La curiosidad de Eva

Su curiosidad era cada vez mayor, y se puso a cuatro a patas sin darse cuenta, la excitación le invadía todo el cuerpo.

Se llama Eva, tiene 22 años, 1.68 de altura, morena con una melena larga, un buen cuerpo y unas tetas bastante grandes. Trabaja en unas oficinas como admnistrativa. A pesar de ser muy atractiva, su timidez hace que, a pesar que en las discotecas los hombres se la comen con los ojos, no suele tener sexo de una sola noche. No es virgen, ya que ha tenido varios novios.

En su trabajo, los hombres la piropean y le hacen miles de proposiciones, a las que ella siempre se niega. Tiene fama de estrecha entre sus compañeros de trabajo, y realmente lo es.

Últimamente, se sentía bastante caliente, suponía que era porque llevaba bastante tiempo sin tener sexo. Hace unos meses, sorprendió al que era su novio, en la cama con una amiga, ya que ella no accedía a las peticiones sexuales de su novio.

Como decía, llevaba unas semanas muy caliente, cada noche se pajeaba en su habitación, pero los últimos días comenzaba a excitarse en el trabajo, ella misma se sorprendía mirando los paquetes de sus compañeros, intentando imaginar quién estaba mejor dotado, se notaba el chocho mojado y acudía a los lavabos de la oficina a pajearse. Pero la calentura era cada vez mayor.

Un día que acabó muy tarde en el trabajo, cogió el mismo camino de siempre para llegar al metro. Siempre cogía una calle principal, en la que durante todo el día había mucha gente, a pesar que le costaba más tiempo, sino tenía que pasar por unos callejones muy solitarios y oscuros,pero al ver que era tan tarde, decidió ir por los callejones. Estaban muy oscuros, apenas tenian farolas, y la mayoría no funcionaban, y un olor muy fuerte por las basuras acumuladas en el suelo. Caminaba con rapidez, de repente escuchó unos gemidos de mujer, provenían de una ventana a ras del suelo, al asomarse vio que era un sótano, y encima de una mesa abierta de piernas, una mujer a la que le estaban chupando su coño, los gemidos eran de placer. Eva tuvo que agacharse un poco para ver mejor la escena, empezaba a excitarse, su chocho se estaba humedeciendo, empezaba a morderse los labios y sus manos comenzaron a bajar hacia su sexo. De repente escuchó un ruido que provenía del fondo de la calle, y salió corriendo de allí. Durante el viaje en el metro, no paraba de pensar en lo cachonda que se había puesto, y estaba deseando llegar a casa y desfogarse.

Los días siguientes, se los pasaba recordando aquella escena. Pero no se atrevió a pasar más por aquel callejón. Hasta que un día, que se le hizo tarde en el trabajo, decidió volver a aquel callejón, pasaré rápido,miraré un poco y me largo- pensó para ella misma.

Entró en aquel callejón, se le hizo más oscuro que la última vez, al llegar a aquella ventana, volvió a escuchar aquellos gemidos, se acercó poco a poco a la ventana y se agachó para mirar hacia dentro. Allí estaba la misma mujer, pero el hombre no era el mismo, la estaba embistiendo con mucha fuerza, mientras ella disfrutaba.

Eva se estaba poniendo muy cachonda, su coño se estaba mojando, su curiosidad era cada vez mayor, y se puso a cuatro a patas sin darse cuenta, la excitación le invadía todo el cuerpo. Sus manos comenzaron a desabrochar los botones de su camisa, y se estaba acariciando los pechos por encima del sujetador.

Pero Eva no sabía que la escena estaba siendo observada, un vagabundo que estaba recogiendo cosas de la basura, se encontró con aquella visión. Era un tipo asqueroso, vestido con arapos sucios y rasgados, su piel era oscura de sucia que estaba, en la boca resaltaban sus dientes negros, y su cuerpo desprendía un fuerte olor entre sudor y basura. El tipo permaneció viendo a Eva tocándose los pechos, mordiéndose los labios por el placer. Ella estaba ensimismada viendo a aquella pareja follando. Entonces sus manos comenzaron a bajar hacia su coño, se levantó un poco la falda, lo que dejó su culo a la vista del vagabundo. Se acariciaba su rajita por encima de sus bragas negras de encaje, ya tenía la camisa medio quitada. Echaba a un lado sus braguitas para acariciarse directamente su coño, que ya estaba mojadísimo.

El vagabundo se estaba pajeando lentamente viendo aquella escena, pero pensó que no era suficiente, así que intentando hacer el menor ruido posible, se acercaba hacia Eva, que estaba demasiado ocupada metiéndose los dedos, como para darse cuenta que alguien la estaba viendo en aquella situación. Cuando ya estaba a un metro de ella, Eva se dio cuenta que había alguien detrás suyo, pero estaba tan excitada, que no podía parar de tocarse, dejaría que aquel tipo siguiera mirando. Pero el vagabundo no quería solamente mirar, así que alargó su mano y pasó dos dedos suavemente por su culo, llegando al coño de Eva por encima de sus bragas.

-mmmmmm....- A Eva le salió un suspiro de placer, entonces el vagabundo viendo aquello, decidió tocar su coño por debajo de las bragas. Eva se manoseaba sus pezones, que ya estaban durísimos. Entonces quiso saber como era el hombre que la estaba dando placer, al girarse vió aquel tipo tan asqueroso, al principio puso cara de asco, pero estaba tan cachonda, que decidió seguir.

