La cuñada

¿Por qué no podemos acertar a la primera, con esa persona que nos entiende y con la que nos compenetramos? Posiblemente, porque necesitamos elegir mal para distinguirla.

Oí el timbre de la puerta, era sábado y demasiado pronto para que nadie me visitara, apenas las 10 de la mañana, en pelotas como suelo dormir pero cubierto con una bata abrí. Allí estaba Sara con su bella sonrisa, me quede desconcertado pues hacia como tres meses que no nos veíamos y no reaccione hasta que me dijo.

¿Me dejaras entrar o también te has divorciado de mí?

Me hice a un lado y la deje pasar

, recordando que había enviado un e-mail a todos mis contactos, comunicándoles mi nuevo domicilio. Fuimos hacia el salón y mis pensamientos se perdieron entre los recuerdos, y me pareció oír la voz de Raquel.

¡Ven

Omar! y dime que te parece esto que he comprado.

Al entrar

a la habitación vi a Raquel con un conjunto que la hacia aún más bella si es que eso era posible, un tanga color carne prácticamente transparente, donde se clareaban las dos pequeñas tiras de bello que adornan la entrada a su cueva, un sujetador que realmente solo sujetaba, pues era más pequeño que los de media copa que empleaba en ocasiones, este mostraba sus empitonados pezones a través de una especie de capa, anudada al cuello y también transparente del todo.

No lo dudé

, y comencé a besarla como a ella le gusta, comiéndole literalmente la boca, mientras mis manos recorrían su cuerpo, pero sin sacar nada de lo que lo adornaba, tampoco hacia falta pues sé que le encanta que la bese, es como decía ella al igual que el baile, “la manifestación vertical de un deseo horizontal” y solo con ello se mojaba de tal forma, que en ocasiones no necesitábamos ningún otro preliminar, para pasar directamente a ponerla en cuatro que es como le encanta que la folle.

Siempre le gustaron los extremos, el sexo duro era su gran pasión, bueno eso y Margarita, una amiga muy especial que tenia ya antes de conocernos, con la que mantenía relaciones sexuales y que dejó muy claro

desde el principio para evitar equívocos, que no pensaba dejar por nada ni nadie. Acepte la situación y nos convertimos en una pareja abierta donde todo funcionaba muy bien. Apenas habían pasado unos segundos cuando oí la voz de Sara.

¿Qué es lo que te sucede? Pareces estar en otro mundo. Disculpa que no te haya visitado antes, pero después de mi separación, decidí tomarme todas las vacaciones que tenía acumuladas y he llegado esta madrugada desde Brasil, por e-mail y teléfono he sabido algo de lo sucedido en mi ausencia, pero quería verte ahora que eso

ya es posible.

Seguía sin entender nada, cuando de pronto me preguntó si podía echarse un rato y contrarrestar un poco el jet lag.

Después ya charlaríamos si la invitaba a comer cuando se despertara.

Le ofrecí mi única cama diciéndole que la encontraría caliente, si lo prefería podíamos cambiar la ropa, me sonrió mientras negaba con la cabeza, desabotonándose la blusa entro en la habitación. Me senté en el sofá, mientras la cafetera hacia lentamente su trabajo y recordé la primera vez que la vi, hacia ya de eso cinco años, poco después de comenzar mi historia con Raquel.

Una criatura preciosa, alta de 1.73 con una hermosa cabellera negra que le llegaba hasta media espalda, los enormes ojos negros que parecían pozos, adornaban una preciosa cara con labios muy rojos carnosos y apetecibles, completado por unas pequeñas orejas de las que pendían unos lindos lóbulos que invitaban ser besados. El pecho talla 90 encaja muy bien en el conjunto, completado por un culo compacto y nada voluminoso, bajo una fina cintura de apenas 60 cm y unas caderas que rondarían también los 90 cm, casi se puede decir que las medidas estándar de una tía buena, además las torneadas piernas, en las que por alguna razón nunca había visto trazas de bello.

