La decisión de Enma (2/6)

La joven se siente cada vez más atraida hacia la mujer mayor a pesar de haber descubierto que la está preparando para convertirla en esclava y luego venderla.

La decisión de Enma (2/6)

Capitulo 2.- Enma comienza asumir ser una esclava

El coche de la Sra. Brown salió del camino de entrada a su casa para ir al centro de la ciudad y hacer unas compras... Enma volvió a la cocina y se puso a lavar los platos... Luego limpió la bancada y la mesa... Y al notar que el suelo estaba sucio, comenzó a limpiarlo también.

Esto que estaba haciendo era extraño, ya que nunca le había gustado las tareas del hogar, pero estando en esta casa, sola y desnuda, sintió un impulso abrumador de complacer a su anfitriona... Quería dejar la casa impecable para cuando regresase.

Limpió el polvo, lavó la ropa y ordenó el dormitorio... Estar allí la excitó y su coño estaba empapado de flujo... Pensó en masturbarse pero decidió no hacerlo y fue a darse una relajante ducha.

Al secarse, fue a la lavandería y llevó la ropa al dormitorio... Mientras la guardaba en el vestidor, notó un armario escondido en la esquina.. La curiosidad se apoderó de ella y lo abrió.

Encontró un secreto: una colección de películas para adultos, revistas y novelas eróticas... Sacó algunas revistas y libros y se tumbó en la cama para verlas... Todas eran de lesbianas, lo que no fue una gran sorpresa después de lo sucedido anoche... Sin embargo, mientras miraba las imágenes, se dio cuenta de otro tema recurrente... Todos ellos involucraban a una Ama dominante y una esclava... La mayoría de las esclavas estaban desnudas... En su mayor parte, la Ama era mayor y más alta que su sumisa.

Enma miró su cuerpo desnudo... La Sra. Brown había insistido en que estuviera desnuda casi desde el momento en que llegó aquí... Enma también era mucho más joven y un poco más baja... Y dadas sus posiciones económicas completamente opuestas, encajaba exactamente en ese perfil.

Ella me está entrenando para hacer de mí una esclava’ , pensó Enma

Se sentó y reflexionó sobre todo esto... ¡Una esclava!... Había llegado a confiar en la Sra. Brown, porque se sentía extremadamente atraída por ella y estaba ansiosa por complacerla pero no siendo una esclava.

Se puso de pie y fue al armario... No sabía dónde había puesto la Sra. Brown su vestido, por lo que tendría que coger algo de su armario... Todos los vestidos eran muy bonitos y le resultaba difícil cual elegir... Ninguno le parecía apropiado para ella... Finalmente se reprendió a sí misma por ser tan tonta por no coger cualquier cosa y salir de la casa antes de que regresara la Sra. Brown.

Ella seleccionó un top sencillo, bragas y una falda... Se vistió apresuradamente, pero cuando salía del dormitorio, se detuvo para verse en el espejo.

No se veía bien con esta ropa... Comenzó a caminar de vuelta al armario para seleccionar otras prendas, pero luego se detuvo... Se sentó en la cama y hundió la cabeza entre las manos... ¿A quién estaba engañando? ... No se veía bien con ropa y la Sra. Brown se enfadaría terriblemente con ella si estuviera vestida.

Pensó más en su situación... ¿A dónde iría, cuando volviera a la pensión?... La idea de esa habitación lúgubre la hizo llorar... ¿Y una vez allí, qué?... Sin trabajo, sin amigos, sin familia, ¿qué iba a hacer? Al menos, la Sra. Brown le estaba dando un hogar y, lo que es más importante, un afecto... Ella fue la primera persona en darle un sentido a su vida y desear pertenecerle a ella.

Luego se desnudó y devolvió la ropa a su lugar en el armario... Y guardó las revistas y los libros... Echó un vistazo a las portadas de los DVD para confirmar lo que ya sospechaba, todos involucraban a Amas con esclavas.

Veremos qué pasa’ , pensó.

Bajó las escaleras, dejando el dormitorio en perfectas condiciones, y ni un indicio de que hubiera descubierto el armario oculto de material erótico.

Habían pasado casi 5 horas desde que la Sra Brown se fue y se preguntaba dónde podría estar... Ella le había sugerido que fuera a nadar y eso fue lo que decidió hacer.

