La Depresión de Mamá ( 12 de 14)

Atada a una silla, con los ojos vendados, completamente desnuda... Estefanía se abandona a sus más oscuros deseos. El desenlace está muy próximo.

LA DEPRESIÓN DE MAMÁ

Episodio 12

Todo estaba oscuro. Tenía una venda en los ojos y mi pelo estaba recogido en una gruesa trenza. Estaba completamente desnuda, sentada en una caliente silla de madera, junto a la chimenea. Tenía los brazos atados a la espalda, justo tras el respaldo de la silla. No podía separarlos por más que lo intentase y sentía el calor de la chimenea proyectarse hacia mí hasta calentar mi cuerpo desnudo.

Sentí un aliento cálido junto a mi oreja, un húmedo beso me erizó la piel al contactar con mi cuello. Pequeños besos lo recorrían hasta llegar a mis pechos. Mis pezones apuntaban al techo no de la forma habitual, sino tratando de alcanzarlo. Un cálido aliento adelantó una lengua rodeando el pezón de mi pecho derecho, mientras no podía evitar un gemido. Una mano estrujó mi otro pecho, y al poco eran dos manos las que masajeaban mis tetas mientras una boca húmeda y caliente alternaba entre los pezones; succionando, provocando que gimiese.

Estefanía: mmmhh Diego... sabes que no podemos... no debemos... mmmhh

No hubo respuesta.

Se separó de mí y desde atrás, volvió a lamer mi cuello, succionando a continuación también mi oreja derecha. Estar con los ojos vendados, había acrecentado la intensidad de las sensaciones, y cuando desplazaba su boca sobre mi cuello y mis hombros me hacía estremecer. Una de las enormes manos bajaba hasta mis piernas, que estaban cerradas y trataban de resistir el acercamiento a mi coño cada vez estaba más caliente.

Los besos en el cuello, los masajes en mis pechos desde lo más ancho de los mismos hasta los pezones, , esas enormes manos que sabían lo que hacían me estaban provocando un fuerte calor en mi parte más querida, que trataba de decirme: "deja de resistirte y ríndete al deseo".

Su mano acariciaba mis muslos, cada vez más cercanas a la cara interna de los mísmos. Entonces, justo cuando iba a separar ligeramente mis piernas para darle acceso a algo más, él se separó de nuevo.

Notaba el calor de su boca acercarse de nuevo a mis pezones, pero esta vez se detenía ahi. No podía verle, pero podía sentir su aliento, su acercamiento hacia mí . Unos lametones selectos en mis pezones, lametones y separación. Así una y otra vez. Acercamiento a mi boca sin llegar a besarme, al tiempo que sus manos me agarraban de la cintura. Al sentir en mis pezones la saliva, al sentir el electrizante sentimimiento del placer y deseo más grande, yo trataba de acercar mis pechos en un imposible movimiento por la atadura que me tenía prisionera. Prisionera y a merced.

Una mano tras mi nuca, masajeando con sus enormes dedos mi cabeza y pelo, bajo la trenza. Un calor cercano a mis labios. Ligeros y suaves besos mientras otra mano apretaba uno de mis pezones y lo retorcía,estrujaba y tiraba de ellos, provocando un deseo aún mayor del experimientado. Saqué mi lengua esperando un beso más largo, pero solo pude notar su dedo el cual lamí a la par que le pedía que me besase.

El dedo abandonó mi boca, y una lengua entró en su lugar. Le besé con lujuria, usando la mayor lengua que jamás habría usado. La envolví entre mis labios. Él succionaba los míos y sus manos bajaron a mis piernas, agarrando fuertemente los muslos. Yo estaba entrando en éxtasis y no puse impedimiento cuando con fuerza separó mis piernas y unos dedos se posaron sobre mi húmedo coñito.

