La Depresión de Mamá (3 de 14)
Estefanía no encuentra un momento a solas para parar los pies a Diego, así que aprovecha para recuperar el tiempo perdido desde la depresión de su madre disfrutando de una buena sesión de sexo con su novio. Lo que no esperaba era lo que sucedería al llegar a casa...
LA DEPRESIÓN DE MAMÁ.
Episodio 3
En los días siguientes no encontré un momento a solas para decirle cuatro cosas a este cerdo, aunque él tampoco pareció tratar nuevas encerronas.
Por suerte mi madre mejoraba. Ya había salido de casa, almenos para ir a comprar y hablaba más y se mostraba algo más activa. Se había pasado incluso por la agencia, pero en casa aún se mostraba triste y apagada por las noches.
Su cambio de humor había permitido que mi novio viniese a comer algún día a casa,aunque ella no tenía ningún tipo de confianza con él. No era así la relación de mi novio con Diego, que adquirió tal confianza que alguna vez quedaban juntos sin estar yo; bien para jugar a fútbol o ir con los amigos de mi novio a dar una vuelta vete tú a saber donde. No podía evitar pensar en el asunto de la ducha y que el cabrón fuera capaz de actuar como un amigo de mi novio cuando le había metido la lengua hasta las entrañas a su chica. Pienso que de algún modo disfruta con ello el muy cerdo.
Muchos fines de semana mi hermanita se iba con una amiga a dormir a su casa. Yo sabía que también aprovechaba para salir de fiesta hasta más tarde y tener algún rollete. A veces me los contaba, pero seguro que otras se lo callaba. La idea de que el cerdo de Diego se acercase a Cris me preocupaba. Si bien sabía que mi hermanita no era virgen, era una cría en la edad del pavo y este cabrón sin escrúpulos podría ser capaz de aprovecharse de ella.
Cristina es una mujercita bajita de 1,65 pero con las tetas más grandes que las mías. Es pelirroja con el pelo corto y ondulado. Tiene los ojos verdes de mamá, de hecho mamá siempre decía que era su viva imagen de joven. Su culo es un melocotón, y como las chicas y en especial las hermanas, compartimos todo, ella ya me había enseñado su chochito, que era rosadito y apetecible para cualquier chico. Si a Diego parecía gustarle mi coñito, el muy cerdo seguro que disfrutaría comiéndose el de mi hermana pequeña, y eso yo no iba a permitirlo.
Al tercer fin de semana desde que llegaran los invitados a casa, a eso de las 12 de la noche dejé a mi madre y a Merche algo borrachas recordando viejos tiempos. Diego debía estar en su cuarto. Me fui con mi novio que vino a buscarme de nuevo a casa en su Bmw. Esa noche, debía servir de punto de inflexión; yo quería volver a intentarlo...
En estas tres semanas habíamos tenido sexo en 4 ocasiones únicamente, y viniendo de la sequía de la que venía era poco. Realmente no solo era poco, sino que era más que insuficiente.
Mi novio nunca fue un gran follador. No es que tuviera mucho con quien compararle; mi vida sexual no se correspondía con mi cuerpazo. Había tenido 2 novios más con los que follé bastante y aunque no siempre eran grandes experiencias, cuanto menos eran polvos de 15-20 minutos y llegaba al orgasmo en bastantes ocasiones. Con Ángel en los 50 o 60 polvos que habremos hechado en el año que llevamos juntos los contaría con los dedos de las manos. En lo referente a estos 4 polvos en concreto, solo puedo decir que fueron muy malos. No duraba ni 5 minutos y no podíamos repetir porque no se empalmaba.
Mi chico también tenía problemas en casa. Sus padres, habían dejado volver a casa a su hermano mayor Jesús, un hermano que tenía muchos problemas con la droga y que después de una temporada sin empleo decidió volver a casa. Nunca se llevó del todo bien con él y ultimamente discutían mucho. En el trabajo tenía mucho estrés porque se estaban realizando numerosos despidos y temía por su puesto. Así que yo era comprensiva, aunque no podía evitar sentirme completamente insatisfecha.
