi papá venía vestido con su traje color negro, ya saben corbata, zapatos boleados, etc. Mi mamá venía aún con su bata blanca, al parecer ni tiempo le había dado de quitársela. Cuando estuvimos los 3 frente a Cecilia esta me dio la máscara e indico que me la colocara y comenzó con:
Cecilia: bien he querido hacer esta terapia familiar debido a que me gustaría informarles que tengo la solución al problema de su hijo, pero para esto necesito de su colaboración.
Ramiro: cuenta con ello Cecilia.
María: si Cecilia cuenta con ello.
Cecilia: Primero que nada quiero presentarles al representante de Jorge, el es el hombre de la máscara gris.
Mis padres hicieron una cara como de extrañados pero al instante siguieron la corriente.
Cecilia: Bien verán el problema tiene su origen en aquella ocasión en la que su hijo que no esta aquí presente los vio fornicar en su alcoba creo que ustedes recordaran aquella escena tan vergonzosa.
Mis padres voltearon a verse uno al otro y después afirmaron con la cabeza.
Cecilia: bien. Ahora me gustaría que regresaran a los hechos de aquél día y mediante la actuación me dijeran que era lo que estaba pasando antes de que el niño los viera.
María: Bueno lo que estaba pasando antes de que el niño entrara era
Cecilia: creo no haberme dado a entender del todo. Dije mediante actuación, quiero que realicen aquí mismo lo que estaban haciendo desde antes que entrara el niño hasta que el llego
María: como?
Cecilia: todo esto lo hacemos para solucionar el problema de su hijo
Ramiro sin perder más tiempo comenzó a besar a su esposo en la boca. Esta como no queriendo la cosa y con un poco de vergüenza ante la situación de ser vista por otras personas le respondió el beso y al poco rato pareció olvidarse de la presencia de Cecilia y mía y se beso con papá de una manera muy apasionada.
Conforme el faje de mis padres aumentaba de intensidad, mi pene comenzaba a hacer reacción y Cecilia de vez en cuando me miraba como intentando adivinar cual era mi pensamiento.
Cuando menos acorde Cecilia ya se encontraba a mi lado de pie, paso una mano hasta llegar a mi cierre del pantalón y lo bajo para después buscar con su mano mi verga y con trabajos por lo dura que ya estaba sacármela al aire. Mientras Cecilia me masturbaba con una mano mis padres se desnudaban de pie dejando caer sus prendas una tras otras hasta quedar los 2 desnudos.
Cuando mamá quedo desnuda no pude evitar admirarle sus senos que si bien no eran igual de firmes como yo los recordaba aun tenían lo suyo. Eran grandes y tenían un pezón grande rosado. Papá pronto se fue sobre el y comenzó a chuparle las tetas mientras mi madre con una mano ya comenzaba a masajearle la verga que sin duda alguna era del mismo tamaño a la mía pero si pude notar un poco más delgada.
Cecilia se arrodillo sobre mí y comenzó a chupar de mi verga, mientras mamá hacía lo mismo con la verga de mi padre.
Estaba en las alturas con esto. Jamás imagine sentir tantísimo placer y por lo visto mis padres también estaban gozando en serio con la situación.
Cuando papá se sentó en la silla mi madre hizo la posición en la que yo los había cachado, se sentó sobre la verga de papá y pronto comenzó a cabalgarlo mientras este le amasaba las tetas con fuerza y la cogía de las caderas como aquella noche de tormenta en la que yo los había sorprendido. Era la misma escena solo que en lugar y tiempo distinto.
María: Aaaaahhhhhhhhhhhhhh
Mi madre gritaba como una verdadera ramera, esto me ponía súper excitado.
Cuando Cecilia se saco mi verga de la boca me dijo:
Cecilia: te gustaría que tu mamá te la chupara?
A duras penas y le respondí. Por su puesto que me gustaría!
