La decisión de Carmen 20
Carmen es cedida por su Ama a una nueva Dominante, para que la sumisa muestre a esta las bondades de la relación Ama-esclava.
Carmen acabó muy satisfecha el primer trimestre en la facultad de periodismo, sus notas habían estado incluso por encima de lo que esperaba llegando a alcanzar una media de las calificaciones de todas sus asignaturas superior a 9. La muchacha respiró aliviada cuando hizo los cálculos de todas sus notas finales ya que había acordado que sería castigada por su Ama si no lograba una media de sobresaliente.
Las que por otra parte si se llevarían un buen correctivo eran Vanesa y Gema, la primera ni siquiera había llegado al 5 y la segunda había sacado una media de 5.2, suficiente para aprobar, pero muy deficiente para lo que Ama Sara esperaba de sus perras.
- ¿Os parecen normales estas notas, zorras estúpidas?- preguntó Sara cuando las tres se presentaron en su casa para informarlas sobre sus calificaciones, las tres muchachas estaban desnudas y de rodillas ante su Dueña- ¿Tenéis alguna explicación?- preguntó tirando de los pelos a Vanesa y Gema.
- Lo siento Ama- dijeron las dos a la vez.
- Nos han pasado muchas cosas inesperadas este trimestre Ama, por favor tenga piedad- dijo Vanesa que sabía que el castigo iba a ser muy severo.
- ¿Os ha descentrado Carmen y su dominación?- preguntó Sara mirándolas desde las alturas.
- No Ama- dijeron las dos agachando la vista.
- Pues decirme por que es, malditas inútiles- les dijo elevando el tono- pero como sea una escusa estúpida os aviso que vuestro castigo será el doble de duro.
- No soy una sumisa lo suficientemente buena, admito mi culpa Ama, pero me esforzaré para mejorar- dijo Gema al momento.
- Yo también acepto mi culpa, Ama y acataré su castigo.
- Eso ya me gusta más zorritas- le dijo Sara complacida- el castigo será que recibáis un varazo por cada 5 centésimas que os hayan faltado para llegar al 9.- las dos chicas al oírlo se pusieron un poco pálidas y Carmen comprendió por que, aquel castigo significaba que sus compañeras sumisas recibirían cerca de 100 golpes de vara cada una.
- Sí Ama- dijeron las dos a la vez totalmente resignadas.
- Carmen, en pie- dijo Ama Sara y la sumisa se puso firme el momento- pese a que me encantaría ver como azotas a estas perras por ser tan malas estudiantes lamentablemente hoy no va a poder ser, tengo una tarea para ti.
- Usted dirá, mi Ama- dijo Carmen al momento mostrándose totalmente disponible para los caprichos de su Señora.
- Vas a salir con una amiga mía dominante de hombres, que ahora quiere probar con mujeres- le dijo- me gustaría mandar a una de estas dos perras, pero estoy segura de que la dejarían tan defraudada que no se le ocurriría dejar de ser heterosexual- dijo mirando a sus sumisas con una sonrisa para humillarlas, mientras tanto Vanesa como Gema miraban al suelo- te aviso que es muy dura- le dijo volviendo a mirar a Carmen.
- Me esforzaré para hacerla quedar muy bien, Ama Sara- dijo la chica decidida.
- Así me gusta- dijo acariciando la mejilla de Carmen con cariño- está al corriente de lo que eres capaz así que no creo que te haga nada que no puedas aguantar.
Tan pronto como Sara le desveló la dirección de su amiga, Carmen salió de la casa. Fuera hacía mucho frío, afortunadamente estaba bien abrigada y la única zona en la que el viento helado estaba haciendo mella era su rostro, que tan solo estaba tapado hasta la mitad gracias a un bufanda de lana.
Durante el trayecto de autobús Carmen no pudo evitar pensar en lo que la esperaba, alojándose una pequeña duda en su cabeza, no estaba segura de su eficiencia a la hora de servir a una Dominante que no fuese su Dueña. Cierto era que había satisfecho muy bien a Ama Adriana semanas atrás pero tan solo la había aliviado en materia sexual.
La chica tuvo que dejar sus preocupaciones a un lado cuando el autobús se detuvo. Carmen salió del transporte público y volvía a sacar la nota, ya estaba en la zona en la que residía el Ama al que iba a visitar, ya solo le quedaba encontrar el edificio concreto.
La chica no tuvo necesidad de llamar al portero automático ya que la puerta de entrada estaba abierta de par en par, con lo que no encontró obstáculo alguno hasta que llegó a la puerta de la casa de la amiga de su Ama.
