La Deuda VI
Cenamos todos disfrutando de mis perros
Una vez vestidos todos, pasamos al comedor. Era un comedor bastante grande con una gran mesa en la que cabíamos los 15 sin ningún problema. Yo había tenido a las criadas cocinando todo el día ya que Isabel no tenía ni idea de hacerlo, así que les di la noche libre porque quería que los sirvientes fueran Luis e Isabel.
Estos 2 seguían desnudos y así los dejaría el resto de la noche. Luis seguía con las bolas chinas en su culo del que le salía un cordoncito para extraerlas. Les hice arrodillarse a mi lado como siempre hacían. Mira a Luis y le indique que sirviera bebidas para todos. Él se levantó rápidamente y empezó a pedir que quería beber la gente. A continuación, fue a la cocina y regreso con lo demandado.
La gente empezó a hablar de sus cosas. Comentaban la actuación de Paula en la piscina o hablaban de cosas insustanciales. Los deje así por un tiempo y mande a Luis e Isabel a la cocina a por el primer plato. Las criadas lo habían dejado solo para servir, perfectamente emplatado, así que fue fácil para ellos hacerlo.
De primero, había gazpacho que para el calor que hacía, venia estupendamente. Isabel por un lado y Luis por otro empezaron a servir. A cada uno que servían, se llevaban un sobeteo en el culo o un azote del comensal. Al acabar, vinieron a mi lado como solían estar y se pusieron de rodillas.
Llego el tiempo del segundo plato que era carne asada con salsa. Sirvieron la comida y paso igual que con el primer plato, azotes, tocadas de culo, etc…
De repente Paula dijo:
- No me gusta nada esta salsa. ¿Puedo?
Dijo mirándome a mi refiriéndose a Isabel
- Por supuesto – le dije
Y mande a la perra a su lado. Una vez allí, Paula cogió un trozo de carne u se la paso por el coño a Isabel. A continuación, se la comió.
- Infinitamente mejor – dijo
Toda la mesa empezó a reír y quisieron probar la nueva “salsa” de Paula. Isabel iba de un lado a otro según la requerían. Había comensales que le introducían totalmente la carne en el coño y luego le hacían empujar para recuperarla.
Así fuimos acabando el segundo plato. Llego el tiempo del postre y mande a Luis a por él y ordene a Isabel que se tumbase encima de la mesa. Ella lo hizo y cuando Luis llego con un bizcocho que habían hecho las criadas, le dije que se lo esparciera encima a Isabel.
Él lo hizo así y dije a continuación
- Servíos. Es la hora del postre
Todos empezaron a coger trozos de postre hasta que Paula de nuevo (se la veía mucho más suelta ya) decidió comer directamente el postre sobre Isabel.
Así empezó a comerle las tetas y todo el bizcocho que tenía en ellas. Isabel comenzó pronto a gemir pues Paula se dedicaba en extremo a su placer.
De repente, Antonio, el abogado que hizo el contrato firmado por Luis e Isabel, al que también había invitado, se levantó y fue hasta la cabeza de Isabel. Se sacó la polla, cogió la cabeza de Isabel y la penetro por la boca con fuerza.
Isabel se sorprendió al principio, pero luego empezó con una felación como solo ella sabía hacer. La gente jaleaba y Antonio empezó a gemir primero, para acabar corriéndose entre gritos de placer. Entonces, una vez se hubo corrido en la boca de Isabel, la obligo a tener la boca cerrada con sus manos
- Trágatelo todo, puta
Isabel, pese al asco que le daba, comenzó a tragárselo. La gente se empezó a desinhibir y volvieron a desnudarse dispuestos a usar a Isabel. Paula, una vez hubo acabado con las tetas de Isabel, empezó con su coño, sorbiendo todos los flujos que esta echaba.
Una multitud de manos sobaban cada rincón del cuerpo de Isabel. Paula se levantó entonces y fue hacia Luis
- Quiero que me folles puto – le dijo
Luis se incorporó como feliz de entrar en acción después de ver la gran follada que le estaban dando a su mujer y se puso encima de Paula. De golpe la penetro y empezó con un suave bamboleo
- ¡Más rápido cabrón! – gritaba Paula
Este, como debía hacer por su posición, acelero y pronto Paula empezó a gritar de placer dando a entender que se iba a correr pronto. Así fue, unos espasmos y un chorro de placer, indicaron que se había corrido. Lo mejor es que Luis no llego a correrse pues Paula estaba tan caliente que lo hizo muy rápido.
Mi idea había sido después de la cena, en el salón haber usado a mis perros para el deleite, pero en vista de la prisa de mis invitados, decidí dejarles seguir con la fiesta. Las mujeres se la chupaban a los hombres que hacían cola para follarse a Isabel. A esta se la veía ciertamente agotada, ya que llevaba 5 corridas consecutivas, pero solo quedaban 2 invitado y decidí dejarlos a ellos también probar a mi puta.
Cuando hubieron pasado todos por Isabel y Luis, el cuadro del comedor era como el infierno de Dante, hombres y mujeres desnudos tirados por el suelo, todos exhaustos después de una gran orgia.
Desde luego, si quería ser buen anfitrión, creo que lo había conseguido pues todo el mundo estaba feliz de la noche pasada.
Estuvimos unos 30’ así hasta que poco a poco se fueron levantando. Se iban vistiendo muy despacio. Yo no les metía ninguna prisa. Según acababan de vestirse, venían a mí y se dependían
- Ha sido una noche estupenda
- Hay que repetir esto cualquier otro día
- La próxima en mi casa
Eran cosas que me decían. Luego me daban la mano o dos besos y se marchaban. Luis hacia las tareas de mayordomo. Les acompañaba, les daba sus cosas e iba con ellos hasta la puerta, abriéndosela.
Estaré encantado de vuestros comentarios en garvil42@hotmail.com . También podéis agregarme para hablar si queréis.