La decisión de Enma (1/6)

Una joven de 18 años, sin rumbo fijo y sin medios económicos, es atraída por una mujer que poco a poco la modela a su gusto para convertirla en su esclava sexual.

La decisión de Enma (1/6)

Capitulo 1.- Una invitación que abre el camino a más cosas

Enma miró su cuarto de la pensión en donde se alojaba y suspiró... La pintura se estaba despegando de la pared, el suelo estaba ondulado porque las tablas de parqué viejo se habían levantado o hundido, y había un olor a moho... Sólo llevaba una semana en la ciudad y no había encontrado ningún trabajo.

Había pensado en marcharse a otro lugar más pequeño en busca de una oportunidad que aquí no encontraba... En su cabeza resonaba aún las palabras que le dijeron sus padres adoptivos quejándose de que no se había esforzado en sus estudios, que nunca llegaría a lograr nada en la vida, que vistiera mejor... Y un largo ect.

Para ella esto era el pasado y se había jurado que nunca volvería a ese lugar ahora que era mayor de edad, aunque por primera vez, se sintió completamente sola... No se había sentido así desde que su madre murió en un accidente de coche, hace 6 años... Nunca había conocido a su padre... Y sin lazos familiares, fue entregada a una serie de hogares de acogida cada vez más restrictivos.

Tumbada sobre la cama rebuscó en el periódico gratuito que había recogido... Iba vestida tan bien como se lo permitía la escasa ropa que llevaba en su pequeña maleta... Sin embargo, parecía no haber oportunidades de trabajo para una chica de 18 años sin experiencia.

Miró el número de teléfono escrito a mano de una de las agencias de búsqueda de empleo... Era el de una tal Sra. Brown, a la que conoció en esa agencia de colocación... Según todas las apariencias, el trabajo que ofertaba estaba bastante bien... Probablemente, ella sería una señora rica que buscaba en los servicios sociales poder encontrar alguna chica para explotarla a trabajar.

A Enma esto no le importaba... De hecho, cuando habló con la Sra. Brown, le causó buena impresión y eso que Enma tendía a rebelarse contra las mujeres que vestían bien y parecían tener todas las ventajas de la vida.

Al día siguiente de conocerla, llamó a la Sra. Brown y quedó con ella... La Sra. Brown la invitó a comer... Fue maravilloso estar en un buen restaurante... Estuvo muy a gusto, mientras la Sra. Brown la interrogaba sobre su vida... Ella respondió lo más cortésmente posible... Estaba un poco abrumada de que esta mujer bien educada, autoritaria y hermosa de entre 45 y 50 años, mostrara tanto interés en una chica como ella.

Con estos pensamientos, se acurrucó en la cama y se quedó dormida.

A la mañana siguiente decidió llamar a la Sra. Brown, que la había invitado a que fuera a su casa... Como no tenía ninguna otra opción para el día, iría a verla... La Sra. Brown respondió a su llamada y le dijo que la esperaba al mediodía para que pudieran comer juntas de nuevo.

Consultó el mapa de la ciudad que la Sra. Brown le había marcado y partió a su encuentro... Por el camino largo y sinuoso que conducía a la casa de la Sra. Brown vio que todas las casas eran inmensas... Nunca había conocido a nadie que viviera en lugares como estos... Finalmente la encontró... La casa de la Sra. Brown era una gran mansión al final de un callejón sin salida, con grandes setos a ambos lados, protegiéndola totalmente de los espectadores externos.

Enma vaciló momentáneamente, porque sus nervios se apoderaron de ella... Luego tocó el timbre de la puerta... La Sra. Brown pronto respondió, y se veía deslumbrante con un vestido largo de verano... Ella nunca antes se había fijado en otras mujeres, pero por alguna razón, la Sra. Brown atrajo su atención... Quizás era sólo que nunca antes había visto tanta elegancia... Incluso con ropa informal, la Sra. Brown eclipsaba a cualquier madrastra, maestra o compañera de estudios que Enma había conocido.

