La derrota

Todos tenemos un punto flaco, hasta el más poderoso e indestructible de los inmortales tiene su particular talón de Aquiles. Todos nos creemos a buen recaudo pero en todos hay una puerta trasera que una vez abierta permite a nuestro enemigo, entrar y doblegar nuestra indestructibilidad.

LA DERROTA

Todos tenemos un punto flaco, hasta el más poderoso e indestructible de los inmortales tiene su particular talón de Aquiles. Todos nos creemos a buen recaudo pero en todos hay una puerta trasera que una vez abierta permite a nuestro enemigo, entrar y doblegar nuestra indestructibilidad. Mi tarea es encontrar esa puerta, abrirla y doblegarte. Hacer que los que arrodillan a los demás se arrodillen ante mí. Cerrar mi mano en la garganta del que ahoga a los demás. Puedes ser desde el más ignorante de los mortales al más poderoso de los inmortales pero yo igualmente encontrare tu puerta, la abriré, entraré y doblegaré tu voluntad. No tienes posibilidad de escape. Mis palabras te confunden, mis actos te provocan escalofríos... ¿quien soy yo? Yo no soy más que tu parte más oscura. Yo soy las manos que no quieres mover. Los actos que necesitan una coartada.

Incluso tú, la más segura de las esposas, tienes una puerta trasera. Me ha costado meses (podrían haber sido años) encontrarla porque te empeñabas en dirigirme hacia otras puertas mas vistosas, mas bonitas, otras puertas que eran imposibles de abrir pero que tu no tenias reparos en mostrar, sabiéndote segura en tu particular reino de fantasía. Pero finalmente he encontrado tu puerta. De la manera más simple. No tenia que convencerte de nada, estabas completamente convencida de todo. No tenia que obligarte a nada, estabas dispuesta a obedecerme en todo. Solo tenía que coger el pomo de la puerta y abrirlo. Sin más. Y mientras sucedía eso transcurrieron los meses buscando otras puertas que no existen. La falsedad de las puertas que convierten a las sumisas en falsas sumisas. Pero resultaba que tú eras una auténtica sumisa.

Ahora te tengo arrodillada a mis pies, completamente desnuda. Es invierno y he abierto la puerta que da a la terraza. El frío se cuela en la habitación e incluso yo puedo sentirlo a pesar de estar completamente vestido. Quiero imaginar que debes sentir tu estando desnuda. Tus manos están atadas a tu espalda. Tus ojos están cubiertos de una gasa de seda negra que apenas deja pasar la luz. Tus pies están inmovilizados por una argolla que a su vez esta atada a los pies de la cama. Estas temblando de miedo y de frío.

Me paseo por la habitación sin dejar de observarte. Me ha costado tanto tenerte a mis pies que finalmente no se que hacer contigo. Eres diferente a todas cuantas me he enfrentado. Se lo que necesitas sentir. Se como lograrlo. Pero me parece que por mucho que hiciese, nunca lograría mi objetivo contigo. Es como cuando todo el mundo te habla muy bien de un libro o una película, después la percepción como espectador (o lector) siempre es mas mala. Cuando deseamos algo con locura, es esa locura la que nos lleva a la insatisfacción.

Podría golpearte, podría humillarte, podría torturarte, podría hacer cientos de cosas contigo y estoy completamente seguro de que disfrutarías con todas ellas. ¿Pero disfrutaría yo? ¿No se supone que tu debes servirme a mi? ¿Por que diablos estoy completamente seguro que soy yo quien esta sirviendo tus intereses?

Lo único que puedo hacer es sentarme en una silla, observarte y reflexionar. Tu me has conducido a tu puerta, tu me has hecho abrirla cuando has querido y como has querido. Se supone que en mi condición de amo yo debo utilizar a la sumisa pero en realidad eres tu quien me ha utilizado a mi. Eres brillante. Debo reconocerlo. Pero yo no aspiro a tener la sumisa mas brillante de mi colección, solo a una buena sumisa a la que educar y que pueda disfrutar en ese proceso. Pero contigo es diferente. Estas temblando de frío y de miedo pero estoy completamente seguro de que estas sonriendo por dentro. Una sonrisa cínica. Has ganado y lo sabes. Estas donde querías estar, como querías estar y cuando querías estar.

