La Depresión de Mamá ( 9 de 14)
Estefanía es cazada observando una gran escena sexual. Reprimir sus instintos le hizo bajar la guardia ¿Qué pasará? Lo de Jesús parece tan lejano...
LA DEPRESIÓN DE MAMÁ
Episodio 9
(...)
Salí del baño poco después con un sentimiento de culpa terrible. No había rastro de Jesús y el partido estaba próximo a terminar.
Mi madre y Merche estaban con una cerveza en la mano, hablando y riendo con dos chicos del equipo de mi novio.
A uno ya lo conocía, se llamaba Gabi. Era el portero del equipo que tenía la mano vendada porque se había roto un dedo y hoy no jugaba. Gabi era un chico de pelo de punta rubio y barba recortada de varios días pero bien tratada. Sus ojos de color azul eran vistosos y tenía el cuerpo atlético. Era muy alto 1,90 y tenía las manos muy grandes, normal que fuera portero. A sus 29 años estaba soltero y era un picaflor todavía, según me contaba mi novio.
Al otro me lo presentaron en ese momento.
Mamá: Cris te presento a Gabi y a Fernando.
Estefanía: A Gabi ya le conozco, a Fernando no.
Fernando: Por favor llámame Fer. Vaya ojos más bonitos tienes.
Mamá: Es que yo a mis hijas las hago guapas a todas.
Fernando: ¿Es tu hija? Yo creía que era tu hermana.
Mi madre y Merche rieron la gracia pero a mi me sonó tan común y sencillo que ni fu ni fa.
Fernando era más de la altura de mi novio y bastante del montón a mi parecer. Debía medir entre 1,75 y 1,80 y no parecía tener un cuerpo atlético aunque tampoco estaba gordo. Tenía ojos oscuros no sabría decir si marrones o negros, había poca luz, y su pelo era de punta de color negro. Hoy en día todos los tíos visten y me parecen iguales. Tanto él como Gabi llevaban vaqueros azules y camisa negra, la de Fer se veía de marca. Fernando resultó ser compañero de piso de Gabi. Tenía 24 años y me sonaba de algo. Me dijo que era el hermano de un chico de mi clase y por eso me sonaba. Alguna vez les vi juntos.
El partido acabó y el equipo de mi novio se llevó el trofeo, pero era una liga de aficionados y el trofeo era bastante poca cosa la verdad, aunque todos lo celebraron dando botes, todos menos Gabi y Fer que seguían con lo suyo. Le di un cálido beso a Ángel y se escucharon silbidos entre los del equipo en plan mofa.
Déjanosla que somos un equipo - soltó uno. Todos rieron al unísono.
Miré entre la gente y no vi a Jesús. Me quedé pensativa recordando que me había tomado una foto comprometida. Cómo si de nuevo me leyese el pensamiento me llegó un mensaje al WhatsApp. Era un mensaje de mi cuñado Jesús, y era una foto. Se veía perfectamente su torso desnudo y yo con una mano sobre su pecho y la otra bajo su brazo justo cuando me tocaba el pecho. Se me veía la cara perfectamente, a él no, pero ese cuerpo era reconocible en cualquier parte. Ni con los ojos abiertos le habría salido mejor la foto.
A que es preciosa - me escribió.
Cuando iba a contestar apareció mi novio y yo escondí el móvil como si fuera la prueba de un delito. Ángel me llevó a la parte de atrás y me besó, yo trataba de seguirle pero no podía evitar pensar en la foto y en qué sería lo que haría con ella mi cuñado. Ahora debía recuperar dos prendas íntimas y cogerle el móvil para borrar esa foto. Mi novio me dijo que se me notaba distraída y yo me excusé en los exámenes.
Al volver al grupo muchos ya se habían ido. Casi todos eran de los nuestros, pero quedamos 9 chicos del equipo, 4 chicas que debían ser las novias de algunos de ellos, mi madre, Merche, Diego, mi novio y yo.
Al salir de la ducha los chicos habían acordado ir a cenar a un italiano y mi madre y Merche se apuntaron. Iban tan bien vestidas que cantaban un montón, y alguna de las chicas les miraba con el recelo de ver a unas mujeres bastante más mayores y más elegantes cerca de sus chicos.
Llegamos al restaurante y pese a ser domingo conseguimos una mesa para 12 aunque hubo que mover muchas mesas y esperar unos 20 minutos a que se fuera gente. Las únicas chicas éramos las tres de mi casa y otra que era la novia de un compañero del equipo de Ángel. Por lo que había 8 chicos.
A la hora de sentarnos Gabi estuvo rápido y se sentó entre Merche y mi madre. La cena transcurrió entre risas, aunque yo ya tenía la mosca detrás de la oreja con Gabi, que no le quitaba la vista de encima a mamá y sobretodo a su escote. Cuando me pillaba mirándole habiéndome dado cuenta de lo que hacía disimulaba y hablaba con Merche, pero estaba claro que se quería ligar a Mamá.
A la hora de los chupitos cayeron varias rondas aunque yo solo tomé uno. Merche estaba en su salsa siendo la atracción y mamá no mostraba rastro de la depresión.
De allí fuimos a un pub cercano. Eran las 0:10 y no había demasiada gente. A mamá y a Merche les invitaron a un par de copas tanto Gabi como Fer.
Bailaron con ellas sin perder el tiempo. Gabi comenzó con cosas suaves como cogerla de la mano de vez en cuando para hacerle dar una vuelta y que se lo pasara bien. Que se lo pasara bien y para disfrutar de las vistas, claro. El cabrón siendo tan alto gozaba con la ventaja de tener excusa para mirar continuamente el escote, pues tenía que mirar para abajo porque mi madre medía 1,70.
