La Degradación de una Viuda (07)

Braulio y Benny me penetran los 2 al mismo tiempo, cada uno en un agujero diferente. He quedado rendida a sus deseos, desde ese momento no seré más que su esclava sumisa, dispuesta a lo que ellos me quieran hacer. (Re-edición 26/07/2007)

Capítulo VII

¡Dios mío, ¿qué me estaba ocurriendo?! Un caudal incontenible de sensaciones nunca antes experimentadas comenzaban a aparecer en mi. Sentía mi sexo palpitar mientras una casi insoportable calidez se iba apoderando de mis partes íntimas. Lo mismo con mi ano, el cual mantenía un escozor que no se podía aliviar, pero que me daba un enorme placer cuando me rascaba.

Y rascándome desesperada me llevé una sorpresa, mi ano no solo estaba palpitando, también estaba hinchado, sentía mi esfínter crecido enorme, casi protuberante en medio de mis nalgas. Y no solo eso, parecía abrirse y cerrarse, cada vez con más amplitud, como tratando de tragarse algo. Lo mismo con mi sexo, cuyos labios mayores estaba hinchadísimos y enrojecidos, produciendo un abundante lubricación que se entremezclaba con el semen que aun tenía adentro. Y por si eso fuera poco, sentía una insoportable calentura en todo mi cuerpo, estaba ardiendo.

¡¡¿QUÉ ME HICIERON MALDITOS?!! – les grité, logrando articular por fin.

Nada… así sos de puta… – me respondió Benny burlonamente.

¡¡NO ES CIERTO!!

Ja, ja, ja, ja… – se rieron los 2 desgraciados.

¡Fue por lo que me metieron, ¿verdad malditos?! ¡¡ME METIERON ALGO QUE ME TIENE ASÍ DE CALIENTE!!

Pero de ellos tan solo escuché risas y burlas, viéndome en 4 patas sobre el suelo, trémula y sudorosa, con arrítmicos movimientos espásmicos provocados por esas sensaciones en mis partes nobles. No podía estar más humillada, no podía sentirme más usada, más cosa, y eso en vez de hacerme recapacitar tan solo aumentaba la enfermiza excitación que estaba padeciendo.

Por lo tanto No quería que se detuvieran, estaba tan caliente que no tenía suficiente aun. Así que, finalmente no me pude controlar más, perdiendo por completo el control y la poca cordura que aun me quedaban, les grité:

¡¡¡BUENO HIJOS DE PUTA, NO ME VAN A DEJAR ASÍ!!! ¡¡¡CÓJANME DE UNA VEZ Y ACABEN CONMIGO YA!!! – eso era lo que ellos estaba esperando, que los provocara, que les exigiera con continuaran utilizándome a su antojo, que me cogieran incluso peor.

Braulio se levantó riéndose a carcajadas y se me acercó amenazante. Con una mano me agarró del cuello y me acercó a su cara para darme un beso muy fuerte, metiéndome la lengua en lo más profundo de la boca. Al mismo tiempo le agarré la vergota, que aun tenía dura, y se la comencé a frotar despacio, suavemente. Benny también se me acercó, por lo que con mi mano libre le agarré la suya y le hice otro poco, consiguiendo endurecérsela en poco minutos.

Por su parte, ambos hermanos me manoseaban y metían mano entera, sobándome los senos, restregándome mi regordeta vulva y el ano, caricias que me volvían loca, que me trastornaban. Braulio bajó un poco y atrapó mis tetas con la boca, chupándome y mordiéndome, a veces me lastimaba. Y yo, que cada vez estaba peor, me agaché rauda en cuanto sentí un leve empujón en el hombro y les comencé a mamar las vergas una por una sin dejar de masturbarles.

Mi lengua lamía un pene, luego lo engullía y lo succionaba con fuerza, como a mi finado Andrés le gustaba que le hiciera. Entonces lo intercambiaba por el otro al que le aplicaba el mismo tratamiento. Los 2 hermanos respiraban jadeantemente, sudaban y me acariciaban y manoseaban toda, estaba muy caliente y gozando de mis atenciones.

Benny se encontraba un poco más agachado, acariciándome el trasero. Presionaba mi ano con los dedos y lograba meterme uno o 2 sin mayores problemas. esa deliciosa sensación, más el efecto de las drogas que me dieron, me hicieron explotar del gozo.

¡¡¡OOOOOHHHH!!! ¡¡¡¡PUTAAAAAAAAGGGGGHHHHHHH!!!! – me convulsioné y casi caigo al suelo, si no fuera porque Braulio me agarró con fuerza del pelo.

