La Detective Parte II
La agente Cuevas se enfrenta a un oscuro asesinato, y se encuentra cara a cara con la sospechosa por primera vez.
Los pensamientos de Laura estaban enfocados en los pasos que debía tomar para resolver el caso, mientras conducía la patrulla por las calles desiertas de Caracas.
Sin duda, sabía que su Jefe podría contener a los medios y sobre todo a los políticos un tiempo, pero en lo que saliera a la luz pública, el circo que se armaría, culpándose unos a los otros por el asesinato, hará casi imposible que el caso se resuelva, por lo menos realmente, sin chivos expiatorios.
Por lo que prácticamente estaban en una carrera contra el tiempo, y sin duda, todos los agentes involucrados, incluyendo su Jefe pensaban lo mismo.
Mostro su identificación al agente en la entrada del estacionamiento, que al ser nuevo no la conocía, y no creía que alguien tan joven como ella, podría tener tanta jerarquía, pero inmediatamente recibió la llamada del superior de vigilancia, y permitió su paso, lo que hizo con una cara de molestia que causo gracia en ella.
Entro a las oficinas desiertas del penúltimo piso del edificio, se sentó en su ordenador, y abrió su propio perfil de Twitter, Laura, no era fanática de las redes sociales, pero había logrado mantener contacto con varias amigas a través de él.
Este era prácticamente un perfil anónimo, ya que no tenía prácticamente información de Laura, salvo una foto antigua de ella, en sus tiempos de universitaria, por lo que pensó que a través de el podría intentar entablar contacto con la sospechosa, además que sería menos sospechoso hacerlo a través de una cuenta con varios años de actividad.
Al seguirla, no pensó que le devolvería el follow, así que se dedicó a stalkear a las personas que seguía, que eran realmente pocas, y principalmente personas de otros países, todas practicantes del BDSM.
Uno de los perfiles que la sospechosa seguía le llamo la atención, se hacía llamar La Dama de las Seis Puntas, era una Dominante venezolana de mediana edad, que en su TL, tenía todo tipo de tweets críticos de todos los factores sociales, políticos, y religiosos del país.
Lo que le llamo la atención fue que decía ser practicante de una religión que desconocía, basada en la fe hacia el dios egipcio Horus, que su símbolo era una especie de hexagrama, en referencia también a Saturno.
Justo cuando Laura empezaba a maquinar alguna conjetura, un mensaje directo la sorprendió, se trataba de la sospechosa, Valentine, que le había devuelto el follow.
-No soy una cuenta cursi, ni firmo Grey, si tienes dinero, y quieres entregarme tu cuerpo y alma, podremos conversar.- Valentine le había escrito este mensaje a Laura, que se encontraba desconcertada, no entendiendo como alguien que acababa de descuartizar a un hombre, podría entrar a su Twitter, y buscar más clientes.
Laura tardo más de la cuenta pensando que responder, quería evitar presionar a la sospechosa, pero también entendía que esta era una oportunidad única para poder establecer contacto.
-Eeeee, bueno, yo soy Laura, dinero como tal, no tengo mucho, pero me da muchísima curiosidad el tema del BDSM.- Tecleo en contestación la agente, unos diez minutos después de que recibió el mensaje.
-¿Sabe usted que es de la peor educación dejar a alguien esperando respuesta más de cinco minutos? Esta son la clase de falta que merecen un castigo severo.- Escribió la sospechosa, haciendo que Laura tragara grueso de imaginar, que tipo de castigos podría hacer alguien que es capaz de mutilar a una persona.
-¿Castigarme por eso? ¿Acaso sabes la velocidad de las conexiones en este país? Estas meando fuera del perol, si piensas que me dejaría castigar por algo así.- Contesto en respuesta Laura, de forma desafiante, pensando luego, que tal vez debió actuar de forma sumisa, pero no nació con esos genes, iba contra su naturaleza.
-No solo me contestas desafiante, me tuteas y criticas el modo en que castigo a mis Sumisos y Sumisas… sin contar esa fea frase coloquial… van cinco faltas… Con la primera.- Contesto Valentine, haciendo que una especie de corriente eléctrica atravesara la columna vertebral de Laura, y se mordiera el labio queriendo gritar de rabia.
