La cuadratura del círculo

Es la primera vez que voy a escribir, tiene un toque de autobiografía.

Vivir en un pueblo pequeño conlleva a que al menos todas las caras te sean conocidas, tengas una idea leve de quién es quién, sus gustos, sus intenciones o por qué no, sus hobbies; bien, como de costumbre, soy un desastre y dejo todo para el último momento, y una mañana templada de Abril me encontraba en el parque próximo a mi instituto, sentada en un banco, estudiando de Historia para el examen que tenía en la próxima hora.

Oí murmullos, alcé la cabeza y reconocí a mi prima, me acerqué a ella y a sus amigas. Por aquél entonces circulaban "rumores bomba" contra mí, todos relacionados con mi orientación sexual, me tachaban de lesbiana cuando si quiera tenían la menor idea de mis historias, (las cuales la mayoría han sido con chicos, sí, soy bisexual), bien pues al parecer el rumor actual era que tenía una relación con una amiga mía, Caro, éstos rumores eran un boom morboso para cada cual lo circulaba u oía. Pues bien, conversé con mi prima, y de pronto una amiga suya nos interrumpe.

  • Hola, ¿Qué tal con Carolina? lo último que sé es que está de viaje con sus padres-.

Podría decir, sí es Jandra, la chica pija y guapa, la cual puede tener al chico que quiera cuando se le antoje. Me dejó atónita, la gente murmuraba cosas de mí, especulaba sin tener certeza de nada, y en cambio ella, viene y tan tranquila me pregunta por mi amiga, directamente.

- Eh... la verdad es que no sé mucho, se que se fue a Granada unos días-.

  • Sí, me dijo que pasó por un barrio y vió a una pareja de lesbianas con una niña y que era adorable la niña, se encariñó con ella y que la ciudad en sí es bastante mágica-.

Pues para ser yo la supuesta novia, sabía más ella de Caro que yo.

Tuve que finalizar mi conversación, mi examen iba a comenzar en 10min.

Hice el examen sin ningún problema, pero las clases continuaban y la verdad estaba un poco quemada por los rumores y por lo que acaba de pasar, así que opté por salir de nuevo al parque, vi de nuevo a Jandra allí, a lo lejos, sin saber por qué, tenía ganas de hablar de nuevo con ella, me distraje un rato con mis amigas, le conté lo ocurrido a Maca, mi mejor amiga, su reacción/respuesta fue: -"uhhh ésta quiere algo"-. Mi mirada coincidió con la de mi prima, y con un leve giro de cabeza me invitó a ir hacia allí, "¿por qué no? y así de paso veía a Jandra".

Mi prima me comentó que esa noche se iban deviaje de fin de curso, en crucero por el Mediterráneo, Jandra dijo que esa tarde tendría que hacer la maleta, sus padres accedieron en el último momento a darle el permiso para irse, estaban ambas nerviosas, no sacaron de nuevo ningún tema referente a mis gustos, simplemente hablamos de viajes, exámenes y bobadas varias.

Se fueron, esa semana pensé bastante en ella, en qué estaría haciendo y si se acordaría de mi, si le habría caído bien o no. Regresó, me contón mil idioteces que hizo perdida en las aguas del Mediterráneo y tierras italianas.

Llegó el verano, meses antes, pedí una beca para irme a estudiar a Nueva York, tuve suerte y me la concedieron. Jandra y yo habíamos perdido el contacto, pero no le había dado importancia, tenía demasiadas cosas en mente, supongo que ella también, además sería de locos que una chica como ella se fijara en mí. Si hablabas con algún tío de ella, no la conocían por Jandra, sino por "Jandra, la buenorra". Me repugnaba ese "seudónimo", le quitaban todo y solo le daban importancia a su físico, no iban más allá...

