La decisión de Carmen 14

Sara prepara la venganza para la tercera y última de las chicas que humillaron a Carmen

Desde que Carmen había sido humillada días atrás a la muchacha no habían parado de sucederla cosas buenas: su Ama la estaba tratando más como una amante que como su esclava, había reaparecido su bolso con todas sus pertenencias en casa de sus padres, Vanesa el lunes a primera hora fue a disculparse con ella por lo que le había hecho, cosa de que Carmen receló y no se fió del todo, podía ser un trampa para tratar de humillarla de nuevo.

-         Ya te veo bastante recuperada Carmen- dijo su Ama sonriente cuando llegó del trabajo el medio día del miércoles.

-         Sí Ama, estoy teniendo una buena semana, ni Vanesa ni ninguna de sus amigas a intentado hacerme nada, estoy comenzando a pensar que su disculpa sea sincera- dijo la sumisa mientras se levantaba del sofá para ir a comer con su Dueña.

-         Por el momento no bajes la guardia, nunca se sabe- dijo la mujer sonriendo sabiendo perfectamente que Vanesa no se atrevería a hacer nada.

Sara aprovechó el momento en el que su sumisa se metió en el cuarto de baño para entrar en su habitación, allí se encontró con la mochila de Carmen aún cerrada. La Dominante sonriendo comenzó a abrirla hasta que halló lo que andaba buscando, un cuadernito de tapas rojas.

Tal y como Vanesa le había informado un día antes le haría entrega de la llave para someter a su amiga Gema mediante la mochila de Carmen. Sara cerró la cartera de su esclava rápidamente y marchó a su habitación para guardar allí el cuadernito rojo, que según Vanesa le había dicho era un diario en el que su amiga apuntaba todas sus fantasías sexuales.

-         ¿Estás segura de que solo con eso voy a conseguir someterla, perra estúpida?- le preguntó Sara por teléfono a su captadora de sumisas.

-         Sí Señora, ella es muy tímida y se moriría de vergüenza si la gente viese en las guarradas que piensa- respondió la chica tartamudeando un poco, Vanesa seguía sintiéndose muy insegura cada vez que se comunicaba con su dueña.

-         Espero que así sea, llámala y dila que te espere en la cafetería del otro día, además dame su teléfono móvil para llamarla cuando llegue allí y sepa quien es esa perra- dijo la mujer autoritariamente.

-         Sí Ama, ahora mismo la llamo y le mando su teléfono por sms- dijo la sumisa.

-         Deprisa perra, tienes 15 minutos- y sin esperar contestación colgó para dirigirse hacia el lugar donde debía parecer la sumisa Gema.

Sara llegó al local 20 minutos después de llamar a su esclava, quería dar tiempo a Gema que se presentase en el lugar de la cita. Lo primero que hizo nada más llegar fue telefonear a su nueva víctima, la cual tan solo tardó un par de tonos en descolgar su móvil.

La Dominante fue observando a la chica conforme se acercaba, era una muchacha de pelo largo y negro, piel muy clara, estaba vestida con un largo vestido azul que dejaba entrever sus medianos pechos y tenía un rostro bastante agradable.

-         Vanesa no va a venir, ella te ha llamado por mí- dijo la mujer sentándose en la misma mesa que la futura sumisa.

-         ¿Quién es usted?- preguntó la chica un poco sorprendida.

-         Soy la Dueña de tu amiga Vanesa y desde este momento también la tuya- dijo sonriendo mientras mostraba una foto de la sesión que tuvo con Vanesa días atrás- ella me ha dado una cosa muy interesante tuya, una cosa en la que pones muchas cochinadas- dijo con una sonrisa que ensombreció el gesto de aparente inocencia de Gema.

-         Mi diario- dijo la chica.

-         Chica lista, si no quieres que haga copias y se lo mande a todos tus amigos y conocidos será mejor que obedezcas en todo lo que quiera de ti- dijo Sara sonriendo a su presa.

-         Está bien, pero no lo muestre a nadie- pidió la chica. Sara rió con ganas.

-         Que modosita eres, he leído algunas páginas y no eres como imaginaba a la chica que el año pasado fantaseaba con comerle la polla al profesor a cambio de un aprobado o la que deseaba ser violada por dos de sus compañeros- la chica se puso roja al oír sus fantasías sexuales relatadas por otra mujer.

