La Deuda VIII - FIN

Perdón por la tardanza en escribir este ultimo relato. Espero que os guste

Un día estaba sentado en el sofá u de repente, Isabel me hablo:

-         Permiso para hablar Señor

-         Habla zorra

-         Se está acabando el tiempo que nos dimos para ser suyos (así era, quedaba menos de un mes).

-         Si zorrita. Se acabó la buena vida

-         Bueno, esto,  ..ejem…, hemos pensado que no tiene por qué ser así

-         ¿Qué me quieres decir?

-         Estando con usted, hemos descubierto un aspecto de nuestra personalidad que ni siquiera sospechábamos y nos ha hecho disfrutar más que nadie en este mundo

-         Ve al grano puta

-         Bueno, …, pues que, si no le importa, …, nos gustaría seguir perteneciéndole cuando lleguemos al fin del plazo.

-         Vaya. Esto sí que es una sorpresa. Así que mis 2 perros quieren seguir siendo de mi propiedad. Jajaja. Pediré al abogado que redacte un contrato para que lo firmemos y quede todo sobre papel.

No podía creer mi suerte, ya que se me acababa la buena vida con lujos y 2 perros satisfaciéndome a todas horas así que llame a mi amigo abogado y le explique lo que quería de él.

-         Estupendo. Esta misma tarde estaré allí con el contrato.

En efecto, a las 17 horas estaba en mi puerta como un reloj. Llevaba una sonrisa que no podía disimular, suponiendo lo que iba a pasar esa tarde en mi casa. A partir de ahora, lo llamare simplemente mi amigo para preservar su intimidad, algo que él desea y me lo ha pedido, y yo debo respetar su deseo.

Al pasar me enseño el contrato. Lo leí por encima y una vez le di el visto bueno pasamos con los perros a firmarlo. Ellos firmaron sin leer, ya que era míos y suponían que lo que yo dijera como bueno, estaría bien. Y así quedaron sujetos a mí, en principio por 10 años, que era lo estipulado en el contrato.

-         Pasemos al salón a tomar algo – le dije a mi amigo

Y nos dirigimos allí para a sentarnos en el sofá. Lo hicimos y Luis vino solicito para que le dijéramos que queríamos tomar. Le informamos y nos quedamos solos con Isabel mientras él iba a por las bebidas. Ella estaba en su posición de sumisión, en el suelo de rodillas junto a mí.

-         Puedo.

-         Claro, es toda tuya.

Isabel entonces fue hasta mi amigo y bajándole la bragueta la saco la polla. No era muy grande pero lo que si tenía era un grosor descomunal. Se la metió en la boca y empezó a chupárselo como solo ella sabía hacerlo. Le lamia los huevos y luego el tronco

-         Quieta zorra o vas a hacer que me vaya ya.

La cogió del pelo y la puso de pie. La echo contra el sofá y se colocó detrás de ella. Apunto con su polla a su culo y de un solo golpe se la metió hasta sus entrañas. Isabel tenía el culo tan dilatado que ya casi apenas dijo nada. Simplemente se le oyó un gemido de placer.

Mi amigo estuvo un buen rato bombeando hasta que un grito suyo más fuerte de lo normal, nos hizo saber que se había corrido por fin, inundándole el culo a Isabel.

Rápidamente, apareció Luis, que había estado apartado mirando la escena, y empezó a limpiarle el culo a Isabel con su lengua, como sabía que me gustaba a mí que hiciera.

Mi amigo quedo destrozado en el sofá y se tumbó tomado su copa que le había traído Luis solícitamente.

Acabamos de beber con Isabel de rodillas a nuestros pies y Mi amigo se dispuso a irse.

-         Bueno, pues ahora que tienes a los perros más rato, me pasare a verte más a menudo.

-         Cuando quieras. Sabes que eres bienvenido.

Luis le acompaño a la puerta y al rato volvió.

-         Bueno, pues ya nos hemos quedado solos. He pensado en celebrar una pequeña fiesta para celebrar nuestra unión, así que este Sábado, tendremos invitados.

-         Lo que usted desee, señor.

-         Habrá que comprar cosas para agasajarlos.

Luis me entendió enseguida y empezó a vestirse. Se puso uno de los tangas de encaje que le había comprado, un pantaloncito blanco de lino muy fino, con el cual iba enseñando el tanga a todo el mundo, y una camiseta sin mangas.

Yo mientras, le iba diciendo a Isabel lo que había que comprar y ella lo iba apuntando en una lista que termino por darle a Luis.

Por la tarde ese mismo día, fuimos a un sex shop a comprar unas capuchas que quería para la fiesta del Sábado.

Pasaron los días y llego el día señalado para el evento. Los perros fueron aseados como de costumbre por el jardinero y las criadas se pusieron a hacer la comida para los invitados.

-         Por fin vamos a cambiar la cena por una pequeña comida con 5 personas.

-         Como usted diga Señor – dijo Isabel.

-         Venid conmigo. No queda mucho y quiero preparaos para el evento.

Subimos a la habitación los 3. Allí les puse sendos ball mouths a cada uno y luego les puse una capucha de las que les compré. Les dejé solo en ropa interior y les di la orden de que no hablarán o emitirán sonido alguno bajo ningún concepto.

Bajamos al salo y al rato sonó la puerta. Luis fue a abrir y nada más hacerlo se quedó helado. Allí frente a él estaban un tío y un primo suyo. Ellos al no saber quién era, le siguieron al salón. Yo les recibí y cuando entraron en el salón, noté el desasosiego de Isabel al ver sus caras.

Yo disfrutaba cada momento y parece ser que sus familiares también.

-         Hola, soy Andrés y este es mi hijo Tomas. Recibimos una invitación para venir hoy aquí.

