La depilación
Hola la historia que os voy a contar me ocurrió hace un par de meses y esta es la única forma que encuentro de poder desahogarme contando lo ocurrido.
Hola la historia que os voy a contar me ocurrió hace un par de meses y esta es la única forma que encuentro de poder desahogarme contando lo ocurrido.
Empecemos por el principio, mi nombre es Sara tengo 28 años y soy peluquera, me case hace un tres años, y en todo este tiempo nunca he sido infiel a mi marido. Y nunca había estado con otro hombre que no fuese él, hasta el día que sucedió este extraño episodio en mi vida.
Era un día normal como otro cualquiera de trabajo, no teníamos muchos clientes porque era entre semana, yo tenía apuntada una cera para las 12 de la mañana, llevaba un par de semanas haciendo ceras, ya que la esteticista estaba de baja, solo estábamos en la peluquería mi compañera y yo, cuando a las 12 menos cinco se presentó Manu. Manu era un chico de unos treinta años que iba habitualmente a la peluquería, era alto y tenía un buen cuerpo fibroso, no excesivamente musculoso, se notaba que se cuidaba y hacia deporte, por eso acudía regularmente a la peluquería a hacerse la depilación a la cera. Ese día era la primera vez que se la haría yo.
Al entrar nos saludó, y pregunto por mi compañera, la esteticista, yo le conteste que estaba de baja, pero que no se preocupará que yo le depilaba. El me sonrió y me dijo que perfecto, mientras le hacía pasar a la sala de depilación.
Al entrar, colgó su abrigo en el perchero y empezó a desnudarse, quedándose solamente con un tanga negro, se giró hacia mí y me dijo, si te parece bien empezamos por el pecho y luego ya seguimos con las piernas, yo que aún estaba boquiabierta, le dije que si lo que quisiera, que se tumbase en la camilla, y le cubrí con una toalla. Empecé haciéndole el pecho y entre tirón y tirón comenzamos con una charla, que si se me daba bien depilar, que no le hacía daño, que porque no lo había hecho antes, y yo le dije que él iba a ser el primer cliente masculino que pasaba por mis manos, que hasta entonces solo había hecho alguna chica que otra. Me pregunto que si me gustaba hacer ceras, y yo le conteste que no me importaba, menos cuando había que hacer las ingles, ya que esa zona era muy delicada y temía hacer daño.
En esto sonó la puerta y mi compañera me pidió que saliese, para decirme que la habían llamado y que tenía que irse, que cerrase la puerta porque me quedaba sola. Así lo hice
Volví a la sala de depilación y termine con el pecho le aplique un aceite y pase a hacerle las piernas, empecé por la parte de atrás, el insistió que la depilación fuese lo más integral posible, así que le depile hasta las nalgas y disfrute dando el aceite por ese musculado culito.
Pase a la parte delantera de las piernas y después de depilárselas, llegue a las temidas inglés, él quería quitarse el tanga, a lo que me negué, y entre movimientos de tanga y manos sujetando conseguí aplicar la cera, me prepare para de un tirón seco sacar todo, y al darlo, Manu empezó a gritar, que has hecho, me los has arrancado, que dolor. Me has dejado impotente, te voy a denunciar, esto me lo pagas.
Yo no sabía cómo reaccionar, le suplicaba que me perdonase, que se tranquilizara, que se calmara y que me dejara hacer algo para ayudarle.
Manu: -Como quieres que me tranquilice, si me has dejado insensible mis partes, te voy a denunciar y a sacar todo el dinero que tengas, tú y tu jefa.
Sara:- no por favor, haré lo que tú quieras, déjame que te ponga un poco de aceite, para que te calme.
Y acercándome hacia el unte mis manos con aceite y las introduje en su tanga, masajee con ellas sus huevos y su, al tacto, impresionante herramienta,.
Manu:- lo ves, insensible totalmente, en otras circunstancias solo tener la mano de una mujer hay dentro haría que estuviese empalmado, me has dejado manso, os voy a denunciar.
Se bajó el tanga y me enseño su polla flácida.
