La dependiente de la tienda deportiva

Ella me dijo: lo puedo ayudar en algo?, voltée un poco molesto pues no me gusta que me pongan presión mientras compro cosas, sin embargo apenas la miré y me quedé sorprendido.

Salí de mi casa como a las 4 de la tarde de un sábado y fui al supermercado, mi esposa no estaba y una vez más en mis ratos de ocio me había puesto a ver porno en la televisión, normalmente cuando hago eso espero a que mi esposa llegue y no la dejo ni que se quite el saco sin que comience a acariciarla y terminamos haciendo el amor. Esa tarde podría haber hecho lo mismo, pero tenía que comprar antes las cosas para la cena que habíamos organizado esa noche, asi que me salí al supermercado con todo y mi calentura sin esperar a mi esposa.

Pasé por una tienda de ropa deportiva que está a un lado de la entrada del super y me llamaron la atención unos pants que desde hacía mucho tiempo estaba buscando, asi que me desvié y entré a la tienda. Entré con la mirada fija en los pants y alcancé a escuchar que la chica del mostrador me saludaba con un buenas tardes. Le contesté sin mirarla primero, pero luego ella me dijo: lo puedo ayudar en algo?, voltée un poco molesto pus no me gusta que me pongan presión mientras compro cosas, sin embargo apenas la miré y me quedé sorprendido. Era una chica de unos 20 años, de piel muy blanca, cabello negro y vestía un pants rosa ajustado que dejaba ver su figura, arriba traía una blusa blanca ajustada también y con una leyenda de una marca deportiva. La chica era bastante sexy. Automáticamente la calentura que traía me regresó al cuerpo y en cuestión de segundos me la comí de arriba a abajo con la mirada, ella se detuvo a medio camino sintiendo las intenciones de mis ojos y me preguntó de nuevo: ¿lo puedo ayudar en algo?

La calentura me invadió por completo, en segundos pasaron por mi cabeza imagenes mías haciendole el amor a la dependienta y quitandole violentamente esa ajustada vestimenta que traía. Me dirigí a ella con el pants en la mano y le pregunté el precio de éste, mientras por dentro estaba pensando en preguntarle si deseaba tener el mejor sexo que se hubiera imaginado en su vida. Ella tomó el pants y se dirigió al mostrador para checar si tenía algún descuento con la máquina lectora - mientras caminó frente a mi hice mías en mi imaginación ese hermoso par de nalgas cubiertas por el algodón rosa del pantalón deportivo que llevaba puesto - me apresuré detrás de ella y mirando hacia atrás para ver si nadie más estaba en la tienda, e invadido por la tremenda calentura que traía estiré mi mano derecha y la puse entre sus nalgas - no me importaba lo que sucediera, solo quería irme de ahi habiendo tenido en mis manos ese hermoso trasero - pegó un pequeño brinco y un grito ahogado que pareció más por el susto que por el hecho de que la hubiera manoseado.

Se detuvo antes de llegar al mostrador y fue volteando lentamente a verme, tenía una expresión fuerte, pero aun asi no la noté realmente enojada, lo cual me dejó ver que le había gustado mi atrevimiento. La miré de nuevo de arriba a abajo, miré hacia afuera de nuevo y estirando mi mano derecha le apreté una teta a placer. Ella pegó solamente un pequeño suspiro y luego mirandome de arriba a abajo a mi me dijo: no puedo creer lo que acabas de hacer, no tienes verguenza. Le sonreí y le dije: ¿quieres más?. Ella me contestó con una mueca y se dirigió al mostrador, puso la lectora sobre la eqtiqueta del pants y me dijo, tiene 20% de descuento, lo quiere llevar?. Me acerqué al mostrador y le dije en voz baja: te quiero a ti y no al pants. La chica me miró con unos ojos que parecía que estuviera asustada y me dijo: ¿Porqué hace esto? - la chica estaba asustada, era mi oportunidad de intentar seguir con eso au en contra de su voluntad, asi que le dije - Cierra la puerta de la tienda y pon el letrero de que regresas en 20 minutos, yo te espero en el probador. - Me estaba arriesgando a que en ese momento llamara a seguridad, pero al fin, simplemente negaría todo y diría que me estaba probando algo y ella lo había inventado - asi que tomé un pants y una playera por si eso sucedía y me metí en el probador a esperar su decisión.

Puse mi oído en la puerta del probador para escuchar si llamaba, y para mi suerte solo escuché donde atrancó la puerta de la tienda. Me separé de la puerta y comencé a desabrocharme la camisa. Unos segundos después la chica entró en el probador con una cara de susto que apenas le dejaba ver lo hermosa que era. - era claro que la chica me tenía miedo, asi que obedecería mis órdenes - le dije que se quitara la ropa y se quedara en interiores. Ella comenzó lentamente a sacarse la blusa blanca por encima de sus hombros y se quedó en un bra liso color blanco que dejaba ver claramente su par de tetas. Luego se sacó los tenis con los mismos pies y comenzó a bajarse el pants rosa que ajustaba perfecto a su cuerpo. Se quedó en unas hermosas panties color rosado y con unos encajes al frente, por el espejo del probador podía ver sus nalguitas que temblaban junto con ella del miedo que sentía.