Diego estaba sentado con mi novio, quien le reía todas las gracias.
Menudo bobo. Si supieras que acosa a tu chica no te reirías tanto .-pensé.
Yo trataba de acercarme, pero notaba como Gabi me daba la espalda apartándome de mamá siempre que podía. Me senté junto a mi novio y se lo dije, pero en lugar de darme la razón me dijo que eran paranoias mías y que estaba cansado y se quería ir a casa; que al día siguiente tenía que madrugar para ir a trabajar. Le dije que yo me quedaba y se quedó un poco más.
Notaba como mi madre miraba a Diego de vez en cuando y sonreía, y eso me cabreaba aún más.
Fer se llevó a Merche a la barra y le invitó a otra copa. No sé las que llevarían ya. Mi madre bailaba con Gabi que ya bailaba más pegado, con su enorme mano en la cintura de Isabel. De vez en cuando bajaba un poco como tanteando el terreno aunque en ese momento mi madre se separaba poniéndoselo difícil.
Aprovechando que Gabi fue al baño le dije a mamá que si nos íbamos a casa. Ella me dijo que me fuera yo que ya se iban ellas más tarde, que para un día que salía quería disfrutar. Me senté cabreada junto a mi novio y Diego.
Ángel: Oye Estefi, estoy muy cansado. Os acerco a casa y me voy a dormir que si no mañana me muero.
Diego: Sí, vámonos antes de que vea a mi madre besar a alguno que ya estoy pasando bastante vergüenza.
Estefanía: Nuestras madres a veces hacen cosas que nos avergüenzan ¿Verdad?
Mi novio no entendió a qué venía eso pero nosotros sí.
Diego: Sí, supongo que nos jode ver que se divierten y disfrutan más que nosotros.
Sonrío y mi novio se rió. Joder ahora si que estaba cabreada, mi novio me parecía tonto, no se enteraba de la misa la media.
Estefanía: Mira chicos pues yo me quedo.
Ángel: Tú mísma, Diego y yo nos vamos.
Se fueron a despedir de mi madre, de Merche y del resto. Mientras se despedían del resto Merche se acercó.
Merche: ¿Qué te pasa? ¿Por qué no te vas con ellos?
Estefanía: Pues mira que me pone nerviosa ver a mi madre rodeada de tantos chicos, sobretodo después de lo que ha pasado.
Merche: Tranquila hombre ya es mayorcita.
Estefanía: Sí que lo es, pero no sabes por lo que he pasado, no quiero que le hagan daño.
Lo que en realidad no quería es que ese chico se la ligase.
Merche: Tú tranquila. Estamos disfrutando de una noche de fiesta, recordando viejos tiempos y además a tu madre le hacía falta ¿No ves que bien se lo está pasando?
Estefanía: Sí, eso sí.
Merche: Hazme caso y vete tranquila que yo me encargo.
Me dirigí al coche sin hablar con mi novio. Me cabreaba que no me diese la razón y aunque entendía que debía descansar porque era muy tarde, a la vez me cabreaba que por su "culpa" hubiese dejado a mi madre ahí con esos chicos. No podía quedarme tranquila, no después de lo de Diego. Estaba cabreada y me senté en la parte de atrás. No me di cuenta de que Diego estaba a mi lado hasta que llevábamos un rato ya en camino.
Mi novio bromeó con que era nuestro taxista, y Diego dijo que no se encontraba muy bien y que prefería ir en la parte de atrás que había más sitio.
Cuando ya estábamos en carretera fuera de la ciudad, Diego se colocó en el centro de los asientos para echarse un poco hacia delante y hablar con mi novio diciéndole que se encontraba mejor y hablando de sus cosas.
Su mano izquierda se posó en mi muslo derecho. Yo estaba sentada detrás de mi novio y él no podía verlo. Yo se la fui a quitar y él en lugar de quitarla la iba acercando más a mi entrepierna. Le di un fuerte pellizco y la apartó.
Diego: Pon algo de música tío que me quedo frito.
Mi novio puso música cañera y bien alta.
Diego se echó hacia atrás, y con su mano izquierda tiró de mi tanga que sobresalía del pantalón por detrás. Me tiró fuerte y me hizo daño en el coño.
Tranquila que te bajo la ventanilla que tienes mala cara- dijo el cabrón.
Aprovechando la jugada de acercarse a la puerta y girar la manecilla de la ventanilla trasera me apretó el pecho con la mano por encima del jersey, apretando fuerte con su mano.
Traté de empujarle pero tuve que hacer mucha fuerza y él reaccionó de una manera totalmente inesperada, dándome un lenguetazo en los labios y envolviendo los míos con los suyos.
Estefanía: ¡Quita joder!
Ángel: ¿Qué hostias pasa ahí detrás?
Sentí que el tiempo se había detenido, sentía un frío total, como si todas mis extremidades fueran de hielo ¿Lo había visto?
Diego: Está cabreada. No sé que le pasa.
Ángel: ¿Qué te pasa Estefi? A tu madre no le va a pasar nada ¡eh! Tampoco es para ponerse mosca con tus amigos y con tu novio.
Estefanía: Déjalo anda... a ver si llegamos ya a casa.
Llegamos a un control de alcoholemia de la Guardia Civil. Mi novio estaba asustado porque había bebido. Un guardia se acercó a la ventanilla izquierda y le pidió los papeles a mi chico. Le preguntó si había bebido y mi novio dijo que una copilla, pero que hacía rato. El guardia le pidió que le acompañase.