Más de una hora después, la Sra. Brown llegó a casa y encontró a Enma descansando en un sillón... Ella se inclinó y besó a Enma, quien se levantó para recibirlo.

  • “Te ves preciosa, querida... Me alegra ver que te estás bronceando por todo el cuerpo”, le dijo.

Enma sonrió... Fue un bonito cumplido sobre su cuerpo y se alegró de que estar desnuda para recibirla.

La Sra. Brown la dejó para subir las escaleras y dejar sus bolsas... Cuando regresó abajo, Enma estaba de pie en la sala de estar.

  • “¿Puedo ayudarla con algo, Sra. Brown?

  • “No, gracias cariño... Veo que hiciste un trabajo de limpieza a fondo... Buena chica.”

  • “Gracias... ¿Encontraste todo lo que buscabas?”

  • “Sí”, respondió sin poder evitar una sonrisa traviesa.

  • “¿Me compraste algo de ropa, de tu agrado?”

  • “Sí, pero esta noche no iremos a ningún lado... Así que no la necesitarás ponértela ahora.”

No, por supuesto que no, a la Ama le gusta tener desnuda a su esclava’ , pensó Enma.... Ella sólo sonrió en respuesta a la Sra. Brown.

Mirando hacia la cocina, la Sra. Brown comentó:

  • “Es hora de que empiece a preparar la cena.”

  • “Me gustaría ayudarla... Necesito aprender a preparar una buena comida.”

Sería una habilidad útil para una esclava que la Sra. Brown pensara y aceptara enseñarle... Sin que ella lo supiera, Enma estaba pensando lo mismo.

Charlaron ociosamente mientras preparaban la cena... La dueña de la casa le dio varios consejos y sugerencias y, por supuesto, no perdió ninguna oportunidad de estirar su mano y acariciar los pechos a Enma, o de palparle el culo sin pudor alguno por hacerlo.

Estar desnuda y ser palpada, estaba excitando a Enma increíblemente, y su excitación no podía ocultarla, lo que la hacía estar aún más excitada... El hecho de que la Sra. Brown pudiera permanecer tan tranquila y controlándose, la estaba volviendo loca.

Continuaron su conversación durante la cena... Hablaron sobre las relaciones de pareja, el sexo y la actitud de la mujer... La Sra. Brown tenía, desde luego, actitudes muy liberales... Según ella, una mujer debe hacer todo lo que le resulte natural.

Cualquier conversación personal de Enma y sus experiencias, la Sra. Brown la utilizaba para acosarla con preguntas... Ella pensaba que la anfitriona mostraba un interés real por ella como nadie lo había hecho antes, cuando en realidad lo que la Sra. Brown quería saber más, era para poder aclimatarla a una vida de esclavitud.

Mientras miraba a esta mujer elegante y controladora, y sentía el calor acumulándose entre sus piernas, más quería estar a su servicio.

El conocimiento es poder... Y a medida que la Sra. Brown aprendía más sobre Enma, más poder ganaba sobre esta linda chica... Enma, en cambio, no aprendió prácticamente nada sobre la Sra. Brown.

Después de la cena, la Sra. Brown se relajó en el sofá y escribió algunas notas... Enma se ofreció a limpiar la cocina y cuando terminó, se sentó en el sofá junto a la anfitriona.

La Sra. Brown acarició el pelo de Enma y sonrió... Luego le pidió que se acostara para que su cabeza descansara en su regazo... Esto dejó a Enma completamente expuesta y vulnerable.

La Sra. Brown siguió pasando una mano por su pelo y además, ahora acariciaba sus pechos... Enma sólo pudo mirar hacia arriba con excitación mientras su coño se humedecía y sus pezones se endurecían en respuesta al tocamiento que le hacía.

El placer era evidente, pero aparentemente también lo era su nerviosismo.

  • “¿Qué le pasa a mi mascota?”, le dijo.

Enma suspiró y se mordió el labio... Quería saber si sus sospechas al leer las revistas eran correctas... Pero, de nuevo, no estaba segura de poder manejar la verdad... La Sra. Brown apretó un pezón, lo cual fue tanto placentero como doloroso.

