La decisión de Enma (3/6)

La Ama pone un gran interés en el entrenamiento e instrucción de su esclava, dándole premios pero también castigos.

La decisión de Enma (3/6)

(Para entender este relato, se recomienda leer los dos capítulos anteriores)

Capítulo 3.- Prosigue el proceso de esclavización de Enma

Al salir del baño, después de la ducha, Enma encontró en el dormitorio a su Ama elegantemente vestida, como siempre, parada de pie junto a la cama... Sobre ella había una colección de cuerdas, látigos y juguetes sexuales.

Rápidamente le colocó los brazaletes en las muñecas y tobillos... Y luego le puso el collar... Enma se quedó quieta mientras se las colocaban, extrañamente reconfortada por las ahora familiares piezas que adornaban su cuerpo desnudo.

  • “¿Alguna vez te la han metido por el culo, querida?”, le preguntó.

  • “¿Disculpe” pregunto sorprendida Enma que no estaba segura de haber escuchado correctamente.

  • “ Te dije que si alguna vez te han jodido por el culo?, le repitió la Sra. Brown con un tono bastante severo.

Enma dio un paso atrás y negó con la cabeza.

  • “No... Nunca.”

  • “Entonces creo que es hora de que comience a abrirte el ano.”

La señora cogió un tapón de goma que se estrechaba en un extremo y lo sujetó a un arnés de cuero... Enma lo reconoció porque lo había visto en una de las revistas y asustada retrocedió.

  • “¡Enma, estoy decepcionada de ti!... Lo has estado haciendo muy bien y ahora, ¿me niegas el acceso a tu cuerpo?”

La Sra. Brown agarró el brazo de su mascota y la empujó hacia la cama... Luego, a base de más empujones la obligó a inclinarse con las manos apoyadas en la cama y las piernas bien abiertas y algo flexionadas.

Enma se sorprendió por lo rápido que había sido sometida y obligada a posicionarse... Se mantuvo quieta temiendo una mayor ira de su Ama... El lubricante que le puso en el ano lo notó frío ya que se lo aplicó abundantemente... Sin embargo, la mano de su Ama estaba tibia mientras se lo esparcía.

Enma jadeó cuando le insertó el primer dedo y poco después el segundo... Los dedos estaban bien lubricados y gradualmente relajaron los músculos del recto... Poco después le insertó un tercer dedo... El mete y saca al que le sometió se volvieron increíblemente excitantes para ella, que hasta ahora nunca lo había experimentado.

La Sra. Brown le sacó los dedos del culo y Enma miró a su Ama, sorprendida por esa repentina retirada... Estaba tan caliente por lo que le estaba haciendo que deseaba que le volvieran a insertar los dedos.

La Ama estaba aplicando lubricante al tapón anal cuando le dijo:

  • “Es importante que el ano de una esclava esté abierto siempre, lo que hace que el culo de una esclava sea aún más atractivo... Los Amos disfrutan del sexo anal, al igual que algunas Amas con sus arneses... Por lo tanto, debes ofrecer tu culo sin resistencia y para hacerlo los músculos deben relajarse y acostumbrarse a llevar metida una polla siempre dentro de tu culo.”

Y sin más comentarios, empujó el tapón su ano... El dolor que sintió Enma fue intenso mientras presionaba hacia adentro... Ella bajó la cabeza, se concentró en su respiración y trató de relajarse... Y con un estallido repentino, el tapón quedó completamente dentro... Sus músculos se cerraron alrededor del cuello del tapón, manteniéndolo apretado profundamente dentro de ella.

  • “Este es un tamaño para el comienzo... Lo aumentaré a medida que avanza tu entrenamiento”, le dijo sin inmutarse.

Con el dolor que sentía ahora, Enma no podía creer que tendría que acomodarse a tallas más grandes.

Luego la Sra. Brown le ordenó a Enma que se sentara en la cama... Fue una sensación bastante desconcertante con el tapón anal presionando su culo... Escucho comentar:

  • Yo no soy una gran fanática de estas cosas... Prefiero los pechos desnudos naturales de una mujer, pero a muchos Amos y Amas les gusta adornar a sus esclavas. Y tengo que asegurarme de que estés acostumbrada a todo tipo de restricciones”, comentó la Sra. Brown mientras cogía el traje de correas de cuero que antes había dejado encima de la cama.

