La decisión del rey II

Espero les guste.

A la mañana siguiente, a Leah la esperaba un desayuno de dioses, comió hasta no poder más, recargó su termo de agua y comida. Le dieron una armadura con su escudo y un Jhulian lleno de símbolos del reino de Trinidad, un águila. Minho se encontraba muy feliz y a la vez asustado, fue tratado como un rey, pero tendría que enfrentarse a un mago, un mago malvado.

El viaje a caballo seria de muchos días, pero eso a Leah no le molestaba, quería aventurarse sin mirar atrás.

La primera semana fue agobiante, Minho no dejaba de quejarse.

¡¿Podrías por favor dejar de quejarte un segundo?! – Leah ya no lo soportaba- ¡Si tanto te molesta el viaje, entonces vete de aquí y déjame seguir a mí!

Se-señorita Leah- Dijo Minho a punto de llorar – Discúlpeme, no volveré a quejarme se lo prometo.

Eso espero, ahora ven hacia acá, he visto un par de ojos rojos en ese arbusto.

¡¿Qu-qué?!- Dijo Minho caminando lentamente hacia Leah mientras volteaba la mirada.

A Leah casi no le dio tiempo atacar al ver una serpiente enorme alzándose hacia ellos, Minho se agachó y abrazó sus piernas sin mirar lo que estaba pasando. Leah sacó su espada y le arrojó a Minho su cuchillo, para que se protegiera. Cortó aquí y allá, en cada ataque del animal, era una herida que Leah le proporcionaba, era increíblemente rápida y astuta. La serpiente no pudo alzarse más y Leah hundió su espada en uno de sus rojos ojos.

Eres un cobarde Minho- Dijo sacando su espada llena de sangre –levántate, busquemos un riachuelo, necesito lavar esto.

Minho no dijo palabra alguna, se levantó, tomó el cuchillo y juró que no volvería a portarse de tal manera.

Date la vuelta y no mires – Dijo Leah a Minho, que estaba quitándose su armadura y ropas para lavarse.

¿Cómo es que puede ser tan valiente? – Dijo Minho mientras se giraba – Quiero decir, ¿Cómo es que controla su miedo?

Si no lo hiciera, hubiese muerto hace muchos años, niño. Habrá momentos en tu vida que deberás armarte de valor porque tu vida dependerá de ello, será atacar o morir.

Le prometo que no volveré a acobardarme señorita.

Así se habla niño, ahora agarra el cuchillo, te enseñaré algunas técnicas – Le dijo, una vez que hubo terminado de lavarse y ponerse su ropa.

La tarde transcurrió así, Minho aprendió mucho en esas pocas horas, Leah sabía muy bien cómo enseñarle. Disfrutó hacerlo, y sabía que podía contar con él en una situación de peligro.

Mañana te enseñaré a trazar vías de escape para cuando sientas que no tienes opción de vencer a tu oponente, por ahora, vamos a dormir.

Improvisaron una tienda, encendieron una fogata y se dispusieron a dormir. Leah volvió a mirar la foto de la princesa – Espero que aún estés con vida – Alcanzó a decir mientras el sueño la vencía.

2 semanas después

Aquí es Minho, no te alejes de mí y mantente alerta- Dijo Leah mientras veía hacia todos lados.

¡ES LA PRINCESA! – Gritó Minho, al ver a lo lejos una cabellera castaña.

¿Pero qué...? – preguntó Leah mientras se acercaba a un riachuelo donde la princesa estaba.

¡Oh! Han venido a rescatarme, después de tanto tiempo pensé que ya se habían dado por vencidos- Dijo con cierta elegancia disimulada.

Jamás princesa, en Trinidad aún todos siguen muy tristes por su partida y sus padres… - Dijo mientras su cara se entristecía – la esperan ansiosos.

Bien bien, y usted – Dijo poniendo su mirada en Leah que seguía con su armadura y casco puestos – ¿Será que puedo ver el rostro de mi salvador? – Minho sonrió y miró a Leah que se quitaba su casco.

Salvadora, princesa – La princesa extrañada le dijo – Pues, en ese caso, muchas gracias…

Mi nombre es Leah de Empereon y él es Minho... – No alcanzó a decir nada mas cuando una nube negra se posó sobre ellos y un viento infernal arrastró a Minho hacia lo lejos.

¡MINHO! – Gritó Leah corriendo a rescatarlo.

¡NO! ¡Leah no vayas, es una trampa!

El viento cesó y Leah estaba desorientada, se habían llevado a Minho y no pudo hacer nada, ¿Qué acababa de pasar?

  • Él ya sabe que estás aquí, tenemos que irnos, no puedes ir detrás de Minho, morirás si lo haces.

  • No puedo dejarlo, está bajo mi protección.

  • Leah, todo a su tiempo, vámonos ya o moriremos ambas.

  • Nos iremos, pero tienes que decirme que acaba de pasar- Leah no lo había notado, pero la princesa era mucho más hermosa que en la foto, luego no pudo dejar de mirarla.

Habían recorrido ya un largo trecho cuando se sentaron a descansar, Leah no dejaba de mirarla.

  • ¿Eres una guerrera? – preguntó al notar la profunda mirada de Leah.

  • Sí, de las mejores de Empereon.

  • ¿Por qué has venido a rescatarme?

  • Estaba cansada de mi rutinaria vida, partí una mañana en busca de una aventura, fue cuando conocí a Minho, estaba huyendo igual que yo. Le conté lo que buscaba y él me llevó hacia Trinidad. Es muy hermoso.