Fruto de esa insatisfacción, comencé a sentirme más caliente día a día y fantaseaba y pensaba en grandes polvos con mi chico, haciendo cosas que no acostumbraba a hacer y por mis ovarios que hoy iba a ser diferente.
Hoy pretendía realizar juegos eróticos con él. Sus padres habían planeado una escapada a una casa rural y su hermano no solía llegar hasta las tantas y hoy había quedado con su novia por lo que seguramente se quedaría a dormir fuera. Así pues, teníamos la casa para nosotros. Yo llevaba una bolsa de fresas y él se había encargado de comprar chocolate.
Cuando atravesamos la puerta de su casa, mi novio me preguntó qué me apetecía hacer con su cara de bueno y esos ojos azules que me volvían loca. Yo reprimí mis impulsos de tirarme encima suya como perra en celo, pues temía empeorar la situación y echar a perder una buena ocasión para disfrutar de buen sexo.
Le dije que podíamos darnos un baño y luego ya veríamos. Me preparó un baño con mucha espuma y le pedí que se desnudase y me esperase dentro. Cuando se metió en la bañera me quite la ropa despacio haciendo movimientos sexys y contorneando mi cuerpo de espaldas a él.
Me quite el vestido negro que llevaba y me dejé puestos los tacones, un sujetador de encaje rosa precioso y un tanga rosa de hilo a juego y con la parte delantera con algunas transparencias comprado en women secret que le tuvo que dejar alucinado, pues nunca me había puesto nada tan sexy. Lentamente desabroché el enganche de mi sujetador aún de espaldas a él, mientras seguía contorneando mi cuerpo y mirándole con lujuria.
Ángel: Joder Estefi... ¡Cómo me estás poniendo! Eres tan preciosa...
Estefanía: Shhh con calma que tenemos toda la noche.
Me di la vuelta y me quité el tanga. Se lo tiré a la cara como un tirachinas, mostrándome totalmente desnuda ante él y con el chocho depilado con algo de pelo en forma de triángulo invertido, como dirigiendo la atención hacia mi coñito. Se quedó embobado con la boca abierta y yo me eché el dedo índice a la boca y sonreí viciosilla.
Me metí en la bañera y se acercó a besarme, pero no se lo permití. Quería llevar yo el control de toda la situación; mi calentura subía por momentos. Me acerqué y le besé el cuello con dulzura, chupando fuertemente siguiendo con un pequeño mordisco y al tratar de apoyar mi mano en el fondo de la bañera ya pude notar que su pene estaba pidiendo guerra.
Ángel: ¡AAh! Jooder ¿Qué te ha dado? Nunca te había visto así.
Hoy voy a ser una chica mala, pero si no te gusta igual es mejor que me vaya - le dije con cara de viciosa al principio y con algo de sorna al final.
Ángel: No no, si es que no te reconozco, pero me encanta.
Y era cierto, ni yo misma me reconocía. Siempre había sido muy normalita en las relaciones con mi novio. Postura del misionero, un poco de cowboy pero despacito y con cariño, y alguna postura más tumbada en la cama. Siempre eran penetraciones lentas seguidas de ritmos suaves y besos cariñosos. Mis gemidos eran leves sin hacer especial ruido. A decir verdad los gemidos eran leves y poco abundantes y como ya he dicho los orgasmos ocasionales.
Si hecho la vista atrás, me doy cuenta de que con mis anteriores parejas disfrutaba algo más, pero siempre sentí que faltaba algo. Suponía que al haber visto porno me hice una idea equivocada del sexo.
Me puse a horcajadas sobre mi chico, y rocé mis labios vaginales con su erecto pene. Jugaba con él, lo acercaba y lo separaba haciéndole sufrir un poquito, provocandole el deseo incontrolable de penetrarme. Le besé con lujuria los labios, una lujuria que nunca antes había mostrado con él, quizás con mi anterior novio en alguna ocasión muy muy extraordinaria. Él movió su cadera tratando de penetrarme ya de una vez, pero yo separé mi chochito y le mordí el labio inferior susurrándole que se lo tenía que ganar.