Ahí quedé, colgando del pelo como un costal lleno de papas, inerte y extasiada, respirando profunda y aceleradamente y jadeando, con los ojos trabados, la piel cubierta de sudor y manando babas de mi boca abierta. Seguro era una imagen patética y lastimera de la que una vez fue una dama de edad, orgullosa y muy decente.

De pronto Braulio me soltó, dejándome caer estrepitosamente, se tumbó en el suelo boca arriba y me jaló del pelo otra vez, arrastrándome hasta colocarme arrodillada encima de su erecto falo. Él mismo lo apuntó hacía la entrada de mi feminidad y me obligó a irme sentando despacio sobre este, sintiendo como se abría paso en mi interior, separando y estirando al máximo las paredes de mi sexo. Comencé a rebotar sobre él mientras él me agarraba las chiches y me las restregaba. Cerré los ojos para disfrutar más intensamente de las sensaciones, que eran como fuertes cosquillas convertidas en espasmo eléctricos que recorrían todo mi cuerpo.

Mientras tanto Benny se arrodillaba detrás de mí, lamió, beso y mordió mi cuello y yo le correspondí, girando mi rostro para atrapar sus labios con mis míos. Simultáneamente me iba empujando hacia delante hasta hacer que mis tetas colgantes quedaran comprimidas en el recio pecho de su hermano, a la vez que levantaba mi culito, dejándolo en pompa. Noté que Braulio detuvo su cogida y fue entonces que caí en la cuenta y me asusté, pero ya era tarde, Benny ya tenía su glande apoyado sobre mi ano.

¡Eso no, me vas a desgarrar!

Silencio vieja puta que lo estás deseando… mirá como tenés de abierto el culo. – tenía razón, apenas si me lo trabajó con los dedos y ya lo tenía abierto como un sifón.

Inició una lenta pero inexorable presión, comenzó a empujar y yo, por lo asustada, cerré el esfínter. Pero igual lo sentí comenzar a entrar, de nada me sirvió puesto que lo tenía abiertísimo. Me metió la punta y yo grité del dolor, y sabiendo que era ya imposible salvar la virginidad de mi ano y que mis palabras de súplica no servirían de nada, decidí hacer todo lo posible por relajarlo y facilitarle las cosas. Me la clavó hasta los huevos de golpe el hijo de puta.

¡¡¡¡AAAAAAHHHHHHH… NOOOOOOOOUUUUUGGGHHHHH!!!! – grité.

¡Ahora gritás perra, pero luego me la vas a estar pidiendo agritos! – me respondió él.

Por lo menos fue gente para dejármela quieta dentro de mí unos instantes para que mi esfínter se acostumbrara al cuerpo extraño que tenía clavado. Así, lentamente, dio inicio a los movimientos de émbolo, adelante y atrás, introduciéndomela entera cada vez. Iba aumentando el regularidad y potencia mientras me tiraba del pelo y me azotaba el culo. Braulio solo se reía y me seguía cogiendo, coordinándose a la perfección con su hermanito en cuestión de segundos.

Tenía dos vergas adentro de mi, sentía que me iban a partir y que yo era un simple monigote en sus manos. Minutos después el placer se había vuelto indescriptible, me volvían loca, me tenían totalmente fuera de mí. Y mi incredulidad aumentó cuando los orgasmos comenzaron a sucederse uno detrás del otro, sin saber cuándo terminaba uno y empezaba el siguiente. Solo sabía que 2 hermanos pervertidos y degenerados me estaban dando la cogida de mi vida y yo la gozaba como la puta más caliente de la tierra.

Me estuvieron cogiendo durante casi una hora, tiempo durante el cual terminé de perder mi propio ser. Ya no comprendía nada en mi interior, ya no pensaba, no razonaba, tan solo existía el placer, solo placer y más placer. Hicieron conmigo lo que se les dio la gana, me dejaron hecha una piltrafa, una ruina, casi ni me podía mover al final. Pero nada en este mundo es eterno, antes de acabar, los 2 se salieron de mis agujeros y me colocaron sobre una mesa pequeña, echándome encima los litros de semen que cargaban encima.

Quedé cubierta de esperma, desde la cara hasta el ombligo. Luego me lo esparcieron con las manos, metiéndome bastante entre mis dilatadísimas y lastimadas vagina y ano. Y como colofón se orinaron sobre mi. Y a mi ya no me importaba nada, me había convertido en su puta, en su juguete y no había vuelta atrás.

Después de eso no sentí sino hasta que me di cuenta que me llevaban cargada, uno levantando mis piernas y el otro mis brazos. No supe a donde me conducían hasta que me tiraron al lado de mi nieto, quien también estaba semi inconsciente. Al igual que yo estaba cubierto de semen, con su ano grotescamente abierto y rebosante de esa nívea sustancia y los ojos en blanco y perdidos.