Jorge: siiii
Cecilia: ven conmigo
Me puso de pie y me llevo hasta donde mamá estaba montando a papá. Sin decir nada mi madre cuando vio acercarme con la verga de fuera y bien parada se acomodo sobre mi padre de tal forma que su boca le quedara libre y fue ahí cuando me regalo la mejor chupada de mi vida.
Jorge: hmmmmm
María: Aahhhh esta rica
Mi padre la penetraba con fuerza y mamá chupaba como una maestra del sexo oral arrancándome gemidos de placer y apagando los suyos provocados por las penetradas de mi padre con mi verga en su boca.
María: Hmmmm
Jorge: aaahh
Ramiro: Aaahhhh
De pronto Cecilia tomo mi verga y la saco de la boca de mamá. Me llevo hasta sus nalgas y me dijo:
Cecilia: penétrala .
Jorge: pero no puedo en estos momentos papá esta haciéndolo
Cecilia: si pero por aquí no esta ocupado mira
Tomo mi verga y la llevo hasta el ano de mi madre. Después de varios empujones a presión este cedió y mi verga comenzó a entrar en su gruta tan apretada.
María: AAAAAAAAAaaaaaaaaahhhhhhhhhh
Una vez dentro espere un poco a que tanto mi madre como yo nos acostumbráramos, papá paro un poco sus arremetidas a sabiendas de lo que sucedía y unos minutos después de manera simultanea ambos comenzamos a penetrar a mamá con todo.
María: Aaayyyyyyyy me mataaaaannnn!!
Ramiro: Ooooohhhh
Jorge: mamáaaaaaa
No se cuanto tiempo estuvimos penetrando a mamá de manera doble papá y yo, intercambiábamos posiciones, papá le daba por el ano y yo por la pucha en varias ocasiones hasta que terminamos por venirnos en su interior de manera salvaje
Jorge: Aaaahhhh mammaaaaaaaáaaa
Ramiro: OOOoooohhhh Maríaaaa
María: Aaaahhhhh mis dos hombrresssss
Mamá cayó muerta del cansancio con sus dos agujeritos escurriendo de leche. Cecilia se puso a limpiarle la leche a mamá y rápido le robo un orgasmo más a mi linda madre.
Cuando los 3 recuperamos las fuerzas nos vestimos y yo me acerque a mi madre y volteando a ver a mi padre como esperando obtener su consentimiento le di un beso de lengua tierno y largo en la boca a mi madre.
Cecilia nos felicito por los resultados obtenidos y me dijo:
Cecilia: Bueno Jorge creo que estas dado de alta. Felicidades ahora si ha disfrutar de la vida.
Jorge: eres un estupenda psicóloga Cecilia muchas gracias.
Cecilia: no tienes que agradecer Jorge simplemente no se te olvide visitarme de vez en cuando.
Jorge: eso tenlo por seguro.
María: Muchas gracias Cecilia.
Cecilia: denada María me da mucho gusto que todo haya salido como lo esperábamos.
Que todo haya salido como lo esperábamos? Osease que mamá, papá y Cecilia ya tenían todo esto planeado? No puede ser
Los 3 voltearon a verme y mamá me hizo un guiño.
María: Anda mi hijo lindo vamos a casa que tenemos mucho por hacer tu y yo pequeño.
Ahora si que me habían sorprendido, en eso mi padre volteó hacia Cecilia y le dijo:
Ramiro: Muchas gracias Cecilia, entonces como quedamos desde el próximo Lunes te mando a mi hija Natalia
Cecilia: Si Ramiro aquí la espero.
Pensaban hacer lo mismo con Natalia mi hermana!
Cecilia: Nos vemos
Ramiro: Nos vemos te dejo porque estos ya se me adelantaron por lo visto les urge llegar a casa.
Cecilia: Si no lo dudes, María tiene muchas cosas que enseñarle a su hijo. Al igual que tu con tu hija próximamente...