La despedida - Capítulo 9 - After Party
La fiesta aun no ha terminado y las sorpresas tampoco. Un nuevo cargamento de sexo, confesiones y placer. La realidad podrá imponerse a la ficción? decidelo tu mismo
Capítulo 9: After Party
- Son, comoo laaas tres de la maaaniana – Decía Leo, arrastrando tanto las palabras que era casi imposible entenderlo.
Habían llegado al departamento de Carolina. A diferencia del sueño de Juan, en realidad fue muy difícil encontrar el lugar. Las instrucciones de un grupo de ebrios, casi inconscientes nunca son la mejor guía. Fue casi una hazaña, subir a todos los ebrios al departamento. Juan llevaba a Carolina y Gaia, abrazándolas para que no cayeran al suelo.
Leo se encargó de Carmina, ambos habían bebido demasiado y se tambaleaban peligrosamente. Carolina hacia tanto ruido, que Juan se preocupó porque quizás todo el vecindario se despertara.
Juan terminó quitándole las llaves, para él mismo abrir la puerta de acceso. Cuando al fin había encontrado la llave correcta y estaba a punto de empujar, la puerta cedió sin previo aviso. Gaia que había estado completamente apoyada en la puerta, cayó estrepitosamente cuando el portón se abrió hacia dentro. A excepción de Juan que se preocupó por el bienestar de Gaia, todos riendo atrozmente
- ¿Pero qué mierda está pasando aquí? – preguntó una voz asustada tras la puerta, la mujer se inclinaba para ayudar a Gaia a levantarse
- Nooo pasa… nada – dijo Carolina tratando de recuperar algo de conciencia – traje unos amigos, chicos ella es mi prima – Juan alzó la vista, no podía dar crédito a lo que veía, era ella, definitivamente era ella
- La modelo – susurró Juan
- Sí… soy modelo ¿por qué? – respondió la muchacha extrañada – mi nombre es Angélica, por favor pasen, los vecinos deben estar muy molestos - nadie más se percató del hallazgo de Juan, pero a la mujer le pareció rara, la forma en que la miraba este desconocido. Entonces intentó cubrirse, pues solo llevaba si ropa de dormir encima, los muchachos pasaron y se acomodaron en la sala. Gaia apareció con la botella de Whisky de su prima. En ese momento tal vez nadie, excepto ella y quizás Juan, tenían intenciones de seguir bebiendo
- Salud, por los nuevos amigos – gritó Gaia, pero justo en ese momento, Carmina se levantó apurada, trató de agarrarse de donde no había - ¿un baño? – preguntó mientras tropezaba torpemente, en los pies de alguien. Cayó de espaldas, justo donde estaba sentado Juan regándole encima el licor
- Perdón, perdón – trató de pronunciar Carmina – gracias por sostenerme ¿Cómo sabias que iba a caer? ¿no me digas que…?
- Si Carmina, también lo soñé, caías justamente como ahora y…
- ¿En verdad? me atrapaste, me salvaste dos veces, gracias, gracias por no dejarme caer – Sin querer, Juan sintió las hermosas nalgas de Carmina, descansaban en parte sobre la pelvis de Juan y sobre una de sus manos extendidas. Juan se sonrojó inmediatamente y trató de ayudarla a levantarse, pero en esa posición, llegaron imágenes del sueño a su cabeza, su mente recordó casi tan vívidamente, la forma, el tamaño y hasta la suavidad de esos glúteos bien formados, ajustados al estrecho pantalón - ¿Qué pasa? – preguntó Carmina, sacándolo de la ensoñación, pero sin percatarse de discreto roce con las manos de Juan
- Nada… nada, es solo que me mojaste… - De inmediato Juan se dio cuenta del doble sentido, que podría tener su comentario y corrigió rápidamente - con el alcohol, claro – Carmina rió desvergonzadamente, entendiendo el doble sentido
- Ahora si voy al baño – farfulló Carmina, mientras se incorporaba pesadamente
- La segunda puerta a la derecha – respondió Juan, mientras Carmina lo miraba con extrañeza. Juan parecía conocer ese departamento
Finalmente Carmina logró incorporarse y parecía haber recuperado el equilibrio, él la dejó ir. Gaia sentada en otro sillón, decía algo incomprensible, Leo había quedado dormido profundamente. Juan decidió ir a secarse su ropa, empapada de Whisky, fue a la cocina primero, por alguna razón conocía de memoria el lugar, tomó lo primero que encontró, se secó. Ahí se encontró otra vez con la modelo, ella parecía algo molesta, le habían quitado el sueño.