-Mira, tu, tipa, solo quería preguntarte sobre esta pendejada del BDSM, pero eres insoportable, hasta nunca.- Tecleo y envió Laura prácticamente sin pensar, a lo que de inmediato se dio cuenta, podría ser el peor error que hubiera cometido, y como consecuencia tal vez nunca podría tener contacto de nuevo, pero esa mujer la saco de sus casillas con su aptitud superior.
-Curioso… puedes ser un digno reto Señorita Laura… Si todavía estas interesada, te invito un café mañana a las ocho en la Librería Kalathos, ¿la conoces supongo?- Su respuesta la sorprendió, pensó que había perdido cualquier oportunidad de entablar contacto con la sospechosa, y ahora podría incluso verla en persona.
-¿Tú crees que una no trabaja acaso? Yo a esa hora estoy en mi trabajo, dime una buena razón para escaparme de mi trabajo, solo para conocer a alguien tan odiosa.- Laura sabía que estaba jugando con fuego, pero actuar como ella era realmente, le había brindado esta oportunidad, y quería aprovecharla.
-Tengo una cita más tarde con un cliente, que SI VA A PAGARME, así que no me presione, quiere respuestas, yo puedo contestarle lo que quiera.- Leyendo la respuesta de Valentine, la agente entendió que estaba bueno de soberbias.
-Ok, ok, acepto, pero, ¿cómo te reconozco?- Pregunto Laura, que al mismo tiempo buscaba su celular para avisar a su equipo.
-Créame Señorita, no tendrá problemas en reconocerme, en cambio, yo tengo que valerme de una foto antigua de su perfil para hacerlo.- La respuesta de Valentine tiene lógica para Laura, no solo era vieja la foto, la resolución no permitía detallar su rostro.
-Ok, te mandare una foto, pero no quiero que la estés subiendo en ninguna pagina loca.- Le contesto Laura, mientras buscaba en su ordenador consiguiendo una que se había tomado antes de ir a una cena con Ana, así que no perdió más tiempo, y la mando.
-Bueno, por lo menos tanta soberbia tiene su premio, Señorita Laura, la espero puntual mañana… Feliz noche... PD: Que sea la última vez que me tutea- Término de escribir Valentine, cortando la comunicación, y a pesar de no haber entendido completamente que había pasado, llamo de inmediato al Jefe.
-Jefe, buenas noticias, tuve contacto con la sospechosa, me cite con ella mañana en la Librería Kalathos.- Le dijo Laura desde su celular, orgullosa por su logro.
-Sin detalles Cuevas, por lo menos no por teléfono, cuadra tu equipo para que te brinden protección, no puedo hablar, suerte.- Le contesto con voz baja el Jefe, colgando inmediatamente luego.
Llamo a sus agentes, y los cito para las seis de la mañana, para cuadrar el plan de acción, sería un logro importantísimo resolver tan rápidamente este caso, por lo que todo debía ser perfecto.
Salió de nuevo del edificio rumbo a su apartamento, para cambiarse la ropa, unas botas policiales, no eran del perfil de una oficinista.
Cuando llego a su apartamento, eran ya pasada las tres de la mañana, Ana no había llegado, y por lo que le reportaba Arias, todavía no habían terminado de levantar el cadáver del Jefe de Seguridad de la Conferencia Episcopal.
Se fue a su cuarto para intentar dormir una hora, antes de arreglarse y volver a las oficinas del CICPC, empezó a desvestirse, pero cuando se quito sus pantis blancas, sintió la tela todavía húmeda producto de los jugos de su sexo, aunque no recordaba en qué momento se excito lo suficiente como para que esto sucediera.
No le dio más vueltas, y se durmió, necesitaría su mente fresca mañana si quería resolver el caso lo más rápidamente posible.
Su teléfono sonó media hora después, pero no era la alarma, era Ana que la llamaba, por lo que rápidamente se incorporo y le contesto.
-No hables...el sujeto murió por un corte en su yugular hecho con una especie de navaja muy afilada, pero lo que nos desconcierta, es que no hay indicios de resistencia, lo que podría apuntar a que fue sedado con algún fármaco, pero sin reactivos, no podremos identificarlo en los laboratorios hasta conseguirlo, tal vez en un par de días.- Ana tomo pausa, hablaba muy bajo, por lo que era evidente para Laura que estaba oculta.