-         Solo son fantasías, nunca he hecho nada de eso- dijo Gema sin atreverse a la Sara a la cara.

-         ¿Nunca has probado nada de lo que has escrito?- preguntó Sara curiosa.

-         No, nunca me he atrevido, soy muy tímida.

-         Pues hoy todo eso va a cambiar puta vergonzosa- le dijo con dureza mientras se levantaba de la mesa.

A Sara en un principio le dio un poco de pena la chica que tenía ante ella, parecía realmente tímida y recatada, pero la pena fue sustituida por ganas de someterla cuando recordó el motivo por el que le estaba chantajeando.

Al igual que en días anteriores hizo con Vanesa y Nuria el Ama le explicó a grandes rasgos su nueva situación a Gema, desde aquel instante hasta que ella se cansase la joven sería su esclava y obedecería cualquier orden que le diese.

A diferencia de sus predecesoras, Gema, no se dedicó a preguntar a su Ama para saber  a dónde la llevaba ni la interrogó sobre que tenía intención de hacer con ella, lo único que Sara le había dicho sobre ella era su nombre y que quería vengarse por lo que le hicieron ella y sus dos amigas a su esclava Carmen.

-         ¡Baja del coche, perra!- dijo Sara con dureza cuando llegaron a su destino, un hotel edificado a las afueras de la ciudad de unas 10 plantas y de calidad 3 estrellas.

La chica obedientemente salió del vehículo y caminó tras su Ama que se dirigió automáticamente al maletero del coche para sacar una pesada maleta, la cual no tardó en endosársela a su recién adquirida esclava.

-         ¡Más rápido perra, no tengo todo el día!- dijo la mujer apremiando a su sumisa, Sara se había encargado de seleccionar una maleta sin ruedas para que Gema no pudiese servirse de ellas y su trabajo fuese aún más complicado.

La sumisa caminando a trompicones siguió a su Ama lo más cerca que pudo para que esta recogiese la llave de la habitación en la que iban a hospedarse. La chica que tenía una ardua tarea con su carga ni siquiera se dio cuenta de la estancia que les había sido alquilada.

-         Bueno perrita vergonzosa, comienza el juego- dijo la mujer sonriendo mientras esperaban el ascensor- deja la maleta en el suelo y desnúdate por completo.

La chica se quedó helada cuando escuchó la orden, en aquel momento estaban en el final del hall del hotel y cualquiera podría aparecer tanto por la entrada principal, como por las escaleras. El rostro de la chica se volvió rojo como un tomate tan solo de pensar en la posibilidad.

-         No me gusta que me hagan esperar haz lo que te ordeno o ya sabes las consecuencias- dijo el Ama con dureza.

La sumisa viéndose del todo acorralada comenzó a desprenderse de las prendas de ropa que cubrían su cuerpo, quedando en menos de un minuto en ropa interior, prendas íntimas que Sara se encargó de retirar de dos fuertes tirones dejando a la sumisa totalmente desnuda mostrando su pálida piel y tratando de cubrirse sus pechos de tamaño medio y su sexo que estaba del todo depilado.

-         Por favor Ama, no me haga esto- dijo la sumisa con la cara totalmente roja y mirando en todas direcciones.

-         Sube por las escaleras a la habitación 7b- dijo la mujer sonriendo al ver el mal rato que la estaba haciendo pasar- y no pienses en tomar el ascensor porque suelen estar atestados de gente.

La campana que indicó que el ascensor acababa de llegar a recoger a Sara fue la señal que a Gema la hizo salir disparada hacia la habitación que su Dueña le había indicado perdiéndose en escasos segundos de la vista de su Ama. Sara sonrió y entró en el ascensor arrastrando la maleta sobre la que había dejado las prendas de su esclava.

Gema subió las tres primeras plantas a todo correr pero en la cuarta tuvo que detenerse para seguir avanzando con más precaución cuando escuchó las voces de dos mujeres, la sumisa se agazapó en el rellano de la escalera mientras esperaba a que las dos mujeres del servicio cogiesen el ascensor que estaban esperando, pero tuvo que comenzar a bajar escaleras cuando vio que una de las puertas del pasillo se abrían y un hombre se dirigía rápidamente hacia la escaleras.