Por un momento, volvió a sentir falta de confianza y se preguntó por qué esta mujer la estaban recibiendo en su casa.

En lugar de sentarse a la mesa, se sentaron en el sofá, una al lado de la otra y comieron tranquilamente la variedad de sándwiches y frutas que la Sra. Brown había preparado.

  • "Ésta es una casa preciosa, señorita Brown", comentó Enma.

La Sra. Brown estaba sentada en el sofá y acariciaba ‘ distraídamente ’ el pelo y la espalda de Enma... Y ella sintió agradable ese toque amigable y relajante que estaba recibiendo.

  • “Sí, que lo es, Enma... Pero a veces puede ser un poco solitaria.”

  • “¿No está casada o no tiene hijos?”, le pregunto sorprendida.

  • “No... Nunca encontré el tiempo ni la persona adecuada con quien sentar cabeza... ¿Y tú, que me cuentas?”, le preguntó al final.

La Sra. Brown ya sabía la respuesta a esto, pero quería interrogar más a la chica.

  • “Muy poca cosa... Acabo de llegar a esta ciudad hace apenas unos días... Así que realmente no conozco a nadie.”

  • “¿Y en casa?... ¿Alguien espera ansiosamente su regreso?”... ¿Tu familia?... ¿Tal vez un novio?”, le dijo haciéndole un guiño.

Enma se sonrojó.

  • “No... Nada de eso... Mi última familia de acogida ni siquiera sabe adónde me fui... No quería estar allí... En cuanto novios, digamos que nunca hubo nadie especial.”

  • “Eso es una lástima, pero estoy segura de que si te quedas aquí cambiará todo eso... ¿Alguna vez intentaste probar al otro lado?”

Enma se sintió desconcertada por el comentario.

La Sra. Brown se inclinó hacia adelante y le susurró al oído:

  • “Chicas... ¿Alguna vez has besado a otra chica?

Enma se puso aún más roja y sonrió nerviosa a la Sra. Brown... Ésta ahora le frotaba el cuello y los hombros... Era una sensación muy relajante y desconcertante al mismo tiempo... Miró al suelo y luego levantó los ojos para mirar a la Sra. Brown a los ojos... Buscó en ellos alguna reacción... Enma volvió a mirar hacia abajo y le dijo:

  • “Una vez... Estuve probándolo con una compañera de la escuela... Sus padres se enteraron y se me prohibió volver a verla.”

  • “A veces, los padres no saben qué es lo mejor.”

Enma levantó la vista y encontró a la Sra. Brown sonriéndole... Encontró que esa sonrisa era contagiosa y le devolvió la sonrisa.

Cuando terminaba la comida, la Sra. Brown amplió su hospitalidad.

  • “Apuesto a que te apetecería un baño en mi piscina.”

Enma asintió con la cabeza y miró por la ventana hacia la parte trasera de la casa... La Sra Brown se puso de pie, le ofreció su mano y le dijo:

  • “Vamos.”

Enma cogió la mano que le ofrecía la Sra Brown y se puso de pie... Salieron por la puerta trasera y desde allí pudo ver la gran piscina y un jacuzzi a un lado... El patio trasero quedaba oculto a las visitas extrañas por grandes setos y Enma sintió la privacidad que disfrutaba este lugar.

  • “Es muy bonito todo esto Sra Brown... Han pasado años desde que tuve la oportunidad de nadar, pero no tengo nada que ponerme”, le dijo mientras se mordia el labio inferior con ansiedad.

  • “Vamos, no seas tan mojigata... Nadie te va a ver... No necesitas traje de baño”, le dijo sonriendo.

  • ¿Te refieres a bañarme desnuda?, le preguntó Enma sorprendida.