Yo me ofrecí a ir con él pero el guardia dijo que nos quedásemos en el coche.
Ángel: Quédate, anda que hace frío.
Diego: Sí. Vamos a quedarnos que aquí estamos más calentitos.
Dicho esto y cuando mi novio apenas había cerrado la puerta, Diego tenía de nuevo su mano sobre mi muslo.
Traté de apartarle y él no me soltaba. Acercó su cara a la mía. Su aliento olía a alcohol, aunque no se le veía demasiado borracho. Comenzó a susurrarme su tónica habitual.
Diego: Mira que eres guarra. No ves que lo estás deseando. No veas como me pone meterte mano aquí delante del cornudo de tu novio. Anda tócamela un poquito.
Ni te la voy a tocar ahora ni mi novio es un cornudo - le contesté.
Diego: Ahora o luego en casa, pero hoy no te escapas.
Diego me comenzó a chupar el cuello y yo le fui a dar un bofetón pero él me agarró la mano. Me acorraló contra la puerta y mientras me besaba el cuello, me frotó el coño sobre el pantalón con la mano. Trató de meter sus dedos pero siendo un pantalón vaquero su mano no cabía sin desabrocharlo. De golpe se apartó. Mi novio había vuelto y se había acercado al coche sin entrar.
Se acercó a la ventanilla y dijo que había salido con el alcohol justo para no ser multado, pero que estaba al límite y que tenían que hacer una segunda prueba.
Nos preguntó que qué habíamos estado haciendo.
Diego: Le estaba metiendo mano a tu chica, pero como venías he preferido separarme, que pierde morbo si nos ves.
Ángel: Jajaja, claro claro...
No me lo podía creer, menudo hijo de puta el cerdo de Diego, con dos cojones.
Le pregunté a la Guardia si podía salir a que me diera el aire, y me dijo que sí. Allí fuera me empecé a plantear porqué demonios no se lo decía a mi novio y acababa con todo esto, pero no encontraba la respuesta, ¿o no quería?
Me quedé fuera del coche y vi como Diego se sacaba la polla y se la tocaba mientras me miraba y me hacía todo tipo de gestos obscenos. Al principio no le eché cuentas, pero no tardé en quedarme mirando el enorme pollón. No estaba duro del todo, pero era tan grueso y abultaba tanto que el de mi novio a su lado parecía el de un preadolescente. Volví a pensar en que se sentiría con eso dentro, y los gritos de mamá ante las enbestidas de este cabrón se me vinieron a la mente.
Sacándome de mis pensamientos mi novio acabó la prueba. Me alegró ver que no le iban a multar, aunque por los pelos. Me senté delante junto a él y seguimos el camino.
Cuando llegamos a casa, Diego me dio una cachetada en el culo, cuando mi novio no había salido aún de la finca.
Estefanía: ¿Qué cojones estás haciendo?
Diego: Si quieres te follo aquí fuera, que hoy no hace tanto frío. Lo digo para no despertar a tu hermana.
Estefanía: Que te den.
Metí la llave en la puerta y Diego me volvió a acorralar contra ella. Me empezó a decir guarrerías al oído.
Diego: Sé que me deseas. Deja de hacerte la estrecha. Ya lo has hecho bien, has retrasado lo inevitable todo lo que has podido, pero es el momento de que abras esas piernas y me enseñes lo que me voy a comer.
Estefanía: Apártate.
Diego: Vamos guapa, déjame, ¿sientes lo dura que la tengo? es por tí. Tengo que desahogarme contigo. En dos semanas me voy, y quiero irme sabiendo a qué sabe tu coño y sabiendo que te mojas conmigo y que gimes y gritas como una perra en celo con cada embestida.
Diego me echaba el aliento al oído y seguía diciendome groserías. su verga crecía en su pantalón y yo la notaba apoyada en mi culo. Traté de separarme como la otra vez pero hizo lo mismo.
Estefanía: Diego para por favor tengo novio.
Diego me besó el cuello. Lamía y se deleitaba. Yo le decía que parase pero estaba inmovilizada con los brazos sujetos por su mano derecha. Con su mano libre comenzó a frotarme las tetas sobre el fino jersey. De pronto me soltó y me apretó contra la puerta. Yo trataba de abrirla pero lo cierto es que estaba muy caliente. Mi cuerpo pedía sexo, mi mente estaba en blanco, y el intento de mi mano por meter la llave en la cerradura parecía un acto reflejo, un acto de salvación antes de caer ante este cerdo.
Diego me puso ambas manos contra la puerta y agarró mi cintura haciéndome dar dos pasos atrás. parecía que me fueran a cachear como el otro día, pero lo que hizo fue pasarme la mano por debajo de las piernas y frotarme el conejo por encima del pantalón vaquero fino. Entonces reaccioné, o eso creía, y me di la vuelta.
Estefanía: Diego tengo novio tío, no puedo hacerle esto, le quiero.
Diego me apretó contra la puerta, pero esta vez de frente y me comenzó a besar. Estaba perdida. Sus manos se abrían paso por debajo de mi jersey y las metió bajo mi sujetador. Mi lengua se comenzó a entrelazar con la suya y entonces, como caído del cielo, un ruido salvador me libró de ser poseída ahí mismo. Sonaron unas llaves y la cerradura girar Diego disimuló y mi hermana preguntó que si ibamos tan borrachos para no atinar con la llave.
Cambié de tema preguntándole qué hacía despierta a esas horas y me dijo que al día siguiente había huelga de enseñanza y que se había quedado dormida en el sofá viendo la tele.
Me voy directa a la cama - fueron mis palabras.