Sabiendo que cuanto más tiempo esperase para llamar más dudas la entrarían la chica apretó el timbre que resonó enérgicamente en el interior de la casa. Débilmente escuchó como unos pasos de pies descalzos se acercaban a la puerta para abrir rápidamente.
Quien la recibió fue un varón de unos 25 años, piel clara, pelo corto y castaño, complexión normal tirando a delgado y que como única prenda vestía un tanga blanco que inequívocamente era de mujer.
- Buenas tardes Señora, me llamo Damián y estoy a su servicio- se presentó el chico mientras clavaba las rodillas en el suelo.
- No soy Ama- se apresuró a explicar Carmen- soy sumisa de Ama Sara, ella me dijo que viniese aquí para servir a Ama Tatiana.
- No estaba al corriente- dijo el chico alzando la mirada y levantándose- ahora mismo te llevo ante mi Ama.
Damián invitó a entrar a Carmen al momento y esta siguió a su guía. La chica no se quedó sorprendida de la bonita y elegante casa en la que residía Ama Tatiana, al parecer todo el círculo de amigos y amigas de su Ama, amantes de la dominación, gozaban de un nivel adquisitivo extraordinariamente alto.
Después de recorrer un largo pasillo, Damián entró en el salón donde se encontraba la que debía de ser Tatiana, era una mujer de mediana estatura, unos 35 años, piel morena, pelo largo y castaño, figura esbelta e insinuante y mirada dominante. En aquel instante la mujer llevaba puesto un vestido de fiesta negro en el que destacaba un gran escote que dejaba entrever los medianos, pero seductores, senos de la que sería su Ama.
- Es la sumisa de Ama Sara, Señora- dijo Damián clavando las rodillas en el suelo.
- Desnúdate puta- le ordenó la mujer mirando a Carmen intensamente a los ojos- quiero ver que es lo que mi amiga Sara me está prestando.
- Sí Señora- dijo Carmen bajando la mirada y comenzando a quitarse el abrigo de piel.
La sumisa se quitó hasta la última prenda de ropa en menos de un minuto, quedando su cuerpo desnudo totalmente expuesto a la mirada de Tatiana que se levantó de su asiento para observar más de cerca la figura de Carmen.
La Dominante no necesitó dar ninguna orden a la esclava para que esta se dejase tocar ya que Carmen estaba perfectamente aleccionada para moverse según la zona que su Ama desease tocar.
Tatiana se entretuvo unos minutos pellizcando los pezones rosados de Carmen, arañando sus blando y cálidos senos, introduciendo hasta cuatro dedos en el sexo de la sumisa para luego restregar sus dedos por la cara de la esclava… todo ello sin decir una sola palabra, lo que a Carmen la puso un poco nerviosa, pero ante lo que no hizo ni dijo nada fuera de lugar.
- Parece que estás adiestrada como una auténtica perra sumisa- le dijo la mujer con media sonrisa.
- Sí Señora Tatiana- contestó la esclava al momento.
- Supongo que Sara ya te ha contado mi curiosidad a cerca de tener una esclava.
- Sí Señora, espero estar a la altura de sus expectativas- dijo Carmen.
- Más te vale estarlo, porque como no lo estés me ocuparé de hacer que tu Ama te dé un buen castigo- Carmen se dispuso a mostrar sus ganas de obedecer, pero calló cuando vio que la que sería su Ama aquella tarde iba a continuar hablando- Como Sara me ha dicho que te está convirtiendo en un zorra lesbiana esta noche todas mis invitadas serán mujeres, pero te aviso que todas son muy juguetonas, las encantará tener a una putita joven con la que divertirse.
Aquella mujer descolocó completamente las hipótesis que la sumisa había elaborado sobre lo que la sucedería aquella tarde, ya que después de decirla aquello la única misión que tuvo durante toda la tarde fue ayudar a Damián en la cocina para realizar todos los preparativos para la cena de aquella noche.
En la cocina se encontraron con otro sumiso propiedad de Ama Tatiana, era un hombre de cerca de 40 años, bastante alto y delgado, piel clara, pelo corto y negro y al igual que Damián lucía un tanga como única prenda, pero a diferencia del joven sumiso el de este era de color rosa.
Apenas hubo conversación entre los sumisos. Para lo único que se comunicaban era para ponerse de acuerdo en las cosas que haría cada uno y así ser más productivos para su Ama, la cual entraba en la cocina cada cuarto de hora para ver como iba todo y hacerles alguna crítica destructiva que no tenían otro propósito distinto a humillar.