Me eché hacia atrás apretando mis pechos con las manos y le hice un gesto para que se acercase. Él se acercó y se lanzó a mis tetas. Mis pezones estaban ya duros y sensibles y no pude evitar gemir cuando empezó a lamerlos. Él también estaba desatado. Estaba contenta pues todo pintaba bien. Yo estaba cachondísima y mi novio parecía que esta vez iba a cumplir como un campeón.
Ángel, como ya he dicho era tímido en general, y más aún en las relaciones íntimas. En contadas ocasiones me comía el chochito y lo hacía siempre sin mirarme a los ojos y con vergüenza. Yo nunca se la chupé y es algo que siempre me apeteció, pero creo que la situación de sexo suave que teníamos no abarcaba ese tipo de acto sexual, aunque yo siempre fantaseaba con ello, recordando aquellos vídeos que vi de pequeña y porque no admitirlo, alguno más visto por internet.
Mi novio alternaba sus lametones entre mis tetas, moviendo su lengua sobre mis pezones desde el interior de su húmeda y ardiente boca. Noté que se estaba pajeando, así que le cogí esa mano para hacerla mía.
Estefanía: Ahí no... Aquí.
Dirigí su mano hacia mi coñito. Y guíe sus movimientos para masturbarme. Empecé a gemir, aunque más fruto del calentón que tenía que de la habilidad de mi novio con los dedos.
Tras un rato sin lograr corrérme le cogí la mano para tratar de mostrarle como hacerlo bien, pero no hubo manera.
Salí de la bañera y cogiéndole de la mano fuimos a su habitación, sin tan siquiera secarnos. Cogí las fresas y el chocolate del microondas, estaba ligeramente calentito todavía.
Me puse una fresa en la boca y derramé algo de chocolate sobre mi cuello, sobre mis pechos y especialmente sobre los pezones, seguidamente eché algo más sobre el ombligo. Ángel, guíado por el camino del chocolate, lamía mi cuerpo. Comenzó por el ombligo y subía lentamente hasta los pechos. Se entretuvo en los pezones. Yo estaba ya que echaba fuego; el coño me ardía pero estaba disfrutando de verdad y esa sensación me resultaba tremendamente satisfactoria dado todos los problemas que tenía en las últimas semanas con la depresión de mamá.
Cuando llegó a mis labios cogió con los dientes la fresa, y juntos la mordimos hasta quedar atrapados en un beso romántico sabor a fresa que me hizo estremecer.
Decidí devolverle esas sensaciones y eché chocolate sobre sus pezones, sobre su ombligo y su cuello pero en lugar de seguir hacia su boca derrame algo más alrededor de su pene y sobre sus testículos.
Él me miró extrañado y tremendamente excitado y no era para menos... Como ya he dicho, yo nunca se la había chupado, de hecho nunca había chupado una polla, así que era la primera vez que fuese a hacerle una felación a mi querido Ángel.
Lamí lentamente sus pezones mordiéndoles con cautela. Bajé mi lengua siguiendo el camino de chocolate y dando besitos en sus muslos alrededor de su zona más preciada. Fue entonces cuando me fijé en el falo de mi querido Ángel. Tenía un tamaño normal, unos 15cm y estaba circuncidado. El problema es que era algo estrecho, algo que las chicas solemos calificar como "Pene boli", pero era mi chico y yo le quería tal y como era.
Tras mirarle a los ojos con lujuria él no pudo evitarlo y me cogió el pelo para acercarme a su falo, yo le separé la mano y le dije que era yo quien mandaba. Me dispuse a lamer el chocolate de sus huevos cuando al mirar su falo, me vino a la mente el enorme pene de Diego. El enorme falo del cerdo de Diego se presentaba ante mí en lugar del pene de mi chico. Fue un momento rápido pero me sentí mal y sobretodo descolocada. Me lancé con lujuria a lamer los huevos a Ángel como súplica de perdón ante mi pensamiento no intencionado. Comencé con besitos, pero luego mis lametones limpiándolo de chocolate iban seguidos de sorbos para introducir los huevos alternativamente en mi boca. Era algo que recordaba de escenas porno, y el sabor chocolate, unido al calentón que tenía lo hacían muy placentero, aunque me daba algo de vergüenza.