Sara:- no digas eso, es por la situación que no incita a ello, aquí es como si estuvieras en el medico, y supongo que en el medico no te empalmas, lo mismo que en una sala de striptease te será más fácil. Así que cálmate y recapacita antes de hacer nada. Te lo pido por favor.
Manu:- tienes razón pero como no puedo esperar a ir a una sala de striptease para comprobarlo, primero pondré la denuncia y luego ya iré. A no ser que traigas tu aquí la sala de striptease.
Sara:- ¿qué dices que me desnude aquí delante de ti?, ¿tú estás loco?
Manu:- ¿Por qué no? Tú has sido la que ha provocado esto, y además eres la más interesada en que no denuncie, si consigues que me empalme, eso significará que estoy bien y que no tengo motivos para denunciarte.
Mi mente estaba bloqueada, por una parte la amenaza de la denuncia que acabaría con mi vida profesional, y por otra ver un hombre desnudo a mi lado me estaba perturbando, su voz interrumpió mis pensamientos.
Manu:- vamos decídete o me voy a ver a un médico. Haciendo el ademan de levantarse.
Me di la vuelta y subí el volumen de la radio aprovechando que ponían una canción un poco picante, adecuada para lo que iba a hacer. Cerré los ojos y empecé a contonearme al ritmo de la música, acariciaba mi cuerpo intentando evadirme de la situación, pensando que el que estaba mirando era mi marido. Me concentraba en parecer lo más sensual posible. Después de todo con provocarle una erección era suficiente, mire de reojo por si ya lo había conseguido, pero no había hecho ningún efecto, así que decidí quitarme los pantalones negros del uniforme, me di la vuelta dándole la espalda y en un golpe de ritmo de la canción los baje dejando estiradas mis piernas y luciendo mi culito tapado con un pequeño tanga negro. Lo moví en círculos durante unos instantes y luego me incorpore , dejándolo tapado con la bata blanca del uniforme, me di la vuelta con la esperanza que tal vez ahora si haber causado efecto en mi espectador, pero este seguía igual. Jugué un poco con la bata subiéndola y abriéndola, dejando así ver la parte delantera del tanga, y aprovechando una parte mas movida de la canción desabroche todos los botones de golpe y abrí la bata dejando ver mi sujetador negro a juego con el tanga, he de decir que tengo una 95 de talla de sujetador, no son excesivamente grandes pero me permiten tener un escote llamativo. La visión de mi cuerpo solo en ropa interior parece que sí que logro captar el interés de mi espectador, y me puede ver que su pene empezaba a hincharse, eso me envalentono, y con unos rápidos movimientos saque los tirantes del sujetador y dándole la espalda le mostré con una mano como lo desabrochaba mientras con la otra lo sujetaba por la parte de delante, me gire y me acerque hacia él, cuando estábamos casi pegados acerque mi pecho a su cara, y en un rápido movimiento puse mi sujetador sobre sus ojos mientras con mis manos tapaba mis tetas, después me volví a girar y levante las manos, de reojo lo volví a mirar y comprobé que se estaba empalmando. Me acerque hasta él y recorrí sus piernas hasta llegar a la ingle, rozando con mis pezones su piel, al llegar a la ingle, le miré a los ojos y le dije.
Sara:- Creo que esta es la prueba de que estas bien. Tocando su pene totalmente erecto.
Manu:- Esto lo que prueba es que mi polla está bien, lo que no quiere decir que la parte más valiosa, los huevos, me funcionen.
Esas palabras me dieron un coraje horrible, no solo lo que decía era verdad, sino todo lo que había hecho hasta ahora era inútil, no sé si fue por el enfado o por la situación, el tema es que sin pensarlo cogí el aceite me lo unte en el pecho e introduje su polla entre mis tetas, empecé hacerle una cubana salvaje ayudándome de mi boca, succionaba su glande, mientras tenía su miembro atrapado entre mis tetas, subía y bajaba por el introduciéndomelo cada vez más en la boca, no sé si fue por el hecho de hacerlo o por la sorpresa del acto, lo que hizo que a los pocos minutos un enorme chorro de semen caliente viajara hacia mi garganta, yo al sentirlo rápidamente lo escupí, y mirándolo a la cara, satisfecha de mi misma, todavía con semen escurriendo por mi cara le dije:- Bueno hay tienes la prueba de que todavía te funcionan.