  • ¿Por qué no?... Esto está bastante apartado, por lo que nadie te verá... Por lo demás, no tienes nada de qué avergonzarte... Tienes un cuerpo precioso.

Después de todas esas veces que su madre adoptiva la había reprendido por llevar poca ropa, no pudo evitar sentirse alagada y sorprendida... Por fin había encontrado a alguien que pensaba que era bonita.

  • “¿Vas a bañarte tu también?, le preguntó Enma... En realidad, no estaba segura de si quería tener a la Sra. Brown bañándose en la piscina en traje de baño, mientras ella estaba desnuda.

  • “No, me temo que no... Tengo algo de trabajo por hacer... Pero voy a llevar mi ordenador portátil a la terraza para poder disfrutar del sol... ¿De acuerdo?

La Sra. Brown fue a la casa para coger su ordenador portátil... Y mientras tanto, Enma se desnudó hasta quedar sujetador y bragas... Estas prendas podrían funcionar como un traje de baño, pensó.

Cuando la Sra. Brown regresó, vio a Enma metiendo los pies en el agua y le dijo:

  • “¡No seas tonta, niña!... De esa manera mojarás tu ropa interior... ¡Quítatelas!”, le ordenó.

Enma supo que tenía razón... Se quitó el sostén y las bragas y las colocó en el sillón junto con el resto de su ropa... Podía sentir a la Sra. Brown mirando su cuerpo, pero por una vez no le importó... Al fin alguien la encontró bonita... En lugar regañarle por mostrar su cuerpo desnudo, la animaba a que lo mostrara.

Ella sonrió y se zambulló en la piscina.

La Sra. Brown hizo algunos trabajos en el ordenador portátil, pero en realidad pasó gran parte de su tiempo mirando a la Enma desnuda, chapoteando en la piscina como una niña sin preocupaciones.

Después de unos 40 minutos, salió de la piscina... La Sra. Brown se puso de pie e hizo una seña a Enma con el dedo... Luego cogió una toalla en sus manos y comenzó a secarla... Enma cogió la toalla, pero la Sra. Brown la apartó de un golpe.

  • “Déjame secarte.”

Enma accedió... La toalla suave, las manos fuertes de la Sra. Brown y el cálido sol eran un coctel explosivo para ella.

Tras secarla, la Sra. Brown la llevó a una tumbona y la animó a que se acostara boca abajo... Enma hizo lo que le indicó y se sorprendió cuando la Sra. Brown regresó de la mesa con un poco de crema bronceadora y comenzó a aplicarlo en la parte superior de la espalda... Estaba a punto de levantarse y protestar.

  • “Shhh... Quieta, pequeña... No quiero que te quemes... Yo te cuidaré.”

Enma se recostó y se relajó... La Sra. Brown le aplico crema bronceadora por toda la parte de atrás de su cuerpo y se sintió extraña cuando le masajeó la crema en sus nalgas... Permaneció así durante casi una hora al quedarse dormida... La Sra. Brown había vuelto a su trabajo.

Se despertó sobresaltada cuando la Sra. Brown le tocó el hombro.

  • “Creo que tu espalda ha tenido suficiente sol... Es hora de que te des la vuelta y pongamos crema por el frente.''

El calor de su espalda irradiaba a través de su piel, y estaba reacia a moverse, pero sabía que demasiado sol le podría provocar quemaduras.

Se dio la vuelta y cogió la crema bronceadora que tenía la Sra. Brown, pero esta se la quitó de sus manos y le dijo:

  • “No seas tonta... Déjame hacerlo.”

No queriendo que esta bonita sensación terminara, asintió con la cabeza y relajando su cuerpo, permitió que la Sra. Brown comenzara a aplicar la crema en su frente.

La Sra. Brown comenzó con las piernas, luego rodeó las caderas y luego aplicó crema en la parte interna de sus muslos... Enma jadeó, se incorporó sobre los codos y miró a la mujer que la masajeaba.