-No llevaremos el cuerpo a la morgue de Bello Monte, por lo que pude oír, iremos hasta el departamento de patología de la UCV, donde el Director controla toda una ala, y garantizara que nada se filtre, en lo que pueda, te volveré a llamar, te amo.- Escuchar la voz de Ana fue un bálsamo para Laura, quien sabía que corría mucho riesgo al decirle toda esa información, además, nadie mejor que su novia sabia que el Director, por más buen forense que fuera, era un zorro, que buscaría sacarle algún provecho a la información.
Se levanto, y fue directo a la ducha a tomar un baño reparador, podría informarle de todo esto cuando llegara a las oficinas del departamento.
El agua recorrió todo su cuerpo, de golpe su sexo se encendió, pero lejos de hacerlo por su Ana, lo hizo cuando recordó las fotos del perfil de Valentine, y aunque no quiso aceptarlo, por la pelea virtual que ambas tuvieron.
Cuando sus dedos rozaron su clítoris, una fuerte oleada del más profundo placer, casi la hacen llegar al clímax, lo que la sorprendió de sobre manera, Laura quería tocarse, en realidad lo necesitaba, pero a su vez, la agente no quería darle el gusto de que un orgasmo suyo, fuera en nombre de Valentine.
Salió como pudo de la ducha, todavía con su cuerpo en llamas por la oleada de excitación y placer, se seco, y vistió como en su mente se vestiría si trabajara en una oficina normal, no en una donde resolviera homicidios.
Saco del fondo de su armario los mocasines y pantalón de vestir negros, que había usado el día que presento su tesis en la universidad, suspirando de alivio porque no había engordado mucho en casi ocho años.
Se puso una camisa de vestir blanca manga larga, que poco acostumbraba a usar, por lo fácil que era mancharla con cualquier cosa, maquillándose sutilmente, con apenas un poco de rubor y lápiz en sus ojos.
Su cabello largo y castaño, estaba acostumbrado a no tener el cuidado que merecía, pero seguía siendo fiel a Laura, por lo que solo con una rápida cepillada, puro domarlo lo suficiente para parecer que se había peinado.
Laura se miro al espejo antes de salir, cualquiera pensaría que es una oficinista común y corriente, salvo por la placa y pistola que llevaba dentro de su cartera.
Era normal que un lunes a las cinco de la mañana, ya hubiera algo de tráfico en ciertas zonas de Caracas, pero el clima estaba completamente tupido, anunciando lluvias en las horas venideras, por lo que había poco movimiento en las calles, todavía a esas horas.
Cuando llego a la oficina, ya Gutiérrez y Gil estaban esperándola sentados en la sala de reuniones, Arias seguía cuidando a los forenses, y era lo mejor, pensó Laura, nadie intentaría nada con un mostro de casi dos metros vigilando.
-Buenos días.- Saludaba a ambos Laura, que con sus manos les pedía que no se levantaran de sus sillas.- ¿Qué información me tienen?- Les pregunto antes de entrar en el plan con Valentine.
Gutiérrez fue la primera que hablo.- Solo uno de los empleados del turno de la noche vio algo de interés, un chico de apenas dieciocho años, que trabaja de botones, tienes las hormonas tan alborotadas que intento seducirme por teléfono.- Expuso la agente mientras sacaba su agenda electrónica, y mostraba el perfil de Facebook del chico.
-Parece que vio a una mujer de aproximadamente treinta años, blanca, de mediana estatura, con el pelo castaño recogido en una cola, labios rojos, y voy a citar textualmente “un trasero pequeño y penetrable”, iba vestida con un traje de cuero negro con rojo, y una maleta mediana de ruedas, que no quiso que le ayudaran a llevar, intente localizarla con las cámaras de vigilancia, pero están muy mal ubicadas, solo obtuve una imagen con muy baja resolución de esa mujer entrando al edificio.- Termino de decir la agente Gutiérrez, mostrando la foto, de muy mala calidad.
-Esa mujer es nuestra sospechosa, de eso no hay duda.- Agrego Gil, mirando la fotografía del video de baja calidad.
-Ese video no es suficiente para comprobar que estuvo con la víctima, la tarjeta que encontró el Jefe en el suelo, tampoco lo es.- Contesto firmemente Gutiérrez.- Solo nos sirve para ubicar a la sospechosa en el lugar y momento correcto.
-Tienes razón.- Acepto Gil, antes de exponer ahora sus averiguaciones.- La victima tenia cincuenta y cuatro años, divorciado con dos hijos, había sido párroco, renunciando cuando conoció a su ex esposa, pero siguió ligado a la iglesia, como escolta, parece que lo hizo tan bien que desde hace diez años, es Jefe de toda la seguridad.- Hizo una pausa para darles una copia del informe a cada una.