  • “Vamos, dímelo.”

  • Sra. Brown, cuando yo estaba limpiando y guardando tu ropa, encontré un armario oculto en tu armario y eché un vistazo... Sé que no debería haberlo hecho.”

La Sra. Brown no hizo ningún sonido, ni movimiento, pero Enma se retorció ante el inevitable castigo que posiblemente le daría.

  • “Todas esas películas, todas esas revistas, todas esas historias,.. tratan de Amas y sus esclavas... Esclavas desnudas”, le dijo poniéndose tensa y su respiración se volvió más irregular... Su pecho subía y bajaba en la mano de la Sra. Brown con cada respiración.

‘Vaya, esto no me lo esperaba... Es un giro de los acontecimientos’ , pensó la Sra. Brown... Ella habría querido hacer las cosas poco a poco, más lentamente, incluso ahora que estaba haciendo un gran progreso... Permaneció en silencio, obligando a Enma a continuar.

  • “Yo me pregunto si encajo en ese perfil... Me preguntó si estoy siendo entrenada para ser una esclava... Quiero decir, ¿me estás entrenando para ser tu esclava sexual?”

Enma estaba casi histérica... Deseaba poder darse la vuelta y no mirar esos penetrantes ojos azules, pero la Sra. Brown todavía no le daba ninguna respuesta... Y ella no sabía si era miedo, vergüenza o simplemente nerviosismo, pero empezó a llorar levemente.

La Sra. Brown le secó ligeramente las lágrimas y la miró... Ella pensó en negarlo todo, creyendo que la joven no estaba lista... Sin embargo, ella tenía pruebas sólidas para creer que estaba siendo esclavizada... Ella limpiaba, cocinaba y, lo más importante, se había mantenido desnuda y dócil... Sin duda, otras chicas de mentalidad fuerte habrían salido corriendo por la puerta y probablemente nunca más se sabría de ellas, dadas estas circunstancias... Esta chica era una esclava natural y merecía que le dijera la verdad.

  • “Sí, te estoy entrenando para ser una esclava sexual.”

Para su propia sorpresa, la respiración de Enma comenzó a relajarse y se volvió más serena mirando a los ojos de su Ama... Había acumulado mucha energía nerviosa sin saberlo y al conocer la verdad esta energía nerviosa se había rebajado considerablemente.

Una vez que Enma estuvo completamente relajado, la Sra. Brown continuó hablando:

  • “ Yo esperaba haber ido un poco más lenta, acostumbrándote a estar desnuda y ser obediente, antes de decirte la verdad... Sin embargo, debo decir que estoy muy orgullosa de ti... Te has quedado desnuda y no has tratado de taparte... Has sido franca en todo y has mostrado un afán por complacer y ser útil”, le dijo mientras su mano, seguía acariciando sus pechos como prueba de ello.

Y siguió explicándole:

  • “Algunas chicas tienen una voluntad fuerte y hay que romperlas para que acepten ser esclavas... Otras les falta tanta confianza en sí mismas que hay que decirles lo guapas que son y cuánto placer dan a los demás y aceptan ser esclavas muy fácilmente... Tú, querida, eres de este grupo... No tengas miedo de tu entrenamiento... Eres una esclava por naturaleza... Sólo necesito entrenarte para que puedas estar orgullosa de ti misma... Un esclava sexual bien entrenada, especialmente una tan joven y bonita como tú, es muy valiosa.

“Veo continuamente a muchas mujeres jóvenes que llegan a la ciudad que no tienen ninguna oportunidad... Una mujer joven, como tú, siempre debe vender su cuerpo... O terminan en la calle, enganchados por un proxeneta rudo y, a menudo, enganchadas a las drogas, o se casan con un chico tratando de complacerlo y cuidarlo en una relación monótona,  o consiguen un trabajo precario que, aunque sean independientes, nunca tienen el dinero ni la oportunidad de hacer algo especial por sí mismas.

“A ti, querida, te quiero dar la oportunidad de servir a hombres y mujeres poderosos y de ser apreciada por tu cuerpo... Eres una sumisa por naturaleza y creo que estarás ansiosa por complacerlos, una vez que veas lo agradecidos que pueden ser contigo.