El vagabundo percató que aquella noche iba a darse un festín. De un fuerte tirón le rompió las bragas, arrancándoselas, y dirigió su boca hacia el coño de Eva, le chupaba su raja y su culo.- Siiiii,mmmmmmm- A Eva sólo le salían gemidos de placer. El hecho de que aquel vagabundo tan sucio y maloliente le estuviera lamiendo el coño, le daba una sensación extraña de asco, pero a la vez una excitación intensa, que hacía que su raja estuviera mojadísima.

Aquel tipo le levantó la falda hasta la cintura y le arranco la blusa, la tenía a cuatro patas, toda para él. Siguió lamiendo el coño, hasta que Eva tuvo su primer orgasmo:

mmmmm,sigue,sigue...-.

Se bajó la cremallera del pantalón y saco su polla tiesa como una barra, empezó a jugar con su punta acariciando la entrada del coño. –Ahora te la voy a meter perra,te voy a follar,puta- Aquellos comentarios ponían más caliente a Eva. En ese mismo momento, se la metió de un solo golpe, cosa que no fue difícil, ya que Eva tenía su raja muy lubricada a esas alturas. Bombeaba lentamente, disfrutando de aquel momento, se agachó y le sacó los pechos por fuera del sostén, mientras los manoseaba, su polla entraba cada vez con más ritmo.

fóllame, cabrón, métemela entera- Al oírla, el vagabundo empezó a embestirla con más fuerza, chocando sus testiculos contra el culo de Eva. Ella notó que el vagabundo se iba a correr, por la aceleración de sus embestidas, no quería que lo hiciera dentro, pero quería sentir su leche caliente en su interior. Al instante, el tipo, soltó el primer chorro de semen dentro de ella, al mismo tiempo que ella tenía su segundo orgasmo de la noche. Se vaciaba en su interior: -Toma toda mi leche, puta.

Había echado tanto semen, que a Eva le chorreaba por los muslos. La pareja del sótano hacía mucho rato que ya habían terminado, y se habían marchado. Después de unos minutos de descanso, Eva se arreglaba un poco la ropa para marcharse, cuando el vagabundo, no habiendo tenido bastante, le dijo:

Donde vas zorrita, vamos a terminar lo que hemos empezado- Eva se quedó parada, sin entender que quería decir aquel tipo. El vagabundo se le acercó, y de un fuerte tirón le arrancó la blusa, y luego el sostén, dejando sus pechos al descubierto, y acercó su lengua a sus pezones para chuparlos. Al principio Eva,se resistía un poco, pero con los lengüetazos del vagabundo, sus pezones volvieron a ponerse duros.

Volvió a invadirle aquella sensación de asco y excitación a la vez, ahora que le veía su boca llena de dientes sucios y negros, la besaba y le metía la lengua en la boca, su boca echaba una peste inaguantable, pero estaba tan cachonda que le devolvía el beso.

Sin que él le dijera nada, ella se agachó y comenzó a besarle la polla, que en poco tiempo se puso dura. Se la metía en la boca entera (no la tenía muy grande), mientras él la tiraba de los pelos hacia atrás y adelante, al ritmo de la mamada que Eva le estaba proporcionando. – Chupa, zorra-.

La cogió de los hombros y la puso en pie, de un fuerte empujón la puso cara contra la pared, como si la fuera a cachear. Con otro tirón violento le arrancó la falda, la abrió las piernas: -Ahora vas a sentirla en tu culo, putita-.

Eva intentó resistirse, le daba miedo que le pudiera hacer daño, nunca se lo habían hecho por el culo, pero su coño ya estaba otra vez empapado de la calentura que sentía, así que no hizo mucho más esfuerzos para detenerlo.- Si lo estás deseando, ya verás como los disfrutas...- Pero ten cuidado, no me hagas daño-le contestó.

-Uuum, parece que voy a ser el primero en disfrutar de este culito, te voy a reventar puta-. Sin más, le puso la punta de la polla en la entrada de su culo y en la primera embestida, le metió la mitad de golpe. Ella sintió un gran dolor y dio un gran grito por el dolor, el vagabundo no había hecho caso a su petición, y sin ningún miramiento en la segunda embestida se la metió entera.

Eva notaba un dolor intenso en todo su interior, las piernas le flojeaban del dolor, pero el vagabundo seguía con sus violentas embestidas, - Me haces daño, para, para, por favor-

Pero él seguía meneando su polla en su culo, al cabo de un tiempo, aquel dolor comenzaba a mezclarse con placer, Eva se aguantaba con una mano contra la pared, y con la otra se acariciaba su clítoris, hasta que se corrió: -siiiiii, reviéntame cerdo, -

Las manos del vagabundo se fueron a los pechos de Eva, manoseandolos con fuerza, hasta que su semen inundó el interior del culo de Eva, se quedó inmóvil, mientras se vaciaba en su culo.-Vaya noche zorra, espero volver a verte por aquí-le decía, cuando había terminado de vaciarse, el vagabundo se vistió y cogiendo las bragas del suelo, le dijo:

-Esto me lo llevo de recuerdo, para recordar el olor de tu coño-.

Eva se sentía tan humillada, aquel tipo tan asqueroso, maloliente y sucio, había hecho todo lo que quiso de ella, incluso le había desvirgado el culo. Pero al mismo tiempo lo había disfrutado muchísimo. Recogió su ropa del suelo, se la puso como pudo y se marchó de aquel callejón lo más deprisa que pudo.

En su casa después de haberse duchado, sentada en el sillón, comenzó a recordar aquella escena,y el morbo de recordar a aquel sucio vagabundo follándola, hizo que su chocho empezara de nuevo a mojarse, aquel morbo haría que se acordara de aquella noche par siempre. A partir de aquel día, aquella chica tan estrecha, se convirtió sin darse cuenta en una puta, y realizó sus más oscuras fantasías, que jamás pensó que tenía en su mente.

Quizá algún día las contaré para todos vosotros.