Juan le invitó una copa, disculpándose por los problemas causados, ella aceptó fue a la sala con Juan, pero en lugar de sentarse se recostó sobre uno de los sofás libres. Conversaron largamente, hasta que Juan tuvo la necesidad de ir al baño, la chica le indicó como llegar, aunque él no lo necesitaba. Juan entró al cuarto de baño, cerró la puerta y encendió la luz, de pronto se asustó, descubrió a Carmina, dormida sobre el inodoro, ella se incorporó inmediatamente cuando sintió la luz.
- Perdón, perdón voy a salir ahora, discúlpame no te vi – se excusó Juan tratando de huir
- Espera, espera –lo detuvo Carmina- creo que me quede dormida, ven ayúdame por favor – Juan no podía creer, Carmina tenía los pantalones abajo y parecía no darse cuenta de ello. Juan miró hacia otro lado haciéndose el desentendido
- Estoy ebria, muy ebria, ni siquiera puedo subirme los pantalones – dijo Carmina – ayúdame por favor, jamás he pedido esto a un hombre, pero yo sé que tú eres un caballero y mi héroe ¿Me ayudas por favor? – Juan le pidió que se sujete lo mejor que podía y luego se inclinó desviando la mirada, levantó lentamente los pantalones, lo hizo hasta que se encontró con un problema, el pantalón y la ropa interior dejaron de avanzar
- Ya –Juan dudó en hacer la pregunta- ¿te aseaste? – finalmente soltó tímidamente
- Sí, mi amor, estoy limpia, limpiecita, no lo vez – respondió Carmina haciendo énfasis en lo limpia, Juan sintió algo de repulsión, nunca había estado en una situación como esta
- Está bien – Juan continuó en la ingrata tarea, acomodó primero la tanga, mientras la acomodaba se quedó mirándola, ahí estaba otra vez, dejavú, era la misma tanga celeste que había visto y retirado en su sueño, irónicamente ahora tenía que colocarla. Prefirió no mirar su sexo, por respeto, pero lo poco que alcanzó a ver, se parecía mucho, a como lo había descrito en su sueño
- ¿Qué pasa mi amor? –preguntó Carmina- tienes problemas con esto ¿nunca has visto una mujer desnuda? - se detuvo - En sueños no cuenta, eh, Carmina rió tímidamente ¿no me digas que tienes miedo? Vamos, yo sé que te gusta, a que hombre no le va a gustar, dime ¿te parece hermosa?
- Estaba mirando tu tanga, si a eso te refieres, si, es linda
- Aaa, si, también es linda – Juan se apuró colocando todo en su lugar, se levantó deslizando inevitablemente sus manos por las nalgas de la mujer. Cuando Juan estuvo de pie, Carmina rodeó con sus brazos los hombros, mientras él se quedó, inconscientemente con ambas manos sobre los abultados glúteos de la mujer. Terminó de acomodar el ajustado pantalón y suspiró aliviado
- Eres mi héroe, mi galán, me has vuelto a salvar la vida, aunque tuviste que ver mis partes íntimas y aun así te comportas como un caballero, yo creo que mereces un premio
- No Carmina, no es necesario, déjalo así, vamos dime ¿qué fue lo que me hiciste en tu sueño? ¿quieres hacérmelo? ¿quieres romper mi blusa? – Carmina se acercó aún más, al rostro de Juan con la firme intención de plantarle un beso
- Claro que me gustaría hacerlo – respondió avergonzado Juan, Carmina posó sus bellos labios en los de Juan, los besó, este los aceptó un momento, saboreó, tal como los había sentido en su sueño, pero de pronto detuvo a la mujer, cuando se percató que empezaba un erección – no, no Carmina esto no está bien, no estás en condiciones, dejémoslo así ok – Juan soltó a la mujer, la tomó del brazo y la llevó de nuevo a la sala
- Porque demoraste tanto – dijo Angélica cuando lo escucho acercarse pero cuando lo miró, frunció el ceño irritada – a ya entiendo
- La encontré en el baño, se quedó dormida
- Ok, la tercera puerta a la izquierda, la habitación está vacía, creo que la van a necesitar – Angélica volteó y se fue enojada, Juan despertó a Leo y pidió su ayuda para llevarla al dormitorio.
Para ese momento, la mujer estaba completamente inconsciente, los dos hombres la cargaron y Leo finalmente se quedó a dormir ahí con ella. Juan se preguntaba si debería hacer lo mismo un poco de descanso no le quedaría mal.