  • “Parece que has hecho esto antes”, le dijo Enma.

  • “Es a lo que me dedico y me deja mucho dinero.”

Enma la miró, desconcertada por la respuesta.

  • “Soy una entrenadora de esclavas... Busco chicas jóvenes, las rompo, las entreno y luego las vendo.”

  • ¿¡Me vas a vender!?, le preguntó Enma sorprendida.

  • “Sí, pero cuando considere que estés lista... No te preocupes querida, nunca te lastimarán... Sólo trato con compradores de buena reputación.”

  • “Esto lo haces parecer casi una rutina.”

  • “No, no es rutina... Cada chica es diferente y especial... Sin embargo, el comercio de esclavos es bastante extenso... Mi red trata con miles de chicas cada año, en todo el mundo.”

  • “Esto no puede ser legal.”

  • “No, no lo es... Pero conozco a suficientes personas con conexiones poderosas, que puedo tratar con las chicas como quiera... Nadie tomará la palabra de una fugitiva sobre la mía... Una vez que se ha registrado una esclava, no hay escapatoria para ella.

  • “Haces que parezca que no hay elección”, le dijo Enma que estaba empezando a ponerse tensa de nuevo.

  • “Tienes una opción querida... Puedes elegir ser mi esclava.”

  • “¿Quieres decir que no me estás reteniendo aquí?”, le preguntó Enma sentándose y mirando a la Sra. Brown.

La Sra. Brown acarició suavemente el rostro de Enma y luego la besó.

  • “Nunca te he obligado a hacer nada... Ahora recuéstate, como un buena esclava que eres.”

Enma miró a la Sra. Brown... Esta era su segunda oportunidad para escapar... Sin embargo, se volvió a acostar y apoyó la cabeza en el regazo de la Sra. Brown.

  • “Buena chica... Buena chica”, murmuró la Sra. Brown, mientras sus manos volvían a acariciar el pelo y los pechos a Enma.

Ambas se relajaron sin decir una palabra durante un rato, lo que permitió que Enma se sintiera más cómoda con su nueva posición.

Después de 30 minutos de suaves caricias, Enma comenzó a preguntarse qué vendría a continuación... Su Ama notó el cambio en sus ojos y sintió que estaba lista para continuar.

  • “Vayamos arriba... Es hora de que comiences a acostumbrarte a la esclavitud.”

  • “Lo que desees”, respondió Enma con nerviosismo, sabiendo que ya estaba empezando a desempeñar este nuevo papel.

  • “A partir de ahora, debes dirigirte a mí como Ama”, le dijo.

  • “Si, Ama”, dijo Enma mirando hacia abajo con miedo de mirar a la Sra. Brown a los ojos y se mordió el labio.

Los dos se pusieron de pie, y la Sra. Brown llevó a Enma arriba cogida de la mano.

Cuando llegaron al lado de la cama, le indicó a Enma que permaneciera de pie mientras la Sra. Brown cogía algunas cosas del tocador que estaba detrás de ella por lo que no podía ver que era... Sin embargo, no tuvo que esperar mucho... La Sra. Brown volvió a su lado y colocó una serie de brazaletes de cuero y unas esposas sobre la cama.

Inmediatamente colocó un brazalete sobre la muñeca derecha de Enma y lo apretó... Enma se quedó quieta, sin saber qué hacer... El siguiente brazalete de cuero se lo colocó en su muñeca izquierda... Luego le ordenó que pusiera las manos detrás de la espalda y le puso las esposas... Luego la Sra. Brown se arrodilló sobre una rodilla y le puso los brazaletes en los tobillos y otras esposas.

  • “Estás encantadora”, murmuró la Sra. Brown, mientras se levantaba y acariciaba suavemente a su mascota.

  • “Ahora, arrodíllate.”

Esta orden fue incómoda de cumplir con las manos atadas a la espalda, pero con la Sra. Brown sosteniéndola, logró que se arrodillase... Luego colocó una pequeña cadena entre las muñecas y los tobillos, bloqueando a Enma en la posición de rodillas.

Terminado esto, la Sra. Brown se sentó en el borde de la cama frente a Enma y la observó... Estaba muy contenta de que Enma no hubiera dicho una palabra... Por supuesto, la joven estaba nerviosa y temblaba, pero eso era de esperar... De hecho, se hubiera sentido decepcionada si Enma se lo hubiese tomado todo esto a la ligera.

