La culpa fue del juego de La Botella

Para cuatro amigos, gracias a una aplicación de móvil, lo que empezó siendo una cena de fin de curso acabó siendo una fiesta sexual. Infidelidad, tríos, voyerismo, morbo, sexo oral, sexo anal...

Antes de comenzar el relato, quiero agradecer que estés aquí leyéndolo.

El comienzo

Al acabar el curso, todos los compañeros de clase decidimos hacer una cena de despedida. Todos parecían estar más o menos de acuerdo con la idea, pero llegado el momento sólo acudimos cuatro: Valentín, César, Laura y yo, Elena.

Laura y yo nos conocíamos desde hacía bastante tiempo y éramos buenas amigas. A los chicos los conocimos un año antes, al comenzar las clases. Sin embargo, aparte de ser compañeros, se cuajo una buena amistad entre nosotros.

Todos teníamos pareja, excepto César. César era un chico de 1.75 de altura aproximadamente, delgado, ojos marrones, pelo castaño y corto… Podríamos decir que tiene el aspecto de un chico normal. Valentín era un poco más alto, pero físicamente muy parecido, con el pelo un poco más largo, pero también con los marrones. Ambos eran muy buenos chicos, la verdad, en clase siempre estaban atentos para que nos faltaran apuntes o para decirnos la fecha de algún examen. Además, eran un año mayores que nosotras (21 ellos, nosotras 20).

Laura tenía el pelo marrón oscuro, rizado, y media melena, un poco por debajo de los hombros. De ojos marrones y una altura de 1.65 aproximadamente, tenía un tipo estupendo, delgadita y con unos pechos bastante generosos.

Yo soy castaña también, tengo una melena larga y lisa que me llega casi hasta el culete, y los ojos de un tono verdosos. No soy muy alta (1.63), y no tengo el mismo tipín de Laura, pero tampoco soy una chica gordita, estoy justo en algo intermedio entre delgada y gordita.  De tetas no me quejo, uso una talla 95 muy bien puestas.

La cena

A la hora acordada, nos encontramos los cuatro en el lugar indicado. Valentín nos recogió en su coche y fuimos a un centro comercial, pues allí encontraríamos una gran variedad de restaurantes y zonas de ocio. Valentín iba con una camisa, vaqueros y zapatillas, mientras que César llevaba una camiseta en lugar de una camisa. Laura llevaba una camiseta con unas ligeras transparencias que dejaban ver ligeramente sus pechos y su sujetador, junto con unos vaqueros y unos botines con un pequeño tacón. Por mi parte, yo iba con una camiseta de tirantes con un pequeño escote, unos leggins y botas.

Llegamos al centro comercial y dimos una vuelta por las tiendas de allí. Cuando llegó la hora de cenar, decidimos ir a un sitio de comida rápida porque gusta a todos y además económicamente no es que podamos permitirnos grandes lujos.

La cena transcurrió normal, hablábamos, reíamos, comentábamos cosas de tal compañero o profesor o recordábamos anécdotas del año. Al acabar, propusieron ir a la bolera y jugar un par de partidas a los bolos y al billar. Era una pena que sólo fuéramos cuatro personas, pues lo podríamos haber pasado genial y el ambiente era magnífico.

La propuesta

Al terminar las partidas de billar (que perdimos nosotras, por cierto), cogimos el coche para volver a casa. Ellos iban delante y nosotras detrás. Ya de camino, César propuso (V: Valentín; C: César; L: Laura; E: yo, Elena):

-          C: Aprovechando que no hay clase mañana podríamos tomar algo en alguna heladería o pub cerca de casa ¿os parece?

-          L: Yo es que no tengo mucho dinero César…

-          E: Yo igual…

-          C: Pues vaya… Para una vez que salimos así los de clase… aunque seamos cuatro… jajaja.

-          V: Hombre, si queréis podemos ir a mi casa, que mis padres se han ido de finde al pueblo y tengo la casa sola. Tengo una botella de ron, sería comprar unos vasos, limón y hielos… O bueno, cogemos la botella y vamos a un parque, como queráis.