Sus expertos dedos separaban mis labios, se introducían y salían, masajeaban mi clitoris. Yo sentía tanto placer y deseo que trataba de apagar mis gemidos con los besos, pero no había ya boca junto a mí, sino que esa boca fue bajando a besos por mi torso desnudo, deteniéndose en los muslos, besándolos húmedamente y acercándose poco a poco a mi chochito. Era un juego cruel. Empezaban los besos cerca de mi rodilla y poco a poco se acercaban a mi coñito, pero no acababan allí. Volvía a repetir el proceso, pero esta vez en la otra pierna, y así un par de veces más.

¿Quieres que te lo coma? - susurró una voz muy baja.

¡Sí joder! ¡Cómemelo por favor! - le dije presa del deseo.

Un par de lametones como los disfrutados anteriromente en mis pezones me hicieron estremecer de nuevo. Jamás había sentido esa zona tan y tan caliente. Acercaba su boca pero solo la punta de su lengua contactaba conmigo. Yo no podía más, le pedía por favor una y otra vez que me lo comiese, que no podía aguantar más, que le haría lo que fuera.

Entonces la voz sonó junto a mi oído.

¿Quieres que lo haga?, ¿Cuánto lo deseas? - susurró.

No quiero otra cosa en este mundo - le dije.

Pues si quieres que lo haga tienes que chuparme la polla con el mismo deseo que yo tengo por ti - me dijo con voz segura.

Estefanía: Métemela en la boca.

Su glande se posó sobre mi mejilla. Yo movía la boca para metérmelo en su interior. Lo envolví con mis labios mientras mi lengua daba vueltas y se centraba en ensalivar a conciencia su frenillo. En pocos segundos su polla entraba y salía de mi boca y yo no quería otra cosa.

La sacaba y jugaba acercándomela a la boca, pero sin llegar a metérmela más que un segundo. Yo succionaba con fuerza como si no quisiera perderla. Entonces se separó y le noté de nuevo en frente a mi coñito. Y lo succionó con fuerza. Alternaba largos lametones con succiones y lenguatazos a mi clítoris, que estaba hinchadísimo.

Noté como mis piernas se posaban sobre sus hombros. Tenía con ello la mejor posición para seguir haciéndome una comida espectacular. Entonces volvió a ponerse de pie, y volvía a meterme la polla mientras con sus dedos jugaba con mi clitoris. Yo gemía fuerte y sensual, noté que los dedos se transformaban en lengua, y noté dos manos sobre mis pechos. Poseída por el placer y la lujuria tardé un poco en darme cuenta de que la polla seguía en mi boca y entonces comprendí que había dos personas.

Me sacó la polla de la boca, y antes de poder formular mi pregunta un ardiente beso seguido de un "shhh disfruta" me hizo callar. Una lengua en lo más profundo de mi coño, dos dedos frotando mi clitoris mientras otra lengua jugaba con mis pezones y dos manos masajeaban mis pechos. Estaba en la gloria más absoluta y no existía nada mejor.

Noté que me echaban hacia atrás y temí caerme, pero me debió sujetar quien me estaba metiendo la polla en la boca de nuevo. Unas manos separaron y agarraron mis piernas y noté un pollón enorme abrirse paso en mi conejito. Comenzó un lento vaivén hasta que estuvo toda dentro; se sentía muy grande. La que tenía en la boca también. No sabía cuando me había entrado ni cuanto medía pues mis manos seguían atadas. Una sumisión así era increíblemente excitante, y no quería abandonarla por nada del mundo.

La polla en mi coño entraba cada vez más rapido, y la de mi boca salía para acercarme los huevos, los cuales yo, hambrienta de sexo, succionaba con fuerza para ahogar mis ya gritos.

Una mano me quitó la venda de los ojos y pude ver a Diego desde la perspectiva de su enorme polla en mi boca que no podía alojar ni la mitad. Entonces miré al frente y ví a Jesús, mi cuñado.

Jesús: Mira que eres puta, no querías una polla y tienes dos. ¿Te gusta como te follo zorra? Míramela, mira que nardo.

Justo cuando miré mi bajo vientre para ver la polla de Jesús reventar mi coño me desperté.

Eran las 4:15 de la mañana y tenía mi pijama pegado al cuerpo del calor.

Ha sido un sueño - me dije- pero qué sueño jijiji.

