La Detective Parte V
Penúltimo capitulo del caso del Hexágono... Para la agente Laura Cuevas tal vez sea tarde, y descubrir la identidad del asesino no la salvara, ni a ella, ni a Valentine.
Laura bajo los últimos cuatro escalones de las escaleras del edificio de un solo salto, levanto su pistola como le enseñaron en la academia, mientras sabia que el agente Gil la cubría.
En todos sus años de investigadora en el CICPC, nunca había tenido tanto miedo, la adrenalina que corría por su cuerpo hacia que su pecho se apretara y su sien vibrara, el agente Gil abrió la puerta que daba al pasillo, y la agente entrompo.
Todo el cuerpo de Laura se tenso y no pudo seguir respirando cuando pudo ver a Ana tendida en el suelo en posición fetal.- ¡Ana!- Grito, mientras con cuidado se acerco hasta ella.
Laura se tumbo a su lado, y la tomo entre sus brazos, tenía un disparo en la cintura, y otro en el hombro, uso sus propias manos para intentar parar la hemorragia.- No… no pude pararlo, cuando le di la voz de alto, una mujer me disparo desde atrás, no pude ver sus rostros… lo siento.- Le dijo Ana, mientras sus ojos se llenaba de lagrimas.
-No te preocupes mi Cazadora, hiciste mucho, quédate quieta que ya viene la ayuda.- Le contesto Laura mientras con sus dedos acariciaba su rostro.- Gil, busca en los alrededores una camioneta del uso oficial de la UCV, y pon la alarma, cualquiera que esté por la zona debe ser detenida.- Le ordeno, tenía serias sospechas que esa mujer, debía ser la Jefa de la escuela de Antropología Fabiola Arizmendi, y si estaba en lo cierto, la misma camioneta que vio en los videos de vigilancia del hotel Aladdin, debía estar en los alrededores.
-Copiado Cuevas.- Le dijo Gil, al tiempo que salía corriendo del edificio, a lo lejos se escuchaban las sirenas de la caballería, tanto el Jefe como su Ana, necesitaban ayuda de emergencia.
Dejo reposar a Ana, mientras se incorporaba para avisarle a los agente y paramédicos que estaban llegando, donde estaban los heridos, rápidamente fueron tratados, Laura intentaba mostrarse profesional mientras veía a su novia ser montada en la ambulancia, y ordeno Gutiérrez se trasladara con ambos heridos a emergencias del Hospital Universitario.
Gil regreso sin aliento en ese momento.- Cuevas, vi una camioneta del uso oficial de la UCV, alejarse en la principal de las Mercedes, ya di aviso para que detengan a cualquiera que cargue una en este cuadrante.- Le Expuso el agente, mientras escribía en su cuaderno de notas la placa y color del vehículo.
-Jefe, ¿Qué piensas?- Pregunto Arias, al tiempo que se acercaba a ambos agentes.
-Creo que justo ahora tenemos dos sospechosos… la primera es la amiga del Jefe, Fabiola Arizmendi, y otro sujeto, que solo el Jefe cuando despierte nos dirá de quien se trata.- Le respondió Laura, al tiempo que intentaba no desconcentrarse preocupándose por ellos.
-No creo que muchas personas supieran de este apartamento, yo que tengo casi treinta años conociendo al Jefe lo desconocía.- Expuso Gil, al tiempo que hurgaba en sus ojos, visiblemente preocupado por su amigo.
-Es verdad, pero alguien se tomo en serio el trabajo detectivesco y logro averiguar todos los detalles de la vida de las victimas.- Le contesto Laura, cuando un grupo de camionetas del SEBIN llegaban al apartamento.
-Mierda.- Exclamaron todos al unisonó, sabían probablemente ya ellos tendrían sus ordenes de poner presos a quien quisieran, y que el Jefe haya quedado vivo, no suponía algo bueno para ellos.
-Cuevas, déjame hablar a mí, que piensen que solo eres una agente más, el Jefe se encargo de que pocos supieran en todo el cuerpo tu rango.- Le dijo disimuladamente Gil, antes de que el mismísimo Director de SEBIN, llegara frente a ellos.