  • “Levanta los brazos, mascota”, le dijo.

Enma obedeció y su Ama le fue colocando lo que le pareció ser una malla de cuero y correas... Al final, sus pechos quedaron levantados y apretados por las correas... La Ama pellizcó los pezones presentados y sostuvo cada uno de sus pechos, para que estuvieran altos.

Otras correas se pusieron al collar del cuello y otras pasaron por sus hombros hasta atarlas con la correa apretada de la cintura... Mas correas cruzaban su vientre y se enredaban entre sus piernas, obligándolas a separarlas ligeramente.

La Sra. Brown examinó el ajuste, apretándolo aquí y allá, y asegurándose de que el cuerpo de Enma quedase completamente expuesto y a pesar de lo apretada que llevaba las correas aún le permitían moverse por completo.

  • “Ahora es el momento de que aprendas algunas posiciones... Primero, arrodíllate”, le dijo su Ama.

Enma se arrodilló, sentándose en cuclillas, frente a su Ama, que ahora estaba sentada en la cama.

  • “Cuando estés arrodillada, tus piernas siempre deben estar separadas.”

La Sra. Brown acarició ligeramente, con la fusta que llevaba en su mano, la parte interna de los muslos y el coño.

  • “Muy bien... Recuerda que si estás en una habitación vacía, esperando a tu Ama o no la estás atendiendo, entonces puedes descansar tu culo como estás ahora... Sin embargo, cuando te arrodillas ante tu Amo o Ama y les estás presentando tu cuerpo, debes arrodillarte erguida para que tus pechos y tu coño estén fácilmente disponibles.”

La Ama se lo dijo con más caricias de la fusta.

  • Además, con esta postura erguida muestra que estás más preparada para dar placer oral.”

Con un ligero tirón en la parte posterior de la cabeza, Enma fue guiada hasta la entrepierna cubierta por el vestido de su Ama... Luego la soltó de inmediato.

  • “Eso me lo harás más tarde para ver si has aprendido... Ahora tengo que enseñarte como debes colocar los brazos... Hay dos formas: una cruzándolos detrás de la espalda y la otra detrás de la cabeza, de estas formas”, le dijo la Sra. Brown con una sonrisa enseñándole como hacerlo.

Enma repitió ambas posturas para demostrar que había comprendido.

- “Yo, personalmente, prefiero que pongas los brazos detrás de la espalda, pero cualquiera de los dos posiciones es aceptable.”

Enma bajó los brazos y los cruzó detrás de la espalda, según la preferencia de su Ama... La Sra. Brown sonrió, reconociendo el gesto.

  • “En caso de duda, debe considerar qué posición te deja más disponible y sensualmente expuesta... No se permite la modestia... ¿Podrás recordar estas posiciones?, le preguntó.

  • “Sí, Ama.”

  • “Bien... Ahora levántate.”

Y Enma se puso de pie, separó las piernas y cruzó los brazos en la espalda.

  • “Muy bien, querida... Eso es casi perfecto... Ahora, dime por qué elegiste esta posición”, le preguntó su Ama acariciando su coño, sus pechos y el cuerpo... Estas caricias estaban poniendo a Enma increíblemente caliente.

Enma estaba nerviosa al explicarlo, temiendo haberse equivocado a pesar de las felicitaciones de su Ama... Le había dicho:

  • “Pensé que mis piernas deberían estar separadas para darte acceso a mi coño, y mis brazos deberían estar detrás de mi espalda para ofrecerle mis pechos y mi boca.”

  • “Muy bien... Realmente eres una esclava natural.”

Y Enma se sonrojó ante el cumplido.

  • “Te voy hacer una corrección... Debe recordar mantener siempre la vista baja... No debes mirar a tu Amo o Ama... Yo no soy muy estricta en esto ya que me gusta mirar a los ojos de mi esclava... Sin embargo, cuando tengo invitados, o para su futuro propietario, puede ser una señal importante de falta de respeto.”

