La decision de bea II: la intimidación.
Había perdido el control de la situación y podía haberme quedado embarazada de un desconocido. [...] motivo por el que tenía dos cajas con una píldora postcoital en el baño.[...] Me puse de rodillas en medio de ellos.
Relato continuación de LA DECISIÓN DE BEA: http://www.todorelatos.com/relato/87290/
LA FARMACIA
Salí de la casa asustada, había perdido el control de la situación y podía haberme quedado embarazada de un desconocido, sería paradójico que yo que no tuve un hijo con mi ex marido, lo tuviese de un veinteañero que me contrató de puta.
Entré en el coche y más serena calculé que no estaba en los días fértiles del ciclo y la posibilidad de embarazo era remota. Pero no quería arriesgarme.
Aparqué y entré en la primera farmacia abierta que encontré - ya podía haberla visto abierta ates y comprar condones- pensé.
- Buenos días, ¿que desea? - me dijo un farmacéutico.
- Verá es que tuve un problema con el preservativo y se rompió el condón.
- La misma cantinela de siempre, el índice de roturas en este barrio es preocupante- me recriminó sospechando la mentira-
- He oído que ahora no se necesita receta para la píldora del día siguiente.
- De una marca no se necesita y su efectividad es decreciente y de tres días máximo. De la otra si se necesita receta, aunque en confianza, pocas farmacias la piden, sobre todo porque algunos comerciales incentivan la venta pagando un cheque al propietario si consigues vender su marca en vez de la otra. La efectividad máxima son 5 días pero es más cara.
- ¿Y usted que me recomienda? ¿Me puede vender la que necesita receta?
- Si claro, esto es España, todavía no se como hay tontos que compran medicamentos por internet si antes o después encuentras una farmacia que te va a vender cualquier medicamento sin pedir ninguna receta, nunca hay inspecciones, así que imagínese el descontrol. Aquí no se cumple ninguna ley mujer. Le vendo la que tiene más duración.
El farmacéutico abrió una cajonera sacando el medicamento y me dijo- si has comprado la de más duración y no la otra es porque te vas a montar una fiestecita, la puedes usar hoy pero mejor es que te desmadres con tu pareja durante unos tres o cuatro días y la tomes la noche del cuarto, así la aprovechas bien- se río - ¿Te vendo un par de cajas más? Tienen buena caducidad -
- Es usted muy sarcástico - le espeté – Si, deme dos cajas por si acaso.
- Lo sé , es que estar en una farmacia de empleado quema mucho, al final no eres más que un cajero, los dueños te obligan a vender cualquier medicamento sin pedir una receta y al final te sientes como un verdadero prostituto del medicamento, Para hacer esto no estoy seis años estudiando en la universidad pero hay que ganar dinero. Hasta otra.
Salí de la farmacia sin palabras, alucinada, sin duda me había tocado el farmacéutico más cañero de todo Madrid aunque no le faltaba razón, al fin y al cabo, en mayor o menor medida, todos nos vendíamos por algo: él mirando a otro lado vendiendo medicamentos sin pedir receta y yo vendiendo mi cuerpo para conseguir nuevas experiencias sexuales.Me dirigí a mi domicilio.
LA PILDORA DEL DIA DESPUES
Fui directa a la bañera, me baje los jeans y luego las braguitas que estaban totalmente manchadas. Su color oscuro contrastaba con el blanco de la combinación de mis flujos y los restos de semen que habían salido de mi vagina en el trayecto a casa. Lejos de darme asco me dio mucho morbo porque la cantidad era importante y seguramente aun tendría más dentro de mí.
Llené la bañera de agua caliente, era las 13:30 y me podía permitir un baño relajante antes de preparar la comida. Enjaboné mis pechos y especialmente mi vulva para quitarme los restos de semen que tenia en los pelos y en la entrada de la vagina.