-          C: Ey, pues no es mala idea, algo es algo. Por mi sí, tío. ¿Os animáis chicas?

-          L: Bueno venga, eso sí.

-          E: Claro, no voy a ser yo la única que se vaya a casa jaja.

Cerca de donde vivía Valentín, había un chino y compramos allí el limón para preparar los cubatas con el ron, vasos y hielos.

Maldito alcohol

Una vez ya acomodados en casa de Valentín, los dos chicos fueron a la cocina a preparar las bebidas mientras nosotras esperábamos en el salón sentadas en el sofá. Llegaron los chicos con las bebidas y comenzamos a beber. El ambiente era igual que en la cena, hablábamos, reíamos y bromeábamos, pero conforme nuestro cubata iba bajando, el ambiente en ese salón parecía estar más caldeado (o eso me parecía a mí) y las tonterías que hacíamos y decíamos iban a más.

Al acabar todos el primer cubata, Valentín sugirió:

-          V: ¿Os apetece jugar al Just Dance en la Wii? (para quién no lo sepa, Just Dance es un juego de baile)

-           E: ¡Vale! Llevo mucho tiempo queriendo jugar, que aún no lo he hecho (todos aceptamos jugar).

-          V: Bien, pues como solo tengo dos mandos para poder bailar todos con todos iremos alternando las parejas. César, ponte otra ronda de bebidas mientras preparo esto y adecento el salón para jugar bien.

Cuando todo estuvo preparado y de nuevo los vasos llenos, los primeros en bailar fueron César y Valentín. Después nos llegó el turno a nosotras. Apostaría que se deleitaron bastante viéndonos mover el culo y las caderas con el juego, ya que se el sofá estaba justo detrás de nosotras.

Después de unos cuántos bailes (algunos con pequeños roces) más donde cada vez íbamos alternando las parejas, estábamos bastante cansados y nos tomamos un descanso. Debían ser las dos de la mañana y nuestros vasos de nuevo estaban vacíos.

-          C: ¡Ah chicos, mirad que aplicación encontré el otro día en el móvil!

César sacó su móvil y nos la enseño. Consistía en el típico juego de la botella, en el que aquella persona que la botella señalara debía escoger entre realizar una pequeña prueba o responder a una pregunta atrevida. El juego estaba bastante bien, ya que podías elegir cuántos jugadores iban a jugar, etc…

-          C: ¿Jugamos? Puede estar bien y así nos reímos un rato jajaja.

-          V: Venga vale, a lo loco, sin pensarlo jaja.

Laura y yo no estábamos muy convencidas, pero al final accedimos, ya que parecía un juego muy inocente y total, no pasaba nada por pasar un buen rato y reírnos mientras contestábamos a las preguntas que nos fueran formulando.

-          C: ¡Perfecto! Pues nos podemos sentar en la mesa grande de tal forma que estemos intercalados: chico – chica – chico – chica.

-          V: Vale, pero chicas id despejando la mesa mientras César y yo preparamos una nueva ronda de bebidas.

-          C: Sí, y sólo una cosa más: para hacerlo más interesante, vamos eligiendo reto, verdad, reto, verdad y así. Y Hay que hacer y contestar a todo.

Todos aceptamos. Laura y yo despejamos la mesa y mientras los chicos estaban en la cocina, Laura me dijo:

-          L: Elena, estamos locas…

Comienza el juego

Al principio el juego tiene pruebas muy suaves como besar a alguien en la mejilla o preguntas como a qué edad fue tu primera vez o el lugar más raro donde has hecho sexo. Claro, todo es una trampa para ir calentando poco a poco a los jugadores mientras realizas las pruebas y contestas a las preguntas.

Pasaron los minutos y se fue animando la cosa. A Laura la tocó morder a Valentín en el cuello, Valentín a su vez tuvo que quitarse la camisa, mientras que Carlos tuvo que estar 10 minutos tocándose la entrepierna. Llegó de nuevo mi turno.