Cerré los ojos con fuerza tratando de recuperar la imagen con la esperanza de recuperar el sueño, pero pese a dormirme enseguida, ya no regresó.

Habían pasado varios días en los que apenas había visto a mi novio y no habíamos follado siquiera. Ni pajas ni nada. Había tenido varias encerronas más de Diego. Una mano inoportuna bajo la mesa mientras comíamos en la cocina estando todos delante y yo tratando de separarla sin montar el espectáculo, cogerme la mano y acercarla a su polla bajo la manta mientras veíamos una película con mi hermana y sobretodo, otra vez que se metió en la ducha desnudo conmigo pero esta vez salí rápido y pude ir a mi cuarto sin que nos viese nadie.

Parecía desesperado por follarme. Estaba claro que mi hermana no había tenido nada más con él, pero no sabía si mi madre ahora tampoco se lo follaba, y es que mi madre ya iba al trabajo casi todos los días y se había vuelto a apuntar al gimnasio. En casa rara vez debían tener un momento a solas porque siempre estábamos alguno.

Era domingo por la mañana y, como siempre, me pillé algo para desayunar, me lo llevé al salón y puse la tele. No había nadie en el salón, pero en un par de minutos aparecieron por la puerta mi madre y Merche.

Joder, no sé donde dejé las bragas.- oí decir a mi madre, que no se había cerciorado de que yo estaba a escasos metros oyéndola y que incluso me asomé un momento: el tiempo justo para verla con un vestido azul marino ceñido manchado y despeinada como si la hubieran revolcado por el suelo.

JiJiji- reían las dos como si fueran colegialas y no madres con hijos que ya pasaron la adolescencia.

Merche: Joder vaya follada más rica, y menudo pollón de Gabi. Ya tenía ganas de probarlo otra vez.

Mamá: jajaja mira que eres guarrilla. A mí el que me gustó fue el nuevo , que bien follaba el cabrón, me va a costar sentarme derecha hoy, mira como tengo el coño.

Merche: A ver... joder tía lo tienes rojo como un tomate jajaja.

Mamá: Joder es que tenía una fuerza que no veas, parecía que me quisiera apuñalar.

Merche: Sí,... una puñalada de carne.

Jijiji - volvieron a reir las dos.

Mamá: Voy a darme una ducha, prepara un poco de café y nos lo tomamos en el salón. Bajo enseguida.

Merche: Pues sí, porque siendo ya las 9 casi mejor no acostarse hasta después de comer.

Mi madre subió las escaleras y Merche fue a la cocina, seguramente a hacer café.

Madre mía, ambas de nuevo de fiesta y ambas de nuevo folladas, y esta vez había otro. Mi madre había dicho claramente el chico nuevo. Joder mi madre se había vuelto un putón, follaba más que yo. Todos follaban más que yo, hasta mi hermana.

Al aparecer en el salón con una bandeja con la cafetera y dos tazas además de unas pastas, Merche se asustó al verme allí y se sobresaltó.

Merche: ¡Uy! Madre mía que susto me has dado. ¿Acabas de bajar?

Estefanía: No, llevo 20 minutos por lo menos, no podía dormir la verdad. Me hice un colacao y me puse la televisión. ¿Tú parece que vienes de fiesta no?

Merche: Jajaja. Acabamos de venir de fiesta la verdad, ya ves como voy vestida. Tendrías la televisión puesta y por eso no nos oíste llegar.

Estefanía: Claro que os escuché llegar, y no solo llegar, parecíais muy contentas. Hablábais muy bajito y no me enteraba de nada, además os estábais riendo todo el rato. ¿Os lo pasásteis bien anoche no? Jajaja.

Me hice la despistada para que no pensaran que había oído lo que habían dicho, no quería una conversación embarazosa la verdad.

Merche dijo que sí se lo pasaron bien, que bailaron mucho,que bebieron mucho, y que conocieron a unos chicos muy majos y agradables.

Y tan agradables serían, hincando sus pollas en vuestros coños cacho putas - pensé.