Comencé a calentarme del solo recuerdo de la follada de la mañana, no pude evitar tocarme y comenzar a masturbarme pensando en ello. Con una mano me apretaba con fuerza los pechos y con los dedos movía en círculos concéntricos alrededor del clítoris dándome placer. El chico fue un cabron al haberme follado a pelo y corriéndose luego sin avisar, pero precisamente esa corrida fue el motivo de uno de los orgasmos mas placenteros que tuve en mi vida.
Mientras me aproximaba a un nuevo orgasmo, vi las bragas con los restos claros de semen en la parte interior. Las recogí del suelo y mientras me masturbaba me las metí en la boca. Chupé cada gota blanca relamiendo la parte de las braguitas que quedaba en contacto con mi coño, como cuando se relamen los restos de yogur que quedan en la tapa una vez abierto. Y llegué a otro orgasmo intenso.
Me relajé y pensé que tenía que ponerme un límite. Hoy no había controlado la situación, motivo por el que tenía dos cajas con una píldora postcoital en el baño que, según el farmacéutico- podría evitarme un embarazo no deseado hasta cinco días después de la corrida, y hoy, domingo, era el primero de ellos. El jueves me la tomaría suponiendo que me llamaran más tíos. Por si acaso.
La verdad es que desde que entré en la casa del chico quité el sonido al teléfono y no vi si tenia mas llamadas, salí de la bañera me puse la bata dirigiéndome directamente al bolso para ver el historial de llamadas y volver a poner el sonido cuando empezaron a llamarme.
EL EXTRANJERO
- Te llamo por anuncio de puta – me dijo una persona con un acento que no identifiqué
- ¿Qué quieres saber?
- Si las fotos son verdad
- Desde luego, soy una mujer muy caliente, disfrutarás conmigo.
- ¿Y 45 minutos cuanto?
- Te lo dejo en 100 euros
- ¿Sin limite de corridas en este tiempo?
- Si claro, pero lo único que no acepto es griego, déjame comer y te veo a las 15:30
- De acuerdo.
Apunté su dirección y meti una caja de condones de 6 en el bolso. Seria suficiente.
Me iba aproximando con el coche a la dirección indicada y no me gustaba nada el entorno que veía, sin duda era un barrio conflictivo de Madrid y había poquísima gente por la calle, entre el calor y que la gente habría acabado de comer daba la sensación de ser un barrio desértico.
El edificio era de cuatro plantas muy viejo, todavía tenía la chapa de las promociones de viviendas que se hicieron en la dictadura, a lado había un solar en el que se anunciaba la construcción de pisos y en frente había una casa en ruinas que evidentemente estaba deshabitada. Esta vez me dio todo mal rollo y pensé en darme la vuelta, cuando en un arrebato de locura llamé al timbre y me abrieron la puerta.
El portal era muy oscuro, en la planta baja había una vivienda con varios avisos pegados en la puerta que indicaban que no residía nadie. Subí las escaleras, ya que no había ascensor, no sin fijarme que parecía que solo había personas viviendo en el segundo piso - porque había bolsas de basura a lado de la puerta- y me llamó la atención de que únicamente había una vivienda por planta.
Ya en el cuarto piso antes de tocar el timbre, inspiré hondo para recuperar el aliento y me vino a la mente la pregunta de como sería el hombre me abriría la puerta y con el que follaría. Lo único que tenia claro es que era extranjero, tal vez de algún país del este.
LA INTIMIDACIÓN
Me abrió la puerta un hombre de unos treinta y algunos años muy musculado, con tez clara y pelo castaño, vestía con pantalones de militar y tenia una camiseta sin mangas, sus brazos tenían poco vello y aunque su cuerpo estaba esculpido por el gimnasio, había que reconocer que era feo.
- Hola soy Dimitri,- me agarró del brazo fuertemente y me metió dentro de la casa.
- ¡Eh tío no seas brusco, que ya entro yo! – le grité
- Negociamos 100 euros sin límite de corridas para 45 minutos. ¿Estás de acuerdo?
- Si eso fue lo pactado.
