La despedida de soltera de mi prima Ana - 4

4.El negro. En el viaje a la sierra, Ana nos cuenta como disfrutó con su amiga negra, el novio negro de su amiga y el amigo negro del novio de su amiga.

La despedida de soltera de mi prima Ana:

  1. El negro.

Salimos del pub y nos proponen ir a casa de Lucas y Emilio, que comparten piso, a tomar la última, porque el que más y el que menos estaba pensando en terminar la noche follando, pero Emilio dice que mejor vayamos al chalé que sus padres tienen en la sierra pues este fin de semana no iba a ir nadie. Aunque al principio hubo resistencia por lo lejos que estaba, al final, entre que Ana nos dijo que el piso era un poco cutre y que nos dimos cuenta de que el chalé sería más amplio para desmadrarnos a gusto, aceptamos sin más pegas.

Nosotras habíamos ido todas apretaditas en el coche de Miriam y los chicos habían venido en dos coches, pero uno de ellos era de esos grandes con dos filas de asientos traseros, que era el de Jorge, así que empezó el reparto de quien iba en cada coche, Ana y yo elegimos el grande y con nosotras se apuntaron a parte de Jorge como conductor, Carlos de copiloto y detrás de nosotras en la tercera fila entraron Martín y Lucas. En el coche de Miriam, se coló Emilio de copiloto y detrás Héctor y Esteban escoltando a Caridad que se situó en medio de ambos. En el otro coche que era el de Enrique, de copiloto se colocó Antonio y Fran estuvo listo y se puso detrás en medio de Elena y Laura.

Nos pusimos en camino, los tres coches en fila india y nos empezamos a llamar con los teléfonos móviles, conectamos un móvil en cada coche en manos libres y en modo conferencia, para poder oír todo lo que se hablaba en todos los coches y fue Martín quien propuso que contáramos alguna historia para hacer el viaje más agradable y Antonio acotó que fueran historias eróticas para hacerlo más interesante y Laura dijo que si eran historias reales que todavía mejor y Carlos nos incitó a las chicas a que contáramos la mejor experiencia sexual que nos hubiera sucedido en nuestra vida, a lo que Jorge añadió: -¡hasta hoy!-. Pues fue Ana la primera que se lanzó.

“Bueno, a los diecinueve años yo ya había hecho casi de todo, pero tenía una gran obsesión que era hacérmelo con un negro. Si, por supuesto estaba el mito de que la tenían muy grande y de la potencia que se gastaban y quería comprobarlo, además me daba mucho morbo el tema del color, como veis yo soy bien blanca y rubia y pensaba que al chico también le daría morbo el contraste de colores.