Cerré con pestillo al cerrar. Comencé a sollozar. Había besado a dos chicos hoy que no eran mi novio, siendo uno encima su hermano. ¿Cómo podía ser tan puta?
Debe ser por excitarme tanto y no corrérme,es eso - pensaba.
Estaba tan cachondo que los sollozos quedaron atrás en un plis-plas y aprovechando que estaba cachonda me estuve tocando. Me concentré en mi novio y en poco rato tuve un orgasmo. No fue muy intenso así que me puse un video de esos de castings. Miré varios y procuré retrasar mi orgasmo para que fuera más intenso. Entonces me sonó el móvil. Era un WhatsApp y era de Marta.
Marta: Chica tu madre está aquí con unos chicos y está muy sueltecita. Bueno tu madre y su amiga más.
Como ya adelanté, Marta trabajaba en una famosa discoteca del centro. Le pedí que me contara qué pasaba exactamente y me contestó que me esperase que se iba al almacen y me llamaba.
Marta: Oye Estefi, tu madre está aquí en un reservado y está perreando con todo el que se acerca.
Estefanía: No me jodas tía. ¿Hay un chico rubio muy alto?
Marta: Sí, con ese con el que más perrea. Al principio le sobaba el culo un poco porque tu madre se resistía y le quitaba la mano, pero ahora le está metiendo mano a base de bien y tu madre le deja. Le ha intentado besar el tío y ella le ha girado la cabeza pero algún pico ha caído.
Estefanía: Joder tía no me jodas.
Marta: La otra morena, es la madre de Diego ¿no?
Estefanía: Sí.
Marta: Pues esa ya se ha comido la boca con dos y ha ido al baño con uno moreno de pelo de punta y ha salido enseguida. Se tocaba la nariz al salir y por lo poco que ha tardado yo diría que se ha metido un tiro.
Estefanía: ¡No jodas tía! ¿Y mi madre?
Marta: Tu madre creo que no, pero tampoco estoy todo el rato fijándome. Pero vamos que se la ve con ganas de marcha, tú ya me entiendes.
Estefanía: Voy a buscarla.
Marta: Y bien que haces. Eso sí no me montes un pollo aquí dentro por favor, que si no me la cargaré yo.
Estefanía: No te prometo nada tía, a ver si me hace caso.
Marta: Bueno, te dejo que tengo que seguir currando, yo te la vigilo.
Bajé las escaleras y en el salón vi una escena porno. Me acerqué acojonada pensando que Diego se estaría tirando a mi hermana como hacía con mi madre, pero estaba ella en el sillón y él en el sofá bien separados. Los dos se reían y comentaban la exageración de gemidos de la chica, de hecho mi hermana la imitaba y lloraba de la risa. Le dije a mi hermana que qué cojones estaba haciendo y a Diego que no le enseñara esas cosas a mi hermana. Ella dijo que solo lo estaban comentando, nada más, y que ya hacía tiempo que miraba esas cosas.
Pensé en pedirle a Diego que me acompañara, pero teniendo presente lo sucedido hacía unos minutos casi mejor que me iba sola, además yo solo quería traerme a mi madre y si se follaban a la suya me daba igual.
Me largo - les dije sin más.
Me monté en mi coche y en poco más de 35 minutos llegué al párking de la discoteca. Aparqué cerca de su coche; seguían allí. Fui directa a la sala VIP donde estaba Marta que me dijo que mi madre, Merche y 4 chicos se acababan de ir que me los tendría que haber cruzado. Sin tiempo para más me despedí y me dirigí al párking de nuevo.
Les vi a lo lejos. Un chico se despedía y se iba por un lado. Mi madre hablaba con Gabi que la llevaba de la cintura. Me acerqué despacio.Había ido tan deprisa que no había pensado ni en que excusa poner, de como les había localizado. Pensé que mi madre se cabrearía si aparecía allí sin más dando voces.
Me acerqué a hurtadillas entre los coches lo suficientemente cerca para escucharles.
Gabi: Bueno, ¿Te vienes o qué? No son ni las 4 aún queda noche. Vamos ¡si Merche viene!. Lo pasaremos bien.
Merche: Chica si no estás en condiciones de conducir, te van a multar.
Mamá: Es que estoy muy cansada, y tengo sueño. No estoy acostumbrada a salir, tal vez otro día.
Entonces Merche habló con el tal Fernando que se acercó al capó del Mercedes y llamó a mi madre. No lo ví muy bien pero parecía que el tal fernando estaba haciendo una raya sobre el capó del mercedes de mamá. Ella hacía gestos de no querer pero entonces Merche le dijo algo al oído y finalmente se agachó y pude escuchar como esnifaba en el silencio de la noche. Echó la cabeza hacia atrás y se apretó la nariz.
Mamá: Buuuf como se nota esto, joder.
Gabi: Bueno vienes ¿no?
Mamá: Sí venga, pero una copa nada más.
Gabí le hizo un gesto de complicidad a Fernando y este último se fue en otro coche con Merche y otro chico que no alcancé a ver bien porque ya estaba dentro.
Gabi se montó en el asiento del conductor del mercedes y mi madre en el de pasajera.
Cuando salieron del parking me monté en el coche y les seguí. Gabi conducía bastante deprisa y me costaba seguirle. Cuando salimos de la carretera principal hacia una secundaria le perdí, pero por suerte no había caminos y llegué a una zona residencial donde a lo lejos vi las inconfundibles luces traseras del coche de mamá. El coche se había detenido y apagado las luces, así que supuse que iban a una casa de allí.