Me levanto de la silla, me dirijo hasta ti y te abofeteo. Tu caes al suelo completamente estirada. De la comisura de tus labios brotan dos gotas de sangre que manchan las blancas sabanas de hotel. Tengo rabia. Te he golpeado por pura rabia, sin más. Y tú lo sabes, por eso no te has quejado. Si te hubieses quejado hubiésemos comenzado a discutir sobre mi acto. Pero te has comportado como una sumisa. Y eso me descoloca. Estas buscando mi puerta, mi talón de Aquiles y me doy cuenta de ello.

Vuelvo a mi bolsa de deporte y saco un látigo de cuero, es corto y tiene una docena de cinchas de cuero acabadas en un nudo. Yo mismo me encargué de colocar una pequeña bolita de acero dentro de cada nudo. Estás boca abajo con medio cuerpo encima de la cama y deslizo el látigo suavemente por tu cuerpo desnudo para que imagines que debe ser. Entonces lo levanto y lo dejo caer con fuerza en tus nalgas. Solo te he golpeado una única vez pero tu grito ha ahogado cualquier otra sensación. Tus nalgas están ahora enrojecidas, con un solo latigazo. Sigues temblando, aun mas que antes. Pero no dices nada. Maldita seas... vuelvo a descargar mi ira en forma de latigazos, uno, otro, después otro. Tus gritos se ahogan porque has hundido la cara en las sabanas. Cuando me detengo veo que tu culo esta al rojo vivo y tienes varios arañazos que comienzan a sangrar.

-Lo has conseguido maldita puta... -digo yo.

Pero tu no contestas. Eres demasiado inteligente. Seguimos jugando a tu juego. Tú no quieres ser sumisa, tú necesitas seguir controlando la situación. Serias un ama excelente.

Salgo de la habitación y me encuentro con un camarero, es un muchacho joven de apenas veinte años. Lleva un uniforme ridículo de color rojo. Le cojo del brazo y lo arrastro al interior de la habitación. Cuando te ve da dos pasos hacia detrás y después me mira con expresión de terror. Yo saco un billete de cien euros de mi cartera y se lo muestro.

-Ahora fóllatela -le digo mientras deslizo un condón junto al billete.

Cuando el muchacho acaba se viste y sale corriendo. Ha sido un polvo rápido, casi un polvo de adolescente. Tú apenas te has movido, te has dejado hacer. Me siento en la silla y te observo. Sigues dominando la situación a pesar de todo. El muchacho podría haber hecho lo que quisiera contigo pero se ha limitado a metértela por el coño, menearse como un perro y correrse. El muchacho ha entendido nada. Lógico.

Me acerco a ti y te quito la venda de los ojos. Están humedecidos pero no has llegado a llorar. Hasta eso puedes controlar.

-Dime -te pregunto- ¿como estas?

-Estoy bien amo, dispuesta a servirle -contestas mecánicamente.

Eres una jodida zorra. Conoces la lección perfectamente y eso me descoloca. No estoy acostumbrado a que jueguen conmigo, llevo demasiados años jugando con las sumisas.

Agarro con fuerza el mango de mi látigo y te lo meto por el culo, con violencia. Tu te retuerces y aprietas los dientes pero no dejas de mirarme a los ojos. Aprieto un poco mas y el mango sigue entrando con dificulta, abriéndose paso en tus intestinos. Imagino lo que debe dolerte. En cualquier otra mujer habría sido difícil hacer eso de repente y sin lubricarla pero contigo ha sido fácil. No es la primera vez que te meten un objeto por el culo, quizás lo hayas hecho tu misma o otros hombres. Pero desde luego no eres la mosquita muerta que me hiciste creer que eras. Tu misma me has conducido hasta tu puerta. Resulta curioso, podríamos ser amo y sumisa pero ahora mismo me da la sensación de que yo soy el sumiso y tu la ama. Supongo que desde el primer momento sabias lo que iba a suceder y sabias como llevarme a este extremo, me hiciste creer que eras una pobre aprendiza llena de miedos y dudas. Me hiciste creer que no sabias nada de este mundo pero ahora me doy cuenta de que sabes mucho más que yo. Te miro a los ojos y no entiendo nada. Pero tu entiendes mi mirada de confusión y de repente me muestras la mas cínica de las sonrisas. Lo has conseguido. Todos tenemos un punto flaco, hasta el más poderoso e indestructible de los inmortales tiene su particular talón de Aquiles. Tú has encontrado mi talón de Aquiles y me has derrotado.

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amo_ricard@hotmail.com