Enma asintió.

  • “Ahora, arquéate hacia adelante.”

Enma luchó por mantener el equilibrio con las manos detrás de la espalda... Descubrió que abrir las piernas le ayudaba aún más.

Al arquearse, su pecho estaba directamente en la cara de su Ama... Evidentemente ese era cómo debía estar ya que cada pecho podía ser apretado y lamido a su vez.

Cuando la Ama mordió sus pezones, el placer recorrió su cuerpo haciendo que sus piernas temblaran... Sin embargo, logró mantener su posición mientras su Ama disfrutaba de sus pechos.

La Sra. Brown sonrió, deseando poder continuar... Le dijo:

  • “Ahora inclínate y estira tus brazos sobre la cama, a mi lado.”

Enma se estiró con sus pechos colgando y su húmedo coño expuesto con las piernas abiertas... Al inclinarse hacia adelante, la Sra. Brown agarró su firme culo y le dio una palmada.

Enma jadeó sorprendida, pero no se movió... La Sra. Brown le dijo:

  • Esta es una posición normal si te van a penetrar por detrás... También lo es inclinarse sobre un sofá, especialmente cuando estás entre dos Amas o Amos... Y también es una posición perfecta para darte nalgadas... Y además, tu cuerpo está completamente expuesto y es fácil de palpar por todos sitios.

Unas cuantas palmadas en sus nalgas enfatizaron esto y luego la Sra. Brown pasó la mano por el coño de Enma, acarició sus piernas y le agarró uno de sus pechos... Cada movimiento, cada toque, era lento y deliberado.

Enma estaba cada vez más excitada por todo este palpeteo y todas estas posiciones que hacía, la ponían cachonda... Quería rogarle a su Ama que la dejara correrse... Sin embargo, instintivamente sabía que era mejor no interrumpir las explicaciones de su Ama... Incluso el tapón anal dentro de ella ahora le estaba gustando llevarlo.

  • “Ahora arrodíllate a cuatro patas, mascota”, le dijo.

La Sra. Brown, no quería dejar de acariciar a esta belleza, pero tenía que ir poco a poco... Enma se arrodilló como ella le ordenó... le dijo:

  • “Dependiendo de las circunstancias, hay dos posiciones que puedes adoptar... La primera, como estás ahora, con las manos hacia abajo y el cuerpo levantado... Si quieres dar placer oral, esta es una posición muy buena... También es ideal cuando tu cuerpo está siendo examinado... La Sra. Brown se puso de pie y pasó su fusta a lo largo del cuerpo.

“Ahora, si te van a follar, azotar, o simplemente presentarte, te colocarás con la cabeza en el suelo y el culo en alto.''

Enma bajó la cabeza y arqueó la espalda como se le indicó.

  • “Estira los brazos al frente”, le añadió.

  • “Si estás con un Amo que tiene preferencia por el sexo anal, asume esta posición... Destaca tu precioso culo redondo y firme y así le aseguras que estás lista para la penetración.

Con el culo levantado y las nalgas abiertas, Enma se volvió aún más consciente que llevaba el tapón anal presionado dentro de ella.

La Sra. Brown frotó la fusta entre las nalgas y golpeó el extremo del tapón anal.

  • “Nada atrae más a un hombre así que una joven belleza que le levanta el culo y le ruega que se la folle... No lo olvides”, le dijo.

La Sra. Cane se paró delante de la esclava arrodillada y siguió instruyéndola:

“Esta posición también es ideal para adorar los pies.”

Con los zapatos de tacón alto directamente frente a ella, la insinuación era clara... Y Enma la entendió perfectamente, por lo que comenzó a lamer el dedo del pie y luego a lamer el costado... Luego se abrió camino hasta el talón... Repitió este proceso con el otro pie.

La Sra. Brown pensó en quitarse los zapatos para poder disfrutar plenamente de esta lengua en sus pies, pero decidió que esto podía esperar.

Con un ligero golpe de fusta, le ordenó a Enma que se arrodillara.