Dejé el coche donde estaba y me acerqué andando, estaba muy oscuro. Me sonó el móvil, un mensaje de Diego. Me preguntó que donde estaba, que se había quedado preocupado de cómo me había ido. Le dije que no me esperase levantado que me quedaba a dormir fuera.
Ya me quedo yo entonces como responsable de la casa. Ya cuido yo de tu hermana que tú y tu madre no estáis por la labor - contestó.
Viniendo de cualquier otra persona en el mundo, me habría dado igual el comentario y no le hubiera dado mayor importancia, pero viniendo de Diego, ya me daba miedo.Pensar que había dejado a mi hermana a solas con él, a solas y viendo porno. Vamos una adolescente con las hormonas desatadas y un cerdo que si había podido follarse a una mujer de 40 años lo tendría chupado con mi hermana.
Maldije mi suerte mil veces y me volví al coche dando la vuelta para ir a casa, pero a los 5 minutos di la vuelta y volví al mismo sitio. Me quedé en el coche varios minutos dando golpes al volante tirándome del pelo y ahogando mis gritos con los dientes apretados y las manos sobre la boca. Me relajé bastante con ello la verdad.
Bajé del coche y me dirigí hacia el mercedes de mamá. Estaba junto a un muro de piedra perteneciente a una casa cuya puerta de acceso a la finca estaba abierta, así que entré con cuidado. El jardin de la entrada era de cesped, muy grande y con algunas palmeras. En la fachada solo se veían ventanas cerradas y la puerta principal. La casa se distribuía en una sola planta y era pequeña en relación al terreno que había.
Acerqué el oído a la puerta y escuchaba una música chill out y voces y risas al fondo. Estaba muy oscuro pero usé la linterna del móvil y observé que el jardin seguía por el lateral de la casa.
Fui por ese lugar y acabé en la parte trasera. Un porche con una gran mesa de madera de roble, a su derecha una piscina y donde yo estaba, un amplio cesped y una tarima flotante que sobresalía unos dos metros de la fachada. La tarima estaba frente a un ventanal sin cortinas donde se veía una mesa y 2 chicos junto a Merche jugando a las cartas. Merche no llevaba los leggins, ni zapatos aunque sí un tanga(lo sabía porque estaba den posición lateral sentada de lado y le veía el culo). El tal Fernando no llevaba camiseta, y dejó ver un torso nada trabajado aunque tampoco gordo, con algo de pelo en el pecho. El otro chico era Gabi.Mi madre estaba en el sofá y se le veía que se encontraba mal.
Entre la luz del interior, la poca luz exterior además de tener centrados sus asuntos en el juego no podían verme.
Había una barbacoa bastante cerca muy grande que estaban haciendo y me servía para cubrirme. Cuando Gabi abrió el ventanal, que era una corredera, pensé que me verían, pero solo lo abrió un poco. Para que entrase aire supongo. Al entrar de nuevo, se sentó junto a mi madre. Tenía la mano sobre el muslo de mamá y parecía poner atención a lo que fuera que ella le decía. El rubio trataba de subirle la falda para tocar la cara interna de sus muslos pero mi madre cerraba las piernas dándole a entender que no iban a ir a más.
Un chico tomó su puesto en la mesa. Tendría 28 años más o menos. 175cm, pelo corto negro,muy blanco de piel con fuertes brazos y unas cejas prominentes con ojos oscuros. Era otro del equipo de mi novio
A medida que jugaban, las prendas iban desapareciendo. Los chicos adulaban a Merche que ya estaba en ropa interior. Ella no quería jugar más, quería bailar y que pusieran algo más divertido.
La música se paró, y Merche, Fer y el otro chico se fueron a otra estancia de la casa.
En el sofá a mi madre se le veía mareada y sudorosa.
Gabi: ¿Qué te pasa preciosa no te gusta mi compañía?
Mamá: No es eso es que buuf tengo mucho calor y estoy mareada.
Gabi: Eso te lo quito con una raya.
Mamá: No quiero rayas, creo que es eso lo que me ha sentado mal.
Gabi: Hazme caso ¡¡FEEEEER!! ¡¡TRÁEME MATERIAL AQUÍ!!
Fer: No me queda tío.
Gabi: ¡¡No jodas!!
Fer: No tío, estamos con la última.
Gabi se fue al lado, a la cocina, que era de barra americana y regresó con dos hielos. Se los comenzó a pasar por la frente y por el cuello a mamá. Ella parecía sentirse mucho mejor. Gabi se puso uno en los labios y los unió a los de mi madre. Comenzó a besarla apasionadamente mientras seguía utilizando el otro hielo para pasarlo por la parte visible de sus pechos sobre el escote del vestido. Entonces le bajó de golpe el vestido de un lado dejándo ver uno de sus pechos.
se lo lamió y succionó mientras con la otra mano bajó el otro. Mi madre le hizo un gesto para que parase y se intentó mover a un lado, pero él la traía de nuevo hacia él. Ella se separó un poco.
Mamá: Para tío que no me encuentro bien.
Mamá ya estaba en la esquina del sofá y no tenía escapatoria.
Eso te lo cambió yo ahora mismo- le contestó de manera enérgica y le subió el vestido hasta la cintura, levantando sus piernas dejando ver un tanga negro que lamió directamente, sin echarlo a un lado primero para romperlo de un tirón después.
Mamá: AAAHHHH AAHAHH ¡te he dicho que no!
Gabi: ¡Calla puta! Te has llevado 5 cubatas y 1 raya, y encima me has calentado toda la noche, ahora me lo voy a cobrar.