La oportunidad se presentó cuando en la facultad conocí a una chica negra sudafricana, nos hicimos amigas y con el tiempo le confesé mi gran deseo, ella al principio se hizo como que no iba con ella la cosa, pero un día me invitó a salir con su novio y un amigo de éste. Como su novio era negro supuse que el amigo también lo era. Bueno pues si lo era. Después de la consabida cena y de las copas, el novio de mi amiga nos dejó pues tenía que trabajar, parece que tenía turno de noche en una obra o algo así, nos quedamos con el otro. Nos fuimos al apartamento de los chicos pues lo compartían, bastante cutre la verdad, pero a mi lo que me interesaba era la polla del negro y no su apartamento. Bueno lo de siempre, pusimos música, nos servimos una copa y charla intrascendente. Yo estaba sentada en el sofá al lado del negro, que por cierto se llamaba Mamadou y era de Senegal y en el sillón de al lado mi amiga Zanele. Decidí ir al grano y le solté de repente al negro ¿Quieres follar? Evidentemente se quedó cortado sin saber si la cosa iba en serio o en broma. Pero yo no esperé su respuesta. Le espeté: sabes que llevo mucho tiempo queriendo saber si los negros tenéis la polla tan grande como dicen. Él seguía sin saber que decir. Bueno pues me lancé. Le metí mano a la bragueta y le besé. Le lamí bien la lengua y le bajé la cremallera del pantalón. Sentí que la polla rápidamente crecía, sin dejar de besarle y chupeterrearle introduje la mano en el calzoncillo y noté la polla caliente y dura, que enseguida se desparramaba fuera del calzoncillo y ¡oh sorpresa! era bien grande y negra como yo había imaginado en mis sueños lúbricos. Una vez fuera la pajeé con la mano y la polla se puso totalmente tiesa. Después de un rato más de meneo arriba y abajo terminé metiéndomela en la boca, debía tener 25 cm por lo menos y yo me la tragaba hasta donde podía, me llegaba hasta el fondo de la garganta. La chupaba, la lamía, la mordisqueaba y le apretaba los huevos. También me comía los huevos mientras le masturbaba, me restregaba la polla por la cara, que delicia, estaba chorreando de placer cuando me fijé que Zanele estaba en el sillón con las piernas abiertas, ya sin bragas y tocándose la concha, observé como abría su concha, y dejaba ver el interior rojizo que contrastaba con su color negro exterior. Se agarraba el clítoris con los dedos, lo masajeaba y pasaba el dedo corazón por su abertura, introduciéndolo a veces en la vagina, ¡que calentón! la vista del chocho de Zanele me impresionó tanto como la de la polla de Mamadou. Así que me dio un pasmo y sin saber casi lo que hacía y sin dejar de agarrar la polla de Mamadou con una mano, me lancé a chuparle la concha a Zanele, lamí el clítoris, chupé los labios y metí mi lengua en su cavidad íntima, ¡que placer! Zanele gemía de gusto, Mamadou por fin reaccionó y como yo estaba de rodillas chupando el coño de Zanele que estaba casi tumbada en el sillón con las piernas para arriba, se colocó detrás de mí, me bajo las bragas sin llegar a quitármelas del todo y me la endiñó en el coño. No tardé mucho en correrme con Mamadou embistiendo y golpeando mi trasero y yo con la cara y la boca empotrada en la vulva de Zanele. Recuperada del orgasmo me di cuenta de que Mamadou estaba ya por correrse dentro de mí, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de saborear su leche que en mi delirio imaginé más sabrosa que la de los blancos, con lo que me la saqué de dentro y me senté en el suelo con él de rodillas delante de mí y su polla ante mi cara, se la meneó un poco y soltó un tremendo chorro de leche que me inundó mi boca abierta y se desparramó por toda mi cara. Saboreé la leche, le exprimí la polla chupándosela hasta que no le quedó nada dentro y con la mano me hacía una paja. Volví mi cara otra vez a la concha de Zanele que se estaba pajeando también y la chupé hasta que se corrió a la vez que yo que llegaba otra vez con la pajilla que me estaba haciendo.