-Buenas tardes… agente Gil… agente Arias…- Exclamo el Director sin darles la mano, mientras miraba a los agentes, deteniéndose al darse cuenta de la presencia de Laura.- Parece que no nos hemos presentado señorita… yo soy el Director del SEBIN Gustavo Gonzales López, es un placer.- Termino de decir, mientras tomaba la mano de Laura y la besaba galante, cual viejo verde.
-Mucho gusto, señor, yo soy Laura Cuevas, agente en entrenamiento.- Mintió Laura, poniendo su mejor cara de chica inocente.
-Me lo imaginaba, necesitamos agentes tan hermosas en mi cuerpo… en el SEBIN quiero decir… después que todo esto se solucione, pase por mis oficinas afinaremos los detalles.- Le dijo el Director Gonzales sin dejar de observar el cuerpo de Laura, y el asomo de escote que su camisa le dejaba ver.
-Deben sentirse devastados por lo de Lucena, era un gran servidor a la patria, excelente profesional, ya tenemos a los autores identificados, probablemente hoy mismo los cogeremos.- Expuso tranquilamente, con su mejor cara de tristeza ensayada.
-No se preocupe Jefecito, le tengo buenas noticias, el Jefe Lucena está vivo, y estamos seguros que pudo identificar el asesino.- Le contesto Arias, con su sonrisa cínica patentada, haciendo que el rostro del Director cambiara y se llenara por momentos de extremo odio.
-Que… que buenas noticias, su declaración será vital entonces para terminar de hundir a esos malditos, con su permiso, debo hacer un par de llamadas.- Término de decir el Director Gonzales al momento que sacaba su teléfono y hacia una llamada rápida, no sin antes darle otro beso a la mano de Laura para despedirse.
-Adiós al circo, el Jefe no se prestara para culpar a alguien inocente.- Exclamo Laura cuando el Director Gonzales estaba ya lejos rabiando por su teléfono.
-Es verdad, pero debemos avisar a Gutiérrez que mantenga extrema vigilancia sobre el Jefe y Ana, no sabemos de que sean capaces con tal de aprovechar esto.- Le contesto Gil, al tiempo que sacaba su teléfono analógico y llamaba a la agente de una vez.
-Coño Cuevas, te controlaste al Director, vas mejorando… la patóloga, la Dominatrix, y ahora un chivo pesado del gobierno.- Le dijo Arias, golpeando su espalda suavemente riendo, mientras Gil informaba por teléfono de la situación.
-Muy gracioso… pero hablando en serio, lo mejor que podemos hacer es ir al hospital Universitario, y ya sea de paso, aprovechamos y visitamos a la amiga del Jefe.- Le contesto Laura, mientras acariciaba su pistola, nunca había disparado a alguien, pero por primera vez en su vida, quería hacerlo.
-Copiado Jefecita, voy a preparar la camioneta.- Dijo Arias, mientras salía del edificio y Gil que había terminado de llamar a Gutiérrez se le acercaba.
-Deberíamos intentar ver la escena del crimen.- Exclamo Laura, aunque sabía que era algo imposible con los del SEBIN en el edificio.
-No te preocupes Cuevas, Gutiérrez me dijo que tomo algunos videos y fotos antes de bajar con el Jefe, además, lo más importante será su declaración.- Le contesto, mientras ponía una mano sobre el hombro de Laura para calmarla.
-Voy a matar a esa mujer.- Le dijo por lo bajo Laura, sintiendo como el odio recorría su cuerpo, nadie podía hacerle daño a su Ana.
-Ya somos dos, pero no debemos perder la cordura, créeme que cuando el Jefe se recupere, será divertido ver que preparara para los que le hicieron eso.- Respondió Gil, con un asomo de sonrisa maquiavélica, el Jefe era justo, uno de los pocos hombres incorruptibles del cuerpo, pero el agente sabía que podía convertirse en un monstruo.
