La decisión VI

No hay que elegir si puedo tenerlo todo.

Era sábado por la noche y no tenía plan. Se me daba mal estar sin pareja. Al final, me había acostumbrado a tener siempre a alguien. Pero eso es lo que ocurre cuando no eres un buen novio. Relaciones tóxicas, lo llamaban. Donde creo que lo nocivo era yo. Realmente, ni siquiera me preocupa ser ese tipo de persona. Me preocupaba mucho más la soledad. Odiaba estar solo.

Le escribí a Sergio uno de mis mejores amigos para ver si salíamos de marcha un rato. Incluso inventé un estado de tristeza absoluto para convencerlo, pero ni así fue posible. Tenía plan con su novia Pau. La sensual Pau. Me la había follado muchas veces antes de que estuvieran juntos y me generaba curiosidad saber si él lo sabía. Curiosidad y morbo. La recordé con ese pelo negro sentada sobre mí, con sus tetas golpeando mi cara. Comencé a excitarme. Desabroché mi pantalon y la busqué en facebook. Estuve un rato curioseando sus fotos de felicidad, muchas de ellas, recientes, junto a mi amigo. Me detuve ante una. Debía de ser en alguna playa, en algún viaje de parejita feliz. Su bikini me era familiar y mi mente rápidamente recordó lo que sucedió meses atrás...

  • Este fin de semana no vas a dejarme contenta? - sonó mi whatsapp. Estaba en el trabajo loco por salir. Era viernes y no veía la hora de terminar la semana.

  • Estoy en el trabajo y el fin de semana tengo compromisos con mis primos que vienen de Barcelona. Tendría que ser esta noche. - contesté decidido. Por muy cansado que estuviera no imaginaba mejor plan para el viernes que follar con Paula.

  • Vente desde que salgas, yo estoy sola que acabo de llegar de la playa.- me dijo a los pocos segundos. Siempre nos entendíamos rápido si se trataba de sexo.

  • Ok. - acerté a escribir mientras atendía unos clientes en el bar.

  • Lo que pasa que tengo un problema.- apuntó enigmática.

  • ????

  • Es que ya estoy cachonda y tu aún vas a tardar. Inventa algo y te vienes ya.- le encantaba dominar la situación.

  • No puedo Pau, espérame un rato.

Irme así me ocasionaba tener que dar mil explicaciones. Por muchas ganas que tuviera me resultaba complicado complacerla.

  • Mira... todavía no me lo he quitado para que te duches conmigo. - escribió adjuntando una foto en bikini. Miraba a la cámara de la misma forma que cuando lo hacía con mi polla entre sus labios.

Tras dar una excusa horrible de un supuesto repentino dolor de cabeza. Una migraña insufrible. Me dirigí a su casa. Por el camino sólo me imaginaba desnudándola para empotrarla en su ducha de hidromasaje.

Al llegar ni siquiera hablamos. Me cogió de la mano y me llevó al baño. Una vez allí en cuestión de segundos estábamos desnudos. Empezó a recorrer mi pecho con besos cortos. Bajaba lento hasta que quedó acomodada de cuclillas. Empezó a comer mi polla con dulzura para minuto a minuto ir transformándolo en fiereza. La atacaba con movimientos perfectos  dejando que entrara y saliera de su boca.

  • Vamos. - me dijo mientras se levantaba y me llevaba con ella dentro de la ducha.

Volvió a colocarse en la posición anterior para continuar dándome placer con aquella boca maravillosa. Encendí la ducha y comenzó a caer agua sobre nosotros. El contraste, del agua fria, con su boca caliente hacía que me costara que mis piernas no temblasen de placer. Tras un rato probando bien mi polla totalmente dura se levantó y subió una de sus piernas al asiento que tenía la cabina. La imagen de verla, de pie frente a mí,  cayéndole agua por sus pechos con una pierna apoyada era brutal. Me arrodillé y empecé a besar sus muslos. Sentía sus dedos en mi cabeza acariándola aprovechando el agua que nos seguía cayendo. Comencé a comer su coño mojado, mezcla de excitación y agua. Lo hice con esmero durante mucho tiempo, utilizando mi lengua como si de una polla se tratara. Penetrándola y saboreándola...

Terminé de masturbarme con el recuerdo de aquella magnífica ducha, quizás ahora Sergio y Pau estuvieran en ella. Repitiendo las escenas que había protagonizado conmigo y que tanto la excitaban.