La descarada y el camionero

Esta es mi historia, la del camionero y yo.

Esta es la historia entre S. y M., dos amantes y un camión

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M.

me considero un hombre, pues tengo ya 40 años, viril, trabajador con muchas ganas de vivir la vida. Y ahí entra la niña que me tiene loco. Que me pone mucho la condenada. Aunque ahora está preñada, pero sigue contoneándose porque sabe que la miro. Pero como ha descarado no me gana nadie, este menda, le tiro piropos y le guiño, y la muy pilla me sonríe o me saca la lengua, como si le molestase. Me he percatado que aun con barrigón, sigue llevando top con escotes generosos y ahora sus pechos están muy llenos, se me van los ojos y ella lo sabe. Sé que está casada, pero no me importa. Como soy cabezón y consigo lo que me propongo, he decidido que me la follo, cueste lo que cueste.

S.

es una chica joven de 16 años, casada y por lo que está  sola la mayoría del tiempo pero eso para ella, lejos de ser una tragedia, es un alivio porque hay un camionero rudo que la tiene empitonada y al que ha decidido que se lo va a  montar y pronto, porque está más salida que un la polla de un caballo en erección, debido a sus hormonas, ya no controla sus ganas de tener orgasmos. Se ha convertido en una ninfómana, dicho por su marido. Ella después de follar como una descosía a su marido, sigue teniendo ganas, pero de camionero. Además piensa que es joven como para desperdiciar el tiempo en cosas que no sean follar. Le encanta ese verbo, le suena a sinfonía para sus oídos. Estaría diciendo follar, follar, follar, todo el tiempo

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Se conocen de toda la vida (coño son primos segundos) puede decirse que tienen un pervertido coqueteo. Desde el principio han sido descarados. No se cortan en las miradas llenas de lujuria, siempre acababa en su casa haciéndose un dedo en el baño. Le es más cómodo por su enorme barriga.

Una mañana, cuando iba por la calle, en el bar del barrio vio al camionero y sin cortarse entró a tomarse un café. La muy ingenua, se puso en una mesa a tomárselo, pero sin dejar de mirarle descaradamente, y él sonriéndole se sentó en su mesa.

M – Últimamente te veo mucho por la calle, se nota que ya estás muy gordita, estás a punto de parir?

S – Y que lo digas. Entre la barriga y las hormonas, me tienen loca. Por eso salgo a dar paseos para que se me pasen los sofocos. Claro que al trabajar tanto mi marido pues no tengo quien me ayude con ellos. Y mira que lo siento. Yo también te veo a ti mucho con el camión. Fíjate que no he estado nunca en un camión y lo que me gusta, ya desde pequeña me imaginaba en montarme en los camiones. Le mira pícaramente, sin quitarle la vista y moviendo mucho los muslos, como si estuviese nerviosa.

M – Pues si puedes ahora mismo te enseño mi camión, que lo tengo en la gasolinera y te doy un paseo.

S – miró el reloj y calculó el tiempo que tiene libre hasta que salga su marido, es decir, si son las 11 h. hasta las 16h que sale su marido del bar unas 5 horas. Para empezar pensó que es poco tiempo, para las ganas que tiene, pero suficientes para un comienzo. Porque desde luego ella tiene para rato. Me viene de perlas, tengo tiempo suficiente, para montarme en tu camión.

Él tiene un poco sucia la cabina del camión, pero lejos de asustarle a S, eso le puso como una moto. Bueno cualquier cosa la ponía como una moto: los baños de los bares, las oficinas de las gestorías, las capillas de las iglesias, etc. También le ponían las estaciones de servicio, todas las áreas de descanso de la carretera, y se calentó de pensar en todos los polvos que podían echar. Claro que si el niño no se le anticipaba. Rezaba para no ponerse de parto esos días.

Se subieron en el camión y ella de la emoción, no paraba de hablar y moverse. La paseó hasta la 1ª área de descanso, ella descaradamente, y sin miedo, le dijo:

S - Dame la mano, ves?, notas como tengo el coño!. Es un poco más grande de lo normal, por que estoy ya a punto de parir, así que no perdamos tiempo, vaya que mi hijo se anticipe y nazca y nos rompa los planes. Son muchas las folladas que quiero hacer. No es de extrañar que el joven camionero pidiese al Señor que le diese fuerzas para poder satisfacer tamaño zorra.

Ella esa mañana se había puesto un top blanco, donde se le apreciaban los voluminosos pechos, ubres, con sus gigantescos y marrones pezones. La barriga la llevaba al aire y unas enormes bragas, de encaje marrón, que era lo que más le ponían al camionero. Parecía una obsesa, porque lo primero que hizo fue sacarle la polla por la bragueta.