Enseguida apareció mi madre ya con una bata, y cuando me vio me vino a dar dos besos. Me estuvo contando que se lo pasaron super bien, y que disfrutaron mucho esa noche. Ambas se miraban y Merche le hizo un guiño de aprobación.

Estefanía: Vamos que habéis mojado esta noche.

Mamá: ... ¿Eh?

Merche: Puede ser. ¿Te parece mal?

Estefanía: Hombre... ni es asunto mío, ni quiero saber con quien se acuesta o no mi madre la verdad.

Era mentira. Tenía mucho interés en saber qué había pasado esa noche. Puse la grabadora de voz del móvil y lo dejé en el sofá. Me fui rapidamente con la esperanza de saber algo más de lo sucedido ayer si seguían charlando de ello.

Subí a mi cuarto. Pensé en darme una ducha, pero me apetecía salir a correr para despejarme y pensar en otra cosa, no obstante mi mente solo pensaba en mi madre, en Merche y en qué habían hecho ayer. Me imaginaba a Merche con Gabi. Usa era la poca información real de la que disponía. Su enorme polla incrustada en su garganta, pajeándole a la par que envolvía con sus labios y lengua su enorme y grueso glande.

Comencé a calentarme y a tocarme ligeramente. Nuevamente vino a mi mente el sueño cachondo con Diego y Jesús. Últimamente en lo referente a lo sexual solo pensaba en ellos. Veía más y más porno, me tocaba, y mi novio, que ya hacía días que no me follaba, estaba cada vez más ausente en mis fantasías sexuales. No había pasado mucho tiempo cuando escuché la melodía de mi móvil. Tocaron a la puerta y abrieron.

Era Merche, que me traía el móvil que aún sonaba.

Lo cogí y ella salio la de habitación.

Estefanía: Hola cari, ¿Qué tal?

Ángel: Bien preciosa ¿y tú?

Estefanía: Recien levantada. ¿Hacemos algo hoy?

Ángel: Por eso te llamaba. Hoy no puedo quedar y mañana y pasado tampoco.

Estefanía: Pero... ¿¡y eso!?

Ángel: Un compañero tiene que llevar un transporte a la península y es un cargamento muy grande y me ha pedido que le acompañe. Es un viaje de 2 días .

Estefanía: ¿pero tanta falta te hace el dinero? Creía que ibas bien.

Ángel: El dinero siempre es bueno, nunca sabes cuando te hará falta.

Estefanía: ¿Y una novia? ¿Sabes cuando te hace falta una novia?

Ángel: ¿¡Pero qué dices!? Que tendrá que ver una cosa con la otra.

Estefanía: Pues que me tienes desatendida, y no soy una cosa que puedas elegir cuando la quieres y cuando no.

Ángel: Estás haciendo una montaña de un grano de arena. No es para tanto.

Estefanía: No lo será para ti, pero tengo 18 años y necesito que me des cariño, más a menudo por lo menos.

Ángel: Si sabes que yo te quiero.

Estefanía: Sexo, hablo de sexo ¡qué pareces lelo joder!

Ángel: Oye no me hables así. Joder como te pones... ¿Estefanía? ¿estás llorando?

¡No!, es que te hecho de menos. No sé lo que nos está pasando, pero siento que lo nuestro se va a la basura - le dije entre sollozos.

Ángel: Joder Estefanía, sabes que yo te quiero muchísmo, sin ti no soy nada joder. Tengo que hacer este viaje, pero te prometo que a la vuelta; el miércoles no, porque llego a la 1 y pico de la mañana, pero el jueves, pasamos todo el día juntos desde que salga del trabajo. Unas compras y un cine.. ¿te apetece un cine?

Estefanía: Bueno... snif.. vale... snif, pero me acompañas a las tiendas y no pones caritas malas.

Ángel: Vale, te acompaño a las tiendas, Cine, palomitas y cena, yo invito. Te quiero mucho Estefanía, espero que lo sepas. Te tengo que dejar, nos vemos el jueves.

Estefanía: Yo también te quiero.