Desperté cuando mi reloj marcaba las 9:30 de la mañana, generalmente no duermo tanto, pero este era un caso excepcional. Amanecí en el centro de la cama, recostada sobre mí del lado derecho estaba Carolina, profundamente dormida, la cubría medianamente una pequeña manta blanca que llegaba hasta su cintura, mientras su medio cuerpo yacía relajado y al aire libre.
Más abajo, sobre mis piernas hallé a Gaia, dormida en una posición un tanto incomoda. Su cabeza posada justo frente a mi miembro, como si hubiera estado esperando mi primera erección de la mañana. Para mi sorpresa, a estas horas, ya había ocurrido el milagro, mi pene había recuperado su fuerza. Intenté moverme pero un brazo sostenía fuertemente una de mis piernas, esa era Gaia.
Moví ligeramente mi cabeza intentando no incomodar a nadie. De lado izquierdo, un poco más alejada, encontré a la modelo, dormía también profundamente. Aun dormida, no perdía ese aire de princesa, lucía hermosa, era una delicia verla disfrutar de su sueño. Quien sabe qué clase de imágenes pasarían por la mente de aquella misteriosa chica.
Suavemente, liberé mi pierna de Gaia, mientras depositaba delicado beso sobre los labios de Carolina. Me escabullí por uno de los extremos de la cama, aunque amanecer junto a unas hermosas mujeres, siempre ha sido mis sueño dorado, no soporto quedarme demasiado tiempo en la cama sin sueño. A menos claro, que sea para disfrutar de otros placeres. Sin embargo ahora, mis compañeras parecían demasiado metidas en sus sueños y no deseaba interrumpirlas.
Salí del cuarto me dirigí al baño primero, luego quise buscar mis ropas, no traía nada encima. Fui directo a la sala, no pude evitar el crujir de mi estómago, gritaba por un poco de alimento, olvide la ropa y me dirigí a la cocina, buscaba saciar mi hambre, cualquier cosa comestible vendría bien.
En la cocina me encontré una sorpresa, Carmina lucía una camiseta bastante grande que le tapaba un poco más de medio cuerpo. Había llegado antes que yo a la cocina, estaba preparando el desayuno, me miró fijamente, un poco asustada al principio y luego un como abochornada.
No entendí, porque quiso darme explicaciones de lo que pasó anoche. Me acerque a ella, le repetí que, no había nada que explicar. Luego cambió de tema, con el mismo nerviosismo, exponía su necesidad de alimentarse, le dije que ni siquiera era mi casa, no era a mí, a quien debía dar esas explicaciones.
Me acerque a ella rápidamente, más interesado en la comida que preparaba, que en ella. Saludó un poco tímida, con un beso en la mejilla, hubiera preferido uno en la boca, pero no dije nada.
Noté como se sonrojaba, bajando su mirada, entendí lo que pasaba, miraba de reojo mi órgano, el cual continuaba erecto. Ayer nos habíamos visto desnudos, no entendía su rubor, quise preguntar, pero justo entonces, me percaté de una presencia al otro extremo de la cocina, era Leo, sentado en una de las sillas. El seguramente también esperaba, el tan ansiado desayuno como yo. Lo saludé y le pregunté cómo habían amanecido.
- Cansado… - respondió - y con hambre, como tú me imagino – contestó Leo
- Bueno… porque no se sientan para desayunar – intervino Carmina
No lo pensé mucho, me acomodé en una de las sillas. Carmina parecía preocupada por el estado de las otras chicas, de inmediato me ofrecí para ir a buscarlas.
Entre al dormitorio, me encontré a Gaia, muy abierta de ojos, parecía estar conversando con las chicas, sin embargo, las otras yacían como dormidas, ocupaban exactamente los mismos lugares en el que las dejé.
- ¿Por qué nos abandonaste amor? - preguntó Gaia
- Tenía hambre – respondí
- Pues… aliméntate - respondió abriendo sus brazos y mostrándome sus blancos senos, mientras sonreía maliciosamente
- Ya párale – dijo Carolina con un bostezo – eres una ofrecida
- No me ha dado su beso de los buenos días – soltó Gaia - acércate
No tenía por qué hacerme de rogar, me incliné un poco hacia sus labios. Ella hizo más que eso, me jaló dejándome caer sobre su cuerpo tendido en la cama. Me besaba apasionadamente, a la vista y paciencia de Carolina.
En seguida, pasó sus manos por mi cuerpo, e inteligentemente las dirigió a mi pene, que se endurecía aún más
- Espera – le dije, tratando de librarme de sus manos pero no fue suficiente - es hora de desayunar – traté de excusarme
- Esto es lo que intento devorar- dijo apretando sus manos contra mi pene
- Ya déjalo mujer, ya habrá tiempo, yo también tengo hambre - dijo Carolina, tratando de incorporarse
Justo en ese momento, se abrió la puerta, entró Carmina cargando en sus manos una bandeja con el exquisito desayuno. Tras ella Leo, una mueca en su rostro me decía que Carmina no lo había dejado probar nada. Pensé entonces en lo dedicada y cariñosa que es Carmina, Leo era un hombre muy afortunado al tener una mujer como esta.