Hacer camiseta mojada.

Los chicos empezaron a reírse y yo quería que la tierra me tragara. Pero un trato es un trato y había que hacerlo. Le pedí una camiseta a Valentín para no mojar la mía y me dio una (encima blanca). Me levanté para ir al baño y antes de que cerrara la puerta Laura dijo:

-          L: Las camisetas mojadas son sin suje ¿eh?

-          C y V: ¡Eso, eso!

Cerré la puerta y me quité mi camiseta y el sujetador. Me puse la que me dejo Valentín y abrí el grifo. Cogí agua con las manos y empecé a mojar poco a poco la camiseta, Poco a poco se empezaban a notar los pezones, un poquito duros. Oía que me gritaban que saliera ya y salí. Note como los chicos, entre risas, no quitaban la vista de mis tetas, y Laura no dejaba de reír.

Me senté y seguimos jugando. Tras unas cuantas pruebas y preguntas más, César ya estaba sólo con los calzoncillos (se le notaba bastante la erección), Laura en sujetador y con los pantalones, Valentín sin la camisa, pero con los vaqueros y yo seguí con mi camiseta mojada y en tanga, ya que en una de las pruebas, Valentín me tuvo que dibujar lo que quisiera en el culo y ya quedarme sin los leggins.

El juego se desmadra

La siguiente de mis pruebas fue hacer un baile sexy.  Los chicos disfrutaban del baile, mientras yo, muerta de vergüenza, movía las caderas lo mejor que podía. Turno de César. Todos leímos. Acaricia el sexo de una persona con los pies. Yo era la más accesible para él, ya que estábamos sentados uno frente al otro. Estiró el pie y empezó a tocarme el coño, tan sólo protegido con el tanga. Tras un ratito jugueteando, paró, pero me dejó bastante excitada.

En el siguiente turno de Valentín, le tocó hacerse una foto desnudo y luego enseñarla. Se fue al baño y al volver (volvió ya en calzoncillos), la enseñó. Pude ver como bajo esos vaqueros escondía una polla bastante interesante.

Turno de Laura. Mastúrbate frente a todos . En ese momento los chicos se pusieron una mezcla de nerviosos (ya me entendéis) y contentos. Yo me lo tomé como una especie de venganza por lo que había gritado de que me tenía que quitar el sujetador cuando la camiseta mojada. Se levantó y comenzó a quitarse los pantalones, después se quitó el sujetador y por último bajo su tanga. Separó un poco su silla, se sentó en ella abriendo bien las piernas y empezó a tocarse el coño. Terminó introduciéndose un par de dedos, mientras con la otra mano se tocaba las tetas. Pude ver como los chicos se tocaban ligeramente la entrepierna, no sé si como forma de masturbación o para ocultar lo cachondos que estaban. La verdad es que el ambiente no podía ser más morboso.

Cuando terminó,  le llegó el turno a Valentín. Imita con alguien el sexo de un animal. Me eligió a mí (no sé por qué) y como animal eligió al perro. Me coloqué a cuatro patas donde antes estuvimos jugando a la Wii y él se puso tras de mí. Me empezó a dar pequeñas embestidas, que de no ser por mi tanga y sus calzoncillos, hubieran sido penetraciones.

¿Juego? ¿Quién dijo juego?

De nuevo turno de Laura. Quita con los dientes la ropa de la persona de tu izquierda. Cogió  a César de la mano y se pusieron en medio del salón. Se puso de rodillas y agarró los calzoncillos de César con los dientes. Comenzó a bajarlos poco a poco, hasta que la polla de César salió despedida, quedando completamente desnudo. Era evidente que estaba muy cachondo y que en ese salón cada vez había más ganas de follar.

Turno de César. Acaríciate con alguien a oscuras durante 5 minutos. Eligió a Laura, la cogió de la mano y se fueron a la habitación de Valentín. Valentín y yo nos miramos y empezamos a reírnos.