Ya en Nueva York, tan lejos de todo, familia, amigos, conocidos... desconecté de todo, la diferencia horaria y el no querer perderme ni un solo detalle de tan fabulosa ciudad hizo que apenas tuviera contacto alguno con España. Recuerdo llegar a las nueve de la noche a New Jersey, dónde me alojaba, encender el ordenador, conectarme y ver que estaba casi desértico, apenas gente conectada, y no me extrañaba, en España eran alrededor de las 3 de la mañana, pero en cambio, Jandra sí estaba conectada, por lo cual, alguna que otra noche, conversábamos hasta tarde.

Ese verano fue la muerte de Michael Jackson, ¿cómo no enterarse? si Time Square estaba salpicado con cientos de noticias en sus pantallas de publicidad con tal triste noticia, esa misma noche, Jandra me dijo que estaba muy triste, Michael, era uno de sus grandes ídolos, le comenté que al día siguiente iría a un museo de cera y estaría su figura de cera en ese museo, me pidió que le echara una foto.

Así lo hice, también hice unas cuantas fotografías a las noticias de Time Square. Al mandárselas, le dije que cuando llegara a España aparte de eso, le daría un pedacito de Nueva York, insistió en que no lo hiciera, pero yo quería, era una de las pocas personas que se mantenía en contacto conmigo y me hacía sentir que no estaba tan lejos de mi tierra.

Regresé a España, y con mi regreso, se apróximaban en septiembre los exámenes de las asignaturas que no aprobé, por lo cual, las últimas semanas de Agosto me las pasé en la biblioteca de mi pueblo, yo, por si acaso en mi mochila siempre llevaba el pedacito de Nueva York. Una tarde de biblioteca, apareció Jandra, no me lo esperaba, me puse nerviosa y cómo no, no estudié nada, a cada despiste notaba su mirada clavada en mí, y cuando ella no miraba, era yo quien obserbaba su cabello castaño claro o sus ojos de un verde amarillento que incitaban a sumergirte en ellos y no querer estar en otro sitio que en sus pupilas.

Se hicieron habituales los encontronazos en la biblioteca, en un descanso, escribí una nota, y en ella envolví el pequeño pedazo de Nueva York, me levanté, rocé su hombro con mi mano, dejé a su lado el papel, ella me miró e hizo un gesto de extrañada, yo le sonreí y me fuí a descansar del estudio. A la vuelta, como si de un boomerang se tratara, recibí su sonrisa, algo tímida, y en mis apuntes había una nota. En ella me soltó que era una boba por haberle traído algo, que habló conmigo en la distancia porque le encantaba, no por interés alguno.

Llegó Septiembre y con él, no sólo los exámenes sino también las ferias del pueblo. Salí la primera noche porque las demás las tendría llevas de exámenes, así que aproveché y me fui con mis amigas, por suerte o no, gané un peluche, una rana verde. Tras ello, nos fuimos a un parque, casualmente me econtré con Jandra. Le di el peluche.

  • Para ti- le dije.

Entusiasmada me dio un abrazo y comenzó a darme muchos besos. Creo que me puse roja, no estoy acostumbrada a que me abracen y den besos delante de tanta gente y más cuando podría ser el centro de todas las miradas.

-¡para, para!, tampoco es para tanto- pude decir al fin.

  • Sí, si es para tanto, es el primer regalo que recibo por mi cumpleaños- dijo al son de su sonrisa.

Me quedé callada, no sabía que era su cumpleaños, me abrazó de nuevo y cada una siguió su camino.

A la semana, dieron los resultados de los exámenes, Jandra se enteró de que repetía curso, justo a la misma vez que yo como loca en éxtasis supe que me iba a Granada a estudiar, en 10 metros cuadrados, sus lágrimas ganaron a mi sonrisa.

No me acerqué, había demasiada gente consolándola. Esa noche, paseando con mi bici, pasé por su calle, mis cables se cruzaron al recordarla llorando, así que frené, reconocí a sus abuelos, me acerqué y les di un amuleto, lo compré en Nueva York, sin tener a nadie en mente, es un amuleto que solo da suerte si es regalado, y esa noche, sentía que era para ella, por lo cual, se lo entregué a sus abuelos, les dije que era de mi parte, que le traería suerte.