Carmina se acercó, a uno de los extremos de la cama y depositó la bandeja a nuestra disposición. Al agacharse, pude ver claramente ese hermoso trasero, no llevaba ropa interior, me sentí afortunado de haberlo disfrutado. Gaia que no había dejado mi pene, notó como este incrementaba su dureza, con la hermosa visión.
Gaia me llamó la atención, por mirar de esa forma a Carmina – ¿no tenías hambre? – dijo un tanto molesta, algo raro en ella. - Tienes razón - respondí y me separé de ella, fui directo a ubicarme junto a Carolina. Justo al frente de Carmina, quien inocentemente acomodaba su camiseta, tratando de ocultar su sexo mientras cruzaba las piernas.
Carolina, colocó su cabeza sobre mi hombro, indicándome que aún tenía mucho sueño. La besé en la frente con ternura, y le pedí que alejara su pereza. En ese momento se incorporó la Modelo, nos observó con un poco de decepción, pero no dijo nada.
La forma en que la modelo miraba, el delicioso desayuno de Carmina, demostraba que no había sido de su completo agrado. La modelo se acercó a la comida, pero apenas tomó unas rebanadas de tostadas y un poco de chocolate. Por mi parte, agradecí enormemente ese gratificante desayuno.
Carmina se arrimó a Leo, pero a él pareció no importarle, pues no le prestó la menor atención, el parecía, como yo, más interesado en el desayuno. Gaia en cambio, insistía como una niñita, en encender la televisión y poner una película. Al final, se salió con la suya, sacó una película de donde Carolina le indicó y la colocó en el reproductor.
Al rato entendí, se trataba de una película porno, pero no cualquiera, una de aquellas que les gusta a las mujeres. Tenía algunas escenas reales, mostraba videos amateur de lugares solo para mujeres. Mostraba lo que algunas chicas, hacían en las despedidas de solteras. Me parecieron muy interesantes algunas de las escenas. Decidí recostarme en la cama junto a Carolina, mientras la modelo prefirió ir a ducharse.
Me levanté un momento, para ir a recoger una tostada que había quedado. Observé a Carmina recostada en el sofá, ella no me quitaba la mirada de encima, así que me acerque, le agradecí una vez más por el desayuno. Antes que respondiera, me aproximé más y fui directo a su boca, ella me correspondió, jugamos un momento con nuestras lenguas, a la vista y paciencia de su nuevo novio, él no dijo nada.
- ¿Tienes ganas? - pregunté
- ¡Si! – respondió mirando mi falo
- Lo vas a tener - completé
Volví a acostarme junto a Carolina, dejando a Carmina desconcertada. Carolina de inmediato me besó, deslizó sus manos sobre mi cuerpo, buscando algo de acción. Gaia parecía un poco más necesitada, fue a buscar en uno de los cajones.
Gaia fue directo a uno de los cajones, de donde sacó un consolador de goma semi transparente, color rosado, del tipo de los que tienen doble punta. Comenzó rozándolo suavemente por su delicada vagina.
En ese momento, llegó la modelo, cubierta únicamente por una toalla, mientras algunas gotas de agua regaban todavía su delicada piel. Lucía hermosa, después de su reciente baño. Pero eso no era todo, traía una sorpresa en su mano derecha, una botella de wiski, no sé de dónde lo sacó.
Al parecer, esta niña disfrutaba de las copas al inicio de la mañana. Me sirvió un poco y pregunto si alguien más deseaba, nadie respondió afirmativamente pero no le importó.
Tomó asiento, al filo de la cama y observó fijamente la televisión, objetó entretenida:
- Hey, esa película la conozco, se llama STREEPERS ¿verdad?
- Si… ¿la habías visto? – respondió Gaia
- No, la película no, mejor que eso, una vez estuve en ese bar
- ¡lo dices en serio! - respondieron todas, asombradas, comenzaron un amena plática femenina acerca del tema
La modelo insistió, que el lugar era muy privado y muy exclusivo había varios ambientes. Dependiendo de la ocasión, se abrían o no las salas, pero el salón más conocido, es precisamente aquel que aparece en la película.
