La Cueva del Diablo

Si te gusta turistear con un aire a campo y además te gusta el amor filial, no debes dejar de conocer la Cueva del Diablo en el estado de Tlaxcala, México.

Todos los fines de semana viajábamos a casa de mi tía que no queda muy lejos pero tampoco está tan cerca, ahí vivían mis ocho primos y pues uno de ellos siempre me había parecido atractivo. Los tres años que llevaba de tratarlo pues todo era muy simple entre nosotros, yo puteaba con todos los que podía en la prepa pero con mi primo nunca me había animado debido al miedo a que se lo dijera a mi tía o a alguien de la familia pero cierto día yo lo noté algo curioso conmigo, me abrazaba mucho y aprovechaba para ponerme su vergota entre las nalgas con cada abrazo así de pinches primos inocentes. Había campo cerca de la casa y me dijo que si quería ir a conocer, le dije que estaba bien y en el camino aproveché para abrir un poco el escote de mi blusa y contonear mis bien formadas caderas. Mis primos los más chiquitos querían ir pero mi abuelo dijo que no porque nosotros éramos mala influencia y luego regresábamos tarde. Cuando sentí el me sujetó de la mano suavemente y me dijo:

  • Ven te voy a mostrar lo que le dicen la Cueva del Diablo. A lo que yo le respondí:

  • Primito eso me da miedo. - me abrazó fuerte y me dijo que caminara que con él nada me iba a pasar, síii como no. Caminamos hasta la dichosa cueva que no tenía nada de interesante, me recargué en una de las paredes y le dije:

  • ¿Esto que se supone que es? – mi primo se rió y dijo:

  • Le dicen la Cueva del Diablo porque aquí vienen las parejas a coger. – no pensé que tirara esa bola con tal desfachatez, me di la vuelta y sentí como el color se me subía a las mejillas, el lo interpretó como que me había apenado por lo que dijo u ofendido la verdad es que mi hendidura sexual estaba mojándose y el color se me subió a la cara.

  • Vamonos a la casa, comienza a hacer frío… - dijo y me le quedé viendo a ver que reacción tenía. Por un momento se puso pálido a lo mejor pensó que yo lo iba a acusar por haberme dicho eso. Vi su bulto bajo el pantalón y entonces ya no pude más necesitaba mamarle la verga, que me la metiera o por lo menos algo no sé un beso. Me acerqué a él con todas las intenciones de besarlo y se apartó.

  • Primo… me traes a la dichosa "Cueva del Diablo" ¿para nada?

  • Es mejor que nos vallamos de aquí, puede llegar alguien y ya sabes si se le ofrece… nos tenemos que ir. - dijo y entonces me desesperé bastante.

  • ¿Y que tal si se me ofrece a mi? - Lo siento primo, para que te metes a la cueva del lobo. Lo sentí incómodo y molesto pero me valió madres, me bajé la blusa y le mostré mis senos, peco de tener senos mas o menos bonitos y con un pezón enorme, dudo un poco, o yo más bien diría casi me congelo en la dichosita cueva con las tetas al aire por la indecisión de este tipo pero se acercó y suavemente comenzó a besar y a jugar con mis pezones. Los mordía y suavemente los jalaba poco a poco el primo fue agarrando más confianza, pronto ya estaba desesperado por bajarme el pantalón, cosa que no era muy difícil mis pantalones siempre eran de fácil acceso cuando un hombre estaba cerca. Metió su mano en mi entrepierna y dijo:

  • Cabrona no tienes nada de vello… - yo solo me reí y me dediqué a disfrutar sus caricias morbosas. - ¿Quieres que te monte escuincla? ¿Quieres que te la meta? – me preguntaba refregando su verga contra mi vientre. – Lo empujé, me guardé las tetas y me subí el pantalón. Le cerré un ojo y le dije:

  • Vamos a la casa que esta oscureciendo. – mi pobre primo abrió los ojos decepcionado y se subió el cierre que apenas lo estaba bajando. Sonreí y comencé a caminar, él no dijo ni una palabra hasta que llegamos a la casa.

  • Creí que si querías. – me dijo y le sonreí.