-Lo que pocas personas sabían, es que practicaba eso del BDSM desde joven, principalmente como el que “lleva cuero”.- Gil se notaba visiblemente incomodo hablando de estos temas delante de dos mujeres, por más profesional que sea, es un caballero de la vieja escuela.
-Sumiso Gil, la palabra es Sumiso, y no “lleva cuero”; recibe castigo.- Le dijo Laura, ayudándolo a que perdiera un poco la vergüenza.
-Bueno, disculpen, la víctima era un sumiso, a que le gustaba recibir castigo, por la información que extraje de la laptop en su vehículo, llevaba en estas prácticas unos diez años, desde que había viajado a España por trabajo, además descubrí algo que me intrigo muchísimo… no era la primera vez que contrataba los servicios de Valentine, por lo que leí, tenía cuatro años como sumiso de esa mujer.- Las últimas palabras de Gil, hicieron que las agentes se miraran una a la hora, también sorprendidas por esa revelación.
-Algo estamos pasando por alto, ¿Tenía algún otro enemigo?- Pregunto Laura, que estaba intentando pensar en un motivo para tal asesinato, pero no era capaz de imaginárselo.
-Muchos, era el Jefe de seguridad de una de las organizaciones más odiadas del país por lo que representa, además, a mucha gente de lado y lado le convendría esta noticia, pero el simbolismo de su asesinato es lo que me intriga.- Contesto Gil, sin dejar de mirar su libreta de apuntes.
-Bueno, ahora me toca a mí, Ana me llamo antes de venir, nuestra víctima fue degollada con una hoja muy afilada, no opuso resistencia, presumen que fue sedado de algún modo, aunque no lo pueden comprobar todavía, además, como les adelante, hace unas horas hice contacto con la sospechosa usando mi perfil personal de Twitter, tranquilos, no tiene información mía, más que mi nombre de pila.- Comenzó Laura a exponer sus propios hallazgos, mostrando desde su celular su perfil.
-Como habíamos adivinado, la mujer es una Dominante que cobra por sus servicios, no me pregunten cómo, pero logre que me diera una cita para mañana a las ocho, como les había adelantado.- Término de exponer Laura, tomando asiento frente a los agentes.
-¿Cuál es la orden Cuevas? ¿Arrestarla en lo que la veamos?- Pregunto Gil, con rostro muy serio.
-Pues eso es lo que quería conversar con ustedes, arrestarla de una vez no nos daría un caso muy sólido, no sé si puedo sacarle alguna información primero, o incluso luego de nuestra cita, seguirla.- Contesto Laura, deseaba poder sacarle la información a Valentine, y si podía, hacerla sufrir por la forma en que la trato.
-Eso sería arriesgado Cuevas, además que no sabemos si ella tiene algún modo de descubrir que eres agente, deberíamos llamar al Jefe y preguntarle qué opina- Le respondió Gutiérrez, mientras Gil asentía en aprobación.
-Creo que tienen razón, lo llamaremos enseguida.- Acepto Laura mientras ponía su teléfono en altavoz y llamaba al Jefe.
-Aquí Lucena.- Contesto el Jefe, Laura pudo notar que estaba caminando algo apurado por la agitación de su voz.
-Jefe, que haremos con la sospechosa, ¿Procedemos a arrestarla en el sitio?- Pregunto Laura, que sabía que debía ser rápida en sus preguntas en este momento.
-No, no pueden tocar a la sospechosa, no sé quien carajo es, pero desde que mencione su nombre a mis superiores, me prohibieron investigarla, incluso tengo gente de inteligencia militar siguiéndome.- Contesto el Jefe, por lo bajo, lo que provoco una reacción de sorpresa de los agentes.
-No he dado el nombre de ninguno de ustedes en la investigación, salvo el de Arias que todavía cuida a los forenses, si pueden hacer contacto con la sospechosa, háganlo, averigüen lo que puedan rápido, es cuestión de tiempo para que perdamos el control, están solos, de nuevo, suerte.- Termino de decir el Jefe antes de colgar.
-Maldita sea, sabía que este caso traería mierda consigo.- Exclamo visiblemente alterado Gil, el Jefe y el habían sido compañeros desde que fueron a la academia juntos, por lo que le preocupaba lo que pudiera pasarle.
