La Depresión de Mamá (2 de 14)

Estefanía va al aeropuerto a buscar a la amiga de su madre en busca de esperanza. Las pocas dudas de si la aparición de Diego en su vida iban a suponer un fuerte impacto quedan disipadas en el primer fin de semana...

Tres días más tarde acudí al aeropuerto a buscar a Mercedes.

Pese a su edad, tenía una figura espectacular. Se veía operada de pechos, los tenía bien firmes, y tenía unas anchas caderas que le hacían una figura muy sensual. Tenía el pelo negro azabache,largo y rizado. Se había hecho la permanente pues yo la recordaba de pelo liso. Sus ojos Eran castaños claros y sus labios, prominentes, también estaban operados. Estaba morena de rayos uva y parecía más bien una muñeca sexy que una madre de 42 años. Llevaba puesto un top negro bien apretado y un pantalón vaquero oscuro, por encima, una chaqueta de piel de algún tipo, de color beige.

Mercedes: ¡¡Hola Estefanía!! ¡¡Madre mía que tipazo tiene!!. Te has convertido en una mujer. ¿Tendrás a los chicos loquitos,no?

Estefanía: Jajaja Bueno... Tengo novio desde hace 1 año, pero me cuido. Tú si que estás bien. Por tí no pasan los años.

Mercedes: Bueno, mi dinero me ha costado, no te creas. A estas alturas es difícil sentirse deseada como antes.

Dicho esto dio una vuelta sobre sí misma y nos dimos un fuerte abrazo.

En ese momento apareció Diego. Estaba mucho más alto, sobre 185cm, pero era en esencia igual, si acaso, se le veía más "mazado"; no un mazado de gimnasio pero con brazos grandes y fuertes. Presentaba un aspecto desaliñado, con el pelo bastante abundante sin peinar y barba de varios días.LLevaba un pantalón vaquero claro y una chaqueta vieja de publicidad.

Diego: Estefanía... Quien te ha visto y quien te ve. Dame un abrazo.

Diego me dio un fuerte abrazo, dos besos y al separarse me cogió de la cintura y me piropeo mientras me observaba de arriba abajo. Yo me quedé un poco cohibida y no supe que decir.

Fuimos a coger el coche y nos dirigimos a casa. En los 40 minutos que duraba el trayecto hablamos un poco de todo. Les conté un poco por encima el estado de mi madre, y le dije a Mercedes que ya hablaríamos en casa. También le dije que era una sorpresa hacia mi madre y que no sabía como se lo iba a tomar. En cierto modo, temía su reacción.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue ir a ver a mi madre que estaba en su habitación. Le dije que traía una sorpresa y al entrar Mercedes se vino abajo y se fundió con ella en un fuerte abrazo. Yo las dejé solas y así estuvieron por un largo rato.

En los siguientes 3 o 4 días mi madre comenzó a estar más por casa y menos en la habitación y ya almenos se vestía. Aunque fuera con cualquier cosa por lo menos no era un pijama.

Mercedes, o Merche como me pedía que la llamase, me ayudó a llevar la casa y por fin llegado el fin de semana, pude salir un día de fiesta con la tranquilidad de que las cosas iban mejorando.

Mi novio Ángel vino a buscarme en su coche. Le presenté a Diego e hicieron buenas migas enseguida. Suponía que mi novio tendría recelo de que otro chico durmiese en mi casa, pero se ve que le cayó simpático desde un primer momento. De todos modos mi chico es bastante tímido y reservado como para montar cualquier numerito.

Ángel no es muy alto, más o menos de mi altura. Es de complexión atlética pero más bien tirando a delgado(cuando me gusta picarle le digo que es un tirillas y entra siempre al trapo). Eso es lo único que flojea en su persona. Él es tremendamente guapo. Tiene el pelo corto tipo militar muy oscuro. Tiene una frente sin rastro de granos con las cejas finas y bajo ellas unos ojazos azules que cuando te mira te pones contenta. Es un chico atento, amable y agradable. Además me encanta su forma de hablar y la educación que tiene con todo el mundo.