  • “Muy bien, querida... Estas son las posiciones estándar... Recuérdalas... Si olvidas o no está segura de qué posición usar, asume siempre la postura que te deja más vulnerable... Una esclava nunca debe protegerse a sí misma, ni mostrar modestia.

  • “Ahora, dos cosas... Primero, te mereces una recompensa por aprender tus posiciones... Y en segundo lugar, debes ser castigada por resistirte a que te colocase el tapón anal.”

Enma estaba a punto de protestar, pero por la mirada en los ojos de su Ama, sabía que solo empeoraría las cosas.

  • “Primero, la recompensa... Tendrás el honor de complacer a tu Ama... La Sra. Brown se levantó el vestido y se sentó... Luego se quitó las bragas.

Enma esperó hasta que la mano de su Ama la guiase hacia su abierto coño... De hecho, la recompensa fue lamer los jugos de su Ama e inhalar su olor... Se tomó su tiempo para que lo saborease... Ella sólo aceleró su paso cuando su Ama presionó su rostro más y sus rápidos suspiros enfatizaron que iba a correrse... Su Ama gritó al alcanzarlo.

Cuando la Sra. Brown recuperó el aliento, acarició el pelo de Enma y sonrió, murmurando:

  • “Buena chica... Buena chica.”

Enma continuó lamiendo suavemente el sexo de su Ama, deleitándose y orgulleciéndose por el orgasmo que le había provocado.

  • “Ahora debo proceder a tu castigo.”

La Sra Brown se volvió a poner las bragas y se bajó el vestido.

  • “Inclínate sobre mi regazo, pequeña.”

Sintiéndose como una niña, se inclinó y adoptó la postura solicitada... Sus brazos y piernas colgaban impotentes a ambos lados de los muslos de su Ama... Levantó el culo y su Ama le separó las piernas.

  • “Estoy poniendo un gran interés en entrenarte... Por lo tanto, espero que agradezca tu castigo.”

La Sra Brown cogió una paleta que había dejado sobre la cama y las nalgas de su esclava se tensaron, esperando nerviosa el castigo que se avecinaba.

El primer golpe fue fuerte... Enma gritó y quiso retirarse, pero no pudo moverse.

  • “¿No te olvidas de algo, mascota?

Los sentidos de Enma se volvieron locos... Ella debería hacer algo... Sí, debería estar agradecida.

  • “Gracias.”

El segundo golpe le llegó al instante.

  • “¿Sabes cómo dirigirte a mí?”

A pesar del dolor, su necesidad de complacer lo era todo.

  • “Sí, Ama... Lo siento... Gracias, Ama”

El tercer golpe llegó a continuación.

  • “Gracias, Ama.”

Un cuarto golpe aterrizó y luego un quinto... Con cada golpe de paleta, Enma, ya metida en su papel de esclava, mostraba su gratitud.

A medida que el ritmo de la paleta se aceleraba y el dolor general la consumía, el 'gracias, Ama’ se convirtió en un largo gemido de ‘ gracias, gracias, Ama, gracias’ .

La paliza parecía durar una eternidad desde la perspectiva de la nueva esclava... De hecho, fueron sólo unos 15 minutos... Cuando terminó, su culo tenía un brillo rosado y la piel estaba extremadamente sensible e irritada.

La Ama fue hacia el armario del baño y sacó un poco de crema para la piel... La aplicó y se la frotó... Inicialmente, al presionar su piel roja, le dolió... Sin embargo, poco a poco el calor se convirtió en una suave sensación y ella empezó a comprender la delgada línea entre el dolor y el placer.

La Sra. Brown la soltó y ambas se pusieron de pie.

  • “Esto es suficiente por ahora... Quiero que empieces hacer un poco de servicio doméstico.”

Enma preparó el almuerzo, bajo la dirección de su Ama... Tomó nota mental de los diferentes condimentos y las técnicas de preparación que sugirió su Ama... Saber preparar comida sería una habilidad útil para una esclava que incrementaría su precio.