La Sra. Brown la tranquilizó y luego, besándola en la frente, la empujó suavemente hacia abajo para volver de nuevo a palpar la parte interna de sus muslos y finalmente pasó su mano aceitosa para acariciar el sexo de la joven.

Pronto esas manos húmedas y cálidas se movieron hacia arriba para acariciar su vientre... Por momentos Enma estaba cada vez más caliente y cerró los ojos permitiendo que la tocara como quisiera... El último lugar fueron sus pechos... Para su sorpresa, la Sra. Brown agarró ambos senos y los amasó suavemente para que el calor y el aceite se hundieran en ellos... Con este toqueteo, sus pezones se le pusieron tiesos y duros.

Enma mantuvo los labios firmemente cerrados para evitar jadear o quizás peor, gemir.

Se sintió decepcionada cuando la Sra. Brown volvió a su silla y continuó trabajando... Ella se relajó lo mejor que pudo y absorbió los rayos del sol... Al final, tendría un maravilloso bronceado y por primera vez, no habría líneas de bronceado... Casi se rió al pensar en que estaba acostada desnuda, en la casa de una mujer que apenas conocía.

Cuando sintió que el calor era demasiado para ella, se animó a volver a la piscina y sumergirse en ella... Esto si era buena vida.

Cuando salió de la piscina, fue hacia la Sra. Brown y se dejó secar de nuevo... Esta vez no hubo resistencia y se dejo palpar otra vez.

La Sra. Brown recogió la ropa de Enma y entró a la casa.

  • “Creo que ya he trabajado bastante por hoy... Es hora de que empiece a preparar la cena.”

Cuando Enma volvió a entrar en la casa, se sintió cohibida una vez más por su desnudez... Ella miró su ropa en las manos de la Sra. Brown y esta no parecía interesada por devolvérsela.

Sintiendo los pensamientos de Enma, la Sra. Brown pensó que era hora de avanzar más en sus ideas y le dijo:

  • Espero que no te importe que te diga esto, Enma... Quiero decir, que entiendo que no tienes mucha ropa, ni dinero para comprar.

Creo que también me va reprender por la ropa que visto’ , pensó Enma.

  • “Enma creo que esta ropa no te queda bien... Voy a comprarte algo mejor, pero ya es demasiado tarde para ir de tiendas ... ¿Te importaría no usarla esta noche?, le dijo mirándola a los ojos.

Enma no estaba segura de haberla escuchado bien... A ella tampoco le gustaba el vestido que se había puesto, pero entonces, ¿qué se iba a poner?... La Sra. Brown era mucho más alta que ella y nada de lo suyo encajaría.

  • “No traje nada más conmigo, Sra. Brown... Lo siento, no esperaba estar aquí tanto tiempo... Por favor, no me malinterpretes... Me encanta estar aquí... Has sido maravilloso estar conmigo'', se apresuró a decir.

  • “Gracias Enma... Yo también estoy disfrutando de tu compañía... Simplemente no me gusta que uses ese vestido, y ahora tienes un bronceado tan encantador que sería una lástima cubrirlo.”

  • “¡¿Quieres que me quede desnuda?!”

  • “¿Por qué no?... Has estado desnuda la mayor parte de la tarde.

Enma no pudo discutir con ese razonamiento y le sonrió.

‘Está cayendo directamente en mi trampa... Esto es casi demasiado fácil’ , pensó Brown.

  • “Prepararé la cena... ¿Por qué no vas a darte una ducha?... Tengo un cepillo para el pel                                                                                  o y un cepillo de dientes nuevos que puedes usar... Los dejé en la encimera para ti.''

Entonces, Enma fue al baño de arriba, junto al dormitorio principal... Seguramente, habría otro baño en otro sitio de la casa lugar, por lo que ella se preguntó por qué estaba yendo al dormitorio de la Sra. Brown, en lugar de una habitación de invitados.