Al colgar no pude evitar sollozar y acrecentar mis sollozos en unos llantos ahogados con mi almohada. ¿Cómo podía ser tan egoísta? Ese chico me quería, me lo decía a menudo, con lo que le cuesta los chicos expresar sus sentimientos, y además se esforzaba por complacerme. Yo solo pensaba en el sexo, llevaba días que centraba todo en eso, y me sentía tremendamente culpable de haberle dicho te quiero. ¿Cómo podía decirle te quiero y no hacer más que pensar en como sería un polvo con Diego, o incluso ¿¡¡cómo tendría la polla su propio hermano!!?

Una mano se apoyó en mi hombro, con los sollozos no oí a nadie entrar, era Merche.

Merche: ¿Estás bien?

Estefanía: Noooo.

Merche: Cuéntame que te pasa.

Estefanía: Cosas mias.

Merche: Aunque me veas como una vieja, tanto a mí como a tu madre,no creas que no hemos sido chicas de tu edad y hemos pasado las mismas cosas.

Me dió un beso en la mejilla y me pasaba su brazo por la espalda tratando de reconfortarme. La abracé y lloré más.

Merche: ¿Me lo cuentas, o te lo tengo que sacar con un sacacorchos?

Mi madre subió y preguntó desde la escalera qué me pasaba. Le dije a Merche en voz baja que vale, que se lo contaba pero que no quería que se lo contase a mi madre y le pedí que cerrase la puerta.

Merche se asomó y habló con mi madre, cerró la puerta y entró.

Merche: ya estamos solas.

No sabía por donde empezar y tardé un poco en centar mis pensamientos. Le conté que había sido un tiempo duro el que pasé con mamá cuando la depresión se apoderó de ella. Le relaté como la mucha respnsabilidad que sentí y quesobrepasada acudí a ella en busca de ayuda; le dí las gracias por venir.

Después me centré en mi problema. Le conté que tenía problemas con mi novio, y que no me satisfacía, que al principio eran polvos muy cortos, que luego no podía repetir porque no se empalmaba y que tenía problemas después de eyaculación precoz. Le conté que se la chupé por primera vez a mis 18 años y que no tardó ni un minuto en correrse. Le conté también que tuve que salir pitando porque llegó su hermano.

Estuvimos charlando un buen rato las dos, aunque al principio parecía un monólogo por mi parte. Le dije que me sentía muy mal, porque tenía deseos de tener sexo con otros chicos, y que últimamente estaba muy caliente y no encontraba satisfacción. Le comenté que la falta de orgasmos parecía nublar mi razón y que además mi novio me quería mucho y yo me sentía una chica mala, pues el simple hecho de desear a otros hombres me hacía sentir fatal, y que últimamente sentía que mi novio me evitaba.

Merche: Mira Estefi, por lo que me cuentas tienes un buen cacao en esa cabecita tuya. Tu novio parece que se siente presionado por ti y por tu impulso sexual, aunque el hecho de que se esfuerce yendo al médico y todo me parece algo muy pero que muy bonito. En cuanto a tu cabecita ¿Tú realmente tienes deseos de acostarte con otras personas o solo es un momento puntual cuando... vamos, cuando...

Estefanía: ¿Cuando me toco?, Puedes hablarme tranquilamente de esas cosas, ya soy mayorcita.

Merche: Jajaja Vale te tomo la palabra. Pues eso es diferente. Cuando una se toca el botoncito, se imagina cualquier cosa que no tiene porque ser realidad. Yo misma he tenido fantasías con dos chicos, y no se me ocurriría hacerlo con dos chicos a la vez.

Menuda mentirosa - pensé.

Merche: El asunto es, si en otros momentos del día sientes esos deseos, es decir; estás en la universidad, o estás tomando algo y ves a alguien que te atrae, o piensas en alguien que te atrae sexualmente y no solo te preguntas como será en la cama, sino que te lo imaginas como si sintieras que esa relación está teniendo lugar. No sé si me explico.

Estefanía: ¿Quieres decir que si en una situación cortidiana siento deseos sexuales con alguien concreto que no es mi novio?¿es eso?