La chica desnuda viéndose en aquella comprometida situación comenzó a correr escaleras bajo para atravesar el pasillo del tercer piso y rezar para que nadie abriese la puerta de su habitación y la pudiese ver totalmente desnuda.

Después de casi diez minutos sin para de moverse de un tramo de escaleras a otro y correr de un lado del edificio al otro tres veces, la sumisa llegó sin ser vista por nadie a la habitación 7b. Gema oprimió el timbre con fuerza mientras miraba nerviosa de un lado para otro por si alguien aparecía.

La puerta tardó unos larguísimos segundos en abrirse y cuando lo hizo apareció tras ella un hombre de unos 45 años, piel clara, poco pelo y mirada risueña que se ensanchó cuando vio a una chica joven, desnuda, sudorosa y de mirada tímida ante él.

-         ¿Quién eres, bonita?- preguntó el hombre que parecía acabar de salir de la ducha.

-         Yo… yo…- aquello fue lo único salió de la boca de la sumisa.

-         Bueno supongo que te ha enviado la agencia de scorts, pero me temo que no eres lo que había acordad con tus jefes.

-         Yo… no… es que…- la sumisa nerviosa porque aquel hombre la estuviese confundiendo con una puta y estar desnuda ante él no era capaz de pronunciar ni una frase coherente.

-         Habla claro de una puta vez o pondré una queja a tus jefes - dijo el hombre comenzando a perder la paciencia con Gema que cada vez estaba más roja.

-         ¡Perra idiota, te dije en la habitación 7d!- dijo la voz de Sara desde la habitación de al lado, sonido que a la sumisa la llegó como un salvavidas y corrió hacia la estancia de su Dueña.

Sara sonrió ampliamente con lo que vio ante ella, la cara de la sumisa estaba roja como un tomate, sudorosa, y sus ojos estaban llorosos debido a la impotencia que la producía aquella situación.

-         Veamos cómo estás abajo- dijo la mujer posando toda la palma de su mano contra el sexo humedecido de Gema- veo que te ha excitado que te confundan con una puta.

-         Me dijo que estaba en la habitación 7b- dijo la sumisa bastante molesta por el engaño. Pero la primera respuesta que recibió de Sara fue un potente bofetón en la cara.

-         ¡Te dije 7d estúpida!- mintió la mujer- ¡Cómo vuelvas a dudar de mí te haré sufrir tanto que desearás no haber nacido, hija de puta!

-         Lo… lo siento Ama- dijo la sumisa arrepentida pese a estar segura de que su Ama estaba equivocada.

-         Solo por tratar de dejarme como una mentirosa te vas a quedar sin una sola gota de placer- dijo la mujer cogiendo de su bolso una pinza metálica de reducida dimensión y aprisionando el pequeño y rosado clítoris de la sumisa que gimió de dolor cuando sintió la presión.

La chica que había comprendido su nuevo rol más rápido de lo que la mujer había esperado, no pronunció palabra pese a que la pinza la apretaba el clítoris con mucha más fuerza de la que ella estaba capacitada a soportar.

Gema considerando que la única posibilidad de librarse del férreo dominio de la sádica mujer pasaba por complacerla, trató de obedecer a todas sus órdenes sin poner ni una sola pega: la besó los pies y los zapatos sin dudar, la comió la vagina, primero con un poco de timidez y con mayor rapidez después de llevarse un correctivo en forma de bofetada por parte de Sara, la ayudó a ponerse el arnés que llevaba en la maleta con la que Gema había cargado hasta los ascensores…

-         Estás portándote muy bien perrita- dijo Sara sonriendo a su esclava mientras acariciaba el miembro de plástico de más de 25 centímetros de color rosa- No me he leído todo tu diario zorrita así que dime ¿Has escrito alguna fantasía como esta en tu diario?- preguntó la mujer.

-         Sí Ama- dijo la sumisa.

-         Cuéntamela- ordenó la mujer provocando el sonrojo de la sumisa.

-         Fantaseaba con que Vanesa me drogaba para dejarme dormida y cuando me despertaba me encontraba atada a una cama totalmente desnuda para que ella me follase- dijo la muchacha del tirón dejando a Sara un poco sorprendida.