-Tenías razón, de ahora en adelante tendremos que ser más cuidadosos.- Le dijo Gutiérrez, mientras ponía la mano sobre el hombre de Gil para tranquilizarlo.
-Le haremos caso al Jefe, preparémonos para la cita con la sospechosa, averiguaremos lo que podamos, ustedes dos irán en la camioneta de Arias, no tiene placa oficial, y tiene buen papel ahumado, me darán apoyo en caso de que lo necesite.- Les ordeno Laura, que podía imaginar lo peligroso que sería seguir adelante con el caso.
-Así será Cuevas, ¿Qué haremos con Arias?- Pregunto Gil, algo más calmado.
-Deben tener sus líneas telefónicas bajo vigilancia, pero podemos contactarlo a través de su cuenta en Twitter.- Respondió Laura.- Debe de estar todo el día leyendo chistes con los cuales jodernos la paciencia.- Termino de decir, al tiempo que le escribía desde su teléfono un Dm, explicándole la situación, y que seguramente estaría siendo vigilado.
-¿Leyendo chistes? Lo seguro que ve todo el día, es porno.- Agrego Gutiérrez, provocando la sonrisa de todos, la primera del día en realidad.
-No lo dudamos.- Agrego Gil, que se levantaba para buscar la camioneta que tenía Arias estacionada en el parqueadero del edificio.
Gutiérrez y Laura se quedaron afinando los detalles, no sabían nada de la sospechosa, más que el nombre, y como era físicamente, y el sitio en cuestión estaba en una avenida difícil de controlar, por lo que Laura estaría expuesta mientras este dentro de la librería.
Pero ambas sabían que esta era su oportunidad, cuando tuvieron todo en punto, bajaron hasta el estacionamiento donde Gil los esperaba con la camioneta preparada.
Todavía era temprano, pero con el tráfico lunero de Caracas, tardarían algo en llegar hasta la librería.
Gil y Gutiérrez aparcaron la camioneta en la acera de frente, para tener una visión periférica de la entrada de la librería, Laura se sentía nerviosa de tener que hacer contacto solo, teóricamente era la primera vez que estaría en contacto directo con un sospechoso de asesinato.
Entro a la librería, pidió un café negro grande, y agarro uno de los libros que estaban libres para leer, sentándose en la puerta más alejada de la entrada del local.
Todavía faltaba un par de minutos para la hora citada, a Laura siempre le sorprendía como pasaba de rápido el tiempo en las mañanas capitalinas.
A las ocho en punto, una brisas trajo consigo el aroma de un delicioso perfume, lo reconocía por que era su preferido, Versache BlackJean, y no pudo evitar levantar la vista para buscar su portadora.
De golpe la vio entrando al local, con unas hermosas botas de vestir, un pantalón jean, y una chaqueta de cuero ceñida al cuerpo, negro sobre negro, de su mano colgaba un casco de moto fucsia.
Su blanca piel contrastaba con el rojo de sus labios, y el castaño de su cabello, no era una mujer de cuerpo despampanante, pero la energía y seguridad que trasmitía hacia que todos en el local la miraran lívidamente.
-Señorita Laura, un placer.- Le dijo Valentine, estirando su mano en forma de saludo.- Por lo menos es puntual, me imagine esperándola horas.
Laura tardo un segundo en reaccionar, sus ojos de un profundo verde hicieron que por un momento, se quedara perdido en ellos, estiro su mano torpemente para devolverle el saludo.- Tal vez sea una maleducada, pero siempre he sido puntual, tu por lo menos, nunca dejaras de ser una odiosa de primera.- Le contesto cortante, intentando disimular lo impresionada que estaba por Valentine.
-Estoy de buen humor esta mañana, así que no responderé a ese comentario.- Le contesto Valentine quitándose su chaqueta, traía puesta una camiseta negra manga corta de los Ramones, en su brazo tenía un tatuaje con un símbolo, que Laura reconoció de inmediato, era un hexagrama.
-¿Tienes humor? Debe ser algo importante como para que una odiosa como tú, diga eso.- Contesto Laura, mientras tomaba un sorbo de su café, deseaba averiguar todo lo que pudiera, pero más que eso, quería hacerla molestar.