A lo que él me contesto:- bueno ahora por lo menos sé que uno de ellos está bien, pero lo que yo quiero saber es que voy a poder follar sin problemas como lo hacía antes.
Esa contestación me dejo fría, yo que había puesto todo mi empeño en que llegara a eyacular, no había conseguido nada, pues seguía en su amenaza de poder denunciarme e incluso de poder haberle ocasionado un verdadero daño.
Yo trate de hablar con el para tranquilizarlo y convencerlo, le dije que tenia la polla grande y dura, y que había sido una gran corrida en cantidad que como podía decir que al menos uno estaba bien que yo veía el conjunto todo perfecto.
El muy serio me dijo:- Te diré, para que lo sepas, que en cada eyaculación solo se usa un testículo, la naturaleza nos ha provisto de dos por si en caso de accidente perdemos uno, poder seguir reproduciéndonos con el que nos queda, así que ahora estoy seguro de que uno al menos funciona, en cuanto a que mi polla estaba dura yo no la he notado así, es mas creo que seria incapaz de penetrar a alguna mujer. Y sino si quieres hacemos la prueba.
Estas palabras me sobrecogieron, no podía ser, si en verdad le había podido causar daños que afectasen a su capacidad de reproducirse, la indemnización a pagar seria altísima, me arruinaría a mi y a mi familia, por otra parte la forma de comprobar que todo estaba bien pasaba por mantener relaciones sexuales explicitas con él.
Le dije:- Yo estoy segura que no te ha pasado nada, y que te encuentras perfectamente, además dentro de un rato cuando se enfrié la zona estarás como nuevo.
Permíteme que lo dude, me dijo el, y si estas tan segura hagamos la prueba.
Hay me vi acorralada, por una parte, no quería hacer mas con él de lo que ya había hecho, y por otra no podía negarme porque le daría la razón. Así que me jugué la última baza que tenía en mi mano, aceptarla pero poner una excusa para no hacerlo.
Le dije:.- Te digo que estoy tan segura que estaría dispuesta a hacer la prueba, lo único es que yo no tomo anticonceptivos, y no pienso arriesgarme a comprobar también lo fértil que eres.
¿Por qué tu no llevaras preservativos encima?, los pocos segundos que tardo en contestar se me hicieron eternos.
Manu:- Pues no, no llevo anticonceptivos encima.
El cielo se abrió ante mis ojos, por fin un golpe de suerte, este triste episodio llegaba a su final, hasta que añadió:- de todas formas podemos hacer la prueba, solo tengo que comprobar que te puedo penetrar y acabar eyaculando, no tiene que ser en tu coñito, puedo utilizar la puerta de atrás.