M – Ay!, joder, me las has pillado con la cremallera… Ten cuidado! que mi maquina  nos tiene que durar, de una forma decente.

S - Ja, Ja, Ja, así llamas a tu verga, maquina?,…, a partir de ahora la vas a llamar mi león , por todas las veces que tiene que correrse al día. Rápidamente agachó la cabeza, en una posición dónde menos le incomodase la gigantesca barriga, y pasó a chupársela hasta que cogió una largura decente , - 23 CENTIMETROS!, …..no se podía creer, la suerte que había tenido y no la mierda de polla de su marido. Se relamió de excitación.

M  - Cariño con cuidado, joder, que me ………………corroooooooooooo.

S - No acabas de empezar y ya estás eyaculando?, vale leoncito mio!, ahora me toca a mí. Se tumbó en la parte de atrás, boca arriba, abrió las piernas y le dijo : cómetelo enterito!!!. Como él no se había afeitado, la barba le raspaba el chichi y ella ya estaba gimiendo como una loca, así que cerró la ventanilla, porque los decibelios de sus chillidos eran delatables. Con la lengua, le lamía la entrada de la vagina, parecía que estaba lamiendo de una fuente  por la cantidad de flujo que soltaba ella.

M  - Plof, plof, plof,… parezco un perrito lamiendo del manjar de mi diosa…. S - Por favor, no saques la lengua de tu fuente, cariño!,…. sigue, sigue, sigueeeeeeee,…. no pares. Como describir el placer que estaba sintiendo, no había comparación a las comidas de su marido. Este camionero era un experto, se notaba todas las veces que se había ido de putas. El gozo iba cada vez a más, no podía controlarlo, estaba desesperada por correrse, hubiese matado como le hubiese dejado de lamer. Era lo mejor del mundo. - PORQUÉ PARAS! Desgraciao, … los ojos los tenia fuera de las cuencas, … pero el susto le duró poco, cuando vió, con sonrisa maliciosa, que el león de 23 centimetros, apareció duro y vigoroso, en dirección al coño,

M - Disfruta cielo , y eso es lo que hizo cuando empezó a bombearla, sacando y metiendo rápidamente su polla.

S - Si, si, si, Dios gracias por haber inventado esta maravillaaaaaaaaa! A él le encantaba sentir los espasmos de ella en cada embestida y comó chillaba, hasta que él se corrió. El placer era inenarrable, ver  que ella ya llevaba al menos 3 o 4 corridas. Maldecía de placer: - Ostia puta, qué polla, como se mueve, siiii, damé más, cielo, así duro, dame más, párteme el coño, duro, duro, duro,……. Por favor, nopares,……quiero otro…… Me corro,…….me corro,…..otra vez! Así estuvo ella, hasta que él se corrió y dentro, para que aprendiese su hijo como había que follar con las mujeres, y lo que era una buena corrida, al menos 4 o 5 generosos chorros de semen, y todos dentro.

Él se asustó, cuando ella se levantó y se sentó encima de él, con delicadeza para no romperle el esternón por el peso de ella y de su bebé, ya en la postura del 69, ella le empezó a recuperar la polla, que ya se había corrido 2 veces, a base de chupaditas y le ordenó a él

S – cariño, con delicadeza que lo tengo muy excitado, cálmame un poco con esa lengua, tuya tan maravillosa. Dicho y hecho….. a lamer.

Claro que M no se extrañó cuando se cambió de postura y lo penetró, se la clavó de golpe, y le cabalgó como solo ella sabia, lentamente, sintiéndola en todo su largura. Esta su león encharcada en su jugo, él notaba como su flujo le corría polla abajo, hasta como se le deslizaba hasta el ano. Entonces S aceleró y por miedo a que le despertase al bebé, se cambió de postura, se puso como una perra y la penetró….. para sorpresa de ella,…. el culo.

S - Eh! Pegó un grito y después otro, pero este último, ya era como un alarido de perra, no se podía creer, ella estaba ladrando…… y entonces perdió toda razón y empezó él a ladrarle, como si fuesen dos perros follando. Ladraban. Hasta que se corrieron al par, entonces hizo algo que siempre había querido hacer. Con su dedo, cogió todo el semen y se lo metió en la vagina, cuando le hubo metido todo, empezó a batirle con los 2 dedos de una mano, para que su hijo probase su leche y aprendiese. Ella seguía ladrando de placer. Gu auuuuuuuuuuuuuu!!!!