Meses antes, Enma no realizaba ninguna tarea doméstica, ya que todas las hacían sus diferentes madres adoptivas... Sin embargo, ahora disfrutaba de hacerlas ella... Sólo tuvo que mirar a los ojos de su Ama para confirmar este placer.

Prepararon dos platos de comida y las colocaron uno al lado del otro al final de la mesa del comedor... La Sra. Brown se sentó y le hizo un gesto a su mascota para que se arrodillara a su lado... Como en el desayuno, la Ama disfrutó de su comida y alimentó selectivamente a su mascota... Enma no protestó, ya que se estaba acostumbrando a esta posición.

Después de la comida, Enma inmediatamente limpió la cocina... La orden no fue necesaria... Mientras tanto, la Sra. Brown  fue a ponerse ropa deportiva.

Al regresar a la cocina mientras Enma completaba sus tareas, la Sra. Brown le dijo:

  • “Es hora de comenzar con tus ejercicios... Quiero que tu belleza dure.”

Fueron al cuarto de gimnasio... La Sra. Brown llevó a su mascota con una mano en su culo... Una vez allí, le entregó un par de zapatillas y calcetines nuevos a la esclava desnuda... Le dijo:

  • “Puedes usarlos sólo para hacer ejercicio... No quisiera dañar tus bonitos pies... Comencemos con algunos estiramientos... A ver lo que sabes.”

Enma hizo algunos estiramientos que recordaba de sus clases de educación física.

  • “OK... No está mal... Ahora prueba hacer estos”... La Sra. Brown hizo una demostración de algunos estiramientos nuevos.

Enma los repitió, asesorada por su Ama.

  • “Eso esta muy bien... Repítelos más veces... Recuerde mantener los brazos detrás de la espalda o de la cabeza'', le dijo... Así le podía pellizcarle mejor los pezones expuestos.

Cuando termino, dijo:

  • “Creo que has hecho suficientes ejercicios de estiramiento por hoy”... Y le quitó el tapón anal.

Enma jadeó por la sensación de lo abierto que se sentía ahora su ano

  • “Ahora ve a la cinta de correr.”

La Sra. Brown pulsó los controles y luego la puso en movimiento... Comenzó con un trote lento, pero se aceleró gradualmente, de modo que Enma estuvo luchando por mantener el ritmo... Sus pechos rebotaban con cada paso... Le costaba respirar y le dolían los músculos, pero no se atrevía a ralentizar el paso mientras su Ama la miraba de cerca... El ritmo era alterado periódicamente por la máquina... Finalmente la máquina desaceleró y se detuvo.

Enma jadeó por respirar por el intenso entrenamiento... La Ama la miró y sonrió, acariciando a su esclava.

  • “Es suficiente por hoy, pero quiero que ejecute este programa todos los días... Verás que tengo la selección programada para ti.

Enma miró el panel de control y vio debajo de los programas guardados, uno que decía “ESCLAVA”.

  • “Sí, Ama.”

  • “Utilizarás más máquinas en los próximos días... Tú no vas a utilizar las pesas... Sólo quiero para ti que hagas ejercicios para tonificar tu cuerpo y mantenerlo en forma y flexible... Nadie quiere que una esclava que tenga musculatura y sea fuerte”... Luego le dijo:

  • “Hora de ducharse.”

Con una palmada en el culo, la chica desnuda fue guiada al piso de arriba y al dormitorio.

Enma se sorprendió un poco al ver a su Ama desvestirse, lo que a ella no le pasó desapercibida.

  • “Puedes quitarte las abrazaderas, querida.”

Entraron al baño y la Sra. Brown abrió el grifo de la ducha, comprobó la temperatura y entró... Enma hizo lo mismo... Con jabón y esponja en la mano, la Sra. Brown comenzó a frotar a su mascota, calmando los músculos doloridos.

Enma pasó la mano por el cuerpo y los brazos de su Ama, deleitándose con su piel suave... Arqueó la espalda y se abrió a cada caricia de su Ama, que besó a su esclava y sus lenguas se entrelazaron... El agua tibia se precipitó entre ellas, cayendo en cascada sobre sus pechos y a lo largo de sus cuerpos.