Y abalanzándome sobre mí me cogió y tumbo en la camilla de depilación de un rápido movimiento me quito en tanga y me dejo con las piernas mirando al techo, me las abrió y las coloco sobre sus hombros, y empezó a frotar su pene sobre mi clítoris e intentar torpemente penetrarme, su pene todavía no se había recuperado de la anterior eyaculación y estaba flácido, aunque con el roce con mis partes, nos íbamos calentando los dos, su pene iba cogiendo volumen y yo involuntariamente empecé a humedecerme, hasta tal punto que en uno de sus intentos consiguió penetrarme. Yo horrorizada, le suplicaba que saliese de ahí, y él tranquilamente me contestaba que en un segundo saldría, y así fue en un par de envestidas, en la que en cada una de ellas notaba como su miembro crecía dentro de mi y me penetraba mas adentro, hasta que logró su objetivo, una fuerte erección tras lo cual la saco y poniendo su glande sobre mi ano, empezó a empujar, causándome un dolor terrible, yo pataleaba e intentaba escapar de él, pero la posición que me encontraba y la diferencia de tamaños hacia que me tuviese en sus manos, intente golpearle con las mías, con lo que solo logre molestarle, y de un tirón me levanto y me volvió a colocar sobre la camilla, esta vez de espaldas a él, metió sus piernas entre las mías separándolas y con una de sus manos empujando mi espalda me inmovilizo. Cogió el bote de aceite y lo echo en mi ano, y procedió a meter primero un dedo, yo le gritaba que parase que me estaba haciendo daño, a continuación metió un segundo dedo, vi las estrellas del dolor que me produjo, y después para mi alivio los sacó. Para posteriormente sin ningún aviso, de un golpe clavarme su pene, consiguió introducir el glande, yo le suplique que parase que me estaba rompiendo en dos, y así hizo, dejo de empujar, pero no salió de mi, de repente note como mas aceite caía a mi ano a través de su polla, entonces empezó con un suave movimiento hacia adelante y hacia detrás como si estuviese engrasando un mecanismo, y poco a poco fue introduciéndose en mi, mientras con su mano libre empezó a acariciarme primero los laterales de los pechos que estaban libres y después bajo hasta que sus dedos encontraron mi clítoris, tanto las caricias de mi clítoris como las envestidas se fueron acompasando y cogiendo ritmo, y para mi sorpresa lo que empezó siendo un dolor tremendo se fue transformando poco a poco en placer, y los gritos de dolor se transformaron en gemidos que eran mas de placer, que de dolor, estos últimos solo cuando me penetraba hasta el fondo.
De esto ultimo también se percato él, que primer soltó su mano de mi espalda, y ante la falta de intentos de zafarme de él, me cogió con sus dos manos de las caderas y en volandas, sin salir de mi, me dio la vuelta, y se coloco él en la camilla dejándome a mi sobre él, en esta posición una de sus manos fue a mi entrepierna, mientras la otra acabó en mis pechos. Pero al menos de esta forma yo podía controlar la intensidad de la penetración y marcar el ritmo, aunque para entonces estaba entregada al ritmo que marcaba él en mi clítoris con sus caricias, que intercalaba metiéndome algún dedo en mi coño. La excitación de sus caricias se hizo patente en mi, mis pezones se hincharon y se erizaron mis gemidos y respiración aumentaron, cosa que hizo que él aumentara le ritmo de sus caricias mas y mas rápido hasta que de una forma frenética yo me follaba el culo con esa polla parada en el subía y bajaba hasta el fondo sin importarme nada, y sin mas llego un orgasmo impresionante que me hizo para de golpe, notaba como mi útero se movía apretando el pene que estaba alojado en mi culo, una sensación de calor invadió todo mi cuerpo y entre gritos llegue al estasis, para acabar rendida sobre su pecho. Él espero unos segundos coloco sus manos en mi cadera y me levanto unos centímetros, y empezó a follarme intensamente, ahora era él el que llevaba todo el movimiento, utilizándome como simple funda de su polla, que entraba y salía de mi culo a toda velocidad, y en un minuto, note como se hinchaba dentro de mi y soltaba varios chorros de leche caliente en mi intestinos, por extraño que parezca, esto produzco en mi un nuevo orgasmo de una intensidad que nunca había experimentado, me temblaba las piernas.
Él salió de mi y con unas toallitas se limpio y se vistió, me dejo treinta euros sobre la camilla y me dijo, con esto pago le depilación y si sobra algo para ti de propina que te lo has ganado, no te preocupes que ya hemos comprobado que todo funciona correctamente y diciendo esto se fue hacia la puerta y salió.
Yo me vestí y me quede ensimismada, al poco rato llego mi compañera, no le conté nada termine mi jornada laboral y me fui a mi casa, nada mas llegar me di una ducha para eliminar todo el semen seco de mi culo, y me prometí no contárselo a nadie y olvidarlo y ha si lo he hecho hasta hoy que he recibido una llamada en la peluquería, era Manu, quería pedir cita para depilarse para él y un amigo. Y ahora no sé que hacer, ¿habrá olvidado él también lo que pasó? ¿Seria todo una estratagema para follarme? ¿Qué opináis?