- Coge el dinero, lo tienes allí- señalando el teléfono.
Me acerqué al teléfono, era de los clásicos de rueda. La casa estaba empapelada con las paredes como a la antigua usanza. El recibidor daba paso a un pasillo oscuro sin iluminar donde imaginé que estaría la habitación. ¡Dónde de me había metido!
Yo vestía esta vez con un top que marcaba mis pechos y una falda vaquera discreta, la ropa interior que llevaba era normalita. Nadie se imaginaria que era una puta, pero estaba resultona, seguramente los hombres si se darían la vuelta para verme por detrás.
- Vete a la habitación del fondo a la derecha ahora voy yo.
Me di media vuelta y me fijé como cerró con llave la puerta de la entrada, algo que me dio muy mala espina. Avancé por el pasillo hasta entrar en la habitación.
La habitación era grande, tenía una ventana cuyas persianas estaban bajadas pero que dejaban entrever la fuerte luz del sol de Madrid. La cama era de matrimonio, de unos 150 centímetros de ancho, con un somier viejo metálico. Había una sola mesilla con una lamparita, un armario y una mesa pequeña delante de la cama con un televisor nuevo y un ordenador encendido.
- Que buena estás perra – me dijo Dimitri mientras me tiraba encima de la cama.
- No sé que parte no has entendido, ¡que no me trates así!
- Hemos pagado, y yo decido perra- me contestó
Quedé pensativa del porqué hablaba en plural si estábamos solos, seria por falta de dominio del español-. Me autoconvencí
Me incorporé observando como el tipo se desnudaba: se quitó la camiseta sin tirantes y pude deleitarme viendo un buen cuerpo muy musculado. Mientras me acercaba a él se bajó la cremallera sacando su polla y sus huevos sin quitarse el pantalón militar.
Su polla era gorda, pero en comparación con el tamaño de su cuerpo parecía menor de lo que era en realidad, estaba flácida esperando que la trabajara. Me puse en cuclillas delante de su miembro y lo metí en la boca, olía a limpio, seguramente el tipo se duchó antes de que llegase. Lamí desde la base de su polla hasta la punta varias veces, sin liberar el glande. De vez en cuando le chupaba los huevos y cuando la polla empezó a endurecerse le saqué el glande lo máximo que pude y lo saboree. El ruso estaba gimiendo de placer, pero yo me cansaba de estar en esta postura tan incomoda así que subí por su ombligo y le sobé sus pectorales. Estaba verdaderamente cuadrado.
Pegué mi cuerpo al suyo, aun estaba vestida ,y el tío me metió la mano en la falda sobándome el culo y la entrepierna, después me dio bruscamente la vuelta. Mi espalda estaba contra su torso cuando me bajó el top y metió su manaza en el sujetador sacando primero la teta derecha y luego la izquierda. Seguro que notó mis pezones duritos. Su polla estaba pegada a mi falda así que yo misma me la bajé. No me quité las bragas para que lo hiciera este tipo.
Fue en ese momento cuando escuché a dos hombres hablar en un idioma del este en la habitación de al lado sobresaltándome porque creía que estábamos solos.
- Son amigos míos, quiero ver tu culo apóyate en la mesa.
- Bájame tú las bragas – le sugerí.
El tipo se acercó a mí por detrás y me apartó las bragas a un lado para toquetearme el coño, pasó su dedo por los labios en la entrada de la vagina y los sacó humedecidos
- Estás caliente, perra, eso está bien, pero prefiero los coños depilados totalmente.
- Hay otros clientes que no-respondí hábilmente.
Saqué un condón de la caja y lo puse en mi boca, como había visto en alguna película pasada de tono, para que se lo enfundara de esta forma. Él puso su punta en el condón y se lo fui encajando poco a poco, cuando el tío me empujo la cabeza contra su barriga, tragándome toda su polla.
- Los condones se tienen que poner hasta el fondo que no me quiero coger ninguna enfermedad.