Estuvimos hasta las tantas en una discoteca bailando. Yo llevaba un vestido blanco ceñido con un cinturón ancho de color negro y unos tacones de color negro a juego, mis labios estaban pintados de un rosa chicle.

Yo alternaba a bailar con los dos, evidentemente más apretada a mi novio y más separada con Diego. Tomé varias copas, y cada vez estaba más deshinibida y distraída de la situación en casa, solamente pensaba en pasármelo bien.

En un momento que mi novio fue al servicio, Diego aprovechó para bailar conmigo coincidiendo con una música más estilo reggeton y me agarró de la cintura metiendo su pierna entre las mías. Acercó su cabeza a mi óido y su mano fue bajando por mi cintura. Yo estaba entre cortada y bloqueada por lo inesperado de la situación.

Diego: Estefanía, no sabes la de pajas que me he hecho pensando en ti. Tú eres la primera chica que me tocó el rabo, y si no fuera por lo pequeños que éramos ya te habría hecho mía.

Bajó su mano derecha de mi cintura a mi trasero y yo se la separé y traté de apartarme. Diego me atrajo con fuerza hacia él, una fuerza muy superior a la que yo ejercía y no me podía resistir sin armar un espectáculo que yo no quería en absoluto.

Diego: Tu novio es muy simpático, pero no sabe lo que yo sé. No tiene pinta de saber darte lo que tú necesitas.

Vi a mi novio venir entre la gente y le dije que nos iba a ver que me soltase y lo hizo, pero no sin antes darme un lametón seguido de un beso en el cuello que me produjo un escalofrío por todo el cuerpo y se me erizaron los pelos. Se separó justo a tiempo de que nos viese mi novio, y acto seguido se despidió y nos dijo que se pillaba un taxi a casa. Mi novio se ofreció a llevarle pero él le dijo algo al oído y mi novio le sonrío y le chocó la mano.

Cuando vi a Diego alejarse le pregunté a mi chico qué le había dicho y me contestó que le dijo que tenía una chica muy guapa y que no quería estropearles un momento de estar juntos con todo lo que estaba sucediendo estos días atrás.

Ángel dijo que Diego era un chico muy majo; yo no podía evitar pensar que mi novio era tonto y en lo que me había dicho Diego hacía unos minutos. Estaba claro que esto solamente era el comienzo y que no se iba a venir abajo. Tenía que cortar esto de raíz o podía haber algún malentendido.

Cuando llegué a casa todos estaban durmiendo y yo hice lo propio.

Al día siguiente me levanté y me dí una ducha. Entro mi hermana a hacer un pis y le estuve contando qué había hecho y como me lo pasé el día anterior; naturalmente no le dije nada de Diego. Me pidió que me diera prisa que ella también se quería duchar, que en el otro baño estaba Merche y que mamá estaría durmiendo y no quería molestarla entrando a su baño.

Escuché cerrarse la puerta cuando mi hermana salió, pero poco después se abrió de nuevo.

Estefanía: Cris, ¡Te he dicho que ya termino coño!

Diego: Eso es lo que yo quiero verte, el coño.

Y dicho esto, con una sonrisa de oreja a oreja, el que hacía unas horas me había asustado con sus palabras abrió la mampara de la ducha y se metió conmigo desnudo.

Solté un grito. En ese preciso momento Merche abrío la puerta y se asomó preguntándome si estaba bien. Yo por vergüenza no dije nada de Diego y dije que sí, que me había resbalado y temí caerme.

El cabrón se arrimó a mí desde atrás, yo me tapaba los pechos con una mano y trataba de separarle con la otra.

Entonces entró Merche y me preguntó si había visto a Diego que no estaba en su cuarto y no lo veía por la casa. Yo, asomada ligeramente,me quedé pálida pensando que pudiera verle conmigo en la ducha. Por suerte con el vaho del agua caliente y el tipo de mampara no pudo verle conmigo dentro, si no... no hubiera sabido que decir.