-          V: ¡Madre mía, se nos ha ido de las manos! Jajaja.

-          E: Ya ves, yo no pensaba que esto sería así jajaja. Anda que menudas pintas tengo.

-          V: No ni yo, pero bueno ha estado divertido. ¿Pintas? Para nada, a mí no me lo parecen ¿eh? Jajaja.

-          E: Jajaja, sí son pintas, sí. Por cierto, ya han pasado cinco minutos y estos no salen…

-          V: Anda, es verdad jajaja.

En ese momento escuchamos a Laura empezar a gemir. No sabíamos si era broma o si César sólo la estaba masturbando o ya se la estaba follando. Volvimos a reírnos.

-          V: ¡Ala, ala, ala! Pero que es mi habitación jajaja. Bueno ¿y tú y yo qué? ¿Ponemos el juego este para dos jugadores a ver si sale lo mismo?

-          E: Jaja venga, vale.

Pusimos el juego para dos y la botella me eligió a mí. Con tus dedos, imita una mamada .

-          E: ¿Con mis dedos? ¿En serio?

-          V: Jajaja eso parece…

-          E: Es que voy a parecer una niña de tres años jaja.

En ese momento, Valentín se levantó y se puso a mi lado. Empezó a bajarse los calzoncillos, hasta que dejo su polla a escasos centímetros de mi cara.

-          V: ¿Con esto te parece mejor?

Asentí con la cabeza y se la agarré. Empecé a lamerla desde los huevos hasta la punta. Al llegar arribe, lo mismo pero hacia abajo. Jugueteé un poco con mi lengua y sus huevos depilados y tras eso, comencé a metérmela poco a poco en la boca. Centímetro a centímetro, iba penetrándome, hasta que comencé a sacarla. Valentín puso sus manos en mi cabeza y al notarlas aumenté el ritmo de la mamada. Me la saqué de la boca y fuimos al sofá. Antes de ponerme de rodillas frente a él, me termine de quitar la camiseta, dejándome las tetas al aire y estando solo con el tanguita. Me puse de rodillas a su lado sobre el sofá y comenzó a comerme las tetas. No paraba de tocármelas, dar lengüetazos a los pezones y pegarme pequeños mordisquitos. Me puse de rodillas, en el suelo, frente a su polla y me la volví a llevar a la boca. Estuve mamándosela un buen rato, quería disfrutar de esa polla. De repente sonó mi móvil. Sin sacármela de la boca, me acercó el teléfono Valentín. Era un Whatsapp de mi novio, que se iba ya a dormir y que me lo pasará bien. Con la polla de Valentín aún en la boca le di las buenas noches y le dije que no tardaría en ir a casa, que estábamos tomando algo en una pub.

-          V: ¿Qué pasa?

-          E: Nada, mi novio, que se va ya a dormir.

-          V: ¿Eso significa qué puedo follarte?

-          E: Sí, pero despídete tú también de tu novia jajaja.

-          V: Lo hice mientras estabas en el baño mojándote la camiseta jajaja.

Se levantó Valentín y me cogió de la mano. Fuimos a la habitación de sus padres y cerramos la puerta. En la suya seguían oyéndose los gemidos de Laura, cada vez más fuertes.

-          V: ¿Hacemos en condiciones la posición del perrito de antes?

-          E: Vale…

Me puse a cuatro sobre la cama y noté como Valentín bajaba mi tanga, para dejar al descubierto mis dos agujeritos. Se puso un condón y empezó a deslizar su polla por mi rajita hasta que encontró el agujerito, que no dudó en taladrar. Agarrado a mis caderas, empezó a aumentar el ritmo de la follada. Coloqué la cara sobre el colchón y empecé a gemir. Al rato escuché la puerta: eran César y Laura. Laura se sentó a mí lado y César se puso al lado de Valentín, que a pesar de la llegada de nuestros compañeros, no paró de follarme.