  • En ningún momento te dije que no quería. Es solo que si llegamos muy tarde nos van a buscar y cachonda si soy pendeja de ninguna manera… en la noche metete a mi cuarto. – le dije. Me miró sorprendido y solo lo vi sobarse su paquetito. Eso me hizo relamerme los labios. Para nuestra gran desgracia el teatrito se nos terminó justo ahí, al menos por ese día, porque mis padres dijeron que ya era mucho el tiempo en casa de mi tía y que otro día iríamos. Ayyy estaba tan de malas tan enojada que me molesté con mis padres y me quedé caliente y frustrada por lo menos hasta el otro día que me fui a putear con mi novio y su amigo.

Cuando regresamos la semana entrante mi primo me veía horrible, ojos de pistola, frío, frío. Llegó la hora de la comida y él ni me miraba. Estaba jugando con mi comida cuando decidí frotarle los pies con los míos. Al sentirlos los quitó. Muy bien este hombre se estaba pasando de fino conmigo. Mi prima Estela me dijo que me quedara que las vacaciones comenzaban y que iba a llegar una feria o no sé que cosa, como sea yo dije si claro. ¿Me quedó contigo o me quedo con Juan? – dije jugando, mi prima me metió un madrazo en el brazo y me dijo:

  • ¡¡¡Eso no se dice ni en broma!! – yo solo me reí. Muy bien, el permiso de mis padres ya estaba, la notita para mi primo por ser entregada y yo me levanté, salí de la cocina, salí de la casa, subí al campo y caminé a la dichosa Cueva del Diablo, cuando llegué vi a una pareja cogiéndose. El estaba en el piso y ella brincaba sobre el haciendo que sus tetas botaran bastante, nunca había visto tetas más grandes, y pene más pequeño, no entendía como podía estarse cogiendo con semejante cosita, sin embargo el verla moverse a ella me sirvió para comenzar a lubricarme. Al salir ellos palidecieron al verme. Yo les sonreí y les dije:

  • Buenas Tardes Señores.

  • Buenas… - me dijeron y se fueron de ahí apresurados. Yo me eché a reír, estuve esperando un buen rato y entonces pensé que seguro mi primo había leído la nota y la había mandado al carajo. Ya que… me fui caminando a la vereda que lleva a casa de mis tíos y entonces lo vi que iba subiendo. Me quedé quieta.

  • Pensé que ya no venías. – dije molesta y él me contestó.

  • Es que mi papá quería que lo ayudara con algo en la casa. – dijo y me rodeó con sus morenos brazos. Yo le sonreí y le conté entonces que había visto a una pareja follar ahí antes que nosotros, se estaba muriendo de risa. Entonces dijo:

  • Así me da risa pero si nos ven a nosotros me daría pena. – entonces me reí yo y le dije:

  • Ejelee primo tan rico que es putear frente a desconocidos.

  • me vio algo inquieto y me preguntó:

  • ¿Lo has hecho?

  • De repente. – dije sacándome las tetas para que me las manoseara a gusto.

  • Uy, uy, uy, entonces contigo no tendré piedad. – dijo sobándose las manos y luego su paquete, me encantaba que hiciera eso. Se quitó la chamarra y luego la camisa y las extendió en el piso aproveché para recostarme y bajarme el pantalón, me comencé a acariciar suavemente y él veía el espectáculo mientras se quitaba el cinturón lentamente, la forma en la que lo hizo me excito, cielos, había descubierto mi punto débil, cuando un hombre se quita el cinturón así todo sexy ya me dio hasta por el culo. Se bajó el cierre y sacó su vergota, no muy grande no muy pequeña a simple vista, comencé a mamarsela suavecito como si no supiera, y este ya estaba gimiendo y suspirando. Me la metí en la boca y comencé con un vaivén delicado mientras lo acariciaba con mi lengua muy suavemente, lo recorrí hasta los huevos y succioné despacito, entonces froté mis dedos en su glande y luego lo lamí al mismo tiempo. Me dijo que me detuviera que se iba a venir y que el quería la follada completa. O sea servicio completo.

Me ordenó abrirme de piernas y no lo hice, me puse como perra esperando su verga, pues madres que me da un giro inesperado y que comienza a mamarme el coño, pasaba su lengua por mi clítoris y metía dos, tres luego cuatro dedos en mi vagina. Le gustaba mandar y a mi no me gustaba obedecer, volví a colocarme como perra y me volvió a recostar boca arriba, me abrió las piernas violentamente y comenzó a penetrarme.