- Ponte esto zorra- le dijo Ama Tatiana, dándole un sujetador y un tanga negro de escasas dimensiones, unos pocos minutos antes de las diez de la noche- pese a que como buena puta que eres imagino que te encanta ir desnuda prefiero que cuando lleguen mis amigas cubras un poco tu desnudez.
- Ahora mismo Señora- dijo Carmen dócilmente cogiendo las prendas de ropa que su Ama le daba para ponérselas con rapidez.
- Cuando comiencen a llegar mis amigas tú irás a recibirlas y las llevarás al salón donde cenaremos.
- Sí Señora, así lo haré.
Como si todo hubiese estado preparado por Tatiana el timbre de la puerta apenas tardó unos segundo en sonar haciendo que Carmen saliese a toda velocidad a recibir a la invitada.
La sumisa que estaba acostumbrada a mostrarse ante la gente desnuda no tuvo pudor alguno a la hora de abrir la puerta en ropa interior y recibir a tres de las amigas de la que sería su Ama durante aquella noche.
- Buenas noches Señoras- dijo Carmen dócilmente bajando la cabeza por si a alguna de las tres mujeres maduras que se habían presentado le parecía una impertinencia que las mirase a la cara.
- ¿Eres la putita de pruebas de Tatiana?- le preguntó una de las mujeres.
- Sí Señora, estoy a préstamo por Ama Sara- dijo Carmen.
- ¡Alza la cabeza, zorra!- ordenó una de ella y Carmen levantó la vista temerosa hasta que esta se cruzó con unos intensos ojos azules que la miraron con dureza. Se trataba de una mujer de unos cuarenta años, pero que gozaba de un rostro bonito, una figura insinuante y una larga melena de pelo rubio- me llamo Lara, pero para ti soy Señora Lara.
- Sí Señora Lara, no lo olvidaré- aseguró la chica.
- Yo soy la Señora Diana, y así te dirigirás a mí- le dijo la que estaba a su lado, una mujer que había pasado ya los 45 años, de piel morena, pelo largo y negro y de complexión bastante rolliza, pero que aún así mantenía un gran atractivo debido a su carácter dominante.
- Un placer Señora Diana.
- Y para ti yo soy Señora Juana- le dijo la última, una mujer que debía de estar cercana a los 50 años, de piel morena, pelo rubio muy claro aparentemente teñido, pero que pese a su edad tenía una bonita figura en los que destacaban unos grandes y firmes senos en los que Carmen no pudo menos que quedarse un instante mirándolos.
- Yo me llamo Carmen, pero ustedes puedes dirigirse a mí como deseen- les dijo- si tienen la amabilidad de acompañarme las llevaré al salón con Ama Tatiana.
- Llévanos, zorra- le dijo Diana y Carmen comenzó a caminar.
Tatiana y sus tres invitadas permanecieron en el salón durante un buen rato, en el que Carmen se ocupó de servirlas unas cuantas bebidas para antes de cenar. La sumisa lo pasó un poco mal, ya que no solo tenía que acordarse del los nombre de las Dominantes, sino que también tuvo que prepararlas complicados combinados que solo la dijeron una vez para aumentar la dificultad de la prueba, por suerte la memoria no le falló y acertó con todas las peticiones.
Tan pronto como terminaron las bebidas las cuatro mujeres se levantaron de sus asientos para dirigirse al salón a cenar, donde en teoría tenían que atenderlas los dos sumisos de Ama Tatiana.
- Recoge todo esto y ven al comedor inmediatamente, perra- le dijo Tatiana antes de atravesar la puerta que les llevaba a la habitación contigua.
- Sí Señora- dijo Carmen levantándose del suelo sobre el que estaba de rodillas para recoger todos los vasos que habían quedado sobre la mesa.
Carmen se apresuró tanto que llegó al comedor antes de que Damián y Luis hubiesen servido la cena a las Dóminas, hecho que hizo que Ama Tatiana esbozase una ligera sonrisa, era la primera vez desde que había llegado a la casa que la sumisa le veía un gesto afable a la imponente mujer.
La cena fue larga y animada para las comensales y bastante fatigada para los sirvientes que tuvieron que estar permanentemente pendiente de todo lo que querían sus Dueñas. Al principio tan solo eran órdenes relativas a servirlas comida o bebida, pero según transcurrieron los minutos las peticiones subieron de tono.
- ¿Llevas muchos sin comer, perrita?- le preguntó Juana a Carmen después de que esta llenase su copa de vino por segunda vez.
- Desde medio día, Señora Juana- contestó la sumisa.