Se cambiaron el jabón y la esponja y continuaron las caricias... Hubo un largo abrazo mientras Enma disfrutaba de la oportunidad de adorar el cuerpo de esta elegante mujer... Cayó de rodillas, con las manos detrás de ella y le lamió su sexo... La Sra. Brown abrió las piernas, disfrutando de la sensación de esta suave lengua dentro de ella mientras el agua calmaba su cuerpo... No pasó mucho tiempo antes de que se corriese de nuevo.

Luego, se secaron la una a la otra.

En el dormitorio, la Sra. Brown se vistió mientras Enma se arrodillaba junto a la cama... La señora notó que estaba arrodillada exactamente como se le indicó anteriormente para cuando no estuviera en uso... La esclava había improvisado en la ducha lamiéndola, pero no podía regañarla por eso... Una esclava debería estar ansioso por dar placer, y esta chica ciertamente había desarrollado una lengua hábil.

Después de casi 3 días sin ropa, Enma se estaba acostumbrando a su desnudez.... Sin embargo, todavía sentía raro ver a su señora vestida mientras ella permanecía desnuda... O quizás fue simplemente era una decepción suya porque no iban a "jugar" un poco más.

Ahora era media tarde... La Sra. Brown se sentó en la cama acariciando el pelo de su mascota y apretó con indiferencia los pechos que tenía expuestos para que hiciera con ellos lo que quisiera.

  • “¿Alguien sabe dónde estás, esclava?”, le preguntó.

  • “No, Ama.”

  • “¿Alguien sabe en qué hostal te hospedabas o cómo encontrarlo?

  • “No, Ama... Nadie sabe nada.”

  • “Bien... Entonces es hora de que vayamos a borrar todas las pistas que puedan conducirte a ti... Ponte este vestido, sin bragas, ni sostén y estos zapatos de tacón... Vamos a recoger todo lo que dejaste en la pensión donde te alojabas”, le dijo la Sra. Brown.

Enma se sintió extraña poniéndose ropa... Sin bragas ni sostén debajo, el vestido no dejó mucho a la imaginación... Era exactamente el tipo de ropa que odiaban sus padres adoptivos... A Enma le encantó.

La Sra. Brown la cogió de la mano, fueron hasta el garaje y subieron al coche... En el momento en que se sentaron, la Sra. Brown ordenó a su esclava que se levantara el vestido para que se sentara con el culo desnudo en el asiento... Mientras salían, apoyó su mano en la parte interna del muslo de Enma y ésta separó instintivamente las piernas, para que pudiera tocar lo que desease.

  • “Siempre debes sentarte así cuando vayas en coche... No lo olvides”

Llegaron al hostal y Enma entró en él, mientras la Sra. Brown la esperó en el coche... Enma recogió todas sus pertenencias y pagó los días que tuvo reservado... No hubo ninguna pregunta.”

  • “Todo salió bien, Ama”, le dijo cuando se sentó en el coche.

  • “Perfecto, mascota...Así desaparecerás sin dejar rastro.”

  • “¿Desapareceré?, preguntó extrañada.

  • “Sí, querida... Cuando te venda como esclava, no debe haber ningún registro de tu vida pasada, ni posibilidad de escapar o ser rescatada... Esto te proporciona una mayor motivación para ser una buena esclava... Tendrás una nueva vida”, le explicó.

Enma asintió... Este nivel de realidad la asustó... Sabía que estaba siendo esclavizada, pero esto sonó muy definitivo... La mano de su Ama, acariciando su muslo interior, la tranquilizó.

Regresaron a la casa en silencio, con el vestido de Enma levantado y la mano de la Sra. Brown entre sus piernas... Una vez en casa, Enma preparó la cena y comieron de la manera habitual con Enma arrodillada junto a su Ama, que la alimentaba de su mano.

Después de cenar y limpiar, Enma se reunió con su Ama en la sala de estar... La chimenea estaba encendida, lo que a ella le parecía inusual dado el calor del verano... Sin embargo, no se atrevió a cuestionar el motivo... Se arrodilló ante ella, sintiendo el calor del fuego a lo largo de su espalda... La Sra. Brown abrió la bolsa de lona con la ropa que había recogido del hostal y comenzó a examinar cada una de las prendas.