Gaia interrumpió, como siempre preguntando si había tenido sexo en aquel lugar. Tal y como lo hacían en la película. La modelo le respondió, un poco indignada, que existía un ambiente en el bar, en el cual se podía tener sexo, sin embargo ella no había ido para eso.
De inmediato, se armó la polémica, la modelo dejó en claro que ella no tenía relaciones con cualquier persona. Gaia, no cedió y acusó a la modelo de hipócrita. Decía que si en verdad no le gustaba el sexo con extraños, no tenía por qué estar en el lugar, en el que estuvo a noche.
La modelo bajó la mirada y se calmó un poco, sin duda habían tocado un tema sensible para ella. El resto de chicas se dio cuenta en seguida de la incomodidad de la modelo, prefirieron no emitir más criterios.
Gaia sin embargo, parecía sentirse victoriosa y no hacía más que pedir una explicación. Para Gaia, la modelo había disfrutado mucho, de la sesión de sexo que habían tenido en el departamento la noche anterior. Y eso que antes de anoche, Gaia jamás la había visto. Para Gaia era atroz que la modelo se declarara tan puritana, frente a sus nuevas amigas.
- Carolina, Carolina, despierta por favor – Decía en voz baja, Juan moviendo a Carolina quien se había quedado dormida en el sofá
- ¿Qué pasa? –Carolina despertó un poco aturdida
- Se quedaron dormidas – aclaró Juan - es mejor que vayan a descansar, yo te ayudo a llevar a Gaia, ¿dime por dónde? - Carolina parecía haberse recuperado, después de su siesta
- A, mi dormitorio, ven sígueme – Juan tomó en brazos a Gaia y la llevó al final del pasillo, siguiendo a Carolina
- Colócala ahí –dijo mostrando la cama, la acomodó a un lado mientras ella hacia lo mismo del otro lado – por favor retírale los zapatos – Juan lo hizo con mucho cuidado, la mujer parecía tan inconsciente, cuando terminó, la cobijó y dio la vuelta caminando presuroso a la puerta
- Espera - dijo Carolina - ¿tú dónde vas a dormir?
- Me acomodo en el sillón, no hay problema - Juan dio la vuelta otra vez y continuó su camino
- ¿No te vas a despedir? – soltó nuevamente Carolina
- Lo siento, que tengas una buena noche – dijo Juan, dando vuelta pacientemente
- Pero acércate, dame un beso de las buenas noches – Juan lo dudó, pero al final se acercó despacio, tímido, aproximó su mejilla para que ella pueda besarlo. Carolina usando las dos manos, acarició las mejillas de Juan y le plantó un beso en la comisura de sus labios – Gracias por todo - le dijo, Juan solo asintió, cuando se estuvo levantando Carolina tomó su mano –No es necesario que te vayas, hay espacio aquí, te puedes quedar, si quieres, no te voy a hacer nada, lo prometo
- Pero yo… - trató de explicar Juan
- Pero nada, te quedas, ya lo decidí – hizo espacio, para que se acueste junto a ella – aquí vas a estar bien, fuera vas a tener mucho frio
- ¿Está segura? – preguntó Juan
- Claro que si, a menos que tengas intenciones perversas conmigo en ese caso te sacare a la fuerza, no soy una mujer indefensa ¿sabes?
- Pero tu novio se puede enojar
- Solo si se llega a enterar, además no vamos a hacer nada malo. Te puedo asegurar que en esta casa, en esta misma cama han dormido muchos hombres – Juan abrió sus ojos sorprendido por la revelación, ella sonrió despacio – dije dormir, solo dormir, mis compañeros de la universidad, cuando hacíamos deberes, nunca ha pasado nada más, ni siquiera con mi novio
- Esas confesiones me incomodan un poco – agregó Juan sonrojado
- Te cuento esto para que te calmes, te quedes y no pienses en cosas que no van a pasar, me pequeño morboso
- ¿Porque me dices eso? – Juan se retiró los zapatos y se acomodó junto a la mujer, con su corazón palpitando fuertemente
- Por tu sueño claro, no he conocido a nadie capaz de tener esos sueños, es…
- ¿Raro? – Juan concluyó la frase
- No… Sexy, te voy a decir un secreto, me gustó, jamás había estado en el sueño de un hombre, tú sabes, vanidad femenina. Dime algo, en tu sueño ¿lo hicimos aquí, en mi cama?