Se bajó el pantalón con la mano derecha mientras le segúia comiendo el coño. Salió un pene flácido pero tremendamente largo, más largo que el de Diego y por lo tanto descomunal, aunque quizás no era tan grueso. Se comenzó a masturbar y soltó a mamá dejándola tumbada frente a él y esa verga que comenzaba a coger firmeza.
Mamá: ¿¡Todo eso me quieres meter!?
Gabi: Todo esto es para tí, pero primero chúpamela. Pónmela bien dura.
Gabí se puso de rodillas en el sofá, pero acorralando a mi madre entre el sofá y la pared.
Mi madre se había medio incorporado pero la polla le quedaba justo a la altura de la cara.
Mamá cogió la polla entre sus manos y ante su indecisión Gabi se la metio en la boca.
Isabel la separó y le dijo que no fuera bestia que fueran poco a poco.
Gabi: Que poco a poco ni que hostias. Tengo los huevos que me van a reventar y son ya las 5 de la mañana.
Gabi le empezaba a meter polla y más polla a mi madre por la boca. Enseguida adquirió firmeza y era increíble. No sé la cantidad de polla que tenía mi madre en la garganta, pero lo que quedaba fuera era mayor que la de mi novio entera seguro.
Gabi a su vez le metía los dedos a mamá y alternaba frotando salvajemente sus dedos por la parte exterior de su coño. Comenzó a penetrarla con dos de ellos muy rápido y entonces era mi madre la que se la chupaba moviendo la cabeza de un lado a otro y succionando y haciendo todo tipo de ruidos mientras él estaba concentrado en follarla con los dedos.
Ya había conseguido lo que quería, la tenía a su merced, comiéndole la polla totalmente rendida por lo tanto a sus encantos.
Gabi: Jajaja Mira que eres guarra. Menos mal que no querías.
Fer: ¡Hostia!
Merche: Joder tía no has aguantado más eh, jiji.
Fer: ¡Alberto ven! mira este espectáculo.
Mamá: Vamos a otro lado que me da vergüenza.
Gabi: Yo te follo aquí hasta que me corra. El siguiente si quieres lo echamos en mi habitación. Déjame la polla que me la vas a desgastar jajaja.
Gabi se separó cogió la pierna derecha de mamá y se la puso sobre el hombro. Dirigió la punta de su polla a la vagina de mamá y se la metió hasta la mitad de un solo empujón.
Mamá: ¡¡AAYY!! ¡Joder que bestia eres!
Gabi: Buuf es que te la metía entera joder,¡qué buena estás!
Comenzó a metérla y sacarla entera mientras con una mano le sobaba las tetas. No sabía por cual decidirse y no hacía más que decir que menudas tetas tenía mi madre. Su polla entraba más y más y lo hacía a un ritmo más rápido.
Mi madre comenzó a gritar literalmente, pero de gusto, y anunció que se corría.
Mamá: ¡¡¡Jooooooder me corrooooooo!!!
Gabi: Jajaja ¡¡Pero qué guarra eres!! Si acabo de empezar.
Gabi aceleró las penetraciones mientras mi madre no dejaba de gemir y gritar en el momento posterior al orgasmo. Su voz desaparecía para volver de manera estridente.
Entonces Gabi la cogío en brazos y sin sacar su polla del húmedo, ardiente y pelirrojo coño de mamá se la llevó de allí.
Entre tanto no me había dado cuenta, pero Merche estaba con las tetas al aire. Como ya adelanté, estaban operadas, pero los pezones se veían un manjar. Eran chiquititos de color marrón con unas aureolas pequeñas alrededor. Su piel bronceada y esos labios rosados con los ojos castaños claros claros contrastando con esa melena rizada la hacían muy sexy. El tanga marcando un culo también operado la hacían parecer como diez años más joven, nadie diría que tenía 42.
Estaba junto a los otros dos chicos en calzoncillos tomando tequila.
Merche se echaba la sal en el cuello y se ponia el limon en la boca. Fernando le chupó la sal del cuello, le dio un trago al tequila y le cogió el limon de la boca acabando con algo de lengua.
El tal Alberto, el pálido, le echó la sal sobre el pecho y ella no le dijo nada. Siguió el protocolo y se puso el limon en la boca, solo que esta vez el tal Alberto fue directo al limon, y de ahí a la sal, pero la relamió toda y bajó a los pezones.
Merche: Uy, así no se toma el tequila, jaja.
Alberto: A la mierda el tequila.
Le besó en los labios y agarró sus tetas. Paró lo justo para tirar las cosas de la mesa y ponerla sobre ella. Su paquete se marcaba abultado y firme ya por dentro de los calzoncillos. Separó el tanga con los dedos, dejando ver un coño con pelo, pero recortado en una tira vertical de la anchura de un mechero. Bajó su cabeza sin dejar de lamer su cuerpo. Merche se estremecía y le decía que le encantaban los jovencitos y su energía. Comenzó entonces a lamerle el coño con deseo. Primero utilizaba la punta de su lengua para separar sus labios vaginales, luego escupió y se dirigió a su clitoris. Lo envolvió con sus labios y succionó un par de veces para comenzar a lamer de arriba abajo. Merche estaba totalmente tumbada y a su lado, Fer, con el pelo en el pecho,en calzoncillos que no sabía muy bien que hacía allí. También se veía empalmado.
Merche le echó mano al paquete y sin perder un segundo sabiéndose con una suerte más que inusual, según parecía su aspecto, se bajó los calzoncillos como alma que persigue el diablo.
No lo podía creer, se los iba a follar a los dos a la vez, pedazo de puta madre mía.