Ángel: AAhh.. joder Estefi que bien lo haces.
Estefanía: ¿Te gusta? Pues ahora verás.
Lamí su pene desde el tronco hasta el glande. Lo envolví con mis labios y comencé a subir y bajar mi boca a la vez que con la lengua estimulaba su frenillo. No pasó ni un minuto cuando Ángel me pidió que parara. Yo estaba masturbando su miembro a la vez que lo tenía dentro de mi boca. Le di un último chupetón al glande mientras me separaba pero entonces ya era tarde. Él empezó a eyacular y ante mi indeferencia por lo inesperado del momento quitó mi mano de su miembro y se masturbó para no echar a perder ese orgasmo. Eyaculó una cantidad enorme de esperma. Quizas como 6 o 7 chorros enormes que le impregnaron toda la mano y alguno saltó hacia mí cayendo sobre mi pelo y mis muslos.
Me dijo que había disfrutado más que nunca, y vista la cantidad de semen esparcida debía ser cierto. Yo estaba desilusionada y mi excitación se estaba apagando. Le pedí que me devolviese el "favor", así que me tumbé sobre la cama. Él fue al baño a coger la esponja humeda para limpiar el semén de mis muslos, quería cambiar las sábanas manchadas pero yo le dije que más tarde.
Apenas había comenzado a lamer mi coño cuando sonó el teléfono, le pedí que lo dejara estar. Tras dejar de sonar llamaron otra vez, pero esta vez al telefonillo y entonces él se fue al salón a atender la llamada.
¿Cómo podía haberse trastocado todo? Estaba rabiando de mi mala suerte, pero ahí no había acabado. Entró mi chico y me dijo que su hermano estaba abajo que estaba subiendo que me vistiese rápido mientras le entretenía. Yo fui directa al baño lo más rápido que pude para recoger mi ropa y vestirme , el tanga estaba en la bañera mojado y por lo tanto inutilizable el sujetador no lo veía por ninguna parte así que me puse directamente el vestido y no me quité ni el chocolate que aún chorreaba por mi entrepierna.
La puerta principal se abrió de golpe y escuché a alguien correr. Su hermano entró corriendo al baño de golpe, abriendo la puerta del baño de par en par y echando una apestosa pota en el wc. Salí corriendo y le pedí a mi novio que me llevara a casa.
Apenas hablamos durante el trayecto, le dije que me dejara a unos 500 metros de mi casa porque necesitaba que me diese un rato el aire. Cuando se fue suspiré y me quedé un rato pensando. Ángel era un chico muy atento, me hacía regalos, me sacaba a pasear, a cenar, y me llevaba en coche a todas partes. Era guapo, pero era muy tímido, sobretodo en la cama, y encima llevábamos una racha que madre mía.
Comencé a caminar rápidamente. Estaba muy oscuro y tenía algo de miedo.
Al llegar a casa, vi las luces de la sala de estar encendidas. No tenía reloj, pero debían ser por lo menos las 3 de la mañana, se ve que mi madre y Merche seguían de cháchara.
Cuando fui a abrir la puerta, en medio del silencio más absoluto, no pude evitar escuchar a mi madre, con una borrachera descomunal.
Isabel: Eres un chico taaaan "agraddabble" y simpático, no te conviertas en un hijo de puuuta como mi marido.
Diego: Tú ex-marido no sabe lo que se ha perdido te lo digo yo.
Isabel: ¿¡En serio!?, ¿Tú me vvves atractiva? Si soy una vieja amargada que no puede atraer a nadie... snif..
Diego: No eres vieja para nada, eres una mujer hecha y derecha que se ha olvidado de lo sexy que aún resulta para cualquier hombre.
Escuché una serie de besos en la mejilla y unos lloros y entonces...