Luego la Sra. Brown cogió un collar que tenía guardado y se lo mostró a Enma.

  • “Como puedes ver ya había pensado en ti.”

La etiqueta decía: 'ENMA, propiedad de Emily Brown' .

Una lágrima salió del ojo de Enma, pero no pudo decir si era de miedo, emoción, alegría, tristeza o simplemente sentirse abrumada por ese regalo tan  increíble... Cualquiera que fuese la razón, Enma permaneció inmóvil mientras le colocaban el collar alrededor del cuello y lo sujetaban en su lugar.

Luego la Sra. Brown se quitó las bragas y se levantó la falda... Abriendo las piernas ante la sumisa atada, volvió a sujetar la cabeza de Enma y la metió en su coño, diciéndole:

  • “Lo hiciste bien anoche, experimentando con la sensación y el sabor de una mujer por primera vez... Ahora veamos cómo lo haces en tu segunda vez, adorando a tu Ama.”

La lengua de Enma inmediatamente se puso a trabajar... Al encontrar el coño de su Ama ya húmedo, probó sus jugos con lamidas largas y lentas y los saboreó.

Cuando la respiración de la Sra. Brown se aceleró, también lo hizo el ritmo de lamidas de Enma... Enterró su lengua aún más dentro de su coño... La mano en la parte de atrás de su cabeza nunca le permitió respirar más de un momento.

Esto era lo que había anhelado todo el día: tener la oportunidad de complacer sexualmente a esta elegante mujer una vez más... Su técnica va mejorando con la experiencia y enterró su rostro en el coño de su Ama y los cálidos muslos que la rodeaban... Su lamido pareció durar una eternidad, pero de repente llegó a su fin... La Sra. Brown explotó teniendo un maravilloso orgasmo.

Para su sorpresa, la Sra. Brown se recompuso y luego se puso de pie.

  • “Muy bien querida... Estás desarrollando una lengua bastante hábil... Sin embargo, no he olvidado que revisaste mis cosas sin permiso... Es hora de tu castigo.”

Se puso de pie y miró a su nueva esclava, quien solo bajó la cabeza con recato... La Sra. Brown desenganchó las esposas de los brazaletes y los brazos y piernas de Enma quedaron libres.

  • “Ahora inclínate sobre la cama con los brazos por encima de ti... Cuando lo hagas, quiero que expongas bien tu sexo”... Enma se arrastró sobre la cama colocando los brazos y las piernas separadas.

La Sra. Brown seleccionó un látigo de cuero suave para la primera iniciación al castigo... Enma nunca había probado esto.

Sin previo aviso, le llegó el primer latigazo a sus nalgas... Enma saltó hacia adelante y gritó alarmada:

‘¡Oooh!.”

Enma volvió a su posición y la Sra. Brown deslizó suavemente las tiras del látigo a lo largo de su espalda y culo, acariciándola con la suavidad del cuero... Y luego le llegó el segundo latigazo... Esta vez se las arregló para mantenerse estable, pero aún así no pudo evitar jadear.

El tercer latigazo golpeó su espalda y el cuarto, sus nalgas de nuevo... Y entonces su Ama comenzó a golpearla rápidamente, de modo que perdió el número de golpes que estaba recibiendo... Sus gemidos se convirtieron en un grito largo y profundo, mientras las lágrimas corrían por su rostro cuando cesaron los latigazos.

Cuando su respiración volvió a la normalidad, su Ama reanudó los latigazos, pero de otra manera... Estas vez los latigazos eran lentos pero fueron directamente sobre su coño... Ella dio un salto hacia adelante y cerró las piernas.

  • “Vamos, mascota... No esta bien que cierres las piernas... ¡Vuelve abrirlas!”, le ordenó.

Enma suspiró resignada y volvió a su posición de piernas abiertas... Enterró la cabeza en sus brazos y lloró mientras continuaba recibiendo latigazos en su coño.