- Debes de estar hambrienta- dijo la mujer sonriendo y estirándose para coger una loncha de jamón serrano que cortó en cuatro cachos para tirar uno al suelo.
Carmen comprendiendo lo que la mujer quería ver y se arrodilló para coger el trozo de jamón del suelo directamente con los labios, pero antes de que llegase, el descalzo pie de la mujer que le estaba alimentando pisó el trozo de alimento para agarrarlo con habilidad entre sus dedos y alzarlo.
- Si lo comes como es debido te daré los demás trozos- le dijo para después soltar una carcajada que el resto de sus amigas acompañó.
Carmen, sabiendo lo que tenía que hacer si quería satisfacer a sus Dominante y además poder llenar ligeramente el estómago se inclinó sumisa y comenzó a lamer la planta del pie de Juana hasta llegar al trozo de jamón que ingirió en solo un instante.
- Muchas gracias Señora Juana.
- Que perrita más educada- comentó la mujer sonriendo con amplitud y tirando al suelo el segundo trozo de alimento para repetir la operación.
Las otras tres mujeres viendo lo divertida que era aquella práctica comenzaron a probarla con los dos sumisos restantes.
En la siguiente media hora Carmen probó toda clase de manjares de los pies de cada una de las cuatro mujeres, centrándose especialmente de los de Ama Tatiana que fue a la última a la que atendió antes de que esta ordenase a los esclavos a su cargo que marchasen al salón y se desnudasen por completo allí para esperarlas.
Carmen en cuanto se quitó las ropa se arrodilló en el suelo para esperar como una sumisa debe esperar a su Ama, mientras observaba sin demasiado interés a Luís y Damián que también se habían quitado todas las prendas de ropa y lo único que les quedaba puesto era un dispositivo de castidad metálico que contenía las erecciones de cada uno de ellos.
Tatiana y sus tres amigas Dominantes no tardaron en presentarse en el salón, vestidas tan solo con ropa interior y portando una fusta cada una, objeto que hizo erguirse inmediatamente a los 3 sumisos.
Las cuatro mujeres se sentaron en los sofás del salón, las tres invitadas juntas sobre el tresillo y la anfitriona en el sillón individual de cuero negro.
- Ha llegado el momento de la diversión- dijo Ama Tatiana sonriendo mientras miraba a los tres sumisos arrodillados- ahora vais a ir de coño en coño haciendo que mis invitadas y yo misma nos corramos, según lo hagáis así seréis recompensados- les avisó.
Carmen, que sabía que tenía que dejar el pabellón bien alto por su Ama se lanzó sobre el primer sexo que encontró, era el de la Señora Lara y estaba cubierto de pelos, pero aquel inconveniente no hizo que la sumisa dudase ni un instante, aquella era de las tres invitadas de Tatiana, la más atractiva a gusto de la lamedora, pero a parte de eso también le parecía que era la más dura y no quería darla ni un solo motivo para poder ser castigada por ella.
A los pocos minutos, pese a estar empleándose a fondo Carmen comenzó a notar la fusta de Lara sobre sus hombros, golpeando repetidamente cada vez con más fuerza. La sumisa que consideraba estar haciéndolo bien, y que se estaba esforzando al máximo aceleró el ritmo todo lo que la fue posible, hasta que los cálidos fluidos de la mujer inundaron la boca de la esclava, que tragó y succionó hasta la última gota haciendo que la receptora de la lamida se convulsionase de placer.
Carmen se sintió complacida cuando vio que había sido la primera en acabar de dar su primer orgasmo y directamente se lanzó al sexo que quedaba libre, el de Ama Tatiana. La Dominante recibió a la sumisa encantada, pero comenzó a fustigar la espalda de la esclava casi al instante, lo que hizo que a Carmen le costase bastante más poder llevar al orgasmo a la anfitriona de la fiesta, que lucía un sexo totalmente depilado y que estaba empapado desde el principio, seguramente por la visión de sus esclavos sometidos y fustigados por sus amigas.
Carmen no aminoró el ritmo en ningún momento, ya que los fustazos que en principio soportaba con entereza habían comenzado a hacer mella sobre sus hombros y espalda y soltaba ligeros quejido a los que Ama Tatiana respondía con golpes más fuertes todavía. La Dominadora tan solo soltó la fusta cuando estaba a punto de correrse y usó sus manos para agarrar la cabeza de la sumisa y restregar su cara contra su sexo depilado mientras cubría con sus fluidos el rostro de la esclava.