En ese momento Arias sonó el claxon de su camioneta y ambos agentes corrieron para montarse y salir rumbo al hospital, aunque tuvieron la mala suerte de encontrarse con bastante tráfico, cuando llegaron todavía no los habían operado, porque alguien debía ir a comprar insumos médicos, que faltaban en el centro asistencial y Gutiérrez no quería dejarlos sin vigilancia.
La misma Gutiérrez fue a comprar los insumos, mientras los agentes se quedaban a cuidar a los heridos que seguían inconscientes, un par de horas después, y luego de visitar varias farmacias, consiguió los insumos, lo que les permitió a los doctores operarlos con garantías.
En la espera, Laura y Gil decidieron darle esa visita a la sospechosa, mientras Arias decidió quedarse con Gutiérrez esperando que salieran de la operación, ya que había reconocido a un par de agentes del SEBIN que deambulaban por el hospital.
No tardaron mucho en llegar al despacho de la Jefa de la escuela de Antropología Fabiola Arizmendi, lo que si les sorprendió, fue ver a una asustada y espigada secretaria intentar entrar en él.- ¿Qué es lo que ocurre?- Pregunto con voz autoritaria Laura, mientras mostraba su placa.
-No se… acabo de llegar, pero mire esto.- Le respondió la secretaria temerosa mientras le mostraba un charco de sangre que se asomaba por debajo de la puerta.
Laura al ver esto reacciono de inmediato apartando a la secretaria, mientras veía como Gil se acomodaba para envestir la puerta, cuando la agente dio la orden, este uso su cuerpo para abrir la puerta de par en par.
Esta vez, lo que pudieron ver, fue una de las escenas más grotescas de su vida.- Esto… esto… es una locura.- Pudo decir Laura mientras escuchaba a la secretaria gritar justo antes de caer desmayada.
Gil también estaba sobrecogido, y tuvo que hacer un esfuerzo para no resbalarse con tanta sangre, la Jefe de la escuela de Antropología estaba suspendida en el aire desnuda, amarrada con una soga roja a una viga de la estructura del despacho, con seis cortes precisos en su cuello, brazos, piernas y en la base de su vientre, por donde empezaban a salir sus viseras.
Sus senos colgaban aun más blancos de lo que deberían haber sido mientras vivía, y se podía ver en medio de ellos como un hexagrama fue dibujado con su propia sangre, la Jefa de escuela no debía tener ni una hora de asesinada, pero ya su cuerpo no tenía ni una gota de sangre, lo que le dijo a Laura que quien haya hecho esto, debía ser un experto en anatomía.
-Cuevas, no entiendo porque mato a quien le salvo, si ella fue quien le disparo a Ana, se supone que debían entenderse.- Exclamo todavía sorprendido Gil, acercándose al cuerpo de la víctima, intentando pensar como bajarlo.
-Esto es parte del ritual, por cómo me hablo de su culto y su fe, podría suponer que incluso lo hizo bajo su consentimiento.- Le respondió Laura, al tiempo que intentaba buscar el teléfono de la víctima, si conocía al asesino, podía haber alguna pista en el.
-Además, parece que esta vez, el asesino si se llevo el teléfono.- Exclamo Laura rindiéndose, mientras terminaba de buscar en la cartera de la víctima y ahora se dirigía a su ropa perfectamente doblada sobre la silla del escritorio.
-Claro, esto confirma la teoría de que el asesino trabajaba con un cómplice, seguramente tendría conversaciones con el guardadas en el teléfono, y le pareció mejor llevárselo.- Le contesto Gil, que había decidido que era mejor dejar colgando el cuerpo de la víctima, aunque le pareciera un espectáculo grotesco, logro ver a la secretaria todavía desmayada en el suelo, y se acerco a ella para ver su estado.
-Gil, será mejor llamar al SEBIN, que vengan a la escena, tomamos las fotos que podamos y nos largamos, está empezando a oscurecer y debemos estar presentes cuando el Jefe despierte, el tiene que decirnos quien carajos es el asesino.- Expuso Laura, mientras sacaba su teléfono y empezaba a fotografiar las perfectas heridas de la víctima, además de su oficina.
