La diferencia de edad en el matrimonio
Mi esposo ya no me acariciaba y no me hacía el amor. Los 20 de años de diferencia se hacían sentir. Yo todavía era una mujer con ansias de sexo y no lo tenía...
Matrimonio desigual
Hola, les cuento que estoy casada y con tres hijos varones, mi esposo tiene 65 años y yo 45, sí, nos separan 20 años que hace un par de años comenzaron a notarse. Soy una mujer normal y sin grandes pretensiones pero este último tiempo con gran apetito sexual el cual no es apagado por mi esposo, quien ya no tiene el vigor ni ganas necesarias. Lo peor es que no le preocupa para nada mi problema. Tampoco yo se lo he mencionado porque temo infundirle celos que perturben nuestra buena relación. Esto es bueno aclararlo, es un marido hacendoso, amante de sus hijos y un buen dueño de casa.
Hasta el momento que teníamos una relación normal en la cama, mis deseos eran normales y satisfechos por mi esposo pero cuando me faltó, algo cambió en mí, algunas noches no dormía pensando en tener sexo con mi marido y terminaba masturbándome pero no con el placer normal ya que debía ahogar mis gemidos. Esta ansiedad fue creciendo tanto que mi mente comenzó a incursionar en fantasías y ahí estaba en las noches construyendo sueños con colegas u hombres que se me cruzaban en la calle o en el metro. Lo peor es que estos sueños eran con cualquier hombre pero menos con mi marido. Aquí me di cuenta que ya no lo deseaba.
Toda esta historia terminé contándosela a mi mejor amiga y de muchos años. Fue una larga conversación donde lloré todo lo que no había llorado. Esto fue un fin de semana aprovechando la ausencia de mi marido y de su marido por lo que nos encontrábamos solas en su hermoso departamento. Por mi lado estaba tranquila porque los niños habían quedado con mi madre que estaba de visita.
Siguiendo con el tema, debo contarles que por el llanto y por mi estado de angustia, mi amiga me abrazó y yo en vez de calmarme, lloré aun más. Marlen, mi amiga, comenzó a ordenar mi cabello y a acariciar mi rostro, situación que me llevó a la calma. Ya totalmente tranquila, seguía abrazándome y acariciándome cosa que me llevaba a apegarme a su cuerpo. Ya habían pasado como 10 minutos y todos en silencio, rotos solo por las caricias de Marlen que no había cesado y que ahora las prodigaba a mis brazos. Llegó un momento en que quise separarme pero sólo sirvió para que ella me acomodara mejor y quedara en una mejor posición para sus caricias.
Ahora ya no eran los cabellos ni el rostro, eran mis brazos, mi cintura, mis muslos y su rostro lo sentía cada vez más cerca del mío a tal punto que sentía como su respiración se agitaba por cada caricia que me prodigaba. Todo esto en un silencio sepulcral y en un ambiente de semipenumbra. Esto era algo nuevo para mí, en principio embarazoso pero altamente excitante y era esta la razón porque me había quedado quieta dejándome en sus brazos. Del nerviosismo pasé a un grado de excitación que Marlen como mujer lo interpretó muy bien y lo utilizó también muy bien. Tomó mi rostro con sus dos manos y yo, dejándome llevar sentí sus labios en los míos. Fue un beso muy suave como esperando una reacción en contrario y dejar abierta la posibilidad del rechazo. Esta sensación hizo estragos en mí, llevaba meses sin tener sexo y tenía derecho a sentir lo que estaba sintiendo. Fui yo quien tomó la iniciativa y de la suavidad pasé a la pasión y al desenfreno, ahora era yo quien abrazaba y besaba a mi amiga. Junto con besarla toqué sus pechos y su sexo y de ahí en adelante sentí sus manos en todo mi cuerpo. Bastó que metiera su mano en mi sexo para que sintiera el mejor orgasmo nunca antes sentido, Fue una sensación inmensa. Gimiendo de placer me desnudé y desnudé a mi amiga, su cuerpo era parecido al mío, senos medianos y un buen trasero donde me deleite acariciándolo. Ella ahora tomó la dirección y comenzó acariciándome desde mi frente hasta llegar a mi sexo donde se detuvo e introdujo su lengua jugando y hurgando en mi fuente de placer. No trabajo mucho para que me hiciera sentir mi segundo gran orgasmo. Fue tan rico que arqueé mi cuerpo entregándole todo, era de ella y quería seguir así. Fueron dos horas de placer, gemidos, caricias besos profundos y abrazos que nos fundían una en otra. Lo bueno para mí es que cuando nos vestimos y seguimos conversando no me sentí extraña ni culpable, esto fue lo mejor para mí.
Terminamos la velada con la confesión de mi amiga que se había dado cuenta de mi situación y problema y que había sido tema de conversación con su marido. También me confesó que hacía tiempo que ambos me deseaban, querían tenerme pero no se atrevían. La verdad es que quedé asombrada, de no tener sexo por largo tiempo ahora tenía la posibilidad de ser amada por una mujer y por un hombre. Marlen mirándome a los ojos y con preocupación, por el efecto de sus palabras, me preguntó que me parecía la propuesta. Me quedé unos segundos observándola y di mi respuesta con el mejor beso que nunca había dado, nos abrazamos y acariciamos y vestidas llegamos a un orgasmo mejor de lo que habíamos tenido rato atrás.
Quedó claro, el próximo encuentro nos encontraríamos los tres, tendría la oportunidad de conocer otra pija y sentirla dentro de mí, sensación que ya había olvidado.