-Pues sí, tengo una cita importante con un cliente en una hora, y pues, no puedo negar que tomar un café con un reto tan bello como usted… alegra cualquier día.- La respuesta de Valentine hizo que se ruborizara, y desde su sexo sintió una corriente eléctrica que subió hasta su espalda.
-Ejem.- Trago grueso Laura, mientras se acomodaba en la silla, sintiendo como sus pantis empezaban a humedecerse.- A lo que vamos Valentine, no tengo toda la mañana, ¿Cómo es eso del BDSM? ¿Qué haces tú exactamente?- Pregunto intentado cambiar rápidamente el tema, no entendía como esta mujer podía tener tal efecto en su cuerpo.
-Le prometí que si venia te contestaría lo que quisiera, y soy mujer de palabra, solo le pido que deje de tutearme, porque voy acumulando faltas en su cuenta.- El rostro de Laura se termino de calentar, al igual que todo su cuerpo al escuchar esas palabras, y apretó sus muslos con las manos para evitar cachetearla.
-Mire… no me moleste más, que le puedo asegurar que golpeo más duro que usted.- Contesto Laura, a punto de perder la cordura.
-Bueno, lo importante es que ya no me tutea, bien hecho.- Le respondió Valentine, mientras le hacía señas a la mesera para que le trajera el mismo café que Laura tomaba.
-El BDSM podría definirlo como una relación simbiótica entre Dominante y Sumisa, donde prima la búsqueda del placer que provoca la entrega y el castigo.- Empezó a exponer Valentine, mirando fijamente a los ojos de Laura.
-¿Placer en un castigo?- Pregunto Laura realmente interesada, aunque había leído sobre el tema, nunca hubiera imaginado que el placer tuviera algo que ver.
-Existen muchas maneras de dar placer, y el dolor bien provocado, puede canalizarlo profundamente, además, el castigo es solo un medio, no una forma.- Intento responder Valentine, mientras tomaba una pausa para recibir el café, y tomaba un pequeño sorbo.- Imagine usted por un momento, que la tengo en mi cama desnuda, vendada, boca abajo, con sus brazos abiertos amarrados a cada esquina de la cama, y su culo en pompa, usted no sabe lo que le voy a hacer, pero puede imaginárselo, y eso le causa expectación, ansiedad… eso es BDSM, a eso es que me dedico.- Cada palabra que Valentine arrastro en forma de susurro por sus labios, era un toque directo al clítoris de Laura, que se imagino incluso el sabor de las sabanas.
Laura termino tosiendo incomoda, debía conseguir más información, por lo que siguió interrogándola.- Me da muchísima curiosidad saber qué tipo de clientes pagan tus servicios, deben ser personas importantes.- Aunque sus capacidades histriónicas nunca fueron probadas en campo, logro calar la pregunta.
-La señorita Laura tiene curiosidad, interesante… Pues muchos de mis clientes son importantes, ministros, militares de alto rango, políticos, asambleístas, incluso te podría hablar de un par de cónsules extranjeros.- Respondió despreocupadamente Valentine, más preocupada en impresionar a Laura, que en cuidar sus espaldas, esa revelación le permitió entender porque el recelo en cuanto investigarla.
-¿Y hoy invitas a una pelabolas a tomar un café? ¿Si sabes que apenas tengo para pagar mis gastos personales? Pregunto Laura acercándose su propia taza de café hasta sus labios, midiendo la reacción de su sospechosa.
-Yo puedo pagar el de ambas…- Contesto Valentine tomando una ligera pausa.- Y nunca nadie me había hablado como usted lo hace, y eso me intriga, quiero conocerla señorita Laura.- Termino de decirle, mientras se mordía ligeramente su labio inferior.
-Yo tengo novia.- Respondió Laura, casi inconscientemente, aunque en realidad se lo decía a sí misma.
-No me importa, yo no quiero ser su novia…- Le dijo Valentine, sonriendo malévolamente, mientras volvía a tomar un sorbo de su café.
En ese momento Valentine miro rápidamente su reloj.- Me tengo que ir, debo ir a una cita con un cliente, pero te invito a cenar mañana.- Termino de decir, mientras se incorporaba, volviéndose a poner su chaqueta.
-Pe, pero, necesito preguntarte más cosas.- Contesto sorprendida, no quería dejar de interrogarla… no quería dejar de estar con ella.
Valentine se acerco hasta Laura, inclinándose para darle un suave y rápido beso en sus labios, la agente estaba tan sorprendida e impactada, que no pudo hacer nada para evitarlo.