  • Lo extraño mucho, pero no deseo volver, mi vida no está ahí.

No lo podía creer, necesitaba llevarla para cumplir su misión.

  • Necesito llevarte allá princesa, tus padres están muy preocupados – Dijo intentando que la princesa cambiara de opinión.

  • Tal vez, no lo sé.

  • ¡Debes dejar que te lleve a Trinidad!

  • ¡No puedes obligarme! – dijo la princesa Noelia levantándose, enojada.

  • Tendré que hacerlo si no me dejas otra opción – Dijo Leah levantándose y mirándola fijamente.

Se miraron como retándose y Leah añadió:

  • Tenemos que buscar a Minho, no puedo dejarlo – Su rostro se suavizó – Me contarás todo lo que sabes de ese mago.

  • Lo buscaremos, confía en mí, todo a su momento. Para enfrentar al señor inmortal, debemos hacer un viaje, pero no cualquier viaje, un viaje de conocimiento íntegro, personal, sino, jamás lo encontrarás, nos ha puesto a prueba. Es todo lo que necesitas saber, continuemos.

Leah estaba cada vez más confundida, siguieron rumbo hacia ningún lugar. Debió pasar alrededor de una hora cuando la princesa Noelia rompió el silencio:

  • ¿Por qué me miras tanto? ¿Nunca habías visto a una princesa? – Dijo sonriendo levemente.

  • ¿Disculpa? – Leah se ruborizó, no pensó que fuese tan obvia – Y-yo no estoy mirándote.

  • ¿No? – Dijo dándose vuelta quedando cara a cara con Leah que se ruborizó más.

  • N-no, estas… estas equivocada – Dijo desviando su mirada y siguiendo su camino. Su nerviosismo era obvio, pero siguió disimulándolo.

Llegaron a un pequeño riachuelo y los ojos de Leah brillaron:

  • Por fin, necesito darme un baño – Dijo esto mientras se quitaba su armadura. La princesa se giró a mirarla, desde que se habían encontrado nunca había visto a Leah sin su armadura y se dispuso a observarla, ansiaba ver su cuerpo, pero no sabía la razón.

Al caer la armadura, el largo cabello de Leah se posó en sus hombros y espalda. La princesa no había visto un cuerpo tan definido y delicado como el de ella.

  • Oye, si quieres venir, puedes hacerlo, sino, ¿Podrías dejar de mirarme así? – La princesa estaba tan concentrada observándola, detallándola, que se ruborizó al escuchar a Leah.

  • Tienes un cuerpo muy bonito – Dijo sin timidez, notó el rubor en las mejillas de Leah y sonrió – Me intrigan algunas cicatrices, me gustaría que alguna vez me contaras las historias de cada una de ellas.

No podía creerlo, hasta había visto sus cicatrices, no era tímida en ese aspecto, decía lo que pensaba y a Leah le gustaba eso.

  • Increíble que hasta mis cicatrices hayas visto, sí que me detallaste ¿eh? – Le dijo mientras la princesa entraba al riachuelo con ella.

  • Soy muy observadora y no he de negar que eres muy hermosa.

  • Tu igual – No podía con el latir de su corazón al escuchar esas palabras, salió inmediatamente del riachuelo y se vistió – Será mejor que salgas rápido del agua si no te quieres resfriar.

La princesa Noelia salió y se vistió, mientras observaba a Leah alejarse en el bosque - ¿A dónde vas? – Alcanzó a decir – Buscaré leña para hacer una fogata, o ¿quieres morirte del frío esta noche? – Dijo Leah sonriendo mientras se alejaba.

La princesa para no sentir que no aportaba nada, se dispuso a recoger ramas llenas de hojas para improvisar una cama donde pudieran dormir cómodas. Leah llegó con un montón de leña suficiente para esa noche. Armaron una tienda con ramas y encendieron la fogata.

  • ¿Y bien? - preguntó Leah mientras avivaba el fuego.

  • ¿Eh? - miró confundida la princesa rescatada a Leah.

  • ¿Cómo rescataremos a Mhino? - preguntó mirando muy seria a Noelia.

  • Ya te dije Leah, viaje de conocimiento íntegro - dijo mirando hacia otro lado que no fuera Leah.

  • ¿Cómo rayos se hace un viaje de ese tipo? No lo entiendo - dijo mientras volvía su mirada al fuego.

  • El señor inmortal no es una mala persona - agregó Noelia - él solo intenta ayudar a la humanidad, para eso las brujas que lo protegían lo dejaron libre, tal vez sus métodos no sean los mejores, pero sí que ayudan.

  • Espera espera, las brujas no lo dejaron libre, él escapo - dijo sorprendida Leah.

  • No, no es cierto, lo dejaron libre.

Leah no pudo replicar a esta afirmación, los árboles comenzaron a balancearse estruendosamente y la niebla inundó el lugar.

  • ¡PRINCESA!- Gritaba Leah en medio del estruendoso viento que azotaba el bosque.

-¡LEAH! ¿DONDE ESTAS? ¡No veo nada! - Dijo casi en un sollozo, seguido de un grito al sentir unos brazos rodeando su cintura.

Estaba desesperada, cayó sobre sus rodillas aun con un cuerpo aferrado a su espalda, cubierta por este y todo se hizo negro.

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Si les ha gustado pueden seguir la historia en mi blog http://lostinwonderland.blogspot.es/categoria/la-decision-del-rey/ ya esta casi terminada y ver otras que ya he subido allí, solo si quieren xD