- La verdad no… lo hicimos algunas veces, en los sillones de la sala, también en el que tienes ahí en frente…
- Uff que sexy, eres un pervertido ¿sabes? pero me gustas, quiero decir -corrigió- me gusta sentirme deseada, ya sabes cosas de mujeres, quizás por eso me atreví a… ya sabes
- ¿Qué cosa? – preguntó Juan intrigado
- No me hagas decirlo – Carolina pareció ruborizarse
- ¿Qué? – insistió Juan
- El beso – Juan se encogió de hombros
- Por dios que vergüenza ¿no me digas que no lo sentiste? olvídalo
- ¿No sentí que? Dime – Juan seguía intrigado
- Bueno, antes que empiece la reunión, después de todo los que me decías, Gaia me dijo que te de un beso, para despertarte, además me los estabas pidiendo, en sueños claro y bueno, no sé porque accedí y tú me correspondiste. Fue una locura, lo sé, frente a toda esa gente, que se yo, me volví loca
- Wow lamento no acordarme, pero ahora que lo pienso…- Juan intentaba recordar - quizás por eso, mi sueño fue tan real, pero que digo, claro que lo sentí y lo disfrute mucho, me encantó
- Pero estabas dormido, eso no cuenta – agregó Carolina, algo decepcionada
- Bueno… hubiera querido estar despierto – afirmó Juan
- ¿En serio? qué tal si... solo un beso, para recordarlo ¿qué opinas? – propuso Carolina
- Me encantaría
Cuando sus labios se juntaron, fue difícil separarlos, sus bocas parecían haberse hecho para permanecer pegadas. Sus lenguas, sus salivas, se necesitaban, se deseaban. El momento fue sublime, excitante, cargado de erotismo, de lujuria. Quizás toda la excitación de la noche anterior, quizás toda esta loca historia del sueño. Sus labios se juntaron con tanta pasión, el cuarto se incendió, los dos ardían, se incendiaban, se juntaban sus cuerpos, deseaban hacerse uno.
Juan fue el primero en bajar sus manos, por instinto, tocó la cintura de la mujer, aquellas hermosas nalgas, aun cubiertas por el pantalón blanco. Lo hizo justo, como en el sueño, ella se excitó tanto, lo deseaba tanto y sin saber porque, pero se dejaba llevar. Luego subió sobre él, restregó todo su hermoso cuerpo contra Juan.
La excitación era tal, que el miembro de Juan parecía querer romper su pantalón aun puesto. Se besaron aún más fuerte, recorrieron sus cuellos, Juan pasó su lengua por los enormes senos aun cubiertos por la blusa, una locura total los invadió, hasta que de pronto, Gaia giró diciendo algo inentendible entre sueños.
- Basta… no más, esto está mal – dijo Carolina bajándose del hombre
- Lo siento – dijo Juan
- Solo un beso te dije ¿Estas intentando aprovecharte de mí?
- Discúlpame, no me pude contener, eres una mujer fuera de serie, es más de lo que hubiera deseado, si quieres me voy
- ¡No! Digo no, está bien, también fue mi culpa por estar de ofrecida, quédate me gusta tu compañía, pero quédate de ese lado – Carolina dio vuelta mientras Juan se quedó con los ojos abiertos, feliz, pensando en lo que había ocurrido, había grabado en sus labios una estúpida sonrisa, cuando de pronto Carolina se dio vuelta – Maldición ¿porque tienes que ser tan caballero?
- ¿Qué hice? – fue lo único que alcanzó a decir, Carolina se abalanzó sobre el hombre besándolo ferozmente
- Me gustas, me vuelves loca – dijo con sus labios pegados a los de Juan. Al rato las caricias se volvieron aún más atrevidas. Carolina parecía estar desesperada por poseer este hombre lo acariciaba completo, lo deseaba infinitamente. Juan, se sentía en el cielo, la pasión era tan fuerte que Juan, terminó desabrochando la delicada blusa de la mujer, dejando a la vista unos hermosos senos envueltos en finas ropas intimas, quiso saborearlos, pero la mujer lo detuvo – Espera, no, esto no está bien, no sé que estoy haciendo, soy una perra, no quiero traicionar a mi novio, el me ama
- Está bien, no voy a hacer nada que no quieras – pero Carolina, seguía besándolo y tocándolo – deberías dejarme ir es demasiada tentación
- No, no quiero que te vayas, pero Gaia está aquí, podría escuchar algo, además es nuestra primera cita, no voy a tener sexo nuestra primera cita y con mi amiga ebria en la misma cama
- Se oye fantástico, pero tienes razón, no está bien – entonces el hombre subió sobre Carolina quien abrió las piernas lo más que pudo y restregó su sexo con toda la fuerza que le fue posible, la mujer gemía sin importarle su amiga y de un momento a otro se vino en contracciones incontenibles, tomó una almohada y la mordió evitando gritar del placer, entonces Juan se retiró dejando a la mujer recuperarse
- ¡Por Dios! eres tan delicioso, justo como te imaginaba, y ni siguiera has tenido que desnudarme ¿esto no cuenta como sexo verdad?