Los sujetadores fueron arrojados a la chimenea... Enma miró asombrada, pero no se movió... Una simple mirada de su Ama y ​​ella sabía que era mejor no decir nada... Sus pantalones fueron los siguientes en entrar al fuego... Luego arrojó al fuego también las blusas... Sacó una falda bastante corta y la dejó a un lado.

También arrojó al fuego las pantimedias, un par de suéteres y los calcetines, todas las camisetas y cualquier braguita de aspecto sencillo.

Prácticamente toda su ropa se estaba quemando... Sólo quedaron dos vestidos cortos, la falda corta, 3 pares de bragas y unos calcetines. No se habló una palabra entre la Ama y su mascota.

Al final, la Sra. Brown miró en el bolso de Enma y recogió sus identificaciones y las arrojó también al fuego.

  • “Se te proporcionará una nueva identificación”, le dijo.

Finalmente la bolsa y el resto de cosas también fueron arrojados al fuego.

Luego, la Sra. Brown se llevó a su mascota al dormitorio del piso de arriba en donde Enma se dedicó a familiarizarse con varias restricciones y una variedad de torturas.... La velada terminó con el amor en la cama.

A la mañana siguiente, una vez más, Enma se despertó antes que su Ama e inmediatamente preparó el desayuno... Mientras estaba en la cocina, escuchó el agua de la ducha... Terminó de preparar el desayuno justo cuando su Ama entró a la cocina completamente vestida.

Comieron de la forma habitual... Una vez que terminaron de comer y limpiar, le ordenó a Enma que hiciera ejercicio... La Sra. Brown sólo observaba y corregía... Cuando terminó, le ordenó que se duchara.

Cuando salió del baño y fue al dormitorio, se asustó, ya que vió a su Ama en la cama con un látigo en la mano.

  • “Hoy comenzaremos tu entrenamiento con una paliza completa.”

Enma no había olvidado su último castigo de la noche anterior... De hecho, todavía tenía las rayas a lo largo de su espalda... Su mente se tambaleó, tratando de pensar en lo que había hecho mal o no había hecho bien, que justificaría esta paliza.

  • “Inclínate sobre esta silla, querida.”

Enma se paró, miró a los ojos de su Ama y le dijo:

  • “¿Por qué tengo que ser azotada?... Intento ser una buena chica.”

  • “Eres una buena chica... Los latigazos no siempre son un castigo... Debes entender que tu cuerpo está destinado al dolor y al placer, los dos se funden en uno... Todo lo que importa es la entrega completa de tu cuerpo a tu dueño, que en estos momentos soy yo.”

  • “Pero duele, Ama”, respondió... Ella tenía muchas rayas rojas por todo el cuerpo como prueba y que su Ama veía.

  • “Claro que sí, cariño... Debes aprender a doblegarte sumisamente para que tu Amo o Ama pueda utilizarte como quieran, cuanto quieran y las veces que quieran... Ahora mismo, me gustaría azotarte... ¿Quieres complacer a tu Ama, no?”

  • “Supongo que sí.”

  • ¿Supones?... Una buena esclava quiere que la azoten si le agrada a su Ama hacerlo.

Enma no dijo nada, solo siguió mirando a su Ama con ojos suplicantes.

  • “Me parece que no estás aceptando esto que te digo... Crees que puedes decirme lo que puedo o no puedo hacer con mi esclava.”

Enma negó con la cabeza para refutar esta afirmación, pero su Ama la ignoró y le dijo mirando a Enma para medir su reacción:

  • “En esta habitación hay una lucha de poder, pero sólo puede haber una Ama y una esclava... Así que voy a dejar que decidas... Voy a poner este látigo sobre la mesa... Si crees que debes tener voz y voto, entonces querrás ser la Ama, cogerás el látigo, me ordenarás que me quite la ropa y luego me diras que me agache para que me puedas azotar.”

Enma no podía creer lo que estaba escuchando.