Sin embargo, a pesar del dolor, no pudo evitar sentirse excitada por el calor que se generaba con cada golpe... Todo su culo y su coño estaban extremadamente sensibles después de los latigazos que había recibido... Empezaba a comprender a las mujeres que buscaban deliberadamente el castigo... Incluso si esta era su penitencia por invadir la privacidad de su Ama, podía entender cómo su castigo era muy merecido.

Justo cuando comenzaba a perder el conocimiento, los latigazos cesaron.

Sin decir una palabra, la Sra. Brown volvió a colocar las esposas y ayudó a Enma a ponerse de pie... Luego quitó la colcha y ayudo a subir a Enma a la cama... La Sra. Brown se quitó la ropa y se apoyó contra la cabecera... Era una repetición de la noche anterior... Enma supo lo que vendría después, pero no estaba segura de cómo podría hacerlo si tenía  sus manos atadas en la espalda... El Ama la agarró de la cabeza y la dirigió hacia su coño.

La esclava atada estiró las piernas, yaciendo indefensa entre las piernas de su Ama, y ​​comenzó a lamer... Claramente, su Ama ya se había excitado azotándola, y no pasó mucho tiempo antes de que volviera a correrse.

Enma durmió esa noche al pie de la cama acurrucada contra los pies de su Ama, con las manos atadas a la espalda... Sin embargo, en medio de la noche su Ama la despertó empujándola con los pies.

  • “Ven aquí mascota”, le dijo.

Enma se retorció a su lado... Para su sorpresa, las esposas estaban sueltas... La Sra. Brown la atrajo hacia sí y la besó.

  • “Mantén las manos a los lados y arquea la espalda todo lo que puedas hacia fuera... Deseo disfrutar de tus pechos” le ordenó.

Con sus pechos empujados hacia adelante, los pezones de Enma pronto estuvieron en la boca de su Ama, que jugó alternando entre lamidas, caricias y apretones... Enma se quedó dormida con sus pechos amamantando a una mujer madura.

Cuando Enma se despertó, el sol entraba a raudales en el dormitorio... Su Ama, acurrucada a su lado, estaba profundamente dormida... Enma, mirando su cuerpo, se preguntó qué debería hacer... Ella era reacia a tomar una ducha, ya que esto despertaría a la Sra. Brown.

Quizás debería quedarse en la cama y esperar las instrucciones de su Ama... Una parte de ella quería deslizarse entre esas hermosas piernas y reanudar las lamidas de coño de la noche anterior, pero no se atrevió.

Al final se decidió por una forma de servidumbre más doméstica... Silenciosamente se bajó de la cama y bajó las escaleras hasta la cocina y se puso a preparar el desayuno.

Estaba colocando el desayuno de la Sra. Brown en una bandeja cuando su señora entró en la cocina, luciendo relajada en su bata.

  • “Buenos días, mascota”, le dijo y la besó.

  • “Buenos días, Ama... Le preparé su desayuno”, le respondió tartamudeando Enma sonrojándose atrapada en la mirada de su ama.

  • “Buena chica.”

La Sra. Brown se sentó a la mesa, como si fuera perfectamente natural que una chica desnuda le sirviera el desayuno.

  • ¿Has desayunado?, le preguntó la Sra. Brown mientras comenzaba a desayunar.

  • “No... le estaba esperando.”

  • “Bien... Quiero controlar tu dieta... Arrodíllate querida”, le dijo señalando el suelo junto a ella.

Enma respondió de inmediato, sorprendiéndose a sí misma con su pronta conformidad... Mirando a su Ama con nostalgia, supo que haría cualquier cosa por ella.

  • “Tienes un cuerpo hermoso, querida... Te entrenaré para mantener tu figura... Todas las obras de arte deben ser cuidadas.”

El hecho de que estuviera desnuda y arrodillada junto a una mujer que anoche la había azotado y admitido abiertamente su intención de esclavizarla, era extrañamente irrelevante... Ella era ‘ hermosa y una obra de arte ’... Eso era todo lo que le importaba a Enma y la Sra. Brown fue la única persona que vio algo especial en ella.

La Sra. Brown comenzó a alimentarla con la mano... Primero le dio a comer unas tostadas secas y luego algo de fruta... Se puso de pie y caminó hacia la nevera, indicando a Enma que permaneciera arrodillada... Regresó con un yogurt que le dio a Enma con una cuchara,  como si ella fuera una niña pequeña.