Volteé hacia el frente y allí estaban los 2 jóvenes desnudos al lado de su padre, también desnudo. Él me veía feliz, satisfecho, excitado. Sobre su regazo aun tenía a una Johana pálida y rematada, agotadísima. Sus ojos estaban en blanco y su gesto como crispado, tenía la vagina y el culo tan abiertos como los míos.

Comprendí entonces que había sido una trampa, que desde ese día yo no sería más que un objeto propiedad de esos bastardos y que me harían cuanto se les diera la gana, sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo

"’¡PUUUUP, PUUUUUP!", las roncas bocinas del bus me inquietaban, iba muy despacio, algo había adelante que no lo dejaban avanzar. Ya era tarde, y no les gusta que llegue tarde

Me siento muy avergonzada, la ropa que llevo no es adecuada para una dama madura como yo. Una blusa muy ajustada y sin sostén, transparentando los gruesos aros de plata que atraviesan mis pezones. Abajo un pantalón de lona igualmente apretado cubriendo una tanga roja que llevo muy metida dentro de mi sexo, también perforado por varios aros. Voy muy maquillada, casi excesivamente, pero aun logré atinar a hacerlo con buen gusto, espero que no les moleste.

Por fin el bus llega a mi parada y me bajo, empiezo a caminar rápidamente, "¡Bertita, Bertita!" escucho que me llaman, seguro es Beatriz, esa es su voz, pero no le quiero contestar, es más, me hago la desentendida y sigo con mi marcha, ojalá no me siga. De verdad me duele, solíamos ser tan amigas, tan cercanas, ahora ya casi ni le hablo, pero es mejor así, es por su propio bien, ya no es seguro hacerse amiga mía.

Llegó hasta mi casa, volteo hacia atrás y doy gracias que ella no me hubiese seguido. Abro con la llave y entro, y a no más de 3 pasos ya los puedo escuchar, "¡¡¡¡OOOOOHHH, DIOS MÍIIIOOOOOGGGHHHH!!!!", es mi nieto que gime con desesperación. ¿Qué le estarán haciendo ahora? Talvez mi amo Braulio lo está partiendo en 2 sobre su cama, escuchando los resortes chirriar lleno de satisfacción. O quizás sea Benny, que de pié, sostiene a Raulito de las nalgas y lo obliga a cabalgarlo con fuerza.

Ya vine… amos… – dije tímidamente entrando en mi habitación.

Ni es Braulio ni Benny, es el Rayado, un amigo de Braulio hijo, quien se coge sin piedad a mi nieto. Lo tienen amarrado a las patas de la cama, en el suelo, sostenido por sus hombros y el de pié. Mi nieto tiene toda la cara cubierta de algún tipo de sustancia gelatinosa, de seguro los demás ya se lo han cogido y acabaron en su carita.

Salgo de allí con un nudo en el pecho, quiero llorar, quiero gritar, pegar de alaridos llenos de dolor y de vergüenza… pero también gemir, berrear como lo hace él, enajenado de un placer que cada día nos hace menos personas y más animales. Siento que mi sexo palpita al rojo vivo, que se hace agua solito, suplicándome entregarme a alguien, para que me coja y destroce, para que me haga lo que se le de la gana.

Dejo mis cavilaciones a un lado, de una habitación salen los hermanos, Benny y Braulio, con el gesto fruncido me señalan imaginariamente un reloj en su muñeca que no llevan, pues ya están completamente desnudos. Tiemblo y me estremezco, me van a castigar. Me da mucho miedo, pero un morbo enorme y mi calentura crece… ¡qué mierda conmigo!

Y mientras me encamino dentro de la habitación, veo en un rincón a Johana temblando con los ojos en blanco y muy abiertos como su boca, de la cual manaba una considerable cantidad de babas. Sus pezones estaban inflamadísimos, su sexo chorreaba a mares y ella gemía y balbuceaba palabras ininteligibles sin control. Desgraciados, otra vez la volvieron a inyectar con esa cosa, no sé que sea, pero la pone muy mal, la lleva más allá de la ninfomanía, ni siquiera puede pensar con un ápice de claridad, nada, no quiero ni pensar en donde terminarán la muchachita.

Pero bueno, la que tiene muchos problemas ahora soy yo, pues los 3 Juárez se ponen de pié se abalanzan sobre mi. No podré escapar, no podría ni aunque quisiera, pues aunque pudiera no lo haría… Si, esos malditos me habían convertido en una simple perra, una esclava sin vida ni voluntad… y me habían enseñaron a gozar de mi nueva y lastimosa situación.

Fin.

Garganta de Cuero.

Pueden enviarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.