-         Te gusta esa perra tetuda ¿verdad?- preguntó la mujer mientras la cogía de la pinza que la apretaba el clítoris y tiraba de ella.

-         Sí Ama, me gusta mucho.

-         Pues que sepas que ella es mía y tengo intención de tenerla durante mucho tiempo- dijo sonriendo- ahora arrodíllate y cómete el arnés entero.

La sumisa clavó sus rodillas en el suelo y comenzó a chupar el imponente dildo, la Dominante gozó viendo como su esclava ponía toda su alma en tragar lo más posible de aquel rosado consolador, ayudada de vez en cuando por las manos de Sara que hacían que cada vez se hundiese más y más en la garganta de la chica. Pero la mujer la sacó todo el arnés de la boca cuando escuchó el timbre de la habitación.

-         Ve a abrir perra- dijo la mujer levantado a su esclava de un fuerte tirón de pelo- y ni se te ocurra cubrirte el cuerpo o sabrás lo que es el dolor- le avisó amenazadoramente.

La sumisa al oírlo se puso roja de nuevo al saber que tendría que mostrarse desnuda ante otra persona. Gema caminó cabizbaja hasta la entrada de la estancia y la abrió de un tirón encontrándose ante ella una mujer vestida con falda negra y camisa blanca en la que estaba bordado el logotipo del hotel.

-         Servicio de habitaciones- dijo la mujer que debía de tener unos 30 años y que a juzgar por su morena piel y su tono de voz debía de ser sudamericana- espero no haber venido demasiado pronto- se apresuró a decir la trabajadora al ver el estado en el que le había recibido la huésped.

-         Está bien- dijo Sara desde la cama tumbada, la Dominante tan solo llevaba el dildo de correas y el sujetador puesto- puedes pasar.

La recién llegada entró en la habitación empujando un carrito con una bandeja tapada, Sara vio que la mujer del servicio estaba un poco incómoda ante la situación que tenía delante pero no era nada comparado con la humillación que Gema estaba sintiendo, su rostro parecía que no podría ponerse más rojo.

-         Perdona, ¿cómo te llamas?- preguntó Sara a la mujer.

-         Me llamo Luciana, Señora.

-         ¿Te gustaría llevarte una buena propina, Luciana?- preguntó Sara estirándose para alcanzar su bolso y sacar de él un billete de 100 euros.

-         ¿Qué desea Señora?- preguntó la mujer.

-         Quiero que te pongas esto y me ayudes a follarme a mi perra, no tardaremos mucho- dijo la mujer mientras sacaba otro arnés, en esta ocasión un de color negro y un poco más pequeño.

No fue necesaria demasiada insistencia para convencer a la mujer y en menos de un minuto se quitó la falda, las bragas y con ayuda de Sara se abrochó el arnés, a la Dominante le gustó el cuerpo de la mujer, estaba un poquito gordita, pero estaba bien. Una vez estuvo lista el Ama le indicó que se tumbase en la cama de espaldas.

-         ¡Ahora sube sobre ella perra, métete el consolador hasta el fondo de tu coño de puta!- dijo la mujer con dureza dirigiéndose a su esclava.

Gema temiendo que si se demoraba su Ama tomase medidas contra ella saltó sobre la cama y separó las piernas para cabalgar sobre Luciana que la esperaba con el rostro relajado. Gema sintió un gran placer cuando notó como el dildo comenzaba a abrirse paso dentro de ella y gimió de gusto cuando llegó al final. Gemido que se cortó en seco cuando la sumisa notó que Sara separaba sus nalgas.

-         No Ama por ahí no, se lo ruego- pidió la sumisa.

-         No protestes puta- dijo la mujer mientras embadurnaba con algo de lubricante el arnés- te voy a hacer cumplir una de tus fantasías ocultas, deberías de estarme agradecida. Vamos a ser dos mujeres en lugar de dos tíos, pero será divertido.

-         No por favor, se lo ruego, no estoy preparada.

-         Carmen tampoco lo estaba cuando la humillasteis- replicó la mujer mientras agarraba a la esclava la cara en busca de su boca para meterla una mordaza de bola- Yo creo que es el momento ideal de estrenar este culito de puta- dijo la mujer mientras superponía la cabeza de su pene rosa de plástico sobre el pequeño ano de la joven.