Merche: Exacto. Eso quiero decir. Ahí yo ya sospecharía. Si lo único que te retiene a no hacerlo, o a no intentar tener sexo con otra persona es el tener novio por el mero hecho de tenerlo es que realmente no hay un motivo suficiente para no hacerlo.

Estefanía: Pero que ponga los cuernos no es justo, yo no haría algo a mi novio que no quisiera que me hicieran a mi.

Merche: Tus palabras suenan a frase hecha aprendida de memoria. Piensa un poco. Tú misma dices que no disfrutas lo suficiente con el sexo, que notas que necesitas más y que pese a que tu novio se esfuerza no consigues evitar desear algo más. A partir de ahí tienes dos opciones, o le dejas y te dejas llevar por lo que más desees en cada momento o sigues con él. Y si sigues con él puedes seguir contentándote con la frase hecha esa o disfrutar de lo bueno de tu novio mientras disfrutas de... otras cosas que no te pueda aportar él.

Estefanía: Dicho así, suena a buscar justificar unos cuernos. No es por nada pero eso suelen ser frases de gente que los pone. Es como quien justifica ir de putas, el que no va no dice que está bien.

Merche: Touché niña. Mira yo no te diré que no los he puesto. También te digo que mi marido y yo a los 5 años ya perdimos la pasión y yo quería algo más. No era como ahora que todos se separan, además estaba Diego. Seguí con él varios años, y le puse los cuernos varias veces. Yo sabía que él se iba de putas- esto no se lo digas a Diego- pero bueno, no solo iba él. Las putas no viven de solteros ¿sabes?. Y en cuanto a cuernos, mi trabajo en la peluquería me da la suficiente experiencia para saber que muchas mujeres también los ponen. Cuando salen de fiesta juntas, alguna cae, y otras dan el teléfono. En las despedidas de soltera ya ni te cuento, en bodas, compañeros de trabajo con polvos esporádicos... ¡Ay madre cuánto te queda por saber!

Estefanía: No hay parejas fieles,¿eso quieres decirme?

Merche: No digo eso. Tu madre misma, te puedo garantizar que nunca le puso a tu padre los cuernos, pero también te digo que seguro que se arrepiente ahora que se ha visto sola con 40. Menos mal que la hemos hecho recuperar la autoestima.

Sí, a base de sexo al más puro estilo porno, sin olvidar su iniciación en el disfrute de almejas - pensé.

Estefanía: ¿Y ayer con quien estuvo mi madre?

Merche: Ay niña, somos señoras y esas cosas no se cuentan jejeje. ¿Te encuentras mejor?

Estefanía: Sí, gracias.

Nos abrazamos de nuevo y me dio varios besos en la mejilla.

Merche: Cuando vuelva tu novio os pasais el día juntos, salís a bailar sin beber mucho, y os venís aquí a casa y te metes en mi habitación que ahí nunca viene nadie. Luego os ponéis a follar como locos, pero sin hacer mucho ruido que no os oigan mi hijo y tu hermanita.

Estefanía: ¿Y tú y mamá no estareís o qué?

Merche: Tu madre y yo nos vamos a una casa rural aprovechando el puente. Nos vamos el jueves por la tarde y volvemos el sábado por la noche, que el domingo ya nos vamos de regreso a casa y os dejamos a las tres tranquilas.

Estefanía: ¿A una casa rural, las dos solas? No me lo creo, ¿a quien conoceis para ir allí? ¿Con quien estuvo mi madre anoche?

Merche: chh niña, eso son cosas de mayores. No vamos solas, pero no te diré nada más. Y a ver si la dejas disfrutar un poco, que con tus miradas y tus silencios no la dejas recuperarse del todo.

Merche se había fijado en mi actitud y me la reprochó. Ella salió de la habitación y entonces entró mi madre y me dijo que estaba muy cansada, que si podía ir a comprar unas cosas al mercadona y volver para ayudarle a hacer la comida. Dejé el móvil sobre la cama, cogí su coche para ir a comprar y al regresar le ayudé a hacer la comida.