Joder que cachonda me estaba poniendo, madre mía. De nuevo ese calor lumbar que, como todas sabemos precede al auténtico deseo. Mi coño comenzaba a lubricar, estaba claro ya, me daba igual quien fuera la persona que follaba pero me excitaba sobremanera verlo. Comencé a frotarme por encima del pantalón y me bajé la cremallera frotándome sobre las bragas. Y pensar que venía con intención de evitar algo como esto.
La polla de Fer era más bien como la de mi novio normalita, y además tenía mucho pelo. Eso no parecía un problema para Merche que la engullía hasta que los pelos le tocaban la nariz. Fernando ya perdiendo toda vergüenza comenzó a follarle la boca.
Entonces ella notó que Alberto se le iba a meter y le dijo que esperase un momento que por esa comida de coño se merecía una mamada de verdad.
Le llevó al sofá agarrado de la polla y le hizo sentarse. Se puso a cuatro patas quedando frente a él. La polla de ese chico era muy blanca y con el blanco del sofá y la distancia me costaba hasta verla. Era muy gorda y algo más larga que la de Fer, además estaba depilado.
La cabeza de Merche subía y bajaba mientras Fer ya la estaba penetrando. Se la tragaba entera, se veía que era una experta y ni el grosor ni longitud le eran problema. Le chupaba los huevos y los succionaba mientras a él se le ponían los ojos en blanco.
Fui al paso lateral por el que vine y había una persiana y unas luces encendidas. A través de ella se podía ver, era una habitación.
Mi madre miraba hacia mí. Me asusté creyendo que me había visto pero cuando miraba al frente no se fijaba, y no me extraña. Estaba botando sobre la polla de ese tío que le hacía parar cada dos por tres para follarle él y comerle las tetas y sobarlas sin parar.
Mamá: Mmmhhh si que te gustan mis tetas.
Gabi: Las chuparía toda la noche.
Mamá: Mmmhhh que polla tienes. Nunca me había metido una tan grande.
Gabi: Pues ponte a cuatro patas que te la voy a meter entera, que me queda poco para correrme.
Ya no me sorprendía ver a mi madre así de sumisa. Ella le hizo caso y se puso a cuatro patas mirando hacia mí.
Mi calentón era demasiado ya y me bajé el pantalón y las bragas y me froté a conciencia. Mis dedos resbalaban de tanto flujo. Entraban y salían y comencé a gemir. Tocándome como una cerda viendo como se follaban a mi madre. En frente, en la habitación, el chico la penetró y comenzó a embestirla más y más rápido. Ella gemía sin parar, ni con Diego creo que había disfrutado tanto. Miré el reloj. Eran las 5:30. El chico llevaba como 30 minutos follándola sin parar, era lo nunca visto.
Mamá: Mas fuerte que me corro, ¡¡dame dame!!
Gabí: AAhahah ahahh ¡¡¡Toma puta toma polla!!!
Gabi aceleró sus embestidas al maximo y ella gritó. Yo tenía una preciosa vista de sus ojos en blanco y en ese preciso momento deseé ser ella y me daba igual quien fuera la otra parte, mi novio, Jesús ese chico o Diego. La excitación tiene estas cosas.
Gabi: Toma. Entera.
Gabí le metió 7 embestidas completas de polla haciendo un ruido enorme al chocar con sus nalgas y haciándola desplazarse hacia delante perdiendo el equilibrio de las manos.
La dejó tumbada completamente de espaldas sin dejar de penetrarla y le anunció que se corría.
Mamá: ¡¡¡En el coño nooooo que no tomo la pildora!!!
Gabi: AAAHHHHHHH!!! AAAAAAAAAHHH!!
Gabí le metió largas embestidas y dejó la polla dentro esperando a que acabaran sus contracciones. se puso encima de ella sin salirse y la besó en el cuello.
Ella le miró fijamente.
Gabí: Joder que ojazos tan bonitos.
Mamá: Deja que me limpie que no tomo la pidora.
Gabi se separó y ella se incorporó. Dos chorros abundantes le salieron del coño y se puso de cuclillas en el suelo en frente de la cama y aun salió algo más de blanco y espeso semen.
Mamá: Ahora vuelvo me voy a limpiar.
Gabí: No tardes mucho que te quiero echar un par más antes de que amanezca.
Mi madre le guiñó un ojo y salió.
Yo volví donde estaba Merche y los otros dos justo a tiempo de ver como se masturbaban de pie sobre su cara de rodillas. Nadie hablaba,no. Era como en las porno, simplemente se masturbaban y ella les lamía el glande para acelerar su excitación alternativamente. El primero en correrse fue Fer que le puso la cara perdida de líquido semen, dándole en el ojo, momento en el que ella abrió la boca para quejarse y alberto se corrió entre jadeos. Tres chorros entraron en su boca que escupió como pudo y dos más en su cara. Se puso a toser y a reír mientras seguía tosiendo. Estaba claro que le habían llegado hasta la campanilla esos primeros chorros.
Que cabrón eres, os dije que en mi boca no - dijo Merche aunque su voz no denotaba cabreo.
Alberto: Jejeje. Es que te vi con la boca abierta y pensé que cambiaste de opinión.
Se limpió la cara y bebió de la botella de tequila a morro. Ellos estaban extasiados sentados en el sofá recuperándose.
Apareció Gabi todo empalmado.
Merche se echó las manos a la cara.
¡¡Madre mía!! ¡¡Qué grande!! - dijo entusiasmada y se rió.
Gabi se acercó a ella y le cogió la mano para que le masturbara. Ella lo hizo sin dudar y la polla se puso aún mas dura. Le puso ambas manos una sobra la otra y le sobraba casi para una tercera mano. Escupió y comenzó a masturbarle con maña.