- Supongo que no – entonces Carolina se acercó nuevamente a Juan y lo besó apasionadamente debajo de las cobijas, deslizó una de sus manos buscando la entrepierna del hombre - ¿Qué haces? – le preguntó
- Devolviéndote el favor – le dijo, mientras sacaba el firme miembro de Juan, deslizándolo en sus manos, mientras lo besaba como una desesperada, gemía sin importarle en lo más mínimo su amiga –vamos dámelo todo mi amor – le dijo, la mujer con sus ojos entornados por el deseo. Juan no duró mucho, con ritmo, soltó abundante semen, en las manos, cobijas y cuerpo de la mujer, luego sacó su mano aun impregnado de mucho líquido – ¿esto querías verdad?- untó el líquido blanco sobre el brasier y la parte visible de sus hermosos senos. Finalmente se llevó a la boca, uno de sus dedos, lo chupó profusamente – Que delicioso eres, me encantaría poseerte completo, quédate hasta mañana, te prometo que si nos deshacemos de los estorbos – miró a Gaia – voy a ser completamente tuya tendremos mi casa, para los dos solos, no sé porque pero me vuelves loca – Juan y Carolina en algún momento, quedaron completamente dormidos, cansados por la inesperada velada
La modelo tomó aire, como tratando de contener algo que le pesaba mucho por dentro. El efecto del alcohol, seguramente le hizo abrirse completamente para contar una historia que la había guardado hace mucho tiempo.
Esta chica con su dulzura estilizada, comenzó despacio, con voz un poco quebrada.
- No es fácil ser modelo. – tomó aire – no es mi intención que me entiendan pero quisiera explicárselos
- Bien, puedes explicarnos – reclamó Gaia otra vez – pero solo queremos que reconozcas al igual que yo, que tenemos iguales gustos sexuales, y a mí por lo menos no me importa acostarme con un desconocido, siempre y cuando me guste mucho y pueda satisfacerme, o acaso me vas a decir ¿que no estas por eso con mi tío?
- Lo único que me une a tu tío… es… bueno tu sabes, él tiene muchas influencias y mucho dinero y por ahora es lo único que me interesa, para serte franca en el aspecto sexual, deja mucho que desear. Bueno les voy a contar mi historia y lo que me trajo aquí. Comencé hace algunos años como toda chica que desea ser modelo. Por más que lo intenté, no tuve mucho éxito, traté y traté, pero nunca logré nada. Había chicas incluso menos preparadas que yo. Siempre me ganaron los puestos estelares, un día hablé con una compañera que había tenido cierto éxito y le pregunté como hacía. Ella me enseñó, que solo había una forma de ganarse a la gente que realmente importa, y esa es, responder a afirmativamente todas sus insinuaciones. Ustedes ya saben a lo qué me refiero. Lo dudé por mucho tiempo, no creía correcto hacer ese tipo de cosas, pero después de dos meses sin trabajo ni siquiera a mi novio le importó. Se me presentó una oportunidad, me presenté con un tipo pequeño y gordo, asqueroso, no sé cómo hice pero me lo insinué descaradamente y él no se hizo de rogar. Lo bueno fue que este tipo conocía a mucha gente, nunca me faltó trabajo. Al principio me sentía sucia pero luego, me acostumbré. Lo peor estaba por venir, un día se me presentó una gran oportunidad, venía una persona muy importante de Francia. Mi representante me consiguió una entrevista y luego una audición. Ese día me presenté, se trataba de una sesión de fotos, en una ropa interior muy sexy, todo iba bien. Hasta que llegó el francés, un tipo alto, en cuanto me miró me pidió que fuéramos al camerino. Una vez dentro, me dijo lo estupenda que me veía con esa ropa y quería poseerme en ese momento. No podía negarme, así que hice los de siempre, me arrodillé saqué su horrible verga y traté de hacerle terminar, lo más rápido, en mi boca. Pero él quería más, é quería sexo anal, esa era su fantasía. Confieso que lo había hecho un par de veces con mi novio, pero no me agradaba mucho, en fin le dije que bueno pero que tenía que terminar en mi boca porque no podía manchar la ropa interior. En ese momento no me había percatado, aquel pene, aunque no era muy largo, si era bastante grueso. Las consecuencias fueron terribles, me causó mucho dolor, me desgarró como no tienen idea, no sé cómo aguante. Aun peor, cuando él terminaba en mi boca, justo en ese momento, entró mi novio al camerino. No sabía que hacer, tenía mi boca llena de semen, de mi amante. Mi novio