-          C: Menudas zorritas tenemos como compañeras ¿verdad? Quién lo iba a decir…

-          V: Ufff, ya ves tío… Mira que culo tiene Elena…

César colocó a Laura a cuatro patas, con nuestras caras pegadas. Se puso delante de nosotras, con la polla bien cerca de nuestras caras. Empezamos a darle lametones a lo largo de la polla. Valentín no dejaba de follarme. Además, con un dedito, empezó a dilatarme el culo. Me imaginé lo que pretendía al recordar que una de las preguntas que respondí en el juego fue que me gustaba el sexo anal.

Laura agarró la polla de César y se la empezó a mamar. De vez en cuando se la sacaba de la boca para ponérmela a mí delante y que se la chupara yo un poco. Si no, mientras Laura se la comía, yo le lamía los huevos. Valentín me sacó la polla del coño y me la empezó a meter poco a poco en el culo. Empecé a gemir tanto que tuve que dejar de jugar con los huevos de César y concentrarme sólo en la polla de Valentín, que poquito a poco iba ganando espacio en mi culete. Cuando me la metió entera, comenzó a sacarla poco a poco, y después volvió a empujar y a sacar aumentando el ritmo.

César se tumbó en la cama y Laura se montó encima de él, cabalgándole. Estábamos los cuatro a escasos centímetros follando… Quién nos lo iba a decir que terminaríamos así al principio de la noche…

Valentín me la sacó del culo, se quitó el condón y se la metió a Laura en la boca. Me incorporé y me senté sobre la cara de César, para que me comiera bien el coño. Noté como me lo devoraba, como pasaba su lengua por mi clítoris. En ese momento Laura se levantó de la polla de César y se sentó sobre la cama, para continuar con la mamada que le estaba haciendo a Valentín. Empecé a bajar poco a poco por la cara de César hasta que la coloqué entre mis tetas. Le dejé que jugase un poco y me las comiera y seguí bajando, rozando con mis pezones todo su cuerpo. Mis tetas empezaron a darse con su polla así que no dude en hacerle una pequeña cubana antes de cabalgarle.

Laura se tumbo bocarriba y Valentín empezó a penetrarla.  Yo me senté sobre la polla de César y empecé a cabalgarle. Empecé a botar sobre su polla, notando como entraba y salía de mi coño. César me ayudaba a seguir el ritmo con las manos en mis caderas, aunque le costaba no agarrarme las tetas, que se movían con total libertad en cada bote. En la habitación se escuchaban los gemidos y grititos que Laura y yo emitíamos en cada penetración, acompañados de la profunda respiración de ambos chicos.

Tras unos minutos en el que los dos chicos no pararon de follarnos, nos pidieron que nos pusiéramos de rodillas en el suelo. La corrida era inminente. Pusieron sus pollas frente a nuestras caras y empezaron a pajearse. Pero nosotras no íbamos a quedarnos quietas. Laura se la chupaba a uno y yo a otro. Después al revés. Les ayudábamos con nuestras lenguas, pero sin dejar de pajearlos. Y la lluvia de leche llegó. Pelo, cara, boca, tetas… Acabamos cubiertas de su semen. Y ellos extasiados.

Nos limpiamos un poco la leche que caía por nuestra cara y nos sentamos en el sofá los cuatro. No pudimos evitar reírnos. Esa maldita aplicación de móvil convirtió una cena de fin de curso en una orgía. Pero ninguno estaba descontento por eso.

Nos fuimos duchando de uno y cuando estuvimos vestidos y arreglados, Valentín nos acercó cada uno a su casa. Acordamos no comentar con nadie nada de esto pero fue una noche impresionante  entre amigos. Y por qué no decirlo, una noche muy morbosa.

PD: Gracias por leer el relato. Si te ha gustado, te animo a que escribas un comentario o me escribas por correo. Si quieres realizar el relato desde otro punto de vista, tomar la idea o a los personajes en otra situación, ponte en contacto conmigo por correo y lo hablamos! Besos.