  • “Tómate tu tiempo”, fue lo único que dijo la Sra. Brown.

Enma dejó que el agua tibia la cubriera y enjuagara el cloro de la piscina... Y cuando salió de la ducha, encontró el cepillo del pelo, el cepillo de dientes, crema corporal y una navaja en la encimera del lavabo... Se frotó todo el cuerpo con la crema y luego miró el vello púbico que cubría su sexo y procedió a cortárselo... Una vez cortado, sus labios púbicos quedaron más visibles y su sexo más pronunciado.

Quiero lucir bien para la Sra. Brown’ , pensó.

Luego procedió a cepillar su pelo y limpiar sus dientes.

Al salir del baño, vio la bata de la Sra Brown en la puerta del baño... Quizás ella podría ponérsela, pero se lo pensó mejor... No quería usar ropa de la Sra. Brown sin su permiso... Bajó las escaleras y entró en la cocina.

  • “Llegaste en el momento perfecto... La cena está casi lista... siéntate”, comentó la Sra. Brown, mientras Enma entraba en la cocina.

Enma se sintió bastante incómoda sentada a la mesa completamente desnuda, mientras su anfitriona permanecía completamente vestida... Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, empezó a relajarse... Charlaron y desarrollaron una amistad y confianza la una en la otra... Con el tiempo, la Sra. Brown dirigió la conversación a por qué Enma se había ido de casa.

Era un tema del que Enma se sentía muy incómoda hablando, porque nunca lo había hablado con nadie... Sin embargo, ahora sentía que podía confiar en la Sra. Brown.

  • “Abandone mi casa de acogida porque decían que no hacia nada bien... Constantemente me criticaban por mi forma de vestir, por no ir bien en la escuela, por no tener novio... En definitiva, que no hacía nada para complacerlos.”

La Sra. Brown escuchó atentamente su historia y le dijo:

  • “Pareces una chica inteligente y observadora, así que no me preocuparía demasiado por la escuela... Aprendiste lo que necesitabas aprender... Sólo mantén la mente abierta... En cuanto a un novio, no creo que los chicos de la escuela hubieran sabido qué hacer con una joven tan guapa como tú.

Enma se sonrojó ante el cumplido.

  • “Sin embargo, tu madrastra puede haber tenido razón sobre la ropa que usas, a juzgar por el vestido que llevabas hoy, y esos pantalones y blusas que te he visto usar cuando fuiste a la agencia”, dijo la Sra. Brown con una sonrisa para desarmar sus críticas.

Enma se rió también y le contestó:

  • “En realidad, el vestido que me puse hoy, lo compró mi madrastra... Era lo que ella consideraba ‘ apropiado ’ para cenar con una dama... Señor, si pudiera verme ahora'', sacudió la cabeza y se rió, mirando su cuerpo desnudo.

  • “Ella te hizo usar ese horrible vestido para cubrir ese bonito cuerpo tuyo”, exclamó la Sra. Brown con fingida sorpresa.

Enma asintió y respondió:

  • “Creo que ese era el punto... Ella siempre me desaprobó a mí y a mi cuerpo.”

La Sra. Brown negó con la cabeza con incredulidad... Luego dio un golpecito en su regazo y le dijo:

  • “Ven aquí.”

Dudando, Enma se levantó y se acercó a su anfitriona... La Sra. Brown la miró fijamente, admirando su belleza y la convenció para que se sentara en su regazo.

Enma se sentó de lado en el regazo de su anfitriona, para poder mirarla de frente y se puso tratando de ocultar la humedad que tenía entre sus piernas, pero fue inútil, la Sra. Brown se dio perfecta cuenta... Además, ahora sus pezones estaban bien tiesos ante los ojos de su anfitriona.

La Sra. Brown acarició el pelo de Enma, consolándola, diciéndole:

  • “Todo eso ha terminado ahora... Te escapaste para ser libre... Se te hizo creer que no eres bonita y que debías cubrir tu cuerpo para recibir su aprobación... No es de extrañar que estuvieras confundida y rechazaste todo eso... Hiciste bien.