-Copiado Cuevas.- Le contesto Gil, que había confirmado que la secretaria estaba bien, solo conmocionada, y se proponía a llamar al propio Director del SEBIN.
Para sorpresa de ambos agentes, en menos de cinco minutos, toda la zona estaba acordonada, mientras de nuevo el Director Gonzales, entraba al despacho, sin inmutarse lo más mínimo.- De nuevo, un placer señorita Cuevas, lástima que nos volvamos a conseguir en tan feo escenario.- Le dijo, besándole su mano, haciendo que por un sentimiento de asco la hiciera casi tener una arcada.
-Si… si… tiene razón, pero hablando del caso, parece que no tiene más de dos horas de asesinada.- Le contesto incomoda, mientras intentaba recomponerse y poner su mejor cara de inocencia y admiración.
-Sí, otra patriota que cae en manos de esos terroristas que atentan contra la estabilidad de nuestro bello país.- Exclamo el Director Gonzales, casi gritando, mientras llevaba sus manos a los hombros de la agente.- Pero puedes estar tranquila, estamos casi sobre ellos.
-Señor, tenemos la teoría que esta mujer estaba implicada en los asesinatos.- Le dijo Gil, intentando sacar del momento incomodo a Laura, aunque eso valiera una mirada de puro odio y rabia del Director.
-¿Despertó Lucena acaso?- Le pregunto de nuevo tranquilo y despreocupado el Director Gonzales, al tiempo que soltaba a Laura y caminaba hasta la victima todavía suspendida en el aire, y con un dedo, tocaba la punta de sus pezones.
-No, todavía no.- Le respondió durante Gil, que entendió que era mejor no dar más detalles.
-Entonces no hay otros sospechosos más que los que nosotros tenemos… ¿Esta claro?- Contesto el Director, que empezaba a mostrar sus verdaderas intenciones.- Maldita sea con el Doctor Ángelo, ¿Dónde está ese condenado forense? no ha llegado a ninguna de las escenas de hoy.- Grito el Director Gonzales, al tiempo que sin esperar respuesta les pidió con un gesto a los agentes que se fueran de la escena.
Ambos agentes salieron rápido, no sin antes sorprenderse ante la gran cantidad de agentes que habían en el edificio, aunque la autonomía universitaria no permitía que entraran las autoridades judiciales, cuando había un acontecimiento como este, daban permiso de entrar.
-Maldito.- Dijeron casi al mismo tiempo ambos agentes, cuando pudieron salir del edificio, y se dirigían de nuevo al hospital universitario.
Ya Ana había salido de la cirugía y dormía, aunque habían sido dos disparos, ninguno dio en un órgano vital, por lo que no corría peligro, aunque la herida en su cintura suponía un largo proceso recuperatorio, al Jefe por otro lado, todavía los doctores trataban de salvarle el brazo, mientras buscaban mermar los efectos de la droga que todavía tenía en su corriente sanguino.
Todos los agentes estaban preocupados, y sobre todo exhaustos, esperando fuera de la sala de operaciones, mientras miraban las fotos de la escena del crimen.- Jefecita, sin nada que me quede por dentro, pero esa señora era sexy.- Exclamo Arias, que detallaba las fotos de la victima desnuda y suspendida.
-Eres un puerco Arias.- Le grito Gutiérrez golpeándolo en su calva fuertemente con la palma de su mano.
-Perdón… pero nunca he podido dejar pasar la oportunidad de ver unas hermosas tetas blancas.- Se defendió Arias, al tiempo que con sonreía.- Además, tremendo trabajon tendrá el viejo misógino Ángelo para bajar a esa hembra.- Termino de decirle, haciendo que las alarmas de Laura se encendieran al recordar al Jefe de Ana, y el comentario del Director Gonzales.