  • “Ahora, si desea dejar de cuestionar mi autoridad... Recogerás el látigo como lo sostiene una esclava, te arrodillarás ante mí y me lo presentarás... Luego te posicionarás como yo te diga y recibirás los latigazos que yo desee pegarte.”

  • “Coge el látigo”, le gritó.

Enma miró a su Ama en estado de shock... No podía azotar a su Ama.

  • “Me dices que te estoy lastimando y te opones a que te azote más... Una de nosotras va a ser azotada, querida... Este es un lugar donde se entrenan esclavas y quien sostiene el látigo tiene todo el derecho de usarlo como mejor le parezca... ¡Ahora recógelo!”

Enma no sabía qué responder... Cómo entendió sus palabras fue importante... No había olvidado su entrenamiento de ayer, sobre cómo se debe levantar un látigo y apoyarlo en las palmas abiertas... Ella debería recogerlo de esta manera... Sin embargo, en el momento en que lo hiciera, lo presentaría así a su Ama para que la azotara.

Miró a su Ama a los ojos y sabía que ella la estaba preparando para ser una buena esclava y siempre quiso complacer a esta mujer... Si azotar a su esclava le agradaba, entonces quién era ella para oponerse a que la azotase.

Con cierto grado de vergüenza por haber cuestionado la autoridad de su Ama, levantó el látigo para que descansara en sus palmas abiertas... Se arrodilló y extendió el látigo:

  • “Siento haber cuestionado su autoridad, Ama... Eso no volverá a pasar... Por favor, azótame como desees y cuantas veces desees.”

La Sra. Brown cogió el látigo por el mango y suspiró en silencio con alivio de que esta pequeña táctica hubiera funcionado, aunque en realidad no tenía dudas de que no funcionara.

  • “Acepto tu disculpa, esclava, pero entiendes que tendré que azotarte más y más fuerte por cuestionar cómo puedo usar mi propiedad”, le dijo agarrando los pechos de Enma para no dejar ninguna duda sobre a qué propiedad se refería.

  • Sí, entiendo, Ama”, asintió Enma con la cabeza.

Luego le indicó que se inclinara sobre la silla y comenzaron los latigazos... Recibió 40, pero esta vez no gimió ni gritó... Era evidente que su Ama se estaba divirtiendo y sus quejidos la molestarían.

La Sra. Brown quedó complacida con su reacción a los latigazos... Su esclava ya no se alejaba, ni protestaba... Incluso sus gemidos se redujeron al mínimo... A ella le gustaban estos pequeños gemidos de angustia, así que decidió que no corregiría este comportamiento.

Cuando termino de azotarla bajaron al salón:

  • “Ha llegado el momento de que aprendas que una esclava es un objeto de belleza... Párate aquí junto al sofá, con las piernas abiertas y coloca tus manos detrás de tu espalda... Y quédate así.”

Enma obedeció al instante.

La Sra. Brown se alejó para coger algunos objetos.

  • “Ahora, como esclava, puedes estar atada para que permanezcas en una posición para palparte como quiera el Ama o Ama... Sin embargo, también es importante que una esclava permanezca inmóvil sin restricciones... Y puede sufrir sutiles tormentos”

Y tras este comentario, insertó un par de dedos en el coño abierto para enfatizar lo dicho... Luego seleccionó una pinza para pezones se la colocó en el pezón izquierdo... Enma hizo una mueca, pero no se movió... Otra pinza la colocó en su pecho derecho... Y al final, colocó una cadena decorativa uniendo ambas pinzas... Pensó en colocarle también dos pinzas en cada labio vaginal, pero no lo hizo... Lo dejaría para otro día.

El tapón anal que ayer había usado ahora se lo volvió a insertar.

  • “Una esclava debe recordar estar guapa siempre y permanecer disponible en todo momento... También debe permanecer en silencio a menos que se le hable.

Enma asintió con la cabeza.

  • “Te quedarás de pie aquí... A veces, el mayor castigo a una esclava es permanecer disponible y en posición, sin ser utilizada... ¿Lo has entendido, mascota”

  • “Sí, Ama.”

Continuará...