La Sra. Brown sostuvo la barbilla de Enma con la otra mano... Su brazo descansaba sobre el pecho de Enma... Le dijo:

  • “Eres una obra de arte, una verdadera belleza... No quiero que te pongas esa ropa horrible de nuevo... Me aseguraré de que su cuerpo esté lo más expuesto posible... No vuelvas a dudar de ti misma... Confía en mí y me aseguraré de que seas muy deseada.

Enma comenzó a llorar con lágrimas de alegría... Todos los años de frustración estaban siendo liberados... Al fin alguien creyó en ella, se preocupó por ella y pensó que era bonita... Y asintiendo con la cabeza, le dijo:

  • “Lo prometo... Prometo confiar en ti y en que tomará las decisiones correctas para mí.”

  • “Gracias, querida”

La Sra. Brown sonrió y luego se inclinó hacia adelante y la besó... Enma no tenía adónde ir, pero no quería tampoco irse... Y ella cedió al beso.

- “ Quédate aquí conmigo”, le dijo la Sra Brown.

Enma sólo asintió con la cabeza... Con una palmada en el culo, le indicó que se pusiera de pie... Luego, la Sra. Brown los condujo, de la mano, arriba y al dormitorio principal.

Esto no era un coqueteo de colegiala... Ningún padre le interrumpiría y reprendería por estas caricias... Estaba siendo dirigida por una mujer madura que no estaba experimentando, sino que sabía lo que tenía que hacer a otra mujer.

La Sra. Brown se sentó en el borde de la cama y le dijo a Enma que se parara frente a ella... Le hizo abrir las piernas con una palmada en sus muslos internos y se quedó mirando este hermoso cuerpo.

‘¿ Cómo podría alguien disuadir a esta belleza de no lucirse desnuda ?’, se preguntó.

Enma estaba claramente nerviosa, pero se mantuvo en su lugar, confiando en su anfitriona.

La Sra. Brown comenzó a acariciarla, pasando las manos por los costados. Y luego hizo círculos sobre el pecho y comenzó a apretar sus grandes pechos.

  • “Inclínate hacia adelante para mí, por favor.”

Para sorpresa de Enma, sus pechos fueron sostenidos y guiados hacia la boca de la Sra. Brown mientras se inclinaba hacia adelante... Le era difícil mantenerse estable con todo el placer que le estaba dando.

Enma anhelaba devolver el placer y tocar a esta elegante mujer que la había abierto tan completamente... Alargó la mano para acariciar la blusa de seda que cubría esos amplios pechos... Pero ella se sorprendió, ya que su mano fue apartada.

  • “No hasta que yo lo diga”, le dijo.

Esto no tenía sentido para ella, pero se resignó inclinándose más hacia adelante para que la dueña de la casa pudiera succionar sus pechos... Ella suspiró y se arqueó hacia adelante, dándole los pechos a la Sra. Brown... Se sentía tan bien que era fácil olvidar todo lo demás.

Tras muchos minutos, la Sra. Brown soltó sus pechos y le ordenó que se pusiera de pie... Ella enderezó y arqueó la espalda hacia atrás para dejarla poder tocar sus pechos como quisiera... Esto tuvo el efecto deseado y cuando la Sra. Brown alargó una mano para agarrar uno de sus pechos, la otra mano, la metió entre las piernas de Enma y comenzó a acariciar sus muslos internos.

Enma luchó contra el instinto de cerrar las piernas ante esta intrusión, pero el placer que recibió de la mano insistente cuando subió y comenzó a acariciar su sexo, superó cualquier sentido de pudor que le pudiera quedar.