-Escuchen, el Jefe de Ana según el Director Gonzales, no se había presentado a ninguna de las escenas de hoy, además de que recuerdo que su foto estaba en la casa de Valentine.- Expuso Laura, al tiempo que intentaba formar una conjetura solida.
-¿Qué quieres decir Cuevas? ¿Que Ángelo Colmenares será una nueva víctima?- Pregunto Gutiérrez, que se encontraba recostada a una de las paredes del hospital.
-Sí, estoy segura, debemos encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.- Les dijo preocupada Laura, terminaba de detallar el plan de acción en su mente.
-Jefa, ¿cuáles son sus ordenes?- Le pregunto Gil, al tiempo que todos se incorporaban y ponían firmes frente a ella.
-Gil, Arias, quiero que vayan hasta las oficinas del Jefe de Ana en el departamento forense del campus, y averigüen lo que puedan de él, nosotras dos nos quedaremos cuidando a los heridos.- Termino de ordenar Laura, que antes de que rompieran filas se acerco a abrazarlos.- Chicos, gracias por darme su confianza.- Les dijo, con lagrimas en sus ojos.
-Tranquila Jefa, tu eres la mejor de nosotros, te mereces nuestra confianza.- Le contesto Gutiérrez, mientras Gil y Arias asentían, y se disponían a ir hasta el apartamento forense, no sin antes dejarle las llaves de la camioneta.
No habían pasado ni cinco minutos de la ida de ambos agentes cuando las puertas del pabellón se abrieron y el Jefe salía inconsciente pero todavía con su brazo pegado a su cuerpo.
Ambas agentes se abrazaron de alegría, y acompañaron a la habitación compartida que compartiría con Ana.
-Ojala y los chicos consigan algo, o al mismo Ángelo, no me cae bien, pero nadie merece morir así, además, si no es el la próxima víctima, seguramente Valentine lo será.- Le dijo Gutiérrez, mientras se quitaba sus zapatos y se sentaba descalza en una incómoda butaca.
-Dios Gutiérrez, no había pensado en ello, debo contactar a Valentine, y pedirle que venga al hospital, nosotras la protegeremos.- Le respondió Laura, al tiempo que sacaba su teléfono y la llamaba.
-Hola señorita Cuevas, ¿Cómo me le va?- Le contesto Valentine, con ese tono erótico que hacía que una corriente eléctrica llegara directamente al sexo de Laura.
-Valentine, escúchame, Ángelo Colmenarez está desaparecido, y tengo la sospecha que tu eres la próxima.- Le dijo Laura, intentando no distraerse con sus pensamientos.
-¿Ángelo? No mi señorita, el está conmigo en mi apartamento, me trajo una botella de buen vino, y estamos por tomarnos unas copas, puedes estar tranquila.- Contesto Valentine, haciendo que Laura se calmara un poco.
-Ok, igual iré a buscarlos, pero no le comentes a Ángelo, el y yo no nos llevamos precisamente bien.- Le contesto Laura, al tiempo que se incorporaba para salir rumbo a su apartamento.
-Está bien señorita, le mando un beso, y a su dulce novia también.- Termino de decir Valentine, antes de colgar.
-Gutiérrez, cuídalos bien, si se despiertan antes de que llegue, me llamas.- Le ordeno Laura a la agente mientras sostenía las llaves de la camioneta.
Tardo bastante en llegar al apartamento de Valentine, por la cantidad de puntos de control y alcabalas del SEBIN que habían en los alrededores de la UCV, cuando se acerco le mando un texto para avisarle que bajara.
Aunque tardo un poco en responder, un simple “sube”; fue la respuesta, y aunque no tenía demasiado tiempo, pensó que era mejor apurarlos a ambos y explicarle la situación.
El vigilante le abrió, y cuando pudo entrar en el ascensor que a duras penas subía, su teléfono empezó a sonar.- Aquí Cuevas.- Contesto, pero la red telefónica era deficiente.
-Cu…Cuev..as… es Gut…ierr..ez.. el.. a…as…e..si…no… es… A…gelo…- Pudo escuchar desde el auricular Laura, que apenas pudo reconocer la voz de la agente Gutiérrez.