Cuando Valentine salió del local, fue que Laura pudo reaccionar, llamando desde su celular a Gil.- Acaba de salir, anda en moto, casco fucsia.- Le dijo, mientras se incorporaba rápidamente, para pagar y salir del local.
Gutiérrez y Gil la esperaban en la camioneta, fuera del local.- En esta camioneta y con el trafico de esta hora jamás la alcanzaremos.- Exclamo Gil, que nada más Laura se monto, arranco a toda la velocidad intentando ver hacia donde iba.
-Cuevas, ¿Qué pudiste averiguar?- Pregunto Gutiérrez, sosteniéndose fuertemente del tablero.
-Casi nada, solo que tiene una cita con otro cliente justo ahora.- Le respondió intentando tranquilizar sus emociones.- Y me cito en su apartamento esta noche, me mandara la dirección por Twitter más tarde.- Laura pudo sentir los ojos de Gil, mirándola por el retrovisor.
-Bueno, es un avance, pero pienso que puede ser muy peligroso.- Contesto Gil, mientras giraba bruscamente el volante para tomar una intersección.
Pero cuando terminaron de agarrar la autopista, un embotellamiento total daba por terminada la persecución.- ¡Mierda!- Grito Gil, golpeando el volante.
El teléfono de Laura empezó a sonar, era un número desconocido, y aunque al principio dudo, decidió tomar la llamada colocándolo en altavoz.- Cuevas, acaban de encontrar otro cuerpo en el hotel Aladdin del Rosa, habitación SM, parece que sucedió anoche, serán los primeros en llegar.- Por su voz identificaron a su Jefe de inmediato.
-Iremos para allá inmediatamente, ¿Todavía está bajo vigilancia?- Contesto Laura, que no estaba sorprendida por la noticia, había sospechado por la forma del asesinato, que se repetiría, lo que no imagino es que sería tan pronto.
-Sí, aunque justo ahora estoy en las oficinas del SEBIN, intentando investigar quien dio la orden para que me vigilaran.- Respondió el Jefe Lucena sumamente calmado, como si tuviera el control total de la situación.
-Jefe, pudimos hacer contacto con la sospechosa, parece que ofrece sus servicios a personas muy importantes.- Agrego Laura, mientras Gil intentaba salir del embotellamiento para ir rumbo al hotel.
-Lo esperaba, debemos suponer que cualquiera que esté en un alto cargo está relacionado con la sospechosa, haz contacto con tu novia, quiero que sea ella quien vaya a la nueva escena del crimen.- Laura primero se sintió incomoda que el Jefe se refiriera a Ana como su novia, pero entendió que no estaban para formalidades.
-Copiado Jefe, cuente con nosotros.- Termino de decir Laura antes de colgar, por un momento sintió nervios, pero sabía que contaba con el mejor equipo.
-Gutiérrez, nada más lleguemos al hotel, quiero que busques información con sus trabajadores, ellos no tienen tantos como el Gran Meliá, y pidas las grabaciones de vigilancia.- Laura sabia que la agente no sería tan necesaria en la escena del crimen, y ya había visto cómo le había afectado la pasada noche.
-Considéralo hecho.- Respondió la agente Gutiérrez, mientras empezaba a buscar información del hotel desde su teléfono.
-Gil y yo entraremos a la escena del crimen, tenemos que actuar rápido, y tomar todas las fotografías que podamos.- Término de ordenar, mientras buscaba el número de Ana y empezaba a repicar.
-¿Puedes hablar?- Fue lo primero que dijo Laura, al escuchar que Ana le había contestado.
Una puerta se escuchó cerrarse a través del teléfono.- Ahora si.- Contesto Ana, con voz realmente baja.
-Te necesito ya, en el hotel Aladdin, habitación SM.- Exclamo enérgicamente Laura, viendo que Gil, por fin podía salir del tráfico, y no tardaría en llegar hasta la escena del crimen.
-Laura, de verdad no creo que este sea el momento como para pensar en ir a un hotel así, y menos uno tan costoso.- Le contesto Ana, haciendo que tanto Gutiérrez, como Gil, soltaran una fuerte carcajada.
-Dios… fue mi culpa, hubo otro asesinato, no quiero a otra forense en la escena del crimen, antes de que tú la revises, dile a Arias que te traiga, te espero.- Respondió Laura completamente ruborizada, no había medido sus palabras, y en ese sintió alivio que Arias no la hubiera escuchado.