tenía, una cara de frustración única y un unas flores en su mano izquierda. Salí corriendo de ahí, sin decir nada, jamás lo volví a ver. Para colmo la sesión de fotos estuvo terrible, no solo que no podía concentrarme. Mi cuerpo estaba sudoroso, brilloso, había perdido gran parte del maquillaje y lo más terrible, sufrí una de las mayores vergüenzas de mi vida. Cuando miramos aquellas desastrosas fotos, todos se dieron cuenta que había tenido sexo, mi vagina se notaba mojada, mi ano súper dilatado, todas las miradas morbosas caían sobre mí y por supuesto no conseguí el trabajo. Pensé que mi vida se había acabado pero aunque no lo crean dos semanas después me llamó el francés. Si, había perdido una gran oportunidad, pero podía conseguir otras siempre y cuando viajara inmediatamente a Francia para radicarme ahí. Así lo hice, ya no tenía nada que me uniera a este país. No me puedo quejar, al poco tiempo me convertí en la amante del francés, él me educó casi en todo, también en lo sexual. Me prohibió tener relaciones antes de cualquier presentación, me enseñó a saber escoger un amante. La forma en que debía tener relaciones sexuales, evitando una deformación en mis partes íntimas. Debía cuidar mucho mi cuerpo o no triunfaría como modelo. Viajé a muchos países de Europa. Hace como seis meses estuve en Brasil en una gira de una empresa importante, ahí conocí a tu tío Gaia. Fue muy atento cuando se enteró que éramos del mismo país, hicimos amistad rápidamente, me invitó a pasar vacaciones aquí. Le dije que ya no conocía a nadie en este país, por eso no había regresad y claro el tan galante se ofreció para ser mi anfitrión. Hace como un mes, acepté al fin su invitación pues el francés también también iba de vacaciones con su familia. No quería quedarme sola y aquí estoy, ya me ven. Hasta aquí se trajo la vida, espero que entiendan por qué me comporto de esta manera y sobre todo porque insisto, en que no me acuesto con cualquier hombre.
Las chicas hicieron muchas preguntas sin importancia, ella les respondió con algunos de sus trucos para cuidar su cuerpo. Yo le recibí la copa de wiski que me había ofrecido, un poco feliz porque había encajado en el tipo de amante para la modelo, le sonreí dándole a entender mis intenciones y ella me respondió acariciando suavemente mi pecho desnudo.
Carmina interrumpió de pronto haciendo una confesión:
- Yo, debo ser sincera, jamás me imagine que tener relaciones, sexo anal podría perjudicar mi cuerpo. Les confieso que yo siempre había preferido este tipo de sexo con mis parejas, para evitar el vaginal. Ustedes saben, lo estaba guardando para mi esposo, bueno yo no creo que quiera ser modelo, pero de todas formas…
- No les digo que el sexo anal sea malo –aclaró la modelo - solo que en mi caso por lo menos hay que tener mucho cuidado – respondió la modelo.
- Pero… - interrumpió Leo, un poco molesto – no entiendo, si dices que tenías relaciones anales con tus novios ¿cómo es que te resististe tanto ayer en la noche? insistías que eras virgen
- Era virgen – Aclaró Carmina- en primer lugar nunca había tenido, relaciones vaginales, quería llegar virgen al matrimonio, bueno eso quería hasta ayer. Los hombres son muy insistentes y para evitar la presión, decidí tener sexo, únicamente por atrás, la verdad, lo disfruto mucho. Y en segundo lugar yo nunca había participado en orgías, hasta ayer
- Bueno, pero ¿te gusto o no? – pregunté
- Pues… si, aunque todavía se me hace un poco raro hacerlo con otra mujer –dijo Carmina, reímos todos un poco, pero fue la modelo quien tomó la iniciativa
- En realidad yo también sentí eso al principio, pero una de las cosas que aprendí en Francia, es que el sexo entre mujeres es de lo más normal, no te puedes imaginar que buenas amantes son las francesas, pero sobre todo que entre mujeres es más fácil cuidar nuestro cuerpo. Mi amante francés, tenía infinidad de mujeres hermosas a su disposición, algunas veces pasé la noche con varias de ellas, disfruté mucho esas orgías
- Vaya, pensé que había comenzado a ser lesbiana – comentó Carolina que junto con Gaia rieron cómplices de sus picardías.
- No pienses eso – aclaró la modelo – a mí me encantan los hombres, pero también disfruto del sexo entre mujeres, es más, les voy a demostrar algunas de las cosas que aprendí en Francia
CONTINUARA...