Me acerqué a ella y comencé a besarle el cuello mientras paseaba mis manos por su cintura, su espalda y sus abultadas nalgas semidesnudas. - ella seguía temblando y sollozaba un poco mientras la tocaba - Rápidamente tuve una gran erección y dejé de tocarla con una de mis manos para sobar mi pene por encima del pantalón con la otra. Me saqué la camisa que ya tenía desabrochada y ella me miró el torso por unos segundos y luego bajó la vista hasta donde mis pantalones pintaban la forma de mi pene que estaba completamente erecto. Me desabroché el cinturón y el pantalón, pero no lo saqué, me abalancé nuevamente sobre ella pero en esta ocasión comencé a restregarle mi cuerpo apoyandola contra la pared mientras la besaba y manoseaba por todos lados. Poco a poco el pantalón fue cayendo solo por el movimiento y me quedé solamente en los boxers negros que vestía. Ella no movía sus manos, solamente se contorsionaba como si se estuviera resistiendo a una sensación que le parecía sabrosa pero no quería dejarla salir. Pronto la chica dejó de sollozar para comenzar a hacer unos pequeños gemiditos que me indicaron que probablemente comenzaba a disfrutar aquello, asi que aproveché el momento para dejar de manosearle las tetas y nalgas para meter mi mano suavemente entre sus piernas. Apenas lo hice y ella lanzó un ligero gemido, pero un poco más fuerte de los que estaba dando, asi que continué sobandole la entrepierna por unos momentos hasta que la chica se dejó llevar completamente por la calentura que se traía.

Ella comenzó a apretarme fuertemente los hombros, luego lentamente a rasguñarme la espalda hasta llegar a mis nalgas y darles fuertes pellizcos que hasta me dolieron un poco. Espontáneamente me separé de ella y la empujé contra la pared mientras retiraba mi cuerpo un poco hacia atrás - todo lo que el limitado espacio del probador me lo permitía - comencé a bajarme lentamente el boxer que traía puesto y ella comenzó a temblar nuevamente, solo que ahora con la vista clavada en mi región púbica, como ansiosa de ver lo que se escondía bajo la ropa interior. Pronto mi pene se mostró desnudo frente a ella, totalmente erecto y de un tamaño que ya no podía ser más grande por la excitación que me traía encima. Ella abrió más los ojos y trás unos segundos hizo un movimiento como queriendo ir hacia él, pero inmediatamente se detuvo indecisa de si hacerlo o no. Me senté en la banca del probador y le hice una seña de que se hincara en el suelo y se lo metiera en la boca, lentamente y sin quitarle la vista de encima lo hizo. Se hincó frente a mi, lo tomó con su mano derecha de la base y comenzó primero a lamer la cabeza para después pasar a introducirlo por completo en su boca. - No pude evitar dejar salir un gemido que posiblemente hubieran escuchado hasta afuera de la tienda, pero no me importaba en ese momento - La chica continuó chupándomela mientras yo con movimientos torpes logré zafarle el bra para dejar salir sus hermosas y blancas tetas. Sus pezones eran grandísimos, estaban duritos y eran de un color rosado que me puso más caliente de lo que ya estaba.

Me levanté de golpe y tomándola de los brazos la levanté de manera un poco violenta y cambiando posiciones la senté en la banca del probador. - No todo sería disfrutar para mi, asi que decidí regresarle el favor a la chica - Tomé sus panties del elástico y las comencé a bajar fuertemente, por poco las arranco porque al principio no podía bajarlas, sin embargo ella me ayudó un poco y en unos segundos ya se las había sacado por sus pies. Tomé sus piernas del muslo interior y las abrí. Metí mi cabeza entre ellas y sin pensarlo mucho le puse la lengua entre sus dos labios vaginales - la chica era bastante velluda, cosa que a mi nunca me ha excitado, sin embargo en ese momento no me importó mucho - Estuve lamiendole la entrepierna durante unos minutos ayudando a humedecer lo que ya estaba bastante mojado. Una vez que la sentí lista me incorporé, y tomando mi pene de la base lo puse justo en su vagina y lo deslicé hacia adentro sin problema alguno por la humedad que se traía. La chica ahora soltó tremendo gemido similar al que yo había soltado hacía unos minutos. Continué penetrandola durante unos minutos. Ella se sostenía de las paredes del probador mientras sus pies se movían al aire trás mi espalda. Rasgaba con las uñas el tapiz de las paredes mientras yo me sostenía de la pared atrás de sus espalda. Fueron 10 minutos aproxiamadamente en los que descargué toda mi calentura sobre sobre la dependienta desconocida, ella gemía y se retorcía habiendo dejado el miedo atrás desde hacía un rato. Pronto noté como la chica cerraba sus ojos y apretaba las paredes mientras comenzaba a hacer unos ruiditos guturales diferentes a los que hacía antes. Se estaba viniendo, asi que decidí dejar de controlar mi orgasmo que desde hacía un rato quería soltar y comencé a disparar leche dentro de ella mientras los dos nos retorcíamos de placer.

Ambos nos quedamos medio muertos uno encima del otro ante la incomodidad del probador durante un minuto. Me separé de la chica y comencé a vestirme, ella hizo lo mismo y en unos segundos estabamos los dos listos para continuar nuestro día. Ella me dijo espera un momento, asomó la cabeza por la rendija de la puerta y la abrió lentamente, indicandome que saliera cuando escuchara que ella había abierto de nuevo la puerta principal. Asi lo hice. Salí del probador con una sonrisa en la boca, la cual ella no me contestó más que con un frío, vas a llevar el pants o no. Yo le contesté que no, pero que probablemente regresaría al día siguiene por la noche para probarmelo y ver si me convencía. Su seriedad cambió por una leve sonrisa y cerró diciendo: muy bien, aquí te espero entonces.