Al día siguiente, tomando algo en un bar, entró ella con su novio de por aquél entonces, me vio en el fondo, sentada entre cervezas y risas, se olvidó de su novio y se dirigió hacia mi, me dio un beso en el pómulo derecho, despacio y con cariño, se alejó unos centímetros y de su cuello sacó el amuleto, me dio las gracias y se fue.

He de reconocerlo, me encantó Jandra, y su forma de hablar, reírse, mirar, sus gifos cuando la enrabietabas... El irme a Granada no hizo que la olvidara, a los dos meses regresé al pueblo, me escapé al que yo llamo "

mi refugio"

, al lado de un río, por aquél entonces vacío, como yo. Me fui con mi mejor amiga, Maca, sentadas en una roca, mirando el paisaje y pendientes de nuestra propia respiración.

-No sé por qué me he ido a Granada, ahora no siento ni que allí ni aquí es mi sitio, me falta algo... ¿crees que Jandra se acordará de mi?-.

  • Eso no lo sabrás hasta que no la veas, ¿por qué no le invitas a la fiesta que haces ésta noche en tu casa?-.

Así lo hice, le avisé de que organizaba esa noche una pequeña fiesta en mi casa.

Esa noche comenzó la fiesta sin ella, pero ya pasadas las doce, llegó y al entrar, todas las personas se quedaron con la boca abierta, estaba guapísima con su gran sonrisa de niña y sus paletas un tanto separadas, detalle que me dejaba ensimismada.

Comenzamos a hablar y hablar, sin hacer caso a nada ni nadie. No recuerdo qué tema tocamos, pero me puso sensible y me excusé en ir al baño, así que salí de allí, me senté próxima al baño, en la oscuridad, con la mirada perdida. Sin percatarme, alguien se acercó.

  • ¿qué te pasa?-.

Giré la cabeza hacia arriba y ahí estaba Jandra, con cara de preocupada, se sentó a mi lado, continuamos hablando y por acabar riendo como tontas, quería quedarse, pero tenía ganas de fumar, le dije que se esperar ahí, que iba a por su paquete de tabaco, y en un tramo, a la vuelta, miré hacia el cielo y ví cientos de miles de estrellas, fui hacia ella y sin decirle nada cogí su mano y la llevé hasta ese sitio, nos sentamos y con mis manos guié a su cabeza, orientándola hacia el cielo.

Continuamos hablando y empezó a hacer frío, me levanté y fui a por unas batas del trabajo de mi padre que había en el baño, la abrigué y continuamos con nuestra charla, de una forma u otra o por culpa del ambiente y el alcohol terminé soltándole de una forma suave lo tanto que me gustaba, ella se hacía la tonta, le encantaba verme sonrojada y tartamudear y a la vez le encantaba saber que me gustaba.

  • ¿Sabes?, soy capaz de darte un beso sin tocarte los labios - Me salió sin pensar, era una escena que ví en una película de Jennifer Aniston .

  • Eso es imposible- soltó intrigada.

  • Claro que es posible-.

-No te creo, a ver, explícame ¿cómo se hace eso?-.

  • ¿Explicar? eso no se puede explicar, solo hay una manera de comprobarlo-.

Segundos que solo hablaban nuestras miradas.

  • Chicas, estamos pensando en irnos ya para algún bar- interrumpió Rocío.

Me levanté, Rocío desapareció de escena para recoger las cosas de la fiesta, mientras tanto Jandra y yo fuimos al baño, a guardar las batas en la percha, iba sumergida en mi mente, entristeciéndome por haberme declarado y que ella no sintiera nada, o ni si quiera haber recibido una respuesta, nunca antes me había declarado a nadie, y menos a una chica.

Al salir del baño.

-¿Entonces, me vas a enseñar cómo es eso de besar sin tocar mis labios?-.

Al oír su pregunta, cuerpo y mente se quedaron de piedra.

Me acerqué despacio a ella, y comencé a reírme.

  • ¡Mierda!, con tus tacones no llego bien y no me podrá salir"- mentí.

Mecánicamente ella se quitó los tacones, a sus pies les dio igual el frío de Noviembre...