-         Así es, yo la envié.

Al rato sonó otra vez la puerta y Luis fue a abrir, Se le notaba en nerviosismo en su caminar y sus peores pensamientos se hicieron realidad al abrir la puerta. Allí estaban los padrinos de Luis, Jessica y Armando.

Siguieron a su hijo hasta el salón y se me presentaron. Les sorprendió encontrar a Andrés y a Tomas allí pues se conocían de algún evento familiar. Estaba disfrutando como nunca en la vida.

En ratos que había hablado con mis perros sobre su familia, me habían dejado claro que tanto los padres de Luis como el tío y el primo de Isabel eran muy liberales y no les iba a extrañar para nada encontrarse en una situación como la que se encontraban ahora mismo.

-         ¿Cómo supiste de nosotros? – pregunto Jessica

-         Conocí a su ahijado Luis y a su mujer.

-         Ah, pues no me han hablado de ti. La verdad es que desde que se casaron no los vemos muy a menudo, han venido a vernos un par de veces.

Eso también lo sabía yo ya que me entere de quien de su familia no conocía la casa, ya que, si no, no podrían venir a ella.

-         Veo que tenemos los mismo gustos - dijo Jessica.

-         Si, por eso os he invitado, Pienso que no está bien acaparar y no compartir la suerte de cada uno.

Estuvimos hablando un rato hasta que llegó la hora de comer. Pasamos al comedor, como siempre yo con Isabel a 4 patas a mis pies y Luis el ultimo que haría las veces de camarero.

-         Dejad las copas ahí que mi perro os la llevara hasta la mesa

Así fue y nos sentamos en la meas. La comida fue muy agradable, hablando de cosas insustanciales. Pasamos un buen rato charlando hasta que llegamos a los postres. Allí Jessica saco el tema a colación.

-         ¿Así que eres Amo?

-         Así es.

-         ¿Y Luis e Isabel sospechan algo?. Son muy mojigatos para estas cosas.

-         Algo se imaginan creo yo.

Notaba como Isabel se estremecía con cada palabra que decíamos y lo estaba disfrutando. Jessica entonces con un movimiento, ordeno a Isabel que fuera donde ella. Isabel fue y Jessica se abrió de piernas mostrando su coño a Isabel.

-         Tienen una ball mouth puesta – dije

-         ¿Y no se la puedes quitar? – pregunto Jessica

-         Sí, pero tendría que ser fuera de aquí para preservar bien su intimidad.

-         Por mí no hay problema. ¿Y por vosotros? - preguntó.

-         Ninguno – dijeron todos al unísono.

Llame a los perros y me los lleve al salón fuera de las vistas de los que estaban en el comedor. Allí les quite las capuchas y los ball mouths.

-         Ahora ya sabéis lo que os pasara si decís algo, así que no creo que esto haga falta más.

Tenían autentica cara de pavor los 2. Les puse otra vez las capuchas y pasamos al comedor. Una vez allí, Jessica volvió a llamar a Isabel que fue hacia allí. Le volvió a enseñar su coño e Isabel empezó a lamerlo con ansia, como si fuera ese su alimento.

Andrés mientras tanto, llamo a Luis, le hizo arrodillarse y señalando su polla dijo:

-         Chupa perro.

Luis comenzó a chupar cosa que hacía muy bien y llevo a Andrés hasta el limite.

Yo sabía por Isabel que Tomas era un poco falto, por decirlo de una forma no muy fuerte, y que siempre que la miraba, lo hacía con la lujuria total en su mirada, así que le invite a entrar en escena.

-         ¿Tú no quieres disfrutarla?

No hizo falta más, Se lazo como un poseso a por ella, se quitó los pantalones, le arranco las bragas a Isabel y de un solo golpe se introdujo en ella con una fuerza brutal. A Isabel no pudo menos que escapársele un gritito, pero fue con una voz tan distorsionada que no creo que nadie se diera cuenta de quién era.

Tomas empezó a follarse con rabia a Isabel, hasta que por fin con un grito agudo acabo dentro de ella. Mientras, Luis seguía con Andrés, hasta que por fin este acabo en su boca y Luis como buen perro, se tragó toda su corrida sin dejar escapar una gota..

Entonces Jessica miro a Armando y le dijo

-         Creo que esta perra aún no ha tenido suficiente.

Armando le sonrió y se acercó a Isabel que estaba en el suelo destrozada por la terrible follada que le había dado Tomas. La agarro de los pelos, la tumbo sobre la mesa y empezó a follársela sin ningún miramiento. Isabel ya ni reaccionaba a cada embestida que le daban, pero parece ser que Armando si disfrutaba de ello, y de hecho se corrió en toda la tripa de Isabel, dejándosela inundada de semen.

-         Ya sabes que hacer – le dije

Ella muy obediente se lo llevo con su mano a su boca y empezó a comerse todo lo que tenía encima, hasta que acabo con todo.

Una vez todos hubieron acabado, Luis les tuvo que servir unas copas que disfrutamos hablando otro poco. Luego, poco a poco se fueron levantando y se dispusieron para irse. Luis los acompaño hasta la puerta y salieron, no sin antes agradecerme enormemente la tarde pasada y diciéndome que había que repetirla. Yo les dije que por supuesto que lo haríamos.

Una vez solos, les quite las capuchas a los perros y vi en su cara lo que había disfrutado.

-         ¿Lo habéis pasado bien?

-         Muchas gracias mi Amo – dijo Isabel. Muchas gracias por hacerme sentir tan puta como no creía que podía llegar a ser.

Estaré encantado de vuestros comentarios en garvil42@hotmail.com . También podéis agregarme para hablar si queréis.