Estefanía: No,ni idea. Ayer se supone que vino antes que yo. Supongo que habrá salido a dar una vuelta o a correr.

Merche: ¿ A correr? Ja. No caerá esa breva. Y bien le vendría, que con esa barriga que está echando y ese poco cuidado que se tiene no se come un colín.

Estefanía: Hombre es un chico alto y fuerte, alguna chica tendrá por ahí.

Merche: Que ya te digo yo que no. Ese lo más cerca que está de un chocho es cuando va en el autobús sentado junto a una tía. Lo más cerca, te lo digo yo que soy su madre.

Ahora mismo estoy bastante cerquita de un buen chochito, y bien mojadito ¿Salgo y se lo digo? - me susurró al oído Diego.

Estefanía: Bueno Merche termino de ducharme y si quieres salimos a ver si lo vemos.

Yo solamente quería que saliese, y evitar que viese a su hijo desnudo conmigo en la ducha. Ahora no tendría ninguna excusa y no quería que pensara que era una golfa que engañaba a su novio a las primeras de cambio, y encima con su hijo.

Merche: Uf espera voy a hacer un pis.

Diego (susurrando) : Te voy a decir lo que vas a hacer. Échate hacia delante y pon el culo un poco hacia atrás. Si dejas que te vea el chocho de cerca con eso me conformo, si no, salgo a saludar a mi mamá.

Merche: Joder chica, estás pálida como la pared.

Estefanía: Será la resaca, no suelo beber y anoche me tomé 4 o 5 copas.

La verdad era que Diego se había agachado y podía notar su respiración en mi culito. De hecho creo que me estaba tirando el aliento pues sentía su calor sobre mi chochito. La situación me tenía totalmente descolocada. Mi intención era cortar de raíz las pretensiones de este chico, pero ahora mismo estaba más cerca de mi coñito de lo que había estado mi novio en las últimas 3 o 4 semanas.

Sin esperarlo noté como Diego me dió un lento lametón del chocho al culo haciendo presión con su lengua en mi ano. Temblé y tiré algunos envases de champú y jabones varios además de la alcachofa de la ducha.

Merche se levantó e hizo ademán de acercarse.

Merche: Uy chica que mal te sienta el alcohol sí.

Estefanía: Ya salgo, aaahm.. dame un minuto.

Cerré la mampara con fuerza y me apoyé en la mísma cuando Diego hundió su lengua con fuerza y sin compasión en mi chochito todo lo que mis nalgas le permitían. Me mordí el labio pero no pude evitar gemir; entonces el cabronazo se separó absorbiendo con sus labios mis labios vaginales haciendo un ruido exagerado, se levantó me miró a los ojos cuando giré la caray a continuación, me dio un beso en los labios. Le empujé y le dí un bofetón muy fuerte; por suerte su madre ya se había marchado.

Diego: Que rica que estás. Mucho mejor de lo que había imaginado. ¿No quieres hacerme una paja por los viejos tiempos?

Estefanía: ¡Eres un cerdo! Voy a entretener a mi hermana para que no venga a ducharse y apáñatelas para salir sin que te vean.

Diego: Dile a tu hermana que entre y me ducho con ella, así ahorramos agua.

Le miré con ojos de furia ya desde la puerta. Volví sobre mis pasos y le dije que ni se le ocurriese acercarse a mi hermanita.

Diego: Tranquila, si me das lo que quiero no tendré que buscarlo en otro lado. Ésta está hambrienta y si algo he aprendido, es que con este tamaño se la rifan.

Por primera vez me fijé en su polla. Estaba bastante dura aunque no parecía empalmado completamente. Era más grande de lo que recordaba, más incluso que las de las revistas que veíamos de pequeños. Estaba completamente depilado y su glande rosado y mojado sobresalía del prepucio.

Cuando volví a mirar para arriba vi como se reía mientras se enjabonaba el pelo.

Estefanía: Que te den y que sepas que mi novio la tiene más bonita y seguro que folla mejor que tú.

Acto seguido cerré la puerta de un golpe y me fui.

CONTINUARÁ...