Las puertas del ascensor de abrieron, y despreocupadamente la agente llamo al timbre del apartamento de Valentine mientras recibía un texto de Gutiérrez, que desestimo al ver al Jefe de Ana abrir la puerta con dos copas de vino.
-Señorita Cuevas, que placer.- Exclamo Ángelo, mientras le tendía una de las copas sorprendiéndola.
-Gracias señor Ángelo, pero estoy de servicio y no puedo beber.- Le dijo al tiempo que entraba al apartamento y el Jefe de Ana cerraba la puerta tras de sí.
-No se preocupe señorita Cuevas, que no le diré a nadie, además, fue Valentine la que me dijo que le sirviera.- Le respondió Ángelo, mientras tomaba un sorbo de su propia copa.
-Bueno, tal vez acepte un trago ¿Dónde está ella por cierto?- Le pregunto al tiempo que aceptaba la copa.
-Valentine esta en el baño acicalándose, no se preocupe.- Le dijo mientras chocaban sus copas para brindar, y Laura tomaba un sorbo del vino.
En ese momento, Laura saco su teléfono, para escribirle a Gutiérrez, que todos estaban bien, cuando pudo leer el texto que había recibido anteriormente.- El asesino es Ángelo, sal de allí- Pudo leer la agente, mientras levantaba su rostro intentando disimular el terror en sus ojos.
-¿Y cómo está el Jefe Lucena? Debe ser duro perder un brazo.- Le pregunto Ángelo mientras se sentaba en el mueble de la sala.
-Pues el Jefe está mejorando, no sé si ya despertó, pero por lo menos lograron salvarle el brazo.- Le dijo, mientras intentaba mantenerse tranquila e ir hasta el estante de los retratos e intentar buscar a Valentine.
-Curioso, pensé que no había podido ir a la escena del crimen.- Contesto Laura, mientras notaba como su lengua empezaba a dormírsele.
-Bueno señorita, supongo que alguien que el Jefe Lucena tenga en tanta estima debe ser muy inteligente y ya imaginar porque lo sé.- Le respondió Ángelo, mientras cruzaba las piernas y miraba como Laura empezaba a sentirse mareada.
-¿Qué…. Que me diste a tomar?- Le pregunto Laura, ya empezando a sentirse completamente desorientada.
-Lo que le di a todos, claro, pero para ti y Valentine tengo planeado la cúspide del ritual a mi dios Horus, las últimas dos piezas de mi hexágono, así que no quiero que estén inconscientes.- Le respondió incorporándose, mientras veía como Laura sucumbía y caía con una enorme nube negra de puro terror en sus ojos, y un sentimiento de que nada de lo que hiciera podía ayudarla.
Ángelo la tomo por una de sus piernas y la arrastro hasta la habitación de Valentine, donde ya estaba ella suspendida en el aire amarrada de un gancho, completamente desnuda, con sus manos atadas a su espalda, y sus pequeños y pecosos senos apuntándola, aunque todavía sin un rasguño.
Con cuidado el asesino levanto y acostó a Laura en la cama, que no podía hacer nada para evitarlo, aunque veía y sentía como con delicados movimientos quitaba los botones de su blusa, y su pantalón, además de quitar su ropa interior, mostrando todo su blanco cuerpo y su sexo depilado.
Le amarro ambos brazos a su espalda, y usando el mismo nudo de Valentine, la suspendió a su lado, ambas pudieron mirarse en un momento, y aunque no podían decirse nada, el terror en ambas miradas estaba en su máximo punto.
-Bueno señoritas, ustedes tienen el honor de ser las últimas piezas de mi rito, y deben sentirse orgullosas, gracias a sus muertes, podre lograr mis objetivos.- Les dijo Ángelo, mientras sacaba una especie de espada pequeña, con un filo que solo se podía asociar con un bisturí.
Todo parecía perdido para la agente Cuevas, mientras veía como Ángelo se le acercaba, con intención de usar su bisturí en ella, completamente aterrada y llena de dudas.