Isabel: No sé como dice tu madre que no te comes un colín, con lo bbbuena persona que eres y lo grande y fuerte que estásss, tengo que decirle a mi hija que te presennnte a alguna amiga suya.
Diego: Déjame que te demuestre si me como o no colines.
Escuché un ruido claramente de morreo (y algo largo podría añadir) y a mi madre decir que había bebido demasiado que se iba a la cama. Entonces la vi pasar por la ventana junto a la puerta y Diego iba detrás le agarró de la cintura y le dió la vuelta para darle otro morreo.
Isabel: Para Diego, eres un crio, yo soy muy m-mayor y encima eres el hijo de mi m-mejor amiga por dios.
Diego: Me has puesto como una moto ahora no te eches atrás, mi madre no se tiene porque enterar, está durmiendo la mona en su habitación y no se levantará hasta mañana.
Isabel: Que te he dicho que no, y no se hable más.
Mi madre Isabel le supo parar bien los pies y se fue a su habitación.Diego se quedó allí de pie aunque por poco tiempo, pues la siguió escaleras arriba.
Mi casa tenía dos plantas. La entrada principal daba al enorme salón con el sofá y televisión a la derecha y un ventanal que daba al jardín y la piscina. Entrando a la izquierda un pasillo llevaba a la cocina, a la habitación de invitados(donde debía estar Merche durmiendo la mona) y a su baño y a un despacho que usaba mi padre. De frente una escalera daba a la parte superior donde estaba la habitación de matrimonio con su baño a mano izquierda junto a la habitación de mi hermana y un vestidor y a la derecha dos cuartos más otro vestidor para mí y otro baño.
Aproveché para entrar discretamente haciendo el menor ruido posible me quité los tacones y subí despacio la escalera.
En el pasillo no vi a Diego,fui a su habitación y el muy cabrón no estaba. La luz del baño estaba apagada, así que estaba claro que había ido a ver si mi madre caía. El muy cerdo se estaba aprovechando de la borrachera insólita de mi mamá.
Me acerqué al quicio de la puerta, pues no estaba cerrada, y vi a mi madre de pie junto a la cama tratando de apartar las manos de Diego de su cintura mientras también apartaba los labios de ese cabrón.
Diego bajó sus manos al culo de mi madre apretándolo con fuerza, la presionaba contra su cuerpo, y le sobaba el cuello con los labios. Desde aquí podía ver la cara de mi madre; estaba borracha, y mucho.Estaba despeinada y con los ojos rojos y las mejillas enrojecidas. Llevaba una blusa ancha de color blanco y un pantalón largo de color rojo tipo malla.
Mi madre le pedía que parase continuamente pero apenas tenía fuerza para resistirse, la embergadura de Diego y su borrachera lo hacían imposible.
Escuché la melodía de mi telefóno sonando dentro de mi bolso que había dejado en el recibidor. Ellos no parecieron oirlo y como no dejaba de sonar bajé a ver quien era. Era mi hermanita Cris, así que lo cogí. Me dijo que si podía ir a buscarle, que su amiga se había ido con un chico y no volvía así que después de echarle una pequeña reprimenda, cogí las llaves de mi coche. Me disponía a salir, pero no obstante antes de irme sentí la necesidad de subir de nuevo a la habitación de mi madre.
Mi madre estaba ya tendida sobre la cama con Diego, que ya le había quitado la blusa y el sujetador y le estaba sobando las tetas situado de rodillas a los pies de la cama.
Pasaba su lengua sobre los enormes pechos salivando los pezones y mordiéndolos mientras amasaba ambas tetas con sus enormes manos.
Mi madre seguía diciendo que no estaba bien que parase, pero apenas oponía resistencia.
La mano derecha de Diego se posó sobre el pantalón rojo de mamá a la altura del coño, y rozó con sus dedos por encima mientras ella trataba de quitarle la mano. Diego se la cogía y con la mano izquierda le agarró ambas manos a mi madre sobre la cabeza. con la otra rozaba cada vez de manera más violenta sobre el pantalón y besaba las tetas salivando como un puerco, haciendo todo tipo de ruidos al sorberlas.