No podía hablar y me costaba respirar, tenia un pollon rozándome la campanilla. En el momento en el que el tipo constató que me empezaron a entrar arcadas dejo de empujar mi cabeza contra su polla y la pude sacar de mi boca.
- ¡Cabrón casi vomito!
El tio se tumbó en la cama con su polla erecta fuera del pantalón.
- Súbete y cabálgame tu misma, mira hacia el ordenador quiero ver tu culazo mientras te la meto.
Subí a la cama y me la metí, cogí su polla, busqué la entrada de mi coño y bajé con suavidad, estaba entrando deliciosamente porque a pesar de toda su brusquedad y de lo feo que era, su cuerpo musculoso me calentaba mucho y estaba muy lubricada. Puse mis manos en sus tobillos de tal modo que con mi cierta inclinación el ruso pudiera ver el culo y la vulva desde atrás para que viera como me penetra. Por delante mis tetas estaban colgando y libres bamboleando con las metidas y sacadas.
Fue entonces cuando sin esperarlo se abrió la puerta de la habitación y entraron dos tíos también musculados ya totalmente desnudos. Me quedé paralizada con la polla del ruso dentro de mi coño.
- ¿Qué es esto tío? ¿Quien son estos tíos en pelotas?
- Son mis amigos perra, hemos contratado 45 minutos sin límites de corridas ¿recuerdas?
- Pero eso es para un tío no para tres. No me vais a follar los tres a la vez.- me saqué la polla y me puse de pie.
- Eso no lo haremos porque te vamos a follar los tres a turnos- me respondió.
- No lo permitiré. Me voy. – respondí asustada, no por follarme a tres tíos, sino por no saber como podía acabar todo esto.
Uno de los tíos desnudos me agarró fuertemente de los brazos inmovilizándome, el otro bajo a mi coño, abrió los labios y empezó a comer mi clítoris como si le fuera la vida en ello. El ruso con el que follaba se levantó de la cama para cogerme una teta y pagarle cachetes que me dolían bastante.
- Hemos pagado un tiempo y que seamos uno, dos , tres o diez es nuestro problema, déjate follar y disfruta lo que puedas- me dijo el tipo.
No podía hacer nada, ellos eran tres y yo estaba sola, pensé que seguramente ni gritando nadie se enteraría de mi situación y empeoraría todo.
- Pues dile a tu amigo que deje de apretarme los brazos porque así no os puedo mamar vuestras pollas y que se pongan un condón si me la quieren meter.
Me puse de rodillas en medio de ellos, me daban golpecitos con sus pollas erectas contra mi cara con la intención de que se las chupara. Agarré la polla de uno de los tíos y la mamé. Mientras la mano de otro me sobaba las tetas fuertemente, alternaba de polla lamida cada poco tiempo. Estos brutos cogieron la costumbre de empujar cada vez que la chupaba para que sus vergas entraran lo más profundo de mi garganta, la saliva recubría mi pecho y parte había caído en mis muslos y parte del suelo.
Había perdido la noción del tiempo cuando uno de ellos me tomó de la cintura y me subió para tirarme sobre la cama. Allí estaba yo tumbada boca arriba y con las piernas separadas viendo como tres tipos del este me rodeaban con sus pollas rígidas sin que pudiera escapar de la follada que me esperaba.
No estaba sufriendo, pero prefería que se acabara todo rápido para volver a recuperar el control sobre mi vida, así que les provoqué moviendo mis caderas y tocándome las tetas lascivamente.
Uno de ellos se puso un condón y se abalanzó sobre mi, me pasó su glande por mi raja varias veces explorando mi lubricación, hasta que harta de tanta espera y para evitar que esto se prolongara en exceso, le cogí la polla y me la metí dentro. Yo movía las caderas para provocar su orgasmo.