La sumisa no tuvo descanso alguno después de satisfacer a la anfitriona de la fiesta y tampoco después de provocar otros cuantos orgasmos al resto de las invitadas que gozaron sobremanera teniendo la joven y experta lengua de Carmen entre sus piernas.
- Creo que ya hemos gozado suficiente- dijo Ama Tatiana cuando Carmen lamía, ya lentamente debido al agotamiento, el dulce y cálido sexo de la Señora Diana, el cual estaba tan peludo como el de Lara- Es hora de premiar al que mejor se haya portado.
- Voto por la putita- dijo Lara la primera provocando el asentimiento de las otras dos.
- Muy bien zorrita- dijo Ama Tatiana agarrando del pelo a Carmen y obligándola a levantarse- parece que te has ganado a mis amigas, y si te soy sincera a mi también, estos perros tendrían que aprender mucho de ti a la hora de lamer.
- Gracias Ama Tatiana, ha sido un placer para mí poder lamer todos sus sexos, estaban deliciosos- dijo Carmen que después de haber dado tanto placer estaba excitadísima.
- ¿Quieres tu premio esclava?- preguntó Tatiana mientras hacía levantar a sus esclavos.
- Sí Ama, por favor- pidió la sumisa.
- La tradición en esta casa es que el ganador patea los testículos del perdedor y después recibe alivio sexual mientras el perdedor mira impotente- dijo la mujer sonriendo, provocando aquel comentario que los dos sumisos separasen sus piernas lentamente dejando sus hinchados genitales expuestos a la ganadora, sin duda llevaban bastante tiempo sin ser aliviados.
Carmen con gusto habría cedido su premio a los dos sumisos, ya que ella tenía la libertad de correrse tanto como quisiera cuando estaba con sus esclavas, pero sabía que hacer una cosa así haría que el premio desapareciese para cualquier sumiso y además Tatiana hablase mal de ella a su Ama lo que haría que fuese castigada tanto por Ama Tatiana como por Sara.
La sumisa, un poco tensa, se colocó ante Damián que parecía temblar ligeramente sabiendo lo que le esperaba. Carmen, notando la impaciencia de las otras Dominantes dio medio paso atrás, cargó la pierna y soltó una violenta patada sobre los huevos del muchacho que cayó al suelo arrodillado gimiendo de dolor y agarrándose las pelotas. La esclava pensó que se había pasado, pero a juzgar por la ovación que se llevó de las Dominantes, consideró que lo había hecho tal y como se esperaba de ella.
Carmen sabiendo que no podía dar menos fuerte a Luís, el sumiso de mayor edad, repitió los pasos y asestó una patada idéntica a los hinchados testículos del esclavo que cayó al suelo al igual que su compañero entre quejidos.
- Muy bien zorrita- dijo Ama Tatiana acercándose a ella y cogiéndola de la muñeca para que la siguiese.
La esclava se dejó llevar hasta que acabaron en el dormitorio de Ama Tatiana, una habitación grande, con cama de matrimonio, grandes armarios llenos de ropa y muebles de la mejor calidad.
Ama Tatiana y las otras tres Dominantes no tardaron en esposar las manos a la espalda a los sumisos y rodearles con una argolla los testículos para ponerles unos cuantos pesos haciendo que su masculinidad estuviese aún más dolorida.
- Estaréis de pie y observado hasta que ordene lo contrario- dijo Ama Tatiana con total autoridad.
- Sí Ama- dijeron los dos con la voz aún un poco entrecortada.
- Bien, ahora es hora de ocuparnos de ti, putita- dijo la mujer agarrando a Carmen y tirándola sobre la cama- lo que tienes que hacer el de lo más sencillo, no muevas ni un músculo y déjanoslo hacer todo a nosotras.
- Sí Ama- dijo la sumisa.
Antes de darse cuenta, Carmen fue derribada por Lara y por Juana que tomaron cada una un seno de la joven para succionarlo con energía mientras que las hábiles manos de la Señora Diana se encargaban de acariciar el sexo de la joven, ante la mirada de Ama Tatiana que se estaba enfundando un dildo de grandes dimensiones.
Tener tres pares de manos sobando todo su cuerpo hacía que la excitación que la sumisa sentía aumentase cada vez más hasta el punto de correrse al poco de ser penetrada por Ama Tatiana, momento en que Carmen pensó que se acabaría su premio, pero se llevó la sorpresa de que lo único que cambió fue la penetradora, cediéndole el testigo a la Señora Juana que folló con energía el rosado y húmedo sexo de Carmen mientras esta gemía de placer y se preparaba para lo que sería una larga noche de sexo lésbico.
Continuará…
Agradeceré comentarios y sugerencias tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com