Gema gemía una y otra vez tratando de suplicar, pero aquellos gemidos eran suaves comparados con el que profirió cuando Sara de un solo empujón hundió los primeros centímetros de su arnés en el culo de la sumisa.

Sara viendo que el dolor era fuerte y que su esclava trataba de moverse con rapidez para buscar alivio sintiendo el arnés de Luciana en su sexo le agarró de las caderas para seguir envistiendo sin piedad, y evitar en la medida de lo posible que obtuviese placer por vía vaginal. Sara se arrepintió de que la habitación no contentase con un espejo sobre el cabecero de la cama, se estaba perdiendo la sesión de dolor que estaba dando a aquella perra, aunque el solo hecho de escuchar sus ahogados gemidos bajo la mordaza eran algo realmente excitante.

Después de diez penetraciones desde el principio hasta el final del culo de Gema la chica dejó de gemir con la intensidad que lo hacía al principio. La sumisa ya había parado en su intento de buscar placer en la penetración vaginal, después de que su Ama la clavase las uñas con fuerza sobre las caderas y en aquel momento era Sara la que dirigía el placer de las tres mujer.

-         ¿Quieres que lo saque ya, perra?- preguntó la mujer recibiendo un par de gemido ahogados por parte de Gema. Sara sonrió al oírlo, no sabía si decía que sí o que no, pero lo que era seguro era que no lo sacaría de allí hasta quedar ella aliviada sexualmente.

Después de un par de minutos más Sara gimió de gusto cuando notó como la parte del arnés que la correspondía quedaba empapado en sus fluidos vaginales, la mujer cerró los ojos y permaneció relajada por unos momentos hasta que sin previo aviso sacó el consolador el culo de su sumisa sin ningún cuidado, provocando un ligero gemido por parte de Gema.

-         ¡Ya puedes quitarte la mordaza perra!- le ordenó Sara cuando de un tirón de pelo la hizo descabalgar de la asistente. La Dominante se quedó mirando a la mujer que estaba penetrando vaginalmente a su esclava, su cara denotaba que no había llegado al éxtasis- Tú también puedes marcharte ya, muchas gracias- dijo la mujer mirando a la sudamericana.

-         Señora, aún no he legado al orgasmo, me estaba gustando- dijo la mujer esperando que la Dueña de la habitación se lo replantease.

-         Eso a mí me da lo mismo- respondió Sara- has cobrado por penetrar a mi esclava, no por recibir placer. Si hubieses sido honrada y no me hubieses cobrado por ayudarme ahora mismo ordenaría a mi perra que te lamiese hasta dejarte bien satisfecha- dijo el Ama sonriendo.

-         Le devolveré el dinero- dijo la mujer desesperada por llegar al orgasmo mientras buscaba el billete de 100 que Sara le había dado.

-         No es suficiente- dijo la Dominante mirándola con frialdad- si quieres que mi perra te haga acabar tendrás que darme 300, si no ya sabes, vas al baño y te haces un dedo pensando en nosotras- dijo sonriendo sabiendo que sus exigencias eran excesivas.

-         Por favor Señora, tengo dos niños y mi maridos está en paro- dijo la mujer desesperaba viendo que aquel caro orgasmo estaba fuera de su alcance.

-         Razón de más por la que deberías de marcharte ahora y seguir trabajando, acabas de ganar 100 euros extra- dijo la mujer sin dejar de sonreír mientras veía como la asistente que comenzaba a quitar el arnés con cara de frustración.

-         Señora, no tengo ese dinero, por favor ayúdeme- pidió la mujer en un tono sumiso que a Sara le encantó.

-         Está bien, me devolverás los 100 euros y me darás el anillo que levar en la mano derecha- dijo Sara señalando la alianza que Luciana llevaba.

-         Pero Señora, es mi alianza de boda a mi marido le costó 400- dijo la mujer.

-         Para mí no vale más de 200 así que te estoy haciendo un favor, ¿lo tomas o lo dejas?- preguntó mirándola sin una asomo de compasión.

-         Lo tomo- dijo la mujer quitándose la alianza del dedos y pasándosela junto a los 100 euros a Sara.

-         Dala placer perra- dijo la mujer con dureza a su sumisa para que esta no tuviese ni un asomo de duda.