Dimitri me metió su polla en mi boca y la volví a lamer . Después de un rato el tío que tenia encima salía de mi coño, vi como se quitaba el condón lleno de semen dejándolo en la mesilla con un nudo. Después, el otro tipo hizo lo mismo y me comenzó a penetrar. La polla de Dimitri me dificultaba gemir de placer, sobre todo cuando noté como el tipo daba las envestidas características de estar corriéndose dentro de mi coño. Finalmente Dimitri me pidió que me pusiera a cuatro patas mirando al ordenador que tenia en la mesa en frente de la cama, y después de ponerse uno de los condones que tenia en mi bolso, me ensartó su polla. Me cogió del pelo y tiro con fuerza hacia atrás por lo que di un festín visual al resto de los tipos, con mis pechos moviéndose libremente al ritmo de las metidas de Dimitri que acabó corriéndose también dentro de mi.
La situación que vivía y la intranquilidad que tenia no me permitieron que llegara a un orgasmo, temía que me hicieran algo malo, y en cuanto acabaron de correrse comprobé que había pasado una hora y cuarto, mas de media hora de lo contratado. No dije nada, me vestí.
- Ya que te vas no olvides los condones que están en la mesilla y tíralos cuando bajes.
No quise discutir en absoluto, los cogí , vi que estaban anudados, eso si llenos de semen y los metí en el bolso. Me marché de allí.
Llegué a casa a las 19:30, estaba cansadísima, no lo había pasado mal, pero tampoco había disfrutado del todo porque estaba muy tensa y con mucha incertidumbre de lo que tres tíos desconocidos podían hacerme en un piso de un edificio en el que nadie habría salido en mi ayuda.
Me llamó una amiga y salí un rato a tomar un café, hablamos de temas triviales, desde luego, no le dije nada de mis aventuras sexuales y las 22:30 ya estaba de nuevo en casa, tras cenar me metí en la cama solo con unas braguitas debido al calor.
A las dos de la madrugada me desperté excitadísima, debía de haber tenido sueños húmedos, tal vez ocasionados por la fuerte experiencia sexual de la tarde que no se resolvió con un orgasmo. En ese momento recordé que no había tirado los condones de los tíos que aún estaban en mi bolso que dejé en la cómoda de mi habitación.
Los saqué, la verdad es que menudas corridas habían tenido, porque había una gran cantidad de semen en su interior. La imagen del semen me evocó la follada con el chico de la mañana que acabó con una corrida dentro de mí a pelo y me calenté de tal manera que me tuve que masturbar.
Me quité las braguitas, que era la única ropa que llevaba esa noche, y pensando en la follada de la tarde con estos tres macarras me metí dos dedos de una mano en la vagina mientras con la otra acariciaba hábilmente mi clítoris. Los macarras me follaron con condón porque tenían miedo de que les pudiera pegar algo por lo que deduje que no debían de tener ninguna enfermedad que me pudiera preocupar. Seguí masturbándome.
En un momento de delirio sexual me metí dentro del coño uno de los condones, mi delirio aumentaba, así que saqué el condón que ya estaba lubricado por mis flujos, y deshice el nudo para volver a meterlo dentro de mi coño por la parte abierta. Sujeté el depósito del condón con una mano y con la otra puse el condón entre el dedo índice y corazón para arrastrarlos por el latex hasta que toparon con mi vulva. Terminaba de inseminarme con el semen que había dentro. No me preocupaba porque ya tenía que tomar la pildora postcoital. Parte del semen se escurrió por una de mis ingles.
El segundo condón lo vertí sobre mis pechos esparciendo el semen, el tercero ya a punto de correrme lo verti en mi boca y cuando estaba teniendo un orgasmo bestial me lo tragué. Había sido un día muy largo y por la mañana tenia que trabajar en la agencia de viajes.
Me levanté a las siete y media, me duché, aun seguía excitada, miré las llamadas en el teléfono que anuncié y comprobé que había tenido cuatro más.
Mientras estaba trabajando recibí una llamada en el teléfono de la agencia
- Bea, sabemos lo que haces, y queremos que trabajes para nosotros- Colgaron.
Me quedé helada.
Continuará