Quise entrar, pensé que lo mejor era bajar abajo y dar un portazo como que había llegado de improvisto, pero entonces mi madre empezó a gemir. Observé detenidamente y ví como Diego ya había soltado las manos de mi madre Isabel, y ella le acariciaba el pelo mientras el seguía disfrutando de sus senos. Mi madre ya no parecía la mísma.
El muy cerdo le bajó el pantalón se escupió en la mano derecha y ya sus dedos jugaban con el coño de mamá tras apartar las bragas hacia un lado.
Diego: Vaya pelambrera tienes jeje ¿Cuanto hace que no disfrutas de un hombre eh? Un hombre que te de lo que necesitas.
Isabel: Mmm Mmmm mucho, pero esto no está bien. Tenemos que parar en serio, eres el amigo de mi hija, podría ser tu madre.
Diego: Ahora ya no hay vuelta atrás me has puesto como una moto, deja que me desahogue.
Pese a que mi madre hacía algo de fuerza para cerrar las piernas, Diego se las separó y masturbó a lo bestia con la mano a mi madre. Podía oir el ruido húmedo de su coño, sus fluidos eran abundantes, aunque ella intentaba levantarse(o eso parecía) comenzó a gemir muy fuerte y sus piernas estaban ya muy abiertas
Isabel: ¡¡ Aah Aaaah MMMM !!
Quería entrar, parar eso de una vez pero me sentía impotente. ¿Qué iba a decir? ¿Como podría afectar esto a mi madre y su depresión? El cabrón de Diego se estaba follando a mi madre impúnemente y yo aún siendo su hija no podía dejar de mirar.
Ella le intentó apartar con las manos, pero Diego se las volvió a agarrar como antes. Se bajó el pantalón con la mano derecha dejando ver su enorme pollón totalmente empalmado dejando un gran hilo de liquido preseminal desde la punta hacia el calzoncillo que ya tenía por las rodillas.
Con la mano llena de flujo se la pasó por el glande recogiendo su liquido preseminal, y dirigió los dedos a mi madre, introduciéndoselos en la boca. Mi madre pusó cara de asco, y giró la cabeza, pero el cerdo no sacó los dedos y movío la mano siguiendo el gesto de huída de mamá. Ella al final los chupó mientras él se jactaba de sacar a la puta que llevaba dentro.
Diego dirigió la cabeza de su polla al coñó pelirrojo de mamá y la introdujo lentamente y la sacó, para hacerlo una y otra vez, hasta que la tuvo ya toda dentro. El enorme pollón de Diego hizo temblar a mamá.
Diego: Ves, si lo estás deseando, Ahora te voy a echar un polvo rápido, pero ya follaremos como Dios manda, vaya que sí.
Isabel: Mmmmh no nooo para...
Diego aceleró sus embestidas, y mi madre, que al principio decía que no, pasó de mover las piernas como si quisiera separarse a rodear su culo con ellas. Isabel ya actuaba de otra manera. Jadeaba sudorosa, gemía de placer y abrazaba diego en sus embestidas.
Los huevos de Diego rebotaban contra el coño de mamá el cual se estaba tragando por completo ese falo.
Ya aunque quisiera, no tenía excusa para romper la intimidad de mamá. No podía entrar, nada hacía ver que mi madre estuviera siendo forzada, ese cerdo le había dado la vuelta a la tortilla. El muy cabrón le había pasado la lengua por el coño a su hija y ahora se estaba follando a la madre.
Salí de allí a por mi hermana, y al volver a casa aunque las luces estaban apagadas hice bastante ruido con la puerta previniendo que aún estuviesen juntos y que mi hermana, a la que evidentemente no le había contado nada, pudiera escuchar algo al llegar a su habitación. Pero al subir las escaleras, pude escuchar los ronquidos de Diego desde su habitación, mi hermana se reía, pero yo solo podía pensar que estaba descansando a gusto después de haberle destrozado el coño a mamá...
CONTINUARÁ...