Estuve animándola diciendo que la quería mucho y que me alegraba de verle tan contenta. Le di varios besos y nos abrazamos mientras ella soltaba un par de lágrimas. ¿Quien era yo para juzgar a mi madre? Ella me dio la vida y yo se le debía. Se la veía muy guapa y alegre. Si para estar llena de energía la tenían que llenar de carne, que así fuera.

Comimos todos juntos y mi hermana quería salir a correr; esta vez Diego no iba con ella. Subí a mi habitación y escuché el móvil. Era el Whatsapp, era Jesús.

Jesús: Hola guapa. Mi hermano se va esta tarde y no vuelve hasta el jueves de madrugada. Ya podemos vernos tranquilamente tú y yo. No te preocupes por las chicas del otro día, entre tú y yo hay más feeling.

Me enviaba una foto sacando morritos.

Lo siento, pero no, si algo tengo claro es que no quiero ponerle los cuernos a mi novio y menos con mi cuñado. Mi cuñado el huele bragas-acosador .- le contesté.

Jesús: No puedes seguir ignorando lo nuestro. Ya has cumplido, en serio te lo digo. Te has hecho la dura, me has negado fotos, has negado la evidencia. Sé que quieres que maté a mi hermano para verte sin excusas a caer en mis brazos. Pero a pesar de las ganas que te tengo, se me hace duro.. coño es mi hermano.

Estefanía: Jajajaja. Eres lo que no hay. No te rindes nunca.

Jesús: No sé si soy lo que no hay, pero sé que soy como tu deseas que sea.

Estefanía: Perdón. ¿Cómo dices?

Jesús: Vamos no te hagas la loca. Estás loquita por mis huesos, y lo sabes. Bueno por mis huesos no, por mis músculos, y además te mueres por saber como es uno de ellos :p

Estefanía: Jajaaja Y de donde sacas tú eso?

Jesús: Partiendo de que no me has bloqueado y me sigues el rollo con risas, ya se puede intuir que te gusta este jueguecito que tenemos.

Mi cuñado me mandó otra foto en calzoncillos. En este caso solo se le veía de media cintura hasta las rodillas, todo musculado y con unos calzoncillos Calvin Klein lilas. Esos abdominales eran super sexys, la verdad es que ese cuerpazo era de calendario, no me explico como ha podido tener problemas con la droga y tener ese cuerpazo. Tenía algo de razón,no podía evitar imaginarme lo que había debajo. Parecía más grande que la de mi novio, y tenía curiosidad por saber si realmente lo era o se ponía relleno. Era por aquello de que al ser hermanos, creía que genéticamente deberían ser parecidos, aunque siendo mi querido novio más chiquitín y delgado y mi cuñado cachas y con cuerpo de modelo igualmente pensaba que sí podía existir una diferencia en la herramienta que escondiese sus calzoncillos. En cualquier caso no es asunto mío.

Jesús: Te dejo esta foto, nena. Cuando quieras saber si lo que hay dentro está tan duro y sabroso como piensas y cómo es, házmelo saber ;-) Pero date prisa, igual si te lo piensas mucho "TE ARREPIENTES"... Es el momento de que des un paso al frente. Un beso guapísima.

Joder, otra vez parecía leerme mi pensamiento el muy cabrón.

Estefanía: Espera Jesús, quiero recuperar mis prendas. ¿Qué quieres que haga para recuperarlas? ¿Qué es lo que me pides?

Jesús: Me diste un beso con lengua por unas bragas blancas que podían ser de cualquiera. Las de Hello Kitty seguro que son más valiosas en cuanto a ser reconocibles, y las otras rosas ya ni te cuento. Yo no te pido nada. Si tú quieres ofrecerme algo a cambio, lo dejo en tus manos, y ahora chao que ando liado.

¿Qué demonios quería ese cerdo que le ofreciera? Empezó con un beso en el que me metió mano y echó una foto, y como bien ha dicho fue por las bragas menos significativas. ¿Hasta dónde pretendía que llegase yo? Esa idea me preucupó y mucho.

CONTINUARÁ...