Estaba tan excitada que en el momento en que la Sra. Brown insertó dos dedos en su sexo, un gran orgasmo la sacudió... Ella gritó y sus piernas temblaron con intensidad... Le fue difícil permanecer de pie.

Los dedos nunca se retiraron de dentro de su coño y la Sra. Brown sólo sonrió a la temblorosa joven... Y con otro dedo de esa misma mano, le presionó el clítoris... El flujo que soltaba, goteaba por sus dedos.

Cuando la respiración de Enma volvió a la normalidad, miró a la mujer cuyos dedos permanecían dentro de ella... Con una simple sonrisa entre ellas, Enma entendió que la Sra. Brown no iba a retirar la mano de su coño y ella tampoco quería que lo hiciera.

La Sra. Brown insertó un tercer dedo y comenzó a masajear el clítoris nuevamente... Enma respiró hondo, permitiendo que las lentas olas de placer irradiaran por todo su cuerpo mientras continuaba mirando a los ojos de la Sra. Brown... La otra mano la había alargado de nuevo para volver a acariciar sus pechos.

  • “Mascota, inclinada hacia adelante.”

Enma no sabía por qué respondió tan instintivamente a la palabra ‘ mascota ’, pero se inclinó hacia adelante... La Sra. Brown apoyó la mano a lo largo de su barbilla y luego la besó apasionadamente.

Tras quitarle la mano de su coño, le dijo:

  • “Sube a la cama y ponte sobre tus manos y rodillas separadas”

Ella obedeció y la Sra. Brown se puso de pie y luego palmeó el culo levantado... Enma jadeó sorprendida.

  • “Lo siento, no pude resistir hacerlo”, le dijo.

Enma no respondió y sólo se mantuvo en su lugar esperando nuevas instrucciones.

La Sra. Brown se quitó la ropa y se puso un camisón... Luego pasó sus manos por las nalgas de Enma y las apretó ligeramente... Le encantaba cómo Enma permanecía quieta sobre sus manos y rodillas, exactamente como se lo ordenó.

' Esta chica tiene todas las cualidades para ser una buena sumisa ', pensó.

La Sra. Brown se subió a la cama y se apoyó contra la cabecera frente a Enma... Separó las piernas a la altura de las rodillas y luego colocó su mano a lo largo de la parte posterior de la cabeza de Enma y dirigió la cabeza de la mascota hacia su coño que esperaba... Le dijo:

  • “Es hora de que me sirvas.”

La única experiencia previa de Enma, fue ese flirteo de colegiala que había mencionado antes, pero no había llegado tan lejos. Realmente no sabía qué hacer. Ella solo pudo reaccionar instintivamente.

  • “Saca la lengua y lame... Haz lo que creas que me será placentero”, le dijo.

Esta frase pareció tener el efecto deseado, ya que la Sra. Brown gimió y acarició su cabeza, animándola a seguir adelante.

  • “Buena chica... Buena chica,” gimió

Con este estímulo, Enma lamió con más fuerza, enterrando su rostro en el coño abierto... Aspiró el aroma almizclado y se deleitó con las piernas que se tensaron a su alrededor.

La respiración de la Sra. Brown se estaba volviendo cada vez más corta y sus chillidos de placer más intensos... Enma sabía que se iba a correr... Y entonces sucedió... Las piernas de la Sra. Brown se cerraron con fuerza, bloqueando a su mascota en su lugar mientras un gran orgasmo sacudía su cuerpo... Enma no podía respirar, pero no quería dejar de hacer lo que le había pedido... Ella estaba recibiendo en su boca los jugos de su amante soltaba por su coño.

Poco a poco las piernas se relajaron y le soltó la cabeza, mientras la respiración de la Sra. Brown se regulaba.

La Sra. Brown la miró y sonrió... Como sospechaba, Enma era una esclava natural y su instinto es dar placer... Cualquier intento de coaccionarla para que realice lo que le hizo o convencerla de que es bonito hacerlo, era un acto inútil, por eso le animó a ser sexy, le dijo que era bonita y que el sexo lo hacia muy bien.