-¿En serio crees que pueda hacerme cargo de una escena así sola?- Pregunto Ana, que dudaba de su capacidad.
-Si lo creo… y para que quede claro, fue el propio Jefe quien te pidió para la escena.- Respondió Laura, sabiendo que sería más que suficiente para animar a su novia.
-Entiendo, allá nos vemos.- Término de decir Ana, para luego colgar.
Gil llego con su camioneta al hotel, mostrando su placa en la entrada para que le dieran paso, el gerente los estaba esperando, con su rostro pálido y aspecto de haber vomitado varias veces.
Los agentes se bajaron rápidamente, Laura pudo ver que efectivamente el gerente había vomitado, su camisa y pantalones manchados lo delataban.
-Gracias a dios llego, es la cosa más horrible que he visto en mi vida, la mucama que entro conmigo está todavía en shock.- Le dijo el gerente a Gil saludándolo.- Sus asistentes pueden quedarse acá para que no se impacten.- Termino de decir, haciendo que Gutiérrez hiciera una mueca de molestia, aunque a Laura no le importo.
-No son mis asistentes, ambas son agentes de CICPC.- Le respondió Gil con tono tranquilo.- Ella es la agente Cuevas, y es la Jefe en la investigación.- Termino de decir, señalando hacia Laura, y causando que el gerente trastabillara de la sorpresa.
-Lo siento mucho, nunca había visto agentes mujeres en el país.- Contesto nervioso el gerente, visiblemente apenado.
-No se preocupe.- Le dijo Laura para tranquilizarlo, mientras se dirigía hacia la habitación SM, junto con Gil, mientras Gutiérrez se quedaba con el gerente para interrogarlo.
-Sea lo que sea que veamos allí, tienes que saber que creo que tratamos con un solo asesino.- Le confeso Laura a Gil mientras se acercaban a la puerta.
-Eso creo… pero significaría que es un asesino serial, y no existía uno de estas características desde hace varios años.- Gil le respondió, evitando imaginar que harían los medios y políticos luego de enterarse.
La puerta del cuarto estaba abierta, y el olor a muerte y sangre era incluso mayor al del anterior asesinato, Laura toco el hombro de Gil, para que la dejara pasar primero, no quería que nada se le atravesara en su campo de visión.
Nada más entrar, casi tropieza con uno de los brazos de la víctima, que también estaba descuartizada en seis partes, solo que en esta oportunidad, una gran cantidad de velones negros rodeaban la cabeza.
Laura y Gil no eran personas religiosas, lejos de eso, creían en los hechos, en lo empírico, pero en ese momento, ambos sintieron una energía negativa golpearlos fuertemente, tan fuerte, que querían salir de ese cuarto, y solo su profesionalismo los obligo a mantenerse.
Gil se agacho para mirar el rostro de la víctima, y palideció al reconocerlo.- Cuevas, este sujeto es Luis Amparo, parte del alto mando militar.- Laura se acercó e inmediatamente pudo confirmarlo, ya que en repetidas ocasiones lo había visto en cadenas de radio y televisión.
-Mierda...- Exclamo Laura llevándose las manos a la boca.
A lo que Gil solo pudo contestar.- Si… Mierda.
Lista de Personajes
Laura Cuevas: Agente del CICPC de la división de homicidios de alto perfil, tiene 30 años, graduada con los mayores honores de criminalística, viven con su pareja Ana Ramos.
Ana Ramos: Forense de la Morgue de Bello Monte, tiene 28 años, es pareja de Laura Cuevas.
Jefe Lucena “El Jefe”: Es la máxima figura del CICPC, y por ende, del equipo de trabajo de Laura Cuevas, tiene 49 años.
Agente “Gil”: Segundo al mando del grupo investigador de Laura Cuevas, tiene la misma edad del Jefe, el mejor sabueso de todo el cuerpo.
Agente “Gutiérrez”: Mujer de 42 años, investigadora, y especializada en trato a testigos, se encontraba de vacaciones al momento del asesinato.
Agente Arias: Hombre moreno de dos metros y 45 años, con un chiste para toda ocasión.
Valentine: Dominatrix venezolana de 30 años, principal sospechosa en la investigación.
Luis Noriega: Primera víctima y jefe de seguridad de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Luis Amparo: Segunda víctima, parte del alto mando militar.