  • Oh cielos… murmuré al sentir la cabezota de su glande crecida entrar en mi agujerito. Estaba muy lubricada pero aun así estaba costando trabajo que entrara. Él se percató de eso y me acarició con su pene de arriba abajo causándome escalofríos entonces me lo empezó a meter lentamente, y comenzó a bombearme poco a poco más rápido hasta parecer una bestia que se iba a correr en mi vagina. Eso me dio miedo. Se sujetó a mis senos y los besaba con pasión y decía cosas como:

  • Cuanto te he deseado prima… te quiero… eres mía. – eso me daba mucho más miedo, yo no quiero ni nunca he querido comprometerme con alguien sentimentalmente. Entonces le dije que quería otra posición, me jaló las piernas con una maestría tal que quedé sobre él y comencé a moverme como había visto a la muchacha anteriormente, mi primo Juan decidió sobarme las tetas y comérselas a besos. Yo sentía que ya estaba por venirme y entonces me dio la vuelta dejándome de ladito como haciendo una cucharita, me besaba en la nuca y la espalda mientras pellizcaba y jalaba mis pezones.

  • Miauuuu, fóllame, fóllame más duro. – le gritaba. Es como característico mío que cuando me estoy viniendo pida más y además maulle como buena gatita que soy. Él se rió un poco y me siguió follando fuertemente, eran unas sensaciones tales que me hacían vibrar todo el cuerpo, por un momento no pude sostenerme yo misma y me moví sin desearlo, el tan famoso Señor Orgasmo había tocado a mi puerta y entró con brusquedad, mi primo seguía en el mete y saca concentrado, diciéndome cosas bonitas al oído. Lamiendo mi cuello, hasta que me dijo:

-Oye, quiero que me hagas algo especial. – Entonces pensé… este quiere culo.

  • Hazme una cubana. – Yeeeey!!!! Eso me emocionaba para mi no hay nada más cachondo que poner un pene entre mis tetas y lamerlo mientras me lo froto. Me movía frenéticamente como poseída, lo mamaba y lo follaba con mis tetas, el gemía de placer, entonces fue cuando dije que ya era mucho, me separé de él y me puse a gatas, se fue sobre mi coñito con su falo de inmediato, comenzó el mete y saca de una forma más violenta y el sonido que hacia su pene al entrar casi todo a mi vagina me causaba vértigo, estaba sintiendo que ahí venia un segundo orgasmo mi vagina estaba escurriendo y no era por su semen, aun aguantaba y yo lo sentía increíble. Otros se habrían corrido pronto, estaba jadeando y estaba muy concentrado en dar palmadas a mis nalgas, me las dejó adoloridas, rojas y manoseadas pero muy felices. Le pedí que no me eyaculara en la vagina porque no se había puesto el condón y me dijo que había una forma de evitar que el semen quedara en mi sin salirse. Entonces me explicó que ambos deberíamos empujar fuertemente nuestros cuerpos al momento de la eyaculación, comenzó a bombearme mucho muy fuerte y yo hice mi parte en vez de moverme en círculos como acostumbro siempre, me daba golpes contra la verga de mi primo, y como el lo dijo, su pene estaba entrando y saliendo completo de mi, en una salida se eyaculó sobre mi y en el piso y me lo siguió metiendo un poquito más.

Fue tan rico me vine por completo, sentía ese rico semen recorrer mis muslos. Le dije que deseaba probarlo y me di vuelta, lo probé y vi que había engordado un poquito más su falo, posiblemente fue mi imaginación pero estaba más gordito que cuando comenzamos, sobre todo el glande. Nos sentamos a discutir sobre como habíamos llegado ahí y si alguno de los dos tenía culpa. El me dijo que si sentía algo de culpa pues porque éramos primos y bla bla bla… yo le dije que no sentía culpa en lo absoluto, que me había encantado y que esperaba poder hacerlo con él más veces. Entonces me sonrió y me besó en los labios, regresó al tema de amores… y le dije que eso si no, yo cogía más no me enamoraba, así de simple, pareció descepcionarse de mi pero bueno, de eso han pasado los años y con respecto a su técnica de yo empujo y tu empujas y el semen no te entra… da un sin fin de emociones placenteras, pero me embaracé de él y perdí al niño a los dos meses. Él no lo supo pero eso sí desde que eso pasó nadie me eyacula en la vagina. En fin ahí les dejo este relato y espero sus comentarios. Gracias por leer.