La Sra. Brown la atrajo hacia arriba para acariciarla y se abrazaron... Comenzaron a besarse y acariciarse, frotándose los pechos y los muslos... Estaba pagándole su entrega.

Y así se durmieron, entre un mar de caricias, besos y murmullos de cariño.

A la mañana siguiente, Enma se despertó con el sonido de la ducha... Miró su cuerpo desnudo y se frotó los pechos mientras volvía el recuerdo de las últimas noches.

La Sra. Brown salió vestida con un precioso conjunto de sujetador y bragas... Era una belleza escultural... Se dirigió al armario y comenzó a escoger su ropa para ese día.

  • “Espero no haberte despertado, querida... Te veías bastante tranquila durmiendo y no quise molestarte."

Enma sonrió en respuesta a su comentario... De hecho, había dormido de lo mejor desde que llegó a la ciudad... Normalmente estaba inquieta y preocupada, sin saber qué iba a hacer al día siguiente... Pero anoche fue diferente... Por primera vez en mucho tiempo se sintió como en casa, por no hablar de la sensación de descanso que surgió de la liberación de energía sexual... Ella sonrió para sí misma con ese recuerdo.

Por las miradas que recibió de la Sra. Brown, imaginó que podría empezar de nuevo, pero ahora se estaba vistiendo, abrochándose la blusa que había elegido y luego subiéndose la falda.

  • Tengo que ir al centro para hacer algunas compras.”

  • ¿Puedo ir contigo?

  • “No creo que sea apropiado que una chica vaya desnuda por un centro comercial y otros lugares a los que voy.”

  • “¿Desnuda?”

  • “¿Has olvidado que aún no tienes ropa?”

  • “¿Y el vestido que usé ayer?... Y aunque sé que somos de diferentes tallas, tal vez podría usar una camiseta y pantalones cortos, tuyos.”

La Sra. Brown negó con la cabeza con desdén:

  • “¿Ya has olvidado que no dejaré que uses ese horrible vestido de nuevo?... Voy a quemar esa prenda espantosa.''

Luego, miró por encima del cuerpo de Enma, fingiendo examinar su tamaño.

  • “No uso camisetas ni pantalones cortos... Son muy poco femeninos y nada de lo que tengo te quedaría bien.”

Enma asintió con la cabeza en señal de comprensión.

  • “Tú te quedas aquí... Vuelve a disfrutar de la piscina... Y hay algunos aparatos de gimnasia en la sala esa... Tal vez un buen ejercicio ayude a estirar los músculos y a relajarte.

  • “Pero, ¿qué me voy a poner?”

  • Nada, por supuesto... No te preocupes, mascota, estarás bien... Esta es mi casa... Nadie te va a molestar... Eres libre de andar desnuda”, le dijo la anfitriona como si esto fuera lo más normal a pesar de ver la expresión de preocupación en el rostro de Enma.

Para afianzar lo dicho, se acercó a ella y le dijo:

  • “Debes permanecer desnuda... Eso te ayudará a perder las tontas inhibiciones que te han acosado todos estos años pasados... Con el tiempo, descubrirás que es mucho más natural que estés desnuda.

Enma no le creía en este momento, pero quería desesperadamente confiar en su nueva amiga... Ella siempre parecía saber qué era lo mejor y su sentido de confianza y control era abrumador y, por tanto, asintió en señal de aceptación.

La Sra. Brown la besó y esto sorprendió a Enma, que instantáneamente cedió a la pasión de su beso.

  • “Levántate... Es hora de desayunar.”

Enma asintió... Tras el desayuno, limpiar la casa era lo mínimo que podía hacer... A decir verdad, estaba decepcionada al ver que su anfitriona la dejaba sola... A ella le habría gustado volver a disfrutar de los placeres de la noche anterior.

Continuará.....