Una vez que terminó, acarició el pelo de su mascota.

  • “Puedes limpiar ahora... Y una vez que hayas terminado, prepara mi baño.”

Enma atendió a sus deberes mientras su Ama se relajaba en el sofá leyendo una revista... Luego se presentó ante su Ama, con los brazos puestos en la espalda y la cabeza agachada, diciendo:

  • “Ama, su baño está listo.”

La Sra. Brown palmeó el culo de Enma y se dirigió al piso de arriba para tomar su baño... Enma la seguía detrás mirando encantada las firmes nalgas que se balanceaban ante sus ojos.

La Ama dejó caer su bata y se metió en la bañera... Su sumisa se quedó a un lado, sin saber qué hacer... La Sra. Brown le entregó una esponja y le dijo:

  • Enjabóname, querida.”

Enma no estaba exactamente segura de cómo hacer esto, pero se arrodilló para comenzar... Inclinándose hacia adelante, de modo que su pecho descansara a lo largo del lado expuesto, comenzó por los pies de su Ama.

La Sra. Brown retiró el pie y miró fijamente a su mascota, diciéndole:

  • “Cuando te bañas y tratas de relajarte, ¿empiezas con los pies?”

  • “A veces, Ama”, contestó Enma temiendo haber fallado y ser castigada por ello.

Viendo el miedo en los ojos de su mascota, la Ama acarició el rostro de Enma, diciéndole:

  • “Relájate mascota... Te estoy instruyendo para que puedas ser un buena esclava del placer... Ahora, dime... ¿Cómo empiezas a bañarte?”

  • “Remojo la esponja y dejo correr agua tibia con muchas burbujas sobre mi hombro, brazos y pecho... Ayuda a que mis músculos se relajen y el agua siempre siente bien.”

  • “Muy bien, querida... Recuerda que eres mujer y además, sumisa... Instintivamente sabes dar placer... Confía en tus instintos... Continua.”

Enma prosiguió, deslizando lentamente la esponja sobre el cuerpo de su Ama... Alteraba la presión y vigilaba los suspiros de su Ama para asegurarse que le estaba dando el máximo placer... ¡Su Ama tenía otra vez razón!... Una vez que se relajó y se centró simplemente en dar placer, fue completamente natural... Fue maravilloso escuchar los suspiros que le estaba provocando y ver a su Ama sonreírle.

De vez en cuando, su Ama le apretaba la mano para que siguiera masajeando los puntos más sensibles... Cuando Enma llegó al coño de su Ama, ésta le apretó su mano, lo que le indicaba que debía seguir masajeándole el coño, porque lo estaba disfrutando.

Con los ojos de su Ama sobre ella, Enma no vaciló... Primero le frotó los labios internos y luego le insertó dos dedos y, con los dedos metidos en su coño, le frotó también el clítoris.

La Sra. Brown respiraba con dificultad y arqueó su cuerpo hacia adelante, abriéndose al intenso placer que Enma le estaba dando... El agua fluía en ondas al ritmo del movimiento de su cuerpo.

Y poco después, cerró los muslos con fuerza, apretando la mano de su mascota en su coño. La Sra. Brown gritó porque se había corrido.

Se dejó caer en el agua y permitió que el calor de su cuerpo se mezclara con el calor del agua jabonosa.

  • “Muy buena corrida, mascota... Muy buena.”

Enma sonrió con orgullo.

Al salir de la bañera, se quedó de pie abierta de piernas y brazos para que su esclava la secara... Estaba complacida de que Enma actuara sin instrucciones y sabía instintivamente lo que esperaba de ella... Esta era una de las mejores esclavas que estaba entrenando... Sabía que la vendería obteniendo una buena ganancia.

  • “Recuerda, querida, que debes adorar siempre el cuerpo de tu Ama... Dile lo hermosa que es y entrega tu cuerpo a su placer.

Y Enma asintió.

  • “Incluso si ella no es hermosa en el sentido convencional, o es una mujer mayor, ella es tu dueña y para ti es hermosa.”

  • “Entiendo, Ama.”

  • “Buena chica... Ahora dúchate rápido que todavía tenemos mucho entrenamiento por hacer.”

Continuará....