Me sacó

de esa recreación tan agradable, el ruido de la cafetera que expulsaba los últimos restos de vapor y además me llego el aroma humeante.

Me

serví una taza y poco después apareció Sara en bragas y sujetador, se sentó junto a mi en el sofá y tomo de mis manos la taza del café y soplando se la fue tomando, entonces sonriendo me dijo.

Si el café provoca insomnio y no puedo dormir, tom

are café para poder dormir.

Dicho esto se levantó y marcho a la habitación otra vez,

yo seguía con mis ensoñaciones, en este caso recordé como poco después de que empezáramos Raquel y yo, ella había conocido al que poco después fue su pareja, nosotros nos casamos dos años después, ella me vaticino en privado que no saldría bien, pero sin ninguna mala fe, tan solo porque intuía que algo se interpondría entre nosotros.

Fue a mi, a la persona que avisó la primera vez que su compañero la agredió, y cuando me encaré con él y me dijo que no era asunto mio, le recordé que era mejor que tratara conmigo que con “nuestro suegro”, que es cazador y soluciona esas cosas de otra forma. Tardo unos seis meses a repetirse el episodio y en ese caso llegamos a las manos, le di palos hasta en el forro de los cojones, porque como sucede siempre en esos casos, son muy valientes con las mujeres, pero unos auténticos cobardes.

que Sara me llamaba, cuando me asome a la puerta, estaba de lado en la estrecha cama que estaba destapada palmeándola detrás suyo me dijo.

Acuéstate

a mi lado y acúname un poco, siempre has sido muy bueno conmigo, selo una vez más y veremos si me duermo, tu presencia siempre me tranquiliza.

Cerró

los ojos y se desperezó, me aproxime por detrás suyo y sacándome la bata quede desnudo. Me acomode como pude en la cama individual, para lo cual pase un brazo bajo su cuello, tomo la mano y la bajo hasta su pecho, entonces note su otra mano como me agarraba la verga que ya estaba en pie de guerra y la guiaba a la entrada de su cueva, sobraban las palabras pues los hechos lo decían todo, fui penetrándola sin violencia, como si estuviera realmente embrazada, soy consciente que en esa posición, mis movimientos solo llegaban a la mitad de lo posible, pero pronto comenzó a estremecerse.

Susurro mi nombre, con una sensación de paz que me emociono, seguí

insistiendo y a cada empujón mio, había una replica por su parte, tratando de acoplarse para que llegara más profundo, pero no existen los milagros, “La cuchara” es una postura muy cómoda para ambos, pero limitada en el alcance de la penetración, con la mano que tenia libre llegue a su clítoris que fui acariciando, hasta que una explosión de júbilo se apodero de los dos, ya que sus continuos espasmos unido al hecho, de que hacia más de dos meses que no tenia ningún tipo de sexo, me permitieron proporcionarle un eyaculación exagerada y quizás algo prematura.

Nos quedamos inmóviles los dos, incluso la mano que acariciaba su pecho la deje quieta cubriéndolo pero en reposo. Poco después noté como su respiración se hacia estable, instantes después llegue a percibir un leve ronquido, se había dormido y me estaría quieto a su lado hasta que despertara, nunca antes habíamos tenido más que una bonita amistad, era la hermana de la que fue después mi esposa, solo que eso ya había terminado, los dos éramos libres y me quede recordando la ultima vez que la había visto.

Fue a cuento de su pareja, me avisó para que fuera a verla, tenia un ojo morado y cardenales por todo el cuerpo, había sido una paliza en toda regla, incluso me mostro uno de los pechos y le recomendé que

la visitara un medico amigo mio, que no pondría la denuncia a la que están obligados por ley cuando existen indicios de violencia de genero.

El muy cobarde, le juró a Sara que nunca más se repetiría eso, pero en medio de mi divorcio con Raquel lo hizo otra vez, en esta ocasión no tuve contemplaciones, a mi natural mal humor se unió la tensión que tal situación generaba, solo le di una bofetada para que me prestara atención y le hice una promesa. Si lo veía alguna vez en el futuro, seria yo quien pediría una escopeta y no lo mataría, tan solo le volaría los genitales y lo dejaría parapléjico. Y si iba a la cárcel por ello, seguro que los demás presos me dirían “Olé”.