Fer: Como te rayas tío ¿No tenías bastante con una?
Aquí hay polla para todas- dijo en plan chulo.
La cogió de la mano y se la llevó a la habitación. Cuando fui a la habitación apareció mi madre justo cuando él estaba tumbado sobre la cama y ella se la empezaba a chupar.
Mamá: Uups, perdón.
Gabi: pasa pasa.
Mamá: Pero que dices si estáis...
Merche: Pasa. ¿Lo compartimos?
Mamá: ¿¡Qué!?
Merche se levantó y la cogió de la mano haciéndole pasar. Mi madre decía que eso era demasiado para ella, que ya había perdido bastante la cabeza por un día.
Merche hacía lo posible por excitarla. Le hizo arrodillarse a su lado a mirar mientras ella pasaba la lengua muy despacio desde la base hacia el glande por todo el pene de Gabi; y tardaba lo suyo. Cogió la mano de mi madre para que le masturbara mientras ella le chupaba el glande. Y mi madre reía pero enseguida lo hacía sin su ayuda.
Fue excitándose más. Y entonces fue Merche quien cogió la polla y la masturbó. Mi madre se mostraba reticente, pero Merche le insistía.
Venga ahora tú - le decía.
Mi madre acercó la boca, dio dos lametones al glande y se echó atrás tapándose con una mano la boca y riendo por lo bajo como una niña que comienza a conocer el sexo.
La cosa iba a más y Merche le hizo pasar la lengua como ella, haciéndolo por lo tanto una a cada lado.
Yo alucinaba. En menos de 5 minutos había dicho que no y estaba ahora chupando la polla por un lado con sus labios y lengua mientras Merche lo hacía por el otro.
Gabiles dijo que era la primera vez que se la chupaban dos mujeres y además dos tan preciosas. Ellas aceleraron su mamada y el rubio, alto como una torre, dijo que si seguían así se correría y no podrían follar. Mi madre dijo que qué problema había que esperarían y follarían después.
Diego se la metía a una y otra alternativamente. Merche le tocaba las tetas a mi madre y mi madre a Merche. Alternaban chupando huevos y polla. Una succionaba los huevos y la otra se la comía; una le chupaba el glande y la otra pasaba sus labios por todo el falo.
Mi madre ya estaba mucho mas suelta. ¡Quién la ha visto y quien la ve! De respetable madre de familia a putón que se la chupa a un tío junto a su mejor amiga.
Yo estaba tan caliente que no me daba ya ni rabia. Mis gemidos eran fuertes.
Las lenguas de Merche y mamá se tocaban cada vez más y cuando llegaban al glande se morreaban cual guarras de peli porno.
Gabi no podía más.
Gabi: ¿Queréis leche? Si os lo tragáis ya esta mamada es perfecta ¡joder!
Ellas se miraron y sonrieron pícaras.
Tumbaos aquí - les dijo el chico.
Las hizo tumbarse en sentido inverso a la cama, quedando él de pie junto a su cara. Yo veía los coños y como se los frotaban ellas alternando con sus propias tetas mientras le decían guarradas.
Merche: ¿Vas a darme mi leche?
Mamá: Te vas a correr,¿ eh?¿en mi boca? ¿Vas a echarme tu leche chiquitín?
Gabi les acercaba el glande a la boca y ellas succionaban mientras se seguían masturbando tanto él como ellas.
Entonces se corrió. Pegó un grito y comenzó a eyacular alternando en sus bocas. Dos chorros espesos cayeron en la boca de mi madre y otros dos en la de Merche otro más sobre las tetas de mamá. Merche se lo tragó y sacó la lengua en señal de que no le quedaba nada y mi madre tragó, puso cara de que no le había gustado nada pero tampoco dejó ninguna gota.
Gabi: ¡AAahh que gusto joder! Sois las mejores. Si me dais 10 minutos os hecho uno mas a las dos.
El ver ese pollón, imaginarme que me follaba a mí cuando se follaba a mi madre; el ver a esas mujeres ahí sumisas y compartiendo una polla enorme y la total sumisión, tumbadas tragando su esperma, me habían hecho no dejar de masturbarme todavía y seguí gimiendo.
Mamá: ¿Y ese ruido?
Merche: Viene de fuera, suena como tú hace un rato jajaja
Entonces vi que miraban donde estaba yo. Asustada salí corriendo pero con el pantalón por los tobillos no me dio tiempo a ir muy lejos y caí de bruces. La ventana se abrió y no me atreví a mirar atrás.
Me levanté y seguí corriendo, pero caí otra vez.
Gabi: ¡¡Qué culazo tienes, no corras guapa!!
Con las bragas y pantalones por los tobillos no iba a salir nunca de allí, así que me agaché y me subí los pantalones y bragas como pude. Al dar dos pasos adelante una mano me agarró y me hizo girar. Me tapé la cara con la mano libre. Era Gabi. Debía haber salido por la ventana.
Gabi: ¿Quién eres guarrilla te conozco?
Estaba muy oscuro y eso me ayudó un poco. Yo no sabía qué hacer para salir de esa. Lo primero que me vino a la mente fue darle un morreo sin quitarme la mano libre de la cara hasta que se lo di. Comenzó a besarme y yo me esforcé para que no se separase. Como me soltó para sobarme las tetas aproveché y le di un rodillazo en sus partes con todas mis fuerzas, y ese enorme chico de 1,90 cayó como caen todos.
Eché a correr y solo pude escuchar un ahogado "hija de puta". No dejé de correr hasta llegar al coche. Metí lo más rápido que pude las llaves y salí derrapando de allí...
CONTINUARA...