Gema sin perder un instante se arrodilló a los pies de la que la había estado penetrando minutos antes para meter su lengua en el húmedo y peludo sexo de la asistente. Sara desde la distancia observaba complacida el como no solo había doblegado a una de las perras que había humillado a su querida sumisa días atrás, sino que además había conseguido hacer pagar por sexo un precio desorbitado a una mujer que parecía de lo más recatada, lo cual siempre era un placer añadido. La Dominante escuchó a la asistente gemir de placer mucho antes de lo que esperaba.

-         ¿Ya?- preguntó Sara guardando el anillo de la mujer en su bolso- Por menos de dos minutos de placer te has fundido un anillo de 400 euros- comentó impresionada viendo que en el rostro de la mujer comenzaba a verse el arrepentimiento por lo que acababa de hacer. Sara observó el como se levantaba pesadamente de la cama en la que se había tumbado para recibir la lamida y el como se dirigía al baño para colocarse un poco el pelo con la mano- ¡Asistente!

-         Sí Señora- dijo la mujer esperanzada con que la mujer le devolviese su anillo.

-         La próxima vez que alguien te ofrezca placer y a ti te apetezca procura no intentar sacar tajada- le aconsejó Sara, la mujer del servicio viendo que era lo único que iba a decirla se marchó humildemente de la estancia- ¡Tú ya puedes ir vistiéndote, perra!- dijo Sara con dureza a la sumisa que seguía arrodillada al pie de la cama.

-         Sí Ama- dijo la sumisa levantándose de un brinco para coger su ropa y ponérsela rápidamente.

-         Ya puedes marcharte, si no vuelves a molestar a Carmen yo no volveré a hacerte nada- dijo la mujer que había quedado bastante satisfecha con lo que había hecho a aquella zorrita vergonzosa. Pero para sorpresa de la Dominadora la sumisa no se marchó de la habitación tan rápido como ella había esperado- ¿Pasa algo, perra inútil?

-         No Ama es que…- la mujer la miró intensamente pero no dijo nada, fuese lo que fuese lo que quería decir tendría que hacerlo por ella mismo- bueno… gracias por la experiencia, nunca sentí nada tan intenso- dijo en un tono de voz bajo pero suficiente como para que lo oyese.

-         ¿Te ha gustado que te enculase sin piedad?- preguntó sonriendo la mujer ante la confesión.

-         Sí Ama, me gustó mucho, me gustaría repetir algún día si a usted la parece bien- dijo humildemente la sumisa.

-         Así que quieres ser mi sumisa- dijo la mujer acercándose a su esclava para ver que cuanto más cerca de ella estaba más nerviosa se ponía.

-         Sí ama, me ha hecho pasar mucha vergüenza pero me ha excitado como nunca.

-         Es una pena para ti, porque ya tengo a mi servicio a la mejor sumisa que podría desear- dijo Sara viendo como la desilusión se adueñaba del rostro de Gema- pero si te portas bien con Carmen quizás te pueda dar alguna oportunidad algún día y quizás alguna sesión.

-         Seré muy buen con Carmen, Ama- dijo la sumisa al momento con decisión.

-         Bien, entonces nos mantendremos en contacto, pero te aviso de una cosa para que también se la hagas llegar a la puta de Vanesa, como le hagáis el más mínimo daño emocional a Carmen el castigo que os he dado por humillarla os va a parecer ridículo comparado con el que os daré si la volvéis a dañar- amenazó Sara mirándola con dureza y viendo el miedo en los ojos de Gema.

-         Seré muy buena con Carmen, Ama, y no la haré ningún daño se lo juro- dijo la sumisa al momento.

-         Bien perra así lo espero, ahora arrodíllate y lame el dildo que he metido hasta el fondo de tu culo para poder meterlo limpio a la maleta.

La sumisa sin dudar un momento ante la orden de su Ama clavó las rodillas en el suelo y comenzó a lamer sin pudor alguno mientras la Dominante pensaba en las fantásticas posibilidades que podría darla tener un par de nuevas esclavas a sus pies.

Continuará…

Agradeceré comentarios y sugerencias, tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com (L@s interesados en ponerse en contracto conmigo que no lo hagan por msn, últimamente no me puedo conectar por falta de tiempo)