Pasaban de las tres de la tarde cuando comenzó

a moverse, callé esperando su reacción, esperaba que no pensara que me había aprovechado de ella, algo que cruzo por mi mente, ya que estaba muy hecha polvo cuando llegó, pero me tranquilizo cuando tomo mi mano, la que tenia sobre su pecho y la beso, después me dio las gracias y me preguntó entre risas, como podía darse la vuelta sin caerse de la cama.

Tal como estaba detrás suyo, pase mi brazo libre sobre su estomago rodeando su cuerpo, entonces la hice girar y en un par de movimientos quedamos encarados, con su risa contagiosa me miraba a los ojos,

cerré su boca con mis labios y no recordaba nada tan dulce, nos besamos hasta que note que tenia la verga otra vez en ristre, también ella lo notó y en este caso ya no preguntó nada.

Simplemente se bajo de la cama y me dijo que me pusiera en medio, se subió con una pierna a cada lado de mi cuerpo y fue bajando hasta quedarse clavada, entonces tomo mis manos y las llevo hasta sus pechos, sujetándolas con las suyas sobre las mías comenzó una lenta follada, en cada movimiento me hacia ver que era importante para ella, también en esta ocasión llegamos juntos o eso me pareció, pero lo cierto es que veía luces multicolores.

Se derrumbó sobre mi pecho sin haber salido de mi, en esa postura besaba mi cuello mientras acariciaba mi torso. Al rato fuimos al baño y tomamos una larga ducha, cuando salimos, mientras nos vestíamos para ir a comer algo aunque ya era media tarde, le pregunté por el equipaje, y me dijo que estaba en el guardamuebles, donde tenia todo lo demás desde que salió del apartamento que compartía con su EX.

Solo había llegado con una bolsa de mano pequeña, entonces me preguntó.

Definitivamente, lo tuyo con Raquel ¿Se termino del todo? Según me dijo la ultima vez que chateamos, le rondaba la idea de

plantearte volver, pero creo que eso esta difícil.

Estoy seguro que una mueca se formo en mi rostro cuando le respondí.

Se terminó

y lo sabe, lo de Margarita es algo que acepté de entrada, no es algo que me importe, no es engaño cuando se tratan las cosas, y decidimos de común acuerdo mantener la mente abierta, y tener otras personas con quien relacionarnos sexualmente, pero es que lo que hizo de contarlo en casa fue una estupidez, a tus parientes los conoces mejor que yo y sabes que seria una situación del todo insostenible.

Me tomo una mano y preguntó.

¿Yo podría instalarme aquí contigo? Desde que te conozco te tengo ganas, siempre me has ayudado y parece que nos entendemos

. Si antes no hice nada por aproximarme a ti, solo fue en gran medida por “respeto” hacia mi hermana, desconocía esa faceta, suya que supo ocultar muy bien, pero si lo prefieres, seré una follamiga más entre las que tengas, al menos concédeme eso por favor

.

Me

costó poco responderle.

No tengo inconveniente en que te instales aquí, además ya no tengo

“amigas” de esas, en cuanto deje de ser un hombre comprometido se asustaron, y desaparecieron como por arte de magia. Me costa que tu tampoco tenias a nadie y que los celos del cerdo que elegiste eran del todo infundados ¿Me equivoco?

Con sus ojos fijos en los

míos me respondió.

¡No! Nunca he tenido más que una relación al tiempo, y si me aceptas seré lo que mi hermana no ha sido capaz de ser, mujer solo por y para ti.

Pasé

un brazo por sus hombros y salimos a la calle, camino de un restaurante cercano le dije que el lunes teníamos que ir a buscar, una cama más grande y sus cosas al guardamuebles, al menos el equipaje y lo que estimara conveniente.