Pues así estábamos, yo en el suelo con mi cara llena de leche, Zanele en el sillón con las piernas abiertas y con algo de leche, que yo le había pegado, en la concha y Mamadou de rodillas con la pija ya en caída pero todavía morcillona, cuando de repente se abre la puerta del apartamento y entra Tinani que era el novio zimbabuense de Zanele, que por no sé qué razón no había tenido que trabajar esa noche. No sabe qué hacer, se queda como petrificado y al cabo de un rato avanza hacia nosotros. Se queda mirando a Zanele y ésta no sé bien porqué se quita la camisetilla de tirantes que tiene y el sujetador dejando ver un hermoso par de tetas. Tinani se agacha y comienza a tocarle las tetas, las aprieta bien con sus grandes manos y le da también alguna torta en la cara sin mucha fuerza. Le mete dos dedos en la boca y hace que se los chupe, le sigue dando tortitas en la cara y ahora en las tetas, le agarra también los pezones, tirando de ellos y Zanele se estremece y le agarra la cabeza a Tinani y se la lleva a sus tetas obligándole a que se las chupe y le lama los pezones. A mí me vuelve a dar la calentura y me quito también la blusa, con la que me limpio la leche de la cara y el sujetador que todavía llevaba puesto, y me lanzo a chupar la otra teta de Zanele. Mientras yo chupo, Tinani se quita los pantalones y saca otra enorme polla negra de dentro de los calzoncillos ya suficientemente empinada. Me agarra del pelo y me lleva la boca hacia su polla que mete de un golpe hasta el fondo de mi garganta, me da unos cuantos empellones más y la saca de mi boca de golpe, se arrodilla y la mete en el coño de Tinani sin soltarme del pelo. Allí empuja varias veces hasta el fondo y de repente la saca y la vuelve a meter en mi boca, así está un rato entre el coño de Zanele y mi boca, hasta que agarra de un brazo a Zanele y la hace que se ponga de rodillas a mi lado, así nos restriega a las dos su polla por las caras, la pone entre las dos bocas y nos obliga a chupársela una por cada lado y a que nos lameteemos nosotras también, a veces la mete en la boca de Zanele, otras en la mía, y así esta un buen rato disfrutando de nuestros labios y bocas. Yo creía que se iba a correr en nuestras caras, pero no, hace que nos levantemos y que nos pongamos de pie inclinándonos sobre el sillón cada una apoyándonos con las manos en los brazos del sillón. Se chupa los dedos y nos los mete a cada una los de una mano en nuestros coños abiertos, introduce primero su polla en el de Zanele, sin sacar los dedos del mío, para a continuación cambiar de coño y endiñármela a mi metiendo también sus dedos en el de Zanele. Así pasa el rato, cambiando de coño cuando le apetece, yo no aguanto más y me vuelvo a correr, veo que Zanele también se corre y ahora ya notamos que va a descargar, nos preguntamos a quién le llenará el agujerito con el semen, pero no, la desenvaina, nos da la vuelta y arrodilladas ante él de pie, nos aprieta la cabeza contra sus huevos para que le chupemos cada una uno mientras él se masturba, nos comemos sus testículos y cuando está listo se separa y nos lanza a la cara toda su leche, Zanele y yo instintivamente abrimos la boca y recogemos en la misma y en la cara una cantidad enorme de esperma que nos rebosa los labios y cae sobre nuestras tetas, mientras cada una de nosotras disfruta de la mano de la otra en la concha. Zanele y yo nos besamos las bocas, nos lamemos las lenguas y las caras, nos intercambiamos la leche y es tal nuestro descontrol que no vemos, ni nos acordábamos ya, como Mamadou se acerca a nosotras con la polla tiesa y meneándosela y descarga otra vez sobre nuestras caras y pechos una gran cantidad de leche. Bienvenida sea, seguimos con la pajilla mutua y mientras me corro una vez mas, le lamo las tetas a Zanele hasta limpiarle la leche, ella hace lo mismo con las mías y noto como se corre con mi mano entre sus piernas. Ahí terminó todo ese día.

Zanele fue muy amiga mía durante ese curso de facultad, pero lamentablemente tuvo que volver a su país a final del curso, volvió con ella su novio Tinani y a Mamadou me lo volví a follar alguna otra vez, pero le perdí pronto la pista”.

Así terminó Ana su historia haciendo aumentar la temperatura en los coches. Yo tenía las manos de Martín en las tetas y Ana las de Lucas. Jorge que iba de copiloto se dio la vuelta y metía las manos debajo de nuestras faldas. En el coche de Miriam, Emilio también le metía mano entre las piernas y en el asiento de atrás Héctor y Esteban se abalanzaban sobre Caridad, besándola, dándole lengua y metiendo mano a las tetas y al coño. En el tercer coche Fran en medio de Lucía y Laura hacía que las dos le besaran y jugaran con sus lenguas dentro de su boca mientras él deslizaba sus manos por entre los muslos de ellas y ellas le masajeaban polla y huevos por encima de los pantalones, Álvaro de copiloto miraba la escena y se llevaba la mano a la entrepierna.